Para los primeros cristianos, hacer oración era –efectivamente- la tarea más importante que podían realizar. Benedicto XVI lo explicaba con estas palabras: “La oración no es algo accesorio u opcional, sino una cuestión de vida o muerte. Sólo quien reza, es decir, quien se encomienda a Dios con amor filial, puede entrar en la vida eterna, que es Dios mismo” (Ángelus, Segundo Domingo de Cuaresma, 4 de marzo de 2007).

Hemos de aprender de los primeros cristianos a tratar al Señor a través de la oración mental (esos ratos que dedicamos de modo exclusivo a hablarle de las cosas que llevamos en nuestro corazón) y mediante las oraciones vocales.
A continuación señalamos algunos puntos del Catecismo de la Iglesia Católica en los que se refiere a la oración de los apóstoles y de los primeros seguidores de Jesús.
CUARTA PARTE
LA ORACIÓN EN LA VIDA CRISTIANA
ARTÍCULO 3
EN EL TIEMPO DE LA IGLESIA
2623 El día de Pentecostés, el Espíritu de la promesa se derramó sobre los discípulos, “reunidos en un mismo lugar” (Hch 2, 1), que lo esperaban “perseverando en la oración con un mismo espíritu” (Hch 1, 14). El Espíritu que enseña a la Iglesia y le recuerda todo lo que Jesús dijo (cf Jn 14, 26), será también quien la instruya en la vida de oración.
2624 En la primera comunidad de Jerusalén, los creyentes “acudían asiduamente a las enseñanzas de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones” (Hch 2, 42). Esta secuencia de actos es típica de la oración de la Iglesia; fundada sobre la fe apostólica y autentificada por la caridad, se alimenta con la Eucaristía.
2626 La bendición expresa el movimiento de fondo de la oración cristiana: es encuentro de Dios con el hombre; en ella, el don de Dios y la acogida del hombre se convocan y se unen. La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición.
2628 La adoración es la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho (cf Sal 95, 1-6) y la omnipotencia del Salvador que nos libera del mal. Es la acción de humillar el espíritu ante el “Rey de la gloria” (Sal 14, 9-10) y el silencio respetuoso en presencia de Dios “siempre [...] mayor” (San Agustín, Enarratio in Psalmum 62, 16). La adoración de Dios tres veces santo y soberanamente amable nos llena de humildad y da seguridad a nuestras súplicas.
2631 La petición de perdón es el primer movimiento de la oración de petición (cf el publicano: “Oh Dios ten compasión de este pecador” Lc 18, 13). Es el comienzo de una oración justa y pura. La humildad confiada nos devuelve a la luz de la comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo, y de los unos con los otros (cf 1 Jn 1, 7-2, 2): entonces “cuanto pidamos lo recibimos de Él” (1 Jn 3, 22). Tanto la celebración de la Eucaristía como la oración personal comienzan con la petición de perdón.
2632 La petición cristiana está centrada en el deseo y en la búsqueda del Reino que viene, conforme a las enseñanzas de Jesús (cf Mt 6, 10. 33; Lc 11, 2. 13). Hay una jerarquía en las peticiones: primero el Reino, a continuación lo que es necesario para acogerlo y para cooperar a su venida.
Esta cooperación con la misión de Cristo y del Espíritu Santo, que es ahora la de la Iglesia, es objeto de la oración de la comunidad apostólica (cf Hch 6, 6; 13, 3). Es la oración de Pablo, el apóstol por excelencia, que nos revela cómo la solicitud divina por todas las Iglesias debe animar la oración cristiana (cf Rm 10, 1; Ef 1, 16-23; Flp 1, 9-11; Col 1, 3-6; 4, 3-4. 12). Al orar, todo bautizado trabaja en la Venida del Reino.
2633 Cuando se participa así en el amor salvador de Dios, se comprende que toda necesidad pueda convertirse en objeto de petición. Cristo, que ha asumido todo para rescatar todo, es glorificado por las peticiones que ofrecemos al Padre en su Nombre (cf Jn 14, 13). Con esta seguridad, Santiago (cf St 1, 5-8) y Pablo nos exhortan a orar en toda ocasión (cf Ef 5, 20; Flp 4, 6-7; Col 3, 16-17; 1 Ts 5, 17-18).
2634 La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Él es el único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, de los pecadores en particular (cf Rm 8, 34; 1 Jn 2, 1; 1 Tm 2. 5-8). Es capaz de “salvar perfectamente a los que por Él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor” (Hb 7, 25). El propio Espíritu Santo “intercede por nosotros [...] y su intercesión a favor de los santos es según Dios” (Rm 8, 26-27).
2636 Las primeras comunidades cristianas vivieron intensamente esta forma de participación (cf Hch 12, 5; 20, 36; 21, 5; 2 Co 9, 14). El apóstol Pablo les hace participar así en su ministerio del Evangelio (cf Ef 6, 18-20; Col 4, 3-4; 1 Ts 5, 25); él intercede también por las comunidades (cf 2 Ts 1, 11; Col 1, 3; Flp 1, 3-4). La intercesión de los cristianos no conoce fronteras: “por todos los hombres, por [...] todos los constituidos en autoridad” (1 Tm 2, 1), por los perseguidores (cf Rm 12, 14), por la salvación de los que rechazan el Evangelio (cf Rm 10, 1).
2637 La acción de gracias caracteriza la oración de la Iglesia que, al celebrar la Eucaristía, manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es. En efecto, en la obra de salvación, Cristo libera a la creación del pecado y de la muerte para consagrarla de nuevo y devolverla al Padre, para su gloria. La acción de gracias de los miembros del Cuerpo participa de la de su Cabeza.
2638 Al igual que en la oración de petición, todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias. Las cartas de san Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de gracias, y el Señor Jesús siempre está presente en ella. “En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros” (1 Ts 5, 18). “Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4, 2).
2639La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por Él mismo, le da gloria no por lo que hace, sino por lo que Él es. Participa en la bienaventuranza de los corazones puros que le aman en la fe antes de verle en la gloria.
Mediante ella, el Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios (cf. Rm 8, 16), da testimonio del Hijo único en quien somos adoptados y por quien glorificamos al Padre. La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquel que es su fuente y su término: “un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y por el cual somos nosotros” (1 Co 8, 6).
2640 San Lucas menciona con frecuencia en su Evangelio la admiración y la alabanza ante las maravillas de Cristo, y las subraya también respecto a las acciones del Espíritu Santo que son los Hechos de los Apóstoles: la comunidad de Jerusalén (cf Hch 2, 47), el tullido curado por Pedro y Juan (cf Hch 3, 9), la muchedumbre que glorificaba a Dios por ello (cf Hch 4, 21), y los gentiles de Pisidia que “se alegraron y se pusieron a glorificar la Palabra del Señor” (Hch 13, 48).
2643 La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración: es la “ofrenda pura” de todo el Cuerpo de Cristo a la gloria de su Nombre (cf Ml 1, 11); es, según las tradiciones de Oriente y de Occidente, “el sacrificio de alabanza”.
https://www.primeroscristianos.com/oracion-primeros-cristianos/
Video de RomeReports
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“No he dicho que esta fuera ciertamente la ‘casa de Jesús’, sólo que probablemente era la estructura que los cristianos del siglo IV, a más tardar, creían que era esa casa, y que no hay ninguna razón arqueológica por la que esa identificación sea necesariamente imposible” manifiesta el investigador Ken Dark.
El hallazgo del sitio no es nuevo. Las ruinas se descubrieron en 1880 bajo el convento de las Hermanas de Nazaret. Ya en ese momento se lanzaron las primeras hipótesis sobre si podría ser la casa de Jesús, pero la mayoría de los expertos las han rechazado a lo largo del siglo XX. Sin embargo, el investigador británico Ken Dark, profesor de Arqueología e Historia en la Universidad de Reading, que lleva trabajando en el sitio con su equipo desde 2006, ha reavivado la teoría con nuevas evidencias.

En 2015, basándose en análisis preliminares, Dark ya publicó un artículo en la revista Biblical Archaeology Review sugiriendo que esa podría haber sido la casa de Jesús, José y María. Ahora ha dado a conocer nuevos resultados en el libro The Sisters of Nazareth convent: A Roman-period, Byzantine and Crusader site in central Nazareth, que confirman que esta estructura es del siglo I y que no se podría hacer esta identificación bíblica-arqueológica con ningún otro sitio de la ciudad, según informa The Times.
El experto explica en su obra la compleja secuencia de ocupación del sitio. La vivienda inicial, en la que se han hallado fragmentos de cerámica y de vasija de piedra caliza -esto refuerza la teoría de que ahí vivió una familia y que pudo ser judía por los materiales de estos objetos-, se abandonó en algún momento del siglo I. El sitio empezó a utilizarse durante época romana como cantera y lugar de enterramiento. A finales del siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio, se construyó una pequeña iglesia-cueva adyacente decorada con mosaicos.
Las investigaciones de Dark y su equipo han desvelado también que sobre la estructura del siglo I y la posterior iglesia se levantó en el siglo V, en época bizantina, otro edificio religioso, el de mayor tamaño de Nazaret, y que podría ser su catedral. El investigador ha señalado que los vestigios de esta iglesia encajan con una descripción del siglo VII que habla de un templo erigido sobre la casa de Jesús y que se había convertido en un importante lugar de peregrinación. Es la única iglesia en la región, junto con la de San Pedro en Cafarnaúm, construida sobre estructuras del siglo I.

El espacio cristiano fue arrasado por los ejércitos musulmanes durante la época de las cruzadas y reconstruido a finales del siglo XII principios del XIII. Los arqueólogos han descubierto un nivel de materiales quemados que confirman estos acontecimientos. Dark, consciente de que es imposible afirmar al 100% que esa casa fue en la que se crio Jesús, se ha mostrado no obstante optimista: "Todas las razones para dudar que podría ser se han ido. Esto es algo emocionante".
Las excavaciones en varios sitios cercanos a Jerusalén también han desvelado pistas sobre cómo era la vida en ese sitio en la época de Jesús. Roma tomó el control de Israel durante el siglo I a.C., pero Dark y su equipo han encontrado evidencias de que, a pesar de la creciente influencia romana, las personas que vivían en Nazaret y sus alrededores rechazaban su cultura.
Los arqueólogos han examinado un valle cerca de la localidad llamado Nahal Zippori, y concluyeron que las personas que vivían en el lado norte del valle, cerca de la ciudad romana de Séforis, estaban más dispuestas a abrazar la cultura romana que las del sur, más cerca de Nazaret, quienes parecen haberla rechazado. "Esto sugiere que el área de Nazaret era inusual por la fuerza de su sentimiento anti romano y/o la fuerza de su identidad judía", ha explicado Dark.
Congregó sínodos para establecer la manera de recibir en la comunión a los caídos, y condenó al obispo de Sicópolis, Melecio, que había quemado incienso a los ídolos. Murió con el presentimiento de las tempestades que su sacerdote Arrio, que no le dió poco que hacer con su carácter levantisco, iba a desencadenar en la Iglesia.
Dentro de la majestuosa Catedral de Nápoles (Italia) dedicada a la Asunción de María, se encuentra a mano derecha una pequeña basílica que fue construida por encargo de Constantino en el siglo IV. Es considerada la primera y más antigua basílica paleocristiana de Nápoles, y en un principio estuvo dedicada al Salvador.
Pero hoy no vamos a hablar de esta importantísima basílica, sino de la importante joya cristiana que posee a la derecha de su ábside: el Baptisterio di San Giovanni in Fonte (San Juan en Fuente). Está considerado el baptisterio más antiguo de Occidente.

Maria Paola Daud-
Imagínense entrar en la catedral, dirigirse a la basílica que, aunque en su origen era paleocristiana, con sus sucesivas reestructuraciones ha acabado convirtiéndose en una joya de estilo barroco, y de allí pasar a los restos de este baptisterio del siglo IV. Es como pasar, en unos minutos, siglos y siglos de arte cristiano y de la vida, cultura y tradiciones, como si viajáramos en una máquina del tiempo.
El baptisterio consta de dos ambientes desiguales: la propia sala bautismal, con un plano más ancho y cuadrado, y un pórtico rectangular, abovedado, separado de la sala por cuatro columnas. Este pórtico se construyó para conectar el Baptisterio de San Giovanni in Fonte con la Basílica de Santa Restituta.
Mirando hacia arriba, una pequeña y bella cúpula forma el techo de la sala bautismal. En el centro se encuentra la fuente bautismal circular: hecha de opus signinum (una mezcla impermeable de materiales de construcción reciclados), tiene un diámetro de 2 metros y un poco más de 60 centímetros de profundidad. Un agujero deja salir el agua. Al carecer de cualquier estructura hidráulica, se deduce que el agua se vertía en ella con recipientes, de acuerdo con las costumbres litúrgicas.

Maria Paola Daud-
Las ricas escenas del techo, que “hablan” contando varias escenas de la Biblia, resistieron en gran parte el paso de los siglos, las guerras y los terremotos. La bóveda del Baptisterio de San Giovanni in Fonte se convierte en la escena perfecta para la historia, con ocho segmentos trapezoidales delimitados por bandas de oro. Cada segmento representa dos escenas evangélicas.
En el centro un cielo azul cubierto de estrellas doradas se alza una cruz monogramática, símbolo de la victoria eterna de Cristo con las letras griegas alfa y omega (Dios es el principio y el fin). La cruz está coronada por la mano del Padre Eterno, que sostiene una corona de laurel. A la altura de la mano, en una pequeña elevación, un fénix (la resurrección).

Maria Paola Daud-
En las cuatros esquinas, se pueden ver representaciones simbólicas de los evangelistas, y más arriba, escenas pastorales con referencias a temas de los Salmos.
Sin duda, ver este baptisterio es casi evocar en vivo las costumbres de los primeros cristianos en Occidente.
Este santuario mariano merecerá un artículo aparte, junto con la basílica de la Dormición del monte Sión: por ahora, basta con decir que, según algunas tradiciones, allí habría sido trasladado el cuerpo de Nuestra Señora desde el barrio del Cenáculo, antes de la Asunción; la iglesia es compartida por las comunidades griega, armenia, siria y copta.

La gruta mide unos 19 metros de largo por unos 10 de ancho. Algunos vestigios arqueológicos permiten pensar que era utilizada como vivienda temporal o como almacén por el dueño del huerto. Aquí se cree que los ocho apóstoles descansaban la noche del prendimiento de Jesús.
Después de las horas en agonía y oración, cuando el Señor notó la llegada de Judas, habría ido ahí con los otros tres apóstoles para advertirles de lo que iba a suceder. Por tanto, desde esa parte de Getsemaní salió al encuentro del tropel de guardias.
La gruta de los Apóstoles o del Prendimiento conserva vestigios de una veneración ininterrumpida
Numerosos grafitos, incididos por los peregrinos en diversas lenguas y épocas sobre los revoques de las paredes y el techo, son el testimonio de una veneración casi ininterrumpida: en el siglo IV, la cueva se utilizaba ya como capilla y su pavimento se había adornado con mosaicos; del V al VIII, acogió enterramientos cristianos; en época de los cruzados, fue decorada con frescos; desde el siglo XIV, los franciscanos obtuvieron algunos derechos de culto sobre el lugar, hasta que finalmente pudieron adquirirlo.
Una restauración realizada en 1956 sacó a la luz la estructura primitiva, con un lagar y una cisterna; encima de la gruta, en la misma propiedad, se descubrieron los restos de una antigua prensa de aceite.

En 1599, el cardenal Paolo Emilio Sfondrato, con ocasión del próximo jubileo del año 1600, escribió que durante la restauración de la basílica había abierto el sarcófago de santa Cecilia y la había encontrado incorrupta y en la misma posición descrita por el papa Pascual.
Sfondrati mandó al escultor Stefano Maderno esculpir una estatua de mármol jaspeado de la santa, que se encuentra colocada bajo un baldaquino detro de la iglesia. Tal y como afirma la tradición, el cardenal le mostró al escultor los restos de la santa incorrupta, como dormida, y Maderno la representó del mismo modo en que la vio.
La santa lleva en la cabeza un tocado que muestra su condición de santa romana antigua. Una copia de la estatua se encuentra en las catacumbas de San Calixto, en el lugar en el que supuestamente fue enterrada.
La fachada de la iglesia fue construida por Ferdinando Fuga en 1725, e incluye un patio decorado con antiguos mosaicos, columnas y un cántaro. También contiene el escudo de armas y la dedicatoria del cardenal titular que financió la construcción de la fachada, Francesco Acquaviva d"Aragona.
Entre los vestigios que permanecen del edificio del siglo XIII, ha llegado hasta nuestros días un mosaico ubicado en el coro de los monjes y que representa el juicio final (1289-1293), basado en los diseños de Pietro Cavallini, y en el presbiterio se ubica el ciborio (1293) de Arnolfo di Cambio. El cimborrio gótico (de 1293) está rodeado por cuatro columnas de mármol blanco y negro, decorados con estatuas de ángeles, santos, profetas y evangelistas. El ábside tiene restos de mosaicos del siglo IX que representan a varios santos.

El cielo de la Cappella dei Ponziani está decorado con Dios Padre con los evangelistas (1470) de Antonio del Massaro (Il Pastura). La Cappella delle Reliquie fue pintada por Luigi Vanvitelli, quien también decoró el retablo. La nave central, por su parte, está decorada con la Apoteosis de Santa Cecilia (1721) de Sebastiano Conca. La iglesia también aloja dos retablos más: Santas Valeria y Cecilia y la Decapitación de Santa Cecilia (1603).
Entre los trabajos más notables está el altar de Santa Cecilia (1600), del escultor post-renacentista Stefano Maderno. Según se cuenta, esta escultura fue modelada ante el cuerpo de la santa, cuando se abrió su tumba en 1595. La estatua evidencia la decapitación, lo que ayuda a la identificación de la santa. Además, demuestra la incorruptibilidad de su cuerpo (atributo de los santos), el cual, milagrosamente, aún conserva sangre después de siglos.
La estatua podría ser concebida como proto-barroca, ya que representa un momento o una persona no idealizada, sino que muestra una escena teatralizada, una representación naturalista de una muerte, o de un santo moribundo. Esto es un acierto, ya que precede en varias décadas a las esculturas similares del alto-barroco de Gian Lorenzo Bernini (por ejemplo, su Beata Ludovica Albertoni) y de Melchiorre Cafà (Santa Rosa de Lima).
El texto del martirio de la Cecilia parece representar el lugar y el papel de la fe en el universo
CIUDAD DEL VATICANO, 2 OCT 2010 (VIS).-
Refiriéndose posteriormente a las piezas musicales interpretadas, Benedicto XVI subrayó que "la combinación de este trabajo sobre Santa Cecilia con las obras de Haydn y Beethoven ofrece un contraste significativo que invita a la reflexión.
El texto del martirio de la santa y el estilo particular que lo interpreta en clave musical, parecen representar el lugar y el papel de la fe en el universo: en medio de las fuerzas vitales de la naturaleza que están alrededor del ser humano y también dentro de él, la fe es una fuerza diferente, que responde a una palabra profunda, "salida del silencio", como diría San Ignacio de Antioquía".
"La palabra de la fe -continuó- necesita de un gran silencio interior, para escuchar y obedecer a una voz que está más allá de lo visible y tangible.
Esta voz habla a través de los fenómenos de la naturaleza, porque es el poder que creó y gobierna el universo; pero para reconocerla es necesario un corazón humilde y obediente, como también nos enseña la santa que conmemoramos hoy: Santa Teresa del Niño Jesús".
El Papa afirmó que "la fe sigue esta voz profunda donde el arte por sí sola no puede llegar: la sigue en el camino del testimonio, del ofrecimiento de sí mismo por amor, como hizo Cecilia.
Por eso -terminó-, la obra de arte más bella, la obra maestra del ser humano es cada acto de amor auténtico, desde el más pequeño -en el martirio diario- hasta el sacrificio supremo. Aquí la vida misma se convierte en canto: una anticipación de aquella sinfonía que cantaremos juntos en el paraíso".
Esa misma escena la vivió el Papa Gregorio Magno en el año 590, durante una procesión para pedir el fin de la peste que asolaba la ciudad de Roma.
P. SIMONE RAPONI
Historiador
“En el momento en que todos llegaron cerca del Castel Sant'Angelo, trayendo consigo la imagen de la Salus Populi Romani, la imagen de la Virgen que se conserva en Santa María Maggiore, se vieron grupos de ángeles que cantaban el Regina Coeli. El Papa levantó los ojos a la cima del castillo y vio a San Miguel Arcángel limpiando su espada llena de sangre y envainándola. Ese fue el signo del fin de la plaga”.
La estatua no está allí por casualidad y tampoco es la primera. La que se observa en la actualidad tiene un diseño clásico, con vestiduras romanas. Fue realizada en 1752.
P. SIMONE RAPONI
Historiador
“Fue inaugurada el día de San Pedro y San Pablo del año 1752, bendecida por Benedicto XIV. Es una estatua de poco más de 5 metros, muy grande e imponente. Realizada por un artista belga. Otras estatuas de una serie la precedieron, incluso dentro del castillo hay una de ellas, realizada en mármol en el pontificado de Pablo III”.
Después de la milagrosa aparición la edificación construida como mausoleo del emperador Adriano fue redenominada Castel Sant'Angelo, adquiriendo un papel muy importante para la ciudad.
P. SIMONE RAPONI
Historiador
“Más tarde se incorporará al Vaticano con la construcción del Passetto di Borgo y luego cumplirá varias funciones en la historia: Se convertirá en una fortaleza, una prisión, la sede del tesoro, la sede del archivo y se convierte en un lugar muy importante sobre todo para la defensa de Roma”.
Y desde lo alto, con su imponencia, la imagen de San Miguel Arcángel, resguarda y defiende en la lucha a romanos y turistas.
Daniel Díaz Vizzi
La visita al templo más grande de la Iglesia católica, en el que se custodian los restos del apóstol Pedro, puede realizarse desde su casa y tan sólo es necesario contar con un ordenador y una conexión a Internet, gracias a este servicio ofrecido por la página web de la Santa Sede.
El proyecto ha involucrado durante dos años a estudiantes de la Universidad de Villanova en Pennsylvania (Estados Unidos), a quienes se les ha permitido fotografiar estas joyas del arte de todos los tiempos. Miles de fotografías fueron tomadas en la Basílica de San Pedro y en la Capilla Sixtina, con una avanzada cámara motorizada sobre raíl, y posteriormente compuestas y unidas digitalmente para crear un panorama virtual en una proyección tridimensional.
Los peregrinos y turistas virtuales pueden utilizar el zoom y acercarse a los detalles de las obras de arte gracias a la elevada resolución.
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