Arqueólogos descubren ruinas de iglesia cristiana primitiva en Egipto

El descubrimiento fue realizado por investigadores polacos en excavaciones cerca de la ciudad de Alejandría.

EGIPTO. – Arqueólogos polacos descubrieron una iglesia del IV siglo en Egipto, que de acuerdo con ellos, puede ser una de las iglesias cristianas más antiguas del país. Las ruinas de la iglesia fueron descubiertas en el antiguo puerto de Marea, cerca de la ciudad Alejandría.

Marea era una bulliciosa ciudad portuaria en el Lago Maeortis, ahora conocida com Mariout y “sirvió como el puerto de Alejandría para barcos que navegaban en el Nilo".

Era una comunidad urbana muy rica, de acuerdo con las fuentes sobrevivientes, de período helenístico hasta la era bizantina. La ciudad entró en decadencia después de la conquista árabe de Egipto y fue gravemente dañada por un terremoto y más tarde fue abandonada.

Un equipo del Centro de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia, viene realizando investigaciones en el lugar desde el 2000, incluyendo trabajos de excavación y conservación.

Los expertos continúan investigando el sitio arqueológico para obtener más información sobre la naturaleza de las primeras iglesias y esto puede traer conocimiento sobre la comunidad cristiana primitiva en Egipto.

Cristianismo en Egipto

Los descubrimientos más interesantes del equipo en Marea hasta ahora incluyen una basílica, una capilla funeraria y las mayores colecciones de fragmentos cerámicos (“ostracas" para los arqueólogos) descubiertas en Egipto.

En la basílica que funcionó del siglo 5 al siglo 8, los arqueólogos descubrieron remanentes muy antiguos.

“Al final de la última temporada de la investigación, debajo del piso de la basílica, encontramos los restos de una pared, que revelaron ser las paredes externas de una iglesia aún más antigua”, dijo el Dr. Krzysztof Babraj, del Museo de Arqueología de Cracovia, quien lideró la investigación sobre la basílica.

“Este es uno de los más antiguos templos cristianos descubiertos en Egipto hasta ahora”, agregó.

Terremoto

La iglesia más vieja está debajo de la basílica, que fue destruida por un terremoto que devastó Marea en el octavo siglo después de Cristo. La forma de sus paredes de cal, junto con fragmentos de cerámica y vidrio encontrados dentro de las ruinas, indican que la iglesia se remonta a mediados del siglo IV.

Las ruinas miden 24 por 15 metros, la iglesia fue decorada con azulejos policromos, de los cuales pocos quedaron. Los arqueólogos están recogiendo lo que queda de ellos, esparcidos en miles de fragmentos. Todas las tejas fueron destruidas durante el terremoto y están en fragmentos.

La iglesia más antigua tenía paredes de piedra caliza que estaban llenas de detritos y piedras. El equipo logró datar el edificio debido a los fragmentos de cerámica u ostraca encontrados en las ruinas.

Los muros exteriores de la iglesia fueron identificados y fueron construidos en forma de una cruz, típica de las casas de culto cristianas, desde los tiempos antiguos hasta hoy. Cuando la Iglesia más grande fue destruida, el lugar de culto más antiguo fue completamente enterrado por albañiles y pilares, quedando perdida en la historia hasta ser revelada ahora por el equipo de investigación.

“Nuestro descubrimiento también es importante porque básicamente no conocemos ningún remanente de iglesias de la metrópolis vecina de Alejandría. Ahora sabemos cómo pueden parecer, y es por eso que es tan importante continuar nuestra investigación que acabamos de empezar en la vieja iglesia”, dijo Babraj, explicando el significado del descubrimiento.

La más antigua iglesia cristiana en Egipto que todavía está en uso, es la famosa Iglesia Colgante en El Cairo, que data de los años 690 d.C.

 

Noticia Cristiana

A 50 metros de la casa donde vive Pringantha Jayakody, un terrorista suicida asesinó a 150 personas.

Entre los asistentes a la Misa de Pascua en la parroquia de Saint Sebastian de Negombo, en Sri Lanka, donde ocurrió la masacre estaban su mujer y su hijo.

 

PRINGANTHA JAYAKODY
Marido de una víctima
“Mi vecino me dijo que había visto a mi hijo andando. Estaba sangrando, con sangre en toda su ropa. Pero estaba andando. Así que dije ‘Gracias a Dios’, porque pensé que eso significaba que estaban vivos. Y pensé que mi mujer también estaba a salvo. Tal vez herida o algo así. Estuve esperando y esperando...”

Las heridas del hijo fueron leves, aunque le han dejado marcado. En cuanto a su mujer, al principió creyó que podría estar entre los cientos de heridos, dispersos por los hospitales. Tardó días en aceptar su muerte, semanas en contener las lágrimas y solo mes después pudo contar su experiencia y perdonar a los asesinos por una razón.

PRINGANTHA JAYAKODY
Marido de una víctima
“Pese a todo, sigo diciendo que estamos orgullosos de ser católicos. Sin dudarlo. En mi situación, aún puedo decir que estoy orgulloso de ser católico.... Las víctimas dedicaron sus vidas, incluida mi mujer, dedicaron sus vidas a Dios, a nada más”.

El padre Shamir era uno de los concelebrantes el día de la matanza. Estaba exactamente aquí, junto al altar cuando le sorprendieron la explosión y los gritos de dolor de las víctimas.

P. SHAMIR
Parroquia de San Sebastián, Negombo (Sri Lanka)
“Ha sido una experiencia terrible, muy triste. Para nuestro fieles, después de este ataque, la fe de la gente no ha disminuído, sino que ha salido fortalecida. Ahora vemos a la gente acudiendo a grandes encuentros, a los servicios religiosos, la Santa Misa, para recibir la Comunión. Y pienso que se ha producido un aumento del número de los fieles que vienen y participan en los servicios religiosos.”.

Las bombas de los terroristas han destrozado vidas y edificios, pero no han logrado reducir la fe.

Así lo ha comprobado el equipo internacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre que ha visitado Sri Lanka para llevarles el apoyo y la solidaridad de toda la Iglesia. Según la fundación la ayuda inmediata ha sido rápida pero ahora es urgente reforzar la comunidad cristiana con proyectos de largo plazo para que logre recuperarse de este duro golpe.

RomeReports

SANTOS GERVASIO Y PROTASIO
Mártires + Milán, hacia 30

19 de Junio

Es muy probable, entonces, que sufrieran el martirio en tiempos del emperador Diocleciano (304).

"También fue entonces cuando, en una visión, le manifestaste, a tu obispo ya citado (Ambrosio), el lugar en que yacían sepultados los cuerpos de los mártires Protasio y Gervasio. Tú los habías mantenido ocultos e incorruptos durante muchos años en el tesoro de tu secreto, para sacarlos a la luz pública en esta oportunidad, y así desbravar la rabia de una mujer que por añadidura era la emperatriz (Justina, partidaria acérrima de los arrianos). Tras su descubrimiento y exhumación, al proceder al solemne traslado, con los debidos honores, a la basílica ambrosiana, no sólo se produjeron curaciones de personas atormentadas por espíritus inmundos y reconocidas por ellos mismos, sino que un ciudadano conocidísimo en la ciudad, que llevaba varios años ciego, al preguntar por las razones del alboroto del pueblo, que exteriorizaba ruidosamente su alegría, y al enterarse del hecho, dio un salto e hizo que el lazarillo le condujera al lugar.

Una vez que llegó, rogó que se le permitiera el acceso para tocar con su pañuelo el féretro de tus santos, cuya muerte es preciosa a tus ojos. Tan pronto como realizó este gesto y aplicó el pañuelo a sus ojos, éstos se abrieron al instante. Al punto se divulgó la noticia, y resonaron tus alaban-zas cálidas y radiantes. Y aunque con este suceso el ánimo de aquella mujer hostil no se orientara a la fe salvadora, por lo menos le sirvió de freno a su manía sectaria. ¡Gracias a ti, Dios mío! Pero ¿de dónde y a dónde has guiado mi recuerdo, para que también te confiese a ti en estos acontecimientos que, aunque importantes, ya los había relegado al olvido y pasado por alto?» Así se expresaba un testigo directo del acontecimiento, San Agustín (-28 de agosto), que entonces se encontraba en Milán, preparándose para el bautismo: 15 años después, recordaba este episodio en las Confesiones (IX, 7, 16).

Recuerdo, que vuelve a reiterar siete años más tarde, al escribir en La Ciudad de Dios (XXII, 8, 2): «Tuvo lugar en Milán, estando yo allí, el milagro de la curación de un ciego, que pudo llegar al conocimiento de muchos por ser la ciudad tan grande, corte del emperador, y por haber tenido como testigo un inmenso gentío que se agolpaba ante los cuerpos de los mártires Gervasio y Protasio. Estaban ocultos estos cuerpos y casi ignorados; fueron descubiertos al serle revelado en sueño al obispo Ambrosio. Allí vio la luz aquel ciego, disipadas las anteriores tinieblas».

Una tercera vez vuelve San Agustín a recordar estos santos mártires, en un sermón pronunciado en su memoria el año 425, en el que habla del valor del martirio: «Celebramos, pues, hermanos, en este día la memoria, viva en este lugar (Argentarium), de los santos mártires milaneses Gervasio y Protasio. No celebramos el día en que aquí tuvo lugar, sino el día en que fue descubierta la muerte, preciosa a los ojos de Dios, de estos santos por obra del hombre de Dios, el obispo Ambrosio. También yo fui testigo entonces de la gloria inmensa de esos mártires. Me hallaba allí, en Milán; vi los milagros hechos, con los que Dios daba testimonio a favor de la muerte de sus santos. Gracias a aquellos milagros, en efecto, su muerte ya no fue sólo preciosa a los ojos del Señor, sino también a los de los hombres. Un ciego conocidísimo en toda la ciudad recobró la vista, corrió, hizo que lo llevasen, y volvió sin que nadie lo guiase. No sé que haya muerto, quizá viva todavía. Ha prometido pasar toda su vida al servicio de la basílica en que yacen los cuerpos de los santos. Yo que disfruté viéndole a él, lo dejé entregado a su servicio» (Sermón 286, 4).

Pero hay otro testimonio, más directo aún, que es el del mismo San Ambrosio (e' 7 de diciembre), quien a raíz del hallazgo el 19 de junio de 386 de sus cuerpos incorruptos escribió a su hermana Marcelina una carta (la 77), en la que le cuenta lo que ha sucedido: «Habiendo hecho la dedicación de la basílica, varios vecinos vinieron a decirme que hiciera esta ceremonia con la misma solemnidad con que se hizo la de los apóstoles en la Puerta Romana. Hablaban de encontrar reliquias de mártires. Al mismo tiempo, sentí dentro de mí un ardor que me pareció que era un feliz presagio. (...) En una palabra, Dios me concedió esta gracia. Porque, estando mis clérigos con temor, mandé cavar en la tierra donde estabanlos sepulcros de los santos Félix y Nabor. Encontré bastantes señales, y habiendo hecho traer los posesos sobre los que debía yo imponer las manos, los santos mártires comenzaron a aparecer de tal manera que, cuando yo guardaba todavía silencio y antes de haber comenzado los exorcismos, se descubrió una urna y se abrió en el lugar sagrado de sus túmulos. Encontramos dos cuerpos humanos de un estatura extraordinaria como eran en los tiempos antiguos. Todos sus huesos estaban enteros. Había mucha sangre. La afluencia del pueblo fue grande durante esos dos días. Abreviando, dispusimos todos los huesos según su orden y los trasladamos, al atardecer, a la basílica de Fausto. Allí se celebraron vigilias durante toda la noche. Impuse las manos sobre los posesos. Al día siguiente, los llevamos (los cuerpos) a la basílica nueva».

Esta basílica recibió, como era costumbre desde antiguo, el nombre del fundador; después, la gloria de los mártires quedó eclipsada por la del gran obispo de Milán, y siguió siendo de San Ambrosio. En la cripta de esta basílica, junto a los mártires Gervasio y Protasio, actualmente se encuentran también los restos de San Ambrosio, expuestos todos ellos a la veneración pública.

Por su parte, Paulino de Nola (-22 de junio) insiste todavía más en la ignorancia en que se estaba sobre la presencia de los cuerpos de los mártires: «Los santos mártires Protasio y Gervasio..., estaban colocados en la basílica en que se encuentran hoy los cuerpos de los santos Nabor y Félix. Éstos atraían gran concurso de fieles; de los mártires Gervasio y Protasio, se ignoraban hasta los nombres, así como la sepultura, y se pisaban sus túmulos para llegar a las barreras que protegían los de los santos mártires Nabor yFélix».

San Ambrosio fue el primero en desarrollar sistemáticamente el culto a las reliquias como medio para derrotar el desafío popular del arrianismo. Él era totalmente sincero en el culto a las reliquias. Creía que éstas eran la contrapartida necesaria para contrarrestar las numerosas cohortes de espíritus perversos que pueblan la tierra, tentando al hombre. Pero Milán era pobre en este sentido: no tenía mártires tutelares importantes, como los tenía Roma (Pedro y Pablo), Constantinopla (Andrés, Lucas o Timoteo) o Jerusalén (Esteban, Juan Bautista y la propia cruz de Cristo). Y providencialmente, aparecieron los cuerpos de los santos Gervasio y Protasio, y San Ambrosio fomentó el éxito popular del hallazgo para combatir a los arrianos. Fueron éstos precisamente quienes se burlaron del hallazgo y lo calificaron de engaño, molestos por la afluencia de gente, pero pronto se sintieron desalentados por el éxito popular ante el hallazgo de Ambrosio, quien así les demostraba «que Dios estaba de su parte».

Por tanto, el culto de los santos Gervasio y Protasio fue honrado de manera bastante poco conforme con las reglas ordinarias. Pero, por medio de San Ambrosio, obispo venerado en toda la cristiandad, se extendió rápidamente, pues él mismo envió reliquias de estos santos a varios obispos amigos suyos, como el de Rouen (Francia) o el de Brescia (Italia). En Roma, se erigió la vigésima quinta y última iglesia dedicada a estos santos mártires, fundada gracias a la generosidad de una dama, Vestina, en el pontificado del papa Inocencio I (401-407). En seguida, su culto se extendió por Francia y por todo el Occidente, entrando también en el elenco de las Letanías de los santos. Ni San Ambrosio ni San Agustín, por honradez, quisieron decir nada de la vida de estos santos, pues nada sabían; más tarde, se les atribuyeron leyendas más o menos edificantes, pero sin valor histórico. También el relato del hallazgo fue embellecido.

Pero ¿y la vida de estos santos mártires? Pues en realidad, de estos santos no sabemos nada. El mismo San Ambrosio reconoce que los ancianos del lugar sólo recordaban haber oído el nombreo haber visto su epitafio. Es muy probable, entonces, que sufrieran el martirio en tiempos del emperador Diocleciano (304). Pero ¿no es suficiente que se hayan ocupado de ellos estos dos extraordinarios Padres de la Iglesia, San Ambrosio y San Agustín?

RAFAEL DEL OLMO VEROS, O.S.A.

 

 

 

Monte de las Bienaventuranzas es el nombre que recibe una colina en el norte de Israel, en el que, según la tradición, Jesús pronunció el Sermón de la Montaña.

El lugar tradicional para el Monte de las Bienaventuranzas está en la orilla noroeste del Mar de Galilea, entre Cafarnaúm y Genesaret (Ginosar). La ubicación exacta del Sermón de la Montaña es incierta, pero el sitio actual (alternativamente conocido como el Monte Eremos) ha conmemorado el hecho desde hace más de 1600 años. El sitio está muy cerca de Tabgha. Otros lugares sugeridos han incluido el cercano Monte Arbel, o incluso los Cuernos de Hattin.

“Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y abriendo su boca les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo: de la misma manera persiguieron a los profetas que os precedieron” (Mt 5,1-13).
El lugar es de una gran belleza. La iglesia de las bienaventuranzas es, para mi gusto, una de las más bonitas de Tierra Santa, también por cómo el arquitecto supo diseñarla para ese lugar. Diseñada por el italiano Barluzzi en el año 1937. El mismo nos la describe con estas palabras:
-«Sobre las dulces colinas que rodean el lago de Tiberíades, a 150 metros de altura, al Norte, y que recuerdan el sermón de la Montaña… ha surgido en 1938 el santuario de las Bienaventuranzas. Domina el lago desde una altura aproximada de 200 m. La Iglesia es de planta octogonal (porque ocho son las Bienaventuranzas), rematada por una cúpula, y arcos abiertos en torno al altar. Y, desde la galería exterior que la circunda, se puede disfrutar al máximo de la contemplación de tan singular panorama, al tiempo que se escucha el gorjeo de los pájaros, y el alma descansa entre el azul del cielo y el mar, y el colorido de las flores sobre el fondo verde de la colina. Por su forma y colorido, el Santuario de las Bienaventuranzas muestra la joya estética y espiritual que puede producir una sencillez, junto a una elegancia no artificiosa, que envuelve el espíritu en la contemplación de la piedad.»
Por razones estéticas y panorámicas, se eligió la cima para la nueva Iglesia, como lugar donde conmemorar este evento de la vida del Señor. El lugar primigenio se encuentra un poco más abajo, en la ladera, cerca del lago, donde hay unas pocas ruinas, frente a la Iglesia del Primado. La Monja peregrina española Egeria recuerda ese lugar y esta tradición, cuando escribe, en el s. IV:
-«En un monte que está allí cerca hay una cueva, subiendo a la cual pronunció el Señor la bienaventuranzas».
Es un lugar especial para pedir por la salvación de todos los hombres, especialmente de aquellos que están pegados a lo terreno y no han descubierto la vida del espíritu, el amor que Dios ha prometido a los que creen en Él.
http://unsacerdoteentierrasanta.blogspot.com

La Iglesia, "misterio de la luna"

Como la madre y la luna, la Iglesia concibe en virtud de la semilla vital que recibe y da una luz que ella recibe del sol (Cristo) para hacerla suya. 

Los escritores cristianos de los primeros siglos gustaban de comparar a la Iglesia con la luna, porque la luz que tiene no es propia, sino que la recibe del sol[1]. La constitución del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia “Lumen gentium” (luz de las gentes) comienza por esas palabras, que no se refieren a la Iglesia sino a Cristo. Él es la luz de los pueblos. Y por eso, el Concilio, expresión de la Iglesia, “reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura[2] con la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia”.

Para el papa Francisco, es importante percibir que el centro del cristianismo es Cristo. No somos nosotros y ni siquiera la Iglesia, que de otro modo podría funcionalizarse y convertirse en una ONG. Ella debe ser, según los Padres, como la luna, que transmite una luz que no es propia. No puede ser “autorreferencial” –es decir, hablar solo de sí misma, vivir para sí misma–, sino misionera. De otra manera, insiste el papa, dejaría de ser institución divina para pasar a ser obra de hombres (cf. Discursoen el Encuentro con el Comité del CELAM, Río de Janeiro, 28-VII-2013).

Fe en Dios y en la Iglesia1. Fe en Dios y en la Iglesia. El Concilio Vaticano II explicó que la Iglesia es uno de los "misterios" –verdades o realidades de la fe cristiana que van más allá de nuestra razón– (cf. LG, capítulo 1). Ahora bien, ¿qué decir a una persona que afirma que cree en Dios pero que no cree en la Iglesia? Y por otra parte, ¿qué significa “creer en la Iglesia”?

Cabría comenzar diciendo que las dos cosas no están en el mismo nivel. Primero, la fe en Dios, sobre la base de la razón –que puede llegar a la existencia de un ser infinitamente bueno y justo–, nos lleva a afirmar que Dios existe; a fiarnos totalmente de Él y a buscarle como sentido total de nuestra vida.
Para un cristiano, creer en Dios es inseparable de creer en Jesucristo, que nos manifiesta el amor de Dios; y en el Espíritu Santo, que es el que nos lleva a la fe.

Segundo, cuando un cristiano dice “creo en la Iglesia” quiere decir que cree que existe la Iglesia como obra de Dios, querida y fundada por Cristo, vivificada y asistida por el Espíritu Santo, para ser medio de salvación. Así la “fe” en la Iglesia es inseparable de la fe en Dios. Ciertamente, la Iglesia no es Dios, y no es por sí misma objeto de fe, como, en cambio, sí lo es Dios. Como la luna, la Iglesia da una luz que no es suya, solo la transmite. La fe que anuncia la Iglesia no es la fe “en ella”, sino en Dios.

Así dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “En el Símbolo de los Apóstoles, hacemos profesión de creer que existe una Iglesia Santa, y no de creer en la Iglesia, para no confundir a Dios con sus obras y para atribuir claramente a la bondad de Dios todos los dones que ha puesto en su Iglesia” (n. 750).

Al mismo tiempo, creer en Dios nos lleva a confiar en la Iglesia, sabernos y sentirnos parte de la IglesiaMisterio de comunión con Dios y con los que están unidos con Él. Ella es también, a lo largo de la historia, “sacramento” (signo e instrumento de salvación[3]), en sentido amplio para todos los hombres, familia de Dios y semilla de una nueva y definitiva fraternidad universal.


Fiarse de la Iglesia es fiarse de Cristo

2. Fiarse de la Iglesia es fiarse de Cristo. En la práctica, cuando una persona dice que “cree en Dios” pero “no cree en la Iglesia”, suele significar que no se fía de que la Iglesia tenga que ver con Dios. Y esto puede ser por algo que ha oído o le han contado y no ha verificado suficientemente, por alguna “herida” personal que no ha curado adecuadamente, alguna duda que se ha planteado y no ha sabido resolver, una idea de Dios poco cristiana, algo que ha supuesto para esa persona un escándalo, quizá por la mala conducta de algunos cristianos e incluso pastores de la Iglesia.

Vienen bien aquí unas palabras de Benedicto XVI, cuando, en el Olimpyastadion de Berlin (22-IV-2011) señalaba que no se entiende a la Iglesia si se la mira quedándose en su apariencia exterior; si se la considera “únicamente como una organización más en una sociedad democrática, a tenor de cuyas normas y leyes se juzga y se trata una figura tan difícil de comprender como es la ‘Iglesia’. Si a esto se añade también la experiencia dolorosa de que en la Iglesia hay peces buenos y malos, grano y cizaña, y si la mirada se fija sólo en las cosas negativas, entonces ya no se revela el misterio grande y profundo de la Iglesia”. De esa visión no brota ya la alegría de pertenecer a esta vid.

Los Padres de la Iglesia se fijaban en que la luna muere, genera la vida y renace radiante[4]. Como la madre y la luna, la Iglesia concibe en virtud de la semilla vital que recibe y da una luz que ella, siendo solamente otra tierra, recibe del sol (Cristo) para hacerla suya. Lo importante es que la Iglesia es de Dios, ha sido querida por Cristo para salvar al hombre, y en ella actúa el Espíritu Santo para que sea luz y vida de las personas y del mundo. Pero esto solo lo puedo descubrir si me abro a Dios y a los demás, si me comprometo como cristiano. Si estoy dispuesto a cambiar lo que haga falta para buscar la verdad junto con el amor.

Cabría decir que “creer en la Iglesia” significa creer que Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, sigue viviendo. Y que actúa, hoy y en todas las épocas, por medio de los cristianos. Esto no es una imaginación sin fundamento ni una pretensión sin sentido. Es una realidad que va dejando huella en la historia, y que se apoya en lo que Cristo hizo, enseñó y prometió.

¿Con qué fin? Para que los cristianos den luz y vida verdadera al mundo. ¿Y cómo? La mayoría de los cristianos lo harán desde su lugar en el mundo, en su trabajo, en sus familias, con sus relaciones culturales, en sus actividades sociales, con tal de que permanezca cada uno en unión con Dios y abierto a las necesidades materiales y espirituales de los demás.

La fe no es individualista

3. La fe no es individialista. La existencia de la Iglesia nos habla de que la fe cristiana no es individualista, no es algo solitario, como el producto de mi pensamiento, ni se puede vivir al margen de los demás cristianos. Como ha enseñado Benedicto XVI, “nuestra fe es verdaderamente personal, solo si es a la vez comunitaria: puede ser ‘mi fe’, solo si vive y se mueve en el ‘nosotros’ de la Iglesia, solo si es nuestra fe, nuestra fe común en la única Iglesia” (Audiencia general, 31-X-2012).

Esto no quiere decir que yo pierda mi personalidad, sino al contrario: al vivir con Cristo y con los que viven con él, mi personalidad se dilata. Mi conocimiento adquiere un mayor alcance. Crece mi capacidad de amar y aumenta la eficacia de todo lo que hago, pues adquiere un valor de ofrenda a Dios y de servicio a los demás. Yo me encuentro fortalecido con la ayuda de los demás, y también yo les ayudo, incluso con mis pocas fuerza.

Santidad y pecado en la Iglesia

4. Santidad y pecado en la Iglesia. Como la luna, hay en la Iglesia luces y manchas, montañas y cráteres, podríamos decir: santidad y pecado.

¿Cómo sé –se preguntaba también Joseph Ratzinger– que la Iglesia católica es la verdadera? Y respondía: porque ella guarda, para transmitirlo de modo vivo, todo lo que Cristo hizo y enseñó. Y de esto hay suficientes signos: la vida y el ejemplo admirable de los santos, los milagros (que siguen existiendo y puede probarse que no tienen causas naturales), la calidad del pensamiento que origina la fe cristiana, su ayuda al desarrollo de las culturas, a la defensa de los derechos humanos, a la promoción de la paz y de la justicia, la belleza de tantas realizaciones de la Iglesia en su conjunto y de muchos cristianos personalmente.

¿Pero no es verdad también que a veces los cristianos se han equivocado y han hecho daño a otros? ¿No es verdad que hay curas que no han hecho bien a las personas? Como todo aquello donde intervienen los hombres, también en el cristianismo ha habido equivocaciones, debilidades y pecados. Santidad y pecado coexisten durante la historia en la Iglesia. Pero si la Iglesia fuera algo meramente humano, habría desaparecido muy pronto. Comenzando porque los apóstoles abandonaron a Jesús ante su pasión, y uno de ellos (Judas) fue el que le traicionó. Pero Jesús prometió que Él no abandonaría a los suyos, y que el Espíritu Santo no permitiría que fueran dominados por el error o por el mal.

Ni las dificultades exteriores ni las interiores (los fallos de los cristianos) han sido capaces de acabar con la Iglesia porque la Iglesia es de Dios y no nuestra. Es verdad que los cristianos podemos dar mal ejemplo, y a veces lo hemos dado. Por eso hemos de estar vigilantes para ser fieles cada uno a lo que tenemos que hacer en el mundo: buscar la santidad y ayudar a los demás en el camino hacia Dios. La palabra Iglesia es transcripción del griego ek-klesis, que significa con-vocación, vocación junto con otros, llamada a la santidad que es llamada al amor.Llevar la luz de Cristo

5. La misión evangelizadora: llevar la luz de Cristo. También el papa Francisco ha recogido la imagen de la luna aplicada a la Iglesia, tomando palabras de san Ambrosio: “La Iglesia es verdaderamente como la luna: (...) no brilla con luz propia, sino con la luz de Cristo. Recibe su esplendor del Sol de justicia, para poder decir luego: “Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí”» (Hexameron, IV, 8, 32).

Cristo –continúa explicando Francisco– es la luz verdadera que brilla; y, en la medida en que la Iglesia está unida a él, en la medida en que se deja iluminar por él, ilumina también la vida de las personas y de los pueblos.

Por tanto, para la Iglesia evangelizar, ser misionera, no es ganar adeptos ni vender un producto –como podría ser para cualquier sociedad o grupo humano–, sino que que es una manifestación de su propia naturaleza. Se trata de anunciar y comunicar la vida divina que Dios nos da. La misión de la Iglesia es, por tanto, su vocación: hacer resplandecer la luz de Cristo es su servicio (cf. Homilía 6-I-2006).

“Una Iglesia en salida hasta los últimos confines exige una conversión misionera constante y permanente (...), esta apertura ilimitada, esta salida misericordiosa, como impulso urgente del amor y como fruto de su intrínseca lógica de don, de sacrificio y de gratuidad. (...) Cada uno de nosotros es una misión en el mundo porque es fruto del amor de Dios” (Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2019).

En consecuencia, todo esto se traduce en el compromiso evangelizador de cada cristiano, no solamente de aquellos que tienen una vocación específicamente misionera, destinada a bautizar y ofrecer la salvación cristiana en el respeto de la libertad personal de cada uno, en diálogo con las culturas y las religiones de los pueblos donde son enviados. Esta tarea de la misión “ad gentes” –a los no cristianos– será siempre necesaria también como signo para la conversión permanente de todos los cristianos (cf. Ibid.).

Lo cierto es que muchas personas esperan de todos nosotros un compromiso misionero, porque necesitan a Cristo, necesitan conocer el rostro del Padre. Necesitan ver esa luz que es Cristo –desde su “pequeña” fuente en Belén–, que atrae a todas las personas del mundo y guía a los pueblos por el camino de la paz (cf. Homilía6-I-2006).

Los autores cristianos, siguiendo a san Bernardo, muestran a María, coronada por el sol y con la luna bajo sus pies, como “vivo lazo de unión entre los dos astros, entre la Iglesia y Jesucristo” (citado por De Lubac, Meditación sobre la Iglesia, Madrid 2008).

Así exclama el beato Newman dirigiéndose a María: «¡Vellón entre el rocío y la superficie, Cristo y la Iglesia, el sol y la luna, tú eres la senda, Virgen María!» (citado por H. De Lubac, ibid.).

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[1] Hugo Rahner dedica a la Iglesia como “mysterium lunae” unas 140 páginas (cf. Simboli della Chiesa. L’ecclesiologia dei Padri,pp. 144-287, Milano 1995, original alemán de 1964).
[2] Cf. Mc 16, 15.
[3] Cf. Lumen gentium, nn. 1, 9, 48 y 59.
[4] Los Padres de la Iglesia reunieron elementos de la filosofía griega, del conocimiento científico de los pueblos primitivos y de la mitología, con otros procedentes de la Revelación cristiana, con el fin de inculturar la fe cristiana en su tiempo, además de prevenir contra la idolatría o la superstición centrada en los astros. Esto debe reflejarse también en cada cristiano singular: ha de morir a sí mismo en su unión e identificación con Cristo, para poder dar vida espiritual a otros. Y esto tiene lugar en el seno de la Iglesia a la vez que “edifica” a la Iglesia misma y participa de su misión, hasta llegar a la gloria eterna.

Publicado por Ramiro Pellitero
Fuente Iglesia y Nueva Evangelización

Mons. Martin Happe, obispo de la diócesis de Nuakchot, Mauritania, habla con Ayuda a la Iglesia Necesitada tras la reciente reunión de la tercera Asamblea Plenaria de los Obispos de África Occidental

Del 13 al 20 de mayo de 2019 se celebró en Uagadugú, capital de Burkina Faso, la tercera Asamblea Plenaria de los Obispos de África Occidental. Esta reunión se vio ensombrecida por los graves atentados terroristas en el país.

Mons. Martin Happeobispo de la diócesis de Nuakchot, Mauritania, participó en el encuentro episcopal de Burkina Faso. El prelado, de origen alemán, ha hablado con la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) sobre los dramáticos acontecimientos y la situación de los cristianos en esta región de África.

ACN: Mons. Happe, después de los múltiples asesinatos ocurridos en tan breve plazo de tiempo, ¿cómo reaccionaron los participantes en el encuentro de los obispos?

Mons. Martin Happe: El hecho de que a pesar de esos dramáticos acontecimientos más de cien obispos de varios países de África occidental acudieran al encuentro de Burkina Faso, ha supuesto un gesto de aliento para la Iglesia y para todo el país. No solo Burkina Faso está afectado por la violencia, sino toda la región. La violencia proviene de fundamentalistas islámicos que intentan iniciar conflictos sea dentro de grupos étnicos, como  entre católicos y musulmanes. Nadie sabe exactamente quién está detrás de todo esto. Por otro lado, hay que resaltar que la mayoría de las víctimas de esta ola de violencia son musulmanas.

¿Qué hace que los cristianos sean un blanco para los terroristas?

Antes de llegar a Mauritania trabajé durante 22 años en Malí, la mayor parte del tiempo en el norte del país. Fue entonces cuando comenzaron los ataques. Los fundamentalistas atacaban deliberadamente a la pequeña minoría cristiana. No se debe olvidar sin embargo que alrededor de 160.000 desplazados musulmanes de Malí han encontrado refugio en Mauritania. Para los fundamentalistas, estos musulmanes son también «herejes» porque no siguen ese islam de corte wahabí y fundamentalista. Los no musulmanes son, por supuesto, aún peores a los ojos de estos terroristas. Por eso los cristianos son su primer objetivo.

¿Es el fanatismo religioso la única razón de la persecución o existen otras causas?

Muchas veces el fanatismo religioso es solo un pretexto. Se trata de los recursos naturales, se trata del poder político. Es una historia muy compleja.

¿Cómo reaccionan los cristianos ante el terrorismo?

Tanto los obispos de África Occidental como el gobierno de Burkina Faso han dicho claramente durante los últimos días: No dejaremos que nos dividan. No nos dejaremos dividir entre las diferentes religiones y tribus. De lo contrario, caeremos en la trampa que nos tienden los terroristas.

¿Ve alguna posibilidad de que se escuchen más a las voces moderadas dentro del islam?

Este es un punto crucial. Los obispos lo formulamos así en el comunicado final de nuestro encuentro: los líderes religiosos deben cooperar concretamente. Debemos adoptar una postura clara y conjunta: quien mata en el nombre de Dios no puede llamarse a sí mismo un mensajero de Dios. Debemos reforzar esta cooperación, que ya existe. Este es el único medio de combatir la violencia.

Los países en África Occidental difieren mucho uno de otro. Hay países con mayoría cristiana como en Ghana. Y hay países donde los cristianos representan una pequeña minoría, por ejemplo en Mauritania. ¿Cómo es la situación allí?

En Mauritania, el Gobierno y la población conceden gran importancia al hecho de que se trate de una república islámica y no de una república islamista. El islamismo está muy vigilado. Ha habido planes de ataques, pero todos fueron descubiertos de antemano y frustrados. Como obispo católico, viajo por todo el país y no tengo miedo. Pero no sé cuánto tiempo durará esto.

¿Qué podemos hacer los cristianos en Europa?

Es importante mostrar nuestra solidaridad. En Mauritania, por ejemplo, somos una Iglesia muy pequeña, de unos 4.000 católicos. Es muy importante que recibamos visitantes, que la gente muestre interés, que se informe y rece por nosotros.

Ayuda a la Iglesia Necesitada

Hacer una peregrinación y pedir la intercesión de la Virgen María para perpetuar la seguridad y la paz en el país. Este es el espíritu con el que miles de cristianos y musulmanes participaron en la semana de celebraciones del monasterio Deir Al Tayr en Smalut, donde participaron además en la misa de la Ascensión en los últimos días.

El Monasterio, visitado por unos dos millones de fieles de las comunidades cristiana y musulmana solo durante esa semana, es conocido por su antigua iglesia excavada en el corazón de la montaña. La peregrinación al monasterio constituye la segunda etapa en el llamado “Camino de la Sagrada Familia”, el itinerario que une los lugares que cruzaron María, José y el Niño Jesús cuando se refugiaron en Egipto para escapar de la violencia de Herodes (ver Fides 26/02 / 2019). Cada año 35 millones de peregrinos recorren el camino.
Un mes después de la Pascua y hasta la Ascensión, se bautiza a decenas de niños en Smalut en la cueva donde la Sagrada Familia se refugió, en un ambiente de fiesta y convivencia. Las celebraciones de esta semana se suman a las diversas iniciativas de amistad que caracterizan la relación tradicional entre cristianos egipcios y musulmanes.
El Papa Francisco viajó a Egipto en 2017 y, hablando de esa visita apostólica, dijo en la audiencia general del 4 de octubre de 2017: “Recuerdo con afecto mi visita apostólica a su buena tierra y a su generosa gente; tierra en la que vivió San José, la Virgen María, el Niño Jesús y muchos profetas; tierra bendecida a través de los siglos por la preciosa sangre de los mártires y los justos; tierra de convivencia y hospitalidad; Tierra de encuentro, de historia y de civilización”.

Fides

En una localidad de la diócesis de Baoding, los católicos que hace tiempo estaban divididos entre “oficiales” y “clandestinos” se unen para convertir una fábrica abandonada en un lugar de oración, para las liturgias y para la celebración de los sacramentos. Los muros y pavimentos restaurados ven surgir la reconciliación en los corazones que habían estado divididos durante décadas

«Hemos esperado años y hemos tenido esperanzas en la unidad durante años. Ahora el viento del este ha llegado finalmente, y se sienten los pasos de la primavera acercándose». Son imágenes simples y sugestivas las que utilizan los católicos de Shizhuang para describir lo que ha sucedido entre ellos durante el mes de marzo de este 2019. Primero la misa de reconciliación entre la comunidad católica “oficial” y la comunidad católica “clandestina”, celebrada el 3 de marzo por el arzobispo Francisco An Shuxin, siguiendo el camino de la unidad y del perdón recíproco sugerido por el Papa Francisco. Después la comunión vivida y experimentada en un proyecto común, de gran impacto simbólico: la construcción colectiva de una iglesia “provisional” dentro de una fábrica abandonada.

Shizhuang es una localidad de 2000 habitantes, principalmente católicos (el 80%). Hasta hace no mucho, los sacerdotes y fieles de las llamadas comunidades “clandestinas” celebraban sus misas en las casas privadas. Después de la reconciliación de principios de marzo, se comprendió que el local que utilizaba la comunidad “oficial” no habría sido suficiente para contener las misas para los Bautismos católicos de la localidad, que finalmente se decidieron a compartir las liturgias eclesiásticas viviendo y manifestando su plena comunión sacramental. En las primeras celebraciones litúrgicas de la comunidad católica reconciliada, demasiadas personas se quedaban fuera del local, expuestas a la intemperie del norte de China, que todavía se siente en este periodo del año. Así, los católicos de la localidad de la diócesis de Baoding comenzaron a reunir fondos para construir una iglesia de dimensiones adecuadas. Mientras tanto pidieron permiso a las autoridades para poder adaptar una fábrica abandonada desde hace 30 años y convertirla en un espacio provisional para encontrarse y celebrar juntos la eucaristía.

Después de haber obtenido el consenso de las autoridades civiles, los sacerdotes y laicos se organizaron espontáneamente en equipos para arreglar la vieja fábrica y convertirla en lugar para la oración, para las liturgias y las celebraciones de los sacramentos.

La narración de esta aventura comunitaria, que ha recibido Vatican Insider, describe con conmoción el espectáculo del pueblo de Dios que «se ha puesto a construir la casa de Dios». Hombres y mujeres ofreciendo trabajo gratuito para la construcción, sudando y ensuciándose las manos juntos. El resto de la comunidad ofrece a los “constructores” el material necesario, además de comida y lo que se necesita para asegurar que puedan continuar con su trabajo. También se trabaja de noche, y, durante las sesiones de trabajo, los equipos de constructores viven juntos momentos de oración y visitas al Santísimo.

El trabajo gratuito surge claramente del agradecimiento compartido que los católicos de Shizhuang experimentan como rasgo característico de este nuevo periodo eclesial. «Si les preguntas de dónde sacan la energía necesaria para trabajar juntos», se lee en la narración de los hechos, «responden simplemente que están contentos, y por ello, a veces, ni se dan cuenta del cansancio. Todos están cansados, pero en sus caras se percibe gratitud y agradecimiento dirigido a Dios».

Durante la Revolución Cultural (1966-1976) las catedrales y las iglesias chinas eran las que se transformaban en fábricas, depósitos y establos. En agosto de 1966, Mao Tse-tung declaró que «en China ya no existe la religión».

A finales de los años setenta, cuando Deng Xiaoping sacó al país de esos años difíciles, alrededor del destino de los lugares de culto maltratados se abrieron nuevas heridas en el catolicismo chino: ¿convenía volver a abrir las casas de Dios, como pedía en el gobierno, y volver a celebrar en ellas los bautismos, los matrimonios, el sacrificio eucarístico cotidiano y los funerales de quien muriera? ¿O era mejor seguir celebrando las misas en la discreción de las propias viviendas, escapando a la vigilancia del poder que había perseguido a la Iglesia de Cristo?

En la actualidad, en la época de los claroscuros que está viviendo la Iglesia católica en China, hay muchos otros lugares de culto “maltratados” porque no cumplirían las reglas impuestas por los aparatos políticos locales. Pero también hay espacios industrializados que se transforman en lugares en los que se celebra la Eucaristía, con el permiso de los funcionarios del gobierno. Los muros y los pavimentos renovados presencian el surgimiento de la reconciliación de los corazones Los muros y el pavimento de cemento ven surgir la reconciliación de los corazones gracias a los hermanos que se habían separado durante tanto tiempo. Un milagro que no puede se impuesto por decreto por parte de nadie, ni siquiera según las disposiciones canónicas del Vaticano ni, mucho menos, las presiones políticas civiles.

La Stampa

“No tengo ni idea. En nuestras zonas no se realizan asesinatos rituales”, asegura monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou, a quien Fides ha pedido más detalles sobre el asesinato de la hermana Inés Nieves Sancho, la monja española de 77 años de edad de la comunidad local de las Hijas de Jesús, asesinada en las primeras horas del 20 de mayo, en la aldea de Nola, cerca de Berberati, en el suroeste de la República Centroafricana, en la frontera con Camerún.

“Estoy a mil millas de la Nola. Llamé al obispo del lugar y al Superior Provincial y no me dijeron mucho más de lo que ya se había publicado”, asegura monseñor Aguirre, a quien le preguntamos si creía la noticia de que los asesinos después de decapitar a la monja, habrían reservado parte del cuerpo para ritos tribales. “Nos dicen que en las zonas de la República Centroafricana en la frontera con Camerún, hay cameruneses que practican asesinatos rituales para extraer órganos que se usarán en ritos propiciatorios para obtener suerte en la búsqueda de diamantes, una de las riquezas de la zona”, explica monseñor Aguirre que reitera que “aquí en Bangassou esto no sucede”.

La hermana Inés Nieves Sancho, a pesar de su edad, continuó sirviendo en Nola donde daba a las niñas lecciones de costura. Fue precisamente en una de esas salas de costura donde fue asesinada.

Esta mañana de 22 de mayo, el Papa Francisco durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro ha recordado a la misionera asesinada: “Quisiera recordar hoy a la hermana Ines, de 77 años, educadora de niñas pobres durante décadas, asesinada de manera bárbara en República Centroafricana, precisamente en el lugar donde enseñaba a coser, una mujer más que da su vida por Jesús al servicio de los pobres”, subrayó el Santo Padre.

Agenzia Fides

El Pontificio Instituto Bíblico celebra su 110 aniversario. Fue fundado por San Pío X en 1909 y está especializado en el estudio de la Sagrada Escritura.

En uno de sus últimos congresos analizó la relación de Jesús y los fariseos desde un punto de vista interdisciplinar. Tuvo lugar en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Durante varios días examinó el significado de la palabra “fariseo” y por qué a veces se utiliza de modo denigratorio contra todos los judíos.

RABINO DAVID ROSEN
American Jewish Committee
“Es necesario ayudar a la gente a entender quiénes eran los fariseos. Comprender qué conexión hay entre la tradición farisea y los judíos de nuestros días, la conexión entre Jesús y los fariseos de aquel tiempo, o entre los fariseos y Pablo de Tarso, que estudiaba con ellos; o entre maestros fariseos que adoptaron una actitud constructiva con el cristianismo. Estas cosas deben ser entendidas bien para no ser víctimas de prejuicios, estereotipos o malinterpretaciones”.

El rabino David Rosen es el director del Departamento Internacional Interreligioso del American Jewish Committee; el comité judío americano. Destacó cómo los papas han sido muy respetuosos con los judíos y han evitado malentendidos.

Dice que Francisco ha promovido con energía la reconciliación entre católicos y judíos y que puede hacer mucho para evitar que la palabra “fariseo” se llene de malas etiquetas.

RABINO DAVID ROSEN
American Jewish Committee
“El problema no es solo si el Papa Francisco se equivoca. El problema es si un sacerdote de Bogotá dice: 'Bueno, si el Papa habla así de los judíos yo también tendré que hacerlo'. Entonces la situación se complicará. Por eso es importante destacar la necesidad de tener sensibilidad a la hora de hablar”.

El Papa se reunió con los participantes de este congreso. En su discurso destacó cómo la interpretación histórica ha fomentado una imagen negativa de los fariseos, a menudo sin fundamento en los Evangelios. Por eso se espera que encuentros como este ayuden a entender en profundidad esta figura.

RomeReports

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