Los cinco sentidos, aplicados a los lugares donde vivió Jesús: ¿cómo luce, suena, huele, sabe y acaricia Tierra Santa?

 

No peregrinan a Tierra Santa todos los que quisieran hacerlo, y quienes sí pueden y lo hacen, al regresar sienten la nostalgia de todo lo percibido allí a través de los sentidos. Cuatro breves y completos vídeos de Christian Media Center, la productora audiovisual de la Custodia de Tierra Santa, nos ayudan a colmar uno u otro vacío.

 

Vista

De la aridez al vergel, de los montes de Judea al mar de Genesaret, de lo rural a lo urbano… Los ojos son las ventanas del alma, sobre todo si contemplan la belleza de la misma naturaleza que contemplaron los ojos humanos de su Creador.

Oído

Tierra Santa es el lugar por excelencia de la Palabra, porque en ella habló Dios antes y después de la Encarnación. También de la palabra con minúsculas, las de la variedad de gentes que allí viven y rezan. Y  de los sonidos de vientos y mares que son hoy los mismos que escuchó el Señor.


Olfato y gusto

Pan y café, especias y dulces… la gastronomía de Tierra Santa refleja la variedad de sus culturas, y todo ello deja un aroma inconfundible en sus hornos y mercados.


Tacto

El calor en las playas y la nieve en algunas cumbres, el agua más salada de la tierra y las ruinas de lugares que pisó Jesucristo, el calor de las velas del Santo Sepulcro… En Tierra Santa se palpa la Historia Sagrada.

 

Tesoros de Roma

LOS FOROS ROMANOS 

Junto al antiguo Forum Romanum, fueron surgiendo los llamados Foros Imperiales, construidos por César, Augusto, Trajano, Nerva y Vespasiano.

Todo era formidable en esos espacios públicos: Cada detalle se había dispuesto cuidadosamente para durar e impresionar, tanto en las construcciones religiosas como en las civiles.

 

Foro Romano

 

El esplendor del Imperio

Al principio -en el siglo VI a. C- el Foro Romano funcionaba como mercado, pero enseguida se construyeron allí edificios de carácter religioso. Uno de los primeros fue el templo de Vesta, donde ardía perennemente el fuego sagrado en honor de esta divinidad local. Al lado estaba la Regia, el palacio real que según la leyenda fue construido por Numa, segundo rey de Roma. Cuando cayó la monarquía, este edificio se usó como archivo para guardar los Calendarios y los Anales, en los que se registraba la historia de la Urbe.

 

Vista aérea del Foro Romano

 

Con la República aumentó la actividad política, y el Foro se fue poblando de edificios destinados al gobierno y la administración. Todavía hoy se conserva en buen estado el de la Curia, donde deliberaba el Senado. En cambio queda muy poco del Comitium, la plaza circular en la que se reunían las asambleas para elegir a los magistrados. También son escasos los restos de la tribuna llamada de los rostra -o espolones-, desde la que se arengaba al pueblo.

Los episodios más cruciales de la historia de Roma durante la República tuvieron su origen en esta zona del Foro: los discursos de los Gracos para mejorar la situación de la plebe; la polémica entre Mario y Sila; las soflamas de Cicerón contra Catilina; la deliberación del Senado para exigir a Julio César que abandonase el mando militar, orden que éste desobedeció cruzando el Rubicón y tomando la Urbe; y la concesión del título de Augusto a Octavio en el 29 a.C, que se considera el inicio de la época imperial.

El nuevo cambio de régimen trajo consigo ampliaciones y mejoras cada vez más espectaculares de los foros. Junto al antiguo Forum Romanum, fueron surgiendo los llamados Foros Imperiales, construidos por César, Augusto, Trajano, Nerva y Vespasiano. Todo era formidable en esos espacios públicos: las amplias calles tenían pavimento de travertino, lo mismo que las plazas, que solían estar presididas por enormes estatuas; en los edificios se alternaba el brillo de los bronces con los tonos grises, blancos y ocres de los mármoles. Cada detalle se había dispuesto cuidadosamente para durar e impresionar, tanto en las construcciones religiosas como en las civiles.

Entre estas últimas destacaban por su prestancia las basílicas, en las que se celebraban los juicios y se realizaban transacciones comerciales. Su interior era muy amplio, con el espacio distribuido en naves separadas por columnas. En el exterior tenían dos pórticos laterales bajo los que se alojaban, en hilera, numerosas tiendas que vendían todo tipo de productos. Los restos de la basílica de Majencio y Constantino dan idea de las enormes dimensiones que llegaban a alcanzar estos edificios.

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Los monumentos conmemorativos y las estatuas que adornaban los foros no tenían, en cambio, ninguna finalidad práctica, al menos inmediata. Los más llamativos eran las columnas, como la de Trajano, y los arcos de triunfo, como los de Tito, Septimio Severo, Constantino... Con relieves labrados, se representaban gráficamente las campañas militares victoriosas, para dejar constancia a los siglos venideros de los momentos de gloria protagonizados por cada emperador, que además desfilaba con sus tropas por la Vía Sacra, entre los aplausos y aclamaciones del pueblo.

Naturalmente, existía el riesgo de que, con tanto encomio y aclamación, el poder se le subiera a la cabeza al emperador y, lamentablemente, pretendiese que sus subditos olvidaran su condición de hombre mortal. Así ocurrió en algunos casos, cuando la máxima autoridad se atribuyó la condición de dios, o rindió honores divinos a sus predecesores e incluso a alguno de sus parientes. Augusto, por ejemplo, dedicó un templo al Divus Julius; Antonino Pío construyó otro en honor de su esposa Faustina; y Majencio edificó un tercero para recordar a su hijo Rómulo.

La consideración del emperador como ser divino estaba en auge cuando el cristianismo llegó a la Urbe. Para los romanos, era perfectamente compatible con su politeísmo, como muestra el hecho de que los propios emperadores deificados construyeron templos cada vez más grandes y costosos en honor de Marte, Venus, Apolo, Cibeles... Lo que no se admitía, en cambio, era que una religión pretendiese ser la única verdadera y difundiese, como lógica consecuencia, la idea de que las demás eran falsas. Las autoridades toleraban cualquier novedad con tal de que se integrase en el relativismo imperante. Pero ése no era el caso de la fe cristiana...

 

La sal de la tierra - ¿Cómo consiguieron los primeros cristianos convertir el Imperio?

Hermanos, cuánto puede ser bella la Jerusalén celestial, si así resplandece la Roma terrena” Estas palabras de San Fulgencio, transmitidas por uno de sus discípulos, reflejan la gran admiración que suscitaba la Urbe entre quienes, viajando desde las provincias imperiales, la visitaban por primera vez. En esos momentos, a comienzos del siglo VI, Roma ya había sido evangelizada: los antiguos templos paganos llevaban más de un siglo cerrados, y en el mismo Foro Romano se habían construido algunas iglesias cristianas. En el himno que dedica a San Lorenzo, el poeta Prudencio exulta por la victoria de la fe en el corazón del Imperio: los ciudadanos romanos de antigua estirpe llenan los atrios de las iglesias; los principales del Senado, que antaño tenían como gran honor desfilar como flamines en las procesiones por la Vía Sacra, ahora besan el umbral de los santuarios de los mártires; las familias nobles ven con agrado que sus hijos e hijas dediquen su vida al servicio de la Iglesia; el fuego que ardía en el templo de Vesta se encuentra extinguido, e incluso la decana de las vírgenes vestales que lo guardaban, Claudia, se ha convertido al cristianismo; la Cruz, en resumen, domina sobre los antiguos signos paganos.

Reconstrucción del Foro Romano

 

¿Cómo fue posible este cambio? Aparte de la acción de Dios, uno de los factores que lo explican es que los primeros cristianos jamás se consideraron ajenos a su ciudad ni a su oficio, por haber abrazado la fe. No eran pocos los que desempeñaban su trabajo en los Foros, a menudo en actividades directamente al servicio del Imperio: ya en tiempos de Pedro y Pablo algunos eran patricios y formaban parte de los trescientos senadores que se reunían en la Curia; otros eran jurisconsultos, abogados o jueces; en la Epístola a los Filipenses, que escribió durante su cautividad en Roma, el Apóstol envía saludos de parte de los santos que vivían en la casa del César; y en la Epístola a los Romanos cita los nombres de Aristóbulo y Narciso, que habían sido colaboradores del emperador Claudio.

Con casi toda seguridad, algunos miembros de la familia imperial habían abrazado la fe ya a finales del siglo I. Tito Flavio Clemente y Flavia Domitila, por ejemplo, eran un matrimonio emparentado con el emperador Domiciano. Tenían siete hijos, y los dos mayores habían sido escogidos como candidatos al trono y educados para ese fin por el famoso retor Quintiliano. Sin embargo, en el año 95 Flavio Clemente fue ajusticiado repentinamente con la acusación de ateísmo, que solía dirigirse contra los cristianos. Domitila, que fue desterrada a la isla Pandataria, también es conocida porque eran de su propiedad los terrenos de las catacumbas que llevan su nombre. En cuanto a los hijos, nunca llegaron al trono, ya que en el año 96 el propio Domiciano fue asesinado y la dinastía Flavia llegó a su fin.

La persecución y el martirio representaban un peligro real para los primeros fieles cristianos. Pero, incluso en épocas de tranquilidad, la vida corriente no quedaba exenta de obstáculos. En la sociedad romana, las costumbres cotidianas estaban plagadas de actos de adoración a las divinidades: al pedir un préstamo se exigía un juramento en nombre de los dioses, antes de ocupar un cargo público había que ofrecer un sacrificio, al pasar por delante de un templo o de una estatua de una divinidad era uso común descubrirse, y así una larga lista de modos corrientes de obrar cuya omisión era considerada una muestra de incivilidad y una traición a las costumbres patrias. Éste fue uno de los reproches más insidiosos que Celso dirigió a los cristianos: “ ¿Se niegan a observar las ceremonias públicas y a rendir homenaje a quienes las presiden? Entonces que renuncien también a tomar la veste viril, a casarse, a ser padres, a ejercer las funciones de la vida; que se vayan todos juntos lejos de aquí, sin dejar la más pequeña semilla de ellos mismos”.

Grafitti hallado en el Pedagogium de Nerón

Grafitti hallado en el Pedagogium de Nerón

 

La opinión pública de entonces compartía en gran medida esta llamativa intolerancia hacia los seguidores de Cristo: cuando menos, se juzgaba a los cristianos gente peculiar, que si se esforzaban por ayudar al prójimo, ser fieles en el matrimonio, pagar los impuestos o evitar escrupulosamente todo engaño en los negocios, lo hacían por fanatismo hacia su extraña religión y queriendo así mostrarse superiores a los demás. A las interpretaciones mezquinas, se unían las calumnias y los agravios, como el que sufrió un joven llamado Alexameno en el Pedagogium, la escuela de los pajes que entraban al servicio del emperador. Las aulas de esa escuela estaban en el Palatino, junto a los Foros, y allí los arqueólogos han encontrado un grafito que representa a un hombre rezando delante de un crucificado con cabeza de asno. Al lado, se lee esta inscripción: Alexameno adora a su dios. Debajo, con una letra distinta a la anterior, está grabado: Alexameno fiel. Fue la respuesta audaz del joven Alexameno a la burla de sus compañeros.

Por otro lado, en muchos ambientes del Imperio la moralidad se hallaba en un estado lamentable: las fiestas estaban plagadas de representaciones teatrales indignas, en el circo se vitoreaban matanzas humanas y el mundo del arte exaltaba a menudo la voluptuosidad; se admitía el divorcio y el índice de natalidad era muy bajo, entre otras cosas porque se recurría al aborto y al infanticidio. Ciertamente no todos los romanos eran así, y es verdad que la moral decayó sobre todo al final del Imperio. Pero siempre se mantuvo la constante de que existían costumbres paganas, muy difundidas, que chocaban con la dignidad humana que el cristianismo había venido a restablecer.

Ante todo esto -ambiente degradado, persecución, calumnia, insultos y amenaza real de martirio- los primeros cristianos podrían haber reaccionado desapareciendo de las realidades temporales y refugiándose en un gueto, como les sugería Celso. Sin embargo, no se les pasó por la cabeza hacerlo. Habían encontrado la fe, la vocación cristiana, la llamada a la santidad, en medio de su trabajo: en el foro, en los talleres artesanos, en el ejército, en el carro donde transportaban mercancías... No se sentían menos romanos que sus conciudadanos: amaban la maravillosa Urbe, y consideran el Imperio no sólo bueno, sino providencial, ya que había propiciado una unidad política y cultural en la que se difundiría más fácilmente la fe. Lo único que rechazaban eran las divinidades falsas y las costumbres brutales, que deseaban purificar porque eran plenamente conscientes de ser la sal de la tierra: y lo consiguieron.

 

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SAN ALEJANDRO
PATRIARCA DE ALEJANDRIA

(† 326)

San Alejandro, patriarca de Alejandría, tiene una especial significación en la historia de la Iglesia a principios del siglo IV, por haber sido el primero en descubrir y condenar la herejía de Arrio y haber iniciado la campaña contra esta herejía, que tanto preocupó a la Iglesia durante aquel siglo. A él cabe también la gloria de haber formado y asociado en el gobierno de la Iglesia alejandrina a San Atanasio, preparándose de este modo un digno sucesor, que debía ser el portavoz de la ortodoxia católica en las luchas contra el arrianismo.

Nacido Alejandro hacia el año 250, ya durante el gobierno de Pedro de Alejandría se distinguió de un modo especial en aquella Iglesia. Los pocos datos que poseemos sobre sus primeras actividades nos han sido transmitidos por los historiadores Sócrates, Sozomeno y Teodoreto de Ciro, a los que debemos añadir la interesante información de San Atanasio. Así, pues, en general, podemos afirmar que las fuentes son relativamente seguras.

El primer rasgo de su vida, en el que convienen todos los historiadores, nos lo presenta como un hombre de carácter dulce y afable, lleno siempre de un entrañable amor y caridad para con sus hermanos y en particular para con los pobres. Esta caridad, unida con un espíritu de conciliaci6n, tan conforme con los rasgos característicos de la primitiva Iglesia, proyectan una luz muy especial sobre la figura de San Alejandro de Alejandría, que conviene tener muy presente en medio de las persistentes luchas que tuvo que mantener más tarde contra la herejía; pues, viéndolo envuelto en las más duras batallas contra el arrianismo, pudiera creerse que era de carácter belicoso, intransigente y acometedor. En realidad, San Alejandro era, por inclinación natural, todo lo contrario; pero poseía juntamente una profunda estima y un claro conocimiento de la verdadera ortodoxia, unidos con un abrasado celo por la gloria de Dios y la defensa de la Iglesia, lo cual lo obligaba a sobreponerse constantemente a su carácter afable, bondadoso y caritativo, y a emprender las más duras batallas contra la herejía.

De este espíritu de caridad y conciliación, que constituyen la base fundamental de su carácter, dio bien pronto claras pruebas en su primer encuentro con Arrio. Este comenzó a manifestar su espíritu inquieto y rebelde, afiliándose al partido de los melecianos, constituido por los partidarios del obispo Melecio de Lycópolis, que mantenía un verdadero cisma frente al legítimo obispo Pedro de Alejandría. Por este motivo Arrio había sido arrojado por su obispo de la diócesis de Alejandría. Alejandro, pues, se interpuso con todo el peso de su autoridad y prestigio, y obtuvo, no sólo su readmisión en la diócesis, sino su ordenación sacerdotal por Aquillas, sucesor de Pedro en la sede de Alejandría.

Muerto, pues, prematuramente Aquillas el año 313, sucedióle el mismo Alejandro, y por cierto son curiosas algunas circunstancias que sobre esta elección nos transmiten sus biógrafos. Filostorgo asegura que Arrio, al frente entonces de la iglesia de Baucalis, apoyó decididamente esta elección, lo cual se hace muy verosímil si tenemos presente la conducta observada con él por Alejandro. Mas, por otra parte, Teodoreto atestigua que Arrio había presentado su propia candidatura a Alejandría frente a Alejandro, y que, precisamente por haber sido éste preferido, concibió desde entonces contra él una verdadera aversión y una marcada enemistad.

Sea de eso lo que se quiera, Arrio mantuvo durante los primeros años las más cordiales relaciones con su obispo, el nuevo patriarca de Alejandría, San Alejandro. Este desarrolló entre tanto una intensa labor apostólica y caritativa en consonancia con sus inclinaciones naturales y con su carácter afable y bondadoso. Uno de los rasgos que hacen resaltar los historiadores en esta etapa de su vida, es su predilección por los cristianos que se retiraban del mundo y se entregaban al servicio de Dios en la soledad. Precisamente en este tiempo comenzaban a poblarse los desiertos de Egipto de aquellos anacoretas que, siguiendo los ejemplos de San Pablo, primer ermitaño, de San Antonio y otros maestros de la vida solitaria, daban el más sublime ejemplo de la perfecta entrega y consagración a Dios. Estimando, pues, en su justo valor la virtud de algunos entre ellos, púsoles al frente de algunas iglesias, y atestiguan sus biógrafos que fue feliz en la elección de estos prelados.

Por otra parte se refiere que hizo levantar la iglesia dedicada a San Teonás, que fue la más grandiosa de las construidas hasta entonces en Alejandría. Al mismo tiempo consiguió mantener la paz y tranquilidad de las iglesias del Egipto, a pesar de la oposición que ofrecieron algunos en la cuestión sobre el día de la celebración de la Pascua y, sobre todo, de las dificultades promovidas por los melecianos, que persistían en el cisma, negando la obediencia al obispo legítimo. Pero lo más digno de notarse es su intervención en la cuestión ocasionada por Atanasio en sus primeros años. En efecto, niño todavía, había procedido Atanasio a bautizar a algunos de sus camaradas, dando origen a la discusión sobre la validez de este bautismo. San Alejandro resolvió favorablemente la controversia, constituyéndose desde entonces en protector y promoviendo la esmerada formación de aquel niño, que debía ser su sucesor y el paladín de la causa católica.

Pero la verdadera significación de San Alejandro de Alejandría fue su acertada intervención en todo el asunto de Arrio y del arrianismo, y su decidida defensa de la ortodoxia católica. En efecto, ya antes del año 318, comenzó a manifestar Arrio una marcada oposición al patriarca Alejandro de Alejandría. Esta se vio de un modo especial en la doctrina, pues mientras Alejandro insistía claramente en la divinidad del Hijo y su igualdad perfecta con el Padre, Arrio comenzó a esparcir la doctrina de que no existe más que un solo Dios, que es el Padre, eterno, perfectísimo e inmutable, y, por consiguiente, el Hijo o el Verbo no es eterno, sino que tiene principio, ni es de la misma naturaleza del Padre, sino pura criatura. La tendencia general era rebajar la significación del Verbo, al que se concebía como inferior y subordinado al Padre. Es lo que se designaba como subordinacianismo, verdadero racionalismo, que trataba de evitar el misterio de la Trinidad y de la distinción de personas divinas. Mas, por otra parte, como los racionalistas modernos, para evitar el escándalo de los simples fieles, ponderaban las excelencias del Verbo, si bien éstas no lo elevaban más allá del nivel de pura criatura.

En un principio, Atrio esparció estas ideas con la mayor reserva y solamente entre los círculos más íntimos. Mas como encontrara buena acogida en muchos elementos procedentes del paganismo, acostumbrados a la idea del Dios supremo y los dioses subordinados, e incluso en algunos círculos cristianos, a quienes les parecía la mejor manera de impugnar el mayor enemigo de entonces, que era el sabelianismo, procedió ya con menos cuidado y fue conquistando muchos adeptos entre los clérigos y laicos de Alejandría y otras diócesis de Egipto. Bien pronto, pues, se dio cuenta el patriarca Alejandro de la nueva herejía e inmediatamente se hizo cargo de sus gravísimas consecuencias en la doctrina cristiana, pues si se negaba la divinidad del Hijo, se destruía el valor infinito de la Redención. Por esto reconoció inmediatamente como su deber sagrado el parar los pasos a tan destructora doctrina. Para ello tuvo, ante todo, conversaciones privadas con Arrio; dirigióle paternales amonestaciones, tan conformes con su propio carácter conciliador y caritativo; en una palabra, probó toda clase de medios para convencer a buenas a Arrio de la falsedad de su concepción.

Mas todo fue inútil. Arrio no sólo no se convencía de su error, sino que continuaba con más descaro su propaganda, haciendo cada día más adeptos, sobre todo entre los clérigos. Entonces, pues, juzgó San Alejandro necesario proceder con rigor contra el obstinado hereje, sin guardar ya el secreto de la persona. Así, reunió un sínodo en Alejandría el año, 320, en el que tomaron parte un centenar de obispos, e invitó a Arrio a presentarse y dar cuenta de sus nuevas ideas. Presentóse él, en efecto, ante el sínodo, y propuso claramente su concepción, por lo cual fue condenado por unanimidad por toda la asamblea.

Tal fue el primer acto solemne realizado por San Alejandro contra Arrio y su doctrina. En unión con los cien obispos de Egipto y de Libia lanzó el anatema contra el arrianismo. Pero Arrio, lejos de someterse, salió de Egipto y se dirigió a Palestina y luego a Nicomedia, donde trató de denigrar a Alejandro de Alejandría y presentarse a si mismo como inocente perseguido. Al mismo tiempo propagó con el mayor disimulo sus ideas e hizo notables conquistas, particularmente la de Eusebio de Nicomedia.

Entre tanto, continuaba San Alejandro la iniciada campaña contra el arrianismo. Aunque de natural suave, caritativo, paternal y amigo de conciliación, viendo, la pertinacia del hereje y el gran peligro de su ideología, sintió arder en su interior el fuego del celo por la defensa de la verdad y de la responsabilidad que sobre él recaía, y continuó luchando con toda decisión y sin arredrarse por ninguna clase de dificultades. Escribió, pues, entonces algunas cartas, de las que se nos han conservado dos, de las que se deduce el verdadero carácter de este gran obispo, por un lado lleno de dulzura y suavidad, mas por otro, firme y decidido en defensa de la verdadera fe cristiana.

Por su parte, Arrio y sus adeptos continuaron insistiendo cada vez más en su propaganda. Eusebio de Nicomedia y Eusebio de Cesarea trabajaban en su favor en la corte de Constantino. Se trataba de restablecer a Arrio en Alejandría y hacer retirar el anatema lanzado contra él. Pero San Alejandro, consciente de su responsabilidad, ponía como condición indispensable la retractación pública de su doctrina, y entonces fue cuando compuso una excelente síntesis de la herejía arriana, donde aparece ésta con todas sus fatales consecuencias.

Por su parte, el emperador Constantino, influido sin duda por los dos Eusebios, inició su intervención directa en la controversia. Ante todo, envió sendas cartas a Arrio y a Alejandro, donde, en la suposición de que se trataba de cuestiones de palabras y deseando a todo trance la unión religiosa, los exhortaba a renunciar cada uno a sus puntos de vista en bien de la paz. El gran obispo Osio de Córdoba, confesor de la fe y consejero religioso de Constantino, fue el encargado de entregar la carta a San Alejandro y juntamente de procurar la paz entre los diversos partidos. Entre tanto Arrio había vuelto a Egipto, donde difundía ocultamente sus ideas y por medio de cantos populares y, sobre todo, con el célebre poema Thalia trataba de extenderlas entre el pueblo cristiano.

Llegado, pues, Osio a Egipto, tan pronto como se puso en contacto con el patriarca Alejandro y conoció la realidad de las cosas, se convenció rápidamente de la inutilidad de todos sus esfuerzos. Así se confirmó plenamente en un concilio celebrado por él en Alejandría. Sólo con un concilio universal o ecuménico se podía poner término a tan violenta situación. Vuelto, pues, a Nicomedia, donde se hallaba el emperador Constantino, aconsejóle decididamente esta solución. Lo mismo le propuso el patriarca Alejandro de Alejandría. Tal fue la verdadera génesis del primer concilio ecuménico, reunido en Nicea el año 325.

No obstante su avanzada edad y los efectos que había producido en su cuerpo tan continua y enconada lucha, San Alejandro acudió al concilio de Nicea acompañado de su secretario, el diácono San Atanasio. Desde un principio fue hecho objeto de los mayores elogios de parte de Constantino y de la mayor parte de los obispos, ya que él era quien había descubierto el virus de aquella herejía y aparecía ante todos como el héroe de la causa por Dios. Como tal tuvo la mayor satisfacción al ver condenada solemnemente la herejía arriana en aquel concilio, que representaba a toda la Iglesia y estaba presidido por los legados del Papa.

Vuelto San Alejandro a su sede de Alejandría, sacando fuerzas de flaqueza, trabajó lo indecible durante el año siguiente en remediar los daños causados por la herejía. Su misión en este mundo podía darse por cumplida. Como pastor, colocado por Dios en una de las sedes más importantes de la Iglesia, había derrochado en ella los tesoros de su caridad y de la más delicada solicitud pastoral, y habiendo descubierto la más solapada y perniciosa herejía, la había condenado en su diócesis y había conseguido fuera condenada solemnemente por toda la Iglesia en Nicea. Es cierto que la lucha entre la ortodoxia y arrianismo no terminó con la decisión de este concilio, sino que continuó cada vez más intensa durante gran parte del siglo IV. Pero San Alejandro había desempeñado bien su papel y dejaba tras sí a su sucesor en la misma sede de Alejandría, San Atanasio, quien recogía plenamente su herencia de adalid de la causa católica.

Según todos los indicios, murió San Alejandro el año 326, probablemente el 26 de febrero, si bien otros indican el 17 de abril. En Oriente su nombre fue pronto incluido en el martirologio. En el Occidente no lo fue hasta el siglo IX.

BERNARDINO LLORCA, S, I.

En Tréveris, en la Galia Bélgica, (hoy en Alemania), san Modesto, obispo ( c.486).

Su apelativo bien pronunciado indica al poseedor de una virtud altamente costosa de conseguir y dice mucho con relación a la templanza que ayuda al perfecto dominio de sí. Buen servicio hizo esta virtud al santo que la llevó en su nombre.

Breve Biografía

El pastor de Tréveris trabaja y se desvive por los fieles de Jesucristo, allá por el siglo V. Lo presentan los escritos narradores de su vida adornado con todas las virtudes que debe llevar consigo un obispo.

Al leer el relato, uno va comprobando que, con modalidades diversas, el hombre continúa siendo el mismo a lo largo de la historia. No cambia en su esencia, no son distintos sus vicios y ni siquiera se puede decir que no sea un indigente de los mismos remedios ayer que hoy. Precisamente en el orden de la sobrenatural, las necesidades corren parejas por el mismo sendero, las virtudes a adquirir son siempre las mismas y los medios disponibles son idénticos. Fueron inventados hace mucho tiempo y el hombre ha cambiado poco y siempre por fuera.

Modesto es un buen obispo que se encuentra con un pueblo invadido y su población asolada por los reyes francos Merboco y Quildeberto. A su gente le pasa lo que suele suceder como consecuencia del desastre de las guerras. Soportan todas las consecuencias del desorden, del desaliento, del dolor de los muertos y de la indigencia. Están descaminados los usos y costumbres de los cristianos; abunda el vicio, el desarreglo y libertinaje. Para colmo de males, si la comunidad cristiana está deshecha, el estado en que se encuentra el clero es aún más deplorable. En su mayor parte, están desviados, sumidos en el error y algunos nadan en la corrupción.

El obispo está al borde del desaliento; lleno de dolor y con el alma encogida por lo que ve y oye. Es muy difícil poner de nuevo en tal desierto la semilla del Evangelio. Humanamente la tarea se presenta con dificultades que parecen insuperables.

Reacciona haciendo cada día más suyo el camino que bien sabía habían tomado con éxito los santos. Se refugia en la oración; allí gime en la presencia de Dios, pidiendo y suplicando que aplaque su ira. Apoya el ruego con generosa penitencia; llora los pecados de su pueblo y ayuna. Sí, son muchas las horas pasadas con el Señor como confidente y recordándole que, al fin y al cabo, las almas son suyas.

No deja otros medios que están a su alcance y que forman parte del ministerio. También predica. Va poco a poco en una labor lenta; comienza a visitar las casas y a conocer en directo a su gente. Sobre todo, los pobres se benefician primeramente de su generosidad. En esas conversaciones de hogar instruye, anima, da ejemplo y empuja en el caminar.

Lo que parecía imposible se realiza. Hay un cambio entre los fieles que supo ganar con paciencia y amabilidad. Ahora es el pueblo quien busca a su obispo porque quiere gustar más de los misterios de la fe. Ya estuvieron sobrado tiempo siendo rudos, ignorantes y groseros.

Murió -y la gente decía que era un santo el que se iba- el 24 de febrero del año 486.

El relato reafirma juntamente la pequeñez del hombre -el de ayer y el de hoy- y su grandeza.

 

En la perspectiva cristiana lo único que salva y libera de verdad es el amor: el amor que Dios es y nos tiene, y que nos llama a colaborar con él en nuestra propia salvación y en la de otros. Durante la vigilia de la JMJ de Panamá, el sábado 26 de enero, el papa Francisco ha explicado lo mismo a partir del “árbol de la vida”. El libro de la vida aparece por primera vez en el libro del Génesis, 2, 9; también en el libro de los Proverbios y en el Apocalipsis. El árbol de la vida puede representar la historia y la vida de amor que Dios nos ofrece, plenamente en Jesús, para que nuestra historia se entremezcle con su vida, que desea echar raíces en la tierra de cada uno. A partir de ahí, el papa lanzó una serie de preguntas y mostró algunas consecuencias, entretejiendo un diálogo tanto con los jóvenes como con los adultos.

Una invitación a la confianza

Con metáforas de las tecnologías actuales, Francisco ha explicado que lo que Jesús nos ofrece no es algo que simplemente viene de fuera de nosotros y “espera” nuestra acción: “No es una salvación colgada ‘en la nube’ esperando ser descargada, ni una ‘aplicación’ nueva a descubrir o un ejercicio mental fruto de técnicas de autosuperación. Tampoco la vida que Dios nos ofrece es un ‘tutorial' con el que aprender la última novedad”.Más bien es una oferta, una invitación: “La salvación que Dios nos regala es una invitación a ser parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse; es el primero en decir ‘sí’ a nuestra vida, El siempre va primero, es el primero a decir sí nuestra historia, y quiere que también digamos ‘sí’ junto a Él. Él siempre nos primerea”. Esta invitación a la confianza en Dios –capaz de renovar nuestro corazón y transformar el mundo– le sucedió a María: “Sin lugar a dudas –señala el papa– la joven de Nazaret no salía en las ‘redes sociales’ de la época, Ella no era una ‘influencer’, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia”. Y ella, con pocas palabras, “se animó a decir ‘sí’ y a confiar en el amor, a confiar en las promesas de Dios, que es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas todas las cosas. (...) ¿Qué quiero yo que Dios renueve en mi corazón?”.

La respuesta de María: su compromiso

¿Cómo fue la respuesta de María? No fue –observa Francisco– como si hubiera dicho un ‘sí’ en plan pasivo o resignado: “bueno, vamos a probar a ver qué pasa”. “Fue el ‘sí’ de quién quiere comprometerse y arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa. (...) ¿Qué promesa tengo en el corazón para llevar adelante?”. Así vemos, en efecto, que de la confianza se pasa al compromiso, a ser capaces de asumir el riesgo que lleva consigo todo amor, esfuerzo y sufrimiento incluidos. ¿No es cierto que en cristiano el amor se muestra plenamente en lo que Cristo ha hecho por nosotros?. En español decimos: “vale la pena”.

Sigue luego el papa evocando cómo María se fió de Dios y se comprometió, arriesgó, apostó por las promesas de Dios. Fue generosa y valiente, sin esperar a tenerlo todo asegurado. Como sucede con tantas personas –padres y madres de familia, amigos, profesionales y otras personas dispuestas a servir a otros–, María se animó aabrazar la vida con toda su fragilidad y pequeñez, tal como viene, imperfecta pero no por eso menos digna de amor. Como Jesús, que abrazó y perdonó a tantos necesitados del cuerpo y del alma.

Solo lo que se ama puede ser salvado

¿Por qué?, se pregunta el papa argentino. Y responde: “Porque solo lo que se ama puede ser salvado. Vos no podes salvar una persona, vos no podes salvar una situación si no la amás. Solo lo que se ama puede ser salvado”. Y aquí viene una consecuencia importante para todos: “Por eso nosotros podemos ser salvados por Jesús, porque nos ama. Podemos hacerle las mil y una, pero nos ama, y nos salva, porque solo lo que se ama puede ser salvado. Solo lo que se abraza puede ser transformado”. En el amor de Jesús tenemos el modelo y la vida misma de nuestro amor: “El amor del Señor es más grande que todas nuestras contradicciones, fragilidades y pequeñeces, pero es precisamente a través de nuestras contradicciones, fragilidades y pequeñeces, como Él quiere escribir esta historia de amor”. Hay vidas sin raíces (sin trabajo, educación, comunidad y familia). Los jóvenes necesitan esas raíces. Sin ellas es difícil que puedan “soñar el futuro”. Es decir, “responder no solo para qué vivo, sino para quién vivo, para quién vale la pena gastar mi vida. y eso lo tenemos que facilitar nosotros los mayores dándoles trabajo, educación, comunidad, oportunidades”.

Ayudar a los jóvenes

Esta es otra consecuencia, esta vez para los adultos: “¿Qué haces vos para generar futuro en los jóvenes de hoy?, ¿sos capaz de luchar para que tengan educación, para que tengan trabajo, para que tengan familia, para que tengan comunidad?”. Volviendo a los jóvenes, muchos de ellos “sienten que poco a poco dejaron de existir para otros –familia, sociedad, amigos–, se sienten muchas veces invisibles”. Sienten que “dejaron de existir para otros, para la familia, para la sociedad, para la comunidad, y entonces muchas veces se sienten invisibles”. No se cuenta con ellos, lo que les hace pensar que no tienen nada que aportar, y eso les hace vulnerables, fáciles presas para cualquier cosa –como las drogas– que les destruya. Más preguntas para los adultos: “¿Qué hago yo con los jóvenes que veo?, ¿los critico o no me interesa?, ¿los ayudo o no me interesa? ¿Es verdad que para mi dejaron de existir hace tiempo?” Vuelve el Papa a los jóvenes y sus actitudes y sentimientos: “Lo sabemos bien, no basta estar todo el día conectado para sentirse reconocido y amado. Sentirse considerado e invitado a algo es más grande que estar ‘en la red’. Significa encontrar espacios en el que puedan con sus manos, con su corazón y con su cabezasentirse parte de una comunidad más grande que los necesita y que también ustedes jóvenes necesitan”. Y de nuevo a los adultos. Lo que hicieron muchos santos fue dedicar su vida a promover espiritual y materialmente a los jóvenes, porque los miraban “con los ojos de Dios”. Así fueron custodios y vivificadores de las raíces que hacen vivir a los jóvenes.Comprendieron para sí mismos y para los demás que hemos sido creados “para algo más” que poseer un auto o contar con la última técnica del mercado. Y así fueron capaces, como María, de gestar el mañana, de “creer en la fuerza transformadora del amor de Dios”, único que salva totalmente. “Solo el amor –insiste Francisco– nos vuelve más humanos, no las peleas, no el bullying, no el estudio solo; solo el amor nos vuelve más humanos, más plenos, todo el resto son buenos pero vacíos placebos”. Por eso cada uno de nosotros está llamado, como María, a participar de ese “más”, que es la historia del amor de Dios en el mundo. Y así hacer nuestra, en toda la vida, la respuesta de María: “Hágase según tu palabra”.

 

Fuente: Iglesia y Nueva Evangelización

San Policarpo de Esmirna (+ 156)

Según San Ireneo, San Policarpo había sido discípulo de San Juan, y hecho obispo de Esmirna por los Apóstoles. El año 156 Policarpo murió mártir; conocemos los detalles de su martirio por una carta contemporánea que lo relata y que forma por tanto parte del grupo que en sentido amplio llamamos actas de los mártires.

De las varias cartas que San Policarpo escribió a Iglesias vecinas y a otros obispos, de las que tenía conocimiento Ireneo, nos ha llegado sólo una Epístola a los Filipenses, con la que acompañaba una copia de las de San Ignacio; en realidad, es probable que se trate de dos cartas escritas con unos años de diferencia y que al ser copiadas juntas han llegado a unirse, pues la nota acompañando al envío no parece estar muy de acuerdo con la extensión y el tipo de temas que se tratan después y que recuerdan la de Clemente de Roma a los corintios.

En ella insiste en que Cristo fue realmente hombre y realmente murió; que hay que obedecer a la jerarquía de la Iglesia, que hay que practicar la limosna, y que hay que orar por las autoridades civiles.

Puedes ver la carta aqui:

> Carta_de San_Policarpo_a_los filipenses

 

¿Sabes quien era San Policarpo? Obispo de Esmirna (+155)

"Todavía me parece oírle contar cómo había conversado con Juan y con muchos otros que vieron a Jesucristo, y repetir las palabras que había oído de ellos”. Son palabras de San Ireneo, ilustre discípulo de San Policarpo y futuro obispo de Lyon.

Discípulo de San Juan Apóstol

"Yo puedo mostrar el sitio en el que el bienaventurado Policarpo acostumbraba a sentarse a predicar. Todavía recuerdo la gravedad de su porte, la santidad de su persona, la majestad de su rostro y de sus movimientos, así como sus santas exhortaciones al pueblo. Todavía me parece oírle contar cómo había conversado con Juan y con muchos otros que vieron a Jesucristo, y repetir las palabras que había oído de ellos”. Son palabras de San Ireneo, ilustre discípulo de San Policarpo y futuro obispo de Lyon.

San Policarpo vivió 86 años, y recibió el bautismo ya en su infancia.  Había sido discípulo del apóstol San Juan, y tuvo por eso el privilegio de oír en boca de un testigo presencial las descripciones de la vida de Jesús. Más tarde, fue probablemente el mismo San Juan el que encomendó al cuidado episcopal de San Policarpo la grey cristiana de Esmirna.

De este modo, San Policarpo ocupó el episcopado de Esmirna (en la actual Turquía) hacia el 110 d. C. Ya desde el principio, se hizo notar por su fuerte personalidad y por su implacable valentía para confesar la fe cristiana.

 

 

Su actitud y carácter quedan claramente reflejados en estas sencillas palabras suyas: “Seamos, pues, imitadores de la pasión de Cristo, y si por causa de su nombre tenemos que sufrir, glorifiquémosle, porque ése fue el ejemplo que Él nos dejó en su propia persona y eso es lo que nosotros hemos creído”.

Martirio

Según podemos saber, gracias a una carta que escribieron los cristianos de Esmirna con razón de su martirio, San Policarpo no se entregó voluntariamente al martirio, pues no se sentía con fuerzas suficientes como para afrontarlo, en parte debido a su elevada edad. En lugar de entregarse, y obedeciendo también a la petición de sus fieles, se escondió en una casa de campo.

Pero finalmente fue delatado por uno de los esclavos, y cuando llegaron los soldados para llevárselo, no opuso ningún tipo de resistencia, sino que aceptó la Voluntad de Dios. Mandó que les dieran de cenar a aquellos que le habían apresado y pidió que le dejaran rezar un rato. Los soldados, viendo su fe y su piedad, se arrepintieron de lo que habían hecho, si bien ya era demasiado tarde.

San Policarpo fue llevado al fin ante el procónsul Decio Cuadrato, que aún le dio la oportunidad de arrepentirse de su fe. El diálogo que mantuvieron fue este: “Declara que el César es el Señor”. Policarpo respondió: “Yo sólo reconozco como mi Señor a Jesucristo, el Hijo de Dios”. Añadió el gobernador: “¿Y qué pierde con echar un poco de incienso ante el altar del César? Renuncia a Cristo y salvarás tu vida”. A lo cual San Policarpo dio una respuesta admirable. Dijo así: “Ochenta y seis años llevo sirviendo a Jesucristo y Él nunca me ha fallado en nada. ¿Cómo le voy yo a fallar a Él ahora? Yo seré siempre amigo de Cristo”.

 

 

El procónsul le grita: “Si no adoras al César y sigues adorando a Cristo te condenaré a las llamas”. Y el santo responde: “Me amenazas con fuego que dura unos momentos y después se apaga. Yo lo que quiero es no tener que ir nunca al fuego eterno que nunca se apaga”.

En ese momento, el pueblo, lleno de ira, pidió al procónsul que fuera condenado a morir entre las llamas. Así lo ordenó el procónsul. Lo único que pidió Policarpo es que lo dejaran libre entre las llamas, que no se iba a escapar. Los soldados tan solo le ataron las manos y lo dejaron allí, pasto de las llamas. Los verdugos recibieron la orden de atravesar con una lanza el corazón de San Policarpo. Más tarde, los cristianos pudieron recoger sus huesos.

No hay que olvidar el significado etimológico del nombre “Policarpo”: el que produce muchos frutos de buenas obras (poli, mucho; carpo, fruto).

Disponemos del “Martyrum Polycarpi”, carta dirigida por la Iglesia de Esmirna a la de Filomenum (villa de Frigia) y escrita por testigos oculares del martirio de San Policarpo.

 

VER MARTIRIO DE SAN POLICARPO

 

EPÍSTOLA DE SAN POLICARPO A LOS FILIPENSES

 

 

 

“ACN puede movilizar su red mundial de amigos, benefactores y simpatizantes para rezar especialmente por Nigeria en este momento crítico de las elecciones”

os nigerianos acuden a las urnas el 16 de febrero y el 2 de marzo de 2019 para elegir al Presidente, al Parlamento Federal y a otros representantes del Gobierno. Algunas partes del país siguen sufriendo la violencia de los grupos extremistas musulmanes como Boko Haram. Ayuda a la Iglesia Necesitada ha entrevistado a Mons. Ignatius Ayau Kaigama, Arzobispo católico de Jos, sobre la situación actual, las próximas elecciones generales en Nigeria y sus esperanzas para el país.

¿Cómo es la situación en el país ante las próximas elecciones generales que se celebrarán el próximo fin de semana?

Mons. Kaigama: Como en todo el mundo, en el período preelectoral las emociones políticas son muy fuertes. Muchos políticos y sus aliados desarrollan una especie de paranoia política. Se habla de la facilidad con la que algunos políticos pasan de un partido político a otro, lo que demuestra que su razón de ser en política no está motivada por buenos principios políticos, o por ideología o manifiestos políticos favorables a las personas, sino principalmente por intereses personales. A la mayoría de ellos les preocupan poco el buen gobierno y la mejora de la situación de las personas sencillas, especialmente de los pobres, los marginados, los desempleados, las víctimas del extremismo religioso y los millones de personas que también son víctimas de los subproductos venenosos de la corrupción, que es como una pandemia.

En comparación con las anteriores campañas preelectorales, las actuales, aunque se han registrado algunas víctimas, son bastante moderadas, pero lo que destaca son las declaraciones realizadas por algunos políticos, a veces alocadas e infundadas, que podrían considerarse incluso discursos de odio o incitaciones a la violencia.

Si bien en algunas manifestaciones políticas ya se han registrado algunas muertes accidentales y la perturbación de la paz, debemos encomiar las campañas de la mayoría de las partes que han llevado a cabo sus actividades de manera pacífica. Sin embargo, existe una tensión general y una aprensión sobre cuáles pueden ser las reacciones probables de aquellos que ya tienen la impresión de que las elecciones podrían estar manipuladas.

Los ataques de Boko Haram se han intensificado últimamente. ¿Cree que esto está relacionado con las elecciones?

Monseñor Kaigama: Ya incluso antes, Boko Haram había intensificado sus ataques matando a varios militares. Los rebeldes se han vuelto tan atrevidos que han osado enfrentarse a personal armado infligiendo grandes bajas, y ni siquiera han perdonado a los cooperantes internacionales. Es una manera de advertir descaradamente a la comunidad internacional que no se interponga en su camino. Están haciendo todo lo posible por apoderarse de ciertas partes de Nigeria y de los países vecinos para consolidar su objetivo de conseguir el Estado islámico de África Occidental.

Los ataques de Boko Haram se han intensificado sorprendentemente en los últimos días en regiones como Michika, Shuwa, Madagali, Mubi y en los estados de Borno y Adamawa. Algunas personas afirman que los nuevos ataques están motivados políticamente o patrocinados para conseguir resultados políticos o que pueden ser un intento de privar del derecho de votar a algunos de los electores. Sin embargo, lo que está claro es que Boko Haram quiere hacer una declaración de que no ha sido derrotado. La amenaza de Boko Haram sigue siendo real. Están lejos de ser derrotados

¿Tiene alguna preocupación?

Monseñor Kaigama: Debería estar preocupado. Cuando la paz se ve perturbada, los líderes católicos sufrimos más que los elegidos para el gobierno porque la gente acude en masa a nuestras casas y oficinas sabiendo que no hay policías o soldados armados que los asusten o perros policías que los olfateen y ladren cuando vienen a pedir ayuda para las necesidades básicas de la vida.  Tenemos que ayudar a las personas desplazadas y sin medios de subsistencia. Debido a lo sobrecargados y abrumados que nos vemos los líderes religiosos si estalla una crisis, oramos y trabajamos arduamente para promover proactivamente una cultura de la paz y estamos haciendo esfuerzos concertados para asegurar que tengamos elecciones libres y justas que culminen en la paz para todos.

Si las elecciones se ven empañadas por la violencia, lo pagarán muchos nigerianos inocentes.  Espero que las elecciones sean justas, pacíficas y creíbles; que surjan líderes buenos, patrióticos, desinteresados y temerosos de Dios, que se preocupen más por las personas que por su ambición personal y los lujos que van unidos a sus cargos.  Hay muchos jóvenes bien formados y cualificados en la calle, sin trabajo.Esperamos que quienes aspiran a ocupar cargos a todos los niveles consideren la difícil situación de la juventud como una prioridad.

¿Qué papel está desempeñando la Iglesia para contribuir al buen desarrollo de las elecciones?

Monseñor Kaigama: Como lo hace la Iglesia Católica en Nigeria en todas las elecciones, nuestra Comisión de Justicia, Desarrollo y Paz (JDPC) trabaja proactivamente y es altamente sensible a la necesidad de que las elecciones sean pacíficas y justas. En el pasado, la JDPC ha desempeñado una función encomiable como supervisor/observador electoral, señalando los defectos, las debilidades y los puntos fuertes de los que ha sido testigo. La Conferencia Episcopal católica de Nigeria ha emitido recientemente una declaración en la que anima a los ciudadanos a orar, a celebrar las elecciones de forma ordenada y a adoptar una actitud correcta ante ellas.

La Iglesia en la archidiócesis de Jos ha desarrollado diferentes actividades para contribuir a que las elecciones sean pacíficas. Hemos advertido a nuestros miembros que respeten la ley, que actúen pacíficamente y que no se dejen utilizar por políticos egoístas. Deben asegurarse de que poseen su tarjeta de votante y acudir a votar. Como sacerdotes, animamos a nuestros fieles a orar y a estar alerta durante este tiempo; nos advertimos a nosotros mismos que el clero no debe ser partidario. Nuestra Comisión de Justicia, Paz y Desarrollo ha estado llevando a cabo durante los últimos dos años proyectos en determinadas comunidades para que las elecciones sean pacíficas. Han enseñado a diferentes comunidades cómo pueden  elaborar una «Carta de Exigencias» cuando los políticos vienen a buscar sus votos. Nuestra JDPC ha organizado cursos de formación sobre consolidación de la paz y programas alternativos a la violencia (PB/AVP) en escuelas y comunidades. Como parte de las actividades previas a las elecciones, nuestro Centro de Diálogo, Reconciliación y Paz (DREP) organizó recientemente una ceremonia de firma del acuerdo de paz para todos los candidatos al gobierno en el Estado de Plateau, que contó con la presencia de jefes tradicionales y religiosos, grupos de la sociedad civil, personal de seguridad de alto nivel y diversas partes interesadas de la comunidad. Además, al ir a las elecciones, como Iglesia, nuestra JDPC está oficialmente acreditada como observador electoral. Estamos igualmente preparados para intervenir y gestionar la violencia postelectoral en caso de que se produzca. Rezamos para que no lo tenga que hacer.

¿Cuáles son sus esperanzas para Nigeria?

Monseñor Kaigama: Yo soy muy optimista. Creo firmemente que la mejoría para Nigeria está cerca. Soy profundamente patriótico. Se han dicho muchas cosas negativas sobre Nigeria, pero creo que este país, con todos sus defectos e imperfecciones, sorprenderá algún día al mundo, dejando atónitos y estupefactos a los que la ridiculizan y la descartan. Los nigerianos son un pueblo pacífico, alegre, trabajador, religioso y resistente que sólo tiene la desgracia de no contar con líderes desinteresados que tengan una visión, sino con líderes que prefieren robar la enorme riqueza con la que Dios nos ha bendecido. Y lo hacen con la colaboración de algunos países, así como  de empresas, organizaciones e individuos extranjeros.

Muchos como yo creemos que Nigeria sobrevivirá como nación y pueblo. Se acerca el momento en que una revolución moral de los jóvenes, que trascienda la tribu y la religión, traerá a la dirección sólo a personas serias que estén dispuestas a sufrir e incluso a dar su vida por Nigeria y los nigerianos, en lugar de pedir a los pobres que mueran por ellos (líderes políticos). Quienes manipulan las elecciones, compran votos, utilizan las estructuras de gobierno para ganar las elecciones, anuncian a los perdedores como ganadores y a los ganadores como perdedores, tarde o temprano no tendrán dónde esconderse.

¿Cómo pueden ayudar a Nigeria en este momento ACN y sus benefactores?

Monseñor Kaigama: ACN puede movilizar su red mundial de amigos, benefactores y simpatizantes para rezar especialmente por Nigeria en este momento crítico de las elecciones. Necesitamos apoyo para nuestras diversas iniciativas de consolidación de la paz, concienciación y diversos programas proactivos de educación para la paz organizados antes, durante y después de las elecciones. Además, se necesita apoyo para los programas de formación y capacitación de nuestros jóvenes, chicas adolescentes y viudas, para darles esperanza y mantenerlos al margen de los problemas.

Sobre todo, hemos de estar en comunión de oración por unas elecciones pacíficas y por la estabilidad general, esperando que por la gracia de Dios las próximas elecciones produzcan líderes comprometidos que eleven a este prometedor país «desde la hierba hasta la dignidad».

Ayuda a la Iglesia Necesitada

 

Un personaje fascinante. Fue profesor, escritor y cardenal. Y muy pronto será declarado santo. Pero, ¿quién fue John Henry Newman y qué lo hace tan excepcional?

 

 

PRIMEROS AÑOS

John Henry Newman nació en Londres en 1801. Fue un prestigioso escritor intelectual. Pertenecía a la Iglesia de Inglaterra. Estudió en el Trinity College de Oxford y enseñó en esa universidad.

CONVERSIÓN

Newman era un apasionado buscador de la verdad. No tenía miedo a poner en discusión sus ideas y a motivarlas. Era un pensador anti-católico, hasta que un día descubrió que la religión católica tenía las respuestas a sus interrogantes.

FR. THOMAS MORRIS
"Vivió una profunda vida cristiana, tratando siempre de poner en práctica lo que entendía. No le gustaba tener una idea y no hacer nada al respecto. No le gustaba creer en algo, pero no dejar que influyera y guiara sus decisiones y su vida difícil”.

A un cierto punto decidió hacerse católico. La decisión le costó su trabajo en Oxford, sus amistades, e incluso su familia.

MOVIMIENTO OXFORD

Newman formó parte del llamado “Movimiento de Oxford”, que comenzó en esta universidad en 1833. Se proponía transformar la Iglesia de Inglaterra haciendo que asimilara ciertos elementos católicos.

FR. THOMAS MORRIS
“Eran grandes personajes que querían traer nueva vida y nueva visión, nueva vitalidad, a la comunión anglicana de aquel entonces. Para hacerlo, comienzan a leer a los Padres de la Iglesia, esos grandes pensadores de la Iglesia de los primeros siglos. Querían que esos principios volvieran a la Iglesia Anglicana”.

Su meta era incorporar a la Comunión anglicana las ideas de San Agustín, San Ambrosio y de otros grandes pensadores y santos de su tiempo.

EDUCACIÓN

Como profesor y apasionado defensor de la educación, John Henry Newman fundó una escuela primaria y una secundaria y fue invitado a lanzar la Universidad Católica de Dublín.

FR. THOMAS MORRIS
“Era un hombre que ponía en práctica la educación, la consideraba de vital importancia”.

También propuso que hubiera un capellán católico en Oxford, algo contrario a las normas de la época. La idea fue rechazada.

DE SACERDOTE A CARDENAL

En octubre de 1845, a los 45 años, John Henry Newman se hizo católico. Consideraba este paso hacia Roma como la plenitud de la fe.

Más tarde, dos años después se hizo sacerdote. Y 30 años más tarde, el papa se saltó un paso y lo nombró cardenal. Tenía 79 años.

FR. THOMAS MORRIS
“Llega un nuevo Papa, León XIII. En su primera lista de cardenales incluyó a John Henry Newman que ni siquiera era obispo, era sólo sacerdote. El Papa explicó a un amigo suyo inglés, que hizo cardenal a Newman 'para mostrar la grandeza de la Iglesia. Es un enigma'”.

Newman falleció a los 89 años, en 1890. Todos los papas lo han citado y han propuesto sus escritos, especialmente sobre la libertad y la conciencia.

Benedicto XVI lo beatificó en Birmingham en el año 2010.

 

Fuente: ROME REPORTS

 Los católicos tratan de levantar el ánimo tras el atentado contra la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, que ha causado 23 víctimas mortales

 Una pequeña ciudad en aislamiento militar. Una guerra total en el municipio adyacente contra extremistas violentos. Familias en duelo después de enterrar a sus muertos, pacientes heridos que se recuperan en varios hospitales, entre los que algunos incluso tienen que ser amputados. Y una Iglesia local, la del Vicariato Apostólico de Joló, que hace todo lo posible por infundir esperanza en la minoría cristiana mientras sus compañeros musulmanes aúnan a sus miembros para mostrar entereza en medio del miedo y el dolor en esta ciudad empobrecida en la provincia de Sulu.

Este es el escenario que encuentra la delegación de ACN que visita la capital de la isla de Joló para expresar su solidaridad con las víctimas diez días después del fatal atentado de doble bomba en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, ocurrido el pasado 27 enero, que causó la muerte de 23 personas dejando a más de 100 heridas. 

Las noticias de arrestos y la entrega de los presuntos perpetradores no contribuyen a levantar el ánimo de los habitantes. Incluso con la garantía de una seguridad férrea, un homenaje a las víctimas bien organizado solo logró convocar a una parte de la audiencia a la que se dirigía, pues muchos optaron por quedarse en casa. Algunas de las familias están pensando seriamente en dejar Joló para siempre, ya que los atentados son la gota que colma el vaso y rompen su resistencia contra años de amenazas, secuestros, asesinatos y hostigamiento por lo que ellos llaman “las fuerzas del mal”.

Un obispo y dos sacerdotes asesinados

Las “fuerzas del mal” son los extremistas musulmanes, sobretodos partidarios de Abu Sayyaf, que llevan años aterrorizando a las minorías cristianas. Entre sus crímenes se cuentan el asesinato del obispo Benjamin de Jesús, en febrero de 1997 en la Catedral y de otros dos sacerdotes, el padre claretiano Roel Gallardo secuestrado torturado y asesinado en 2002 y el padre Rey Roda, oblato de María Inmaculada, en 2008. Víctimas de la violencia no son sólo los cristianos, porque los terroristas secuestran también a musulmanes con la intención de conseguir rescates para financiar sus acciones.

Fuentes consultadas por ACN nombran como autores del último atentado en la sede del Vicariato apostólico de Joló a miembros de una facción de Abu Sayyaf, compuesta por narcos y delincuentes: Ajang Ajang.

Una pequeña minoría extremista

Pero el mensaje de los militares, el gobierno local, los líderes tradicionales o los socios laicos que visitan ACN es siempre el mismo: “la persecución no es perpetrada por los musulmanes, sino por una pequeña minoría de extremistas violentos”.

Solo un 1% de católicos

“Ninguna bala o bomba puede destruir la relación armoniosa entre musulmanes y cristianos en Joló”, dice el P. Romeo Saniel, OMI, que vive desde hace 18 años en la isla y ha sido nombrado Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de Joló hace apenas unas semanas. Como pastor de una pequeña minoría (un 1% de la población total de 120.000 habitantes), es venerado y admirado por el pueblo por su compromiso de proporcionar una educación de calidad y oportunidades a la joven generación de los tausug (grupo étnico autóctono de Sulu) y por su valor y determinación para llegar a los ex combatientes del Frente Islámico de Liberación Mora.

Unidad para la paz

“La única manera de que la paz sea duradera es que tanto musulmanes como cristianos se mantengan unidos. No permitiremos que esta tragedia nos divida y nos aísle del resto del país”, apunta Datu Sakul Tan, considerado el hombre más influyente de todo Joló, patriarca de un poderoso clan político, que estudió en un colegio católico y está convencido de la importancia y la calidad de la educación proporcionada por la Iglesia a los habitantes.

Las necesidades son articuladas claramente por el clero y los laicos. Aunque las Fuerzas Armadas de Filipinas intenten eliminar al grupo Abu Sayyaf por la fuerza, todo el mundo está de acuerdo en que esto no garantiza la paz, ya que aquellos que mueran serán sencillamente reemplazados por la generación más joven.

El P. Saniel y Datu Sakul Tan coinciden en que una necesidad a largo plazo es proporcionar a los jóvenes programas de prevención del extremismo violento mediante la educación formal, las campañas de concienciación,  la creación de trabajo productivo para los jóvenes que les proporcione medios de subsistencia y el desarrollo del deporte.

Por otra parte el Padre Jeff Nadua, OMI, rector de la catedral, afirma la necesidad de reconstruir primero la comunidad cristiana y luego rehabilitar la catedral. “Necesitamos ayudar a nuestros cristianos a recuperarse de este trauma y ver todo esto desde la mirada de la fe.Después podremos concentrar nuestras energías en reconstruir la catedral, que está muy dañada por el doble atentado”.

Visita de ACN a la zona

El director nacional de ACN Filipinas, Jonathan Luciano, realizó una visita de solidaridad al Vicariato Apostólico de Joló los días 4 y 5 de febrero de 2019.  Visitó la catedral de Nuestra Señora del Carmen, gravemente dañada, y habló con el Administrador Apostólico, el P. Romeo Saniel, OMI, así como con algunos familiares de las víctimas.

Ayuda a la Iglesia Necesitada

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