“Es un advocación alemana ¿no? que también esa misma cara de sorpresa hemos puesto en Argentina cuando él entronizó el primer cuadro en una parroquia. La Virgen de los desata los nudos, que es la Virgen que desata los problemas de la vida y aquella que nos libra de los engaños con que el demonio nos ata”
Francisco descubrió esta advocación durante su estancia en Alemania, en los años 80, mientras investigaba sobre la obra del teólogo Romano Guardini.
El significado de la Virgen Desatanudos le gustó tanto que cuando volvió a su país decidió promover su devoción. Ahora, esta imagen es venerada por miles de fieles en Argentina.
“Es una devoción muy profunda a la Virgen, tan profunda que la parroquia donde él regaló el primer cuadro se ha transformado naturalmente en santuario, es decir la gente acude de una manera muy grande”.
La Virgen Desatanudos es una representación de la Inmaculada Concepción, por lo que su fiesta se celebra el 8 de diciembre. Su imagen fue pintada por Johann Melchior Georg Schmittdner a principios del siglo XVIII.
(Fuente: Wikipedia)
La imagen de María Desatanudos (Maria Knotenlöserin) es un cuadro de Johann Georg Melchior Schmidtner y data aproximadamente del año 1700. En éste puede verse a María rodeada de ángeles pequeños protegida por la luz del Espíritu Santo. Se encuentra de pie pisando la cabeza de la Serpiente.
Un ángel a su izquierda le alcanza las cintas anudadasy otro ángel a su derecha recoge las cintas estiradas. Abajo del cuadro puede apreciarse a un hombre caminando a oscuras guiado por la compañía de un Arcángel, lo cual nos remite a San Rafael Arcángel guiando en su camino a Tobías en su viaje. Esta imagen también puede interpretarse como la guía celestial por parte de los ángeles, auxiliares de Dios, en los oscuros caminos de la vida terrenal.
La imagen de María Desatanudos tiene una clara referencia a los problemas humanos que se simbolizan como energías que atascan el normal flujo de comunicación entre Dios y los humanos, representados en cintas que la Virgen desata y destraba con ayuda de los ángeles.
"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue". Evangelio según San Lucas (Lc 1, 26-38)
1. Al ángel que le propone ser madre, María le hace presente su propósito de virginidad. Ella, creyendo en la posibilidad del cumplimiento del anuncio, interpela al mensajero divino sólo sobre la modalidad de su realización, para corresponder mejor a la voluntad de Dios, a la que quiere adherirse y entregarse con total disponibilidad.
«Buscó el modo; no dudó de la omnipotencia de Dios», comenta san Agustín (Sermo 291).
2. San Lucas no indica el lugar preciso en el que se realiza la anunciación del nacimiento del Señor; refiere, solamente, que María se hallaba en Nazaret, aldea poco importante, que no parece predestinada a ese acontecimiento.
Además, el evangelista no atribuye especial importancia al momento en que el ángel se presenta, dado que no precisa las circunstancias históricas.
En el contacto con el mensajero celestial, la atención se centra en el contenido de sus palabras, que exigen a María una escucha intensa y una fe pura.
Esta última consideración nos permite apreciar la grandeza de la fe de María, sobre todo si la comparamos con la tendencia a pedir con insistencia, tanto ayer como hoy, signos sensibles para creer.
Al contrario, la aceptación de la voluntad divina por parte de la Virgen está motivada sólo por su amor a Dios.
3. María es invitada a creer en una maternidad virginal, de la que el Antiguo Testamento no recuerda ningún precedente.
En realidad, el conocido oráculo de Isaías: «He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7, 14), aunque no excluye esta perspectiva, ha sido interpretado explícitamente en este sentido sólo después de la venida de Cristo, y a la luz de la revelación evangélica.
A María se le pide que acepte una verdad jamás enunciada antes. Ella la acoge con sencillez y audacia. Con la pregunta: «¿Cómo será esto?», expresa su fe en el poder divino de conciliar la virginidad con su maternidad única y excepcional.
Respondiendo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1, 35), el ángel da la inefable solución de Dios a la pregunta formulada por María.
La virginidad, que parecía un obstáculo, resulta ser el contexto concreto en que el Espíritu Santo realizará en ella la concepción del Hijo de Dios encarnado. La respuesta del ángel abre el camino a la cooperación de la Virgen con el Espíritu Santo en la generación de Jesús.
4. En la realización del designio divino se da la libre colaboración de la persona humana. María, creyendo en la palabra del Señor, coopera en el cumplimiento de la maternidad anunciada.
Los Padres de la Iglesia subrayan a menudo este aspecto de la concepción virginal de Jesús. Sobre todo san Agustín, comentando el evangelio de la Anunciación, afirma: «El ángel anuncia, la Virgen escucha, cree y concibe» (Sermo 13 in Nat. Dom.). Y añade: «Cree la Virgen en el Cristo que se le anuncia, y la fe le trae a su seno; desciende la fe a su corazón virginal antes que a sus entrañas la fecundidad maternal» (Sermo 293).
El acto de fe de María nos recuerda la fe de Abraham, que al comienzo de la antigua alianza creyó en Dios, y se convirtió así en padre de una descendencia numerosa (cf. Gn 15, 6; Redemptoris Mater, 14). Al comienzo de la nueva alianza también María, con su fe, ejerce un influjo decisivo en la realización del misterio de la Encarnación, inicio y síntesis de toda la misión redentora de Jesús.
La estrecha relación entre fe y salvación, que Jesús puso de relieve durante su vida pública (cf. Mc 5, 34; 10, 52; etc.), nos ayuda a comprender también el papel fundamental que la fe de María ha desempeñado y sigue desempeñando en la salvación del género humano.
Juan Pablo II, 3 de julio de 1996
Estamos en las ruinas de Emaús-Nicopolis, un lugar que ha sido venerado desde los primeros siglos de nuestra era. Los Evangelios aseguran que en el tramo entre Jerusalén y este lugar, Jesús se apareció para confortar a dos discípulos que abandonaban la Ciudad Santa, defraudados tras la crucifixión.
Ahora, gracias a una iniciativa de la Saxum Foundation y “JNF”, una ONG israelí dedicada al medio ambiente, los peregrinos pueden revivir esa experiencia.
MANUEL CIMADEVILLA
Saxum Visitor Centre
“Lo que hemos hecho es marcar el camino con una serie de mojones cada 200 metros. Es un camino que en parte ya existía, porque estamos hablando de un camino que tiene 2.000 años. Era una vía romana antigua que conectaba Jerusalén con Jaffo, con lo que era entonces el puerto”.
La senda recorre un bosque mediterráneo, donde se encuentran diversos yacimientos arqueológicos explicados a través de paneles indicativos. En total son 18 kilómetros, accesibles para todo tipo de públicos en unas cuatro horas de paseo.
MANUEL CIMADEVILLA
Saxum Visitor Centre
“Es un camino realmente fácil, es bajada. Estamos ahora mismo a unos 800 metros sobre el nivel del mar y llegamos a unos 200 metros. Aun así, hay alguna rampa de subida, pero es un camino muy fácil para todos los públicos, yo diría personas de 5 a 80 años. Se puede hacer. Lo importante es hacerlo a una hora del día que no haga mucho calor”.
El final del camino tiene premio. Las ruinas de esta basílica testimonian una devoción secular, que hoy custodia la Comunidad de las Bienaventuranzas.
H. ANTON
Comunidad de las Bienaventuranzas
“En la época bizantina, aquí había una ciudad llamada Nicópolis, y aquí se construyó una iglesia enorme. De hecho, era una catedral porque esto era un obispado. En esta iglesia había también un baptisterio, es una prueba de que aquí vivía un obispo. También hay restos de tumbas judías de la época de Jesús”.
Un lugar lleno de historia al que ahora los peregrinos pueden llegar también a pie, siguiendo las huellas de caminos milenarios.
Romereports
Hijo un oficial del rey Dagoberto. Fue llamado al sacerdocio desde muy joven aunque vivió en la corte mucho tiempo. Fue nombrado obispo al morir Lamberto, arzobispo de Sens, al sureste de París, como 28º prelado de la diócesis, desempeño sus labores como obispo durante años dos años y medio, tras estos años renuncio a su cargo para evangelizar a los frisios, pueblo que se encontraba en la parte norte de la Holanda actual.
Para prepararse la evangelización de estos Vulframno paso un tiempo de retiro en la abadía de Fontenelle donde conoció más monjes que estaban interesados en predicar a los frisios. San Vulframno y estos partieron hacia Frisia en barco, cuando llegaron empezaron a predicar y tuvieron un gran éxito, convirtiendo a grandes números de personas, el converso más conocido de estos fue uno de los hijos del rey Radbod. Uno de las practicas que intentaron revocar era la de los sacrificios humanos pero el rey lo declaro como una costumbre del país y que por ello los monjes no podían intervenir, estas practicas estaban muy extendidas. Una de la historias en relación con este tema ocurrió cuando se iba a sacrificar a un niño llamado Ovon el santo se opuso a este sacrificio, el rey le dijo que el tenia la libertad de salvarlo si su Dios le ayudaba. Este comenzó a orar incesantemente y tras estar colgado el niño durante dos horas se rompió la cuerda y el niño seguía vivo, san Vulframno enviaría a Ovon al monasterio de Fontenelle donde Ovon se haría monje y más tarde recopilaría la conversión de los frisios.
Ovon no fue la única persona que fue salvada por San Vulframno, salvo a dos niños que estaban sumergidos en el mar victimas de un sacrificio a la diosa del mar. Cuenta la leyenda que el rey Radbod estaba tan impresionado que acepto en bautizarse cosa que estuvo a punto de ocurrir pero se retracto en el momento de bautizarse. tras varios años de evangelización volvió a Fontenelle, donde falleció. Sus reliquias se veneran en Abbeville.
Según explica en una entrevista que le hace Paul Senz para The Catholic World Report, vio que algunos cristianos tenían problemas para entender la doctrina católica sobre la Virgen María: su Inmaculada Concepción, su Virgnidad Perpetua, su Asunción a los Cielos… “En particular”, afirma, “el libro tuvo su origen en una conversación con un querido amigo protestante que había empezado a ir a una iglesia católica pero se sentía sinceramente perplejo por la costumbre católica de pedir la intercesión de María.
Nunca olvidaré lo que dijo: ‘Me parece como idolatría… ¿Puedes recomendarme un libro sobre María en las Sagradas Escrituras que explique por qué los católicos creen lo que creen?’” Y se encontró con que la mayor parte de los libros sobre la Virgen están escritos por católicos para católicos. Así que pensó escribir uno que trasladase a cualquiera (católico, protestante, judío, musulmán, sin religión) lo que la Biblia enseña realmente sobre ella.
"Virgen con el Niño" Catacumba de Santa Priscila.
“La clave para comprender la Inmaculada Concepción de María, su Asunción corporal a los cielos y la veneración que se le tributa se descubre contemplándola con ojos de un judío del siglo I, como la Nueva Eva, la Nueva Arca de la Alianza, la nueva Reina Madre del Reino de Dios”, explica Pitre: “Todos los primeros cristianos fueron judíos. José era judío, María era judía, Jesús era judío, los Doce Apóstoles eran judíos. Si quieres entender de verdad a Jesús y el Nuevo Testamento, tienes que entender el contexto histórico en el que nació el cristianismo. Y ese contexto es el judaísmo del siglo I”.
Durante su investigación, comprobó que todos los libros sobre la Virgen que rechazan la doctrina católica como no-bíblica ignoran “invariablemente” el fundamento en el Antiguo Testamento de lo que el Nuevo Testamento dice sobre María: “La razón por la que tanta gente no ve hasta qué punto son bíblicas las creencias católicas sobre María es que solo miran lo que el Nuevo Testamento dice sobre ella, pero ignoran las prefiguraciones de María en el Antiguo Testamento”.
Pitre aborda, por ejemplo, la famosa objeción a la virginidad perpetua de María basada en la referencia de los Evangelios a “los hermanos de Jesús”. Pero son los mismos Evangelios quienes aclaran que se trata de Una de las cosas que más le llamaron la atención fue “la cantidad de pruebas sobre la virginidad perpetua de María”.
Sobre la famosa cuestión de los “hermanos de Jesús” (Mc 6, 3), Pitre explica que los mismos Evangelios dicen que esos “hermanos de Jesús”, Santiago y Pedro, eran hijos de otra mujer llamada María (Mc 15, 40) y de su marido Cleofás, que era tío de Jesús (Jn 19, 25). Se convertirían en obispos de Jerusalén, y fueron ampliamente conocidos por los antiguos historiadores cristianos por haber sido sus “primos” (Eusebius, Historia de la Iglesia, 3.11.1-2; 4.22).
Además, señala, no hay objeción en que María conservase su voto de virginidad después de casada, algo que recoge el Antiguo Testamento (Núm 30, 7-9) “si su marido guarda silencio”, como sabemos, por su actitud ante el embarazo de su esposa (Mt 1, 19), que había hecho José.
Otro punto en el que se extiende Pitre es en la identidad de María como la nueva Raquel: “En el Antiguo Testamento, Raquel es la esposa de Jacob y madre de José y Benjamín. En la tradición judía, Raquel era vista como la afligida madre de Israel, cuyas oraciones de intercesión eran consideradas extraordinariamente poderosas. Hasta hoy mismo puedes visitar la tumba de Raquel en Tierra Santa, y existe la tradición judía de pedirle a Raquel su intercesión”.
Hay en el Nuevo Testamento un paralelismo con el Antiguo entre las figuras de María, Jesús y Juan (el Discípulo Amado) con las de Raquel, José y Benjamín (el Predilecto). Juan habla de sí mismo como el Discípulo Amado, que es como era llamado Benjamín en el Antiguo (Deut 33, 12). Es decir, Juan y Jesús tienen la misma madre, lo que refuerza la maternidad espiritual pedida por Cristo en la Cruz (“Ahí tienes a tu madre”: Jn 19, 27).
“Si el Discípulo Amado representa a todos los discípulos, entonces Jesús está entregando a María a todos los que creen en Él, a todos sus ‘amados discípulos’. Esto puede explicar por qué en el Apocalipsis de San Juan, a la madre del Mesías se la presenta como la madre de todos los que ‘dan testimonio de Jesús’ (Ap 12, 17)”, explica Pitre.
Según Pitre, “todo lo que la Iglesia enseña sobre María se basa en lo que cree sobre Jesús”, y así, “una vez que empiezas a ver a María como la Nueva Eva… te ayuda a entender que Jesús es el Nuevo Adán… Si empiezas a ver a María como la Nueva Arca de la Alianza, empiezas a ver que Jesús no solamente es el Mesías, sino el nuevo Pan de Vida, que bajó del cielo y se escondió en el Arca del cuerpo de María, la morada de Dios sobre la tierra…
Si empiezas a comprender que María es la Nueva Reina Madre, entonces no quita ni una pizca de gloria a Jesús el Rey. Al contrario; las costumbre de los antiguos cristianos de honrar a María con títulos reales y pedir su intercesión tienen todo el sentido, porque en el Antiguo Testamento la reina no era la esposa del rey, sino su madre”.
Durante la inauguración del centro, estuvieron presentes el ministro de Turismo de Israel, Yariv Levin, y el obispo auxiliar de Jerusalén, Giacinto Marcuzzo, quien manifestó que “este centro ayuda a hacer presente la historia del pasado. Los peregrinos que llegan aquí, los de nuestro tiempo, de este siglo, deben vivir la experiencia de los misterios que tuvieron lugar entre Dios y los hombres de aquel tiempo”.
Como informó en su día Fundación Tierra Santa, el centro incluye una línea de tiempoque combina las fechas de la civilización humana con las del Antiguo Testamento; un enorme mapa de piedra con el viaje de Abraham y Moisés; y pantallas táctiles y proyecciones 4D sobre Jerusalén y los Lugares Santos.
La idea es facilitar a los peregrinos y turistas la construcción de una imagen mental de todo lo que han visto y aprendido en Tierra Santa, para cuando regresen a casa.
Los visitantes al centro contarán también con una capilla que ofrece espacios de oración. Los peregrinos pueden participar de la Eucaristía y recibir allí el sacramento de la Penitencia.
Hallarán igualmente un auditorio para realizar encuentros y conferencias, y una cafeteríacon catering. El centro es, además, punto de información del Camino de Emaús, por lo que ofrece cursos de formación para quienes quieren ser guías turísticos.
Saxum Visitor Center ha sido promovido por fieles y cooperadores de la prelatura del Opus Dei de todo el mundo. La idea se originó en 1994 cuando el beato Álvaro del Portillo, quien por entonces era el prelado del Opus Dei, visitó los santos lugares. Retomando el deseo del fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer, Portillo impulsó poner en marcha un centro que tuviese la función de apoyar a los peregrinos.
¿Cómo vivían, viajaban, rezaban? ¿Qué método de apostolado empleaban? Con un estilo ameno - en el que abundan las anécdotas - apoyado siempre en datos históricos, nos lleva a descubrir hombres y mujeres inmersos en una vida que palpita con latidos fascinantes.
Hace siete años, durante el Adviento de 2010, Benedicto XVI dedicaba su último Ángelus antes de la Navidad a glosar la figura de San José. En el día del Padre adoptivo de Jesús, reproducimos estas palabras del Santo Padre.
Al presidir el rezo del Ángelus dominical el 19 de Diciembre de 2010 en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI exhortó a los fieles en Navidad a mirar el futuro con coraje y confianza como San José, poniéndose totalmente en las manos de Dios.
En su reflexión previa al rezo de la oración mariana, el Papa se refirió a San José, a quien el Evangelio de Mateo de este cuarto domingo de Adviento presenta como “’hombre justo’, fiel a la ley de Dios, disponible a cumplir su voluntad”.
Por ello, José “entra en el misterio de la Encarnación luego que un ángel del Señor, se la apareciera en sueños y le anuncia: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu esposa. De hecho el niño que ha sido engendrado en ella viene del Espíritu Santo, ella dará a luz un niño que llamarás Jesús: que salvará a su pueblo de los pecados’".
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San José con el Niño
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"Abandonada la idea de repudiar en secreto a María, él la toma consigo porque ahora sus ojos ven en ella la obra de Dios”.
San José, explica el Santo Padre, actúa como el ángel del Señor le ordena. Dándole el nombre de Jesús, señala, el Santo Custodio de la Familia de Nazaret “se coloca en la esfera de los servidores humildes y fieles, similar a los ángeles y los profetas, similar a los mártires y los apóstoles, como cantan antiguos himnos orientales”.
“San José anuncia los prodigios del Señor, testimoniando la virginidad de María, la acción gratuita de Dios, y custodiando la vida terrenal del Mesías”.
Benedicto XVI dijo luego que “veneramos entonces al padre legal de Jesús, porque en él se perfila el hombre nuevo, que mira con confianza y coraje al futuro, no sigue el propio proyecto, sino que se confía totalmente a la infinita misericordia de Aquel que anuncian las profecías y abre el tiempo de salvación”.
Tras confiar al Santo Custodio a todos los sacerdotes de la Iglesia para que sean como él, entregados al Señor y reflejo de Cristo, el Papa hizo votos para que con la Virgen María, “en la Navidad ya próxima nuestros ojos se abran y vean a Jesús y el corazón se alegre de este admirable encuentro de amor”.
En su saludo en español, Benedicto XVI indicó que “en la proximidad de la Navidad, os invito a dirigir vuestra oración humilde y confiada al Niño Jesús, nacido de la Santísima Virgen, para que su luz oriente vuestras vidas y os llene de su amor y paz. Que impulsados por la docilidad de nuestra Madre del Cielo estemos siempre dispuestos a realizar en todo la voluntad del Señor, que nos llama y cuenta con cada uno de nosotros. Feliz domingo”.
«El Santo Padre hace trabajar mucho a San José. La devoción por el padre putativo de Jesús se ha convertido en una devoción para todos los que giran alrededor de la residencia de Francisco, incluidos los guardias de la Guardia Suiza…». Bergoglio tiene una gran devoción por San José y justamente afuera de la habitación 201 de la Casa Santa Marta, en uno de los dos nichos de madera oscura con un pedestal de mármol, hay una estatua del santo a cuyos pies el Papa deja papelitos con peticiones de gracias escritas por él mismo. Cuando los papelitos se vuelven demasiados, porque «el Santo Padre hace trabajar mucho a San José», la estatua se levanta un poquito.
Hoy, primero de mayo, fiesta de San José trabajador, es el día adecuado para describir esta devoción que acompaña al Papa desde que era joven. La parroquia de Flores, el barrio en el que nació y creció Jorge Mario Bergoglio, está dedicada a San José; y en esta Iglesia dedicada al padre putativo de Jesús tuvo sus primeras experiencias de vida cristiana. Fue en esta parroquia, bajo la protección del santo, en donde el 21 de septiembre de 1953, con casi 17 años, Bergoglio encontró al padre Carlos B. Duarte Ibarra, con quien, después de haberle confesado sus pecados, descubre su vocación sacerdotal. El Pontificado de Francisco fue encomendado a la protección de San José, pues comenzó solemnemente el 19 de marzo de 2013.
«No nos olvidemos nunca –dijo durante la homilía en aquella ocasión– que el verdadero poder es el servicio y que incluso el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su fuente luminosa en la Cruz; debe ver el servicio humilde, concreto, rico de fe, de San José y, como él, debe abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de DIos y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, sobre todo a los más pobres, a los más débiles, a los más pequeños… ¡Solo quien sirve con amor sabe custodiar!».
El 5 de julio de 2013, el Papa consagró todo el Estado de la Ciudad del Vaticano a San José y a San Miguel Arcángel, a quienes el Gobernatorado ya había elegido como protectores.
La estatua de San José que se encuentra afuera de lahabitación de Francisco es de madera, mide unos 40 centímetros y representa al santo con vestidos color verde oscuro y rojo, adornos dorados, siguiendo el estilo de la iconografía hispanoamericana. José se encuentra acostado y está durmiendo. Una referencia evangélica: fue, efectivamente, durante un sueño cuando el padre putativo de Jesús recibió los mensajes del cielo primero sobre el embarazo de María (también en sueños escuchó el nombre que debía dar al niño) y después sobre los peligros que representaba Herodes, por lo que huyó con su familia a Egipto. Una estatua parecida acompañaba a Bergoglio en la habitación que ocupó durante 18 años en el Colegio Máximo de San Miguel, en donde fue rector y en donde vivió también como provincial de los jesuitas. El San José dormido que conservaba en la curia de Buenos Aires es una de las pocas cosas que el Papa mandó traer desde Argentina después de su elección; durante el viaje se la estatua se rompió (se separó la cabeza del cuerpo), pero Bergoglio la mandó reparar.
Bajo el pedestal deja papelitos con sus peticiones de gracias al santo. «Sabes –dijo a uno de sus colaboradores durante los primeros meses después de la elección–, con estos carpinteros hay que tener paciencia: te dicen que te hacen un mueble en dos semanas, y luego se tardan un mes. Pero te lo hacen, ¡y trabajan bien! Solamente hay que tener paciencia…»
La ternura, el silencio y el ocultamiento, la falta de protagonismo, la vocación para custodiar: estos son algunos de los elementos del santo protector de los trabajadores que aprecia Francisco. Por este motivo, aunque la estatua represente al carpintero de Nazaret mientras duerme, el Papa «lo hace trabajar mucho», pidiéndole ayuda.