"Dios es como una enfermera. Cura nuestras heridas con sus manos" Francisco

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El Papa Francisco centró su homilía de Casa Santa Marta en el misterio de Dios. Para Francisco, este misterio sólo se puede entender porque Dios mismo se acerca al ser humano para salvarlo.

"La gracia de Dios siempre vence, porque Él mismo se da, se nos acerca y nos cura"

El Papa Francisco centró su homilía de Casa Santa Marta en el misterio de Dios. Para Francisco, este misterio sólo se puede entender porque Dios mismo se acerca al ser humano para salvarlo.

Papa Francisco

“La imagen que me viene es la de las enfermeras, la de una enfermera en un hospital, que cura las heridas una a una, pero con sus manos. Dios se involucra, se mete en nuestra miseria, se acerca a nuestras llagas y las cura con sus manos, y para tener manos se ha hecho hombre”.

Francisco recordó que Dios no salva a la Humanidad con un decreto o una ley, sino con su propia vida.

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Extracto de la Homilía del Papa

(Fuente: Radio Vaticana)

Contemplar el misterio, esto que Pablo nos dice aquí, de nuestra salvación, de nuestra rendición, sólo se entiende de rodillas en contemplación. No sólo con la inteligencia. cuando la inteligencia trata de explicar un misterio, siempre, siempre, enloquece. Y así sucedió en la Iglesia. La contemplación: inteligencia, corazón, arrodillados, en oración... Todo junto, así se entra en el misterio. Esta es la primera palabra que tal vez les ayudará”.

“A mí, la imagen que me viene a la cabeza es la de las enfermeras, la enfermera en el hospital, que cura las heridas una a una, con sus manos. Dios se involucra, se mete en nuestra miseria, se acerca a nuestra llagas y las cura con sus manos, y para tener manos se ha hecho hombre. Es un trabajo de Jesús, personal. Un hombre trajo el pecado, un hombre viene a corregirlo. Cercanía. Dios no nos salva con un decreto, con una ley; nos salva con ternura, con cariño, no salvo con su vida, por nosotros”.

“En el corazón de esta gente abundaba el pecado. Pero Él anduvo entre ellos con esa sobreabundancia de gracia y de amor. La gracia de Dios siempre vence, porque Él mismo se da, se nos acerca y nos cura. Y es por esto, aunque tal vez a algunos no le guste decirlo, pero aquellos que están más cerca del corazón de Jesús son los más pecadores, porque Él va a buscarlos, y llama a todos: 'Venid, venid'. Y cuando le piden una explicación, dice: 'Pero no tienen necesidad de un médico aquellos que ya están sanos; he venido a curar, a salvar”.

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