31 de julio

 

San Fabio, soldado mártir

Fabio fue un mártir del siglo IV. Era un cristiano y un militar en el ejército imperial. Todo un grave problema para su conciencia.

El dilema que se le planteaba era el siguiente: ¿se puede ser creyente y soldado a la vez?
El hecho de ser militar no implicaba que no se pudiese practicar y vivir la fe en Cristo.

En el caso de Fabio, soldado cristiano en Mauritania, Africa, diríamos que es único. En una reunión militar hubo un desfile de las legiones que eran elegidas entre los soldados más valientes.
Fabio, como cristiano, rechazó aquellos honores e insignias. ¿Por qué rechazó las insignias?
Porque llevaban las efigies de los emperadores Diocleciano y Maximiliano.
Eran imágenes que intentaban divinizar a estos dos jefes supremos del imperio.

Una vez que se dieron cuenta de que no tomaba parte en la parada militar, lo llevaron a la cárcel. La policía militar lo sometió a un juicio severo. Los tribunales ordenaron que se le diese muerte por desacato a la autoridad. Murió en Cesarea de Mauritania.

Autor: P. Felipe Santos

 

San Germán, obispo de Auxerre

Natural de Auxerre (Francia), y adscrito desde muy joven entre los clérigos por San Amador, obispo de Auxerre. Gustábale frecuentar el trato con los monjes de San Cosme de Yonne, en los cuales aprendió las buenas letras con la virtud más acrisolada.

 

Ordenado de sacerdote, empezó a luchar con su palabra fogosa contra la herejía pelagiana, que esparció un cierto Timoteo en las Galias. En 420 el papa San Celestino le ordenó obispo regionario con encargo de pasar a predicar la fe a Inglaterra y combatir la herejía de Pelagio. Acompañóle el diácono Paladio y San Lupo, obispo de Troyes.

Los jefes de la secta aceptaron una conferencia con los dos enviados del papa en Verulamio: en ella quedaron confundidos los corifeos de la secta ante un gentío inmenso que presenció las disputas. Vuelto a Auxerre, se le eligió por prelado de aquella ciudad. En 448 volvió a Inglaterra en compañía de Severo, obispo de Tréveris.

Esta vez permaneció poco tiempo en la isla, pero fueron también ruidosas las conversiones de herejes que obró con su predicación y sus milagros. Negoció las paces entre los invasores germanos y el emperador Valentiniano en 448, yéndose a entrevistar con él a Ravena. Murió en su ciudad de Auxerre en 450.

 

 

 

Los cristianos maronitas de Alepo han recuperado su catedral, destruida durante la guerra

Este vídeo proyectado durante la ceremonia, recordó su historia. Fue construida en 1873, y renovada en 1914, sobre otra iglesia que ya existía en el siglo XV. Así se veía por dentro antes de la guerra.

 

 

Pero la catedral sufrió la misma suerte que los cristianos de Alepo, y fue herida profundamente entre 2012 y 2016.

Especialmente, en el año 2013 los yihadistas se cebaron con ella intentando borrar todo vestigio cristiano de la zona.

Cuando esta zona de la ciudad fue liberada en 2016, un puñado de cristianos celebró la Navidad en este lugar.

Ahora, con ayuda de la fundación pontificia ACN y otras instituciones, la catedral se ha reconstruido.

…y el resultado es impresionante.

 

THOMAS HEINE-GELDERN
Presidente Ejecutivo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN)

“Cuando ahora vemos la Catedral de San Elías, es un milagro. Es fantástico que brille su antiguo esplendor. Ojalá vuelva a ser el centro de toda la comunidad cristiana, como lo fue hasta la angustiosa guerra”.

Thomas Heine-Geldern pidió a los cristianos sirios que entren en la nueva catedral, que recen por los miles de benefactores que han permitido financiar estas obras.

Una luz de esperanza en un horizonte incierto. Mientras que la herida de esta catedral es la primera que cicatriza… Hay otra que necesitará aún mucho tiempo para recuperarse: Antes de la guerra, se calculaba que en Alepo había 180 mil cristianos. Ahora no quedan más de 30 mil.

La restauración de esta catedral maronita representa un nuevo inicio para todos ellos.

 

Javier Martínez-Brocal

RomeReports

Todo lo que San Ignacio de Loyola ha enseñado al Papa Francisco

El jesuita más conocido del mundo es el Papa Francisco. Pero la Compañía de Jesús tiene siglos de historia. Nació en el siglo XVI de la mano de una personalidad única: San Ignacio de Loyola cuya obra ha permitido que muchos conozcan a Dios.

 

CHRIS LOWNEY

Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
"El fundador de los jesuitas, San Ignacio, ideó los ejercicios espirituales, una serie de meditaciones que ayudan a las personas a comprender cómo seguir a Jesús en sus propias vidas”.
"Ad maiorem Dei gloriam” es el lema de la congregación por eso, no es de extrañar, que los ejercicios espirituales desarrollados por su fundador busquen precisamente eso, acercar las almas hasta Dios. Son una forma revolucionaria de fortalecer la fe a través de la oración y de superar los propios miedos.

CHRIS LOWNEY

Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
"Tal vez soy una persona que sólo busca acumular dinero o quizá estoy paralizado por mis propios miedos. Quizá lo correcto sea probar una nueva profesión o ser más atrevido a la hora de hablar de mi fe o mis valores porque no tengo el valor suficiente o como tengo miedo a hacer el ridículo, no lo hago. No soy lo suficientemente libre para hacer lo que debería”.
La huella del San Ignacio en el Papa es evidente. Muchas de estas enseñanzas las pone en práctica, como su preocupación por llegar a todos o su espíritu de superación. Repite que es mejor cometer errores que mantener una Iglesia cerrada en sí misma.

FRANCISCO

"Lo digo mil veces. Prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”.
Salir a las periferias es también una actitud propia de los jesuitas. Son grandes pedagogos que han llevado el mensaje del Evangelio a América Latina, India, África y Oriente. Pero no sólo han llegado a los confines del mundo. Francisco también dice que se necesitan misioneros cerca de casa.

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CHRIS LOWNEY
Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
"Hay muchas personas alejadas de la Iglesia que, en realidad, no han tenido mucho contacto con la religión. No les importa la religión, de ninguna forma. Por eso, ese espíritu de 'salir a las periferias' se centra en ellos”.
El Papa reconoce que piensa como un jesuita, como un misionero, aunque nunca pudo ir a Japón, como quería en su juventud. Aún así, desde Roma, la impronta de San Ignacio de Loyola le está ayudando a llevar el Evangelio mucho más lejos.

Ain el-Habís, a unos 3 kms de Ain Karim

 

"En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías (Is 40, 3-4): Una voz clama: "En el desierto abrid camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios. Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase lo escabroso llano, y las breñas planicie". (Lc 3, 1-4)

San Juan en el desierto, tercero de los santuarios de Ain Karem después del de la Visitación y del santuario del nacimiento de Juan Bautista, hace memoria del lugar en donde el Precursor encontró refugio huyendo de la matanza de los Inocentes. Comprende el Santuario, la Gruta, la fuente y la Tumba de Isabel.
La figura del Bautista está estrechamente asociada al desierto, lugar de vida ascética y, a la luz de la historia de Israel, lugar privilegiado donde se encuentra la gracia de Dios. Del desierto, según la profecía de Isaías, vendría el precursor del Mesías.
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Monastery of Saint John in the Wilderness - Wikipedia

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‘Ain el-Habís, a unos 3 kms. de Ain Karem, recuerda el lugar en donde san Juan Bautista vivió su infancia y los años de preparación para el ministerio público. Los testimonios escritos que conocemos –relativamente tardíos- apoyan la historicidad del lugar basándose en el nombre y las ruinas.
‘Ain el-Habís significa fuente del eremita, una definición que bien claramente hace alusión a la figura del precursor, prototipo de los ermitaños. En este lugar los cruzados erigieron, sobre las ruinas que entonces existían, una iglesia y un convento.
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El primer testimonio escrito es de un autor anónimo del siglo XII que nos deja una breve mención de la capilla del desierto. Giovanni Zuallardo la describe –aunque ya estaba en ruinas pero era igualmente imponente- diciendo:
“Saliendo de la Visitación, apetece continuar dos ó tres millas más adelante para visitar el Desierto, allí donde san Juan Bautista, guiado y confortado por el Espíritu Santo, vivió su infancia hasta el día de su manifestación a Israel predicando el Bautismo de penitencia.
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ain karim
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Junto a dicho Desierto, por caminos fastidiosísimos y peligrosísimos, nos llenamos de una gran alegría al ver un lugar tan austero a la par que hermoso, a pesar de que en el presente no sea tan boscoso como parece haberlo sido en el pasado, y es además grotesco, áspero y alejado de toda habitación humana.
El antro o caverna donde el Santo vivía (que se menciona en el himno que canta la Iglesia y que comienza con Antra deserti…), está excavado en la roca en su mitad y se encuentra al principio de la ladera de una montaña que está llena de arbustos y que inmediatamente se convierte en un precipicio o despeñadero, mirando la profundidad del Valle que está en frente. Esta caverna es bastante grande por dentro y al fondo tiene una elevación a modo de altar, donde dormía el santo.
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Saint John in the Desert. Tomb of Saint Elisabeth.

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La entrada es también muy difícil y estrecha y junto a ella hay una fuentecilla de agua buenísima que se puede coger tanto en la parte alta como en la baja. Arriba hay una pequeña iglesia y un pequeño monasterio en los que no se ven sino algunas partes de los muros, casi todos ellos ya deshechos” (ELS 82). En 1626, el padre Quaresmi habla de una iglesia dedicada a san Juan (ELS 86), lo que lleva a pensar en una restauración o reconstrucción por parte de los franciscanos.
El Desierto de san Juan fue adquirido por la Custodia de Tierra Santa el 10 de noviembre de 1911 al Patriarcado Latino, que a su vez lo había comprado entre los años 1850-55. El Patriarca Mons. Valerga hizo construir un altar en la gruta. La iglesia y el convento del arquitecto A. Barluzzi fueron inaugurados en el 1922.
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+ INFO -

¿Conoces Ain Karim? – La ciudad de San Juan Bautista

http://es.custodia.org

Todo lo que San Ignacio de Loyola ha enseñado al Papa Francisco

El jesuita más conocido del mundo es el Papa Francisco. Pero la Compañía de Jesús tiene siglos de historia. Nació en el siglo XVI de la mano de una personalidad única: San Ignacio de Loyola cuya obra ha permitido que muchos conozcan a Dios.

 

CHRIS LOWNEY
Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
"El fundador de los jesuitas, San Ignacio, ideó los ejercicios espirituales, una serie de meditaciones que ayudan a las personas a comprender cómo seguir a Jesús en sus propias vidas”.
"Ad maiorem Dei gloriam” es el lema de la congregación por eso, no es de extrañar, que los ejercicios espirituales desarrollados por su fundador busquen precisamente eso, acercar las almas hasta Dios. Son una forma revolucionaria de fortalecer la fe a través de la oración y de superar los propios miedos.
CHRIS LOWNEY
Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige” 
"Tal vez soy una persona que sólo busca acumular dinero o quizá estoy paralizado por mis propios miedos. Quizá lo correcto sea probar una nueva profesión o ser más atrevido a la hora de hablar de mi fe o mis valores porque no tengo el valor suficiente o como tengo miedo a hacer el ridículo, no lo hago. No soy lo suficientemente libre para hacer lo que debería”.
La huella del San Ignacio en el Papa es evidente. Muchas de estas enseñanzas las pone en práctica, como su preocupación por llegar a todos o su espíritu de superación. Repite que es mejor cometer errores que mantener una Iglesia cerrada en sí misma.
FRANCISCO
"Lo digo mil veces. Prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”.
Salir a las periferias es también una actitud propia de los jesuitas. Son grandes pedagogos que han llevado el mensaje del Evangelio a América Latina, India, África y Oriente. Pero no sólo han llegado a los confines del mundo. Francisco también dice que se necesitan misioneros cerca de casa.

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CHRIS LOWNEY
Autor, "Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige” 
"Hay muchas personas alejadas de la Iglesia que, en realidad, no han tenido mucho contacto con la religión. No les importa la religión, de ninguna forma. Por eso, ese espíritu de 'salir a las periferias' se centra en ellos”.
El Papa reconoce que piensa como un jesuita, como un misionero, aunque nunca pudo ir a Japón, como quería en su juventud. Aún así, desde Roma, la impronta de San Ignacio de Loyola le está ayudando a llevar el Evangelio mucho más lejos.

«La sangre de los mártires no será en vano»

En los últimos siete meses, en el sur del estado de Kaduna, en el centro-norte del país, se han registrado incesantes ataques a comunidades cristianas en los que han muerto 178 personas

 

Durante los últimos siete meses, en el sur del estado de Kaduna, en el centro-norte de Nigeria, se han registrado incesantes ataques a comunidades cristianas en los que han muerto 178 personas. En una declaración de los obispos católicos de la provincia de Kaduna enviada a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), los obispos denuncian: “Oscuras nubes de violencia envuelven nuestra tierra. Nuestro país está en las firmes garras de la Parca (la Muerte). En los últimos años, los perpetradores de esta violencia se han apoderado de la tierra y han puesto a nuestras fuerzas de seguridad a la defensiva”.

En los últimos diez años, el principal desafío de Nigeria ha sido contener al grupo terrorista Boko Haram. Hace dos años, los militares anunciaron que habían reducido el peligro. “Pero”, indican los obispos, “nuestra alegría duró poco ya que la situación ha ido empeorando progresivamente. Hoy día, casi todos los estados del norte están en manos de estos perpetradores de violencia y muerte. En los últimos tres años, hemos sido testigos de incesantes ataques y saqueos de comunidades enteras por parte de bandidos en estados como Benue, Kebbi, Plateau, Kaduna, Katsina, Nasarawa, Níger, Sokoto y Zamfara. Miles de vidas se han perdido por estos bandidos que operan con implacable desenfreno.” Y añaden: “Los estragos de Boko Haram, de los pastores de ganado, los secuestradores y los bandidos nos han convertido a todos en víctimas”.

El padre Sam Ebute sabe de primera mano de lo que hablan los obispos. El misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) tiene su sede en Kagoro, una de las comunidades afectadas, donde trabaja como director para la promoción de vocaciones. Recientemente ha tenido que enterrar a 21 de sus feligreses, asesinados en uno de los ataques: “Ocurrió alrededor de las 23:20 horas del 21 de julio en la aldea de Kukum Daji, a unos diez minutos en coche de Kagoro. La comunidad celebraba un encuentro de jóvenes cuando, de repente, escucharon disparos y ruidos de hombres gritando. Supieron de inmediato de qué se trataba, porque allí se repitió lo que ya habían visto suceder en Agwala, Doka, Kaura y Zangon Kataf”, relata el padre Ebute a ACN.

Enterrando a asesinados desde que fue ordenado sacerdote

En menos de dos horas, los bandidos asesinaron a 17 jóvenes, la mayoría chicas, mientras que otras cuatro personas murieron de camino al hospital o en el hospital, sumando un total de 21. Otros 30 resultaron gravemente heridos y tuvieron que ser atendidos en los hospitales de Kafanchan y Kaduna”.

No ha sido la primera vez que el sacerdote ha tenido que enterrar a fieles: “Durante cuatro años, desde que me ordené sacerdote en 2016, he estado enterrando a mis feligreses. En 2017, tuve que enterrar a una mujer que había sido asesinada junto con sus cuatro hijos por la noche. En 2018, en la parroquia de Tsonje  también tuvieron que enterrar a cuatro personas que fueron asesinadas. En 2019, en Zunruk, siete jóvenes fueron asesinados a plena luz del día mientras jugaban al fútbol”.

El último ataque ha sido en Kukum Daji. Todas estas comunidades están en zonas donde los misioneros llevan a cabo su ministerio, y todas ellas pertenecen a la parroquia principal de San José de Kagoro, en la diócesis de Kafanchan. “Durante las últimas siete semanas, hemos estado enterrando a nuestros feligreses sin vislumbrar un final. Estos últimos ataques nos han dejado a todos atemorizados, y especialmente con miedo a lo desconocido, porque no sabemos cuándo ocurrirán las próximas rondas de ataques y qué las desencadenará. No podemos practicar nuestra fe en paz. No confiamos en la seguridad de nuestros hogares”, ha señalado el misionero.

Cosechas abandonadas por miedo

Esta situación afecta a la vida diaria: “Nuestros movimientos están limitados, nuestros fieles no pueden realizar libremente sus actividades. Ahora es temporada de cosecha, pero no se atreven a ir a sus campos por miedo a ser atacados allí. Han dejado que sus cultivos perezcan. Es como si nos dejaran morir a causa de nuestra fe.»

Cuando se le pregunta acerca de su tarea como sacerdote y misionero, el padre Ebute contesta: “Cuando eres pastor de los fieles y se producen tales ataques, es tan duro para ti como para ellos. No obstante, debes estar a su disposición para consolarlos, rezar por ellos y animarlos a conservar su fe en Dios y a mantenerse firmes. Ofrecemos apoyo espiritual, moral y material lo mejor que podemos”.

“La población del sur de Kaduna, en su dolor, se siente abandonada por su gobernador”, critican los obispos en la declaración. El P. Ebute está de acuerdo: “Lo que hace todo esto aún más difícil es el hecho de que el Gobierno no tome medidas decisivas para frenar la amenaza. Eso es lo más devastador y frustrante. Otra cosa que es difícil es predicar el perdón, la reconciliación, la paz y el amor a personas cuyos medios de vida les han sido arrebatados, cuya prosperidad disminuye y es destruida como resultado de estos ataques”.

«La sangre de los mártires no será en vano»

A pesar de los asesinatos, la indescriptible violencia, de todo el dolor y sufrimiento, el misionero deposita su confianza en Dios: “En esta situación, me consuela el hecho de que Dios no está muerto y que nos está viendo. Su tiempo llegará. Él nos ha dicho en el Salmo 46, 10 que confiemos en Él. La sangre de estos mártires no será en vano”.

 

ACN, Adie Offiong y María Lozano.-

Ayuda a la Iglesia Necesitada

Nuestra Señora del Huerto

Santa María, huerto cerrado. Lejos estaba de pensar que había un lugar en Tierra Santa que se refiriera a esta alabanza a Nuestra Señora. Me encontré con este lugar en una excursión que hice con unos amigos cerca de Belén. Primero visitamos las llamadas “piscinas o estanques de Suleimán”.

Son 3 grandísimos embalses para recoger y almacenar el agua que baja de las montañas de Judea, y que también llegan hasta Belén. No se conoce con seguridad ni el origen histórico de estos estanques, ni el destino primero de sus aguas. Herodes ya se sirvió de ellos para el aprovisionamiento de agua en su fortaleza y poblado del Herodion.
Estas piscinas miden cada una 100 metros de ancho, por 200 o 300 metros de largo. Alrededor se encuentran fuentes de agua natural muy buena. Están los 3 estanques a lo largo de un valle, que desemboca a 2 kilómetros en un huerto grande.
El lugar es muy fértil, y al lado del huerto hay un Monasterio precioso que se llama Hortus conclusus o Nuestra Señora del huerto cerrado. El nombre está inspirado en el Cantar de los Cantares (4, 2).
Eres Jardín cerrado, hermana mía, esposa, eres jardín cerrado, fuente sellada”.
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Se encuentra al lado del pueblo Artás. Estuvimos en el Monasterio y una monja nos explicó que eran las únicas cristianas del lugar, pues el pueblo que está enfrente es totalmente musulmán. Esta es la foto de la imagen de la Virgen que hay fuera del Monasterio, y la vista del pueblo de Artás que se divisa desde allí.
Nos contó la monjita que el monasterio lo hizo construir un uruguayo, Mons. Mariano Soler, Obispo de Montevideo, quien recibió para ello mucha ayuda del pueblo argentino. Lo atienden ellas, las religiosas de las hijas de María Santísima del Huerto, desde 1901. El proyecto del Santuario fue una obra bendecida y aplaudida por el Papa León XIII.
Mons. Soler compró el terreno en 1894, y construyó allí el templo dedicado a la Virgen María y las instalaciones del Convento y de las obras de Caridad a él anejas. Allí educan a las niñas y cuidan a los enfermos, entre otros menesteres.
Mons. Soler cuenta que una vez al escuchar la antífona “Hortus Conclusus, oh María…" exclamó: -"He aquí la sede clásica, propia y natural de María del Huerto. Este lugar la reclama como su más hermoso símbolo”.
Santiago Quemada

 

29 de julio

SAN LÁZARO
Amigo de Jesús

 

De dos fuentes de información disponemos para trazar la semblanza de San Lázaro: el santo Evangelio y algunas actas de carácter legendario. De entre los evangelistas es San Juan el que más se ha ocupado de nuestro Santo, y, si bien no es pródigo en describirnos demasiadas facetas del mismo, nos proporciona algunos trazos que por sí solos enmarcan los hechos más salientes de su vida.

Era Lázaro un judío de buena posición social, perteneciente a una familia muy conocida en toda Palestina y muy relacionado con familias distinguidas de Jerusalén. Vivía en Betania, pequeña aldea situada a quince estadios de Jerusalén, junto al camino que unía la capital teocrática con el valle del Jordán. La familia componíase de tres miembros: Lázaro y sus dos hermanas, Marta y María.

Nunca se habla de sus padres ni de otros familiares, señal de que aquellos habían pasado a mejor vida y de que los tres hermanos vivían solos en la casa. De vez en cuando se aumentaba la familia con la llegada de Cristo y de sus apóstoles, que encontraban en casa de Lázaro amplio y cariñoso acogimiento.

En sus viajes de Jericó a Jerusalén pasaba Jesús junto a Betania y no dejaba nunca de entrar a saludar a su familia amiga. Otras veces, cansado de luchar en Jerusalén contra los escribas y fariseos, tomaba al anochecer el camino de Betania y descansaba allí de sus fatigas apostólicas. No era Lázaro el jefe de familia, o, al menos, no era él el encargado de obsequiar a los visitantes y de llevar el peso de la casa. Estas funciones de amo y dueño de casa las ejercía su hermana Marta, acaso porque Lázaro fuera mucho más joven que ella o porque la enfermedad le imposibilitaba ejercerlas por sí mismo.

Entre la familia de Lázaro y Jesús existía una amistad sincera y profunda. No especifican los evangelistas en qué radicaba esta confraternidad, pero una piadosa tradición afirma que ello se debía a que Lázaro llevaba una vida profundamente religiosa, ajustando su conducta a las prescripciones de la ley mosaica, de manera que podían aplicársele las palabras que pronunció Cristo a propósito de Natanael: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay dolo (Jn 1,47).

Apenas hubo oído hablar del Salvador y le hubo visto, se prendó del mismo, convirtiéndose en su verdadero discípulo. Tanto Lázaro como sus hermanas formaban parte, muy probablemente, de un grupo de piadosos israelitas que esperaban la redención de Israel. Eran muchos los que anhelaban oír la voz del Mesías, tantas veces preanunciado por los profetas, para deshacerse de la antigua ley, desfigurada por los fariseos, y abrazar !a ley de gracia.

Es también posible que la familia de Lázaro formara parte del movimiento religioso capitaneado por un grupo monástico residente en la región de Qumrán, al noroeste del mar Muerto, que se obligaba, entre otras cosas, a ejercer la hospitalidad.

El mejor elogio que puede hacerse de Lázaro lo hallamos en una frase que nos ha legado el evangelista San Juan al relatar las incidencias de la enfermedad de Lázaro. Afirma el evangelista que, habiendo enfermado Lázaro, sus hermanas enviaron un recado a Jesús, diciéndole: Señor, el que amas está enfermo (Jn 11,3).

La mencionada frase entraña un profundo contenido. El amor que sentía Jesús hacia Lázaro está patente en las pocas palabras que pronuncia. No es posible que el divino Maestro tuviese predilección por él si no hubiese atesorado Lázaro en su corazón el fascinante talismán de la santidad. Entre Jesus y las almas podría establecerse este paralelismo: Jesús ama a las almas en la medida que éstas atesoran más grados de perfección, de tal manera que a mayor santidad, más predilección por parte de Cristo.

El amor que Jesús profesaba a Lázaro aparece visiblemente en el diálogo mantenido entre Él y las hermanas del Santo. Informado el Maestro de la enfermedad que aquejaba a Lázaro por los mensajeros que le mandaron Marta y María, no partió inmediatamente a la cabecera del enfermo, sino que, como afirma San Juan, permaneció en el lugar en que se hallaba dos días más, pasados los cuales dijo a los discípulos: Vamos otra vez a Judea (Jn 11,7). Enterada Marta de que Jesús estaba por llegar, voló a su encuentro, se arrodilló a sus pies y, anegada en lágrimas, le dijo:

 

—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que cuanto pidieras a Dios te lo concederá.

Respondióle Jesús:

—Tu hermano resucitará.

—Sé—dícele Marta—que resucitará en la resurrección en el ultimo día.

Jesús dijo entonces:

—Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí aun cuando hubiera muerto, vivirá, y quien vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?

—Sí, Señor—dijo Marta—; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el que viene al mundo.

Y dicho esto se fue a llamar a su hermana, diciéndole secretamente:

—Está aquí el Maestro y te llama.

Apenas María oyó estas palabras, se levantó apresurademente, abandonando a los asistentes, y, rápida como el entusiasmo de su corazon, salió al encuentro del Maestro. Los judíos que estaban con ella, viendo que María se levantaba y salía de prisa, la siguieron creyendo que iba a la tumba para llorar allí. Cuando María llegó a donde estaba Jesús, viéndole, postróse a sus pies, diciendo:

—Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.

Jesús, al ver llorar a María y a los judíos, se estremeció en su espíritu y se conturbó.

—¿Dónde lo habéis puesto?—dijo.

Contestáronle:

—Señor, ven y velo.

Y Jesús lloró. Y, al presenciar los judíos cómo gruesas lágrimas brotaban de sus ojos, exclamaron:

—¡Cómo le amaba!

 

Jesús, frente a la tumba de Lázaro, se estremece y llora. Las lágrimas son palabras del corazón. Manda Jesús que se quite la losa del sepulcro y con voz fuerte exclama: Lázaro sal fuera. Salió el muerto atado de pies y manos y el rostro envuelto en un sudario. El Dominador de la muerte, ante la estupefacción de los presentes, añadió: Soltadle y dejadle ir (Jn 11,17-44). Las delicadas manos de sus dos hermanas apresúranse a cumplir el mandato de Cristo, soltando las trabas que oprimían el cuerpo redivivo del que hacía cuatro días que había muerto.

El milagro tuvo gran resonancia; el nombre de Lázaro corría de boca en boca y su persona habíase convertido en signo de contradicción. "De la misma manera que el sol brilla sobre el barro y lo endurece, y brilla sobre la cera y la ablanda, así este gran milagro de nuestro Señor endureció algunos corazones para la incredulidad y ablandó a otros para la fe" (Fulton Sheen).

El pueblo sencillo acudía a Betania llevado por la curiosidad de ver a un ser redivivo, saludar a la familia y congratularse con ella del gran milagro que en su favor había obrado Cristo. "Muchos de los judíos que habían venido a María y vieron lo que había hecho (Jesús) creyeron en El" (Jn 11,45).

Debió convertirse Betania en meta de peregrinaciones, porque, según el Evangelio, una gran muchedumbre de judíos supo que Jesús estaba allí, y vinieron no sólo por Jesús, sino por ver a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos (Jn. 12,9). Para los que le habían visto muerto y cerrado durante cuatro días en el sepulcro, era Lázaro una prueba irrefutable del poder taumatúrgico de Cristo.

Lo comprendieron así los príncipes de los sacerdotes, los cuales, alarmados por el número creciente de conversiones, resolvieron matar a Lázaro. Pero aún más: viendo que Jesús multiplicaba sus milagros y temiendo que todos creyeran en Él, reuniéronse en consejo y determinaron hacerle morir.

Como no había llegado todavía su hora, Jesús ya no andaba en público entre los judíos, antes se retiró a una región próxima al desierto de Judá, donde moró con sus discípulos. En Jerusalén se le buscaba afanosamente, preguntando si subiría a la fiesta de la Pascua. Muchos temían que Jesus no asistiría a la misma, pues los príncipes de los sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes para que, si alguno supiese dónde estaba, lo indicase, a fin de echarle mano (Jn 11,57).

Buscaban los hombres la manera de dar muerte al que era la resurrección y la vida, creyendo que de ellos dependía el momento y el día de su ejecución. Sin embargo, al prenderle (Mt 26,53-56), hízoles saber Cristo que se entregaba voluntariamente en sus manos y que ofrecía su vida para la redención del mundo porque era ésta la voluntad del Padre celestial. La resurrección de Lázaro fue lo que selló su muerte. Puesto que una piedra acababa de ser quitada de su sepulcro y Lázaro era llamado para que volviera a la vida. Caifás, en representación de las autoridades, profetizó que Jesús había de morir por el pueblo, y no solo por el pueblo, sino para reunir en uno todos los hijos de Dios (Jn 11,51-52).

La resurrección de Lázaro puso en ridículo a las autoridades judías. Todas sus acusaciones contra Jesús se derrumbaban estrepitosamente. Los hechos eran patentes: un hombre había muerto y Jesús lo resucitó al cabo de cuatro días. ¿Habéis oído cosa semejante? No se atrevieron las autoridades a negar la veracidad del hecho; no podían, porque muchos hombres de Jerusalén y Betania habían sido testigos oculares de los acontecimientos, siguieron el curso de la enfermedad de Lázaro, le vieron morir, asistieron a la conducción de su cadáver y divisaron el movimiento de la piedra, que, girando sobre sí misma, cerró la boca del sepulcro.

Al cuarto día, cuando el cadáver presentaba señales evidentes de putrefacción—Ya hiede, decía su hermana Marta—, la voz imperiosa de Cristo le grita: Lázaro, sal fuera. Lo que no hicieron entonces los enemigos de Jesús, lo han intentado sus sucesores, los racionalistas modernos. Para Paulus, Lázaro sufrió un síncope; creyéndole muerto, lo llevaron al sepulcro. Al llegar Cristo y mandar abrirlo, una ráfaga de aire fresco penetró en la caverna, reanimando al que equivocadamente habían dado por muerto.

Renán propone otra explicación no menos grotesca: cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro estaba curado; pero sus dos hermanas, ruborizadas por haber molestado a Jesús al haberle obligado a venir, quisieron reparar la falta proporcionándole la ocasión de obrar un milagro. Prestóse Lázaro a dejarse vendar brazos y piernas, envolver su cabeza con un sudario y tenderse como un muerto en el sepulcro de familia.

No tuvo Cristo gran trabajo en reanimar al que estaba realmente vivo. Otros racionalistas eliminan el milagro recurriendo a la tesis de la alegoría: descartada la realidad histórica del milagro, dicen, la resurrección de Lázaro no es otra cosa que una composición literaria, o sea, un símbolo que pretende desarrollar el conocido tema, tan del agrado de Cristo, y que enuncia el evangelio de San Juan con las palabras Yo soy la resurrección y 1a vida (Jn 11,25). Para ellos la tesis crea el hecho.

Después de su resurrección llevó Lázaro una vida normal. Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos (lo. 12,1). La familia amiga le dispuso una cena, en la cual Marta servía, y Lázaro era de los que estaban a la mesa con Él. Los judíos se enteraron que Cristo estaba en Betania y fueron allí.

Al día siguiente continuaba en Jerusalén el entusiasmo por Jesús. Le rendía testimonio la muchedumbre que estaba con Él cuando llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los muertos. Por esto le salió al encuentro la multitud, porque habían oído que había hecho este milagro. Entre tanto los fariseos se decían: Ya veis que no adelantamos nada, ya veis que todo el mundo se va en pos de El (Jn. 12,17-19). Esto último cabe decir de las hipótesis que los racionalistas han forjado para eliminar el milagro de la resurrección de Lázaro.

Una hipótesis sucede a otra, sin que el pueblo se entere de su existencia. El alma popular, limpia del orgullo intelectual, sigue creyendo en la realidad del milagro y abriga la persuasión de que todo lo puede Aquel que es la resurrección y la vida. Sabe que Cristo vino al mundo para que todos tengan vida, y la tengan abundante (Jn 10,10). A Lázaro, junto con la vida del alma, devolvió Cristo la vida del cuerpo.

 

LADISLAO GUIM CASTRO, O. F. M.

28 de julio

Santos Nazario y Celso
Mártires

Nazario nació en Roma. Su padre era un acaudalado caballero pagano, oriundo del norte de África. Su madre, fervorosa cristiana había nacido en Roma; la Iglesia la venera con el nombre de santa Perpetua. Se cree que fue bautizado por el papa san Lino, sucesor de san Pedro en la sede romana, Inflamada su alma de amor divino, resolvió salir de Roma para dedicarse a la salvación de las almas menos favorecidas.

Predicó en nombre de Jesucristo. "Los pobres son su prójimo" , decían los del lugar. A lo que él replicaba; "Son más que mi prójimo; son mis hermanos, mis hijos en espíritu" . Y en provecho de ellos vendió sus vastas heredades, vistió el sayal de peregrino y comenzó su misión evangelizadora con los menesterosos, los enfermos y los huérfanos.

Recorrió Florencia y se dirigió a la ciudad de Milán. El gobernador Anolino interrogó a los guardias: "¿,Quién es ese hombre que habla sobre la fe de un nazareno llamado Jesús y todos lo siguen?" Dio orden de que lo encarcelaran y al día siguiente se presentó en su celda. Su presencia llevaba un fin: persuadirlo a que adorase a los dioses de Roma.

Como Nazario se negase, fue flagelado y expulsado de Milán. Llevó entonces a la Galia su prédica evangelizadora. Un domingo, orando en la población de Melia, una mujer, llamada Marionilla, llegó con un niño, su hijo. "Aquí está Celso le dijo , para que lo bautices y lo instruyas en tu fe, la que recompensa con la vida eterna".

La gracia del Señor resplandeció sobre Celso. Nazario y Celso maestro y discípulo, sembraron, con sus eficaces pláticas y la ejemplaridad de sus vidas, aquella semilla de la cual habla el evangelio; y esta semilla "cayó toda en tierra fértil".

En la ciudad de Tréveris ambos realizaron milagros. En compañía de los recién convertidos entonaban cánticos sagrados y en las procesiones pregonaban la paz entre los hermanos y entre los pueblos.

Arrestados los dos y llevados a la cárcel, se los condenó a muerte. La tradición refiere que fueron milagrosamente salvados y volvieron a Italia. En Milán, el gobernador Anolino por segunda vez los hizo encarcelar. Como Nazario era ciudadano romano y pertenecía a la nobleza, el gobernador consultó la sentencia con Nerón.

Conducidos a la plaza mayor de Milán, fueron decapitados, el 28 de julio del año 68. Los cristianos recogieron sus cadáveres y los sepultaron en un huerto de extramuros.

Más de trescientos años después, en 395, fue revelado a san Ambrosio como él mismo ha escrito el lugar donde estaban los sagrados despojos. Refieren las crónicas que éstos estaban como si ese mismo día hubiesen sido sepultados. San Ambrosio los hizo trasladar a la iglesia de los Apóstoles, que acababa de hacer construir.

Los habitantes de Milán reverencian a estos dos santos como a sus dos patronos.

 

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