"La unidad de la iglesia debe reflejar la unidad de Dios" 

 

Benedicto XVI presenta a san Ignacio de Antioquía, "Doctor de la unidad"

 

Prosiguiendo la catequesis sobre los padres apostólicos, Benedicto XVI habló enla audiencia general de hoy de San Ignacio de Antioquia. La audiencia se celebró en la Plaza de San Pedro y asistieron a ella alrededor de 25.000 personas.

 

San Ignacio fue obispo de Antioquia del año 70 al 107 de nuestra era y en esa ciudad "fue donde por primera vez -dijo el Papa- los discípulos recibieron el nombre de cristianos". Condenado a ser devorado por las fieras, fue trasladado a Roma para que esa sentencia se ejecutase y en el camino aprovechó de su paso por diferentes ciudades para reafirmar la fe de los cristianos que habitaban allí.

 

ignacio antioquia

"Ningún padre de la Iglesia ha expresado con la intensidad de Ignacio el anhelo de unión con Cristo y a la vida en El", observó el Papa, explicando que en San Ignacio confluyen "dos corrientes espirituales: la de Pablo, que tiende a la unión con Cristo y la de Juan, concentrada en la vida en El. A su vez, estas dos corrientes se unen en la imitación de Cristo".

"La irresistible tensión de Ignacio hacia la unión con Cristo funda una verdadera y propia mística de la unidad", prosiguió Benedicto XVI, y recordó que en las siete cartas que el obispo antioqueno escribió durante su viaje hacia Roma repite a menudo que "Dios existiendo en tres personas es Uno en absoluta unidad" y dice a los cristianos que "la unidad que tienen que realizar en esta tierra no es más que una imitación, lo más conforme posible al arquetipo divino".

"Se advierte en (...) Ignacio una dialéctica constante y fecunda entre dos aspectos característicos de la vida cristiana: por una parte la estructura jerárquica de la comunidad eclesial, y por otra la unidad fundamental que liga entre sí a todos los fieles en Cristo. Por lo tanto, los roles no se pueden contraponer. Al contrario, la insistencia de la comunión de los creyentes entre ellos mismos y sus pastores, se refuerza constantemente mediante (...) analogías" tomadas de la música, como "la cítara, las cuerdas, (...) la sinfonía".

"Es evidente la responsabilidad peculiar de los obispos, de los presbíteros y los diáconos en la edificación de la comunidad. Para ellos es válido ante todo el llamamiento al amor y la unidad".

"Con razón Ignacio es llamado "doctor de la unidad" -exclamó el Papa-, y (...) en definitiva su "realismo" invita a los fieles de ayer y hoy a realizar una síntesis progresiva entre configuración con Cristo (...) y compromiso con su Iglesia (unidad con el obispo y apertura al mundo) (...) entre comunión de la Iglesia en su interno y misión, que es la proclamación del Evangelio a los demás".

+ info -

San Ignacio de Antioquía, mártir año 106 - 17 de octubre

 

 

Ver en Wikipedia

  CIUDAD DEL VATICANO, 14 MAR 2007 (VIS)

Tenemos una misión que cumplir

Estos dos hombres trabajan para que los cristianos en Oriente Medio no desaparezcan. Lo hacen en primer lugar con su presencia en la región y, en segundo, con su labor para fortalecer la fe de aquellos que permanecen en la cuna del cristianismo.

El padre Guillaume y Said pertenecen al Camino Neocatecumenal. Este sacerdote francés es rector del seminario Redemptoris Mater del Líbano, un centro donde se forma a futuros sacerdotes especialmente para que se queden en Oriente Medio.

P. GUILLAUME BRUTÉ DE RÉMUR
Rector, Seminario Redemptoris Mater Líbano
“No hay que negar que hay una grandísima emigración cristiana fuera, incluso en zonas donde no son directamente perseguidos, y por tanto existe el riesgo de que esta fe poco a poco sea menos profunda. Si solo se queda en costumbres culturales perderán la razón misma para quedarse en Oriente Medio. Por eso creo, y esta es un poco nuestra misión como seminario, que no es suficiente una ayuda económica, una ayuda de tipo político o sociológico, sino una ayuda también de tipo espiritual, para que estas personas vuelvan a encontrar el sentido espiritual de su misión y su presencia en Oriente Medio”.

Porque a Egipto es donde escapó la Sagrada Familia para salvar al Mesías de Herodes. Jordania es el lugar desde donde Moisés divisó la tierra prometida y donde Cristo recibió el bautismo. En Tierra Santa nació Jesús y allí desarrolló su predicación, llegando hasta Líbano, a las ciudades de Tiro y Sidón; Siria fue evangelizada por el apóstol Tomás y en Irak encontramos Ur de Caldeos, lugar del nacimiento del patriarca Abraham.

 

 

P. GUILLAUME BRUTÉ DE RÉMUR
Rector, Seminario Redemptoris Mater Líbano
“Estas raíces, este patrimonio si no se vive, si no está cuidado por personas para las que significa algo, corre el riesgo de convertirse en algo para rellanar museos y que desaparezca poco a poco, que se olvide. La Historia y los hechos de hoy en día nos dicen que donde hay más cristianos hay más libertad de conciencia, más democracia y más espíritu de convivencia. Es como un anticuerpo natural al fanatismo. Por eso creo que tenemos que ayudar a estos cristianos a que permanezcan en sus países”.

Ayudarles no solo a permanecer sino a formar comunidades más fuertes. En Egipto, el desafío es también la unidad entre los propios coptos, católicos y ortodoxos. Un paso fundamental para avanzar en este camino fue la visita del Papa Francisco en 2017 y su encuentro con el Papa Tawadros II. Ambos rezaron por los cristianos perseguidos pocos días después de los atentados de Domingo de Ramos en las ciudades de Tanta y Alejandría.

Pese a la violencia, cristianos como Said, pionero del Camino Neocatecumenal en Egipto, aseguran que permanecerán en su tierra porque están llamados a cumplir allí una misión.

SAID AZER
Copto-católico egipcio
“Nos quedamos porque tenemos una misión mayor. Cristo ha sufrido por toda la Humanidad y si nosotros tenemos que sufrir por Cristo y la Iglesia, no somos más que nuestro maestro. Tenemos este sentido dentro de nosotros de que tenemos una misión que cumplir en la tierra donde hemos nacido, por eso, nos quedamos en Egipto”.

Los cristianos coptos son una de las comunidades más antiguas de Oriente Medio. Se cree que fue San Marcos quien evangelizó esa tierra en el siglo I. También son la comunidad más numerosa por lo que cualquier ataque contra ellos afecta decisivamente a la moral de todos los cristianos de la región.

RomeReports

Juan Pablo II  y el Rosario

Desde los tiempos medievales de Santo Domingo de Guzmán, cuando los dominicos empezaron a popularizar el rezo del Rosario, esta devoción ha ido incorporando variaciones y añadidos, pero sin duda en los tiempos modernos fue San Juan Pablo II quien introdujo en ella más elementos que podrían considerarse –en el buen sentido- revolucionarios. Así lo considera el periodista católico Tom Hoopes, autor de El rosario de Juan Pablo II.

Hoopes es padre de 9 hijos y explica que “si no fuera por San Juan Pablo II yo no habría pasado los últimos 17 años rezando un rosario diario con mi familia”. Y le consta que una gran cantidad de las personas que hoy rezan el rosario con asiduidad se lo agradecen a Juan Pablo II y su promoción de esta devoción.

Hoopes explica que el Papa polaco potenció el Rosario a partir de 7 acciones o decisiones.

1. Juan Pablo II hizo que el Rosario volviera a ser nuevo y emocionante

“Como les digo a mis estudiantes en el Benedictine College de Kansas, Juan Pablo II era un genio de la estrategia que sabía como hacer cosas grandes en la Iglesia. No solo decía: ‘chicos, volved a la Iglesia’. Organizaba las Jornadas Mundiales de la Juventud. No solo decía: ‘sed fieles a la doctrina’. Creaba un Catecismo. No sólo invitaba a los católicos a volver a Jesús: creaba un Gran Jubileo para el año 2000. Y no sólo animaba a rezar el Rosario: añadió 5 nuevos misterios para picar nuestro interés y lanzó un Año del Rosario para asegurarse que toda la Iglesia se sumaba.

2. Juan Pablo II conectó el Rosario con las cosas grandes que estaban en el pensar de todos

“El compromiso de mi familia con el Rosario empezó en 2001, cuando tras la tragedia del 11 de septiembre, Juan Pablo II urgió a los católicos a rezar el Rosario por la paz, frente a los atentados terroristas. Se profundizó cuando al año siguiente pidió rosarios por otra institución bajo un duro ataque: la familia. Su fe en el Rosario era contagiosa.

3. Hizo que el Rosario fuera más fácil de rezar

Tom Hoopes recoge en su libro varias de las propuestas prácticas del Papa para facilitar el rezo. “Una de mis favoritas: en vez de empezar por el Credo, empezar con la invocación sencilla del Salmo 70: Oh, Dios, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme”. Aún recitamos el Credo a veces pero al quitar la larga oración inicial el rezo se hace menos amenazante para los niños… y su papá, también”.

4. Su método profundiza la experiencia del Rosario

Hay propuestas de Juan Pablo II sobre el rosario que ayudan a enraizar la devoción en la propia vida. Por ejemplo, propone usar arte sacro, rezar pidiendo un fruto específico en cada misterio y añadir una frase después del “Jesús”. Por ejemplo, el primer misterio luminoso se puede ilustrar con una imagen del bautizo de Jesús, un fruto que se pide (“ser fiel a mis votos”) y palabras añadidas como “bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, bautizado por Juan”. Juan Pablo II también anima a acompañar el Rosario con la Escritura, por lo que Tom Hoopes propone 10 versículos en su libro para cada decena de avemarías.

5. Juan Pablo II fue un gran promotor de los santos del Rosario

Por ejemplo, beatificó al italiano Bartolo Longo (1841-1926), un intelectual anticlerical que se introdujo en ambientes esotéricos y ocultistas que le dañaron. Fue con el Rosario que se sanó y creció en la fe y fue el promotor del Santuario del Rosario en Pompeya. Juan Pablo II canonizó al Padre Pío, que habla del Rosario como un arma muy poderosa. Fue un promotor de las obras y espiritualidad de San Luis Grignon de Montfort, autor de El secreto del Rosario”. Y beatificó a los pastorcitos de Fátima, Jacinta y Francisco Marto, grandes impulsores del rezo del Rosario por petición de la Virgen.

6. Juan Pablo II conectó el mensaje de Fátima con el futuro de la Iglesia

El Papa era un devoto de la Virgen de Fátima y su mensaje, y consideraba que fue la Virgen quien desvió la bala que le hirió en el atentado del pistolero Alí Agca. Las peticiones de la Virgen de Fátima de que se rezaran rosarios cada día, dijo, “deben sostenerse generación tras generación”, dijo el Papa.

7. Su mayor promoción del Rosario la hacía, simplemente, rezándolo

Antes de llegar a ser Papa, el cardenal Jorge Bergoglio escribió: “una tarde fui al rezo del Rosario que dirigía el Santo Padre [Juan Pablo II]. Estaba delante de todos, de rodillas”. Bergoglio escribe que quedó tan conmovido en esa oración que “desde ese día recito los 15 misterios del Rosario cada día”.

Carifilii

La esencia del cristianismo

El 15 de diciembre de 2017 se introduce la causa de beatificación de este gran teólogo, y en el año 2018 se cumplieron 50 años de su muerte. Es un buen momento para recordar este libro, uno de los más importantes de la teología del siglo XX.

 

Siempre es difícil trazar la historia de las ideas: cuáles son los momentos y contextos en que se perfilan, se formulan y logran difusión. Que el cristianismo se centra en la persona de Cristo lo formula bella y claramente Guardini, con un impacto que ha marcado toda la teología católica del siglo XX. Pero evidentemente no se lo ha inventado.

El mismo Señor lo da a entender cuando dice “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre sino por mí”(Jn 14, 6). Con toda la misteriosa fuerza del “Yo soy” de Cristo, en el Evangelio de San Juan: “Yo soy el pan de vida” (Jn 6, 35.48.51), “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8, 12; 12, 46-48), “Yo soy la puerta” (Jn 10, 1-6), “Yo soy la resurrección” (Jn 11, 25).

Los contextos

Por un lado está el esfuerzo “racionalista liberal”, que desde el XVIII, intenta reducir el cristianismo a alguna idea o esencia “universal”, prescindiendo de sus concreciones históricas, que le parecen dudosas. Por otro lado, desde el siglo XIX, ha crecido exponencialmente el conocimiento de otras religiones: ¿qué tienen en común?, ¿qué caracteriza el hecho religioso? Y, dentro de esto, ¿qué singulariza a lo cristiano?

La teología liberal protestante, desde Schleiermacher, ha asumido la idea de que el cristianismo representa la esencia de lo religioso en su concreción histórica más acabada. En efecto, lo religioso puede definirse como la relación de sumisión y reconocimiento hacia el absoluto. Y, para Schleiermacher, el cristianismo lo realiza de manera eminente.

Pero en paralelo, durante el siglo XIX, se ha extendido el estudio comparado de las religiones. Y al igual que se intenta encontrar en otras religiones el esquema y los elementos que tan claramente se observan en la cristiana, con sus creencias, sus libros sagrados, su moral, su culto y su iglesia o comunidad creyente, también se intenta tipificar la religión cristiana por comparación con las demás. Y se ve en Cristo al Fundador y Profeta de la religión cristiana.

Desde luego, Jesucristo es el fundador y profeta de la religión cristiana, el vehículo por el que este mensaje llega y se difunde en el mundo. Pero, sobre todo, es el centro y el contenido del mensaje.

Esto es lo singular, que no encuentra parecido en la historia de las religiones. Buda o Mahoma pueden ser vehículos e incluso modelos en la práctica de una religión (aunque en el caso de Buda fuera más bien una filosofía), pero no son su esencia. En cambio, con su Encarnación, la Palabra de Dios se ha hecho presente en la historia en forma de persona. En Jesucristo, el Hijo encarnado, Dios se manifiesta y salva. Por eso la religión cristiana no se compendia en una idea sino en una persona.

Explicará Guardini: “Jesús no es solo portador de un mensaje que exige una decisión, sino que es Él mismo quien provoca la decisión, una decisión impuesta a todo hombre, que penetra todas las vinculaciones terrenas y que no hay poder que pueda ni contrastar ni detener” (La esencia del cristianismo, Cristiandad, Madrid 1984, p. 47)

El título

Dos famosos libros llevaban ya el mismo título. En 1841, Ludwig Feuerbach había publicado su La esencia del cristianismo. Era una explicación hermenéutica reductiva del cristianismo. El cristianismo sería lo contrario de lo que pretende ser. No la manifestación de un Dios que quiere salvar al hombre, sino la ilusión del hombre que sublima sus propias aspiraciones en la idea de Dios. Dios es solo lo que nos gustaría ser, llevado al infinito.

Adolf von Harnack, famoso historiador de la antigüedad cristiana y protestante liberal, le contestó con unas conferencias reunidas en su libro La esencia del cristianismo (1901). No se trata de una ilusión, sino que el mandamiento del amor es la máxima expresión histórica del progreso interior humano. La historia cristiana ha prestado, quizá, demasiada atención a la doctrina sobre Dios o sobre Jesucristo −eso le parece−, pero la esencia está en la realización del hombre interior en la justicia y la caridad. Eso es lo que le da su significado universal, para los hombres de todos los tiempos.

En realidad, tenían bastante en común. Como hijos de su tiempo, les parecía problemática la historia de la salvación y solo le daban un valor alegórico. Pero donde Feuerbach veía un infeliz espejismo, von Harnack encontraba la máxima manifestación del espíritu humano.

La ingenuidad liberal que quiere contemplar el progreso humano en la historia, también religioso, naufragaría en la primera guerra mundial. Y Barth juzgaría duramente el intento de la teología liberal de hacer razonable el cristianismo, convirtiéndolo en idea y esencia. Es el escándalo de la revelación el que tiene que juzgar la razón, y no al revés. Así la salva y la saca de sus límites. Pero Barth no desciende a la historia concreta.

El libro de Guardini

Sin citarlo, Guardini sigue el itinerario contrario a Harnack: parte del hecho histórico de Jesucristo y muestra su significado universal, que no puede reducirse a ninguna idea. Jesucristo, tal como fue y como es, es la esencia de la religión cristiana.

Como señala en la “Advertencia preliminar”, La esencia del cristianismo se publicó en 1929, en la revista Die Schildgenossen. Pero Guardini vio conveniente publicarlo aparte, porque le parecía que podía servir de ”introducción metódica”, para sus otros libros sobre Cristo, especialmente La imagen de Jesús, el Cristo, en el Nuevo Testamento, y El Señor.

Desarrolla la argumentación en cuatro partes que seguiremos brevemente: I. El problema; II. A modo de diferenciación; III. La persona de Cristo y lo propia y esencialmente cristiano. Finalmente, en el apartado IV, Resultado, resume brevemente su tesis.

El problema

“La pregunta por la esencia del cristianismo ha sido contestada de modos muy diversos. Se ha dicho que lo esencial del cristianismo es que en él la personalidad individual avanza al centro de la conciencia religiosa; se ha afirmado asimismo que la esencia del cristianismo radica en que en él Dios se revela como Padre, quedando el creyente situado frente a Él […]: también se ha sostenido que lo peculiar del cristianismo es ser una religión que eleva el amor al prójimo a la categoría de valor fundamental […]. De todas estas respuestas no hay ninguna que dé en el blanco” (16). Además de que son falsas, “se hallan formuladas en forma de proposiciones abstractas, subsumiendo su ‘objeto’ bajo conceptos generales” (17).

“El cristianismo no es, en último término, ni una doctrina de la verdad ni una interpretación de la vida. Es eso también, pero nada de ello constituye su esencia nuclear. Su esencia está constituida por Jesús de Nazaret, por su existencia, su obra y su destino concretos; es decir, por una personalidad histórica” (19).

Esto plantea un “problema”. Porque estamos acostumbrados a someternos a normas o a leyes, pero aquí se trata de “reconocer a otra persona como ley suprema de toda la esfera religiosa”.

A modo de diferenciación

Se necesita un discernimiento: “Una mirada superficial basta para percatarse de la inconmensurable significación que reviste la persona de Jesús en el Nuevo Testamento” (25). Recuerda el caso de Buda, y también de los profetas de Israel: “El profeta como el apóstol son portadores del Mensaje, obreros en la gran obra, pero nada más”(32). “Por contraste con todo eso, se pone de manifiesto cuán fundamentalmente diferente es la posición de la persona de Jesús en el orden religioso proclamado por él” (33).

La persona de Cristo y lo propia y esencialmente cristiano

Hay muchas versiones sobre el mensaje de Cristo: predicó el Reino que venía, el amor universal, una nueva idea de Dios. En definitiva, “se ha afirmado repetidamente que Jesús no forma parte del contenido de su mensaje”(37). Pues bien, “esta teoría es falsa” (38). Por muchos motivos.

El primero es que Jesús “exige explícitamente que los hombres le sigan” (38), que opten por él, de una manera plena. Además, sus palabras y gestos “hacen aparecer la persona de Cristo como criterio y motivo de la conducta”(40). Hasta el escándalo que supone “el hecho de que una persona histórica pretenda para sí una significación religiosa absoluta” (50). “Todo lo cristiano que viene de Dios a nosotros, y lo mismo todo lo que va de nosotros a Dios, tiene que pasar por Aquel” (52). Es una mediación que forma parte del contenido.

“La doctrina de Jesús es la doctrina del Padre. Pero no como en un profeta que recibe y da a conocer la revelación, sino en el sentido de que su punto de partida se halla en el Padre, pero, a la vez, también en Jesús” (60).

También la salvación se da en él y a través de él. Por eso se entiende la expresión frecuente en San Pablo: “en él”, recogida en la liturgia: “Por Cristo, con él y en él”. Así viven, así rezan, así se salvan los cristianos, por la acción del Espíritu Santo. Cada uno en particular y, a la vez, todos en la Iglesia. Y se expresa de manera especial en la Eucaristía: todos están llamados a comer su Cuerpo, condición necesaria para entrar en el Reino de los Cielos.

Resultado

En este último y breve apartado concluye todo: “No hay ninguna doctrina, ninguna estructura fundamental de valores éticos, ninguna actitud religiosa ni ningún orden vital que pueda separarse de la persona de Cristo y del que, después, pueda decirse que es cristiano. Lo cristiano es Él mismo, lo que a través de Él llega al hombre y la relación que a través de Él puede mantener el hombre con Dios” (103).

El cristianismo tiene una doctrina y una moral (un sistema de valores) y un culto público y una oración personal. Tiene; pero no es ni una doctrina, ni una moral, ni un culto, ni una iglesia. Su esencia es Jesucristo. Su doctrina, su moral, su culto se realizan en Cristo. Y no hay doctrina ni moral ni culto que sean cristianos si no se enraízan y expresan en Cristo.

Y, por último, citando sin citar las otras “esencias del cristianismo”, concluye: “La tesis de que el cristianismo es la religión del amor solo puede ser exacta en el sentido de que el cristianismo es la religión del amor a Cristo y, a través de Él, del amor dirigido a Dios, así como a otros hombres […]. El amor a Cristo es, pues, la actitud que en absoluto presta sentido a cuanto es. Toda vida tiene que ser determinada por él” (105).

El teólogo y obispo italiano Bruno Forte tiene un ensayo sobre La esencia del cristianismo (2002), con un replanteamiento del tema en la actualidad y algunas valoraciones históricas; y también el teólogo español Olegario González de Cardedal escribió La entraña del cristianismo (1997), mucho más voluminoso y amplio, aunque con menos detalle en lo que se refiere a Guardini.

Juan Luis Lorda

La campaña está organizada por la red ecuménica Persecution Relief. En los últimos dos años, se regristraon 1.200 episodios de violencia. “Si no se convierten al hinduismo, deben irse de aquí”, es una de las habituales amenazas que recibe la comunidad cristiana.

Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano

La violencia en India contra los cristianos es cada vez más explícita y radical.

En los primeros 5 meses de 2018 fueron registrados 101 episodios de violencia contra la comunidad cristiana, así como amenazas e intimidaciones. También, se manifestaron ataques y agresiones contra encuentros pacíficos de cristianos reunidos en oración, que afectan especialmente a mujeres y niños.

Violencia e Iglesias destruidas

La mayoría son amenazados con ser expulsados de sus casas si no se convierten al hinduismo y constantemente ven cómo sus iglesias son destruidas.

 

Ante esta grave situación que anula el derecho humano fundamental a la libertad religiosa, la organización ecuménica Persecution Relief ha organizado una semana de oración contra la persecución religiosa en el país, que culminó el 7 de octubre.

Según informó la agencia de noticias AsiaNews, el pastor Shibu Thomas, fundador de Persecution Relief, afirmó que cientos de miles de personas han participado en esta iniciativa pidiendo la liberación de aproximadamente 100 pastores y fieles que se encuentran recluidos en cárceles, acusados falsamente de realizar conversiones forzadas.

Cristianos en prisión a causa de su fe

“Estas personas no quieren seguir teniendo miedo de vivir en la India, y tampoco ser amenazadas con la expulsión de sus propias casas, a causa de la fe”, explicó el líder cristiano, destacando que “la oración es nuestro único recurso”.

 

Se trata de la segunda edición de esta iniciativa que ha tenido una respuesta local extraordinaria con la participación de cientos de Iglesias, instituciones cristianas y escuelas.

"El objetivo de esta manifestación de fe es crear una mayor conciencia y ayudar a abrir los corazones del pueblo de Dios”, argumentó el pastor Thomas.

Hostilidad hacia los que creen en Cristo

La campaña se ha convertido en una verdadera necesidad social a causa de los numerosos episodios de discriminación y violencia.

Persecution Relief ha llegado a contar más de 1.200 en los últimos dos años; de los cuales cerca de 60 fueron registrados en sólo nueve meses en Uttar Pradesh, el Estado gobernado por un santón hindú, famoso por su hostilidad hacia los que creen en Cristo.

Esta situación en India, es en definitiva el relato sobre el sufrimiento de veinticinco millones de cristianos en un país de mil doscientos millones de habitantes, donde la religión institucional es la hindú.

Y en este contexto, resuenan las palabras del Papa Francisco denunciando el drama de la persecución de los cristianos, como lo hizo el 26 de diciembre de 2016, a la hora del rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro.

El martirio cristiano continúa hasta hoy

"Los mártires de hoy son más que los de los primeros siglos. No lo olvidemos. El martirio cristiano continúa en la historia de la Iglesia hasta nuestros días. El mundo odia a los cristianos por la misma razón que odiaban a Jesús porque ha llevado la luz de Dios a un mundo que prefiere las tinieblas para esconder sus obras malvadas. Por esto, hay oposición entre la mentalidad del Evangelio y la mundana", dijo el Santo Padre destacando que también la Iglesia para dar su testimonio de la luz y la verdad, "experimenta en varios lugares duras persecuciones, hasta la suprema prueba del martirio".

Se han cumplido 50 años de la muerte de Romano Guardini

Insigne sacerdote y predicador, profesor universitario, filósofo, teólogo y educador. Nació en 1895 en Verona y murió el 1 de octubre de 1968 en Múnich. El 16 de Diciembre de 2017 comenzó su proceso de beatificación.

Guardini escribió libros memorables como "La esencia del cristianismo" o "El espíritu de la liturgia".

El sueño de Guardini 

En 1964 -cuatro años antes de su muerte- tuvo un sueño, que relata de esta manera:

«En el sueño se decía que cuando el hombre nace, se le entrega una palabra,
y era importante lo que esto significaba: no era sólo un talento, sino una
palabra. Esta es pronunciada en el interior de la esencia del hombre y es
como la palabra clave para todo lo que posteriormente sucede […]. Todo lo
que acontece en el decurso de los años es consecuencia de esta palabra, es
su explicación y realización»

(R. Guardini, Apuntes para una autobiografía, ed. Encuentro, Madrid 1992, pp. 12-13, original alemán de 1985, publicado de modo póstumo. Guardini comenzó a escribir esta autobiografía en los años cuarenta, a punto de cumplir 60 años)

Su conversión (espiritual e intelectual) 

Durante su etapa de estudiante de Economía Política tuvo una crisis de fe, de la que salió en 1905, y así lo cuenta:

«Ya no soy capaz de recordar qué reflexiones contribuyeron a esto [el acercamiento
a la fe cristiana], pero entonces se me reveló un conocimiento que 
justificó y dio forma a mi completo desarrollo interior, y que desde entonces
fue para mí como la verdadera llave de acceso a la fe. Recuerdo como si fuera
ayer el momento en que este conocimiento se convirtió en decisión. Fue en
la pequeña buhardilla de la casa de mis padres, en la Gossenheimerstrasse.
Karl Neundörfer y yo habíamos discutido sobre la cuestión que nos
preocupaba y mis últimas palabras habían sido: “Hay que llegar a la frase:
Quien quiera conservar su alma, la perderá; quien la dé, la salvará”. […]
Poco a poco me había ido quedando claro que existe una ley según la cual
el hombre, cuando “conserva su alma”, es decir, cuando permanece en sí
mismo y acepta como válido únicamente lo que le parece evidente a primera
vista, pierde lo esencial. Si por el contrario quiere alcanzar la verdad y en ella
su auténtico yo, debe darse […]. Yo me senté en mi mesa y seguí dando
vueltas a la frase: “Dar mi alma, pero ¿a quién? ¿Quién puede pedírmela?
¿Pedírmela de tal modo que ya no sea yo quien puede disponer de ella?” No
‘Dios’ simplemente, ya que cuando el hombre pretende arreglárselas solo
con Dios, dice ‘Dios’ y está pensando en sí mismo. Por eso tiene que existir
una instancia objetiva que pueda sacar mi respuesta de los recovecos de mi
autoafirmación. Pero sólo existe una instancia así: la Iglesia católica con su
autoridad y precisión. La cuestión de conservar o entregar el alma se decide, 
en último término, no ante Dios sino ante la Iglesia. Entonces sentí como
si todo – realmente ‘todo’ mi ser – estuviese en mis manos, como en una
balanza en equilibrio: “Puedo hacerla inclinarse hacia la derecha o hacia la
izquierda. Puedo dar mi alma o conservarla”… Y la hice inclinarse hacia la
derecha. El momento fue completamente silencioso; no consistió ni en una
sacudida ni en una iluminación, ni en ningún tipo de experiencia extraordinaria.
Fue simplemente que llegué a una convicción: “Es así”, y después el
movimiento imperceptiblemente dócil: “Así debe ser”»

(Ibid., pp. 798-100).

Oración por la beatificación de Romano Guardini

Señor Jesucristo,
Has llamado a tu siervo Romano Guardini a ser insigne profesor y educador
de las jóvenes generaciones, ganándolas así para la Iglesia.
Le has dotado de una mente clara y de un lenguaje brillante para esclarecer
tu Verdad a muchos.
Le has mantenido en el camino recto en medio de tiempos muy difíciles,
llegando a ser modelo para innumerables personas, también para la resistencia
cristiana en un Estado totalitario.
Le has reforzado en su lucha contra la depresión y otros sufrimientos.
Le has concedido el don de la fidelidad a los amigos.
Le has acompañado con tu bendición en su tarea de sacerdote y predicador,
también con los no creyentes.
Te pedimos que nos concedas el poder venerarle,
para que los hombres de hoy reconozcan la santidad de tu Iglesia,
para que los jóvenes también se puedan entusiasmar contigo,
para que los que sufren en el alma y en el cuerpo se puedan confortar con
su ejemplo,
para que se reconozca nuevamente la santidad de Dios.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre. Amén.

Ramiro Pellitero

¿Qué movió al Papa a elegir el 'Bajo tu amparo' como la oración mariana que propuso a todos los fieles para rezar durante todo el mes de octubre, junto con el rosario y la oración al arcángel san Miguel?

El texto de la oración es, sin duda, adecuado a la intención del Papapone a los creyentes bajo el amparo de María ante las necesidades, y le pide que los libre del peligro.

Pero esta pequeña composición tiene, además, otro valor: es la oración más antigua que se conoce de las dirigidas a la Virgen. Según los estudiosos, data del siglo III, y probablemente de en torno al año 250.

Este hecho quedó de manifiesto a mediados del siglo XX, después de que en 1938 la biblioteca John Rylands de Manchester –dueña de una amplísima colección de códices del Nuevo Testamento– publicara el hallazgo de un papiro de origen egipcio que contenía este texto en griego. Este papiro se encontraba dentro de un lote comprado en Egipto más de 20 años antes por esta institución.

En el texto, de diez líneas, estaba escrito este texto: "Bajo tu misericordia nos refugiamos, oh madre de Dios. No desprecies nuestras oraciones en la desgracia, sino líbranos del peligro; tú la única pura y la (única) bendita". Dado que el papiro estaba roto en algunos trozos, el texto se ha reconstruido utilizando la misma oración en copto, que los cristianos egipcios han mantenido sin cambios desde la época en que se compuso y en que, supuestamente, se puso por escrito.

Como explica el escritor y apologeta italiano Vittorio Messori en su libro Hipótesis sobre María, se trata de un tropárion o breve himno añadido al final de una liturgia ya que, dentro de la misma, nunca se dirige una oración a la Virgen. Este uso del texto corresponde al uso que todavía se le da hoy al 'Bajo tu amparo', que es una de las antífonas marianas que se propone después del rezo de completas en la liturgia de las horas.

Como puede observarse, la traducción literal del griego ("bajo tu misericordia") difiere de la que pasó al latín, "sub tuum praesidium" o "bajo tu amparo". "El término griego traducido como praesidium" –explica Messori– "indica, en realidad, literalmente, la cualidad de quien 'tiene buenas entrañas'". Es el mismo término que el Evangelio utiliza para describir la conmoción “hasta las entrañas” de Jesús, la compasión del buen samaritano y la turbación del padre al ver regresar al hijo pródigo. "Desde el principio el instinto de los creyentes ha reconocido en María a la que está más cerca de la misericordia divina".

Con el descubrimiento del papiro, se produjo una pequeña revolución en la mariología. Hasta entonces, en la Iglesia Católica se consideraba que seguramente fuera una antífona de la época de Carlomagno, pues la referencia más antigua de ella se remontaba al siglo IX. Pero al retratarse su datación al siglo III y convertirse así en la oración mariana más antigua, ese pequeño y mal conservado trozo de material de escritura, con aquellas letras griegas, desmentía todo lo que habían afirmado los teólogos de la Reforma: que el culto a María era un añadido tardío y ajeno al cristianismo original.

Tal vez fuera consciente de estas implicaciones C. H. Roberts, el papirólogo que hizo público el hallazgo en 1938; nada menos que 21 años después de la adquisición del papiro. Protestante convencidoaseguró que el papiro seguramente era tardío. Era incapaz de imaginar otra cosa distinta a que esa oración fuera fruto de un desarrollo mariológico alejado de los inicios de la Iglesia.

"Fueron sus mismos colegas" –relata Messori– "quienes lo desmintieron y hoy hay unanimidad en el reconocimiento de que ese texto no puede remontarse más allá del siglo III". De lo cual se deduce que esa oración, que está escrita como si de una estampa se tratara, debía datar de un tiempo antes y estaría ya extendida y consolidada por aquel entonces.

Hasta que se descubrió el papiro con el 'Sub tuum praesidium', de hecho, se excluía la posibilidad de que hubiera podido existir el culto oficial a María antes del Concilio de Nicea, en el año 325. Más significativo aún resulta que en la oración se utilice la expresión 'madre de Dios', un concepto que muchos excluían que hubiera podido existir de forma oficial antes del Concilio de Éfeso, en el 431.

Con todo –subraya Messori– el descubrimiento de la antigüedad de esta oración no solo permitió demostrar que la devoción a María es mucho más cercana a los orígenes del cristianismo de lo que se creía hasta entonces. En sus escasas 30 palabras, hay además indicios de algunos rasgos de esta devoción que luego se han incorporado en la teología católica pero que han sido criticados en ámbitos protestantes.

Por ejemplo, se habla de 'la única pura y la (única) bendita', sugiriendo que en María hay una pureza que no se encuentra en ningún otro creyente o santo. Es decir, se apunta al "'privilegio mariano' que siempre ha suscitado reacciones fuera del catolicismo (y, desde hace algún tiempo, también dentro) como si fuese una categoría elaborada según visiones teológicas abusivas, tardías, separadas de la sobriedad del cristianismo primitivo". Invocaciones similares, además, se han encontrado en textos muy antiguos de "todas las iglesias orientales, desde las jacobita hasta la etíope".

Otra de las características importantes de esta invocación a María es que no se la considera simplemente una intercesora ante Dios, sino poseedora de al menos un cierto poder de intervención: 'líbranos del peligro', está escrito en el papiro. Como dice el autor, "'semillas' de un desarrollo ulterior, que se proyectaría en los dos milenios" siguientes.

Fuente: Cope

Santa Teresa de Jesús, según Benedicto XVI

 El 15 de octubre es la fiesta de Santa Teresa de Ávila, doctora de la Iglesia. Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general del 2 de febrero de 2011 a su vida y enseñanzas.

 

BENEDICTO XVI

"Santa Teresa de Jesús vivió entre mil quinientos quince y mil quinientos ochenta y dos. Ya desde niña, tuvo un gran anhelo de ver a Dios; pasada la adolescencia, la lectura de autores espirituales la inician en el recogimiento y la oración. Con veinte años, se hace monja carmelita. Las graves enfermedades se unen a una lucha interior que culmina a la edad de treinta y nueve años. A partir de entonces, comienza a describir experiencias de profunda unión con Dios. 
 
Paralelamente, la Santa inicia y desarrolla la reforma de su Orden. En mil quinientos sesenta y dos, funda en Ávila el primero de los diecisiete monasterios carmelitas que instituirá durante su vida. Con san Juan de la Cruz, trazará la reforma de los frailes de la Orden. A pesar de no tener una formación académica, la Santa hizo tesoro de buenas lecturas, conoció a muchos santos y bebió de los Padres de la Iglesia. Entre sus obras, destacan el Libro de la vida, en el que presenta su alma a san Juan de Ávila; Camino de perfección, dedicado a sus religiosas como programa espiritual y, su gran obra de madurez, El Castillo interior o las Moradas, en la que muestra el desarrollo de la vida cristiana hacia la santidad. 
 
En su espiritualidad destaca la perfección como aspiración de toda la vida cristiana. En ella confluyen su visión de la humanidad de Jesús y su relación con Él en la oración, la escucha viva de la Palabra, su amor a la Iglesia y las virtudes evangélicas como base de toda vida cristiana”.
 
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Santa Teresa de Jesús - 15 de octubre

«Fundadora de las carmelitas descalzas, doctora de la Iglesia, la primera mujer que recibió este alto honor. Apóstol incansable, escritora, poeta, mística excepcional. Es una de las grandes maestras de la vida espiritual»

Vino al mundo el 28 de marzo de 1515 en Ávila, España; tenía una personalidad impactante. Mujer de empuje, audaz, soñadora, apóstol incansable, mística y doctora de la Iglesia, primera a la que se le confirió tan alto honor, escritora, poeta…, ha logrado que su vida y obra, que mantiene su frescura original, prosiga en lo alto de este podium de santidad. Se enamoró de Cristo precozmente, y quiso derramar su sangre por Él siendo mártir a la edad de 6 años; huyó para ello con su hermano Rodrigo, pero los encontraron. La vida eremítica formó parte de sus juegos infantiles. Después, pasó un tiempo entre devaneos, atrapada por el contenido de libros de caballería y el cortejo de un familiar. Su madre murió dejándola en la difícil edad de los 13 años. Internada por su padre a los 16 en el colegio de Gracia, regido por las madres agustinas, echaba de menos a su primo, que era el galán que la pretendía.

Aunque se hallaba en contacto con la vida religiosa, el mundo seguía disputándosela a Cristo; ser monja no estaba en sus planes. Hasta que en 1535, después de ver partir a Rodrigo, casarse a una de sus hermanas, e ingresar una amiga en el monasterio de la Encarnación, hablando con ésta descubrió su vocación, y entró en el convento a pesar de la oposición paterna. Una grave enfermedad la devolvió a los brazos de su padre en 1537. Luchó contra la muerte y venció, atribuyéndolo a san José, aunque le quedaron secuelas. En 1539 volvió a la Encarnación. La vida en el convento era, como hoy se diría, demasiado light. Tanta apertura y comodidades, entradas y salidas, no eran precisamente lo más adecuado para una consagrada. Y en la Cuaresma del año 1544, el de la muerte de su padre, ante la imagen de un Cristo llagado, con ardientes lágrimas suplicó su ayuda; le horrorizaba ofenderle.

Era su amor vehemente, sin fisuras, alimentado a través de una oración continua: «La oración no consiste en pensar mucho, sino en amar mucho». Comenzó a experimentar la vida de perfección como ascenso de su alma a Dios, y a la par recibía la gracia de verse envuelta en místicas visiones que incendiaban su corazón, aunque hubo grandes periodos templados por una intensa aridez. Susurros de su pasión impregnaban sus jornadas de oración: «Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero...». Demandaba fervientemente la cruz cotidiana: «Cruz, descanso sabroso de mi vida, Vos seáis la bienvenida […]. En la cruz está la vida, y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo…».

Hacia 1562 vivió la experiencia mística de la transverberación: «Veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla [...]. No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman querubines [...]. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios».

En otra de las visiones le fue dado a contemplar el infierno. Fue tan terrible que determinó el rigor de su entrega y emprendió la reforma carmelitana así como su primera fundación. Tenía 40 años, y Dios iba marcándole el camino que debía seguir. San Juan de la Cruz se unió a su empeño. La reforma no fue fácil. Las pruebas de toda índole, insidias del diablo, contrariedades, problemas internos, dudas y vacilaciones de su propio confesor, así como el trato hostil dispensado por la Iglesia, entre otros, le infligieron grandes sufrimientos. A pesar de su frágil salud, tenía un potente temperamento y no se dejaba amilanar; menos aún, cuando se trataba de Cristo. Así que, acudió a los altos estamentos, se codeó con reyes y nobleza, fue donde hizo falta, y se entregó en cuerpo y alma a tutelar y enriquecer espiritualmente las fundaciones con las que regó España. Todas nacieron a impulso del mismo Dios que las inspiraba.

Era una excepcional formadora. Tenía alma misionera; lloró amargamente pensando en las necesidades apostólicas que había en tierras americanas, donde hubiera querido ir. Plasmó sus experiencias místicas en obras maestras, imprescindibles para alumbrar el itinerario espiritual como «El camino de la perfección», «Pensamientos sobre el amor de Dios» y «El castillo interior», que no vio publicadas en vida. La Inquisición estuvo tras ella; incluso quemó uno de sus textos por sugerencia de su confesor. Fortaleza y claridad, capacidad organizativa y sabiduría para ejercer el gobierno, confianza y entereza en las contrariedades, humildad, sencillez, sagacidad, sentido del humor, una fe y caridad heroicas son rasgos que también la definen.

Devotísima de San José decía: «solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no creyere y verá por experiencia cuan gran bien es recomendarse a ese glorioso Patriarca y tenerle devoción». Aunó magistralmente contemplación y acción. Recibió dones diversos: éxtasis, milagros, discernimiento… Murió en Alba de Tormes el 4 de octubre de 1582. Pablo V la beatificó el 24 de abril de 1614. Gregorio XV la canonizó el 12 de marzo de 1622. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.

Isabel Orellana   Zenit.org

7 razones de Sor Lucía, una de las videntes de Fátima, para rezar el Rosario todos los días

Octubre es el mes del Rosario. El día 7 se celebra la festividad de Nuestra Señora del Rosario y este año además el Papa Francisco ha pedido a todos los católicos del mundo que recen a diario el Rosario y hagan una oración a San Miguel para que proteja a la Iglesia de las acechanzas del demonio.

Pero, ¿por qué rezar el Rosario a diario? ¿Qué beneficios trae al que cada día se pone a los pies de María con esta oración?  Sor Lucía Dos Santos, una de las tres videntes de Fátima dejó por escrito en un libro las respuestas a estas cuestiones.

Esta Sierva de Dios a la que se le apareció la Virgen por primera vez en 1917 explicó en Llamadas del Mensaje de Fátima que la Madre de Dios invitó a rezar el Rosario desde que se apareció a estos pastorcillos en la primera ocasión. “Reza el Rosario todos los días, para obtener la paz para el mundo y el final de la guerra”, alentó la Virgen en su mensaje inicial.

Estos son las 7 razones que sor Lucía da para rezar a diario el Rosario que recoge National Catholic Register y traduce Aciprensa:

Se adapta a las posibilidades de cada uno

Sor Lucía dice que Dios es un Padre que “se adapta a las necesidades y posibilidades de sus hijos”, porque “si Dios, por medio de Nuestra Señora, nos hubiera pedido que fuéramos a la Misa y recibiéramos la Sagrada Comunión todos los días, sin duda habrían muchísimas personas que dijeran, con toda razón, que eso no era posible”.

Sin embargo, la Sierva de Dios precisó que “rezar el Rosario es algo que todos pueden hacer, ricos y pobres, sabios e ignorantes, grandes y pequeños”, en cualquier lugar, en común o en privado y en diferentes momentos.

Nos pone en un contacto familiar con Dios

Sor Lucía indica que esta oración sirve “para ponernos en contacto con Dios, agradecerle por sus beneficios y pedir las gracias que necesitamos”.

“Es la oración que nos pone en contacto familiar con Dios, como el hijo que acude a su padre para agradecerle por los regalos que ha recibido, para hablar con él sobre preocupaciones especiales, para recibir su guía, su ayuda, su apoyo y su bendición”, añadió.

Es la oración más agradable para recitar después de la Misa

Sor Lucía afirma que después de la Santa Misa, rezar el Rosario –teniendo en cuenta su origen, las oraciones que contiene y los misterios que se meditan–, “es la oración más agradable que podemos ofrecer a Dios y la más ventajosa para nuestras propias almas”.

“Si ese no fuera el caso, Nuestra Señora no lo habría pedido con tanta insistencia”, sostuvo.

Las cuentas del Rosario ayudan a cumplir nuestros ofrecimientos diarios

Sor Lucía responde cualquier inquietud sobre el número de oraciones en el Rosario, aclarando que “necesitamos contar, para tener una idea clara y vívida de lo que estamos haciendo, y para saber positivamente si hemos completado o no lo que habíamos planeado ofrecer a Dios cada día, para preservar y mejorar nuestra relación de intimidad con Dios y, por este medio, preservar y mejorar en nosotros mismos nuestra fe, esperanza y caridad”.

Ayuda a recibir mejor la Eucaristía

En su libro, la vidente de Fátima asegura que se puede considerar el rezo del Rosario como “una forma de prepararse para participar mejor en la Eucaristía, o como acción de gracias” después de haber recibido el Cuerpo de Cristo.

Ella agrega que, si bien se pueden usar muchas oraciones excelentes para prepararse para recibir a Jesús en la Eucaristía y preservar nuestra relación íntima con Dios, no cree que haya “una más apropiada para la gente en general que la oración de los cinco o quince misterios del Rosario”.

Preserva las virtudes teologales

“Dios y Nuestra Señora saben mejor que nadie lo que es más apropiado para nosotros y lo que más necesitamos. Además, el Rosario será un medio poderoso para ayudarnos a preservar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad”, sostiene Sor Lucía.

Evita caer en el materialismo

La hermana Lucía va directamente al grano y asegura que “aquellos que dejan de decir el Rosario y no van a la Misa diaria, no tienen nada que los sustente, y terminan por perderse en el materialismo de la vida terrenal”.

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