¿Qué dicen acerca de Belén los primeros cristianos?

También los discípulos del Señor y los primeros cristianos fueron muy conscientes desde el principio de la importancia que había adquirido Belén.

A mediados del siglo II, san Justino, que era natural de Palestina, se hacía eco de los recuerdos que se transmitieron de padres a hijos los habitantes de la aldea sobre la gruta, usada como establo, en que había nacido Jesús (Cfr. San Justino, Diálogo con Trifón, 78, 5).

En los primeros decenios del siglo siguiente, Orígenes atestigua que el lugar donde nació el Señor era perfectamente conocido en la localidad, incluso entre quienes no eran cristianos: «En armonía con lo que en los evangelios se cuenta, en Belén se muestra la cueva en que nació [Jesús] y, dentro de la cueva, el pesebre en que fue reclinado envuelto en pañales. Y lo que en aquellos lugares se muestra es famoso aun entre gentes ajenas a la fe; en esta cueva, se dice, nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos” (Orígenes, Contra Celso, 1, 51).
En tiempos del emperador Adriano, las autoridades del Imperio edificaron templos paganos en varios enclaves –por ejemplo, el Santo Sepulcro y el Calvario– venerados por los primeros cristianos, con el propósito de borrar los vestigios del paso de Cristo por la tierra: «Desde los tiempos de Adriano hasta el imperio de Constantino, por espacio de unos ciento ochenta años, en el lugar de la resurrección se daba culto a una estatua de Júpiter, y en la peña de la cruz a una imagen de Venus de mármol, puesta allí por los gentiles. Sin duda se imaginaban los autores de la persecución que, si contaminaban los lugares sagrados por medio de los ídolos, nos iban a quitar la fe en la resurrección y en la cruz” (San Jerónimo, Cartas, 58, 3).

Algo análogo pudo suceder en Belén, ya que el lugar donde nació Jesús fue convertido en un bosque sagrado en honor del dios Adonis. San Cirilo de Jerusalén vio los terrenos donde se encontraba la gruta cubiertos de árboles (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis, 12, 20: «Hasta hace pocos años se trataba de un lugar poblado de bosque»), y san Jerónimo también se refiere al fallido intento de paganizar esta memoria cristiana con palabras no exentas de cierta ironía: «Belén, que es ahora nuestra, el lugar más augusto del orbe, aquel del que dijo el salmista: de la tierra ha germinado la Verdad (Sal 84, 12), estuvo bajo la sombra de un bosque de Thamuz, es decir, de Adonis, y en la cueva donde antaño dio Cristo sus primeros vagidos se lloraba al querido de Venus» (San Jerónimo,Cartas, 58, 3).

 

Es fiesta de optimismo, de luz, de reconciliación, de alegría y de paz

El niño débil e indefenso de Belén, es Dios. No nació para buscar conflictos con el poder romano ni con la tiranía de quienes se creían intérpretes infalibles de la Ley, pero no se achantó ante el error, la fuerza del mal ni la injusticia. Traía la verdad, el bien, la luz y la paz que el mundo necesita.

Él vino a liberar a todos los hombres y mujeres de las tiranías que lleva consigo el pecado. Ofreció su vida también por sus perseguidores y por quienes lo odiaban, para que también ellos pudieran alcanzar la salvación. Para que pudieran tener una vida feliz y perdurable.
Por eso hoy la Navidad es fiesta de amor y libertad, de hablar con soltura y confianza de las cosas buenas que bullen en el corazón, sin acobardarse ante ambientes adversos. Un buen momento para reconocer qué buena y qué gozosa es la realidad del matrimonio y de la familia, qué hermosa la sonrisa de un niño, qué tierna la mirada afectuosa del abuelo enfermo que apenas balbucea.
Una oportunidad para contemplar a la sociedad en que vivimos con realismo y alegría: aunque no falten dificultades es mucho lo que se puede hacer para construir, con el esfuerzo de todos, un mundo en el que valga la pena vivir.
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La Navidad trae una invitación a todos los hombres de buena voluntad para que recapacitemos, para que, respetando las diferencias, opiniones y modos de ser de cada uno, busquemos decididamente lo importante: el auténtico bien de todo ser humano, por encima de egoísmos personales.
Es fiesta de optimismo, de luz, de reconciliación, de alegría y de paz. Y ese optimismo, alegría y paz serán reales si dejamos que Jesús nazca en nuestros corazones, que los ilumine. Algunos consejos:

a) Poner el nacimiento y explicarlo a los niños, y rezar allí reviviendo la escena

b) Ir a la Misa del Gallo, o cuidar especialmente la Misa de ese día. Preparándose bien con una buena confesión

c) Dar algo de lo nuestro a los necesitados, especialmente de nuestro tiempo y afecto a la familia y a quienes tenemos cerca.
Diálogos para comprender

El censo de César Augusto

Las tres mejores secuencias del Cine sobre el empadronamiento del César Augusto, que obligó a María y José a viajar hasta Belén

La película Ben Hur (William Wyler, 1959) arranca justamente con la secuencia del empadronamiento. Toda la primera parte –casi 20 minutos– está dedicada al Nacimiento de Jesús (no en vano, tiene por subtítulo: “A tale of Christ”) y recorre con cierta parsimonia los episodios que preceden a Belén. El primero de todos, como punto de partida para toda su historia novelada, es el empadronamiento de César Augusto.
Aún sobre los títulos de crédito, una voz nos sitúa en el marco histórico-político de aquel censo, que avivó en el pueblo judío los anhelos de liberación. Judea, que llevaba un siglo bajo el yugo romano y vivía a la espera de un nuevo Mesías, experimentó con este suceso una repentina añoranza de su antiguo esplendor: la gran Jerusalén, la Torre Antonia... tantos y tantos lugares que evocaban su pasado.
 

 

Por contraste a ese marco histórico, La Natividad (2006), de Catherine Hardwicke, sitúa el empadronamiento en una supuesta intriga del rey Herodes para acabar con el Mesías esperado. Hardwicke atribuye a este personaje un mayor protagonismo en las escenas del Nacimiento de Cristo que el escuetamente señalado en los Evangelios.

Herodes, temeroso de que alguien pueda arrebatarle el poder y obsesionado con la profecía de un nuevo Rey de Israel, aprovecha el censo de Cesar Augusto para obligar a los judíos a volver a su ciudad de origen: así podrá localizar a ese Mesías liberador, pues la profecía indica que surgirá de la estirpe de David.

Si es verdad que existe, deberá acudir necesariamente a Belén. Junto al tirano vemos a su hijo Herodes Antipas, que treinta años después tomará la mujer de su hermano, Herodías, encerrará y decapitará a S. Juan Bautista, y gobernará Judea durante toda la vida pública del Señor.

En la escena siguiente, el anuncio del censo por parte de los soldados siembra la inquietud en la pequeña aldea de Nazaret. José, con su esposa embarazada de ocho meses, recibe aquella noticia con especial preocupación.

 

 

Finalmente, la película Jesús (1979), codirigida por Peter Sykes y John Krisch, hace del empadronamiento el punto de arranque de una historia continuada y fluida, recorrida a ritmo vertiginoso, que abarca todos los acontecimientos de la infancia de Jesús: anuncio del censo, la llegada a Belén, la falta de sitio en la posada y el cobijo en la gruta; después, el anuncio a los pastores, el nacimiento del Niño y la adoración de aquellos en el portal; y finalmente, la presentación en el Templo, la circuncisión y el cántico profético de Simeón.

Todo en 2’30”. Una secuencia que, por su fuerte concatenación, pide ser expuesta en su totalidad, y en la que apreciamos, sobre todo, su carácter didáctico –el narrador explica todos los sucesos, son una clara intencionalidad catequética- y la acertada ambientación costumbrista de las construcciones y vestimentas de la época. El doblaje es latino.

 

 

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Fuente: Alfonso Méndiz, Jesucristo en el cine

 

Un magnífico conjunto de monumentos sepulcrales del cristianismo primitivo: la antigua necrópolis húngara de Pécs

Los romanos dejaron una marca indeleble en las sociedades que conquistaron. En muchas de sus antiguas provincias hay espléndidos restos de la civilización y la cultura romanas, lo que incluye monumentos del cristianismo primitivo.

Uno de los más notables de Europa es la antigua necrópolis cristiana de Pécs, Hungría. Aquí los visitantes pueden de hecho vislumbrar el pasado y sorprenderse ante la brillantez arquitectónica y artística de una antigua comunidad del cristianismo primitivo.

Un deleite para la vista: la antigua necrópolis cristiana de Pécs

La necrópolis es un complejo integrado por antiguos enterramientos y lugares de culto del cristianismo primitivo. Tiene una gran variedad de estructuras de enterramiento; entre ellas hay tumbas de ladrillo, estructuras funerarias de piedra, sarcófagos y criptas. También hay varias capillas y un mausoleo. El cementerio es un complejo extenso y se calcula que alberga unos 500 enterramientos. Esta necrópolis está compuesta de dos niveles, ambos bajo tierra.

Portada - Mausoleo cristiano primitivo en la necrópolis de Pécs. Fuente: (Mehlich, J/CC BY 3.0)

El primer nivel del complejo, reforzado por contrafuertes, es un mausoleo que era utilizado como capilla conmemorativa. En el pasado el edificio estaba cubierto por arcadas, y hay un magnífico ejemplo de un sarcófago de mármol del siglo III en su pared sur. En la iglesia, unas escaleras bajan hasta la zona de enterramiento y la necrópolis propiamente dicha. Existen otras capillas en el lugar que también albergan tumbas y criptas por debajo de ellas.
Hay muchos interesantes monumentos funerarios en la necrópolis. Entre ellos está la conocida como Tumba de la Jarra, llamada así por las imágenes de una jarra y una copa grabadas en uno de sus lados, en una clara referencia al sacramento de la Comunión. Hay otros ataúdes y sarcófagos de piedra decorados con numerosas imágenes, patrones geométricos e incluso figuras de ángeles en la zona de enterramientos.
Una de las más magníficas estructuras del complejo es la gran tumba, casi una sala, conocida como Tumba de Pedro y Pablo. Es importante recordar que algunas de las tumbas no eran simplemente lugares de entierro, sino también capillas conmemorativas donde los familiares de los difuntos se reunían para rezar por el alma de sus seres queridos.
La necrópolis alberga numerosos bellos ejemplos de arte cristiano-romano primitivo. Todavía pueden verse los restos de pinturas murales y frescos en los muros de tumbas y capillas, ilustrando escenas bíblicas diversas como Adán y Eva y Daniel en el foso de los leones, así como iconografía cristiana. Se observan patrones geométricos incluso en los murales.
Muchas de las pinturas se encuentran muy deterioradas, pero aún siguen siendo verdaderamente impresionantes. Los estilos artísticos que podemos contemplar en la necrópolis de Pécs son similares a los estilos artísticos romanos más habituales de la época.
Restos de una pintura mural en la antigua necrópolis cristiana de Pécs (Mehlich, J/CC BY 3.0)
Restos de una pintura mural en la antigua necrópolis cristiana de Pécs (Mehlich, J/ CC BY 3.0 )

Pécs era una colonia romana en el siglo II d. C.

Pécs era conocida originalmente como Sopianae y fue fundada como colonia por los romanos en el siglo II d. C. Pronto se convirtió en un floreciente centro provincial. Desde el siglo IV, la creciente comunidad cristiana de Pécs comenzó a construir iglesias y capillas, y al ser lugares sagrados los miembros de la élite querían ser enterrados en ellos.
Este hecho llevó a la práctica de enterrar a los difuntos en estas cámaras subterráneas, lo que con el paso del tiempo condujo al desarrollo de la necrópolis. La escala del cementerio indica que la comunidad cristiana floreció aquí durante muchos siglos.
Parece que, incluso después de la caída del Imperio romano de Occidente y la llegada de los bárbaros germánicos, los cristianos continuaron haciendo uso de la necrópolis y utilizando estilos artísticos romanos para decorar sus tumbas. Sopianae se convirtió así en un importante centro eclesiástico, primero bajo el dominio de los francos y posteriormente dentro del reino de Hungría .
Máscara teatral esculpida en piedra en un sarcófago de la necrópolis de Pécs (Casaba P/CC BY 4.0)
Máscara teatral esculpida en piedra en un sarcófago de la necrópolis de Pécs (Casaba P/ CC BY 4.0 )
La necrópolis ha sido excavada desde el siglo XVIII. A diferencia de muchos otros yacimientos arqueológicos, quienes la excavaron fueron muy cuidadosos y conservaron gran parte de lo que encontraron. Esto permitió a las generaciones posteriores restaurar las capillas y las tumbas, así como devolver los objetos hallados a sus ubicaciones originales.
En la era moderna el lugar ha sido excavado por completo, y se ha logrado conservar sus monumentos. La necrópolis ha sido objeto de varios proyectos de restauración desde la década de 1960. El cementerio cristiano y sus estructuras son ahora un importante monumento histórico designado además como yacimiento arqueológico, mientras que la necrópolis ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Ubicación de la antigua necrópolis cristiana de Pécs

Pécs es una gran ciudad ubicada en el sudoeste de Hungría.  Los dos niveles de la necrópolis se encuentran bajo una plaza pública en el corazón de la ciudad, y a un breve camino de la catedral católica de la ciudad. Hay que pagar entrada para poder ver las capillas y sus pinturas. En los alrededores hay una amplia oferta de alojamiento.

El Ángel resuelve las dudas de José

El pasaje de las dudas de José es uno de los más angustiosos de todo el Evangelio. Un hombre justo, que sabe en su corazón que su mujer es inocente, no puede comprender cómo ella está encinta. Se ve como acorralado, entre las sospechas del pueblo y el silencio sagrado de María. Está literalmente entre la espada y la pared.

 

En El Evangelio según San Mateo (1964), Pier Paolo Pasolini refleja esa angustia fiel a su estilo: en toda la primera parte del filme no se oyen palabras humanas (sólo las que provienen de almas limpias: las del Ángel o las de los niños) y todo en ese fragmento es dicho con los gestos y los silencios.

 

 

La inocencia de María que anuncia Gabriel se simboliza en la propia inocencia del Arcángel: su figura recuerda la de una adolescente, y su aparición se produce justamente donde antes jugaban los niños. Al regresar, José recuerda unas palabras de Isaías (“He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo”) que S. Mateo recoge en su libro. Y es que Pasolini –de ahí el título del filme- quiso seguir al pie de la letra el relato de ese primer Evangelio.

En Jesús de Nazaret (1977), Zeffirelli refleja el sueño inquieto de José: tiene una pesadilla en la que ve a su esposa María acosada por el pueblo de Nazaret. Quieren lapidarla, y recogen piedras con gesto amenazante. Aquí el director italiano establece un claro paralelismo con la escena de la mujer adúltera: así como el Señor no se quedó al margen, sino que actuó para salvar a aquella mujer pecadora, José comprende en ese sueño que debe actuar, que no puede limitarse a repudiarla. Cuando despierta por la voz del Ángel (Zeffirelli rehusó mostrar seres sobrenaturales en el filme) escuha la confirmación de que esa es justamente la voluntad de Dios.

 

 

Una solución parecida a ésta será la que emplee Catherine Hardwicke en La Natividad (2006). Sin percibirlo con claridad, el espectador se ve metido en el sueño de José: los habitantes de Nazaret quieren lapidar a María, y el angustiado carpintero –los acontecimientos le hacen sentirse traicionado- experimenta un fuerte deseo de venganza. Entonces comprendemos que no estamos en la realidad, que eso sólo puede ser un sueño: José nunca podría desear algo así. En medio de la pesadilla aparece la figura de Gabriel, que hemos visto antes en la Anunciación, y su voz le aclara todo lo sucedido. La escena termina con un pasaje que suele omitirse en los demás filmes: la conversación consoladora entre José y María, que sigue inmediatamente a este tormentoso episodio, y que torna la amargura en infinita felicidad

 

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Belén - donde nació Jesús

Belén era una población pequeña, constituida por un puñado de ca­sas salpicadas en la ladera de una colina, unos ocho kilómetros al sur de Jerusalén.

Al pie de la loma comienza un extenso llano donde se cultiva trigo y ceba­da. Tal vez debido a su riqueza en la producción de cereales la ciudad recibió el nombre de Bet-Léjem, palabra hebrea que sig­nifica «Casa del pan».  Según una vieja tradición, en esos campos había conocido Booz a Rut, la moabita, hacía muchos siglos. Su bisnieto, el rey David, nació en aquella aldea.
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Dice el evangelio de San Lucas que María y José se diri­gieron a Belén, la ciudad de David, para empadronarse, y allí nació Jesús. En el horizonte todavía hoy se divisa la inconfundible silueta del Herodium, un palacio-fortaleza que Herodes había construido no lejos de allí.
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Herodium. מצילומי יהודית גרעין-כל

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A comienzos del siglo I Belén era, pues, poco más de cuatro casas rodeadas por una muralla que estaría mal conservada, o incluso desmoronada en gran parte, ya que había sido edificada casi mil años antes.

Sus habitantes vivían de la agricultura y la ganadería. Tenía buenos campos de cereales. Además, en las regiones limítrofes con el desierto, pastaban rebaños de ovejas.

 
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Francisco Varo

¿Jesús nació realmente el 25 de diciembre? ¿Por qué se eligió esta fecha para la conmemoración del nacimiento de Cristo, y no otra?

Investigaciones realizadas a partir del Evangelio de Lucas demuestran con gran probabilidad que Jesús realmente pudo haber nacido el 25 de diciembre.

¿Pero Jesús nació verdaderamente el 25 de diciembre? Una respuesta afirmativa es aquella a la que se puede llegar a través de los estudios del profesor Shemarjahu Talmon, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El docente partió del pasaje del Evangelio de San Lucas (1, 5-13) en el que se cuenta que en la época en la que Herodes era rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías, marido de Isabel.

Lucas dice que “mientras Zacarías oficiaba ante el Señor, en el turno de su clase, según la usanza del servicio sacerdotal, le tocóa suertes entrar en el templo para hacer la ofrenda del incienso” y en ese momento se le apareció un ángel que le predijo el nacimiento de un hijo, que habría de llamar Juan (el Bautista).

Se sabe que, en el antiguo Israel, los que pertenecían a la casta sacerdotal se dividían en 24 clases, que se organizaban en un orden inmutable y que debían prestar servicio litúrgico en el templo durante una semana, de sábado a sábado, dos veces al año. La clase de Zacarías, la de Abías, era la octava en el orden oficial.

Con la ayuda del calendario de la comunidad esenia de Qumrân, el profesor Talmon reconstruyó los turnos, el segundo de los cuales caía en septiembre. Las antiguas Iglesias de Oriente celebran, de hecho, la concepción de Juan entre el 23 y el 25 de septiembre.

El evangelista Lucas dice que la anunciación del ángel Gabriel a María sucedió seis meses después de la concepción de Juan (Lc, 1, 26). Las liturgias orientales y occidentales concuerdan en la identificación de esta fecha con el 31 del mes de Adar, que corresponde a nuestro 25 de marzo, fecha en la que la Iglesia celebra el anuncio del ángel y la concepción de Jesús. La fecha del nacimiento, por tanto, debería ser colocada 9 meses después, es decir el 25 de diciembre.

Los estudios del profesor Talmon, sin embargo, no han callado las voces que apoyan la falta de fundamento de esta fecha, considerada contraria al relato evangélico de Lucas, ya que este habla de pastores que pasan la noche al raso, evocando un contexto más primaveral que invernal.

Con respecto a esto, se evocan las normas de pureza típicas del judaísmo, recordando antiguos tratados en los que los rebaños se diferenciaban en tres tipos: los compuestos sólo de ovejas de lana blanca, consideradas puras y que después de pastar volvían a entrar en el redil en el centro de las poblaciones; las compuestas por ovejas de lana en parte blanca y en parte negra, que por la tarde entraban en rediles dispuestos a las afueras de las poblaciones; y las ovejas de lana negra, consideradas impuras, que no podían entrar ni en las ciudades ni en los rediles, debiendo permanecer a la intemperie con sus pastores en cualquier periodo del año. El Evangelio, recuerda, además, que los pastores hacían turnos de guardia, lo que indicaría una noche larga y fría, apropiado al contexto invernal.

Es la noche la que acoge la Misa más tradicional de Navidad, la de medianoche, que recuerda cómo el papa de Roma solía celebrar tres Eucaristías en esa festividad, la primera de las cuales comenzaba alrededor de la medianoche y se celebraba en la Basílica de Santa María la Mayor, donde según la tradición, se encuentran las reliquias del pesebre en el que fue depositado el Niño Jesús. El Pontífice celebraba, además, la misa para la comunidad griega de Roma en la iglesia de Santa Anastasia, quizás en recuerdo de la anastasis, la resurrección; era la celebración que hoy en el Misal figura como la Misa de la Aurora. La tercera misa era, finalmente, la que nosotros llamamos “diurna” que el Papa celebraba en San Pedro, que se encontraba fuera de las murallas romanas, para quien vivía a las afueras, esencialmente la población rural.

+ info:  Nació Jesús el 25 de diciembre?

 + info:  El color de las ovejas de Belén

 

 

Una vez nacido el Niño, la Sagrada Familia permaneció todavía algún tiempo en Belén

Continuando a lo largo de la carretera –a ambos lados de la misma se pueden ver diversos cementerios cristianos modernos correspondientes a los diferentes ritos–, tras un pequeño trayecto se llega a una capilla situada en el margen derecho: es la “Casa de san José”

Una vez nacido el Niño, la Sagrada Familia permaneció todavía algún tiempo en Belén, donde tuvo lugar la circuncisión (Lc 2,21). Y, transcurrido el tiempo establecido por la ley mosaica, la Virgen y san José, con el Niño, subieron a Jerusalén para cumplir los ritos de la purificación (Lc 2,22). Por otro lado, los Magos visitaron al Niño Jesús “en la casa” (Mt 2,11).

 

 

Por tanto, que la Sagrada Familia vivió un tiempo en Belén tras el nacimiento de Jesús es un hecho atestiguado por el Evangelio; y que estuviera alojada en una casa de la ciudad es muy verosímil. No existe ninguna dificultad en este cambio de la gruta por una casa: san José procedía de Belén y probablemente tenía allí parientes o amigos que, conocedores de su pobreza, fueron generosos con él y lo ayudaron.

En la Edad Media se trató de localizar este recuerdo de san José en Belén. La búsqueda se desarrolló siempre en la parte este de la población, entre la Gruta de la Leche y el Campo de los Pastores, probablemente siguiendo una antigua tradición local. La fijación de la memoria tendrá lugar a mediados del siglo XIV, según el testimonio de dos peregrinos florentinos (Jorge Gucci y Leonardo Frescobaldi). A partir de entonces, la localización quedó determinada para siempre.

La moderna capilla (1890) se levanta sobre roca firme y sobre otras construcciones precedentes recordadas por muchos peregrinos. Todavía hoy se puede ver, a los pies del ábside, una parte de la roca; tras el altar se observa también una peña que tal vez formaba parte del antiguo altar. La “Casa de san José” queda así recordada con esta capilla gracias al legado de Ernestina Audebert. El 20 de marzo de 1893 la iglesia fue bendecida solemnemente por el Padre Custodio de Tierra Santa, fray Santiago Ghezzi.

Un Sacerdote en Tierra Santa

El 12 de diciembre es la fiesta de la Virgen de Guadalupe, la patrona de América Latina y una de las advocaciones marianas más veneradas, también por el Papa Francisco.

El pontífice argentino ha hablado en varias ocasiones la devoción que siente por la imagen que se dibujó sobre la tilma de Juan Diego en 1531.

 

 

FRANCISCO

"La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas”.

No sorprende, por tanto, que por tercer año consecutivo el Papa celebra esta fiesta en la basílica de San Pedro.

Cuando visitó México a principios de año quiso que su primera misa fuera en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Le llevó un una corona dorada donde se podía leer "Mater mea-Spes mea”, que quiere decir "Madre mía, esperanza mía”.

Allí fue donde dijo que María es madre de todos, especialmente de los que sufren o sienten que no valen nada.

FRANCISCO (14 de febrero, 2016)

"Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten que no valían nada”.

 

El Papa explicó que la Virgen María es madre en la que los hombres pueden buscar consuelo. Se ofrece como embajadora ante Dios para interceder por ellos.

Francisco rezó ante la imagen de la Virgen de Guadalupe durante 25 minutos en silencio. En el avión de regreso a Roma reveló a los periodistas por qué intenciones rezó.

FRANCISCO (18 de febrero, 2016)

"He pedido por el mundo, por la paz... Muchas cosas. La pobrecilla ha acabado con la cabeza cansada. Le he pedido perdón. He pedido que la Iglesia crezca sana, por el pueblo mexicano. Otra cosa. He pedido que los sacerdotes sean verdaderos sacerdotes, las monjas verdaderas monjas, los obispos, verdaderos obispos, como quiere el Señor. He pedido mucho. Pero las cosas que un hijo dice a su madre son secretas, ¿no? ”.

El 12 de diciembre, en la Misa que celebrará en San Pedro, seguramente repetirá a la Virgen las mismas oraciones.

Rome Reports

¿Fue Sodoma destruida por el impacto de un meteorito?

Arqueólogos creen que una explosión en la atmósfera arrasó instantáneamente la civilización en una llanura del Mar Muerto hace 3.700 años

Así fue la posible destrucción de Sodoma por un meteorito
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Cuenta el libro del Génesis que Yahvé hizo caer una tempestad de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorracomo castigo por las perversiones de sus habitantes. Tras la ira divina, estas dos ciudades a orillas del Mar Muerto quedaron reducidas a sus cimientos. La terrible historia bíblica sirve para aleccionar a los pecadores, pero puede tener una base científica. Hace algunos años, investigadores de la Universidad de Bristol señalaban que la colosal catástrofe pudo suceder realmente por culpa del impacto de un meteorito, lo que además casa muy bien con un escarmiento llegado del cielo. Les puso tras la pista la lectura de una tablilla de arcilla escrita con caracteres cuneiformes que se exhibe en una de las salas del Museo Británico.

El arqueólogo Phillip Silvia, de la Trinity Southwest University, una institución cristiana en Albuquerque, Nuevo México (EE.UU.) ha llegado a una conclusión parecida. Según ha explicado recientemente en la reunión anual de las Escuelas Americanas de Investigación Oriental, su equipo ha descubierto evidencias de la destrucción causada por la explosión de un meteoro en la antigua ciudad de Tall el-Hammam, donde algunos sitúan la bíblica de Sodoma, hace unos 3.700 años. El impacto fue tan brutal que las paredes de adobe de casi todas las estructuras desaparecieron repentinamente, dejando solo cimientos de piedra.

Según explica ScienceNews, la datación por radiocarbono y el estudio de unos minerales desenterrados que cristalizaron instantáneamente a altas temperaturas, indican que una explosión en la atmósfera destruyó instántaneamente la civilización en una llanura circular de 25 kilómetros de diámetro en el Ghor Medio, lo que ahora es Jordania. Ciudades y asentamientos agrícolas quedaron completamente destrozados, hasta el punto de que la población no pudo regresar a la región hasta 600 a 700 años después.

Colapso repentino

Las excavaciones en cinco grandes sitios de Ghor Medio indican que todos fueron ocupados continuamente durante al menos 2.500 años hasta que se produjo un colapso colectivo repentino hacia el final de la Edad de Bronce. Los estudios del terreno han localizado 120 asentamientos más pequeños en la región que los investigadores sospechan que también estuvieron expuestos a calor y vientos extremos. Estiman que entre 40.000 y 65.000 personas habitaban la zona cuando cayó el meteorito.

Además del derrumbe repentino de las paredes, las capas exteriores de muchas piezas de cerámica del mismo período muestran signos de haberse fundido en vidrio, según ScienceNews. Silvia dijo que los cristales de circón en esas capas vítreas se formaron en un segundo a temperaturas extremadamente altas, tal vez tan calientes como la superficie del sol. Ese día, en Tall el-Hammam llovieron pequeños granos minerales esféricos que han podido ser identificados en los yacimientos.

Los investigadores creen que lo sucedido a orillas del Mar Muerto puede ser comparable a la famosa explosión de un meteorito en Tunguska, una región siberiana escasamente poblada, en 1908, que derribó árboles en 2.000 kilómetros cuadrados de bosque. En 2013, la explosión de un meteoro hirió a 1.600 personas en Chelyabinsk, Rusia, principalmente debido a la ruptura de los cristales de las ventanas.

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