Bartu Urawan: «No renegaré de Cristo. Continuaré creyendo en Él hasta mi último suspiro»

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Este cristiano de la India murió tras ser arrojado a un estanque congelado donde le pedían que apostatara de su fe

En la India los derechos de las minorías están seriamente amenazados, por lo que muchos son perseguidos a causa de la fe

Este cristiano de la India murió tras ser arrojado a un estanque congelado donde le pedían que apostatara de su fe

Bartu Urawan tenía 50 años y vivía en el pueblo de Kubuaa, en la India. Un grupo de quince vecinos que profesan el culto a Sarna le ataron y le arrojaron a un estanque congelado. Ante la petición de que apostatara de su fe, el cristiano respondió: «No renegaré de Cristo. Continuaré creyendo en Él hasta mi último suspiro».

El hombre, un cristiano de Jhakhand, murió como mártir a causa de los repetidos paros cardíacos tras haber pasado 17 horas sumergido en el agua. En  Kubuaa, en el distrito de Palamu, Bartu Urawn residía con su esposa y su hijo Beneswar. Fue este último quien denunció el último episodio de violencia de los radicales hindúes contra un miembro de la minoría cristiana en la India, donde la Constitución- que es violada cada vez con mayor frecuencia- garantiza la libertad de culto.

Bartu y su familia se habían convertido al cristianismo hace unos diez años. Junto a ellos, también se convirtieron otras 9 familias del pueblo, de las cuales 7 fueron obligadas a volver a su religión originaria. La elección de la familia Urawn jamás fue aceptada por los otros habitantes del pueblo, pertenecientes a grupos tribales que profesan el culto a «Sarna», o sea «la religión de los árboles sagrados». Se trata de un ritual de antiguos orígenes, comunes a la mitología hindú, budista y jaina, que también prevé el sacrificio de animales.Cristianos en la India

Beneswar narró que sus padres hace tiempo se habían convertido en blanco de los indígenas hindúes, contrarios a la conversión. Por esto, en un intento extremo por hacerles renegar de su fe, un grupo de 15 personas los ató y los arrojó al agua congelada. Allí permanecieron durante toda la noche, mientras el joven era obligado a asistir a la tortura de sus padres.  Mientras que la madre logró sobrevivir, Bartu murió pero se mantuvo fiel a Jesucristo.

InfoCatólica publica además que como parte de la tortura,  el cristiano indio fue obligado a comer carne ofrecida en sacrificio y a consumir bebidas alcohólicas, mientras que el hijo fue obligado a beber agua contaminada.

Según el Informe Libertad Religiosa en el Mundo 2016, en la India los derechos de las minorías están seriamente amenazados, por lo que muchos son perseguidos a causa de la fe.

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