Acta del Martirio de los santos escilitanos (año 180 d.C.)

Martires escilitanos

Pasión de los santos escilitanos

En Scillium, pequeña localidad de Africa, año 180

 

Scillium, también conocida como Escilio,1​ es una antigua ciudad no identificada de Numidia, en el África romana, cercana a Cartago.

La primera de las pasiones vinculadas al norte de África es la Passio sanctorum Scillitanorum, que recoge el relato de la Pasión de un total de doce mártires cristianos en Scillium, el 17 de julio del 180, por negarse a rechazar el cristianismo y a jurar por el genius del emperador.​ En ella se recogen el acta proconsular del proceso y del martirio.

Los estudiosos consideran que se trata de una pasión original y primitiva, aunque se teoriza tanto que se trate actas auténticas sin intervención de redactor externo como la posible existencia de un redactor testigo del juicio, por elementos y frases ajenas al estilo de las actas proconsulares oficiales.

 

Siendo cónsules Presente, por segunda vez, y Claudiano, dieciséis días antes de las calendas de agosto, en Cartago, llevados al despacho oficial, Esperato, Nartzalo y Citino, Donata, Segunda y Vestia, el procónsul Saturnino les dijo:

- Podéis alcanzar el perdón de nuestro señor, el emperador, con solo que volváis a buen discurso.

Esperato dijo:

- Jamás hemos hecho mal a nadie; jamás hemos cometido una iniquidad, jamás hablamos mal de nadie, sino que hemos dado gracias del mal recibido; por lo cual obedecemos a nuestro Emperador.

El procónsul Saturnino dijo:

- También nosotros somos religiosos y nuestra religión es sencilla. Juramos por el genio de nuestro señor, el emperador, y hacemos oración por su salud, cosas que también debéis hacer vosotros.

Esperato dijo:

- Si quisieras prestarme tranquilamente oído, yo te explicaría el misterio de la sencillez.

Saturnino dijo:

- En esa iniciación que consiste en vilipendiar nuestra religión, yo no te puedo prestar oídos; más bien, jurad por el genio de nuestro señor, el emperador.

Esperato dijo:

- Yo no conozco el Imperio de este mundo, sino que sirvo a aquel Dios a quien ningún hombre vio ni puede ver con estos ojos de carne. Por lo demás, yo no he hurtado jamás: si algún comercio ejercito, pago puntualmente los impuestos, pues conozco a mi Señor, Rey de reyes y Emperador de todas las naciones.

El procónsul Saturnino dijo a los demás:

- Dejaos de semejante persuasión.

Esperato dijo:

- Mala persuasión es la de cometer un homicidio y la de levantar un falso testimonio.

El procónsul Saturnino dijo:

- No queráis tener parte en esta locura.

Citino dijo:

- Nosotros no tenemos a quien temer, sino a nuestro Señor que está en los cielos.

Donata dijo:

- Nosotros tributamos honor al César como a César; mas temer, sólo tememos a Dios.

Vestia dijo:

- Soy cristiana.

Segunda dijo:

- Lo que soy, eso quiero ser.

Saturnino procónsul dijo a Esperato:

- ¿Sigues siendo cristiano?

Esperato dijo:

- Soy cristiano.

Y todos lo repitieron a una con él.

El procónsul Saturnino dijo:

- ¿No queréis un plazo para deliberar?

Esperato dijo:

- En cosa tan justa, huelga toda deliberación.

El procónsul Saturnino dijo:

- ¿Qué lleváis en esa caja?

Esperato dijo:

- Unos libros y las cartas de Pablo, varón justo.

El procónsul Saturnino dijo:

- Os concedo un plazo de treinta días, para que reflexionéis.

Esperato dijo de nuevo:

- Soy cristiano.

Y todos asintieron con él.

El procónsul Saturnino leyó de la tablilla la sentencia:
Esperato, Nartzalo, Citino, Donata, Vestia, Segunda y los demás que han declarado vivir conforme a la religión cristiana, puesto que habiéndoseles ofrecido facilidad de volver a la costumbre romana se han negado obstinadamente, sentencio que sean pasados a espada.

Esperato dijo:

- Damos gracias a Dios.

Nartzalo dijo:

- Hoy estaremos como mártires en el cielo. ¡Gracias a Dios!

El procónsul Saturnino dio orden al heraldo que pregonara:

- Esperato, Nartzalo, Citino, Veturio, Félix, Aquilino, Letancio, Jenaro, Generosa, Vestia, Donata, Segunda, están condenados al último suplico.

Todos, a una voz, dijeron:

- ¡Gracias a Dios!

Y en seguida fueron degollados por el nombre de Cristo.

(BAC 75, 352-355)

 

 

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Santos Mártires Escilitanos - 17 de julio

Pasión de los santos escilitanos

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