Secuestros, insultos y persecuciones: la odisea del patrón de los irlandeses contra los druidas
Se pensaba que el día del patrón de los irlandeses comenzó a celebrarse en Estados Unidos en 1737, pero el año pasado se descubrió que la primera fiesta tuvo lugar en 1600, en la entonces ciudad española de San Agustín
Pensábamos que el día de San Patriciocomenzó a celebrarse en Estados Unidos en 1737. En concreto, en Boston, todavía bajo el mandato de España. Y que el primer desfile tuvo lugar en Nueva York en 1762.
Pero el historiador de la Universidad del Sur de Florida en Saint Petersburg (USFSP), Michael Francis, descubrió el año pasado que la primera fiesta en honor al patrón de los irlandeses tuvo lugar a principios del siglo XVII en San Agustín, entonces la capital de la Florida, más de un siglo antes de que se le rindiera tributo en esas otras ciudades.
El hallazgo se produjo buceando en el inventario de gastos de la Real Hacienda depositado en el Archivo General de Indias, en Sevilla. Francis revisaba las listas de desembolsos destinados a municiones y encontró algunas partidas de pólvora destinadas a las fiestas religiosas de la ciudad.
En los gastos de 1600 había una referencia a una fiesta local en honor a San Patricio. Y al año siguiente, en el día 17 de marzo, otra que aludía a una procesión por las calles de San Agustín para celebrar la fiesta del mismo santo. Ni siquiera se había establecido aún su primer poblado británico permanente en el continente americano, que sería Jamestown, en la actual Virginia, en 1607.
Son, por lo tanto, más de cuatro siglos honrando al patrón de los irlandeses el 17 de marzo, con tradiciones que se han extendido a otras muchas partes del mundo. Pero, ¿sabemos realmente quién fue San Patricio? ¿Qué hizo en vida para que aún hoy mucha gente se vista de verde, celebre desfiles, coma sopa de patata e, incluso, beba cerveza teñida del mismo color?
La explicación resumida es que fue un misionero cristiano que ayudó a Irlanda a convertirse al catolicismo en el siglo V, pero si escarbamos en su biografía hay episodios de lo más sorprendentes.
El nombre original de San Patricio es realmente Maewyn Succat. Nació alrededor del año 387 en Bennhaven Taberniae, en la actual Escocia. Era hijo de un oficial romano cristiano que trajo al mundo al futuro patrón de los irlandeses siete años después de que Teodosio el Grande declarara su credo, con el Edicto de Tesalónica, la religión oficial del Estado.
Con la libertad de culto establecida por Constantino más de siete décadas atrás, su infancia no fue muy difícil. La pasó, según aseguran algunos historiadores antiguos, trabajando el campo y aspirando al mundo de las letras. Poco más se sabe de este periodo, que se encuentra entre la realidad y la leyenda, y en el que algunos han llegado a incluir algunos milagros.
El secuestro
Apenas inaugurada la adolescencia, sin embargo, todo se torció para el joven Maewyn. Al cumpli los 16 años, Patricio fue secuestrado por un grupo de piratas escotos y vendido como esclavo. Su casa familiar fue destruida y él llevado a tierras de la actual Irlanda para trabajar como esclavo en el pastoreo de animales. Allí pasó seis años, privado de libertad, aprendiendo el idioma celta y sus costumbres. En «Confesiones», una de las dos únicas obras que se conocen de San Patricio –junto a «Carta a Carotico»–, el protagonista cuenta cómo su «espíritu hervía» y «crecía en la fe» durante el cautiverio, que pasó rezando sin parar para que Dios le dijese qué podía hacer.
Un detalle que se recoge también en «Flos Sanctorum», la colección hagiográfica de las vidas de los santos que Jacobo de Vorágine escribió en el siglo XIII, muy importante en la iconografía del Arte cristiano: «Cien veces al día, y otras tantas de noche –podía leerse en esta obra–, se hincaba de rodillas a hacer oración. Su sustento eran las hierbas del campo y otros manjares groseros, creciendo siempre en espíritu».
Maewyn consiguió finalmente escapar. Según cuenta la leyenda, un sueño le había anunciado que su libertad llegaría pronto y que un barco le estaba esperando en la costa, por lo que huyó y caminó trescientos kilómetros hasta que lo encontró. Los relatos a partir de aquí son de lo más variados. Algunos autores a lo largo de la historia cuentan que regresó a su tierra natal.
Otros que se marchó a Francia, donde fue acogido por el obispo de San Germán y se hizo sacerdote para volcarse en la vida monástica. Algunos cuentan que, incluso, llegó hasta Roma y conoció al Papa Celestino I, que le nombró obispo para que regresara a las tierras de irlanda, las mismas donde había permanecido secuestrado, con el objetivo de difundir la religión católica. «Dios me había conquistado y reinaba en mí», dejó escrito sobre esta decisión tomada con veintipocos años.
«Insultos»
La Irlanda que se encontró San Patricio estaba dividida en numerosos clanes sometidos a la poderosa autoridad de los druidas. Se habla incluso de la posible existencia de facciones rivales dentro de la misma clase druídica, considerados una especie de sacerdotes paganos de aquellos últimos años de la Edad Antigua irlandesa.
Según algunas versiones, el patrón de los irlandeses tenía en su contra a los druidas y reyes. Según contaba en «Confesiones» –que fue escrito para responder a las acusaciones que le hicieron otros obispos por corrupción y por enriquecerse a costa de los conversos–, tuvo que «soportar una gran cantidad de insultos por parte de los incrédulos». «Me hacían continuos reproches y aun desataban persecuciones contra mí», añadía.
Algunas versiones dicen que habría aprovechado esa rivalidad acercándose a una de esas facciones, los filidh, enfrentados a los druidas, para convertirlos en la nueva élite intelectual de la nueva religión. Consiguió bautizarlos para que le ayudaran a continuar su obra mientras él combatía las prácticas mágicas atribuidas a los enemigos de estos.
Parece ser que consiguió conquistar a los irlandeses a base de afecto y respeto hacia su costumbres, predicando con un lenguaje sencillo, ya que no sabían latín, y usando el trébol para explicar lo que era la Santísima Trinidad: el Dios en el que creen los cristianos formado por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esa es la razón de que esta planta se convirtió en el símbolo de Irlanda.
Con la confianza ya ganada y adaptado a las condiciones del lugar, formó después un clero local y varias comunidades cristianas a las que asistió durante las tres siguientes décadas. Se cree que durante este tiempo hizo un viaje a Roma para explicarle al Papa cómo iba su labor evangelizadora en la tierra de los druidas.
Y que pasó temporadas largas en una pequeña isla donde había una cueva a través de la cual se dice que Dios le concedió la gracia de ver el purgatorio y los castigos que allí sufrían las almas penitentes. Una isla que, durante siglos, ha permanecido como lugar de peregrinaje.
Llegó al final de su vida culminado con éxito su labor pastoral: ordenó sacerdotes, nombró obispos, construyó iglesias y abadías e hizo que el número de conversos y sacerdotes cristianos aumentara enormemente. Nunca más abandonó aquellas tierras, en las que murió de viejo un 17 de marzo, día del patrón San Patricio.
Fue enterrado en Saúl (Strangford Lough), en el mismo lugar donde había construido su primera iglesia. El año comúnmente más aceptado es el 461, a los 74 años. Medio siglo después de escapar de su amo, tras aquel sueño que le anunció que su libertad llegaría pronto escapar.
«San Patricio devolvió a los irlandeses el duro trato que había recibido de ellos de una forma digna de un santo: convirtiéndoles al cristianismo. Cuando murió, en el 460, toda Irlanda era ya cristiana», asegura Louis De Wohl en « Fundada sobre roca: Historia breve de la Iglesia», el libro que escribió por un encargo del Papa Pío XII.
Hilario obispo y Taciano diácono, mártires de Aquileia († 284)
Antiguos documentos atestiguan el martirio del obispo Hilario y del diácono Taziano el 16 de marzo de 284. Sus reliquias, guardadas primero en Aquileia, se trasladaron a Grado por temor a los Longobardos. Se les dedicó una iglesia, luego catedral, en la ciudad de Gorizia de la que son patronos.
Martirologio Romano: En Aquilea, en el territorio de Venecia (Italia), santos mártires Hilario, obispo, y Taciano, diácono († c.284).
Breve Biografía
Hilario de Aquilea fue educado desde su infancia en el cristianismo. Renunció al comercio con el mundo para dedicarse al estudio de las Sagradas Escrituras. Fue ordenado diácono y, más tarde, a instancias de sus compatriotas cristianos, fue consagrado obispo. Gobernó con sabiduría y prudencia a su rebaño, él fue quien ordenó diácono a un discípulo suyo, por nombre Taciano, para que le ayudara en su ministerio.
El césar Numeriano promulgó un edicto que obligaba a los cristianos a adorar a los ídolos. Estuvo encargado de su ejecución Beronio, prefecto de la ciudad. A instigación de un tal Monofanto, sacerdote de los ídolos, Hilario y su diácono Taciano fueron los primeros que comparecieron ante el prefecto.
Se les hizo saber que debían obedecer a las órdenes del emperador:
"Desde mi infancia, dijo Hilario a Beronio, he aprendido a sacrificar al Señor, al Dios Vivo, y adoro sin cesar a Jesucristo, su Hijo. Pero a los demonios vanos y ridículos que llamáis dioses y no lo son, no les ofrezco sacrificio alguno".
En vano trató Beronio de dominarlo con amenazas; no surtieron éstas el menor efecto. Sin ningún resultado tampoco, condujo a Hilario ante la estatua de Hércules en su templo suntuoso. El obispo no tuvo más que desprecio y desdén por esos dioses hechos por mano de hombres y que no podían hablar ni caminar.
Entonces, Beronio lo hizo despojar de sus ropas y azotar con varas. Después mandó que lo extendieran en el caballete y que destrozaran sus costados con garfios hasta que aparecieran las entrañas. Hilario no cesaba de cantar himnos al Señor en medio del suplicio. Beronio ordenó que se multiplicaran y variaran los suplicios. Después lo encerró en una prisión para aplicarle más tormentos aún.
Al día siguiente, denunciaron ante el prefecto a Taciano, el diácono del obispo Hilario. Taciano tuvo que comparecer ante Beronio, pero todas las tentativas para hacerle sacrificar a los dioses fueron igualmente infructuosas. Los mismos tormentos aplicados a Hilario, fueron renovados en su persona.
Cuando se reunió con Hilario en la prisión, éste le saludó con alegría y los dos oraban juntamente al Señor para que confundiera a los que adoraban a los ídolos. Una terrible tormenta se desencadenó en la ciudad e infundió espanto a los paganos de Aquilea. Muchos murieron de la sola impresión.
El templo de Hércules se derrumbó hasta los cimientos. Beronio dio orden de decapitar a Hilario y a Taciano, a petición de los sacerdotes de los ídolos. Con ellos fueron inmolados otros cristianos que también habían sido detenidos por el nombre de Cristo.
Todos murieron el 16 de marzo. Al día siguiente, el clero y los fieles consiguieron autorización para recoger sus cuerpos y enterrarlos con honores fuera de los muros de la ciudad.
Patricioempleó unas técnicas muy especiales que le produjeron grandes éxitos en la evangelización. La primera fue: ganarse la simpatía de los jefes. La isla estaba habitada por diversas tribus. Y al jefe de cada tribu se esmeró nuestro santo por ganárselo.
Si el jefe se convertía a nuestra religión, se convertían también muchos de sus súbditos. Si no se convertía pero aceptaba ser amigo, ya se había ganado un gran terreno con eso, y por lo general sus hijas u otros familiares se convertían y ya quedaba el campo abierto para seguir evangelizando.
La hoja de trébol símbolo de Irlanda
Otra de sus técnicas para evangelizar era emplear un lenguaje muy sencillo y un modo de hablar muy proporcionado a las gentes que lo escuchaban. Así por ejemplo, al hablarles de la Santísima Trinidad les presentaba la hoja del trébol, y les decía que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres divinas personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero.
El pueblo, lo que desea es entender, y al misionero Patricio todos le entendían. Por eso lo escuchaban con gusto.
Recorrió la isla durante treinta años enseñando religión, consagrando obispos y sacerdotes y fundando monasterios. Y tuvo la feliz idea de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo el Abad o superior del monasterio más importante de aquel sitio. Así cada obispo era un fervoroso religioso y tenía la ayuda de sus monjes para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que consiguió para el sacerdocio y la vida religiosa fueron muchísimas.
Sus temas favoritos y preferidos al predicar eran las cualidades que Dios tiene (poder, sabiduría, bondad, misericordia, justicia, santidad, etc.) La redención que obró Jesucristo y sus consecuencias. La necesidad que tenemos de convertirnos y de hacer penitencia por nuestros pecados, y lo muy importante que es llenar nuestro día de pequeñas oraciones. Recomendaba muchísimo la señal de la cruz.
Logró reformar las leyes civiles de Irlanda, dejándoles todo lo bueno que tenían (que era mucho) pero añadiéndoles los principios cristianos, en vez de las enseñanzas paganas que antes las afeaban. Así consiguió que en el país toda la legislación fuera hecha de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha contribuido a que esa nación se haya conservado firme en la fe por más de 15 siglos, a pesar de las tantas persecuciones.
Dicen sus biógrafos que Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Un trabajador incansable y en su esfuerzo por extender la religión dicen que solamente se le puede comparar con los doce apóstoles o con los profetas del Antiguo Testamento. Cuando no estaba dedicado a predicar o a enseñar catecismo o a visitar enfermos, se dedicaba a la oración y a la meditación.
Su modo de tratar a la gente era extraordinariamente amable y bondadoso, y tenía una capacidad excepcional para perdonar a los que lo ofendían. Pero con los enemigos de la religión sí era fuerte e inexorable, y no les permitía difundir sus errores por los sitios donde el predicaba. Dicen que esa fortaleza para no permitir a los enemigos del catolicismo que propagaran por allí sus herejías, ha sido una de las razones para que Irlanda se haya conservado tan católica.
San Patricio murió el 17 de Marzo del año 461. Que el nos obtenga de Dios la gracia de ser buenos católicos hasta el último momento de nuestra existencia en la tierra.
Las imágenes de San Patricio lo retratan con una cruz en una mano y un trébol en la otra. Por esta razón El trébol es hoy el símbolo de la fiesta de San Patricio, que cae el 17 de marzo, día de su muerte acaecida en el año 461 en Saúl. Sus restos fueron trasladados y sepultados en la Catedral de Down, que desde entonces se denomina Down Patrick.
La elección de Francisco... Y sus primeras palabras desde San Pedro
El 13 de marzo de 2013 la fumata blanca anunció al mundo que la Iglesia católica tenía un nuevo Papa. Con el tradicional "Habemus Papam” se supo que el elegido era el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, a partir de entonces Francisco. Con unas palabras cercanas y sencillas, el primer Papa latinoamericano de la historia marcó desde el principio el tono de su pontificado.
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Inocencio I, papa († 417)
12 de marzo
Nació en la segunda mitad del siglo IV y parece ser que en Albano, aunque documentalmente no pueda demostrarse con certeza. Fue elegido papa en el año 401, como sucesor de Anastasio I.
Consiguió que se reconociese su autoridad papal en Iliria, región montañosa situada en la región nororiental del Adriático que hoy corresponde a Bosnia y Dalmacia.
Expulsó de la Ciudad Eterna a los perseguidores y detractores de san Juan Crisóstomo, a pesar de la oposición del emperador Arcadio (407). Pero no pudo, a pesar de sus esfuerzos y negociaciones, evitar el saqueo de Roma por Alarico el 24 de agosto del año 410.
A petición de san Agustín, condenó la herejía pelagiana (417).
Con respecto al gobierno que debió ejercer en Hispania, hay que mencionar la carta dirigida a Exuperio, obispo de Tolosa, dándole normas para la reconciliación y admisión a la comunión a los que una vez bautizados se entregaran de modo pertinaz a los placeres de la carne.
De alguna manera, modera la disciplina, en vigor hasta entonces, contemplada en los concilios de Elvira y de Arlés y propiciada por las iglesias africanas; eran normas un tanto rigoristas -extremadamente extrañas para nuestra época-, que negaban la admisión a la comunión de este tipo de pecadores incluso en el momento de la muerte, aunque se les concediera fácilmente la posibilidad de la penitencia.
Reconoce en su escrito que hasta ese momento ´la ley era más duraª, pero que no quiere adoptar la misma aspereza y dureza que el hereje Novaciano. De todos modos no presume de innovaciones, ni se presenta como detentor de un liberalismo laxo; justifica plenamente las normas anteriores, afirmando que esa praxis era la conveniente en aquel tiempo.
En el 416, cuando quiere recordar a los obispos españoles la autoridad indiscutida del obispo de Roma y la obediencia que le deben desde España, escribe una carta en la que afirma que en toda Italia, Francia, Hispania, África y Sicilia sólo se han instituido iglesias por Pedro o por sus discípulos.
Esta carta es empleada como argumento documental muy importante por quienes desautorizan la antiquísima tradición que sostiene la predicación del Apóstol Santiago en España y la conjetura fundada de la visita del apóstol Pablo a este extremo del Imperio.
Interviene también por los años 404-405 para restaurar la paz entre los obispos de Hispania, después de las resoluciones cristológicas antipriscilianistas del concilio de Toledo del año 400; recomienda el reconocimiento de la autoridad y gobierno episcopal de los que fueron ordenados por partidarios de Prisciliano pero que continúan profesando la fe verdadera al aceptar la consubstancialidad del Hijo con el Padre y la unicidad de Persona en Cristo.
Patrono de los objetores de conciencia y de los no-violentos.
San Maximiliano, mártir -12 de marzo †295 , África Septentrional
En Tebeste, en Numidia, san Maximiliano, mártir, que, siendo hijo del veterano Víctor y llamado también al ejército, respondió al procónsul Diono que a un fiel cristiano no le era lícito ser soldado y, tras rehusar el juramento militar, fue ajusticiado a espada.
La «Passio» de san Maximiliano es uno de los más valiosos documentos de una pequeña colección. Es el relato auténtico de un contemporáneo, sin adornos retóricos, del juicio y muerte de uno de los primeros mártires. Se desarrolla como sigue:
Durante el consulado de Tuscus y Anulinus, el 12 de marzo, en Teveste, Numidia [Ahora Tebessa, en Argelia. Se cree que esto sea un error de copia, y que el martirio haya sido en algún lugar cerca de Cartago. Cfr. el penúltimo párrafo], comparecieron ante la corte Fabio Víctor y Maximiliano.
El juez, Pompeyano, abrió el caso con estas palabras: «Fabio Víctor está ante el comisario del César, Valeriano Quintiano. Exijo que Maximiliano, hijo de Víctor, conscripto apropiado para el servicio, sea medido».
El procónsul Dion preguntó al joven por su nombre y él contestó: «¿Qué caso tiene responder? No puedo ser anotado en las listas, puesto que soy cristiano». El procónsul no lo atendió y ordenó que midieran su estatura. Pero el joven insistió: «No puedo servir; no puedo hacer mal a nadie. Soy cristiano».
El procónsul repitió la orden y el ujier informó que Maximiliano medía 1.75 m. Luego el procónsul dijo que se le debería dar el emblema militar, pero Maximiliano persistía: «¡Nunca! No puedo ser soldado».
Dion: Debes servir o morir. Maximiliano: Nunca serviré. Pueden decapitarme, pero no seré un soldado de este mundo, ya que soy un soldado de Cristo. [Fue la insistencia de los primeros cristianos en ser soldados de Cristo lo que dio origen a la palabra «pagano»: «paganus», es decir, «civil». Cf. «Shorfer Oxford Dictionary», edición 1936.]
Dion: ¿De dónde has sacado esas ideas? Maximiliano: De mi conciencia y de Aquél que me ha llamado. Dion (A Fabio Víctor): Corrige a tu hijo. Víctor: Él tiene sus ideas y no cambiará.
Dion (A Maximiliano): Sé un soldado y acepta el emblema del emperador [Un sello de plomo (bulla) que se llevaba alrededor del cuello. Cfr. el actual disco de identidad]. Maximiliano: Nunca. Ya llevo conmigo la marca de Cristo mi Señor. Dion: Te enviaré a tu Cristo inmediatamente.
Maximiliano: No puedo pedir nada mejor. Hazlo pronto, que allá está mi gloria. Dion (Al oficial de reclutas): Dadle el emblema. Maximiliano: No lo aceptaré. Si tú insistes, le quitaré la efigie del emperador. Soy un cristiano y no se me permite portar en el cuello ese emblema, puesto que ya llevo la sagrada señal de Cristo, el Hijo de Dios Vivo a quien tú no conoces, el Cristo que sufrió por nuestra salvación y a quien Dios nos entregó para que muriera por nuestros pecados. Es a Él a quien todos nosotros los cristianos servimos, a Él a quien seguiremos, pues Él es el Señor de la Vida y el Autor de nuestra salvación.
Dion: Únete al servicio y acepta el emblema, o si no, perecerás miserablemente. Maximiliano: No pereceré, mi nombre está ya desde ahora delante de Dios. Me rehúso a servir. Dion: Eres un hombre joven y la profesión de las armas va de acuerdo a tus años. Sé un soldado. Maximiliano: Mi ejército es el de Dios y no puedo pelear por este mundo; como te digo, soy cristiano.
Dion: Hay soldados cristianos al servicio de nuestros soberanos Diocleciano y Maximiano, Constantino y Galerio. Maximiliano: Eso es cosa de ellos. Yo también soy cristiano y no puedo servir. Dion: Pero ¿qué daño pueden hacer los soldados? Maximiliano: Tú lo sabes bien.
Dion: Si no haces tu servicio, te condeno a muerte por desacato al ejército. Maximiliano: No moriré. Si me voy de este mundo, mi alma irá con Cristo mi Señor. Dion: Anoten su nombre... Tu rebeldía te hace rehusar el servicio militar y serás castigado por ello para escarmiento de los demás.
Procedió entonces a leer la sentencia: Dion: Maximiliano ha rehusado el juramento militar por rebeldía. Deberá ser decapitado. Maximiliano: ¡Alabado sea Dios!
Maximiliano tenía veintiún años tres meses y dieciocho días de edad. De camino al sitio de la ejecución, habló a los cristianos: «Amados hermanos, apresúrense a alcanzar la visión de Dios y a merecer una corona como la mía, con todas sus fuerzas y el más profundo anhelo». Estaba radiante.
Después se dirigió a su padre: «La túnica que me tenías preparada para cuando fuera soldado, dásela al líctor. El fruto de esta buena obra será multiplicado cientos de veces. ¡Déjame que te dé la bienvenida en el cielo y glorifique a Dios contigo!»
Al primer golpe lo decapitaron. Una matrona llamada Pompeya obtuvo el cuerpo de Maximiliano y lo llevó en su litera a Cartago, donde lo sepultó cerca del de san Cipriano, no lejos del palacio. Víctor se fue a su casa regocijado, agradeciendo al Señor por permitirle enviar tal regalo al cielo. No tardó mucho en seguir a su hijo. Amén.
El texto de la "Pasión" está en el Acta Sanctorum, marzo, vol. II y Acta Sincera, de Ruinart. Véase Histoire des Persécutions, de Allard, vol. IV; Les Passions des martyrs, de Delehaye, pp. 104-110. En el siglo III, el ejército romano estaba formado principalmente por voluntarios, pero los hijos de los veteranos tenían la obligación de servir.
El rechazo de san Maximiliano a esta obligación ha ocasionado controversias entre ciertos escritores (por ejemplo Paul Allard); los puntos de vista de la Iglesia primitiva sobre el servicio militar se pueden examinar convenientemente (sin que sea necesario aceptar todas sus conclusiones) en la obra del escolástico protestante Dr. C. J. Cadoux, The Early Christian Attitude to War. Cf. san Victricius (agosto 7) y san Martín de Tours (noviembre 11).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston
País que abarca la mayor parte de la antigua Mesopotamia y es un viaje que permite conocer mejor la historia del cristianismo en estas tierras.
Los “nazarenos”, como llamó el Estado Islámico, a los seguidores de Jesús, fueron obligados en 2014 a convertirse, pagar un impuesto o huir. Sin embargo, los cristianos han vivido allí desde los albores del cristianismo. Allí tienen sus raíces y el dolor de tener que irse dejando no solamente sus casas sino su propia tierra debió ser muy duro.
La vida de esta comunidad cristiana está hoy dividida entre caldeos, siriacos, armenios, latinos, melquitas, ortodoxos y protestantes y su historia ha estado marcada por la discriminación y la persecución a lo largo de los siglos.
Sin embargo, la presencia de los cristianos en Irak es una presencia muy antigua y es una Iglesia que tiene sus raíces en el siglo I con la predicación del apóstol Santo Tomás.
Pero la tierra del actual Irak, incluso antes del cristianismo, está entrelazada con las raíces del pueblo de Israel. De la llanura de Ur que visitará el Papa Francisco salió Abraham que irá a las tierras de Canaán. También es interesante notar que Nínive, que se encuentra frente a la ciudad de Mosul, aparece una y otra vez en la Biblia.
Se menciona en varios libros del Antiguo Testamento que recuerda que el profeta Jonás fue enviado allí por Dios para predecir su destrucción, pero "los ciudadanos de Nínive creyeron en Dios y prohibieron el ayuno, vistieron el saco, grande y pequeño" y "Dios se arrepintió sobre el mal que había amenazado con hacerles y no lo hizo”.
Es Jesús nuevamente quien se refiere a estos lugares, dando fe de la importancia de la geografía y la historia de la salvación que marca estas tierras:
"Los de Nínive se levantarán para juzgar a esta generación y la condenarán, porque se convirtieron a la predicación de Jonás". En esta tierra el pueblo judío sufrió el exilio babilónico.
Cuna de antiguas civilizaciones, son también los santuarios, monasterios e iglesias que atestiguan la presencia del cristianismo desde sus primeros pasos.
Irak tiene una historia cristiana aramea y siríaca excepcionalmente rica. En esta tierra se encuentran dos comunidades siríacas occidentales y tres orientales, así como dos iglesias uniatas y tres no uniatas.
Y no se ha mencionado a las otras minorías étnicas (armenia y copta) y protestantes. Sin embargo, durante las persecuciones, las pandemias y las visitas papales, los cristianos iraquíes resonarán sin duda con las palabras de Jesús: "Todos somos hermanos".
Francisco cumplió un viaje marcado por el sufrimiento que dejó el fundamentalismo en los iraquíes, concretamente en los cristianos. El viaje dejó imágenes duras como la de un Papa entre las ruinas de Mosul, o históricas como el encuentro con el líder chiita Ali Al Sistani.
Este fue el primer viaje que hizo el Papa desde que estalló la pandemia, en 2020. Su última cita internacional hasta la fecha había sido Tailandiay Japón en noviembre de 2019.
Observando las antiguas representaciones de Jesús podemos aprender sobre el canon artístico de las primeras comunidades cristianas
Dado que ni la Biblia ni el Nuevo Testamento ofrecen una descripción de Cristo, los pintores y artistas del mosaico a menudo tenían que recurrir a los cánones artísticos de su tiempo para crear una imagen visual del “Hijo de Dios”.
Esto implica que algunas de las primeras representaciones de Jesús ofrecen una valiosa perspectiva de la diversidad de estilos iconográficos de los lugares y las personas que compusieron la antigua cristiandad. Aquí tenéis una lista de las seis representaciones más antiguas de Jesús conocidas por los historiadores:
1. Grafito de Alexámeno, siglo I
Este “grafiti”, que representa a una persona mirando a un hombre con cabeza de burro siendo crucificado, fue grabado en yeso en una pared de Roma durante el siglo I. Si te confunde u ofende el contenido de esta representación, es porque no fue creada como celebración de Jesús, sino como burla.
Durante el siglo I, el cristianismo no era una religión oficial y la mayoría de ciudadanos romanos miraba a sus practicantes con desconfianza y escepticismo. Este grafito probablemente fue creado para burlarse de “Alexámeno”, un cristiano, sugiriendo que adoraba a un Dios “cabeza de burro”.
De hecho, la inscripción que acompaña la imagen lee: “Alexámeno adorando a su dios”. Y el hecho de que el “Dios de Alexámeno” esté siendo crucificado lo empeora aún más, ya que durante el siglo I la crucifixión era un castigo reservado a los autores de delitos más graves.
2. El Buen Pastor, siglo III
Aunque los Evangelios no nos ofrecen una descripción física de Jesús, sí presentan muchas caracterizaciones figurativas que lo describen. Quizás la más sorprendente sea la metáfora del “Buen Pastor”. En el Evangelio de Juan (10,11 y 10,14), Jesús afirma: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas”.
Así que no es sorprendente que muchos de los primeros artistas cristianos escogieran la imagen de un pastor para representar a Cristo. Y en su mayoría lo hicieron incorporando motivos pastorales ya existentes del arte griego y romano.
‘El Buen Pastor’ en las catacumbas de San Calixto en Roma
Esta imagen, pintada sobre los muros de las catacumbas de San Calixto en Roma, muestra a Jesús cargando con un ternero en su hombro, siguiendo la icónica figura del “moskophoros”, literalmente el “portador del ternero”, cuya primera representación en el arte griego antiguo data del 570 a. C.
3. Adoración de los Magos, siglo III
Otra imagen de Cristo presentada en el Nuevo Testamento es la adoración de los Reyes Magos, descrita en Mateo 2,1-12. Como resultado, la “epifanía” fue una de las representaciones más populares de la vida de Cristo en los primeros días del cristianismo.
Esta imagen de los Reyes Magos adorando al Niño fue realizada para decorar un sarcófago del siglo III, que actualmente se conserva en el Museo Vaticano de Roma.
4. Curación del paralítico, siglo III
En un milagro de Jesús relatado en los Evangelios —Mateo (9,1-8), Marcos (2,1-12) y Lucas (5,17-26)—, Jesús cura a un paralítico en Capernaum, en la actual Israel. Desde entonces, este episodio ha sido un elemento recurrente de la iconografía cristiana.
Esta representación de la curación del paralítico, fechada en siglo III, se encontró en el baptisterio de una iglesia largo tiempo abandonada en Siria. Es una de las representaciones más antiguas de Cristo que hayan encontrado los historiadores.
5. Cristo entre Pedro y Pablo, siglo IV
Esta imagen de Cristo, del siglo IV, lo muestra entre san Pedro y san Pablo. Fue pintada en las catacumbas de San Marcelino y San Pedro en la Via Labicana en Roma, cerca de una villa que perteneció al emperador Constantino.
Bajo las tres figuras principales de la pintura encontramos a Gorgonio, Pedro, Marcelino y Tiburcio, cuatro mártires que habían sido enterrados en esas catacumbas y que son representados señalando al Cordero de Dios en su altar celestial.
6. Cristo Pantocrátor, siglo VI
La palabra griega pantocrator significa literalmente “el que tiene autoridad sobre todo”. Así se tradujeron al griego dos expresiones hebreas empleadas en el Antiguo Testamento para describir a Dios, el “Dios de las Huestes” (Sabaot) y “Todopoderoso” (El Shaddai). Para representar la cualidad de semejante poder, los iconógrafos bizantinos emplearon ciertas características, como la mano derecha abierta, que pudieran transmitir una sensación de poder y autoridad.
Esta imagen es el ejemplo conocido más antiguo de “Cristo Pantocrátor” en el mundo. La diferencia en las expresiones que muestran el lado derecho y el izquierdo del rostro de Jesús quizás sugiera su doble naturaleza humana y divina. Fue pintada en una tabla de madera durante el siglo VI o VII y actualmente se conserva en el monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí, en Egipto, uno de los monasterios más antiguos del mundo.
10 años después del atentado de Al Qaeda a la Catedral siro-católica “Nuestra Señora de la Salvación”, el Papa Francisco encontró en este mismo lugar a obispos, religiosos y seminaristas de Bagdad.
Francisco recordó el testimonio de los 48 mártires en proceso de beatificación, además de 9 musulmanes.
FRANCISCO “Su muerte nos recuerda con fuerza que la incitación a la guerra, las actitudes de odio, la violencia y el derramamiento de sangre son incompatibles con las enseñanzas religiosas. Y quiero también recordar a todas las víctimas de la violencia y las persecuciones, pertenecientes a cualquier comunidad religiosa”.
“Las dificultades forman parte de la experiencia cotidiana de los fieles iraquíes”, así lo afirmó el Papa. Al igual que agradeció el ejemplo de la Iglesia iraquí al permanecer cercana a la gente.
FRANCISCO “Han tenido que afrontar las consecuencias de la guerra y de las persecuciones, la fragilidad de las infraestructuras básicas y la lucha continua por la seguridad económica y personal, que a menudo ha llevado a desplazamientos internos y a la migración de muchos, también de cristianos, hacia otras partes del mundo”.
Utilizó la imagen de una alfombra para rescatar el ancestral patrimonio histórico, litúrgico y espiritual de las diferentes Iglesias presentes en Irak. Una metáfora que “remite también a su fuente. Porque Dios mismo es el artista”.
Francisco recordó que en los jóvenes está la esperanza del renacer de la tierra que vio crecer a Abraham.
FRANCISCO “Aunque jóvenes, ciertamente, su paciencia ya ha sido puesta a prueba duramente por los conflictos de estos años. Pero recordemos que ellos —junto con los ancianos— son la punta del diamante del país, los mejores frutos del árbol”.
Al final del encuentro, el Papa Francisco utilizó esta estola fabricada por mujeres de Qaraqosh. Con ella rezó el Padrenuestro en una variante del Arameo.
Gestos que llevan esperanza a los cristianos perseguidos. Y es que “Irak no volverá a ser la misma nación”.
LOUIS RAPHAËL I SAKO Patriarca de Babilonia de los Caldeos “Ya desde los días previos (a la visita del Papa) ha habido un gran cambio. Cristianos, musulmanes, todos hablan de paz, de convivencia armoniosa. Incluso de la lucha contra el fundamentalismo y la violencia. Es algo muy positivo”.
Así concluyó la primera jornada de Francisco en Irak como un peregrino de la paz.