San Cipriano, "el primer obispo africano que consiguió la corona del martirio", fue el protagonista de la catequesis de Benedicto XVI durante la audiencia general de los miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro y a la que asistieron 40.000 personas.
“El corazón es lo íntimo del ser humano, el lugar donde mora Dios” Afirma el Papa al presentar la figura de San Cipriano
CIUDAD DEL VATICANO, 6 JUN 2007 (VIS)
Cipriano, dijo el Papa, "nació en Cartago, en una rica familia pagana" y "se convirtió al cristianismo a los 35 años. (...) Fue ordenado sacerdote y luego obispo". El santo afrontó también las primeras "dos persecuciones sancionadas por un edicto imperial, la de Decio (250) y la de Valeriano (257-258)", después de las cuales "muchos fieles abjuraron o no se comportaron bien frente a la prueba: eran los llamados "lapsi", es decir "caídos".
Con los "lapsi", el obispo fue "severo pero no inflexible, dándoles la posibilidad del perdón tras una penitencia ejemplar". Cipriano fue también "muy humano y lleno de auténtico espíritu evangélico, exhortando a los cristianos a socorrer a los paganos durante la peste". Era "inamovible cuando se trataba de combatir las costumbres corruptas y los pecados que devastan la vida moral, sobre todo la avaricia".
El santo "escribió numerosos tratados y cartas, siempre ligados a su ministerio pastoral. Poco dado a la especulación teológica, escribía sobre todo para edificar a la comunidad y para el buen comportamiento de los fieles".
En su obra, explicó el Santo Padre, "el tema de la Iglesia es su preferido. (...) Distingue entre Iglesia visible, jerárquica e Iglesia invisible, mística, pero afirma con fuerza que la Iglesia es una sola, fundada sobre Pedro. No se cansa de repetir que "aquel que abandona la cátedra de Pedro, sobre la que está fundada la Iglesia, se engaña si cree que permanece en la Iglesia".
Por eso, "la característica irrenunciable de la Iglesia es la unidad, simbolizada por la túnica de Cristo sin costuras: unidad que encuentra su fundamento en Pedro y su realización perfecta en la Eucaristía". Tampoco hay que olvidar su tratado sobre la oración, donde subraya que "con el Padrenuestro el cristiano recibe la forma correcta de rezar (...) conjugada al plural, para que el que reza no rece únicamente por sí mismo. Nuestra oración es pública y comunitaria" y "el cristiano no dice Padre mío, sino Padre nuestro, incluso encerrado en su habitación, porque sabe que en todo lugar y circunstancia es miembro de un mismo Cuerpo".
"En definitiva, Cipriano se sitúa -concluyó Benedicto XVI- en el origen de esa fecunda tradición teológico-espiritual que ve en el "corazón", el lugar por excelencia de la oración. (...) Allí tiene lugar el encuentro donde Dios habla al ser humano (...) y el ser humano escucha a Dios".
"¡Hagamos también nuestro este "corazón a la escucha", del que nos hablan la Biblia y los Padres! -exclamó el Papa-: ¡nos hace mucha falta!".
La inestabilidad sociopolítica en la región ha impactado enormemente en la vida pastoral de la diócesis de Buea
La diócesis de Buea se está viendo gravemente afectada por el empeoramiento de la crisis sociopolítica en las regiones noroccidental y sudoccidental, ambas anglófonas, de Camerún. A esta conclusión ha llegado la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) tras consultar fuentes cercanas a la Iglesia local.
La información a la que ha tenido acceso ACN calcula que hay más de 20.000 desplazados. Desde la escalada de violencia en Noviembre de 2016 por lo menos ocho localidades de la diócesis han sido incendiadas, 70 atacadas y saqueadas. Un total de 25 han sido abandonadas porque su población se ha visto forzada a buscar refugio en granjas y en la selva. Según datos y estimaciones de organizaciones locales e internacionales de derechos humanos, más de 200 civiles – no sólo católicos – han sido asesinados en la Diócesis de Buea, incluidos niños y mujeres.
Como resultado de la inseguridad y la violencia un total de 10 parroquias y estaciones misioneras, especialmente en las vicarías de Muyuka y Muea, han tenido que suspender su labor pastoral. Otras han sido atacadas durante los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del Estado y los combatientes independentistas; por ejemplo Bolifamba (Mile 16) el 24 de diciembre de 2018, y Muyuka, Ekona y Muea el 25 de marzo de 2019.
También las vidas de los sacerdotes en la diócesis corren peligro, como puso de manifiesto el brutal asesinato del P. Alexander Sob de la parroquia de Bomaka, el 20 de julio de 2018 en Muyuka, según han afirmado las fuentes consultadas.
No sólo la labor pastoral, sino también las actividades educativas promovidas por la diócesis están sufriendo las consecuencias del conflicto: 40 escuelas católicas de primaria han sido cerradas desde 2016. Otros han sido atacados y sometidos a actos de vandalismo, como el colegio de Nuestra Señora de Gracia en Muyuka y el colegio de Nuestra Señora del Monte Carmelo en Muea el 22 de septiembre de 2017. También el emblemático Instituto de Bachillerato de San José en Sasse, Buea, fue asaltado por civiles armados. Alrededor de 20 personas, entre alumnos y profesores, resultaron heridos en el ataque, lo cual obligó a cerrar temporalmente los colegios católicos de la diócesis.
Por otra parte, en centros de salud diocesanos, como el hospital Monte María de Buea y el hospital Regina Pacis de Muntengene, se ha registrado una caída drástica del número de pacientes debida al éxodo masivo de personas que huyen de la Diócesis a otras zonas. Así mismo la fundación ACN subraya que han sido informados de casos en las que las fuerzas de seguridad del Estado han irrumpido en los centros de salud católicos con armas de fuego en busca de presuntos combatientes independentistas ingresados. También ha habido casos de mujeres que han tenido que dar a luz sin atención médica.
Por si fuera poco, las fuentes consultadas confirman que el forzado abandono por parte de los campesinos de sus pueblos y tierras de cultivo, está provocando una grave escasez de alimentos y una subida de los precios. En un futuro próximo se prevén inseguridad alimentaria, malnutrición y otros problemas relacionados con la salud.
La actual crisis comenzó a intensificarse en la diócesis de Buea en octubre de 2016, cuando las fuerzas de seguridad de Camerún emplearon munición real en unas protestas mayormente pacíficas de la población anglófona que se han sentido desde la independencia del país en 1961 marginadas por las autoridades en su mayoría francófonas. Los manifestantes acusan a las mismas de imponerles la lengua y las tradiciones francesas y exigen una mayor autonomía y respeto por sus costumbres.
Según los informes recibidos, frente a todos estos desafíos, el clero y los creyentes siguen mostrando perseverancia en relación con sus obligaciones pastorales y acuden en gran número movidos por la fe incluso a las grandes celebraciones como la Misa Crismal de 2019, en la catedral sita en Small Soppo, en Buea.
Ayuda a la Iglesia Necesitada ha subvencionado en la Diócesis de Buea más de veinte proyectos en los últimos 25 años. En 2019, la mayor parte del apoyo de ACN se destinó a las congregaciones religiosas femeninas afectadas por la crisis.
Según el diccionario del español, paradoja es un hecho o una expresión aparentemente contrario o contradictorio respecto de la lógica. Por ejemplo: “Mira al avaro, en sus riquezas, pobre”.
La realidad está llena de paradojas y la sabiduría cristiana proporciona orientación para situarse ante esa realidad, de modo que la vida sea lo más plena posible. Especialmente los valores, como muestra el cristianismo, presentan una apariencia paradójica que conviene descubrir; también la belleza, que es un camino educativo de primera calidad, especialmente en relación con la vida cristiana. Ese ha sido el tema de un seminario celebrado recientemente en la Universidad Panamericana de Guadalajara-México (29-31/VIII/2019).
1. Cuenta el evangelio de San Lucas que cuando un paralítico fue curado por Jesús, “al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa”. Como consecuencia “el asombro se apoderó de todos”, de modo que decían: “Hoy hemos visto cosas increíbles” (Lc 5, 25-26). El texto original utiliza la palabra griega paradoxa (literalmente, algo contrario a la opinión extraída de la experiencia).
Paradojas de la realidad
La realidad está llena de paradojas, contrastes o bipolaridades y en ello se fija la tradición cristiana. Así Quevedo dice que el hombre es “polvo enamorado” (algo aparentemente sin valor, pero a la vez valioso).
Autores como G. K. Chesterton y G. Thibon, H. De Lubac, R. Guardini y J. Leclercq señalan la necesidad de comprender el mundo, el hombre y su obrar más al fondo de las apariencias que frecuentemente se muestran en formato “blanco y negro”; pues la realidad ha de ser vivida y comprendida en una tensión necesariamente bipolar, por ejemplo, entre la plenitud y el límite, la unidad y la diversidad, lo universal y lo local, etc.
Cuando caminamos por un paraje de montaña, con frecuencia dejan de verse algunos caminos o detalles, porque los tapan otros. Basta entonces ir más arriba para percibir la situación y la relación de cada cosa. En las cuestiones de antropología sucede algo parecido y la sabiduría es ese plano superior desde donde se comprende mejor la realidad. Si las polaridades no se comprenden como tales, se cae en los extremismos y en los bandazos. En cambio, la prudencia y la sabiduría aconsejan discernir la multiforme gama de los “grises” que hay en la realidad, sin caer en el relativismo. No se trata, sin embargo, de aferrarse cómodamente al punto medio entre los extremos, sino de comprender la jerarquía de elementos y valores y su dinámica.
De este modo, en las relaciones humanas, lo que parece “incompatible” muchas veces es ”complementario”. Por eso no hay que buscar suprimir las polaridades, sino armonizarlas o equilibrarlas por medio de la escucha, la reflexión y el diálogo, yendo más al fondo o más arriba, en busca de ese principio que ayude a asumir una realidad que normalmente todos captamos solamente de modo parcial. Y ese manejo de las “polaridades”, de las contradicciones o de las paradojas, es condición de progreso en la verdadera humanidad.
El papa Francisco ha ofrecido ejemplos de este manejo de las polaridades cuando ha explicado criterios como: el tiempo es antes que el espacio, la unidad vale más que el conflicto, la realidad es más importante que la idea y el todo es superior a la parte (cf. Exhort. Evangelii gaudium, nn. 221-237); o cuando, a propósito de las relaciones entre las culturas, prefiere la imagen de un poliedro, que conserva las caras y, por tanto, los brillos y los matices, a la de una esfera, que asimila el todo sin respetar los aspectos particulares.
El cristianismo tiene esto en cuenta con particular profundidad. Así, cuando San Juan de la Cruz afirma: “Muere si quieres vivir, sufre si quieres gozar, baja si quieres subir, pierde si quieres ganar”, es propuesta que se entiende a la luz del modelo de Cristo y de la unión con Él. Jesucristo es el “principio” siempre vivo y la “norma” fundamental para realizar plenamente todo lo humano. El Evangelio propone que a la vida plenamente lograda se llega por la humildad y la identificación con la voluntad de Dios. Y cuanto más lejos queramos llegar en la transformación del mundo más debemos trabajar nuestra vida interior.
Contemplación cristiana de la belleza
2. En agosto de 2002 el entonces cardenal Ratzinger envió un mensaje al Encuentro de Rimini, sobre “la contemplacón de la belleza”. En él presentaba la paradoja de la belleza de Cristo. Por una parte un salmo afirma y profetiza: “Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia” (Ps 45, 3). Por otra parte el libro de Isaías describe el aspecto del siervo de Yahweh anticipando la pasión de Cristo: “Sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, con el rostro desfigurado por el dolor” (Is 53, 2).
¿Cómo se concilian estas dos afirmaciones?, se pregunta Joseph Ratzinger. Y recoge el hecho de que “san Agustín, que en su juventud escribió un libro sobre lo bello y lo conveniente, y que apreciaba la belleza en las palabras, en la música y en las artes figurativas, percibió con mucha fuerza esta paradoja, y se dio cuenta de que en este pasaje la gran filosofía griega de la belleza no solo se refundía, sino que se ponía dramáticamente en discusión: habría que discutir y experimentar de nuevo lo que era la belleza y su significado”.
Refiriéndose a la paradoja contenida en estos textos –continúa refiriéndose a san Agustín–, hablaba de ‘dos trompetas’ que suenan contrapuestas, pero que reciben su sonido del mismo soplo de aire, del mismo Espíritu. Él sabía que la paradoja es una contraposición, pero no una contradicción. Las dos afirmaciones –la del salmo y la del libro de Isaías– provienen del mismo Espíritu –el Espíritu Santo– que inspira toda la Escritura, el cual, sin embargo, suena en ella con notas diferentes y, precisamente así, nos sitúa frente a la totalidad de la verdadera Belleza, de la Verdad misma”.
Y de esta manera deduce Ratzinger: “El que cree en Dios, en el Dios que precisamente en las apariencias alteradas de Cristo crucificado se manifestó como amor ‘hasta el final’ (Jn 13, 1), sabe que la belleza es verdad y que la verdad es belleza, pero en el Cristo sufriente comprende también que la belleza de la verdad incluye la ofensa, el dolor e incluso el oscuro misterio de la muerte, y que solo se puede encontrar la belleza aceptando el dolor y no ignorándolo”.
Trazando un rápido itinerario histórico del pensamiento sobre la belleza, evoca Ratzinger cómo Platón reconoce que la belleza hiere al hombre sacándolo de sí mismo, haciéndole ir más allá. Y, en en el encuentro amoroso del hombre y la mujer, el placer sexual ansía algo más allá que él mismo no consigue alcanzar. N. Cabasilas (s. XIV) dice que el verdadero conocimiento se adquiere al ser alcanzados por la belleza de Cristo. Sostiene Ratzinger que, después de Auschwitz, ha quedado claro que un concepto puramente armonioso de belleza no es suficiente.
Y así llegamos a Cristo y su entrega por nosotros: “En la pasión de Cristo la estética griega, tan digna de admiración por su presentimiento del contacto con lo divino que, sin embargo, permanece inefable para ella, no se ve abolida sino superada. La experiencia de lo bello recibe una nueva profundidad, un nuevo realismo. Aquel que es la Belleza misma se ha dejado desfigurar el rostro, escupir encima y coronar de espinas. La Sábana santa de Turín nos permite imaginar todo esto de manera conmovedora. Precisamente en este Rostro desfigurado aparece la auténtica y suprema belleza: la belleza del amor que llega ‘hasta el extremo’ y que por ello se revela más fuerte que la mentira y la violencia”
Continúa el que poco después sería papa Benedicto XVI, y vale la pena seguir recogiendo estos párrafos luminosos, adelantando lo que luego se llamaría una cultura de la postverdad:
“Quien ha percibido esta belleza sabe que la verdad es la última palabra sobre el mundo, y no la mentira. No es ‘verdad’ la mentira, sino la Verdad. Digámoslo así: un nuevo truco de la mentira es presentarse como ‘verdad’ y decirnos: ‘más allá de mí no hay nada, dejad de buscar la verdad o, peor aún, de amarla, porque si obráis así vais por el camino equivocado’”.
Desde ahí señala el cardenal teólogo la verdadera belleza, tal como aparece en la entrega de Cristo: “El icono de Cristo crucificado nos libera del engaño hoy tan extendido. Sin embargo, pone como condición que nos dejemos herir junto con él y que creamos en el Amor, que es capaz de abandonar la belleza exterior para anunciar de esta manera la verdad de la Belleza”.
Concluye Ratzinger aludiendo a la célebre pregunta de Dostoievski: «¿Nos salvará la Belleza?». En la mayoría de los casos –advierte– se olvida que “Dostoievski se refiere aquí a la belleza redentora de Cristo”. Y propone: “Debemos aprender a verlo. Si no lo conocemos simplemente de palabra, sino que nos traspasa el dardo de su belleza paradójica, entonces empezamos a conocerlo de verdad, y no solo de oídas. Entonces habremos encontrado la belleza de la Verdad, de la Verdad redentora”.
¿Cómo acercarse a esta Belleza? “Nada puede acercarnos más a la Belleza, que es Cristo mismo, que el mundo de belleza que la fe ha creado y la luz que resplandece en el rostro de los santos, mediante la cual se vuelve visible su propia luz».
La belleza en la educación de la fe
3. La paradoja de la belleza cristiana, del misterio cristiano, se muestra, pues, especialmente en Cristo redentor. Y la educación de la fe tiene una gozosa responsabilidad para mostrar que esa es la belleza de la santidad, con todos sus frutos de renovación del mundo, de servicio al bien común, de promoción de la paz y la justicia, de promesa y garantía de vida eterna.
Para mostrar esto -tanto en la clase de religión como en la catequesis- es preciso inscribir la pedagogía de la fe en el marco de una antropología cristiana sensible a la belleza de todo lo auténticamente humano.
En concreto, para el camino educativo de la belleza, la educación de la fe encuentra muchos itinerarios.
Ante nosotros se abre la belleza del mundo creado –desde lo más grande hasta lo más pequeño– y especialmente del hombre, tanto en su estructura corporal y psíquica como en sus valores espirituales y virtudes, junto con su relación con los demás y su trascendencia también hacia Dios.
Como consecuencia, la belleza se refleja en el arte: en la pintura y la escultura, en la literatura –por ejemplo, en la poesía y en la narrativa: el storytelling–, en la arquitectura y el cine, y hoy se diversifica en nuestra cultura de la imagen, en la música y la danza. Y se manifiesta en las culturas, cada una con su historia, también en sus configuraciones actuales, en los maravillosos logros de la ciencia y en el gran desarrollo tecnológico contemporáneo.
Un puesto especial en la expresión de la belleza lo ocupa la Biblia. Específicamente hay que contar con el arte cristiano y el arte sagrado (al servicio de la liturgia). No hay que olvidar que, como señalaba Juan Pablo II, cada persona está llamada a hacer de la propia vida una obra de arte.
Insistamos en la necesidad de resaltar, con modelos y ejemplos concretos, la belleza moral o interior de las personas, los valores humanos, las realizaciones culturales y de modo particular lo que se refiere a la vida y testimonio de los santos; todos estamos llamados a ser en Cristo, "iconos vivos" de la belleza. Y esto también en todos los aspectos y circunstancias de la vida cotidiana.
También la liturgia cristiana es escuela de belleza, como lo es la caridad y su manifestación exterior más importante que es la misericordia. La caridad y la misericordia son fruto de la fe y del culto cristiano. También es manifestación y escuela de belleza la oración, diálogo amoroso con Dios, imprescindible para comprender y participar la belleza de los planes divinos.
Como raíz y centro de todo ello, en efecto, se sitúa la belleza moral o interior de Cristo, en su entrega redentora por la humanidad en su conjunto y por cada persona en su misterio irrepetible.
El sacerdote Mussie Zerai ha sido candidato al premio Nobel de la Paz en 2015. Lleva más de diez años de incansable labor a favor de los más vulnerables de África: las personas que huyen del hambre, de las guerras o de las tiranías como la que padece su propio país, Eritrea.
P. MUSSIE ZERAI
Sacerdote eritreo “Desde 1998, cuando estalló la guerra con Etiopía, se estableció la ley marcial que aún hoy obliga a los jóvenes, hombres y mujeres, a hacer el servicio militar indefinidamente. Por tanto, hay más de 300 000 jóvenes obligados a servir en el ejército. Saben cuando empiezan pero no cuando lo acabarán. Mi hermano ha hecho el servicio militar obligatorio durante 24 años. Comenzó en 1994 y terminó ahora porque ha escapado. Pidió terminarlo pero no lo dejaron, con casi 50 años. Se llevaron los mejores años de su vida. Esto es lo que hace que muchos jóvenes se vayan del país porque no ven ningún futuro”.
La represión del régimen militar que desde hace 28 años somete a Eritrea ha cercenado las libertades individuales, incluyendo la libertad religiosa. El último golpe del gobierno, declarado comunista y ateo, ha tocado especialmente a la comunidad cristiana.
P. MUSSIE ZERAI
Sacerdote eritreo “Entre junio y julio se han acelerado los arrestros arbitrarios de grupos de cristianos, sobre todo, pentecostales, pero no solo. Esta persecución contra los cristianos lleva tiempo en Eritrea, no ha comenzado ahora”.
“En los últimos dos meses el gobierno ha confiscado 29 centros de salud a la Iglesia católica. También ha cerrado 7 escuelas gestionadas por la Iglesia, que era lo que temíamos. La Iglesia cuenta con unas 50 escuelas y 100 jardines de infancia. Si esta es la tendencia, corren peligro todas las escuelas. Significa limitar notablemente la libertad religiosa de la Iglesia”.
Sin libertad de movimientos, libertad de prensa o libertad de conciencia o religiosa, para muchos eritreos el futuro pasa por dejar su país. Lo han de hacer de modo ilegal puesto que Eritrea no concede el pasaporte ni a los hombres menores de 50 años ni a las mujeres menores de 40.
Muchos mueren en el desierto, otros en el Mediterráneo. Algunos consiguen llegar a Europa después de haber pasado por centros de detención en Libia donde, para los cristianos, la tortura es incluso mucho peor. El padre Zerai lo sabe porque en alguno de estos centros su teléfono está escrito en la pared para casos de emergencia. Por eso le llaman “el ángel de los refugiados”.
P. MUSSIE ZERAI
Sacerdote eritreo “Hay muchos cristianos para los que es además un doble sufrumiento porque son discriminados dentro de estos lugares. Para los musulmanes el tratamiento es uno y para los cristianos otro. La solidaridad entre los propios refugiados alivia esta situación. Se ayudan siendo cercanos y compartiendo la comida, el agua o el jabón. En la total desesperación están estos pequeños gestos de solidaridad entre ellos”.
La denuncia constante del padre Zerai de lo que sucede en su país y de las terribles consecuencias que provoca la dureza del régimen militar, le han valido la prohibición de volver a Eritrea. Si lo hiciera, sería inmeditamente encarcelado.
A lo largo de 6 días, Francisco ha recorrido 19.000 kilómetros para ir desde Roma hasta Mozambique, Madagascar y Mauricio.
Un viaje lleno de momentos inolvidables, como la visita al hospital de enfermos de Sida en Maputo, el encuentro con los habitantes de Akamasoa, la ciudad construida sobre un basurero en Madagascar, o el saludo a los habitantes de Mauricio.
En Jerusalén, una Capilla llamada "Dominus Flevit"
Narran los Evangelios que en el Domingo de Ramos, durante el cortejo de su entrada triunfal en Jerusalén, cuando pasaba en las proximidades del Huerto de los Olivos, Jesús se detuvo por un momento.
Tenía delante de sí un bello panorama, en el cual se destacaba el majestuoso Templo, cuyos portales habían cruzado a lo largo de los siglos tantas generaciones de fieles, y sobre todo Profetas, Reyes y grandes personajes bíblicos. Allí, de tantos modos, se manifestó el propio Dios.
En medio del silencio de la multitud, el Divino Maestro se detuvo para considerar aquel escenario, recordando las disposiciones de sus habitantes a lo largo de tres años de predicaciones. ¡Entonces, lloró!
Consideraba el empeño con que invitara al pueblo de Israel para trillar la vía de una profunda conversión, y el rechazo con que este llamado fue respondido. Rechazo que se consumaría con su condenación y crucifixión.
“Oh, si tú al menos en ese día que te es dado, conocieseis lo que puede traerte la paz. Pero no, eso está oculto a tus ojos. Vendrán sobre ti días en que tus enemigos te cercarán de trincheras, te sitiarán y te apretarán por todos lados”, exclamó Jesús (Lc, 19, 40).
“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas los profetas y apedreas aquellos que te son enviados! ¡Cuántas veces yo quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos debajo de sus alas… y tú no quisiste!” (Mt. 23, 37).
Dos mil años transcurrieron desde que esas lágrimas brotaron del rostro de Jesús. A lo largo de los años y de los siglos, la Iglesia viene recordando tal episodio en sus lecturas litúrgicas, sobre todo en la Semana Santa. Además, lo recuerda también un simple monumento, esto es, una Capilla edificada en el lugar donde se dio el llanto.
El pequeño templo, concebido con el formato que evoca una gota de lágrima, fue edificado en 1950 sobre las ruinas de un pequeño oratorio de los primeros siglos de la era cristiana, del cual se conservan algunos trazos.
La Capilla es designada en latín con el título Dominus Flevit, que significa “El Señor Lloró”.
Una amplia ventana permite al sacerdote celebrante, así como a los fieles, contemplar a lo lejos la ciudad santa de Jerusalén, en la misma perspectiva que lo hizo el Divino Maestro hace dos mil años.
La posición de su altar -junto a una amplia y artística ventana semicircular- permite que el celebrante, como también el público, tenga delante de sí el mismo escenario de Jerusalén, contemplado antes por el propio Cristo.
El altar de mármol ostenta un bello mosaico con la artística figura de una gallina protegiendo a sus pollitos debajo de las alas abiertas. Esa ave, tan común en los menús domésticos de los pueblos, fue elevada por Nuestro Señor en sus predicaciones, que la comparó a la protección de los padres a sus hijos. Por eso, en la decoración de un altar simboliza al propio Salvador, en su amor por la humanidad.
En una de sus homilías sobre el Domingo de Ramos, comenta monseñor João Clá, que “la realeza de Jesucristo proclamada en su solemne entrada en Jerusalén, se tornaría pretexto de su condenación. ¿Por qué? Por el odio de los que no quieren aceptar la invitación para un cambio de vida. Jesús venía predicando una nueva perspectiva del Reino de Dios, bien diferente de aquella que ellos tanto deseaban, y por eso fue rechazado.
Vemos que si la entrada triunfal de Jesús en Jerusalénprecedía las humillaciones de su Pasión, esta, a su vez, preanunciaba la verdadera glorificación de Jesús, conforme sus propias palabras a los discípulos de Emaús, después de la Resurrección: “¿Por ventura no era necesario que Cristo sufriese para que así entrase en la gloria? (Lc 24, 26).
En el altar de la Capilla un mosaico evoca el deseo del Divino Maestro de acoger bajo su protección al pueblo de Israel, como la gallina acoge y protege sus pollitos.
El cardenal Robert Sarah ha publicado su tercer libro. Se titula “Cae la tarde y el día casi ha terminado”. En él reflexiona sobre la crisis de la fe.
CARD. ROBERT SARAH
Prefecto, Congregación para el Culto Divino “La crisis es no tomarse en serio el Evangelio. O sea, que cada uno decida lo que le interesa, quedarse conformes”.
El purpurado no está de acuerdo con quienes piensan que para salir de la crisis hay que disminuir la exigencia de la doctrina católica, de modo que sea más fácil practicarla.
CARD. ROBERT SARAH
Prefecto, Congregación para el Culto Divino “Vamos a ver. ¿Crees que un marido puede disminuir su amor por su esposa? ¿Cómo va a disminuirlo? ¿Puede una mujer disminuir su cariño por su marido? Nuestra relación con Dios es una relación de amor. La doctrina no es una regla. Es una expresión de amor”.
“Y en el amor, los detalles son muy importantes para expresar el amor. Si simplificamos, es que ya no estamos enamorados”.
Robert Sarah, que nació en Guinea-Conakri hace 74 años, piensa que África puede ayudar a Europa a curarse de la crisis espiritual. Y no sólo porque en cien años el número de católicos haya pasado de los dos millones a los 200 millones.
CARD. ROBERT SARAH
Prefecto, Congregación para el Culto Divino “Dios quiere que África tenga un papel importante en la salvación del mundo porque hoy África no cuenta nada, es despreciada económica, política, científica y científicamente; pero Dios toma lo que no es nada, para mostrar su poder”.
“El Señor se sirve de África para la salvación de la familia, de la vida, de los valores, de la Trascendencia, de las relaciones entre el hombre y Dios. Nosotros no hemos perdido esto”.
El libro “Cae la tarde y el día casi ha terminado” cierra la trilogía que comenzó con “Dios o nada” y continuó con “La fuerza del silencio”. Y aunque haya concluido esta trilogía, asegura que ya está recogiendo material para un nuevo libro.
El país centroamericano sigue inmerso en una crisis social y política en la que la Iglesia ha sido objeto de amenazas y ataques por su compromiso pacificador
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) ha convocado una semana de oración por el país con el lema “La Justicia y la paz se besan” que comenzará el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, y culminará el día 15, coincidiendo con las fiestas nacionales y el día de la Virgen de los Dolores.
Mons. Jorge Solórzano Pérez, obispo de Granada, ha anunciado que esta semana de oración dará inicio con una misa solemne en cada catedral y parroquia del país, seguida de una procesión con la imagen de la Inmaculada. “Cada diócesis podrá organizar la semana de acuerdo con sus propias realidades, sin embargo, los obispos proponemos una agenda”, ha señalado Mons. Solórzano. La propuesta es que cada día de la semana se realice alguna actividad, encuentro y oración con los distintos grupos parroquiales y diocesanos.
De esta manera, será posible orar por los temas y dificultades que está atravesando actualmente Nicaragua, como la lucha por la justicia, la libertad, la vida democrática del país y por los perseguidos e injustamente encarcelados.
La clausura de la semana, el 15 de septiembre, fiesta de la independencia de Nicaragua, se invita a realizar también una misa solemne en cada iglesia y a continuación una procesión con la Virgen de los Dolores. Mons. Rolando José Álvarez, obispo de Matagalpa, ha exhortado “a hacer nuestro el sufrimiento de los pobres, los hambrientos, los que son la basura de la sociedad por la arrogancia de los más fuertes. Y estos que sufren, son una gran parte de nuestra población”.
Hostilidad contra la Iglesia
La semana de oración por Nicaragua tendrá lugar en un clima cada vez más hostil hacia los creyentes debido al hostigamiento sistemático del gobierno de Daniel Ortega contra iglesias, obispos y fieles críticos con el presidente. En una entrevista reciente a la Agencia Fides, el obispo Juan Abelardo Mata, obispo de Estelí y secretario general del episcopado nicaragüense, admitió que la Iglesia católica se siente perseguida por las fuerzas militares del gobierno, como se vio en la ciudad de Masaya.
Monseñor Mata, ha declarado respecto al diálogo con el gobierno: “Nuestra posición es que mientras no haya una búsqueda sincera de la verdad y mientras haya un señor que se llama presidente de esta república, con esa mentalidad y su grupo de trabajo, cada diálogo es y será un desastre. No hay reconstrucción de la paz o construcción de la nación, el diálogo no significa que hagas lo que tú quieres o que yo tenga que someterme a tu voluntad o tu a la mía. No, es buscar puntos de acuerdo comunes para promover el bien común. De lo contrario, no creemos en eso”.
300 muertos y 600 encarcelados
Según organismos internacionales, la crisis nacional ha dejado en Nicaragua unos 300 muertos en protestas y manifestaciones contra el gobierno. Se denuncia la encarcelaciónde más de 600 opositores políticos desde abril de 2018 y solo en la vecina Costa Rica se han registrado unos 70.000 nicaragüenses que han abandonado en los últimos meses el país.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada lleva décadas apoyando a la Iglesia de Nicaragua en su labor pastoral y evangelizadora. En 2018, ACN apoyó a la Iglesia nicaragüense con cerca de 170.000 euros. En la actualidad esta cantidad se ha visto incrementada debido al aumento de necesidades.
Mons. Bashar Warda, arzobispo católico caldeo de Erbil: “Podríamos estar ante el fin del cristianismo”
El 6 de agosto de 2014, las unidades del Daesh (Estado Islámico, por sus siglas en árabe) arrasaron y conquistaron los asentamientos cristianos de la llanura de Nínive, al norte de Mosul. Unos 120.000 cristianos tuvieron que huir con lo puesto. Muchos de ellos encontraron refugio alrededor de la ciudad kurda de Erbil.
Durante los siguientes tres años el arzobispo católico caldeo de Erbil, Mons. Bashar Matti Warda, fue uno de los pilares en su manutención y apoyo de la comunidad hasta que en octubre de 2016, las fuerzas iraquíes y sus aliados pudieron recuperar los territorios, y decenas de miles de cristianos desplazados regresaron a las ruinas que quedaban de sus ciudades natales. Otros decidieron quedarse en Erbil o emigrar del país. La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) junto con las iglesias locales apoya enormemente la reconstrucción. Cinco años después de la invasión de Nínive, ACN entrevista a Mons. Bashar Matti Warda, testigo de primera fila de todos estos sucesos históricos, sobre las consecuencias para los cristianos en Iraq pero también para Oriente Medio y los países de Occidente.
Han sido cinco años de calvario. Mirando hacia atrás, ¿ha sacado alguna lección de todo lo que han sufrido?
Cuando a un pueblo no le queda nada que perder, en cierto sentido es muy liberador, y desde esta posición clara y de valor renovado ahora puedo hablar en nombre de mi pueblo y decir la verdad. Pero me gustaría aclarar que somos un pueblo que ha soportado la persecución con paciencia y fe durante 1.400 años y que ahora afronta una lucha existencial, nuestra batalla definitiva en Irak. La causa más inmediata es el ataque del Estado Islámico (EI), que ocasionó el desplazamiento de más de 125.000 cristianos de tierras históricas y que nos dejó, en una sola noche, sin refugio, sin trabajo ni propiedades, sin iglesias ni conventos, sin la posibilidad de participar en ninguna de las cosas normales de la vida que otorgan dignidad; visitas familiares, celebración de bodas y nacimientos, compartir penas. Nuestros opresores confiscaron nuestro presente mientras intentaban borrar nuestra historia y destruir nuestro futuro. Esta fue una situación excepcional, pero no aislada, que pasa a formar parte del ciclo recurrente de violencia en Oriente Próximo desde hace más de 1.400 años.
Así que, de hecho, ¿la invasión del EI solo fue la punta del iceberg?
Con cada ciclo sucesivo, el número de cristianos ha ido disminuyendo hasta el día de hoy, en el que corremos peligro de extinción. Se mire como se mire, la extinción se acerca, ¿y qué dirán cuando ocurra? ¿Que nos extinguimos por un desastre natural o por una lenta emigración? ¿Que los ataques del EI fueron inesperados y nos cogieron por sorpresa? Eso es lo que dirán los medios de comunicación. O acaso brotará la verdad después de nuestra desaparición: que fuimos eliminados de forma persistente y constante en el transcurso de 1.400 años por un sistema de creencias que permite ciclos regulares y recurrentes de violencia contra nosotros, como el genocidio otomano de 1916-1922.
Pero durante esos 1.400 años de opresión de los cristianos, ¿hubo períodos de tolerancia musulmana como alternativa a la violencia y la persecución?
No se puede negar la existencia de tiempos de relativa tolerancia. Bajo Al Rashid se fundó en Bagdad la Casa de la Sabiduría, la gran biblioteca. Hubo un tiempo de relativa prosperidad cuando se valoraba la erudición cristiana y judía, y el florecimiento de la ciencia, las matemáticas y la medicina fue posible gracias a los eruditos cristianos nestorianos que tradujeron textos griegos, ya antiguos en el siglo IX. Nuestros antepasados cristianos compartieron con los árabes musulmanes una profunda tradición de pensamiento y filosofía, y mantuvieron con ellos un diálogo respetuoso desde el siglo VIII. La Edad de Oro árabe, como ha señalado el historiador Philip Jenkins, se construyó sobre la base de la erudición caldea y siríaca. Erudición cristiana. La imposición de la ley de la sharía supuso la decadencia de un gran aprendizaje y el fin de la Edad de Oro de la cultura árabe. Se había desarrollado un estilo de diálogo escolástico que sólo pudo darse porque una sucesión de califas toleró a las minorías. A medida que terminó la tolerancia, también lo hizo la cultura y la riqueza que se originaron gracias a ella.
Entonces, ¿la tolerancia es la clave para el desarrollo de los pueblos?
Exactamente. Pero estos momentos de tolerancia han sido una experiencia unidireccional: los gobernantes islámicos deciden, según su propio juicio y capricho, si los cristianos y demás no musulmanes deben ser tolerados y en qué medida. No es ni nunca ha sido una cuestión de igualdad. Fundamentalmente, a los ojos del Islam, los cristianos no son iguales. No debemos ser tratados como iguales; sólo debemos ser tolerados o no tolerados, dependiendo de la intensidad del espíritu yihadista prevalente. Sí, la raíz de todo esto son las enseñanzas de la Yihad, que es la justificación de los actos de violencia.
Los cristianos iraquíes están regresando de nuevo a sus pueblos. ¿Está la situación mejorando? ¿Cómo es la vida de los cristianos y demás minorías?
Todavía hay grupos extremistas, cada vez más numerosos, que afirman que matar a cristianos y yazidíes ayuda a difundir el Islam. Al adherirse estrictamente a las enseñanzas coránicas, prescriben la condición de dhimmi (ciudadanía de segunda clase) a las minorías, permitiendo la confiscación de propiedades y la aplicación de la yicia, el impuesto islámico. Pero eso no es todo. Si ustedes fueran cristianos en Irak o en cualquier otro lugar de Oriente Próximo, nunca aceptarían ni por un momento la sombra bajo la que vivimos, y bajo la que hemos vivido durante siglos. Según la Constitución de mi país, somos ciudadanos de menor rango, vivimos a merced de los que se autoproclaman superiores a nosotros. Nuestra humanidad no nos da derechos.
En los países occidentales ustedes son iguales ante la ley. Este principio básico de la vida europea y americana es el fundamento del orden civil cristiano, en el que todos somos hijos de un Dios amoroso, creados a Su imagen y semejanza, lo cual nos confiere dignidad a todos y nos insta al respeto mutuo. La seguridad civil nace de una visión del mundo que valora a cada ser humano no por su posición o función, sino simplemente por el hecho de ser humano. Esta visión ha sido el gran regalo de la tradición judeo-cristiana. Reconstruir la sociedad civil significa reconstruirla para todos. Cada uno ocupa un lugar y cada uno tiene la oportunidad de prosperar.
La verdad es que hay una crisis fundacional dentro del propio Islam, y si esta crisis no se admite, no se aborda y no se arregla, entonces no puede haber un porvenir para la sociedad civil en Oriente Próximo, y, de hecho, en ningún lugar donde el Islam se imponga sobre una nación.
Algunos dicen que la brutalidad y la violencia del EI también han cambiado al mundo islámico. ¿Qué opina usted?
Claramente, el EI ha conmocionado la conciencia del mundo, y también ha conmocionado la conciencia del mundo de mayoría islámica. La cuestión ahora es si el Islam dará o no continuidad a una trayectoria política en la que la sharía es la base del derecho civil y donde casi todos los aspectos de la vida quedan circunscritos a la religión, o si se desarrollará un movimiento más cívico y tolerante.
La derrota del EI no se ha visto acompañada de la derrota de la idea del restablecimiento del Califato. Esta idea ha vuelto a resurgir y ahora está firmemente implantada en mentes de todo el mundo musulmán. Y con esta idea del Califato vienen todas las estructuras formales históricas de desigualdad y discriminación en relación con los no musulmanes. Y aquí no solo me refiero a Iraq. Vemos a líderes en otros países de Oriente Próximo que claramente están actuando de una manera coherente con el restablecimiento del Califato.
¿Cómo cree que reaccionará Occidente ante ello?
Esa es una pregunta crucial, y las minorías religiosas de Oriente Próximo querrían saber la respuesta. ¿Seguirán tolerando esta persecución organizada y sin fin contra nosotros? Cuando la próxima ola de violencia empiece a golpearnos, ¿alguien en sus universidades organizará manifestaciones y portará carteles que digan: “Todos somos cristianos”? Y sí, hablo de la “próxima ola de violencia” porque esta será simplemente el resultado natural de un sistema gobernante que predica la desigualdad y justifica la persecución. La ecuación no es complicada. A un grupo se le enseña que es superior y que tiene derecho a tratar a los demás como seres humanos inferiores sobre la base de su fe y sus prácticas religiosas. Esta enseñanza conduce inevitablemente a la violencia contra los “inferiores” que se niegan a cambiar de fe. Y ahí la tienen: la historia de los cristianos en Oriente Próximo durante los últimos 1.400 años.
Pero, ¿cuál sería la solución? ¿Cómo podemos construir un futuro mejor?
El cambio debe producirse como resultado de un trabajo consciente del propio mundo musulmán. Vemos pequeños comienzos de ello, quizás, en Egipto, en Jordania, en Asia, incluso en Arabia Saudí. Ciertamente, queda por ver si se trata de algo realmente sincero.
¿Tiene el Cristianismo en Oriente Próximo una misión profética?
El mío es un papel misionero: dar testimonio diario de las enseñanzas de Cristo, mostrar la verdad de Cristo y dar ejemplo vivo a nuestros vecinos musulmanes de un camino hacia un mundo de perdón, de humildad, de amor y de paz. Para que no haya confusión, no estoy hablando de conversión. Más bien estoy hablando de la verdad fundamental del perdón que los cristianos de Iraq podemos compartir, y que podemos compartir desde una posición de claridad moral históricamente única. Nosotros perdonamos a aquellos que nos asesinan, que nos torturan, que nos violan, que buscan destruir todo lo que tiene que ver con nosotros. Nosotros los perdonamos. En nombre de Cristo, los perdonamos. Y así les decimos a nuestros vecinos musulmanes: aprended esto de nosotros. Permitid que os ayudemos a sanar. Vuestras heridas son tan profundas como las nuestras. Nosotros lo sabemos. Rezamos por vuestra curación. Curemos juntos a nuestro herido y torturado país.
¿Y qué hay de nuestra sociedad secular de Occidente? En su opinión, ¿cuál es nuestra función?
Os pedimos que consideréis nuestra situación con veracidad, tal como es en realidad, no según interpretaciones de un relativismo histórico que disminuye, o más bien insulta, la realidad de nuestro sufrimiento, privándonos así incluso de la dignidad de nuestra perseverancia en la fe . El fin último de la lucha es comprender la naturaleza de la batalla que libran. Para ello, os tendréis que preguntar: ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir una sociedad moderada y decente sin la influencia de las instituciones cristianas? ¿Cuánto tiempo puede perdurar la tradición después de la muerte de la fe? ¿Cómo se llenará el vacío? Se ha pasado por alto el papel que las comunidades cristianas desempeñan o han desempeñado en las sociedades islámicas, así como que es una parte importante de la formación de la sociedad civil en la mayor parte del mundo. Y esto hay que destacarlo porque la situación en Iraq ha sido malinterpretada de manera lamentable por los mandatarios occidentales. No hay razón para creer que no malinterpretarán los mismos signos y presagios en sus propios países. ¿Creéis que estáis muy lejos del caos en Irak? Permitidme que os diga que solo estáis a seis horas de distancia.
Hablando de mandatarios ¿cuál debería ser el papel de los políticos?
Pedimos que unan esfuerzos para garantizar la igualdad de trato para todas las minorías en Irak y en otros lugares. También rezamos para que los políticos tengan la humildad de reconocer que sus teorías han sido casi universalmente erróneas, basadas como estaban en valoraciones fundamentalmente equivocadas acerca del pueblo iraquí y su situación. A causa de estas políticas equivocadas, diseñadas desde la comodidad y seguridad de la lejanía, y abordadas en los medios de comunicación como asuntos de discusión intelectual partidista, cientos de miles de personas inocentes han muerto. Un país entero ha sido destrozado y dejado a merced de los chacales. Todo este horror comenzó con la política, por lo que rogamos a aquellos de vosotros que continuáis teniendo acceso a la formulación de políticas para vuestro país, que recordéis a diario que vuestras valoraciones políticas y las de vuestros aliados tienen consecuencias de vida o muerte. Por favor, sed humildes y aseguraos de que realmente entendéis a la gente a la que estáis sentenciando. Entender lo que ha sucedido en Irak significa ser veraz acerca de la naturaleza y el propósito del orden civil cristiano. Significa ser sincero acerca de la naturaleza y el propósito de las leyes del Islam. Significa ser sincero acerca de lo que sucede cuando estos dos se juntan en un solo lugar. Entiendo que este es un tema incómodo para discutir desde la comodidad de un país pacífico, pero para los cristianos iraquíes este no es un asunto abstracto.
Quizá la más dolorosa pregunta: ¿Estamos ante el fin del Cristianismo en Irak?
Podría ser. Reconozcámoslo. En los años precedentes a 2003 llegamos a ser hasta un millón y medio de creyentes: el seis por ciento de la población iraquí. Hoy en día, tal vez solo quedemos 250.000, tal vez menos, y los que quedamos debemos estar preparados para el martirio.
Al final, todo el mundo se enfrenta a un momento de verdad. ¿Se permitirá que un pueblo pacífico e inocente sea perseguido y eliminado por su fe? Y, por no querer decirles la verdad a los perseguidores, ¿será el mundo cómplice de nuestra eliminación? El mundo debería entender que en nuestro camino hacia la extinción no vamos a continuar en silencio. A partir de ahora diremos la verdad y viviremos la verdad, abrazando plenamente nuestro testimonio y misión cristianos, para que, si algún día desaparecemos, nadie pueda decir: ¿cómo pudo ocurrir esto? Los cristianos somos un pueblo de esperanza. Pero el hecho de afrontar el final también nos aporta claridad, y con ello, el valor de decir finalmente la verdad. La esperanza de permanecer en nuestra antigua patria depende ahora de nuestra capacidad y la de nuestros opresores – y del mundo entero – de admitir estas verdades. La violencia y la discriminación contra los inocentes deben cesar. Aquellos que las predican deben detenerse. Los cristianos de Irak, que hemos afrontado 1.400 años de persecución, violencia y genocidio, estamos dispuestos a elevar la voz y a dar testimonio ante nuestros opresores y el mundo, independientemente de las consecuencias.
Los primeros siglos estuvieron marcados como sabemos por la historia de la cruenta persecución contra los cristianos. Durante cuatrocientos años los servidores del Evangelio sabían lo que suponía seguir a Cristo y no a los ídolos del Imperio. Pero esto no les echa hacia atrás sino que logra imprimirles como un carácter haciendo frente a cualquier adversidad que se pueda presentar. Santa Regina es un ejemplo.
Hacemos memoria en este día de Santa Regina. Vive en el siglo III y su nombre alude a este mismo término latino cuyo significado es Reina. Hija de padre romano y madre gala, a los quince años se convierte y, desde ese momento, hace voto de consagración especial a Cristo. Muchos reparan en la joven, entre ellos, el prefecto romano, ante quien Regina descubre su Fe.
Desde ese momento ha firmado su sentencia de muerte ya que esto le acarrea ser apresada y encarcelada, creyendo el prefecto que, a la vuelta de sus empresas por el imperio, Regina habrá mudado de pensamiento. Sin embargo, ella se reafirma más en su condición de cristiana, mostrándose valiente ante lo que esto pueda suponerle.
Será entonces cuando le instan a ofrecer sacrificios a los ídolos. Era como una oportunidad que el magnánimo Imperio daba a sus prisioneros en un gesto de ficticia compasión. La joven, que ya había tenido una visión del Cielo que le confortaba, rechaza esas tentaciones por lo que sufre muchos tormentos, hasta que, por fin, muere degollada.
Su manera de enfrentarse al martirio, arrastra a muchos que lo presencian, a la conversión y al cambio de vida. Así se pone de manifiesto, una vez más, de lo que es capaz un alma por amor al Reino de Dios, reinando para siempre con Él.