Benedicto XVI propone a los cristianos maronitas valorar su herencia como un tesoro

"Los cristianos somos piedras vivas del templo del Espíritu Santo"

 

El Papa cita a San Pedro en su visita a la catedral maronita de Chipre

CHIPRE, 6 JUN 2010 (VIS).-

A las 16,30 el Santo Padre llegó a la catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias, construida gracias a una colecta de los fieles y a la contribución del gobierno chipriota y consagrada en 1960.

   
 

Costa de Chipre

El Papa, a quien recibió el arzobispo maronita de Chipre, Youssef Soueif, afirmó: "Con  la visita a este edificio peregrino espiritualmente a cada iglesia maronita de la isla. Os aseguro que con el afecto de un padre, me siento cercano a todos los fieles de estas comunidades tan antiguas".

"Esta Iglesia Catedral -continuó- representa por diversos aspectos la verdadera historia, larga y rica, a veces turbulenta, de la comunidad maronita en Chipre. Los maronitas llegaron a estas orillas en diversos períodos a lo largo de los siglos y a menudo sufrieron duras pruebas por permanecer fieles a su específica herencia cristiana. Sin embargo, aunque su fe ha sido acrisolada como el oro por el fuego, han perseverado en la fe de sus padres, una feque en este momento ha pasado a vosotros, Maronitas Chipriotas de hoy. Os exhorto a valorar como un tesoro esta gran herencia, este regalo precioso".

"El edificio de esta Catedral nos recuerda también una importante verdad espiritual. San Pedro afirma que los cristianos somos piedras vivas que entramos "en la construcción del templo del Espíritu formando un sacerdocio sagrado para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo". Junto con todos los cristianos del mundo, somos parte de este gran templo que es el Cuerpo Místico de Cristo. Nuestro culto espiritual, ofrecido en muchas lenguas, en tantos lugares y en una hermosa variedad de liturgias, es una expresión de la única voz del Pueblo de Dios, unido en oración y en agradecimiento a él, en comunión permanente de unos con otros. Esta comunión, que tanto apreciamos, nos impulsa a llevar la Buena Noticia de nuestra nueva vida en Cristo a toda la humanidad".

"Ésta es la tarea que comparto hoy con vosotros: suplico que vuestra Iglesia, en unión con todos vuestros pastores y con el Obispo de Roma, crezca en santidad, en fidelidad al Evangelio y en amor por el Señor y por todos", concluyó el Santo Padre.

Después del saludo del Papa, Su Beatitud el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, Patriarca de Antioquía de los Maronitas, rezó la Oración del Perdón, según la liturgia siríaca y tras un himno de invocación a la Virgen, el Santo Padre se trasladó en automóvil al aeropuerto de Larnaca.

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