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Propone como modelo a un escritor muy apreciado por la Iglesia Ortodoxa "Solamente el amor divino nos hace abrir el corazón a los demás"
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 16 de septiembre de 2009 (ZENIT.org)
El conocimiento y la experiencia mística de Dios no es algo reservado a personas excepcionales, sino que es para todos los bautizados. Así lo afirmó hoy el Papa Benedicto XVI durante la Audiencia General, celebrada en el Aula Pablo VI. El Papa, continuando con sus catequesis sobre grandes escritores cristianos del primer milenio, habló sobre Simeón el Nuevo Teólogo (949--1022), un escritor poco conocido en Occidente pero muy querido por la Iglesia Ortodoxa. Se trata de la cuarta vez que el Papa se refiere a un santo muy apreciado por las Iglesias Orientales, tras sus catequesis sobre san Juan Damasceno, los santos Cirilo y Metodio y Germán de Constantinopla. Uno de los que en los últimos años han escrito sobre él es el arzobispo Hilarion de Volokolamsk, presidente del Departamento para las Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú. De hecho, el sobrenombre de "Teólogo" se lo confirió la Iglesia oriental, que sólo reconoce este título a otros dos santos: san Juan Evangelista y san Gregorio Nacianceno, como recordó el Papa durante su catequesis de hoy. Este santo, explicó el Papa, "concentra su reflexión sobre la presencia del Espíritu Santo en los bautizados y sobre la conciencia que deben tener de esta realidad espiritual". "Simeón el Nuevo Teólogo insiste en el hecho de que el verdadero conocimiento de Dios no viene de los libros, sino de la experiencia espiritual, de la vida espiritual", a través de "un camino de purificación interior, que comienza con la conversión del corazón, gracias a la fuerza de la fe y del amor". "Para Simeón semejante experiencia de la gracia divina no constituye un don excepcional para algunos místicos, sino que es fruto del Bautismo en la existencia de todo fiel seriamente comprometido", subrayó el Papa. Benedicto XVI invitó a todos los bautizados a reflexionar sobre "este santo monje oriental, que nos reclama a todos una atención a la vida espiritual, a la presencia escondida de Dios en nosotros, a la sinceridad de la conciencia y a la purificación, a la conversión del corazón". "Si nos preocupamos justamente por cuidar nuestro crecimiento físico, es aún más importante no abandonar la vida el crecimiento interior, que consiste en el conocimiento de Dios", añadió.
El Papa relató una de las experiencias místicas de Simeón, quien acabó por cerciorarse de que Jesús estaba en él al advertir un amor inmenso hacia los demás, incluso sus enemigos. "Evidentemente no podía venir de él mismo semejante amor, sino que debía brotar de otra fuente. Simeón entendió que procedía de Cristo presente en él y todo se le aclaró: tuvo la prueba segura de que la fuente del amor en él era la presencia de Cristo". "Queridos amigos, esta experiencia es muy importante para nosotros, hoy, para encontrar los criterios que nos indiques si estamos realmente cerca de Dios, si Dios existe y vive en nosotros", explicó el Papa a los presentes. "Solamente el amor divino nos hace abrir el corazón a los demás y nos hace sensibles a sus necesidades, haciéndonos considerar a todos como hermanos y hermanas e invitándonos a responder con amor al odio y con el perdón a la ofensa". Simeón el Nuevo Teólogo (949-1022), nació en Galacia (Asia Menor) y murió en el monasterio de Santa Macrina. Educado para hacer carrera en la corte del emperador, en Constantinopla, sus inquietudes y experiencias místicas le llevaron a ingresar en el monasterio de Studion. Se le considera uno de los más grandes representantes del pensamiento hesicasta, tradición ascética muy fuerte en la Iglesia oriental y ortodoxa, que enlaza con los antiguos Padres del Desierto, especialmente Macario de Egipto y Diádoco de Fótice, y que insisten en la experiencia personal de Dios en la propia vida. |