Está delante del monte Sion y entre ambos forman la explanada del Templo de Jerusalén
El monte Moria, o Moriah, como también se lo conoce, es uno de los lugares sagrados más importantes para la cultura hebrea y el cristianismo. Allí subió Abraham, según indica la Biblia, con su hijo Isaac para sacrificarlo y ofrendarlo a Dios. Un ángel detuvo su brazo, cuando estaba por hacerlo y lo incitó a que sacrifique a un carnero.
Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahám. Le dijo: «¡Abrahám!». Él respondió: «Aquí estoy». Dios dijo: «Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré». Abrahám madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
Al tercer día levantó Abrahám los ojos y divisó el sitio desde lejos. Abrahám dijo a sus criados: «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros». Abrahám tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahám, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Abrahám contestó: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahám levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahám alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abrahám, Abrahám!». Él contestó: «Aquí estoy». El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo». Abrahám levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abrahám llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «En el monte el Señor es visto». El ángel del Señor llamó a Abrahám por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz» (Gen 22, 1-18).
El Monte del Templo, uno de los diferentes nombres del lugar, posee un importante sentido sagrado para cristianos, musulmanes y judíos, con respecto a la discordia entre las tradiciones.
La región del Monte del Templo
El Monte del Templo, situado en Jerusalén, es uno de los menores montes de la región, con 743 metros por encima del nivel del mar. Esta parte limita al oriente con la Puerta Dorada (foto) – según la tradición cristiana, a través de este portal Jesús entró en Jerusalén, y, en la tradición judaica, es por donde entrará el Mesías, ya que los judíos no creen que Jesús lo sea.
Jerusalén es una ciudad montañosa y, entre todas las montañas, el Monte Moriah es el más cercano a la Ciudad Antigua de Jerusalén, limitando al oeste con el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del mundo para los judíos por ser lo que restó del Segundo Templo.