«Pobrecitos, los cristianos tibios están en gran peligro» -Papa Francisco.

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Estos cristianos «tibios» corren grandes peligros

En la homilía matutina de Casa Santa Marta, el Pontífice recuerda que un creyente sin memoria desu encuentro con Jesús pierde la esperanza y la valentía, y se vuelve «tibio».

Estos cristianos «tibios» corren grandes peligros

MAURO PIANTA

ROMA

Los cristianos, muchos, que han perdido la memoria del encuentro con Cristo, el entusiasmo del «primer amor», hacen daño «al corazón». Estos cristianos «tibios» corren grandes peligros. Lo dijo Papa Francisco esta mañana durante la homilía en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana.

El Papa partió en su homilía de la frase inicial de la Carta a los Hebreos, en la que el autor invita a todos a recordar «aquellos primeros días», esos en los que se recibió la «Luz de Cristo». Ese día particular, el «día del encuentro con Cristo», observó el Papa, no debe ser olvidado nunca, porque es el día «de una gran alegría», de las «ganas de hacer cosas grandes». Y, con la memoria, nunca hay que perder la «valentía de los primeros tiempos» ni el «entusiasmo», la «franqueza» que nacen del recuerdo del primer amor: «La memoria es muy importante para recordar la gracia recibida, porque si nosotros perdemos este entusiasmo que viene de la memoria del primer amor, este entusiasmo que viene del primer amor, llega ese peligro tan grande para los cristianos: la tibieza. Los cristianos ‘tibios’, ¡eh! Pero están allí, detenidos, y sí, son cristianos, pero han perdido la memoria del primer amor. Y sí, han perdido el entusiasmo. También han perdido la paciencia, ese ‘tolerar’ las cosas de la vida con el espíritu del amor de Jesús; ese ‘tolerar’, ese ‘cargar sobre los hombros’ las dificultades… Los cristianos tibios, pobrecitos, son un grave peligro».

Cuando Papa Francisco piensa en los cristianos tibios, dos imágenes un poco desagradables pero incisivas vuelven a su mente. La del «perro que vuelve a su vómito», evocada por Pedro, y la otra de Jesús, para quien hay personas que al decidir seguir el Evangelio sí han echado de ellas al demonio, pero cuando éste vuelve con fuerza le abren la puerta sin estar en guardia y así el demonio «toma posesión de aquella casa» inicialmente limpia y bella. Que es como decir, volver al «vómito» de aquel mal en un primer tiempo rechazado. El cristiano, afirmó Francisco, «tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. Llamar a la memoria para no perder aquella experiencia tan bella del primer amor, que alimenta la esperanza. Tantas veces la esperanza es oscura, pero va adelante. Cree, va, porque sabe que la esperanza no decepciona, para encontrar a Jesús. Estos dos parámetros son precisamente el marco en el que podemos custodiar esta salvación de los justos que viene del Señor». Y esta salvación, explicó el Papa citando un pasaje del Evangelio, «debe ser protegida para que la pequeña semilla de mostaza crezca y dé su fruto».

«Dan pena, hacen mal al corazón tantos cristianos – ¡tantos cristianos! – a medio camino, tantos cristianos fracasados en este camino hacia el encuentro con Jesús, partiendo del encuentro con Jesús. Este camino en el que han perdido la memoria del primer amor y no tienen esperanza». «Pidamos al Señor –fue la oración conclusiva del Santo Padre en esta homilía– la gracia de custodiar el regalo, el don de la salvación».

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