El aviso en sueños a José y la matanza de los inocentes
Uno de los soldados penetra en una casucha y recorre con la antorcha el lugar: es el establo donde habitó la Sagrada Familia, y cada uno de los rincones se llena para el espectador de un indudable encanto.
Lo más llamativo de esta breve escena es la dulzura de la Virgen y su completa docilidad a lo que decide José.
El período de la Navidad termina con dos acontecimientos simultáneos: la matanza de los inocentes y, justo antes, el aviso en sueños a José.
Del aviso en sueño hay dos películas que han hecho una puesta en escena muy semejante: El Evangelio según San Mateo (1964) y María de Nazaret (1995). La segunda, inspirada claramente en el filme de Pasolini, añade su peculiar estilo simbólico: el recurso a una luz intensa para sugerir la presencia de lo sobrenatural. La cámara enfoca primero a la Virgen con el Niño, se desplaza luego hasta José, y entonces sucede el anuncio en sueños. Lo más llamativo de esta breve escena es la dulzura de la Virgen y su completa docilidad a lo que decide José.
Una composición escénica parecida es la que antes había diseñado Pasolini en el filme de los sesenta. La cámara muestra primero a la Virgen y el Niño, se recrea en Él, y sólo después pasa a José. Aquí el Ángel sí aparece: con esa imagen adolescente que vimos en el aviso inicial del Ángel, y con la autoridad firme de un ser celestial: “Coge al Niño y a su Madre y huye a Egipto”.
La partida apresurada de Belén se llena de nostalgia: por una parte, por la música que oímos de fondo (los coros de “La pasión según san Mateo”, de Bach, que cantan solemnes: “Caemos de rodillas, llorando”); por otra, por esa mirada conmovida de María, que recorre con melancolía los lugares de Belén que habitó su Hijo. Sabe que es la última vez que los contempla. Y este sentimiento de añoranza llena esta última parte de la secuencia fílmica.
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Fuente: Alfonso Méndiz, Jesucristo en el cine