800 años de la peregrinación de San Francisco de Asís a Tierra Santa y su encuentro con el sultán

¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?

“El año 2019 es especialmente significativo para nosotros, porque hace exactamente 800 años San Francisco vino como peregrino y testigo de la paz a Tierra Santa, permaneciendo aquí hasta 1220, antes de regresar a Italia”: así lo recordó el padre Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, en su mensaje de Año Nuevo.

La agencia Gaudium Press recuerda que un momento significativo de aquella peregrinación fue el encuentro que el santo italiano sostuvo con el sultán de Egipto Malek el Kamel, quien había emitido un decreto contra los cristianos.

El año 1219 era un tiempo difícil, ya que la guerra entre los Cruzados y el Islam estaba ocasionando graves estragos. Por entonces, el sultán había emitido un decreto prometiendo una importante recompensa en oro para aquellos que trajeran la cabeza de un cristiano. A su vez los Cruzados, por entonces guiados por Pelagio Galvani, tenían la intención de conquistar Egipto tomando el puerto de Damieta.

Es en este contexto en el cual San Francisco de Asís realiza su peculiar hazaña de encontrarse con Malek el Kamel, decidiendo predicar el Evangelio en territorio de musulmanes. Cuando el santo decide traspasar las líneas musulmanas, es capturado y pide una audiencia con el sultán.

 

 

San Buenaventura relata en uno de sus escritos el diálogo que sostienen: “‘El sultán le pregunta: ¿por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’ A Francisco se le saltan las lágrimas y responde: ‘Porque el Amor no es amado‘”.

Cuentan que Malek el Kamel quedó muy impresionado con la presencia de San Francisco, ya que no había conocido a un cristiano que fuese pacífico y devoto. Albert Jacquard, en el libro La preocupación por los pobres, señala que el sultán no olvidó la sonrisa de San Francisco, así como su fe sin límite y su dulzura: “Quizás este recuerdo fuera decisivo cuando decidió, diez años más tarde, cuando ninguna fuerza le obligaba, entregar Jerusalén a los cristianos“, dice el autor.

 

Fuente: fundaciontierrasanta.es

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