"Cristo en la ciudad. Estructura personal de las primeras comunidades cristianas"
Eloy Tejero
EUNSA
Eloy Tejero describe en "Cristo en la ciudad" los textos y contextos de la pluralidad del cristianismo antiguo, analiza sus causas y marca las diferencias.
El estudio de los orígenes del cristianismo y de la Antigüedad cristiana siempre es fascinante. La vuelta a las fuentes, a la que nos invitó el Concilio Vaticano II, significa no perder de vista el horizonte de lo originario.
En este sentido las publicaciones que representan o una novedad en la investigación de ese período, o una síntesis de las investigaciones actuales sobre diversos aspectos, son siempre bienvenidas.
Ocurre así con este grueso volumen del profesor emérito de Historia del Derecho Canónico y de Derecho Romano de la Universidad de Navarra, don Eloy Tejero. No es la primera vez que este acreditado docente se ha acercado a analizar algún aspecto esencial de la vida de los primeros cristianos. Hacía tiempo que nos había entregado “El Evangelio de la casa y de la familia”.
Estatuto jurídico
Ahora aborda la cuestión del estatuto jurídico, de la estructura personal –formas de relación personal-, de los ciudadanos del imperio en relación a la pluriformidad de maneras de pertenencia o adscripción, de linajes, tradiciones, culturas.
Una de las cuestiones subyacentes a esta minuciosa radiografía del contexto cívico de la aparición del cristianismo, y de su expansión, está relacionada con la de la pluralidad del cristianismo primitivo. Una pluralidad, que no solo pluralismo, no siempre bien entendida por los estudiosos, ni siempre bien utilizada en el debate y la argumentación teológica.
Por eso este volumen tiene un valor añadido en la medida en que nos describe los textos y contextos de esa pluralidad del cristianismo Antiguo, analiza sus causas, establece y marca las diferencias. Pero no lo hace desde contraposiciones, dialécticas que proceden más de una mirada ideológica que del análisis rigurosos de los datos de la historia. Por eso el valor de la conclusión de que son más las afinidades y vínculos que las diferencias.
Judíos y paganos
En concreto y simplificando mucho las cosas. Desde la resurrección del Señor y Pentecostés el Evangelio se predica a, digamos, tres grandes grupos de oyentes según la pertenencia a una tradición religiosa, cultural y lingüística.
En primer lugar a los judíos, digamos, primero de Jerusalén y Palestina, que proceden del judaísmo normativo, también plural. Este grupo serán los judeo-cristianos que utilizarán, mayoritariamente, el arameo como lengua vehicular. Auque es cierto que, en algunos casos y en algunos ámbitos, pueden utilizar el griego.
En segundo lugar están los que se convierten al cristianismo procedentes del judaísmo-helenista, de mentalidad helénica, que pueden estar en la diáspora o no y que usan mayoritariamente el griego.
Y, en tercer lugar, están a los que se les predica a Cristo muerto y resucitado procedentes del paganismo, cristianos antes paganos, es decir, que no son judíos, y que pueden ser de múltiples procedencias y pueden hablar latín, griego además de los idiomas de sus lugares de origen.
Lo que hace este libro es seguirle la pista a cada uno de esos grupos en cada unas de las grande áreas geográficas del mundo contemporáneo de Jesús: Palestina, Siria, Mesopotamia, Irán, Armenia, Alejandría y Egipto, Etiopía, Anatolia y Grecia, y Roma, principalmente para ver cómo vivían los cristianos, en qué estatus de ciudadanos se encontraban, cómo la casa era clave en las relaciones sociales, cuál era su lengua, sus costumbres, las formas de relacionarse y de ejercer sus derechos, si lo tuvieran, la literatura cristiana incipiente que se elabora en cada contexto, desde los Evangelios a los primeros textos cristianos.
Hay que destacar en este libro, dos capítulos oportunos e interesantes. El primero es el dedicado a las comunidades personales en las ciudades y en los campos destinatarias del ministerio episcopal y presbiteral, que es uno de los grandes temas el cristianismo antiguo.
Y el segundo el dedicado a la estructura de las comunidad de Roma y en Occidente, por eso de la singularidad de la comunidad de Roma en sus relaciones con el resto de comunidades cristianas esparcidas por el mundo.
Una contribución, esta sobre la Antigüedad cristiana, que no debe pasar inadvertida.
El jueves 25 de julio por la noche, se declaró un gran incendio en la parte este del Monte Tabor, no muy lejos del santuario de la Trasfiguración.
“Alrededor de las 17:00 las fuerzas del orden llegaron al santuario y evacuaron, por seguridad, a la comunidad de frailes menores franciscanos asignados al santuario y a la comunidad de Mundo X que reside de forma estable junto al convento”, explica fray Ricardo María Bustos, vicario y ecónomo local. “Yo me quedé aquí, junto a un joven de Mundo X, para evaluar la situación y ayudar en los trabajos de las fuerzas de seguridad. Nos pidieron poder acceder a un punto de observación alto para valorar la extensión del incendio. Desde allí advertimos que las llamas habían llegado a 200 metros del convento, pero el mayor peligro había pasado y el fuego estaba controlado”. La emergencia se declaró oficialmente superada hacia las 21:00, hora en que se permitió regresar a sus hogares a los frailes y a los demás jóvenes.
Una primera revisión de daños, llevada a cabo por la mañana, confirmó la integridad de los edificios. No obstante, tanto los bomberos como una representación de laautoridad de parques israelíes siguen presentes en la zona y continúan controlando el área. Actualmente todo está volviendo a la normalidad y en breve se permitirá la subida a los primeros grupos de peregrinos. Hay que esperar a las primeras horas de la tarde, en las que con frecuencia soplan fuertesvientos, para asegurar que el peligro está superado.
“Precisamente ayer trasladamos la estatua de San Francisco a un lugar más visible”, comenta fray Ricardo, “y hacia él dirigí la mirada cuando salía del convento, en una situación de confusión general, le dije: eres el único que puede dominar al hermano fuego. Esto debe ser para nosotros una confirmación de que San Francisco cuida a sus hijos”.
Giovanni Malaspina
Iglesia de San Pedro en Gallicantu
Es una de las iglesias más impactantes de Jerusalén, que conmemora la triple negación de Pedro de su Señor, su arrepentimiento inmediato y su reconciliación con Cristo luego de la Resurrección.
Construida sobre una ladera casi vertical, la Iglesia de San Pedro en Gallicantu está construida sobre el costado oriental del Monte Sión.
Sobre su techo se alza un gallo dorado, encima de una cruz negra, recordando la profecía de Cristo de que Pedro lo negaría tres veces "antes que cantara el gallo". Galli-cantu significa canto del gallo en latín.
La negación de Cristo por Pedro está descrita en los cuatro Evangelios (más sucintamente en Mateo 26:69-75). Tres de los Evangelios también relatan sus amargas lágrimas de arrepentimiento.
El escenario de la desgracia de Pedro fue el patio de la casa del sumo sacerdote Caifás. La Congregación de los Asuncionistas, que construyó la Iglesia de San Pedro en Gallicantu sobre las ruinas de una basílica bizantina, cree que está construida sobre el lugar de la casa del alto sacerdote. Bajo la iglesia se encuentra un calabozo que se cree que es la celda en la cual fue detenido Jesús en la noche siguiente a su arresto.
La Iglesia de San Pedro en Gallicantu está construida en cuatro niveles diferentes: iglesia superior, iglesia media, el cuarto de guardas y el calabozo. Su diseño y arte son una mezcla colorida de obras contemporáneas y antiguas.
En el patio, una estatua representa la negación, incluyendo el gallo, la mujer que preguntó a Pedro y un soldado romano.
En el interior, a la derecha, hay dos mosaicos de la era bizantina. Descubiertos durante la excavación, es más probable que fueran parte del piso de la iglesia bizantina del siglo V.
El techo es una característica impactante. Está dominado por una enorme ventana en forma de cruz, diseñada con una diversidad de colores radiantes. Tres grandes mosaicos cubren la pared posterior y dos paredes laterales. De frente a la entrada, hay un Jesús atado que está siendo interrogado en la casa de Caifás, a la derecha se observa a Jesús y sus discípulos en la Última Cena, y a la izquierda, Pedro es representado en un antiguo vestido papal, como el primer Papa.
Bajando las escaleras, en la iglesia media, las figuras sobre los altares representan la negación de Pedro, su arrepentimiento y reconciliación con su Maestro a las orillas del Mar de Galilea, luego de la Resurrección.
Muchas de las inscripciones de la iglesia están en francés, ya que los Asuncionistas son una orden religiosa francesa.
Pasaje Evangélico
Los que aprendieron a Jesús le llevaron ante el sumo sacerdote Caifás. A pesar que se presentaron varios testigos, no se pusieron de acuerdo, Jesús permaneció callado ante las falsas acusaciones. Caifás entonces le dijo: “Yo te conjuro por el Dios vivo que nos digas si Tú eres el Cristo, el hijo de Dios”. Respondió Jesús: “Si, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y venir sobre las nubes del cielo”. Dijo Caifás: “Ha blasfemado ¿qué necesidad tenemos ya de castigos? Reo es de muerte.” Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: “¿Adivina quién te ha pegado?” ( Mt. 26, 57-68).
Fue descubierta una antigua vía de la época herodiana por la que posiblemente paso Jesús numerosas veces, era el camino natural para ir del Cenáculo al Monte de los Olivos y a Betania, hecha de escalones, se han dado a la luz en las excavaciones delante de la iglesia de san Pedro en Gallicantu.
Existen abundantes documentos escritos que prueban que el cristianismo no está basado en un cuento de hadas
Si preguntas a un cristiano qué prueba escrita tiene de que Jesús es una figura histórica y probablemente señalará exclusivamente a la Biblia. Las cartas de san Pablo, escritas 25 años después de la muerte de Jesús, y los Evangelios del Nuevo Testamento, el más antiguo de ellos escrito unos 70 años después de los sucesos descritos, se basan en testimonios oculares de quienes vivieron en tiempos de Jesús en la tierra.
Aunque la abundancia de escritos cristianos que avalan la existencia de Jesús es aceptada por la mayoría de historiadores, también existe un consolidado registro de testimonios no cristianos que afirman que Jesús de Nazaret fue un personaje histórico que vivió hace unos 2000 años.
Los documentos históricos que confirman la existencia de Jesús incluye escritos tanto de historiadores romanos como judíos, literatura rabínica y cronistas anticristianos que vivieron durante los primeros días del cristianismo:
1. Flavio Josefo (37-100 d. C.)
Se cree que el primer autor no cristiano que menciona a Jesús es el historiador judío Flavio Josefo (nacido Yosef ben Matityahu), que escribió una historia del judaísmo en torno al año 93, las famosas Antigüedades de los judíos. En sus escritos menciona una serie de personajes del Nuevo Testamento, incluyendo a Jesús, Juan Bautista y al “hermano” de Jesús, Santiago.
En las Antigüedades, Josefo escribe:
Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito llamarlo hombre, porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y muchos gentiles. Era el Cristo. Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él. Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos. (Antigüedades 18:3:3).
Sin embargo, este pasaje es un poco controvertido y, aunque los investigadores aceptan que Josefo mencionó a Jesús, sospechan que un escriba cristiano alteró el pasaje para retratar bajo un prisma positivo a Jesús.
El siguiente pasaje, en el que Josefo menciona a Jesús y su “hermano” Santiago, establece firmemente la existencia de Jesús:
Por haber muerto Festo y encontrarse Albino todavía en camino, [Anás] instituyó un consejo de jueces [sanedrín], y tras presentar ante él al hermano de Jesús el llamado Cristo, de nombre Santiago, y a algunos otros, presentó contra ellos la falsa acusación de que habían transgredido la Ley y, así los entregó a la plebe para que fueran lapidados. (Antigüedades 20:9:1).
2. Tácito (56-120 d. C.)
Los investigadores señalan al historiador romano Tácito para confirmar que la crucifixión de Jesús tuvo lugar realmente. En sus Anales, registra la muerte de Jesús a manos de Poncio Pilato:
En consecuencia, para deshacerse de los rumores, Nerón culpó e infligió las torturas más exquisitas a una clase odiada por sus abominaciones, quienes eran llamados cristianos por el populacho. Cristo, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y la superstición muy maliciosa, de este modo sofocada por el momento, de nuevo estalló no solamente en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las cosas espantosas y vergonzosas de todas partes del mundo confluyen y se popularizan. En consecuencia, el arresto se hizo en primer lugar a quienes se declararon culpables; a continuación, por su información, una inmensa multitud fue condenada, no tanto por el delito de incendiar de la ciudad como por su odio contra la humanidad.
3. Plinio el Joven (62-11 d. C.)
Los escritos de un gobernador romano en Asia Menor, Plinio el Joven, establecen que los antiguos cristianos adoraban a Jesús como a un dios. A continuación, resume lo que aprendió tras interrogar a cristianos:
[Los cristianos afirmaban] haberse reunido regularmente antes de la aurora en un día determinado y haber cantado antifonalmente un himno a Cristo como a un dios. Hacían voto también no de crímenes, sino de guardarse del robo, la violencia y el adulterio, de no romper ninguna promesa, y de no retener un depósito cuando se lo reclamen. (Epístolas 10.96)
4. Literatura rabínica judía
Hay una serie de obras clásicas de los escritos rabínicos judíos (el Talmud babilónico en particular) que contienen referencias a Jesús.
El historiador Joseph Klausner resume estas alusiones en su libro Jesús de Nazaret:
Hay enunciados confiables en lo que respecta a que su nombre era Yeshua (Yeshu) de Nazaret, que “practicó la hechicería” (es decir, que realizó milagros como era corriente en aquellos días) y la seducción, y que conducía a Israel por mal camino; que se burló de las palabras de los sabios y comentó la Escritura de la misma manera que los fariseos; que tuvo cinco discípulos; que dijo que no había venido para abrogar nada en la Ley ni para añadirle cosa alguna; que fue colgado de un madero (crucificado) como falso maestro y seductor, en víspera de Pascua (que cayó en sábado); y que sus discípulos curaban enfermedades en su nombre. (J. Klausner, Jesús de Nazaret, p. 44)
5. Luciano de Samósata (125 – 180 d. C. aprox)
El autor pagano Luciano de Samósata, humorista, aunque ridiculizaba a los cristianos, aceptaba que Jesús existió de verdad:
[Los cristianos] todavía siguen adorando a aquel gran hombre que fue crucificado en Palestina por haber introducido entre los hombres esta nueva religión. (…) Y es que los infelices creen a pie juntillas que serán inmortales y que vivirán eternamente, por lo que desprecian la muerte e incluso muchos de ellos se entregan gozosos a ella. Además su fundador les convenció de que todos eran hermanos. Y así, desde el primer momento en que incurren en este delito reniegan de los dioses griegos y adoran en cambio a aquel filósofo crucificado y viven según sus preceptos. Por eso desprecian los bienes, que consideran de la comunidad. (Luciano, Sobre la muerte de Peregrino)
6. Celso (siglo II)
Este filósofo griego del siglo II, aunque también criticaba a los cristianos, afirmaba la existencia de Jesús. Aquí escribe que Jesús realizó sus milagros a través de hechicería:
¡Oh luz de la verdad! Con sus propias palabras, según vosotros mismos consignasteis por escrito, anuncia que vendrán a vosotros otros que se valdrán de milagros semejantes siendo unos malvados hechiceros. Y hasta nombra a un cierto Satanás como autor de tales tramoyas. Así, ni él mismo niega que todo esto no tiene nada de divino, sino que son obras de hombres malvados. Y, forzado de la verdad, descubrió los artilugios de los otros y desacreditó, a par, los suyos propios. Ahora bien, ¿no es cosa miserable tener, por las mismas obras, a uno por un dios y a otros por hechiceros? ¿Por qué razón, si a esos hechos nos atenemos, tener por más malvados a los otros que a éste, más que más que él nos vale de testigo? Todo eso confesó él mismo no ser signos de naturaleza divina, sino de gentes embusteras y padrones de toda maldad.
La carta, fechada 230 años después de Cristo, "no deja dudas sobre el sentimiento cristiano de su autor", según Sabine Huebner, profesora de Historia Antigua en la Universidad de Basilea.
Científicos de la Universidad de Basilea (Suiza) han identificado la carta privada cristiana más antigua conocida. Se trata de un papiro de principios del siglo III y nombrado "P.Bas. 2.43", según indica un comunicado difundido este jueves por la Universidad.
La carta, datada en el año 230 después de Cristo, ofrece información sobre el mundo de los primeros cristianos del Imperio Romano y es más antigua que todos los testimonios documentales cristianos previamente conocidos del Egipto romano.
El contenido de papiro señala que los cristianos ya se encontraban a principios del siglo III lejos de las ciudades del interior egipcio, donde asumieron funciones de liderazgo político y en su vida cotidiana no se distinguían de su entorno pagano.
De esta manera, la información cuestiona la idea de que los primeros cristianos en el Imperio Romano son pueblos excéntricos y perseguidos, tal como son retratados habitualmente.
El papiro, desde hace más de 100 años propiedad de la Universidad de Basilea, incluye una carta mandada de Arrianus a su hermano Paulus y "destaca", según el comunicado, de las otras cartas recibidas del Egipto grecorromano por su fórmula de saludo final: "Rezo para que estés bien, en 'el Señor' ", usando una ortografía abreviada al final.
"El uso de esta abreviatura, estamos hablando de un llamado 'nomen sacrum', no deja dudas sobre el sentimiento cristiano del autor", dice Sabine Huebner, profesora de Historia Antigua en la Universidad de Basilea.
"Pablo es un nombre muy raro en ese momento, y podemos deducir que los padres mencionados en la carta ya eran cristianos y que habían dado a a su hijo el nombre del apóstol 200 años después de Cristo", explica Huebner. Además, la carta proporciona detalles sobre los orígenes sociales de esta familia cristiana primitiva: los dos hermanos eran hijos jóvenes educados de la élite local, terratenientes y funcionarios.
"No es sorprendente que los primeros cristianos también participaran en la vida cotidiana romana. Y también valoraron los mismos bienes que sus conciudadanos no cristianos", destacó a Efe el Doctor Sebastian Ristow del Instituto Arqueológico de la Universidad de Colonia.
El hecho de que gran parte de los primeros cristianos vivió de una manera "verdaderamente piadosa y ascética" está documentado en los escritos de los Padres de la Iglesia, agregó.
El papiro proviene del pueblo Theadelphia (Egipto) y pertenece al Heroninos, el archivo de papiro más grande de la época romana, concluye el comunicado.
La Universidad de Basilea fue una de las primeras universidades en el ámbito de la lengua alemana y la primera en la Suiza alemana en crear una colección de papiros propia a comienzos del siglo XX.
En ese momento, el estudio de papiros era una disciplina floreciente y se esperaba ganar con ella informaciones sobre la evolución del cristianismo primitivo.
En diciembre de 2018, el Reino Unido publicó una investigación independiente sobre la persecución de cristianos en todo el mundo.
La embajada británica ante el Vaticano lo ha dado a conocer en Roma. Lo ha presentado en la basílica de San Bartolomé en la isla Tiberina, que custodia reliquias de mártires cristianos asesinados a partir del siglo XX.
Sally Axworthy, embajadora británica ante la Santa Sede, cree que es importante entender la situación para ayudar a los cristianos perseguidos.
SALLY AXWORTHY
Embajadora Británica ante la Santa Sede “Algunas estadísticas son impresionantes. El informe dice que el 80% de las personas que sufren persecución por sus creencias religiosas son cristianos. Dice que 245 millones de cristianos están siendo perseguidos. Son números grandes y conseguir que la gente hable de esto es el primer paso. Luego tenemos que ver qué podemos hacer para proteger a las personas que están sufriendo por sus creencias religiosas".
El informe identifica un aumento cada vez mayor de la persecución a cristianos. Dice que en lugares como el Medio Oriente, el cristianismo “se enfrenta a la posibilidad de ser aniquilado”. Por ejemplo, en Siria la población cristiana ha disminuido de 1,7 millones en 2011 a menos de 450.000 personas en la actualidad.
Intervino el sacerdote Boniface Mendes. Dijo que en Pakistán el extremismo islámico persigue a los cristianos. Asegura que las niñas son secuestradas, violadas y obligadas a convertirse al Islam. Además, dice que gobiernos como el británico no los han escuchado durante mucho tiempo.
P. BONIFACE MENDES
Diócesis de Faisalabad (Pakistán) “Hay estudiantes que tienen muy buenas notas para ser médicos, pero pierden 20 puntos porque no saben recitar el Corán. Mientras que un musulmán, conozca o no el Corán, obtendrá un certificado que dice que ha pasado la prueba y obtiene 20 puntos por ello”.
También la hermana Mónica Chikwe explicó que en países como Nigeria este tipo de persecución es alimentada por la falta de educación y manipulación.
SOR MONICA CHIKWE
Hermanas Hospitalarias de la Misericordia (Nigeria) “La ignorancia y el analfabetismo son algunas de las principales causas de persecución. Muchas religiones adoctrinan a sus miembros de un modo que intensifican la violencia y los asesinatos. Les hacen creer que al matar a alguien recibirán un premio en el Cielo. Las personas que no tienen educación son fácilmente manipulados".
El informe espera aumentar la conciencia y la acción para hacer frente a la amenaza cada vez mayor contra el cristianismo en todo el mundo.
El 20 de julio el cardenal Robert Sarah celebra sus cincuenta años como sacerdote. Dice que su vocación comenzó cuando vió a unos misioneros que se levantaban antes del amanecer para rezar.
CARD. ROBERT SARAH
Prefecto, Congregación para el Culto Divino “Cuando era pequeño, me preguntaba: '¿Qué hacen estos hombres en silencio en la oscuridad? Porque no había electricidad en mi pueblo. Seguramente están hablando con alguien que ven, que conocen”. “Y cuando uno de ellos me preguntó, '¿Quieres ir al seminario?', no sabía lo que era. Pregunté: '¿Qué se hace ahí?' 'Allí vas para ser como nosotros...' Dije que sí. Quería conocer a esa Persona que ellos veían en el silencio y la oscuridad de la capilla”.
Han pasado los años y sigue tomando como modelo la generosidad de estos misioneros que llegaron hasta su tierra para ayudar a los africanos.
CARD. ROBERT SARAH
Prefecto, Congregación para el Culto Divino “No vinieron para ganarse nada, sino para servirnos, para salvarnos, igual que Cristo. No vino para ganar, sino para dar su vida. Y estos la dieron... Algunos fallecieron muy jóvenes”. "Por eso, para mí, ser sacerdote es imitar a estos misioneros que me comunicaron su fe. Quiero ser como ellos...”.
El cardenal trabaja en el Vaticano desde el año 2001. Ha colaborado con Juan Pablo II, con Benedicto XVI y con Francisco. Por eso lamenta que lo presenten como un opositor al Papa.
CARD. ROBERT SARAH
Prefecto, Congregación para el Culto Divino “Estoy tranquilo porque soy fidelísimo al Papa”.
“No pueden citar una palabra, una frase, un gesto con el que yo me oponga al Papa. Es ridículo, es ridículo. Yo estoy al servicio de la Iglesia, del Santo Padre, de Dios. Basta”. “La gente escribe cosas para oponernos, contra el Santo Padre, o entre obispos o entre cardenales. Es ridículo. No debemos caer en esta trampa. Debemos seguir enseñando. No me importa lo que digan”.
El cardenal acaba de publicar su tercer libro. En él aborda las consecuencias de la crisis de la fe y aún está solo en francés. Se titula “Se acerca la tarde y el día casi ha terminado”, y está dedicado a todos los sacerdotes del mundo, a Benedicto XVI y al Papa Francisco.
Los saqueadores nómadas amalecitas tomaron la ciudad y la incendiaron
La arqueología está confirmando en Tierra Santa la identidad de una ciudad que, con mucha probabilidad, fue la primera que gobernó David, incluso antes de ser Rey, en su época de exiliado. Se trata de Siclag.
David, antes de ser Rey de Israel, sirvió al Rey Saúl, el primero de los reyes israelitas, ayudándole en sus guerras contra los filisteos. Pero Saúl tuvo celos de sus éxitos y quiso acabar con David y sus hombres. Entonces David huyó y se puso al servicio de señores filisteos, casi con seguridad como capitán mercenario.
El Rey Aquis de Gat (uno de los distintos reyes filisteos) ofreció a David, sus 600 hombres y sus familias, un asentamiento para establecerse, que la Biblia llama Siclag. Allí estuvo 14 meses… hasta que salió para ser ungido rey de Israel en Hebrón (Jerusalén era todavía una ciudad pagana, de jebuseos). Siclag se convierte en un símbolo bíblico del“retirarse para esperar y fortalecerse”, del exilio que espera su momento.
Siclag es mencionada en otro momento de esa misma época en la Biblia: mientras David combatía a los filisteos en su última campaña contra Saúl, los saqueadores nómadas amalecitas tomaron la ciudad y la incendiaron, llevándose a las mujeres y a los niños cautivos.
Buscando la ciudad perdida
Los arqueólogos han buscado el lugar exacto de esta ciudad bíblica durante décadas, sabiendo que se encontraba entre Kiryat Gat y Laquis. Tenía que cumplir ciertas condiciones:
– una mezcla de rasgos filisteos y de rasgos israelitas
– haber sido destruida y quemada violentamente
Ahora, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Autoridad de Antigüedades de Israel han emitido un comunicado de prensa en el que afirman que un equipo de arqueólogos ha encontrado probablemente Siclag.
Se encuentra en Khirbet a-Ra’i, una excavación arqueológica que se estudia desde 2015.
Allí, los arqueólogos han descubierto los restos de un asentamiento filisteo de los siglos XII al XI a.C., al que siguió otro rural que data de principios del siglo X a.C, lo que concuerda con el relato bíblico. Ahora, la datación por carbono 14 ha corroborado esta línea de tiempo y la identificación de los investigadores.
Según The Times of Israel, además de esta transición cultural entre las construcciones filisteas y el posterior campamento israelita, en este asentamiento de época de David se han encontrado restos de un gran incendio que acabó destruyéndolo.
Tinajas típicas de la época del Rey David, para almacenar vino y aceite.
Los arqueólogos han descubierto un centenar de recipientes de cerámica completos utilizados para almacenar vino y aceite, típicos del período del Rey David.
El equipo está liderado por el profesor Yosef Garfinkel, director del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén; Saar Ganor de la Autoridad de Antigüedades de Israel; y Kyle Keimer y Gil Davis, de la Universidad australiana de Sydney.
SAN AMBROSIO AUPERTO
Monje (¿778? d. C.)
San Ambrosio era un miembro distinguido de la corte de Pepino el Breve. Enviado por su soberano a una misión a Italia, tuvo ocasión de visitar el monasterio benedictino de San Vicente, en el ducado de Benevento. El espíritu y la observancia de los monjes le produjeron tal impresión, que ingresó al punto en la abadía.
Después de su profesión y ordenación, predicó con gran éxito en la región; algunos de sus sermones se conservan todavía. Ambrosio vivió santamente, ignorado del mundo, consagrado sobre todo a escribir. Sus obras eran tan estimadas en la Edad Media, que su tratado sobre el conflicto de las virtudes y los vicios fue atribuido a San Ambrosio de Milán, a San Agustín, a San León IX y a San Isidoro de Sevilla, sucesivamente.
Entre los escritos de Ambrosio se cuentan las vidas de los santos y un comentario del Apocalipsis. Dom Morin escribe a propósito de las obras del santo: "Por su ciencia y estilo, San Ambrosio constituye un fenómeno raro, casi un enigma, ya que no podemos dejar de preguntarnos dónde y cómo pudo acumular tantos datos, si tomarnos en cuenta la época y el sitio en los que vivió."
Tampoco entre sus contemporáneos le faltaron admiradores: Carlomagno solía consultarle (pues Ambrosio había sido en una época su tutor) y el Papa Esteban IV le trataba como a un amigo. Ambrosio gozaba de simpatías también en su monasterio. Hacia el año 776, los monjes francos le eligieron abad; pero una coalición de monjes lombardos apoyaba a otro candidato llamado Poto.
Enterado del asunto, el Papa Adriano I convocó a los dos rivales a Roma, pero San Ambrosio Autperto murió en el viaje. Fue sepultado en la basílica de San Pedro. Sus reliquias fueron trasladadas alrededor del año 1044, a la abadía que gobernó por tan corto espacio de tiempo.
Benedicto XVI presenta la figura de Ambrosio Auperto
Siguiendo la vida y obra de Ambrosio Auperto, monje del siglo VIII
Supo descubrir el "misterio de la Iglesia", reflejado en la Virgen María.
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 22 de abril de 2009
El Papa explicó este miércoles, durante la audiencia general con los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, que la actual crisis económica mundial "ha nacido de la raíz de la codicia".
El Papa quiso mostrar así la actualidad del mensaje del monje y escritor cristiano Ambrosio Auperto, que vivió en el siglo VIII y que escribió un tratado sobre la codicia, en el que muestra que ésta está a la base de todos los vicios que combaten en el alma humana.
A la codicia, Auperto "oponía el desprecio del mundo", que "no es un desprecio de la creación, de la belleza y de la bondad de la creación y del Creador, sino un desprecio de la falsa visión del mundo presentada e insinuada por la codicia", explicó el Papa a los presentes.
"Ésta insinúa que el tener sería el sumo valor de nuestro ser, de nuestro vivir en el mundo pareciendo importantes. Y así falsifica la creación del mundo y destruye el mundo", añadió.
El pontífice advirtió que estas palabras, "a la luz de la presente crisis económica mundial, revelan toda su actualidad. Vemos que precisamente desde esta raíz de la codicia ha nacido esta crisis".
"También para el hombre de este mundo, también para el rico vale el deber de combatir contra la codicia, contra el deseo de poseer, de aparecer, contra el falso concepto de libertad como facultad de disponer de todo según el propio arbitrio. También el rico debe encontrar el auténtico camino de la verdad, del amor y así de la vida recta", añadió el Papa, resumiendo el mensaje de este monje medieval.
Siguiendo con su largo ciclo de catequesis sobre escritores cristianos del primer milenio de la historia de la Iglesia, el Papa se detuvo hoy en este poco conocido monje de origen provenzal, de quien afirmó que supo descubrir el "verdadero rostro de la Iglesia".
"La Iglesia vive en las personas, y quien quiere conocer a la Iglesia, comprender su misterio, debe considerar a las personas que han vivido y viven su mensaje, su misterio. Por ello hablo desde hace tanto tiempo en las catequesis del miércoles de personas de las que podemos aprender qué es la Iglesia", explicó.
El Papa explicó brevemente la vida de este monje, que vivió como seglar en la corte carolingia como preceptor de Carlomagno, y que ingresó en el monasterio benedictino de San Vicente de Volturno (cerca de Nápoles). Auperto fue un escritor prolífico, cuyas obras se han atribuido a otros grandes escritores, entre ellos san Ambrosio de Milán o san Ildefonso.
Las intrigas de su tiempo y los partidos políticos en que se dividía la propia comunidad monacal fueron la causa de su salida y seguramente de su muerte repentina, probablemente asesinado, mientras acudía aRoma llamado por el Papa para actuar como testigo en un proceso contra el abad de la comunidad, el longobardo Poton.
"Ambrosio Auperto fue monje y abad en una época marcada por fuertes tensiones políticas, que repercutían también en la vida interna de los monasterios", explicó el Papa. Sin embargo, supo descubrir el "misterio de la Iglesia", reflejado en la Virgen María.
Basándose en su obra principal, el comentario al Apocalipsis, "primer comentario amplio en el mundo latino al último libro de la Sagrada Escritura", Benedicto XVI explicó que Ambrosio Auperto "no se interesa tanto por la segunda venida de Cristo al final de los tiempos, sino a las consecuencias que se derivan de su primera venida para la Iglesia del presente, la encarnación en el seno de la Virgen María".
"En el contexto de la dimensión mística que pertenece a todo cristiano, él mira a María como modelo de la Iglesia, modelo para todos nosotros, porque también en nosotros y entre nosotros debe nacer Cristo".
"Su gran veneración y su profundo amor por la Madre de Dios le inspiran a veces formulaciones que de alguna forma anticipan las de san Bernardo y de la mística franciscana, sin desviarse sin embargo a formas discutibles de sentimentalismo, porque él no separa nunca a María del misterio de la Iglesia", añadió el Papa, calificando a Ambrosio Auperto como "el primer gran mariólogo de Occidente".
Benedicto XVI concluyó su catequesis proponiendo el ejemplo de este monje, que vivió "en un tiempo de fuerte instrumentalización política de la Iglesia, en la que el nacionalismo y el tribalismo habían desfigurado el rostro de la Iglesia".
A pesar de ello, "él, en medio de todas estas dificultades que conocemos también nosotros, supo descubrir el verdadero rostro de la Iglesia en María, en los Santos. Y supo así entender qué quiere decir ser católico, ser cristiano, vivir de la Palabra de Dios, entrar en este abismo y así vivir el misterio de la Madre de Dios: dar de nuevo vida a la Palabra de Dios, ofrecer a la Palabra de Dios la propia carne en el tiempo presente", añadió.
Existe una breve biografía latina; puede verse en las obras de Muratori y Mabillon y en Acta Sanctorum, julio, vol. IV. Ver sobre todo G. Morin, Revue Bénédictine, vol. XXVII (1910), pp. 204-212; y Morin, Etudes, Textes Découvertes (1913), pp. 23, 488, 494, 498, 506. Cf. J. Winandy, Ambroise Autpert, moine et théologien (1953).
‘El celibato cristiano. Una vida plena y fecunda’
El Sínodo de la Amazonía ha puesto sobre la mesa del debate la cuestión del celibato ministerial. Quizá sea un tema que no ha desaparecido de la agenda privada y pública de determinados sectores de la Iglesia que consideran esta cuestión como meramente disciplinar, por lo tanto, contingente, susceptible de ser modificada sin más.
Por eso hay que tener ideas muy claras sobre qué es el celibato, el por qué del celibato, las razones teológicas del celibato, la historia y la relación entre doctrina y disciplina. En este sentido, si hay un libro oportuno para este momento de la Iglesia es éste. Un libro que está relacionado con lo que se ha venido publicando recientemente sobre la materia en la revista “Scripta Theologica”.
Vayamos por tanto al contenido que, además, está destinado no solo a sacerdotes y seminaristas, sino que se ofrece con notable acierto a todo los cristianos que quiera estar bien formados e informados.
El volumen arranca, además de con un prólogo del cardenal Antonio Cañizares, con el texto de la Encíclica “Sacerdotalis caelibatus” de Pablo VI. En cierta media se podría decir que los capítulos posteriores son un comentario actualizado a la citada Encíclica. Por cierto que sorprende la actualidad y vigencia del magisterio de Pablo VI.
El primer comentario a la “Sacerdotalis caelibatus” lo firma Antonio Aranda. La tesis no puede ser más retadora: la relación entre el celibato ministerial y la naturaleza del sacerdocio ministerial en la Iglesia católica representa un “hecho teológico”, que tiene un trasfondo sobre el que hay que profundizar constantemente en la historia.
Por lo tanto, el celibato no es una cuestión marcada por la transitoriedad sino un dato doctrinal y disciplinar de fondo que afecta a la comprensión del ministerio y que está relacionada con el significado de la Iglesia como sacramento universal de salvación.
De ahí que nuestro autor desarrolle los fundamentos cristológicos, eclesiológicos y escatológicos del celibato. La ley del celibato ministerial no es manifestación de una realidad simplemente histórica sino de un hecho teológico que supera toda comprensión funcional.
Consecuencias teológicas
Si clarificador es el primer capítulo, el segundo de Luarent Touze lo es más. Aborda dos aspectos: las consecuencias teológicas de la investigación actual sobre la historia del celibato y los estudios que relacionan el magisterio y la doctrina teológica desde la perspectiva nupcial.
Es particularmente interesante la primera parte de esta aportación porque recuerda que vivimos una época de ausencia de novedades en lo que se refiere a la investigación sobre la historia del celibato. En los años 80 y 90 se produjeron relevantes aportaciones sobre el celibato en la historia del cristianismo primitivo. De entre sus contribuciones nos encontramos que “los clérigos mayores, obispos, sacerdotes y diáconos de los primeros siglos o bien eran solteros o bien, si estaban casados, practicaban la continencia después de la ordenación.
Las primeras leyes canónicas, del siglo IV, fueron un simple consignación por escrito de costumbres teniendo fuerza de ley”. Otro aspecto es que el abandono de esta práctica, en parte de la Iglesia, se produjo a partir del Concilio oriental Trullano (691).
Fe debilitada
Por cierto que aporta un dato interesante. Respecto a la población sacerdotal en la Grecia ortodoxa, formada por 11.000 mil hombres de los cuales 3.000 están casados, los jerarcas de esa Iglesia certifican que el número de los casados está experimentando un descenso constante.
Hay afirmaciones de este especialista en la cuestión que deben dar que pensar. Por ejemplo la que señala, en la conclusión de su trabajo, que “una Iglesia indiferente al estado matrimonial de sus clérigos pondría quizá de manifiesto una fe debilitada en la virtud de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía”.
Completan el libro dos aportaciones más. La primera de Carter Griffin sobre “El testimonio antropológico del celibato” y la segunda de Wenceslao Vial sobre “Psicología y celibato”.
Ahí se desmantelan los argumentos, vamos a decir más actuales y en boga, en contra del celibato ministerial desde la psicología y la sociología, demostrando la tesis de que el celibato, bien vivido, favorece la felicidad humana y testifica importantes verdades necesarias hoy.
También se adentra, en la segunda aportación, desde la psicología clásica a reflexionar sobre la contribución del celibato a una madurez integral de la persona. Hay que destacar por cierto las páginas, en el último capítulo, dedicadas al fenómeno del bornout o “síndrome de estar quemado” en los sacerdotes.