Todo esto lo lograron sin mover una sola piedra, usando un radar de penetración terrestre (GPR). Una nueva alternativa para proteger el territorio sin recurrir a excavaciones largas y muy costosas.
Gracias al georadar, los científicos, pudieron cartografiar toda la ciudad, ya que una de las características de este aparato es escuchar el eco desde diferentes profundidades y esto permitió explorar las ruinas en varias capas o tajadas, por así decir. Con estudios posteriores se pudieron revelar algo más sobre la historia del asentamiento.
Falerii Novi fue fundada por los romanos en el 241 a. C. y fue abandonada alrededor del siglo VII, en la valle del Tíber muy cerca a la actual ciudad de Civita Castellana en la provincia de Viterbo. Dominada por la cercana abadía de Santa Maria in Falerii, custodiada por los monjes cistercienses.
Alrededor del 700 d. C. la ciudad fue abandonada y despojada. Las razones no son muy claras, simplemente podría haber sido “víctima” del curso de la historia.
Con las nuevas imágenes del georadar, se pudo descubrir un templo, del cual se desconocía su existencia y en las imágenes se ve tan claro como si fuera un bosquejo a lápiz. También se puede ver dos estructuras que podrían interpretarse como baños públicos, un teatro, un pórtico doble en tres lados, abierto en un patio y otras dos estructuras que podrían ser fuentes.
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En la tradición bíblica, hay tres fiestas de peregrinación centrales: la Pascua, Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos. Dos de las tres celebraciones se incluyen explícitamente en el Nuevo Testamento y reciben un nuevo significado. La Pascua se celebra no sólo como liberación de la esclavitud de Egipto, sino como la liberación de la muerte por medio de la cruz y la resurrección de Jesús (Pascua de Resurrección).
Pentecostés no es sólo la celebración de los primeros frutos de la tierra, sino del primero fruto del cielo (el don del Espíritu Santo). Pero, ¿qué ha ocurrido con la Fiesta de los Tabernáculos (Sukkot) en la tradición cristiana? En los escritos antiguos de Israel, la Fiesta de los Tabernáculos celebraba la última cosecha; cuando el pueblo iba al Templo de Jerusalén para alegrarse y dar gracias a Dios tras el año agrícola.
Conmemoraban entonces los cuarenta años de caminar por el desierto, donde Dios proveyó a todas sus necesidades; mientras se refugiaban en sus frágiles tiendas de campaña (Levítico 23,43). En la literatura profética (cf. Zacarías 14), la Fiesta de los Tabernáculos se asocia al final de los tiempos; cuando Dios recogerá la última cosecha de Israel y las naciones, que vendrán todos a Jerusalén para rendirle culto.
A primera vista, parece que esta fiesta haya desaparecido en la tradición cristiana (aunque Jesús vaya a Jerusalén para la Fiesta de los Tabernáculos en el Evangelio de san Juan, cap. 7). En otro momento, se puede encontrar aún un eco de la Fiesta de los Tabernáculos en la Transfiguración de Jesús, una fiesta que se celebra el 6 de agosto.
En Tierra Santa, todas las miradas se vuelven en esta fecha al Monte Tabor, venerado como la «montaña alta» del relato evangélico. La historia de la Transfiguración de Jesús ante los ojos de tres de sus discípulos se narra en repetidas ocasiones en los Evangelios (cf. Mateo 17, 1-8; Marcos 9, 2-8; Lucas 9, 28-36). Jesús, con el rostro brillante como el sol y sus ropas resplandecientes de blancura, da a sus discípulos una visión de su gloria antes de entrar en la Pasión y la muerte.
En efecto, justo antes de subir a la «montaña alta», Jesús anuncia a sus discípulos por primera vez que debía ir a Jerusalén para sufrir y morir. Pedro se resiste a esta terrible profecía. Ahora, frente a Jesús transfigurado, que conversa con Moisés, que dio la Ley, y con Elías, el profeta por excelencia, Pedro, uno de los tres discípulos que está con Jesús en el monte alto, sugiere la construcción de tres tiendas para Jesús, Moisés y Elías.
Pedro parece resistirse de nuevo al hecho de que Jesús debe bajar de la montaña para sufrir y morir en Jerusalén. Preferiría hacer un santuario en la montaña para Jesús. Pero Jesús no se queda en la montaña en una tienda, tiene que ir de Jerusalén; donde será crucificado. Las tiendas que Pedro trata de construir, no son las que Dios desea.
Cuarenta días después de la Transfiguración, el 14 de septiembre, la Iglesia celebra la fiesta de la Cruz gloriosa. Muchas tradiciones cristianas comparan el madero de la cruz con la madera del árbol del jardín del Edén. Por el árbol del jardín del Edén, la muerte entró al mundo por la desobediencia (Adán comió del fruto prohibido), y por el madero de la cruz, la vida ha sido restaurada (Jesús fue obediente hasta la muerte en cruz).
La cruz se compara también con el arca de Noé (donde se salvaron todas las personas que se refugiaron en ella) o la vara de Moisés, con la que hizo signos y prodigios, y guió al pueblo. Pero también puede compararse con una tienda de campaña. En lugar de las tiendas que Pedro quería levantar para Jesús y sus compañeros en la montaña, la cruz de Jesús ofrece la verdadera tienda para el que se refugia en ella, huyendo del pecado, elevando la mirada al Hijo del hombre que permaneció totalmente obediente a la voluntad de su Padre celestial.
Además, la fiesta de la Cruz gloriosa tiene su origen en el día de la dedicación de la Iglesia de la Resurrección (conocida como Iglesia del Santo Sepulcro). El 14 de septiembre del año 335 se celebró la dedicación del edificio constantiniano, una tienda en el corazón de Jerusalén para todos los que buscan refugio a la sombra de la cruz y vuelven su mirada hacia la gloria de Cristo resucitado.
En las comunidades cristianas de Tierra Santa están presentes tres símbolos de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz: la luz, la albahaca y la granada. La luz representa la luz de la cruz que ilumina nuestra vida. La albahaca, verde y fragante, significa el árbol de la vida, que está representada por la cruz.
La granada, llena de jugo de color rojo (como la sangre de Cristo derramada en la cruz) y de semillas (que representan la fertilidad de la vida), alude al misterio de la muerte de Cristo en la cruz por nosotros. La albahaca y la granada de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz cristiana podrían recordar el lulav (la palmera) y el etrog (la cidra), típicos de la fiesta judía de Sukkot.
Fuente: Un Sacerdote en Tierra Santa
En el plazo comprendido entre los meses de enero y abril, se retiraron las cruces de por lo menos 250 iglesias de las Tres Autonomías emplazadas en Lu’an, Ma’anshan, Huaibei y en otras ciudades de la provincia oriental de Anhui. Un creyente local reveló que en noviembre y diciembre del año pasado se eliminaron las cruces de 22 iglesias de las Tres Autonomías emplazadas en Bozhou, Huaibei y en otras dos ciudades.
«Todos los símbolos cristianos deben ser eliminados como parte de la campaña represiva del Gobierno», le dijo a Bitter Winter un empleado estatal procedente de la ciudad de Ma’anshan.
La Iglesia de Gulou situada en el centro de la ciudad de Fuyang de Anhui es una iglesia protestante estatal que posee una historia de 124 años. El 1 de abril, diez funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos, de la Agencia de Seguridad Pública y de otros departamentos gubernamentales de la ciudad se presentaron en la iglesia para supervisar la remoción de su cruz. Los mismos fueron bloqueados por más de 100 miembros de la congregación que habían estado intentando evitar la demolición de la cruz durante ocho horas. Luego de haber presionado al director de la iglesia durante horas, la cruz fue retirada a las 5 de la mañana del siguiente día.
Un miembro de la congregación le dijo a Bitter Winter que los funcionarios locales habían afirmado que la campaña de remoción de cruces estaba siendo implementada siguiendo los lineamientos de una política nacional, la cual exigía la eliminación de todos los símbolos cristianos, islámicos, budistas y otros símbolos religiosos. Dichas órdenes están siendo transmitidas de un nivel de Gobierno a otro, y todas las cruces existentes en Anhui serán eventualmente erradicadas, añadió el creyente.
«Apoyamos al Estado y cumplimos con sus regulaciones», continuó afirmando el miembro de la congregación. «Podemos dialogar con el Gobierno si cree que hemos hecho algo mal, pero no pueden perseguirnos de esta manera. Los funcionarios no mostraron ningún tipo de documento, por temor a que la gente los implicara con algo por escrito. Solo transmitieron órdenes verbales y nos obligaron a obedecerlas».
En el mes de abril, el Gobierno retiró por la fuerza las cruces de dos iglesias protestantes que poseían una historia de más de 100 años en Hefei, la capital de la provincia.
Según un presbítero de una iglesia de las Tres Autonomías emplazada en el condadode Hanshan de Ma’anshan, a principios de este año, el Gobierno de la ciudad convocó dos conferencias para hablar sobre las órdenes impartidas por el Gobierno central de retirar las cruces utilizando una amplia variedad de pretextos: por ser demasiado altas, grandes, anchas o llamativas. El Gobierno provincial criticó públicamente a las autoridades de la ciudad de Ma’anshan por no retirar las cruces lo suficientemente rápido.
A mediados de abril, funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido y de otras instituciones gubernamentales del condado removieron las cruces de las 33 iglesias de las Tres Autonomías existentes en el condado. Mientras estaban removiendo la cruz de la iglesia más grande del condado, los creyentes intentaron salvarla. Aun así, la demolición se llevó a cabo según lo planeado, ya que los funcionarios locales temían las repercusiones de las autoridades superiores por desobedecer sus órdenes.
«El hecho de que se hayan retirado todas las cruces de las iglesias emplazadas en el condado nos entristece mucho porque la cruz es el símbolo principal de nuestra fe», añadió el presbítero procedente del condado de Hanshan. «Pero no nos atrevemos a desobedecer las órdenes del Gobierno central: los peces pequeños no se comen a los grandes».
En Lu’an, una ciudad a nivel de prefectura de Anhui que posee una población cristiana relativamente grande, durante los primeros cuatro meses del año se eliminaron las cruces de 183 iglesias. El 14 de marzo, funcionarios del Gobierno del condado de Huoqiu de la ciudad le ordenaron a la directora de la Iglesia del Jardín de las Tres Autonomías que retirara la cruz de la misma, alegando que podría caerse y herir a alguien. La directora se negó inicialmente, pero los funcionarios amenazaron con encarcelarla y clausurar la iglesia si no acataba la orden.
Un miembro de la congregación le dijo a Bitter Winter que los funcionarios del Gobierno local declararon a fines del año pasado que, debido a la animosidad entre Estados Unidos y China, el Gobierno teme que los cristianos, cuyo número está creciendo en China, «se unan con extranjeros contra el Estado».
«Como las cruces están siendo removidas a lo largo de todo el país, los que se nieguen a cooperar serán acusados de oponerse al Partido Comunista», añadió el cristiano. «Se nos presiona para que renunciemos a nuestra fe, pero perseveraremos».
Video: El 10 de abril, trabajadores removieron la cruz de una iglesia emplazada en el condado de Shu administrado por Lu’an.
"En el Cenáculo el misterio de la gracia y salvación de la que somos destinatarios y también heraldos y ministros, puede expresarse solamente en términos de amor. Ya que Èl nos amó en primer lugar y sigue amándonos, tenemos que responder con amor.Este amor que transforma, que es gracia y verdad, nos lleva como individuos y como comunidad a superar la tentación de encerrarnos en nosotros mismos en el egoísmo, la indolencia o el aislamiento, en el prejuicio o el miedo y a entregarnos con generosidad al Señor y a los demás. Nos lleva como comunidad cristiana a ser fieles a nuestra misión con franqueza y valor".
Entre los primeros hallazgos parece confirmarse, además, que los filólogos suelen acertar cuando clasifican los rollos: los de un mismo estilo linguïstico o literario, efectivamente, vienen de un mismo grupo de ovejas.
800 pergaminos de piel de animal, miles de fragmentos caóticos
Entre 1947 y 1965 se encontraron en 11 cuevas en Qumrán, en Israel, junto al Mar Muerto, 800 pergaminos y una multitud de fragmentos, también algunos papiros, que han sido objeto de investigaciones inacabables. Sus poseedores los escondieron en esas cuevas durante la Guerra Judía del año 70 d.C., la que destruyó el templo de Jerusalén aún estando vivos varios apóstoles de Jesús. Probablemente querían evitar que fueran destruidos en un saqueo por parte de los romanos.
Hoy se cree que sus dueños era una comunidad de tipo monástico de judíos esenios, grupo que solo conocemos porque los menciona en sus libros el historiador judío del siglo I Flavio Josefo. Esta comunidad de esenios podía ser parecida, o distinta, a otras comunidades esenias de Palestina.
Los pergaminos se escribieron o copiaron entre el 150 a.C. y el 70 d.C. y entre ellos se han encontrado:
– copias del Antiguo Testamento en hebreo (con textos idénticos a los textos bíblicos que usan judíos y cristianos de otras épocas, lo que ha demostrado que el texto se ha conservado bien transmitido durante 2000 años)
– reglamentos y oraciones propias de la comunidad monástica de Qumrán
– libros religiosos judíos posteriores al Antiguo Testamento pero anteriores a Cristo, como el Libro de Henoc, el Testamento de los Doce Patriarcas, el Libro de los Jubileos…
– y una multitud de fragmentos dudosos, a veces diminutos, entre los que es famoso el fragmento 7Q5 que podría ser un pedacito del evangelio de Marcos 6, 52-53.
El Jerusalen Post anuncia ahora los primeros frutos de una línea nueva para investigar: buscar el ADN de las pieles en las que se confeccionaron los pergaminos.
Conseguir ADN raspando las pieles por detrás
Durante 7 años un equipo ha investigado el ADN de 35 fragmentos seleccionados. “A partir de ahora iremos más rápido”, anuncian.
La idea de estudiar el ADN de los pergaminos surgió en una comida de trabajadores de la Universidad de Tel Aviv, cuando el genetista Oded Rechavi y el experto bíblico Noam Mizrahi se sentaron en la misma mesa. “Se nos ocurrió que usando la información genética de la piel en la que se escribieron podíamos investigar las conexiones entre fragmentos“, comenta el genetista.
Durante veinte años nadie había tomado material genético de los pergaminos por precaución, para no dañarlos, pero en este caso la autoridad a cargo de los Rollos del Mar Muerto (la IAA Dead Sea Scrolls Unit) decidió que valía la pena. Los investigadores descubrieron que bastaba con recortar pedacitos muy pequeños o raspar la parte trasera de los rollos (que pocas veces está escrita) para obtener material suficiente.
Descubrieron que casi todos los fragmentos eran de piel de oveja, animal común en Tierra Santa en la época (y hoy). Sólo dos de los 35 fragmentos -uno de ellos, del Libro de Jeremías- resultaron ser de vaca, un animal que requiere mucha más agua y pastos verdes y que era infrecuente en la Palestina del siglo I, por lo que podría indicar que trajeron del extranjero el material… o el rollo entero ya escrito.
Se podría establecer así que los libros de piel de vaca, importados del extranjero, no eran producidos por la comunidad de Qumram y quizá no reflejaban del todo su postura, pudiendo tenerlos quizá sólo para completar su biblioteca. También permite suponer que un rollo en piel de vaca circulaba por el mercado internacional (o al menos por las comunidades judías del mundo), mientras que los de piel de oveja quizá sólo existían en esa comunidad.
Agrupar manuscritos por su animal o rebaño de procedencia
Pero el análisis de ADN puede incluso mostrar que un fragmento pertenece a un animal en concreto, y otro a otro animal distinto, aunque pariente, del mismo rebaño. Todo esto puede ayudar a resolver el puzle de miles de fragmentos (a menudo sólo con unas pocas palabras) que no hay forma de juntar con sus otras piezas. Ahora se pueden agrupar genéticamente.
Otro ejemplo: en el año 68 los romanos destruyeron la fortaleza judía rebelde de Masada. Los arqueólogos encontraron allí un rollo con un texto sagrado llamado la Canción del Sacrificio de Sabbath.
Hay nueve copias fragmentarias en Qumrán y una en Masada. Una teoría decía que quizá después de la guerra unos refugiados de Qumrán se afincaron en las ruinas de Masada y perdieron allí su peculiar texto. Pero ahora, examinando la genética del rollo de Masada, se ve que el rollo de Masada usó a unas ovejas distintas a las de los otros textos de Qumrán.
Eso puede reforzar la teoría de que la Canción del sacrificio no era un texto sólo de la secta de Qumrán sino un texto bastante difundido, una raíz de literatura mística que podían conocer varias comunidades o corrientes judías. (De hecho, los expertos ya lo sospechaban, porque, por ejemplo, este texto místico llama Elohim a Dios, mientras que los textos de la comunidad de Qumrán casi nunca lo hacen).
Los filólogos clasifican bien, parece decir el ADN
Durante años los expertos han usado la filología para distinguir qué textos de Qumrán eran textos del judaísmo general de la época (textos que quizá cayeron en desuso en pocos años, con la destrucción del Templo) y qué textos son específicos de la secta qumranita. Ahora el ADN confirma -al menos en los fragmentos analizados- que los filólogos suelen acertar: los textos de un mismo estilo lingüístico también usan las mismas ovejas.
Hay unos 25.000 fragmentos por analizar todavía: esta nueva línea nos puede mostrar mucho sobre los textos que circulaban entre las personas religiosas judías en el siglo I y el siglo anterior, en la época de Jesús, las décadas inmediatamente anteriores y en los años de los Apóstoles. ¿Y si aparecieran textos de los primeros cristianos entre los pedazos más fragmentarios y difíciles de entender de ese tesoro despedazado?
Fuente: Fundación Tierra Santa
Pablo J. Ginés / Fundación Tierra Santa
Fuente: Un Sacerdote en Tierra Santa
Estuvo al principio afiliado al partido de los arrianos, pero en el Concilio de Sárdica (347) se puso de parte de la ortodoxia, y contribuyó a desenmascarar las intrigas de sus antiguos correligionarios. Constancio le desterró a los arenales de Libia, de donde salió al advenimiento de Juliano el apóstata.
En 362 aparece en el Concilio de Alejandría al lado de San Atanasio, que hace su elogio en varios de sus escritos. Murió algún tiempo después.
CIUDAD DEL VATICANO, 31 ENE 2007 (VIS)
"Debemos reconocer que el apóstol es un ejemplo elocuente de hombre abierto a la colaboración -dijo el Papa- en la Iglesia no quiere hacer todo sólo, sino que se sirve de colegas numerosos y diversificados".Benedicto XVI reanudó en la audiencia general de hoy la catequesis sobre las primeras figuras del cristianismo y habló sobre los tres principales colaboradores de San Pablo: Bernabé, Silas y Apolo. La audiencia, en la que participaron alrededor de seis mil personas, tuvo lugar en la Sala Pablo VI.
"Bernabé fue uno de los primeros judíos que abrazó el cristianismo -explicó el Papa- y se hizo garante de la conversión de Pablo ante los cristianos de Jerusalén que desconfiaban de su antiguo perseguidor". El Santo Padre recordó además la participación de Bernabé en el Concilio de Jerusalén, en el cual se decidió "separar la práctica de la circuncisión de la identidad cristiana".Pero, Pablo y Bernabé "tuvieron contrastes al principio del segundo viaje misionero porque Bernabé quería llevar como compañero al joven Juan Marcos, mientras Pablo no quería."
"Se ve que también entre los santos hay contrastes, discordias y controversias -comentó el Santo Padre - Los santos son personas como nosotros y esto es algo que me consuela. Los santos nocayeron del cielo ya santos, eran hombres como nosotros, con problemas a veces muy complicados. La santidad no consiste en no haberse equivocado ni pecado nunca, crece con la capacidad de conversión, de arrepentimiento (...) de volver a empezar y sobre todo con la capacidad de reconciliación y de perdón"
Reconozcamos que Dios no es algo vago, nuestro Dios no es un Dios spray, es concreto, no es un abstracto, sino que tiene un nombre: "Dios es amor". No un amor sentimental, emotivo, sino el amor del Padre que está al origen de cada vida, el amor del Hijo que muere en la cruz y se eleva, el amor del Espíritu que renueva al hombre y al mundo. Pensar que Dios es amor nos hace tanto bien, porque nos enseña a amar, a darnos a los otros como Jesús se ha dado a nosotros. Y camina con nosotros y Jesús que camina con nosotros en el camino de la vida.
La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos, es el rostro con el que Dios mismo se ha revelado, no desde lo alto de una cátedra, sino caminando con la humanidad, y es precisamente Jesús que nos ha revelado al Padre y nos que nos ha prometido al Espíritu Santo. Dios ha caminado con su pueblo en la historia del pueblo de Israel. Y Jesús ha caminado siempre con nosotros. Nos ha prometido el Espíritu Santo que es el fuego y nos enseña todo eso que nosotros no sabemos, que dentro de nosotros nos guía, nos da buenas ideas y buenas inspiraciones.
Hoy alabamos a Dios no por un misterio particular, sino por Él mismo, "por su gloria inmensa", como dice el himno litúrgico. Lo alabamos y le damos gracias porque es Amor, y porque nos llamar a entrar en el abrazo de su comunión, que es vida eterna.
Confiamos nuestra alabanza a las manos de la Virgen María. Ella, la más humilde entre las criaturas, gracias a Cristo ya ha llegado a la meta del peregrinaje terreno: está ya en la gloria de la Trinidad. Por esto, María nuestra madre, la Virgen brilla para nosotros como signo de segura esperanza. Es la madre de la esperanza, en nuestro camino, en nuestra vía es la madre de la esperanza, es la madre también que nos consuela, la madre de la consolación y la madre que nos acompaña en el camino.
Ahora rezamos a la Virgen, todos juntos a nuestra madre que nos acompaña en el camino.
Papa Francisco
A él se debe, en efecto, en primer lugar, el haber generalizado y sistematizado, mucho más que los anteriores misioneros, la evangelización de la mayor parte de Alemania, y, por otra parte, el haber organizado de una manera definitiva la jerarquía de estos vastos territorios, procediendo en toda esta labor en inteligencia con los Romanos Pontífices. Mas con todo este trabajo de evangelización de Alemania y organización de sus iglesias no se agotó la actividad de este grande apóstol.
Esta comprende una segunda parte, a la que suelen atender menos los historiadores, pero que tuvo extraordinaria importancia en la vida de San Bonifacio. Es la regeneración y reorganización de la Iglesia de los Francos, que se hallaba en gran decadencia. Así, pues, San Bonifacio es apóstol de Alemania y reorganizador de la Iglesia franca.
Llamábase Winfrido y nació hacia el año 680, según todas las probabilidades, en el territorio de Wessex, de una familia profundamente cristiana. Contando sólo cinco años, atraído por el ejemplo y las palabras de unos monjes, manifestó a sus padres el deseo de seguirlos, y, después de vencer su persistente oposición, pudo dirigirse a la escuela del monasterio de Exeter. Contaba entonces sólo siete años y durante otros siete pudo poner los más sólidos fundamentos a su formación humanística y sacerdotal. A los catorce se trasladó al monasterio de Nursling, de la diócesis de Winchester, donde, ingresado en la Orden, recorrió los estudios superiores del llamado Trivio y Cuatrivio, en los que salió tan aventajado que bien pronto pudo ser allí mismo renombrado maestro. De ello nos dejó una excelente prueba en una gramática latina que compuso en este tiempo.
Pero mucho más que en los estudios profanos, que constituían la base de la formación humanística y filosófica, aventajóse Winfrido en los eclesiásticos, que más directamente debían servirle para los ideales apostólicos que ya entonces acariciaba en su interior. Por esto consta que estudió de un modo especial la Sagrada Escritura y la dogmática o teología, tal como entonces se proponía, al mismo tiempo que realizaba los primeros ensayos de predicación entre la gente humilde y sencilla del pueblo. Todo esto, unido a un espíritu profundamente religioso, a la práctica de todas las virtudes monásticas y a un abrasado amor de Dios y del prójimo, le prepararon convenientemente para la grande obra a que Dios lo destinaba.
Precisamente entonces eran frecuentes las salidas de Inglaterra de monjes misioneros, que partían para el centro y norte de Europa, donde se entregaban con toda su alma a la evangelización de aquellos territorios, todavía paganos. Hallábase entonces en la región de Frisia (la actual Holanda) el gran apóstol San Willibrordo, y continuamente llegaban a los monasterios de Inglaterra e Irlanda voces en demanda de nuevos misioneros. Winfrido, pues, que se hallaba a la sazón en la plenitud de su vida, sintióse llamado por Dios a este inmenso campo de apostolado, y, después de obtener, tras largas luchas, el permiso de su abad, partió para el Continente, junto con otros dos compañeros, el año 716.
Mas no había llegado todavía la hora de Dios. La situación del norte de Europa era insegura, por lo cual Winfrido se convenció de que su labor apostólica sería inútil. Así, pues, volvióse a su monasterio de Nursling, donde, a la muerte del abad Wimbert, trataron los monjes de elegirlo a él. No sin mucho esfuerzo consiguió, al fin, verse libre de esta dignidad, pues su única obsesión era volver al Continente para entregarse de lleno a su evangelización. Convencido, pues, de que, para dar verdadera eficacia a su labor, era necesario recibir una comisión directa del Papa, dirigióse el año 718 a Roma.
Era el primer viaje que hacía a la Ciudad Eterna. El papa San Gregorio II le recibió con muestras de extraordinaria satisfacción, cambióle su nombre de Winfrido por el de Bonifacio; instruyóle ampliamente sobre el modo de introducir en los pueblos germanos la doctrina cristiana, la liturgia y administración romana, y en la primavera de 719 le dio una comisión especial para los pueblos del centro de Europa.
Atravesando, pues, Bonifacio la Baviera y el centro de Alemania dirigióse a Frisia, donde providencialmente había muerto su rey Radbod, y su sucesor, unido con los francos, se mostraba favorable a la predicación del Evangelio. Allí, pues, al lado del veterano apóstol San Willibrordo, pasó el novel misionero Bonifacio tres años. Este aprendizaje fue de grandísima utilidad para él. Sin embargo, resistiendo a las instancias de San Willibrordo, quien, ya anciano, deseaba nombrarle sucesor suyo, y siguiendo las instrucciones del Papa, se dirigió a Hesse, donde inició su primera gran campaña de predicación. En este tiempo se le juntó uno de sus más fieles colaboradores, llamado Gregorio. Para dar más firmeza y regularidad al trabajo misionero estableció pronto su primer monasterio en Amöneburg. El resultado de sus primeros trabajos fueron millares de conversiones y el establecimiento de numerosas cristiandades.
Ante las primeras noticias de los éxitos obtenidos el Papa le llamó a Roma, donde, bien informado de su espíritu y de sus métodos de predicación, así como también de los nuevos campos que se abrían al Evangelio, le consagró obispo el 30 de noviembre, fiesta de San Andrés, del año 722. A esta dignidad, que tanto ascendiente debía dar a Bonifacio, añadió el Papa una carta especial para Carlos Martel, con el objeto de que obtuviera de éste su apoyo oficial para tan importante empresa, y asimismo gran cantidad de reliquias, el Código oficial canónico y otras cosas que contribuían a dar mayor autoridad al misionero.
Armado, pues, Bonifacio de su nueva autoridad episcopal y de todas estas nuevas armas, dirigióse a Carlos Martel, quien, a la vista de la carta pontificia, puso al servicio del misionero todo el apoyo de su poder. En esta forma entró de nuevo Bonifacio en Alemania y se dispuso a continuar la obra comenzada en Hesse. Para ello realizó entonces una de las más sublimes hazañas de su vida misionera, con el objeto de deshacer la superstición pagana, que constituía el principal obstáculo del Evangelio. Efectivamente, en un día señalado con anticipación, para hacer presencia de gran multitud de paganos, dio con sus propias manos algunos golpes de hacha y luego hizo derribar la encina sagrada de Geismar, a la que los gentiles profesaban gran veneración. Al ver, pues, los paganos que sus dioses no hacían nada para vengar aquel ultraje, reconocieron su impotencia, y a partir de este hecho se mostraron mejor dispuestos para recibir el Evangelio. Con la madera de aquella encina hizo Bonifacio construir una iglesia dedicada a San Pedro, y a corta distancia de ella levantó el monasterio de Fritzlar, que fue en adelante uno de los puntos de apoyo de su obra misionera.
Puesta ya en marcha la misión de Hesse, el año 725 pasó a Turingia, donde ya anteriormente había sido introducido, pero no había arraigado el cristianismo, y allí continuó desarrollando su actividad apostólica. En todas partes encontraba al pueblo dispuesto a escuchar la palabra de Dios. Lo único que faltaban eran misioneros. Por esto insistió constantemente a los monasterios ingleses en demanda de nuevas fuerzas, y, en efecto, fueron llegando muchos monjes misioneros durante los años siguientes. Bien pronto fundó en Turingia, cerca de Gotha, el monasterio de Ordruf, que fue su base de operaciones en aquel territorio. Entre los nuevos misioneros son dignos de mención San Lull, que fue el sucesor de San Bonifacio en la sede de Maguncia, y San Esteban, su futuro compañero de martirio. Llegaron asimismo religiosas, que iniciaron la rama femenina del monacato en Turingia y Hesse. Entre ellas se distinguieron Santa Tecla, Santa Walburga y sobre todo la prima del mismo San Bonifacio, Santa Lioba.
Cerca de diez años hacía que trabajaba en estas regiones de Hesse y Turingia, alentado siempre por San Gregorio II, cuando este gran Papa murió en 731. Su sucesor, San Gregorio III (731-741), conociendo perfectamente el celo y la santidad de San Bonifacio, le envió en 732 el palio arzobispal, constituyéndole metropolitano de toda la Alemania al otro lado del Rhin, a lo que añadía una amplia facultad para fundar nuevos obispados en todos aquellos territorios.
Algunos años más tarde, en 737, hizo su tercer viaje a Roma, con el objeto de tratar detenidamente con el Romano Pontífice sobre la organización definitiva de las iglesias germanas. Entonces recibió de Gregorio III el nombramiento de legado apostólico con poder general sobre todos aquellos territorios, y en Montecassino obtuvo uno de sus mejores auxiliares, al monje San Willibald, y otros misioneros. Con estos nuevos poderes y nuevos auxiliares dirigióse, ante todo, a Baviera, cuyas cristiandades reorganizó e introdujo una plena jerarquía con los obispados de Salzburgo, Ratisbona, Freising, Passau y otros.
Una vez organizada la iglesia de Baviera, volvió a su campo de operaciones de Hesse y Turingia, donde creó los obispados de Erfurt para Turingia, Buraburg para Hesse y Wurzburgo para Franconia; algo más tarde organizó el obispado de Eichstätt. El año 741, mientras realizaba esta obra fundamental de estabilización de aquellas iglesias, fundó la abadía de Fulda, tan célebre en lo sucesivo, y donde debían luego descansar sus restos mortales.
Este mismo año 741 entró San Bonifacio en un nuevo campo de su actividad, al que tal vez han prestado menos atención los historiadores, y que da una idea completa de la magnitud de la obra apostólica de San Bonifacio. En efecto, su encendido amor de Dios y su celo por las almas no se contentó con la evangelización y organización de las iglesias germanas, sino que realizó también una completa regeneración y reorganización de la Iglesia en Francia. Esta se encontraba, en efecto, en un estado de general decadencia. Muerto el año 741 Carlos Martel, su hijo Carlomán heredó los territorios orientales de Austrasia y Pipino los occidentales de Neustria. Entonces, pues, el piadoso Carlomán, que conocía perfectamente el celo apostólico de San Bonifacio, le invitó para que acudiera a sus dominios con el fin de reformar la disciplina eclesiástica. Aceptó Bonifacio la invitación y comenzó al punto su tarea. Esta se dirigió principalmente a los elementos eclesiásticos, los clérigos, obispos y monasterios. Mas, para dar más eficacia a su acción reformadora, apoyada siempre por Carlomán y más tarde por Pipino, celebró una serie de concilios, célebres en la historia de la Iglesia de Francia.
El primero tuvo lugar en Austrasia en 742. Es el primer concilio germánico. Del resultado que con él obtuvo San Bonifacio puede juzgarse por las disposiciones reformadoras que se tomaron. Se atacó a la raíz del mal, ordenando la devolución de los bienes eclesiásticos. Se urgió el derecho de los obispos y se dieron severas disposiciones contra los vicios de simonía e incontinencia del clero. Todas estas disposiciones fueron luego proclamadas como leyes del Estado. En 743 celebráronse otros dos sínodos en Austrasia. El año siguiente solicitó también Pipino la intervención de San Bonifacio en los territorios de Neustria, donde se celebraron dos sínodos y se introdujeron todas las normas reformadoras de Austrasia. El año 745 se pudo celebrar ya un concilio general para ambos territorios. El resultado fue a todas luces visible. A los cinco años de labor de San Bonifacio la Iglesia franca quedaba completamente regenerada.
El concilio general germano del año 747 fue la mejor confirmación de los resultados obtenidos por la grandiosa obra de San Bonifacio. En él todo el episcopado franco firmó la llamada Carta de la verdadera profesión de fe y de la unidad católica y la mandaron a Roma. De este modo toda la Germania y toda Francia quedaban, por la obra de San Bonifacio, íntimamente unidas con Roma.
Pero esto mismo señala otro punto culminante de la vida de San Bonifacio. Hasta este tiempo poseía una comisión general para todos aquellos territorios. El nuevo papa Zacarías juzgó llegado el tiempo de nombrar a San Bonifacio arzobispo de Maguncia, constituyendo esta sede como primada de Alemania y Francia. De este modo se completaba la unidad de la obra de San Bonifacio. Apenas realizado esto, perdió el mismo año 747 a su principal apoyo, Carlomán, quien se retiró a un monasterio. Pero su hermano Pipino el Breve, que unió entonces toda Francia, continuó prestándole el mismo apoyo. La obra de Bonifacio continuó, pues, produciendo los más sazonados frutos, no obstante los disturbios promovidos por algunos caracteres turbulentos.
Pero, entretanto, San Bonifacio, ya de avanzada edad, obtuvo el nombramiento de su discípulo y colaborador Lull como sucesor suyo en la sede de Maguncia. Pero su ardiente espíritu misionero no encontraba mejor descanso que el campo de sus primeros trabajos apostólicos. Dirigíase, pues, entonces a la región de Frisia, donde con aliento juvenil se entregó de lleno al trabajo misionero entre los gentiles, todavía numerosos en aquel territorio. Los primeros éxitos de esta nueva y última campaña del veterano apóstol le rejuvenecieron extraordinariamente. Sentíase allí como en su propio elemento. Organizaron las cosas para celebrar una confirmación en el campo de Dokkum; y el 5 de junio de 754, cuando esperaba a los nuevos cristianos para administrarles este sacramento, cayeron sobre él unos gentiles fanáticos y le martirizaron junto con cincuenta y dos compañeros. Enterrado primero en Utrecht, más tarde fue trasladado a Maguncia y luego a Fulda.
Con justicia se le ha dado el título de apóstol de Alemania en el más amplio sentido de la palabra. San Bonifacio es uno de los más excelentes ejemplos de los grandes misioneros de la Iglesia católica de todos los tiempos. Su encendido amor de Dios y de las almas le comunicó la fuerza necesaria para vencer las mayores dificultades y trabajar hasta derramar su sangre por la fe que predicaba. El resultado de su obra apostólica, verdaderamente admirable, se extendió a toda Alemania y a Francia.
BERNARDINO LLORCA, S. I.