Es Voluntad de Dios que la dirección de la nave la lleve un Maestro

Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
y yo espero en ti todo el día.(Salmo 25,4-5)

Ya han pasado meses desde aquella noche de fin de año en la que muchos de nosotros, después de hacer balance de lo bueno y malo, nos prometimos una larga lista de buenos propósitos para el nuevo año: dejar de fumar, aprender inglés, llevar una vida más sana, ponerse en forma,….

No sé cuánto queda de aquello, tal vez ya los has abandonado, incluso, al día de hoy ni los recuerdas. O como suele pasar, a mí me ha pasado infinidad de veces, te justificas diciendo que lo que perseguías realmente no lo necesitabas, que era una estupidez, o que las metas que te propusiste no las tenías bien definidas.

Pero, si todavía te queda algo de ilusión, lo que te recomiendo es enfocar tu lucha, con una “obligación voluntaria”, en algo que verdaderamente valga la pena: un verdadero cambio interior, un paso adelante en el progreso espiritual, en metas que te ayuden a conocerte a ti mismo, a cambiar de forma progresiva, a pulir tu espíritu dirigiendo tu vida a “la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad”1.

Y para conseguir esta meta, que no es otra que la santidad, conocer lo que Dios quiere y nos pide a cada uno, y tener las armas para responder adecuadamente en cada momento, os recomiendo que os agenciéis un entrenador personal, un experto sabio, prudente y santo. Una persona que, de manera eficaz y práctica, con realismo, nos conozca, nos ilustre y nos acompañe mientras trabajamos, con la ayuda de Dios, para convertir en realidad nuestros pequeños retos diarios. Pues como dice el Libro del Eclesiastés: “valen más dos juntos que uno solo, porque es mayor la recompensa del esfuerzo. Si caen, uno levanta a su compañero; pero ¡pobre del que está solo y se cae, sin tener a nadie que lo levante!”2

Y no es mala idea. Tener un coach está de moda. Y más en estos tiempos que corren. Es más, no es extraño, entre nuestros amigos y vecinos, ver como recurren a un coach, a un entrenador personal, para casi todo. El objetivo varia de unos a otros, pero el fin es el mismo: alcanzar las metas que se proponen, conseguir un mayor equilibrio y resolver los problemas que les surgen en todos las parcelas de su vida. Los hay de belleza, para mejorar tu salud , para adelgazar, para tener éxito en la empresa, familiar, para mejorar la comunicación con los hijos, para prepararse y mejorar nuestra productividad a nivel profesional, para saber manejar a los adolescentes, …trayectoria profesional, entorno físico, salud, familia, ocio, relaciones amorosas, dinero, desarrollo personal, amistades...

Un coach, ahora está de moda llamarlo así, aunque se trate del director espiritual de toda la vida, que te ayude a cambiar y a crecer intelectual, espiritual, y humanamente con un plan diario. Pues como afirmaba Juan Pablo II, “en la propia vida no faltan las oscuridades e incluso debilidades. Es el momento de la dirección espiritual personal. Si se habla confiadamente, si se exponen con sencillez las propias luchas interiores, se sale siempre adelante, y no habrá obstáculo ni tentación que logre apartaros de Cristo"3.

Pero encontrar un coach, poner tu alma en manos de un maestro, es una gracia extraordinaria de Dios que vale la pena buscar. Un entrenador personal que te dé un poco de caña, como dicen los jóvenes, que te ayude a analizar tus aspiraciones , “tu lucha ascética, íntima, que cada cristiano debe sostener contra todo lo que, es su vida, no es de Dios”4 que nos muestre con dulzura y exigencia dónde hemos fallado y te guíe con optimismo sobrenatural en aquello que debemos trabajar más para mejorar, es una gracia extraordinaria de Dios que vale la pena.

Pues como decía San Josemaría Escrivá de Balaguer, “el espíritu propio es mal consejero, mal piloto, para dirigir el alma en las borrascas y tempestades, entre los escollos de la vida interior. Por eso es Voluntad de Dios que la dirección de la nave la lleve un Maestro, para que, con su luz y conocimiento, nos conduzca a puerto seguro"5.
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1. Constitución Dogmática Lumen Gentium, 40

2. Eclesiastés 4, 9-10

3. Juan Pablo II, Carta a los seminaristas de España, Valencia 8-XI-1982

4. San Josemaría Escrivá de Balaguer,Es Cristo que pasa,p.73

5. San Josemaría Escrivá de Balaguer , Camino, n.59.

Se confirman una vez más la exactitud histórica de los relatos bíblicos

Es “irónico”, explica Matthew Archbold en National Catholic Register, pero el ansia de destrucción de Estado Islámico en Irak ha permitido un hallazgo arqueológico que se suma a otros tantos que demuestran la verocidad histórica de la Biblia, en este caso la historia de Senaquerib.

 

A principios de junio de 2014, terroristas del Estado Islámico (ISIS, Daesh) tomaron Mosul y comenzaron su oleada de represión contra los cristianos que aún quedaban en la ciudad iraquí y contra los propios musulmanes desafectos, y además ponían en marcha un plan sistematizado de destrucción del patrimonio artístico incompatible con el islam.

Entre los monumentos destruidos figuró una mezquita que alojaba la tumba del profeta Jonás, un lugar que veneran tanto los cristianos como los musulmanes. Las imágenes de su voladura dieron la vuelta al mundo.

Pero desde finales de 2016, el ejército iraquí empezó la liberación de la ciudad, aún no completada pero que ya ha permitido el regreso de algunas familias cristianas que tuvieron que huir tras caer bajo el control yihadista. Una de las zonas recuperadas es precisamente la que ocupaba la tumba de Jonás, la cual, al estar reducida a escombros, permitió descubrir debajo de ella lo que los arqueólogos identificaron enseguida como el viejo palacio de Senaquerib, rey asirio que se caracterizó por su cruel persecución a los judíos a finales del siglo VIII y principios del siglo VII a.C., cuando asedió infructuosamente la ciudad de Jerusalén, combatió a Ezequías, rey de Judá, y arrasó Babilonia.

 

 

Pero no pudo conquistar Jerusalén ni rendir a los judíos, a pesar de que bravuconeócon ello dirigiéndose a los sitiados: “No os engañe Ezequías ni os seduzca con vanas promesas. No le creáis. Ningún Dios de ninguna nación o reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos podrán vuestros dioses libraros de mi mano!” (2 Crón 32, 15).

A lo que Yahveh respondió cumplidamente: “Yavé envió un ángel que exterminó a todos los mejores guerreros de su ejército, a los príncipes y a los jefes que había en el campamento del rey de Asiria. Este volvió a su tierra con gran vergüenza y al entrar a la casa de su dios, allí mismo, sus propios hijos lo mataron a espada” (2 Crón 32, 21).

Aunque parece que los terroristas de Estado Islámico han arrancado numerosas piezas de los restos del palacio para venderlas y financiarse, el descubrimiento es “extraordinario”, según un arqueólogo que examinó la zona, y viene a confirmar una vez más la exactitud histórica de los relatos bíblicos.

En tiempos recientes se están sucediendo este tipo de hallazgos. En junio de 2015 se encontró en una tinaja la referencia a un personaje de tiempos del Rey David, Eshbaal, que hasta ahora solo se conocía por la Biblia. Y en agosto de ese mismo años, unos restos evidenciaron ser de la ciudad filistea de Gat, patria del gigante Goliat, con detalles que también corroboran la historia de las Sagradas Escrituras.

Todo el potente avance de la arqueología bíblica en las últimas décadas, lejos de sugerir que dichos textos sagrados sean “míticos” (como pretende la prejuiciosa crítica racionalista), no ha servido sino para ratificar que la Biblia esun libro extraordinariamente veraz y preciso en sus narraciones históricas.

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San Buenaventura como modelo de gobierno prudente en la Iglesia

El Papa afirma que la historia "es un camino de progreso"

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 de marzo de 2010

Benedicto XVI ha advertido durante la audiencia general de este miércoles ante la tentación que también se experimenta en algunos sectores de la Iglesia de vivir el "utopismo espiritualista", que se opone a la noción de jerarquía en la Iglesia y que acaba cayendo en un "utopismo anárquico".

El Papa había dedicado la semana precedente una primera catequesis a la vida de san Buenaventura, a quien dedicó su tesis de habilitación para la enseñanza universitaria en Alemania, mientras que en esta segunda ocasión se centró en su enseñanza, en particular durante su etapa como ministro general de la Orden franciscana.

En ese período, fue elegido en 1257, el santo teólogo tuvo que afrontar la corriente de los "franciscanos espirituales", que, influidos por los escritos del abad Joaquín de Fiore e interpretando mal la figura de san Francisco, entendieron que había "terminado" el tiempo de la "Iglesia jerárquica", y que se había inaugurado el "tiempo del Espíritu".

También en la época actual, se repite este "utopismo espiritualista", consideró el obispo de Roma. "Sabemos de hecho que tras el Concilio Vaticano II algunos estaban convencidos de que todo fuesenuevo, que hubiese otra Iglesia, que la Iglesia preconciliar hubiese acabado y que tendríamos otra, totalmente "otra"".

"¡Un utopismo anárquico! Y gracias a Dios los sabios timoneles de la barca de Pedro, el Papa Pablo VI y el Papa Juan Pablo II, por una parte defendieron la novedad del Concilio y por la otra, al mismo tiempo, defendieron la unicidad y la continuidad de la Iglesia, que es siempre Iglesia de pecadores y siempre lugar de Gracia", señaló.

El Papa mostró cómo san Buenaventura ofreció una respuesta a los "espiritualistas", rechazando las propuestas de Joaquín de Fiore y fundamentando una visión teológica de la historia, en la que Cristo es el "centro" y no el "final".

La historia "es una, aunque es un camino, y un camino de progreso". Esto, subrayó el obispo de Roma, "no significa que la Iglesia está inmóvil, fija en el pasado y no pueda haber novedades en ella: las obras de Cristo no van atrás, no disminuyen, sino que progresan".

Según reconoció, "también hoy existen visiones según las cuales toda la historia de la Iglesia en el segundo milenio habría sido un ocaso permanente; algunos ven el ocaso inmediatamente después del Nuevo Testamento".

En realidad, "las obras de Cristo no van hacia atrás, sino que progresan. ¿Qué sería la Iglesia sin la nueva espiritualidad de los cistercienses, de los franciscanos y dominicos, de la espiritualidad de santa Teresa de Ávila y de san Juan de la Cruz, etc.?", se preguntó.

"San Buenaventura nos enseña el conjunto del necesario discernimiento, también severo, del realismo sobrio y de la apertura a los nuevos carismas dados por Cristo, en el Espíritu Santo, a su Iglesia".

 

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Inaugurado el museo de los “Mártires coptos de Libia”

Samalut (Agencia Fides) – En el santuario-museo de los mártires coptos de Libia, asesinados por los terroristas afiliados al Estado Islámico (Daesh) en enero de 2015 en una playa líbica, junto a los ataúdes usados para transportar los cuerpos de Libia a Egipto, están guardados, como reliquias, las esposas que ataban las manos de mártires; así como los uniformes color naranja que sus verdugos los obligaban a usar durante las ejecuciones, que fueron filmadas y difundidas a través de Internet.

El Museo del Santuario fue inaugurado recientemente por Anba Befnosios, Obispo copto ortodoxo de Samalut, en la Catedral, construida para albergar los restos mortales de los mártires, en la localidad egipcia de Al Our. Entre los objetos expuestos en el museo están los zapatos de los martirizados y algunas monedas encontradas en los bolsillos de la ropa que usaban, sus documentos de identidad y los registros de trabajo, en los cuales anotaban las actividades que realizaban cada día.

Las familias de los mártires expresaron su alegría en la inauguración del museo, que servirá para rendir homenaje a la gloria de Dios manifestada en quienes nunca renunciaron a su fe.
Los 20 coptos egipcianos y su compañero de trabajo de ghanés fueron secuestrados en Libia a principios de enero de 2015. Más de un mes después, el 15 de febrero, el video de su decapitación fue publicado en sitios web yihadistas. Apenas una semana después de la noticia de la masacre, el patriarca copto ortodoxo Tawadros II decidió inscribir los 21 mártires degollados por Daesh en el Synaxarium, el libro de los mártires de la iglesia copta, fijando su conmemoración el 15 de febrero.

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Los restos mortales, incluyendo las cabezas desmembradas, fueron encontrados a finales del pasado mes de septiembre en una fosa común en la costa de Libia, cerca de la ciudad de Sirte. Los cuerpos fueron encontrados con las manos atadas detrás de la espalda, vestidos con los mismos overoles anaranjados que llevaban en el vídeo filmado por los verdugos en el momento de la decapitación.

La repatriación de los restos de los mártires, varias veces anunciada por los medios egipcios, tomó más tiempo de lo previsto y, finalmente, tuvo lugar a mediados del pasado mes de mayo (ver Fides 15/05/2018). Gracias al análisis de ADN fue posible identificar los cuerpos de cada uno de los 21 mártires.
"El video de la ejecución –refirió a Fides el Obispo copto católico emérito de Guizeh, Anba Antonios Aziz Mina- fue realizado como si se tratase de una película escalofriante, con el objetivo de difundir el terror. Sin embargo, en pieza diabólica se puede ver que algunos de los mártires, en el momento de su ejecución, repetían: 'Señor Jesucristo'. El nombre de Jesús fue la última palabra que salió de sus labios. Como en la pasión de los primeros mártires, se encomendaron a aquél que los habría de recibir. Así celebraron su victoria, la victoria que ningún verdugo les puede quitar. El nombre susurrado en el último instante fue como el sello de su martirio". (GV) (Agencia Fides 12/07/2018).

¿Sabes quién era San Buenaventura?

Nació en Bagnoreggio (Italia) en 1217. Ingresó en la orden franciscana, destacando enseguida por su capacidad intelectual. Fue profesor en la universidad de París y prolífico escritor de tratados filosóficos, teológicos y espirituales. Elegido Superior general de la Orden, su gobierno fue decisivo para la pacificación interna y el florecimiento apostólico de los hijos de san Francisco. En los últimos años de su vida fue nombrado obispo y cardenal de Albano. Murióen 1274, durante la celebración del II Concilio de Lyon.

Benedicto XVI presenta la figura de San Buenaventura, un santo "particularmente querido"

Contribuyó a la "armonía entre fe y cultura" en la Europa del siglo XIII

CIUDAD DEL VATICANO, 3 de marzo 2010 (VIS).-

En la catequesis de la audiencia general, Benedicto XVI habló de San Buenaventura, una figura "especialmente grata a mí por los estudios que realicé sobre él durante mi juventud", dijo el Papa.

Buenaventura, nacido hacia el año 1217 en la ciudad italiana de Bagnoregio y muerto en 1274, fue uno de los grandes personajes que contribuyó a la "armonía entre fe y cultura" en la Europa del siglo XIII. Era "hombre de acción y contemplación, de profunda piedad y prudencia en el gobierno".

Bautizado con el nombre de Juan da Fidanza, una grave enfermedad en su juventud lo llevó a las puertas de la muerte. Su madre lo encomendó a Francisco de Asís, canonizado pocos años antes y Juan sanó. Ese hecho marcará toda su vida.

Durante su formación en París, donde estudiaría Teología, decidió ingresar en un convento franciscano, tomando el nombre de Buenaventura. En los primeros años de vida religiosa destacó por su conocimiento de la Sagrada Escritura, de las Sentencias de Pedro Lombardo y de los más grandes teólogos de su época.

"La perfección evangélica" es la respuesta de Buenaventura a la polémica desatada contra las Órdenes Menores, de las que se ponía en entredicho el derecho a enseñar en las universidades e incluso la autenticidad de su vida consagrada. En ese texto, el santo  demuestra "cómo las Órdenes Menores, especialmente los Frailes Menores, practicando los votos de pobreza, castidad y obediencia, seguían los consejos del mismo Evangelio", explicó el Papa.

"Más allá de aquellas circunstancias históricas, la enseñanza de Buenaventura en su obra y su vida es siempre actual", recalcó el Santo Padre. "La Iglesia es más luminosa y hermosa gracias a la fidelidad a la vocación de sus hijos e hijas, que no sólo ponen en práctica los preceptos evangélicos, sino que, por la gracia de Dios, están llamados a seguir sus consejos y atestiguan así con su estilo de vida pobre, casto y obediente, que el Evangelio es fuente de alegría y perfección".

Cuando en 1257 Buenaventura es elegido Ministro General de su Orden, los franciscanos son en todo el mundo 30.000, la mayor parte en Europa, pero también en África del Norte, Oriente Medio y China. "Era necesario consolidar esta expansión y sobre todo otorgarle, en plena fidelidad al carisma de Francisco, unidad de acción y de espíritu", porque "entre los seguidores del santo de Asís había diversos modos de interpretar su mensaje y existía realmente el peligro de una fractura interna".

Para preservar el carisma auténtico de Francisco, de su vida y su enseñanza, Buenaventura "recogió con gran cuidado los documentos concernientes al Pobrecillo y escuchó con atención los recuerdos de quien lo había conocido personalmente". Nació así la "Legenda Maior", considerada la biografía mas documentada del santo de Asís.

Buenaventura presenta a Francisco como "un hombre que buscó apasionadamente a Cristo" y que "en el amor que lleva a la imitación, se conformó enteramente a Él". El teólogo de Bagnoregio propone "este ideal vivo a todos los seguidores de Francisco".

"Ese ideal, válido para todos los cristianos, ayer,hoy y siempre, ha sido también indicado como programa de la Iglesia para el Tercer Milenio por Juan Pablo II", dijo Benedicto XVI.

Casi al final de su vida Buenaventura es consagrado obispo y nombrado cardenal por el Papa Gregorio X, que le encarga la preparación del Concilio de Lión, que trataría de la reunificación de la Iglesia Latina y Griega, pero el santo no pudo llegar a ver la conclusión del mismo porque murió durante su celebración.

El Papa concluyó la biografía del santo doctor de la Iglesia invitando a recoger su herencia, que "recuerda el sentido de la vida con estas palabras: "En la tierra podemos contemplar la inmensidad divina mediante el razonamiento y la admiración; en la patria celeste, en cambio, mediante la visión, cuando seremos hechos semejantes a Dios y mediante el éxtasis entraremos en el gozo de Dios".

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Benedicto XVI pone a san Buenaventura como modelo de gobierno prudente en la Iglesia

El Papa afirma que la historia "es un camino de progreso"

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 de marzo de 2010 (ZENIT.org).-

Benedicto XVI advierte durante la audiencia general de ese miércoles ante la tentación que también se experimenta en algunos sectores de la Iglesia de vivir el "utopismo espiritualista", que se opone a la noción de jerarquía en la Iglesia y que acaba cayendo en un "utopismo anárquico".

El Papa había dedicado la semana precedente una primera catequesis a la vida de san Buenaventura, a quien dedicó su tesis de habilitación para la enseñanza universitaria en Alemania, mientras que en esta segunda ocasión se centró en su enseñanza, en particular durante su etapa como ministro general de la Orden franciscana.

En ese período, fue elegido en 1257, el santo teólogo tuvo que afrontar la corriente de los "franciscanos espirituales", que, influidos por los escritos del abad Joaquín de Fiore e interpretando mal la figura de san Francisco, entendieron que había "terminado" el tiempo de la "Iglesia jerárquica", y que se había inaugurado el "tiempo del Espíritu".

También en la época actual, se repite este "utopismo espiritualista", consideró el obispo de Roma. "Sabemos de hecho que tras el Concilio Vaticano II algunos estaban convencidos de que todo fuese nuevo, que hubiese otra Iglesia, que la Iglesia preconciliar hubiese acabado y que tendríamos otra, totalmente "otra"".

"¡Un utopismo anárquico! Y gracias a Dios los sabios timoneles de la barca de Pedro, el Papa Pablo VI y el Papa Juan Pablo II, por una parte defendieron la novedad del Concilio y por la otra, al mismo tiempo, defendieron la unicidad y la continuidad de la Iglesia, que es siempre Iglesia de pecadores y siempre lugar de Gracia", señaló.

El Papa mostró cómo san Buenaventura ofreció una respuesta a los "espiritualistas", rechazando las propuestas de Joaquín de Fiore y fundamentando una visión teológica de la historia, en la que Cristo es el "centro" y no el "final".

La historia "es una, aunque es un camino, y un camino de progreso". Esto, subrayó el obispo de Roma, "no significa que la Iglesia está inmóvil, fija en el pasado y no pueda haber novedades en ella: las obras de Cristo no van atrás, no disminuyen, sino que progresan".

Segúnreconoció, "también hoy existen visiones según las cuales toda la historia de la Iglesia en el segundo milenio habría sido un ocaso permanente; algunos ven el ocaso inmediatamente después del Nuevo Testamento".

En realidad, "las obras de Cristo no van hacia atrás, sino que progresan. ¿Qué sería la Iglesia sin la nueva espiritualidad de los cistercienses, de los franciscanos y dominicos, de la espiritualidad de santa Teresa de Ávila y de san Juan de la Cruz, etc.?", se preguntó.

"San Buenaventura nos enseña el conjunto del necesario discernimiento, también severo, del realismo sobrio y de la apertura a los nuevos carismas dados por Cristo, en el Espíritu Santo, a su Iglesia".

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Buenaventura y Tomás de Aquino, dos vías hacia Dios, según el Papa Benedicto XVI

Prosigue su catequesis sobre el pensamiento del santo de Bagnoregio

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 17 de marzo de 2010 (ZENIT.org).-

En la primera Audiencia general de este año celebrada en la Plaza de San Pedro, ante unos once mil peregrinos, el Papa Benedicto XVI subrayó la complementariedad de san Buenaventura de Bagnoregio y santo Tomás de Aquino al conducir a Dios.

“Ambos escrutaron los misterios de la Revelación – afirmó el Papa durante la catequesis – valorando los recursos de la razón humana, en ese fecundo diálogo entre fe y razón que caracteriza al Medioevo cristiano, convirtiéndola en una época de gran vivacidad intelectual, ademas que de fe y de renovación eclesial, a menudo no evidenciada lo suficiente”.

Tanto Buenaventura, franciscano, como Tomás, dominico, pertenecían además a las Órdenes Mendicantes, que “con su frescura espiritual” “renovaron en el siglo XIII la Iglesia entera y atrajeron muchos seguidores”.

“Los dos sirvieron a la Iglesia con diligencia, con pasión y con amor, hasta el punto que fueron invitados a participar en el Concilio Ecuménico de Lyon de 1274, el mismo año en que murieron: Tomás mientras se dirigía a Lyon, Buenaventura durante la celebración del mismo Concilio”.

También en la Plaza de San Pedro, las estatuas de los dos santos están paralelas, colocadas precisamente al principio de la Columnata, partiendo desde la fachada de la Basílica Vaticana: una en el Brazo de laizquierda y la otra en el Brazo de la derecha.

Miradas distintas

A pesar de esas similitudes, reveló el Papa, en ambos hay “dos aproximaciones distintas a la investigación filosófica y teológica, que muestran la originalidad y la profundidad de pensamiento de uno y del otro”.

Una primera diferencia concierne al concepto de teología, si se trata de una ciencia práctica o de una ciencia teórica y especulativa.

Buenaventura, en cambio, “extiende la alternativa entre teórica (primacía del conocimiento) y práctica (primacía de la praxis), añadiendo una tercera actitud, que llama "sapiencial", afirmando que la sabiduría abraza ambos aspectos”.Tomás de Aquino, explicó el Papa, pensaba que la teología “implica ambos aspectos: es teórica, intenta conocer a Dios cada vez más, y es práctica: intenta orientar nuestra vida al bien. Pero hay una primacía del conocimiento: debemos sobre todo conocer a Dios, después viene el actuar según Dios”.

“La fe está en el intelecto, de manera tal que provoca el afecto. Por ejemplo: conocer que Cristo murió "por nosotros" no se queda en conocimiento, sino que se convierte necesariamente en afecto, en amor”, añadió el Papa, citando al santo franciscano.

Otra distinción es el fin último del hombre, que aunque ambos afirman “ver a Dios”, para santo Tomás es “lo verdadero” y para san Buenaventura es “el bien”.

Sin embargo, afirmó Benedicto XVI, “sería erróneo ver en estas dos respuestas una contradicción. Para ambos lo verdadero es también el bien, y el bien es también lo verdadero; ver a Dios es amar y amar es ver. Se trata por tanto de acentos distintos de una visión fundamentalmente común”.

“Ambos acentos han formado tradiciones diversas y espiritualidades diversas y así han mostrado la fecundidad de la fe, una en la diversidad de sus expresiones”, añadió.

Espiritualidad franciscana

Prosiguiendo Benedicto XVI con sus enseñanzas sobre san Buenaventura, pensador muy querido para él y al que con la de hoy dedica ya tres catequesis, subrayó el acento de éste en la “primacía del amor”, punto clave de la espiritualidad franciscana.

“El amor se extiende más allá de la razón, ve más, entra más profundamente en el misterio de Dios. San Buenaventura quedó fascinado por esta visión”, explicó el Papa.

“Precisamente en la noche oscura de la Cruz aparece toda la grandeza del amor divino; donde la razón ya no ve más, ve el amor”, añadió, punto sobre el que el santo desarrolló toda una “teología de la Cruz”.

“San Buenaventura se coloca en los inicios de una gran corriente mística, que ha elevado y purificado mucho la mente humana: es un culmen en la historia del espíritu humano”, subrayó.

En los comienzos de la era cristiana vivían en Galilea gentes de dos culturas distintas

Una parte importante de la población estaba constituida por personas de formación helénica, que ha­blaban griego, vivían sobre todo del comercio y la in­dustria, y vivían en las grandes ciudades como Tolemaida ‑con un puerto impor­tante en el Mar Mediterráneo‑, Séforis ‑en el interior‑ o Tiberiades ‑a orillas del Mar de Galilea‑.

En cambio, la población rural era predominantemente judía, ha­blaba arameo, y vivía en casas de campo, aldeas o pequeñas poblaciones. Algunos de sus nombres resultan muy familiares para los lectores de los Evangelios: Nazaret, Caná, Cafarnaum, Corazim, Betsaida, ...

DOS CULTURAS DISTINTAS

No parece que hubiera un trato frecuente entre las gentes judías y helenísti­cas de Galilea a pesar de vivir muy próximos unos a los otros. Posiblemente sólo el imprescindible para satisfa­cer las necesidades básicas. Los campesinos judíos acudirían al mercado de las ciudades para vender sus productos y para com­prar algunas herramientas necesarias para su trabajo. Por eso no resulta nada extraño que supieran hablar un poco de griego, lo mismo que la población gentil sería ca­paz de entender algo el arameo.

Esta separación entre las poblaciones que nos muestra ac­tualmente la arqueología también puede apreciarse ‑aunque muy delicadamente‑ en los relatos evangélicos. Sabemos que Jesús estuvo viviendo en Nazaret, que asistió a una boda en Caná, que también vivió en la ciudad de Cafarnaum, que hizo milagros en Corazim, que paseó por el puerto de Betsaida. Sin embargo no te­nemos cons­tancia cierta de que estuviera en ninguna ciudad de población greco-parlante.

Llama la atención que no se nombre en ningún Evangelio la ciudad de Séforis, que está a casi la misma distancia de Nazaret que Caná, cuando era una población grande y populosa. Otro tanto sucede con la ciudad de Tiberiades, que fue fun­dada hacia el año 20 en las orillas del Lago de Genesaret, a unos treinta kilóme­tros de Nazaret. Es casi seguro que la funda­ción y construcción de esta ciudad fuera objeto de comentarios por parte los vecinos de Nazaret ‑entre los cuales es­taba Jesús, que tendría unos veinticinco años­‑. Sin embargo nunca se dice en el Evangelio que Jesús la visitara.

E incluso cuando parece que Jesús va a algunas de las ciudades o zonas de población no judía nunca tenemos la certeza de que en­trara en las ciudades, ya que en todos los casos el texto sagrado introduce alguna fórmula genérica que parece designar más bien la zona o los alrededores que la población misma. Así, por ejemplo, se dice que Jesús va a los “términos” de Gadara (Mc 5,1-18), a la “región” de Tiro y Sidón (Mc 7,24-31) o a los “alrededores” de Cesarea de Filipo (Mc 8,27).

NAZARET

Hace unos dos mil años Nazaret era una aldea desconocida para casi todos los habitantes de la tierra. Era un puñado de pobres ca­sas clavadas en unos promontorios de roca en la Baja Galilea. Ni siquiera en su región tenía una gran impor­tancia. A algo más de dos horas de camino a pie se podía llegar a la ciudad de Séforis, donde se concentraba la mayor parte de la activi­dad comercial de la zona.

 

 

Se trataba de una ciudad próspera, con ricas construcciones y un cierto nivel cultural. Sus habitantes hablaban griego y tenían buenas relaciones con el mundo intelectual greco-latino. En cambio, en Nazaret vivían unas pocas familias judías, que hablaban en arameo. La mayor parte de sus habitantes se de­dicaban a la agricultura y la ganadería, pero no faltaba algunos ar­tesanos y obreros que se desplazaran a diario a trabajar en las construcciones de la vecina Séforis.

Las excavacio­nes arqueológi­cas han sacado a la luz parte del antiguo Nazaret. En las casas se aprovechaban las numerosas cuevas que presenta el terreno para acondicionar en ellas sin realizar muchas modifi­caciones alguna bodega, silo o cisterna. El suelo se aplanaba un poco delante de la cueva, y ese recinto se cerraba con unas pare­des elementales. Posiblemente las familias utilizarían el suelo de esa habitación para dormir (Lc 11,5-9.

CAFARNAUM

Junto al lago de Genesaret se encontraba Cafarnaum. No era una gran ciudad, pero sí una de las poblaciones ju­días más importantes de la región, ya que estaba en una zona fronteriza, junto al camino que unía Galilea con la tetrarquía gobernada por Filipo, por lo que había en ella servicio de aduanas y una guarnición militar. Tenía una buena sinagoga, de la que todavía se conservan sus funda­mentos de piedra basáltica. En un terre­no llano, a la orilla del lago, se aglomeraban las casas y habitaciones alrededor de patios y calles angostas.

 

 

Aquí no hay un terreno rocoso como en Nazaret, por lo que la técnica de construcción era distinta, así como el tipo de casas. Sus casas estaban construidas con paredes formadas de grandes piedras basálticas de forma parecida a la de un disco, y los huecos entre unas y otras se tapaban con cantos y barro, pero sin argamasa. Había muy pocas piedras talladas, que se utilizaban para los dinteles y las jambas de las puertas y ventanas. Las casas estaban cubiertas por travesaños de ramas de árboles reforzados con ca­pas de tie­rra, de juncos y de paja.

Todavía se conservan las paredes de una habitación que una antigua tradi­ción, avalada por las recientes exca­vaciones arqueológicas, identi­fica con la casa de San Pedro. Tiene unas dimensiones de siete metros de longitud por seis me­tros y medio de anchura, y en ella hay signos de veneración a partir del siglo primero, que testimonian el respeto con que ha sido cuidada por los cris­tianos casi desde sus orígenes. Junto a su puerta hay una plazuela que muchas veces resultaría pequeña para contener a la gente que acudía para ver y escuchar a Jesús (cfr. Mc 2,1-5).

 

 

Una serie de artículos para desmontar

"Los Mitos sobre la Iglesia primitiva"

Todos hemos escuchado, en ocasiones, algunas ideas sobre el cristianismo primitivo que no son verdaderas y que en ciertos ambientes se dan por comprobadas. En esta sección de primeroscristianos.com vamos a procurar, de manera muy breve, dar algunas explicaciones que ayuden a desmontar algunos mitos sobre la Iglesia primitiva.

 

PRIMER MITO

"La Iglesia, tal como la conocemos hoy, la fundó Constantino en el año 313 d.C."

 

SEGUNDO MITO

"Las mujeres estaban discriminadas en tiempos de los primeros cristianos"

 

TERCER MITO

"El cristianismo fue un obstáculo en el desarrollo de la civilización occidental"

 

CUARTO MITO

 La resurrección de Jesús, ¿es un hecho o un mito?

 

 

Los muros de Jericó - ¿Cayeron milagrosamente?

Según la Biblia, la conquista de Jericó ocurrió alrededor de 1440 a.C. La naturaleza milagrosa de la conquista ha hecho que algunos estudiosos descarten la historia como algo folclórico. ¿Apoya la arqueología el relato bíblico? 

Durante el último siglo, cuatro arqueólogos destacados han excavado en el sitio: Carl Watzinger (1907-1909), John Garstang (fines de la década de 1930), Kathleen Kenyon (1952-1958) y, actualmente, Bryant Wood. El resultado de estos trabajos ha sido notable.
Primero, descubrieron que Jericó tenía un sistema de fortificaciones impresionante. Un muro de retención de cinco metros de altura rodeaba la ciudad. Encima del muro, había un muro de ladrillos de unos dos metros y medio, fortalecido por detrás por un murallón de tierra. Se encontraron estructuras domésticas detrás de este primer muro.
Otro muro de ladrillos circundaba el resto de la ciudad. Las estructuras domésticas que se encontraron entre ambos muros son consistentes con la descripción del alojamiento de Rahab en Josué 2:15. Los arqueólogos también encontraron que, en una parte de la ciudad, había grandes pilas de ladrillos en la base tanto del muro interno como del interno, lo que indicaba un desmoronamiento repentino de las fortificaciones. Los eruditos piensan que un terremoto, que podría explicar también la detención del flujo del Jordán en el relato bíblico, causó este colapso. Los ladrillos del desmoronamiento formaban una rampa mediante la cual un invasor podría entrar fácilmente en la ciudad (Josué 6:20).
Con relación a este sorprendente descubrimiento, Garstang dice: "En cuanto al hecho principal, entonces, no queda ninguna duda: los muros cayeron hacia fuera tan completamente que los atacantes podrían haberse trepado sobre las ruinas de la ciudad". Esto es notable, porque cuando son atacadas las ciudades, los muros caen hacia adentro, y no hacia fuera.
Imagen relacionadaUna espesa capa de hollín indica que la ciudad fue destruida por fuego, según se describe en Josué 6:24. Kenyon lo describe de esta forma: "La destrucción fue completa. Los muros y pisos quedaron ennegrecidos o enrojecidos por el fuego, y cada habitación estaba llena de ladrillos caídos".
Los arqueólogos también descubrieron grandes cantidades de trigo en el sitio. Esto, nuevamente, es consistente con el relato bíblico de que la ciudad fue capturada rápidamente. Si hubiera caído como resultado de un sitio, el trigo hubiera sido usado. Según Josué 6:17, a los israelitas se les prohibió saquear la ciudad; tenían que destruirla por completo.
Si bien los arqueólogos estaban de acuerdo en que Jericó fue destruida violentamente, no concordaban con la fecha de la conquista. Garstang sostenía la fecha bíblica de 1400 a.C., mientras Watzinger y Kenyon creían que la destrucción ocurrió en 1550 a.C. En otras palabras, si la última fecha es correcta, Josué llegó a una Jericó que había sido destruida previamente. Esta fecha más temprana plantearía un serio desafío a la historicidad del Antiguo Testamento.
El Dr. Bryant Wood, que está excavando en el sitio actualmente, encontró que la fecha más temprana de Kenyon estaba basada en suposiciones erróneas sobre la alfarería que se encontró en el sitio. Su fecha más tardía también está basada en el descubrimiento de amuletos egipcios en las tumbas al noroeste de Jerció. En estos amuletos estaban inscritos los nombres de faraones egipcios entre 1500 y 1386 d.C., mostrando que el cementerio estaba en uso hasta fines de la Era de Bronce (1550-1400 a.C.).
Finalmente, una pieza de carbón fue encontrado en los restos que fue fechada en 1410 a.C. La evidencia lleva a Watson a esta conclusión: "La alfarería, las consideraciones estratigráficas, los datos de escarabajos y carbono 14 apuntan todos a la destrucción de la ciudad cerca del final de la Edad de Bronce, alrededor de 1400 a.C."
Por lo tanto, la evidencia arqueológica actual apoya el relato bíblico sobre cuándo y cómo cayó Jericó.
Pat Zukeran
http://unsacerdoteentierrasanta.blogspot.com.es/

¿Cómo eran las mujeres judías de entonces? ¿Qué costumbres tenían? La Virgen María se comportaría como una más entre ellas.

Las mujeres judías hablaban solamente en arameo, porque estaba mal visto que tuviesen relaciones con personas de otra raza. Sin embargo María hablaría otras lenguas por su estancia en Egipto y, además, hablaría también el griego, por sus visitas a la ciudad cercana de Sépphoris, que estaba muy helenizada.

Desde niñas se las educaba en la religión judía. Esta instrucción era inculcada en el seno familiar por las costumbres que observaban y también en la escuela de la sinagoga, donde les enseñaban a leer y aprenderse de memoria las escrituras. Debían cumplir con la ley de Moisés.

Antes de la puesta del sol de los viernes se preparaban para celebrar el Shabbat. Para ello barrían y limpiaban la casa, mudaban la ropa de la cama y de la mesa. Se purificaban lavándose en una tinaja en casa. Se ponían el mejor vestido. Por la noche celebraban el Shabbat en una cena familiar con todos sus hijos y familiares próximos. Al día siguiente, como les estaba prohibido trabajar, comían de lo que les sobraba la noche anterior. Así se ha hecho siempre. Esta fiesta servía para reunir a los familiares periódicamente y trasmitir la tradición judaica.

Respecto a sus costumbres religiosas viajaban a Jerusalén tres veces al año con motivo de las fiestas de Pascua, Pentecostés y Tabernáculos, y permanecían una semana allí. Rezaban mañana y tarde largas oraciones. Las más fervorosas ayunaban a pan y agua dos veces a la semana, los días 2º y 5º. También lo hacían los fariseos, como dice el evangelio, pero estos solo lo hacían para que se les viese, no actuaban con sinceridad. Jesús les atacó mucho por este motivo.

Otras costumbres que tenían las mujeres es que podían estar un tanto obsesionadas con cualquier cosa que rompiese la pureza legal. Por ejemplo tenían que hacer abluciones antes de comer (lavarse las manos). No podían tocar sangre humana, comercarne de cerdo, la carne debía de ser exangüe…

Eran las encargadas de lavar a conciencia a sus difuntos, además de cortarles las uñas y de afeitarles el pelo. Se explica por qué la Virgen María estaría dentro del sepulcro arreglando la cabeza martirizada de su Hijo. Las demás mujeres que la acompañaban, Salomé, María de Cleofás y María Magdalena quedaron fuera simplemente porque no cabían dentro del sepulcro.

El trabajo manual era prácticamente obligatorio. No podían estar ociosas en sus casas, tenían que hacer trabajos de hilandería o de costura. El fruto de su trabajo era para el marido.

Lo más apropiado para una mujer era permanecer en casa. Por esto estaba muy mal visto que una mujer judía estuviese sola en la calle. Si salía de casa, debía cubrirse la cabeza con un velo.

Una mujer en casa debía madrugar para preparar en el fuego el pan cada día para que su esposo lo encontrase listo y caliente para comer cuando éste se levantaba. Tenía que ir a la fuente del pueblo a por agua en un cántaro. Debía dar de comer a las bestias que tuviese. Era la responsable de todo lo concerniente al hogar, la comida, el huerto del jardín, comprar en el mercado, la educación de los hijos. Tenían una hospitalidad proverbial, por fraternidad, con sus hermanos judíos y por cuestiones religiosas.

Escrito por Carlos Llorente.

 

Hallazgo de la conquista de Canaan

La estatua -de un faraón- fue destruida en el mismo tiempo y lugar de la destrucción de la ciudad de Jasor por las tropas judías según Josué 11:10-11.

Los arqueólogos han determinado que una estatua de 4.300 años de antigüedad, de un faraón egipcio, apoya la autenticidad de uno de los pasajes del relato bíblico de la conquista de Canaán. La escultura -hallada en Jasor, al norte de Israel y reconstruida en 1995- sería una evidencia de la batalla del pueblo judío contra Jabín, rey de Canaán.

Dimitri Laboury, de la Fundación Nacional de Investigación Científica de Bélgica, señala la ubicación del hallazgo arqueológico como el lugar donde se llevaron a cabo los hechos descritos en el pasaje del libro de Josué en el capítulo 11, versículos 10 y 11, donde se describe la destrucción de la ciudad de Jasor a manos de las tropas israelíes lideradas por el propio Josué. El egiptólogo indica que no sólo coincide el lugar, sino que además la estatua fue destruida hace unos 3.300 años, aproximadamente en el mismo periodo de tiempo en que habrían ocurrido los mencionados sucesos bíblicos relatados en el libro de Josué.

“Las grietas indican que la nariz se había roto y que la cabeza se separó del resto de la escultura antes de ser destrozada”, indicó Laboury, coautor de este reciente estudio arqueológico sobre la cabeza encontrada de un faraón egipcio sin identificar. “Curiosamente, ninguna otra parte de la estatua original fue recuperada en el sitio”, agregó, según reporta Live Science.

Los restos fueron encontrados en el mismo complejo arqueológico donde fueron halladas otras estatuas egipcias, incluyendo una encontrada en 2013 que tenía las garras de una esfinge.

Un Sacerdote en Tierra Santa

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