Jesús Colina. Director de Aleteia.org y exdirector de Zenit

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Jesús Colina, director de Aleteia.org y exdirector de Zenit, ha concedido una entrevista a Primeros Cristianos en la que habla de su agencia, el mundo de la comunicación y los primeros cristianos.

“Estamos llamados a iluminar el mundo de la comunicación con la Luz del Evangelio”

CRISTIANISMO Y COMUNICACIÓN
Jesús Colina, director de Aleteia.org y exdirector de Zenit, ha concedido una entrevista a www.primeroscristianos.com en la que habla de su agencia, el mundo de la comunicación y los primeros cristianos.

¿Cómo y por qué nació Zenit

Mientras trabajaba en Roma como periodista, hacía colaboraciones para varios medios, y con frecuencia llegaban solicitudes para reproducir contenidos, sobre todo de periódicos de América Latina. Era evidente que en lengua española (y estamos hablando de la mitad de los católicos del mundo) había demanda de información sobre la Iglesia.

Eso, que al comienzo era un sueño, se convirtió en un objetivo asequible cuando Internet empezó a hacerse popular. El gran descubrimiento de Zenit fue que el e-mail podía ser un gran medio para difundir noticias, y se debió a una cuestión de escasez: para enviar mails no hace falta pagar. Luego descubrimos que el mail tiene una capacidad de fidelización casi única, y se convirtió en el modo más eficaz de crecer.

En realidad, habíamos pensado hacerlo sólo en español, pero tras el primer Sínodo de la Iglesia de América hicimos una prueba y vimos que también en inglés había hueco. A partir de ahí, por determinadas circunstancias, cada una casual, comenzamos en francés, en alemán, en portugués, en italiano y, tras el discurso de Benedicto XVI de Ratisbona, en árabe.

¿Qué objetivos tiene ahora Zenit?

En estos años nos hemos planteado crear un portal de “in-formación”, dar contenidos multimedia y de web 2.0. Para no cambiar nuestra identidad de agencia de noticias, hemos preferido acuerdos estratégicos con portales y, por ahora, hemos rechazado lo multimedia. La cuestión de la web 2.0 es complicada, pues se basa en un concepto relativista de la verdad, que no nos interesa. No se puede poner al mismo nivel una encíclica del Papa y lo primero que se le ocurre a un usuario en un foro. Nos desviaríamos de nuestro objetivo de “in-formación”.

Además, más allá de cada noticia, está toda la confusión que hay dentro de nuestra materia. Hay cada vez mayor desinformación, y se crea un círculo vicioso: a más desinformación, más analfabetismo religioso y viceversa. Eso provoca preguntas que pueden bloquear a algunos en su camino de fe (Galileo, Pio XII, las Cruzadas…). Hay que responder a esas preguntas en los medios de comunicación.

En la presentación de Zenit se dice que el nombre de la agencia está inspirado en el signo del Sol, que para los Primeros Cristianos representaba a Cristo. ¿Es Zenit la continuación de la difusión del mensaje evangélico que ellos comenzaron?

La cuestión fundamental para los primeros cristianos fue cómo el Cristo que habían descubierto informaba las diferentes dimensiones de su vida. En ese sentido, la relación entre fe y razón constituyó uno de sus grandes temas.

En el campo de la información, se trata de ver el mundo con los ojos de Cristo, pero manteniendo las categorías profesionales del periodista.  La luz de la fe ilumina estas categorías, del mismo modo que los primeros cristianos, gracias a esa luz de la fe, iluminaron la filosofía grecorromana, dando origen ala civilización occidental.

Éste es un tema impresionante, que no está trabajado en ningún debate público. Así como los primeros cristianos se encontraron con el desafío de iluminar la filosofía grecorromana, la razón, con la luz del Evangelio, nosotros, en la era de la comunicación, estamos llamados a iluminar con esta luz la sociedad de la comunicación.

Los Primeros Cristianos dirigían su mensaje a todo el mundo, con el fin de extender la Iglesia, provocando conversiones en personas ajenas al Cristianismo. ¿Zenit es un producto de consumo interno para los católicos o se dirige a gente de todas las creencias?

Si somos realistas, a veces parece que “evangelizamos la sacristía”. Tenemos un público cautivo: el cristiano comprometido de un nivel intelectual medio-alto, de formación universitaria.

Luego hay un público muy variopinto, al que no sabes cuándo ni cómo llegas, y que a veces sólo quiere información para criticar lo que dice el Papa o la Iglesia, porque es la única voz moral que toma posición sobre los distintos aspectos de la vida humana, de la vida ética, y que además cambia la vida de las personas.

Por último, existe otro público interreligioso. En Internet, en la intimidad de tu pantalla, tienes una libertad única, que suele estar poco controlada. Y está claro que hay jóvenes musulmanes, agnósticos, etc., con inquietudes, y a través de Google caen donde caen. Además están las embajadas, gobiernos, etc., que también necesitan saber qué dice la Santa Sede. De todos modos, tratamos de usar la información como servicio y no como poder; es decir, sembramos y, luego, que pase lo que Dios quiera.

¿Podemos ver algún paralelismo entre lo que está sucediendo hoy en los medios y el ambiente hostil que encontraron los Primeros Cristianos?

La Iglesia es percibida hoy en la sociedad como “liberticida”, como aquélla que mata la libertad, lo cual crea una aprehensión negativa. La Iglesia propone un camino de felicidad, no de amargura: dice a veces que no porque se dirige a un gran “sí”. Pero hoy en día éste “sí” que no se percibe. Sólo llega lo negativo. Los cristianos tenemos un examen de conciencia que hacer, porque no estamos comunicando bien el mensaje.

Hay grupos con un prejuicio negativo de base. En ese sentido, igual que los primeros cristianos vivieron la persecución del imperio romano, nosotros vivimos la persecución de la sociedad de la comunicación, la del ridículo. Hoy en día tenemos desafíos similares que se enfrentaron los primeros cristianos: una sociedad multicultural y multirreligiosa, y una persecución diferente, pero real.

Sin embargo, esta situación puede ayudar a la purificación de la Iglesia: a veces, lo mejor para la humildad es la humillación, y la Iglesia saldrá fortalecida y esplendorosa.

www.primeroscristianos.com

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