Los Padres son una fuente riquísima de doctrina

José Antonio Loarte (Talavera de la Reina) es licenciado en medicina por la Universidad de Navarra y doctor en teología por la Universidad Lateranense. Recibió la ordenación sacerdotal en 1969. Es autor de varios libros de espiritualidad sobre temas marianos y patrísticos. Ha vivido en Roma más de cincuenta años, siendo profesor de varias disciplinas teológicas. Además ha trabajado en tareas relacionadas con la conservación y clasificación de los textos de la predicación de san Josemaría Escrivá, junto a quien trabajó en los últimos años de su vida.

Los primeros cristianos. ¿Qué relevancia puede tener para un creyente, en el contexto actual, la vida de unas personas tan lejanas en el pasado?

Estamos en época de primeros cristianos. El mundo hoy en día se ha alejado completamente de Cristo. En los primeros siglos no le conocían; hoy o le han olvidado o hay mucha gente que tampoco lo ha conocido. Además, nos encontramos en un periodo de la historia marcadamente materialista en el que somos esclavos del cuerpo, como también lo eran las sociedades de los primeros siglos, especialmente Grecia y Roma, donde vivieron los primeros cristianos. Por tanto, su sociedad era muy parecida a la nuestra.

Nosotros contamos con la ventaja de muchos siglos de Tradición, ellos sólo contaban con treinta, cincuenta, cien años máximo desde la vida terrena de Jesucristo, y sin embargo no tuvieron miedo y se lanzaron a dar a conocer el Evangelio.

Pienso que hay dos cosas que conviene destacar de estos años primeros de la cristiandad: en primer lugar la caridad, el cariño que se tenían entre sí los primeros cristianos. Es sabido que algunos paganos exclamaban escandalizados: “Mirad cómo se aman”, y no lo decían como un elogio, sino que no les cabía en la cabeza que se quisiesen tanto. Golpeó mucho las conciencias de la sociedad el amor que ponían en el cuidado de los huérfanos, de los pobres, de los enfermos, de las viudas... Y por otro lado no podemos olvidar el gran testimonio del martirio. A ningún pagano se le pasaba por la cabeza que alguien pudiese dar la propia vida, incluso hasta la muerte, por unas ideas.

En general, al hablar de los primeros cristianos, mucha gente tiene en mente dos estereotipos bastante alejados de lo que podríamos denominar “la vida corriente”; en efecto, todo cristianismo de los primeros siglos parece ser o mártir o Padre de la Iglesia ¿Hasta qué punto se corresponde con la realidad esta concepción?

Esta afirmación no se corresponde con la realidad, los mártires primeros cristianos o los Padres de la Iglesia son un pequeño porcentaje respecto al número de fieles que fueron introduciéndose en la Iglesia y convirtiéndose a Cristo. La gran mayoría de los primeros cristianos son personas que no han pasado a la historia. En las catacumbas de Roma están sus tumbas con los nombres grabados. De hecho, los escritos de los primeros Padres de la Iglesia están plagados de referencias a los cristianos que vivían en su trabajo, en su familia, de forma corriente y desempeñando sus labores de igual manera que el resto de los ciudadanos. En Tertuliano y en Orígenes, por ejemplo, encontramos dichos textos, en los que de forma muy bonita se hace referencia a toda esta sencillez.

Efectivamente hubo muchos mártires, pero no debemos olvidar que hoy en día hay muchos más mártires que entonces. En el siglo XX ha habido más mártires que en los comienzos de la Iglesia. No es algo que no se supiese: numerosas personalidades eclesiásticas ya lo han advertido, entre ellas el Papa Francisco o San Juan Pablo II. Aunque no debemos olvidar que no sólo existe un martirio de sangre, también existe el martirio de la memoria y del nombre, no hablar de ellos esconderlos, tratar de hundirlos y de ocultar sus éxitos.

Hoy en día no resulta sencillo que alguien se siente a leer los escritos de algún Padre de la Iglesia ¿Qué cree que un cristiano corriente podría encontrar de atractivo en esas obras?

¡Hay tantas cosas que la gente no se sienta a leer y que son interesantes! Los Padres son una fuente riquísima de doctrina y de magisterio. Evidentemente es difícil leer directamente a un padre de la iglesia. Es difícil entender el contexto cultural, histórico, geográfico del que hablan. Para que una persona lea algo cercano a la patrística conviene empezar por algo sencillo, no ir en primer lugar a los más difíciles. Evidentemente requiere una preparación previa, al igual que la requiere leer a Platón o a Aristóteles. Hay libros especialmente adaptados para la persona del mundo actual. Yo escribí un libro llamado “El tesoro de los padres” precisamente por este asunto, para acercar estos escritos a la gente de a pie.

San Josemaría Escrivá, el fundador del Opus Dei, decía que la Obra había venido a recoger el testigo de los primeros cristianos y su espíritu de vida. A partir del siglo V todo se concentra en los eremitas y los cenobios después, olvidando por completo la vida cristiana de la gente de a pie. Vosotros estáis haciendo un gran bien con vuestra página web, ya que acercáis la vida de los primeros cristianos y los Padres de la Iglesia a todo el mundo, y gracias a ella mucha gente puede conocerlos, que ya es una forma de resolver lo que me preguntáis.

El Papa Francisco ha convocado un sínodo en octubre para hablar de los jóvenes y el discernimiento vocacional. ¿Qué papel jugaban estos dos aspectos en la vida de las primeras comunidades cristianas? ¿Cómo se refleja esa llamada a llevar el Evangelio por todo el mundo en la obra de los Padres de la Iglesia?

La Iglesia crece en los primeros siglos fundamentalmente en el seno de las familias. Los nuevos hijos que tienen los cristianos convertidos pasan a formar parte de la comunidad cristiana, siendo educados ya en la doctrina de Cristo. Y por otro lado también con el testimonio de personas cercanas, amigos, parientes o vecinos. El beato Álvaro del Portillo hablaba mucho de cómo vivían en todas las clases sociales, eran de todas las edades, y cómo hacían apostolado a través de su trabajo profesional. Estos son los dos caminos fundamentales: el bautismo de los hijos pequeños de familias cristianas y la amistad y el apostolado a través del trabajo. Por tanto los jóvenes fueron importantes.

¿Se siente particularmente atraído por el mensaje o ideas concretas de algún Padre de la iglesia?

Creo que la Epístola a Diogneto es fundamental, es algo que todo cristiano debería leer por su tremenda actualidad. Es un escrito del siglo II aproximadamente. No se sabe con certeza ni su autor ni la fecha, aunque sí que es de los primeros años del cristianismo. Diogneto es una persona alegórica, alguien que ama a Dios. Es curioso cómo refleja con mucha fidelidad lo que era el cristianismo de aquella época. Sorprende que la vida y los problemas de esos años son los mismos que los que nos encontramos hoy en día.

Por otro lado san Agustín y san Juan Crisóstomo son también dos Padres impresionantes, por decir uno de Oriente y otro de Occidente. El problema es que hasta hace pocos años hemos tenido unas traducciones al castellano fatales, que no reflejaban bien y con precisión lo que cada autor quería decir. Con San Agustín, por ejemplo, no habría que empezar con el De Trinitate, que es impresionante, sino más bien convendría coger los Sermones al pueblo, o algunas de sus epístolas que tienen un lenguaje mucho más oral y popular, y por tanto más comprensible. Y San Juan Crisóstomo es también otro autor espiritual muy especial. Aunque era monje y Obispo de Constantinopla, tenía un lenguaje y unas ideas muy de hombre de la calle y que seguro que pueden ser de mucho provecho para quien lo lea.

Diego Peralta e Ignacio Laguía

 

Bajo la Ciudad Eterna hay un mundo antiguo por descubrir lleno de misterios.

Uno de ellos es el del rico edificio descubierto a orillas del Tíber, cerca de Puente Milvio, donde en el siglo IV tuvo lugar la batalla que llevó a la conversión de Constantino y de todo su Imperio al cristianismo.

FRANCESCO PROSPERETTI
Responsable excavaciones
“No sabemos si esta zona es anterior, contemporánea o posterior a la batalla de Puente Milvio pero una de las hipótesis que manejamos es que este edificio pueda recordar la sepultura de un mártir cristiano”.

La elegancia de su suelo de mármol, que contrasta con el de las otras edificaciones, demuestra que el edificio no era un simple local comercial como los que lo rodean.

Los arqueólogos estiman que esta era una zona comercial donde se descargaban las mercancías.

FRANCESCO PROSPERETTI
Responsable excavaciones
“Este descubrimiento confirma el hecho de que el río Tíber en la antigüedad era la verdadera arteria de la ciudad de Roma. A lo largo del Tíber estaban los tiendas, los transportes. A lo largo de la orilla, lejos del centro de la capital, las construcciones eran de tipo comercial”.

Los arqueólogos solo han sacado a la luz una pequeña parte de la excavación. En ella además, de los locales comerciales también había un mausoleo con tres tumbas.

Sin embargo, de quién era o para qué servía el misterioso edificio continuará siendo un secreto porque la excavación deberá ocultarse de nuevo. Su proximidad al Tíber es peligrosa porque las lluvias otoñales o invernales pueden dañar los restos. Quizá se continuará estudiando en el futuro.

Roma está llena de pequeñas excavaciones como esta que poco a poco van ofreciendo más detalles sobre el pasado de uno de los imperios más gloriosos de la Historia.

Rome Reports.

¿Sabes en qué lugar fue la Asunción de la Virgen al Cielo?

Por testimonios muy antiguos, de los primeros siglos, podemos saber que ese sitio se encuentra donde se venera el actual lugar del Cenáculo, y que es de igual modo donde antiguamente estaba situada la iglesia de Santa María del Monte Sión.

Aquí se encontraba originalmente, según la tradición, la casa de san Marcos. En este lugar también tuvo lugar la última Cena, la venida del Espíritu Santo sobre los apóstolesy la Virgen, y es el sitio desde dónde, según dice la tradición, Nuestra Madre la Virgen María marchó al cielo mientras estaba acompañada de los discípulos.

Cuando Adriano visitó Jerusalén en el año 130 afirmó que la única parte de la ciudad que no estaba en ruinas consistía en algunas casas y una pequeña iglesia en Sión. Con Epifanio esta pequeña iglesia fue reemplazada por un largo edificio. Eso debió suceder después del año 336, pues no aparece en el plan de construcciones del emperador Constantino.

Otra fuente atribuye el alargamiento de esta iglesia en el monte Sión al emperador Teodosio (379-385). La famosa peregrina Egeria afirma haberla visto alrededor del año 384. Se volvió a reedificar posteriormente por el obispo Juan de Jerusalén, entre el 387 y el 417. Se consideraba un gran templo, la madre de todas las iglesias. Una tradición del siglo V y VI dice que en esta casa vivió la Virgen con el apóstol Juan hasta que María terminó su vida terrena. Esta iglesia fue quemada por los persas en el 614.

En cuanto pasaron los persas el Abad Modestus la restauró. Tenía forma rectangular y en ella se podían señalar varias partes: en el lado noroeste la columna de la flagelación, en el sudeste el lugar de la última Cena, en el sudoeste el lugar de la venida del Espíritu Santo, y en el noreste el lugar donde la Virgen murió. San Willibald, que visitó la iglesia en el año 724 o 725, dice que vio el lugar desde donde la Virgen partió de esta vida.

También pudo ver una columna que estaba enfrente de la puerta que conduce a Siloan, que marcaba el lugar donde los judíos intentaron hacerse con su cuerpo mientras los apóstoles la trasladaban para ser enterrada en el valle de Josafat. Epifanio, que vivió entre el 639 y 689, también asegura que esa habitación alta era el lugar desde donde los apóstoles trasladaron el cuerpo sin vida de la Virgen María.

 

La casa donde vivió el emperador Trajano antes de acceder al trono

El subsuelo de la Ciudad Eterna esconde grandes maravillas hasta ahora desconocidas, por ejemplo esta. En una de las famosas 7 colinas de Roma, la del monte Aventino, en un aparcamiento como cualquier otro, los arqueólogos descienden a 10 metros de profundidad para acceder a un tesoro escondido: una casa de 5 espaciosas estancias de techos altos donde no han perdido el color los frescos de 2.000 años de antigüedad.

Los arqueólogos piensan que esta fue la casa donde vivió el emperador Trajano antes de acceder al trono.

Las estancias todavía no son accesibles al público, pero la capital italiana lleva años estudiando las huellas del genial emperador en obras como esta... o esta otra: un acueducto de 57 kilómetros hecho por Trajano. Transportaba el agua desde el lago de Bracciano a la zona de Trastévere.

Trajano no solo expandió los límites del Imperio sino que también hizo grandes obras civiles por todo su territorio. En ocasiones para borrar el rastro de predecesores suyos como Nerón. Esta gran cisterna de donde provenía el agua de las termas la hizo construir sobre su famosa Casa de Oro. Trajano la había reducido a escombros.

Estos vídeos se pueden ver en la exposición “Trajano. Construir el Imperio, crear Europa”, organizada con motivo del 1.900 aniversario de su muerte.

Está en pleno centro de la Ciudad Eterna y permanecerá abierta hasta septiembre de 2018. Allí se muestran retratos suyos, estatuas y objetos de época que hasta ahora no habían salido a la luz. El objetivo es dar a conocer a la figura que marcó el inicio de la Edad de Oro del Imperio.

Trajano llegó al poder en el año 98. Fue el primer emperador no romano. Lo consideraron más que un gran militar y gobernante. Fue considerado el mejor. Tanto es así que para desear prosperidad a los nuevos emperadores se decía: “Que puedas ser mejor que Trajano”.

 

La Escritura y la tradición nos dan unas cuantas posibilidades

Después de que Jesús volviera de entre los muertos y ascendiera al Cielo, ¿adónde fue su madre? Aunque la Escritura no nos da una dirección exacta, sí deja varias pistas.

Por lo general, se acepta que en el momento de la muerte de Jesús su padre adoptivo José ya había fallecido. Esto dejaría a Jesús como el único familiar principal al cargo de su madre ya mayor.

Cuando estaba a punto de morir en la cruz, Jesús designó a uno de sus discípulos para cuidar de ella.

Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. (Juan 19,26-27)

La mayoría de expertos en la Escritura coincide con una tradición que dice que el “discípulo a quien él amaba” era san Juan el Evangelista.

En principio, parece que Juan cuidó de María en Jerusalén, tal y como se menciona en el libro de Hechos.

Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (Hechos 1,12-14)

 

Esto implica que, al menos tras la muerte, resurrección y ascensión de Jesús, María vivió con los apóstoles en Jerusalén. Según mantiene una tradición, aquí vivió María el resto de su vida, andando el “camino de la cruz” todos los días, rememorando los pasos de su hijo. En esta tradición, la asunción de María tuvo lugar en Jerusalén y los apóstoles fueron testigos del hecho.

En la actualidad existe una iglesia construida cerca del Monte de los Olivos que se dice fue el lugar de enterramiento de María y es venerado por la Iglesia ortodoxa oriental. También hay otra ubicación en Jerusalén, la iglesia de la Dormición, conservada por monjes benedictinos. Ambos lugares aseguran ser el lugar de la asunción de María al Paraíso.

Por otro lado, existe una tradición que ubica a Juan el Evangelista en la ciudad de Éfeso. Muchos creen que, puesto que Juan vivía en esta ciudad, la Virgen María vivió con él y que su asunción tuvo lugar allí también. Este relato se vio reforzado más tarde por ciertas revelaciones privadas de la beata Ana Catalina Emmerick en el siglo XIX, que localizaban la casa de María en Éfeso.

En 1891, la hermana Marie de Mandat-Grancey descubrió en Éfeso una casa del siglo I, junto con las ruinas de una iglesia construida sobre ella en el siglo IV. El

lugar ha sido un destino popular de peregrinación para muchas personas, incluyendo varios papas del siglo anterior.

                                                                                                                       Abadía de la Dormición en el monte Sión

 

En definitiva, fuera donde fuera que viviera María durante aquellos días finales de su vida, cuando fue asumida al Cielo se convirtió en nuestra madre y sigue siendo la Madre de la Iglesia, siempre intercediendo por nosotros ante su Hijo.

Aleteia

Descubren un mosaico romano de dos mil años en la antigua ciudad de Cesarea

En la pieza aparece una inscripción en griego antiguo y están representados tres hombres con toga

Un bonito y particular mosaico de época romana con casi dos milenios de antigüedad fue descubierto por la Autoridad de Antigüedades de Israel en una campaña de excavación en un yacimiento del Parque Nacional de Cesarea, una antigua ciudad junto al Mediterráneo de gran importancia en la antigüedad.

El mosaico, donde aparece una inscripción en griego antiguo y en el que se representan tres hombres con toga, está fechado entre el siglo II y III d.C. «Este mosaico colorido, con una dimensión de más de 3,5 por 8 metros, es de una alta calidad excepcional», indicaron Peter Gendelman y Uzi Ad, directores de la excavación.

«Las figuras, todos hombres, visten togas y aparentemente pertenecerían a la clase alta», añadieron los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades israelí. «¿Quiénes eran?», se preguntaron los especialistas. Para saberlo, tienen que averiguar para qué se usaba el edificio donde el mosaico fue encontrado.

«Si el mosaico era parte de una casa, las figuras podrían haber sido los dueños. Si era un edificio público, podrían haber representado a los donantes del mosaico o a miembros del consejo municipal de la ciudad», agregaron los expertos.

El hallazgo, que se produjo bajo unas estructuras de época bizantina, sorprendió a los arqueólogos, que trabajaban en la reconstrucción de un puente del tiempo de los cruzados y se toparon con esta obra de arte que corresponde al período de la Roma Imperial.

ABC

Los secretos de la Guardia Pretoriana para convertirse en las máquinas de matar de los emperadores romanos

Un par de guantes de boxeo («probablemente los únicos ejemplares conocidos del período romano») hallados cerca del Muro de Adriano serán exhibidos en una nueva muestra a partir del 20 de febrero. Este deporte era solo una de las rutinas utilizadas por los legionarios para mantenerse en forma

De la nada, hasta la cúspide del poder. A día de hoy, las películas nos muestran a los pretorianos como unos guerreros de élite encargados de proteger a los grandes dignatarios de sus enemigos. Llevan razón a medias. O más bien se olvidan del origen de estos combatientes.

 

Y es que, durante la República no eran más que una pequeña escolta dedicada a la salvaguarda de un líder de medio pelo. Sin embargo, todo cambió con la llegada con una reforma motivada por el primer emperador de Roma,César Augusto. Fue este personaje quien moldeó (allá por el año 27 a.C.) un nuevo cuerpo permanente formado por un mínimo de 4.500 hombres al que encomendó su vida. Así nació la Guardia Pretoriana que todos conocemos en la actualidad.

Poco a poco, su eficiencia llevó a la Guardia Pretoriana a convertirse en una unidad capaz de alzar hasta la poltrona a emperadores. Pero también a arrebatarles esta silla. No en vano, sus miembros asesinaron a Calígula después de haber sido humillados por él y, posteriormente (allá por el año 41) le entregaron el poder a Claudio (quien les compró ofreciéndoles la nada desdeñable suma por entonces de 15.000 sestericos por hombre). Un siglo después, estos militares acabaron también con la vida de Pertinax, agraviados por la falta de monedas. Sin embargo, tan real como esto es que sus miembros eran unos verdaderos carros de combate y causaban pavor a los enemigos de Roma.

Así lo confirma Stephen Dando-Collins en su obra «La maldición de los césares: la crónica fascinante de una época convulsa»: «Con el Imperio, devino una fuerza especial policial integrada por efectivos de élite. Reclutados exclusivamente en Italia, los pretorianos estaban mejor retribuidos que los legionarios, servían durante un período más breve (dieciséis años desde las postrimerías del reinado de Augusto) y recibían una paga mayor al licenciarse (20.000 sestercios en oposición a los 12.000 que percibía un legionario).

De la misma opinión es Roger Collins en su libro «La Europa de la Alta Edad Media», donde los define como una «fuerza de élite» que estaba estacionada habitualmente en Roma y que, «cuando el emperador tenía una personalidad débil o era poco capaz, podían controlar el régimen».

Boxeo para entrenar

Más allá de sus venturas y desventuras, está claro que ser un miembros de la Guardia Pretoriana no era sencillo. De hecho, y a pesar de la reforma de Severo (quien ordenó que «cualquier vacante en los pretorianos fuese cubierta con hombres de todas las legiones» debido a que conocían mucho mejor el oficio del soldado) el entrenamiento al que debían someterse para convertirse en verdaderas máquinas de matar era estricto.

De hecho, no estaban exentos de prepararse para la contienda mediante ejercicios llevados a cabo con espadas de madera o, incluso, haciendo uso del boxeo.

Esta última práctica, curiosamente, se encuentra estos días de actualidad después de que se haya informado de que un par de guantes de boxeo hallados en 2017 en las cercanías del Muro de Adriano (Reino Unido) serán expuestos en el Museo de Vindolanda a partir del 20 de febrero de este año.

Estos guantes, definidos por los expertos del museo como «probablemente los únicos que se conozcan del Imperio romano», estaban elaborados en cuero y estaban diseñados para proteger del impacto únicamente los nudillos. A su vez, se rellenaban con todo tipo de materiales naturales que los acolchaban y evitaban que el golpe fuese excesivo. Y es que, al fin y al cabo, habían sido ideados para mejorar las capacidades marciales de los legionarios romanos.

«He visto guantes de boxeo romanos representados en estatuas de bronce, pinturas y esculturas, pero tener el privilegio de encontrar dos guantes de cuero reales es algo verdaderamente especial», ha señalado Andrew Birley, director de la excavación.

Maestros

En la obra «Pretorianos, la élite del ejército romano», de Arturo Sánchez Sanz, se ahonda en el entrenamiento de esta unidad. Unos ejercicios que el autor compara con los que llevaban a cabo los espartanos (y que les convirtieron en unos de los mejores combatientes de la Antigüedad). «Aunque con un planteamiento totalmente distinto, los propios pretorianos no quedaban a la zaga de tales hazañas. En combate siempre cumplieron sobradamente lo que se esperaba de ellos y, si eso era posible aun teniendo que actuar en campaña solo esporádicamente, se debía tanto a una selección estricta de los aspirantes como al entrenamiento diario que realizaban», explica el experto en el mencionado libro.

Para evitar que el alto sueldo de los pretorianos les llevase a destrozar su cuerpo a base de bebida, comida y prostitutas, se construyó un «campus». Un complejo formado por un templo, unas termas y unas letrinas en el que se preparaban para el combate. «Allí se escuchaban a diario las voces de los soldados expertos que dirigían el entrenamiento y la instrucción en técnicas de combate. Tal era su importancia que existían adiestradores tan capacitados que su labor era, exclusivamente, preparar a los propios entrenadores», añade el autor.

Así pues, cada experto entrenaba una capacidad de los combatientes, como detalla Raúl Méndez Argüín en su documentado dossier «La guardia pretoriana en combate»:

1-Los «armatura» entrenaban a los combatientes en el arte de la esgrima. Su labor era tan importante que recibían formación de los «discens armaturarum», unos maestros de maestros que se encargaban de que no erraran a la hora de explicar a sus alumnos los secretos de las espadas.

2-«Los “evocati” (soldados reenganchados tras cumplir su servicio básico) de infantería tenían un preparador específico, el “exercitator armatutarum”, y los “exrcitatores equitum praetorianum" se dedicaban a los jinetes», explica, en este caso, Sánchez Sanz.

3-El «doctor cohortis», asistido por un «optio compi» supervisaba el entrenamiento por cohortes. «Eran puestos muy apreciados en las cohortes y codiciados para seguir ascendiendo en el escalafón. Formalmente se trataba de experimentados “evocati” que habían servido como “equites praetorianos”, o ya antes como adiestradores», añade.

Los instructores no tenían piedad. Así pues, daban la mitad de la ración a aquellos combatientes que no progresaran todo lo rápido que ellos querían.

Entrenamiento

Con todo, Sanz es partidario de que, más allá de esta estructura, se conoce poco de la rutina diaria de los pretorianos. Por ello, supone que el entrenamiento podría ser parecido al de los legionarios. «Prioritariamente debían manejar las armas de combate, pues de ello dependerían sus vidas y, en parte, no solo las de sus compañeros sino la victoria en la batalla», explica.

A su vez, debían aprender a formar y marchar marcialmente.«Lograrlo correctamente requería práctica diaria hasta la extenuación. La marcha regular y el paso ligero se entrenaban inicialmente sin carga, hasta realizarlas con todo el equipo de combate en perfecta sincronización», completa. Aquello era básico, pues en pleno combate debían saber mantenerse recios y en formación ante el empuje enemigo.

«Para alcanzar tal destreza, los adiestradores inicialmente organizaban marchas diarias de 20 millas romanas en cinco horas (29.620 kilóemtros), o 40 millas en doce horas, y, más tarde, 24 millas en cinco horas a paso ligero», destaca el experto. Estos ejercicios eran habituales entre los reclutas que, a continuación, repetían estas distancias portando su equipo completo.

Tampoco estaban exentos los combatientes de entrenar el salto. Al fin y al cabo, debían estar preparados para poder sortear cualquier obstáculo colocado por el enemigo. «Para ello utilizaban un potro de salto, inicialmente superándolo libres de trabas y, después, con todo el equipo de un salto, portando el gladius y el pilum en cada mano», añade el autor de la obra.

Incluso eran instruidos en la respuesta inmediata que debían dar ante las señales para que las órdenes fuesen llevadas a cabo de la forma más rápida posible.

«Los ejercicios de fuerza no eran menos vitales para un soldado. Debían aprender a resistir las marchas, ejecutar obras de ingeniería, levantar campamentos, así como cargar y utilizar sus armas durante contínuos atauqes. Un brazo cansado tras asestar numerosos golpes o repelerlos podían rendirse antes de lo esperado», señala. La natación y la equitación también eran asignaturas básicas.

Finalmente, y como es obvio, el entrenamiento con armas era básico. Así pues, los militares entrenaban para atacar las tres partes clave del cuerpo del enemigo: cabeza, torso y piernas.

ABC

Reabre el monasterio de Santa Tecla en Maalula

Maalula (Agencia Fides) – Dentro de poco abrirá sus puertas de nuevo el monasterio ortodoxo de Santa Tecla, en la ciudad siria de Maalula.

Prácticamente se han finalizado ya los trabajos de reconstrucción y restauración que han procurado limpiar lo más posible el grave daño provocado a este lugar de culto en el periodo comprendido entre septiembre de 2013 y marzo de 2014, cuando el pueblo Maalula estuvo ocupado por extremistas islámicos anti-Assad durante una de las fases más intensas del conflicto sirio.

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Como recogió la Agencia Fides la Asociación de veteranos rusos “Boevoe Bratstvo” (Hermandad militar) destinó una importante contribución a la reconstrucción de Santa Tecla. Los medios de comunicación rusos aseguran que las monjas ya hayan regresado al monasterio, reconstruido al 90%, y que las tareas de restauración se completarán en las próximas semanas.

Maalula, a 55 kilómetros al noreste de Damasco, es conocida en todo el mundo como uno de los lugares donde aún se habla arameo, el idioma de Jesús. Alberga el monasterio de Santa Tecla y el santuario dedicado a los santos Sergio y Baco. El 3 de diciembre de 2013, 13 monjas ortodoxas griegas de Santa Tecla fueron raptadas en el monasterio junto a tres de sus colaboradores. El secuestro terminó el domingo 9 de marzo de 2014, cuando las hermanas y los tres empleados fueron liberados en territorio libanés. Un final feliz que también se debió a la mediación del aparato de inteligencia libanés y qatarí y tuvo como contraparte la liberación de 153 mujeres encarceladas en las cárceles sirias.
(GV) (Agencia Fides 10/8/2018).

 

San Hipólito presbítero y San Ponciano Papa, siglo III

Su fiesta se celebra el 13 de agosto

San Hipólito es uno de los personajes importantes de la antigüedad cristiana de perfiles biográficos más oscuros y confusos. Sólo a partir del s. XIX empieza a delinearse su figura histórica. No es romano de nacimiento, sino hombre venido del Oriente, posiblemente de Alejandría: piensa y escribe en griego, conoce bien la filosofía helénica y los misterios griegos, y su postura teológica sobre el Logos demuestra su formación alejandrina.

Debió de llegar a Roma durante el pontificado de Ceferino (199-217) y perteneció como presbítero a la iglesia local romana. Si, como afirma Focio, fue discípulo de S. Ireneo, habría participado del celo de su maestro por la defensa de la tradición contra las herejías. Atacó vigorosamente el modalismo trinitario de Noeto y Sabelio, extremando su postura hasta acercarse a un subordinacianismo diteísta.

Por causa de esto se enfrentó con el papa S. Calixto I (217-222), que mantenía una postura media entre el modalismo sabeliano, que condenó, y el subordinacianismo de Hipólito. Pero, sobre todo, su actitud rigorista en la disciplina penitencial le convirtió en enemigo acérrimo de Calixto y le llevó a constituirse en cabeza de un grupo disidente. Parece que fue elegido obispo de Roma por un reducido círculo, llegando así a ser el primer antipapa. Continuó en su postura cismática durante los pontificados de Urbano I (222-230) y Ponciano (230-235).

Durante la persecución de Maximino Tracio fue desterrado junto con Ponciano a Cerdeña, y parece que en el destierro se reconcilió con la Iglesia, muriendo mártir ca. 235. El papa Fabián (236-250) hizo trasladar los cuerpos de ambos a Roma, enterrando a Ponciano en la cripta papal de S. Calixto y a H. en el cementerio de la vía Tiburtina, que aún lleva su nombre. La Iglesia celebra la fiesta de los dos mártires el 13 de agosto.

(GER)

Esther se fue a Argelia como enfermera y Cari servía a la gente de la calle

El 23 de octubre de 1994, las monjas Caridad Álvarez y Esther Paniagua fueron asesinadas por terroristas islámicos en Argelia. El país atravesaba una guerra civil en la que grupos radicales atentaban contra civiles. Se calcula que hubo 150.000 muertos.

 

 

La Orden de los Agustinos ha publicado este documental “Cari y Esther, Mártires de Vida”. Reconstruye con testimonios el asesinato de estas dos religiosas y sus consecuencias.

Esther se fue a Argelia como enfermera y Cari servía a la gente de la calle y a los más necesitados. A ambas les movió su fe y todos las conocían por su gran sencillez.

MARÍA PAZ MARTÍN
Agustina misionera
“Es maravilloso porque son dos historias que valen la pena, nos aproximan mucho a la santidad, nos la hacen cercana. Porque mira, si buscas en la vida de Cari y Esther páginas heroicas, no aparecen, porque eran la sencillez personificada”.

María Jesús estaba con ellas en Argel aquel 23 de octubre. Por la mañana se despidió de Cari y Esther y se fue a dar un paseo.

MARÍA JESÚS RODRÍGUEZ
Superiora Provincial Agustinas Misioneras
“Cuando ya estábamos a escasamente 100 metros, nosotras teníamos que cruzar una esquina para llegar. Estábamos justo en el otro lado de la casa. Pues oímos dos disparos. Yo me quedé un poco sobresaltada y la pregunté a Lourdes, '¿qué es esto?'. Y ella me dijo 'tranquila, aquí disparan muchas veces al aire'. Pero sí nos sorprendió de que la gente desde las terrazas nos decían en francés y en árabe: 'hermanas regresen a casa'”.

Aquellos disparos se llevaron la vida de Cari y Esther, conmocionando a toda la comunidad agustina. El mundo tenía los ojos puestos en Argelia, donde cada día habían decenas de muertos.

MARÍA JESÚS RODRÍGUEZ
Superiora Provincial Agustinas Misioneras
“Yo cuando llegué a la embajada, es una casa muy bonita de estilo árabe, me puse sobre una columna, pensando que estaba sola y con una rabia incondicional e incontrolada dije en alto: 'Ya esta bien de tanta muerte inútil'. Y me escuchó uno de los pocos que estaba en la embajada. Se acercó a mí y me dijo: '¿Hermana qué ha dicho?'. Y yo le contesté: 'Muerte inútil la de las hermanas'. Y él me dijo esta reflexión: 'Siempre he entendido que la muerte de un cristiano nunca es inútil'”.

A pesar de la tragedia, la comunidad agustina perdonó lo ocurrido para recordar el testimonio de amor y servicio que Cari y Esther dieron a través de sus vidas.

En enero de este año, el Papa anunció la beatificación de las dos hermanas, junto a 18 mártires que también murieron asesinados en Argelia. Una oportunidad para que más personas conozcan su historia.

 

Rome Reports.

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