A mediados del siglo II, san Justino, que era natural de Palestina, se hacía eco de los recuerdos que se transmitieron de padres a hijos los habitantes de la aldea sobre la gruta, usada como establo, en que había nacido Jesús (Cfr. San Justino, Diálogo con Trifón, 78, 5).
Algo análogo pudo suceder en Belén, ya que el lugar donde nació Jesús fue convertido en un bosque sagrado en honor del dios Adonis. San Cirilo de Jerusalén vio los terrenos donde se encontraba la gruta cubiertos de árboles (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis, 12, 20: «Hasta hace pocos años se trataba de un lugar poblado de bosque»), y san Jerónimo también se refiere al fallido intento de paganizar esta memoria cristiana con palabras no exentas de cierta ironía: «Belén, que es ahora nuestra, el lugar más augusto del orbe, aquel del que dijo el salmista: de la tierra ha germinado la Verdad (Sal 84, 12), estuvo bajo la sombra de un bosque de Thamuz, es decir, de Adonis, y en la cueva donde antaño dio Cristo sus primeros vagidos se lloraba al querido de Venus» (San Jerónimo,Cartas, 58, 3).
a) Poner el nacimiento y explicarlo a los niños, y rezar allí reviviendo la escena
b) Ir a la Misa del Gallo, o cuidar especialmente la Misa de ese día. Preparándose bien con una buena confesión
Por contraste a ese marco histórico, La Natividad (2006), de Catherine Hardwicke, sitúa el empadronamiento en una supuesta intriga del rey Herodes para acabar con el Mesías esperado. Hardwicke atribuye a este personaje un mayor protagonismo en las escenas del Nacimiento de Cristo que el escuetamente señalado en los Evangelios.
Herodes, temeroso de que alguien pueda arrebatarle el poder y obsesionado con la profecía de un nuevo Rey de Israel, aprovecha el censo de Cesar Augusto para obligar a los judíos a volver a su ciudad de origen: así podrá localizar a ese Mesías liberador, pues la profecía indica que surgirá de la estirpe de David.
Si es verdad que existe, deberá acudir necesariamente a Belén. Junto al tirano vemos a su hijo Herodes Antipas, que treinta años después tomará la mujer de su hermano, Herodías, encerrará y decapitará a S. Juan Bautista, y gobernará Judea durante toda la vida pública del Señor.
En la escena siguiente, el anuncio del censo por parte de los soldados siembra la inquietud en la pequeña aldea de Nazaret. José, con su esposa embarazada de ocho meses, recibe aquella noticia con especial preocupación.
Finalmente, la película Jesús (1979), codirigida por Peter Sykes y John Krisch, hace del empadronamiento el punto de arranque de una historia continuada y fluida, recorrida a ritmo vertiginoso, que abarca todos los acontecimientos de la infancia de Jesús: anuncio del censo, la llegada a Belén, la falta de sitio en la posada y el cobijo en la gruta; después, el anuncio a los pastores, el nacimiento del Niño y la adoración de aquellos en el portal; y finalmente, la presentación en el Templo, la circuncisión y el cántico profético de Simeón.
Todo en 2’30”. Una secuencia que, por su fuerte concatenación, pide ser expuesta en su totalidad, y en la que apreciamos, sobre todo, su carácter didáctico –el narrador explica todos los sucesos, son una clara intencionalidad catequética- y la acertada ambientación costumbrista de las construcciones y vestimentas de la época. El doblaje es latino.
Fuente: Alfonso Méndiz, Jesucristo en el cine
En El Evangelio según San Mateo (1964), Pier Paolo Pasolini refleja esa angustia fiel a su estilo: en toda la primera parte del filme no se oyen palabras humanas (sólo las que provienen de almas limpias: las del Ángel o las de los niños) y todo en ese fragmento es dicho con los gestos y los silencios.
La inocencia de María que anuncia Gabriel se simboliza en la propia inocencia del Arcángel: su figura recuerda la de una adolescente, y su aparición se produce justamente donde antes jugaban los niños. Al regresar, José recuerda unas palabras de Isaías (“He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo”) que S. Mateo recoge en su libro. Y es que Pasolini –de ahí el título del filme- quiso seguir al pie de la letra el relato de ese primer Evangelio.
En Jesús de Nazaret (1977), Zeffirelli refleja el sueño inquieto de José: tiene una pesadilla en la que ve a su esposa María acosada por el pueblo de Nazaret. Quieren lapidarla, y recogen piedras con gesto amenazante. Aquí el director italiano establece un claro paralelismo con la escena de la mujer adúltera: así como el Señor no se quedó al margen, sino que actuó para salvar a aquella mujer pecadora, José comprende en ese sueño que debe actuar, que no puede limitarse a repudiarla. Cuando despierta por la voz del Ángel (Zeffirelli rehusó mostrar seres sobrenaturales en el filme) escuha la confirmación de que esa es justamente la voluntad de Dios.
Una solución parecida a ésta será la que emplee Catherine Hardwicke en La Natividad (2006). Sin percibirlo con claridad, el espectador se ve metido en el sueño de José: los habitantes de Nazaret quieren lapidar a María, y el angustiado carpintero –los acontecimientos le hacen sentirse traicionado- experimenta un fuerte deseo de venganza. Entonces comprendemos que no estamos en la realidad, que eso sólo puede ser un sueño: José nunca podría desear algo así. En medio de la pesadilla aparece la figura de Gabriel, que hemos visto antes en la Anunciación, y su voz le aclara todo lo sucedido. La escena termina con un pasaje que suele omitirse en los demás filmes: la conversación consoladora entre José y María, que sigue inmediatamente a este tormentoso episodio, y que torna la amargura en infinita felicidad
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Herodium. מצילומי יהודית גרעין-כל |
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A comienzos del siglo I Belén era, pues, poco más de cuatro casas rodeadas por una muralla que estaría mal conservada, o incluso desmoronada en gran parte, ya que había sido edificada casi mil años antes.
Sus habitantes vivían de la agricultura y la ganadería. Tenía buenos campos de cereales. Además, en las regiones limítrofes con el desierto, pastaban rebaños de ovejas.
Francisco Varo
¿Pero Jesús nació verdaderamente el 25 de diciembre? Una respuesta afirmativa es aquella a la que se puede llegar a través de los estudios del profesor Shemarjahu Talmon, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El docente partió del pasaje del Evangelio de San Lucas (1, 5-13) en el que se cuenta que en la época en la que Herodes era rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías, marido de Isabel.
Lucas dice que “mientras Zacarías oficiaba ante el Señor, en el turno de su clase, según la usanza del servicio sacerdotal, le tocóa suertes entrar en el templo para hacer la ofrenda del incienso” y en ese momento se le apareció un ángel que le predijo el nacimiento de un hijo, que habría de llamar Juan (el Bautista).
Se sabe que, en el antiguo Israel, los que pertenecían a la casta sacerdotal se dividían en 24 clases, que se organizaban en un orden inmutable y que debían prestar servicio litúrgico en el templo durante una semana, de sábado a sábado, dos veces al año. La clase de Zacarías, la de Abías, era la octava en el orden oficial.
Con la ayuda del calendario de la comunidad esenia de Qumrân, el profesor Talmon reconstruyó los turnos, el segundo de los cuales caía en septiembre. Las antiguas Iglesias de Oriente celebran, de hecho, la concepción de Juan entre el 23 y el 25 de septiembre.
El evangelista Lucas dice que la anunciación del ángel Gabriel a María sucedió seis meses después de la concepción de Juan (Lc, 1, 26). Las liturgias orientales y occidentales concuerdan en la identificación de esta fecha con el 31 del mes de Adar, que corresponde a nuestro 25 de marzo, fecha en la que la Iglesia celebra el anuncio del ángel y la concepción de Jesús. La fecha del nacimiento, por tanto, debería ser colocada 9 meses después, es decir el 25 de diciembre.
Los estudios del profesor Talmon, sin embargo, no han callado las voces que apoyan la falta de fundamento de esta fecha, considerada contraria al relato evangélico de Lucas, ya que este habla de pastores que pasan la noche al raso, evocando un contexto más primaveral que invernal.
Con respecto a esto, se evocan las normas de pureza típicas del judaísmo, recordando antiguos tratados en los que los rebaños se diferenciaban en tres tipos: los compuestos sólo de ovejas de lana blanca, consideradas puras y que después de pastar volvían a entrar en el redil en el centro de las poblaciones; las compuestas por ovejas de lana en parte blanca y en parte negra, que por la tarde entraban en rediles dispuestos a las afueras de las poblaciones; y las ovejas de lana negra, consideradas impuras, que no podían entrar ni en las ciudades ni en los rediles, debiendo permanecer a la intemperie con sus pastores en cualquier periodo del año. El Evangelio, recuerda, además, que los pastores hacían turnos de guardia, lo que indicaría una noche larga y fría, apropiado al contexto invernal.
Es la noche la que acoge la Misa más tradicional de Navidad, la de medianoche, que recuerda cómo el papa de Roma solía celebrar tres Eucaristías en esa festividad, la primera de las cuales comenzaba alrededor de la medianoche y se celebraba en la Basílica de Santa María la Mayor, donde según la tradición, se encuentran las reliquias del pesebre en el que fue depositado el Niño Jesús. El Pontífice celebraba, además, la misa para la comunidad griega de Roma en la iglesia de Santa Anastasia, quizás en recuerdo de la anastasis, la resurrección; era la celebración que hoy en el Misal figura como la Misa de la Aurora. La tercera misa era, finalmente, la que nosotros llamamos “diurna” que el Papa celebraba en San Pedro, que se encontraba fuera de las murallas romanas, para quien vivía a las afueras, esencialmente la población rural.
Una vez nacido el Niño, la Sagrada Familia permaneció todavía algún tiempo en Belén, donde tuvo lugar la circuncisión (Lc 2,21). Y, transcurrido el tiempo establecido por la ley mosaica, la Virgen y san José, con el Niño, subieron a Jerusalén para cumplir los ritos de la purificación (Lc 2,22). Por otro lado, los Magos visitaron al Niño Jesús “en la casa” (Mt 2,11).
Por tanto, que la Sagrada Familia vivió un tiempo en Belén tras el nacimiento de Jesús es un hecho atestiguado por el Evangelio; y que estuviera alojada en una casa de la ciudad es muy verosímil. No existe ninguna dificultad en este cambio de la gruta por una casa: san José procedía de Belén y probablemente tenía allí parientes o amigos que, conocedores de su pobreza, fueron generosos con él y lo ayudaron.
En la Edad Media se trató de localizar este recuerdo de san José en Belén. La búsqueda se desarrolló siempre en la parte este de la población, entre la Gruta de la Leche y el Campo de los Pastores, probablemente siguiendo una antigua tradición local. La fijación de la memoria tendrá lugar a mediados del siglo XIV, según el testimonio de dos peregrinos florentinos (Jorge Gucci y Leonardo Frescobaldi). A partir de entonces, la localización quedó determinada para siempre.
La moderna capilla (1890) se levanta sobre roca firme y sobre otras construcciones precedentes recordadas por muchos peregrinos. Todavía hoy se puede ver, a los pies del ábside, una parte de la roca; tras el altar se observa también una peña que tal vez formaba parte del antiguo altar. La “Casa de san José” queda así recordada con esta capilla gracias al legado de Ernestina Audebert. El 20 de marzo de 1893 la iglesia fue bendecida solemnemente por el Padre Custodio de Tierra Santa, fray Santiago Ghezzi.
Un Sacerdote en Tierra Santa
El pontífice argentino ha hablado en varias ocasiones la devoción que siente por la imagen que se dibujó sobre la tilma de Juan Diego en 1531.
"La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas”.
No sorprende, por tanto, que por tercer año consecutivo el Papa celebra esta fiesta en la basílica de San Pedro.
Cuando visitó México a principios de año quiso que su primera misa fuera en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Le llevó un una corona dorada donde se podía leer "Mater mea-Spes mea”, que quiere decir "Madre mía, esperanza mía”.
Allí fue donde dijo que María es madre de todos, especialmente de los que sufren o sienten que no valen nada.
"Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten que no valían nada”.
El Papa explicó que la Virgen María es madre en la que los hombres pueden buscar consuelo. Se ofrece como embajadora ante Dios para interceder por ellos.
Francisco rezó ante la imagen de la Virgen de Guadalupe durante 25 minutos en silencio. En el avión de regreso a Roma reveló a los periodistas por qué intenciones rezó.
"He pedido por el mundo, por la paz... Muchas cosas. La pobrecilla ha acabado con la cabeza cansada. Le he pedido perdón. He pedido que la Iglesia crezca sana, por el pueblo mexicano. Otra cosa. He pedido que los sacerdotes sean verdaderos sacerdotes, las monjas verdaderas monjas, los obispos, verdaderos obispos, como quiere el Señor. He pedido mucho. Pero las cosas que un hijo dice a su madre son secretas, ¿no? ”.
El 12 de diciembre, en la Misa que celebrará en San Pedro, seguramente repetirá a la Virgen las mismas oraciones.
Cuenta el libro del Génesis que Yahvé hizo caer una tempestad de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorracomo castigo por las perversiones de sus habitantes. Tras la ira divina, estas dos ciudades a orillas del Mar Muerto quedaron reducidas a sus cimientos. La terrible historia bíblica sirve para aleccionar a los pecadores, pero puede tener una base científica. Hace algunos años, investigadores de la Universidad de Bristol señalaban que la colosal catástrofe pudo suceder realmente por culpa del impacto de un meteorito, lo que además casa muy bien con un escarmiento llegado del cielo. Les puso tras la pista la lectura de una tablilla de arcilla escrita con caracteres cuneiformes que se exhibe en una de las salas del Museo Británico.
El arqueólogo Phillip Silvia, de la Trinity Southwest University, una institución cristiana en Albuquerque, Nuevo México (EE.UU.) ha llegado a una conclusión parecida. Según ha explicado recientemente en la reunión anual de las Escuelas Americanas de Investigación Oriental, su equipo ha descubierto evidencias de la destrucción causada por la explosión de un meteoro en la antigua ciudad de Tall el-Hammam, donde algunos sitúan la bíblica de Sodoma, hace unos 3.700 años. El impacto fue tan brutal que las paredes de adobe de casi todas las estructuras desaparecieron repentinamente, dejando solo cimientos de piedra.
Según explica ScienceNews, la datación por radiocarbono y el estudio de unos minerales desenterrados que cristalizaron instantáneamente a altas temperaturas, indican que una explosión en la atmósfera destruyó instántaneamente la civilización en una llanura circular de 25 kilómetros de diámetro en el Ghor Medio, lo que ahora es Jordania. Ciudades y asentamientos agrícolas quedaron completamente destrozados, hasta el punto de que la población no pudo regresar a la región hasta 600 a 700 años después.
Las excavaciones en cinco grandes sitios de Ghor Medio indican que todos fueron ocupados continuamente durante al menos 2.500 años hasta que se produjo un colapso colectivo repentino hacia el final de la Edad de Bronce. Los estudios del terreno han localizado 120 asentamientos más pequeños en la región que los investigadores sospechan que también estuvieron expuestos a calor y vientos extremos. Estiman que entre 40.000 y 65.000 personas habitaban la zona cuando cayó el meteorito.
Además del derrumbe repentino de las paredes, las capas exteriores de muchas piezas de cerámica del mismo período muestran signos de haberse fundido en vidrio, según ScienceNews. Silvia dijo que los cristales de circón en esas capas vítreas se formaron en un segundo a temperaturas extremadamente altas, tal vez tan calientes como la superficie del sol. Ese día, en Tall el-Hammam llovieron pequeños granos minerales esféricos que han podido ser identificados en los yacimientos.
Los investigadores creen que lo sucedido a orillas del Mar Muerto puede ser comparable a la famosa explosión de un meteorito en Tunguska, una región siberiana escasamente poblada, en 1908, que derribó árboles en 2.000 kilómetros cuadrados de bosque. En 2013, la explosión de un meteoro hirió a 1.600 personas en Chelyabinsk, Rusia, principalmente debido a la ruptura de los cristales de las ventanas.