Está delante del monte Sion y entre ambos forman la explanada del Templo de Jerusalén
El monte Moria, o Moriah, como también se lo conoce, es uno de los lugares sagrados más importantes para la cultura hebrea y el cristianismo. Allí subió Abraham, según indica la Biblia, con su hijo Isaac para sacrificarlo y ofrendarlo a Dios. Un ángel detuvo su brazo, cuando estaba por hacerlo y lo incitó a que sacrifique a un carnero.
Pero Moriah en hebreo significa "visión" y mucho tiene que ver con lo que allí sucedió. Cuando Abraham estaba por sacrificar con un cuchillo a su primogénito, un ángel divino detuvo su brazo armado y le indicó de la existencia de un carnero, que se encontraba en el sitio. Fue entonces cuando Abraham no tuvo que sacrificar a su hijo y optó por el carnero.
.
Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahám. Le dijo: «¡Abrahám!». Él respondió: «Aquí estoy». Dios dijo: «Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré». Abrahám madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
Al tercer día levantó Abrahám los ojos y divisó el sitio desde lejos. Abrahám dijo a sus criados: «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros». Abrahám tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahám, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Abrahám contestó: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahám levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahám alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abrahám, Abrahám!». Él contestó: «Aquí estoy». El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo». Abrahám levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abrahám llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «En el monte el Señor es visto». El ángel del Señor llamó a Abrahám por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz» (Gen 22, 1-18).
Otra de las características significativas del monte Moria es que está justo delante del monte Sion y entre ambos forman la explanada del Templo de Jerusalén. Justamente, en una de las laderas del monte Moria es donde está el Calvario o Gólgota. Ni más ni menos que el lugar donde fue crucificado Jesucristo.
Hace miles de años, el Monte Moriah fue el lugar donde sucedieron importantes pasajes bíblicos. Situado en la actual región de la cuidad antigua, en Jerusalén, Israel; se cree que es allí donde el patriarca Abraham subió para sacrificar a su hijo Isaac, según el mandamiento de Dios (Génesis 22, 2). También fue allí donde David vio al ángel que destruiría Jerusalén, como lo ordenara Dios, insatisfecho por su pueblo (2 Samuel 24). Luego de este hecho, David adquirió por precio justo la tierra en la que vio al ángel y levantó un altar. Más tarde encargó a su hijo Salomón que edificara el famoso templo que sustituiría el Tabernáculo, una obra de las más las más innovadoras del planeta, en su época.
Como dejan claro los relatos bíblicos, la región era inhabitada en aquella época. Salém, el poblado que luego daría nacimiento a Jerusalén, estaba en sus cercanías. Mucho después de Abraham, en los tiempos de David, el famoso rey de los judíos compró las tierras donde se había aparecido el ángel destructor, donde había una era (espacio de tierra usada para desgranar y secar granos) de los jebuseos, y que fue por el precio justo. El monarca ordenaría que fuera construido allí el famoso templo de adoración a Dios.
El Monte del Templo, uno de los diferentes nombres del lugar, posee un importante sentido sagrado para cristianos, musulmanes y judíos, con respecto a la discordia entre las tradiciones.
La región del Monte del Templo
El Monte del Templo, situado en Jerusalén, es uno de los menores montes de la región, con 743 metros por encima del nivel del mar. Esta parte limita al oriente con la Puerta Dorada (foto) – según la tradición cristiana, a través de este portal Jesús entró en Jerusalén, y, en la tradición judaica, es por donde entrará el Mesías, ya que los judíos no creen que Jesús lo sea.
Jerusalén es una ciudad montañosa y, entre todas las montañas, el Monte Moriah es el más cercano a la Ciudad Antigua de Jerusalén, limitando al oeste con el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del mundo para los judíos por ser lo que restó del Segundo Templo.
Está delante del monte Sion y entre ambos forman la explanada del Templo de Jerusalén
El monte Moria, o Moriah, como también se lo conoce, es uno de los lugares sagrados más importantes para la cultura hebrea y el cristianismo. Allí subió Abraham, según indica la Biblia, con su hijo Isaac para sacrificarlo y ofrendarlo a Dios. Un ángel detuvo su brazo, cuando estaba por hacerlo y lo incitó a que sacrifique a un carnero.
Pero Moriah en hebreo significa "visión" y mucho tiene que ver con lo que allí sucedió. Cuando Abraham estaba por sacrificar con un cuchillo a su primogénito, un ángel divino detuvo su brazo armado y le indicó de la existencia de un carnero, que se encontraba en el sitio. Fue entonces cuando Abraham no tuvo que sacrificar a su hijo y optó por el carnero.
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Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahám. Le dijo: «¡Abrahám!». Él respondió: «Aquí estoy». Dios dijo: «Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré». Abrahám madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
Al tercer día levantó Abrahám los ojos y divisó el sitio desde lejos. Abrahám dijo a sus criados: «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros». Abrahám tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahám, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Abrahám contestó: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahám levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahám alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abrahám, Abrahám!». Él contestó: «Aquí estoy». El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo». Abrahám levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abrahám llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «En el monte el Señor es visto». El ángel del Señor llamó a Abrahám por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz» (Gen 22, 1-18).
Otra de las características significativas del monte Moria es que está justo delante del monte Sion y entre ambos forman la explanada del Templo de Jerusalén. Justamente, en una de las laderas del monte Moria es donde está el Calvario o Gólgota. Ni más ni menos que el lugar donde fue crucificado Jesucristo.
Hace miles de años, el Monte Moriah fue el lugar donde sucedieron importantes pasajes bíblicos. Situado en la actual región de la cuidad antigua, en Jerusalén, Israel; se cree que es allí donde el patriarca Abraham subió para sacrificar a su hijo Isaac, según el mandamiento de Dios (Génesis 22, 2). También fue allí donde David vio al ángel que destruiría Jerusalén, como lo ordenara Dios, insatisfecho por su pueblo (2 Samuel 24). Luego de este hecho, David adquirió por precio justo la tierra en la que vio al ángel y levantó un altar. Más tarde encargó a su hijo Salomón que edificara el famoso templo que sustituiría el Tabernáculo, una obra de las más las más innovadoras del planeta, en su época.
Como dejan claro los relatos bíblicos, la región era inhabitada en aquella época. Salém, el poblado que luego daría nacimiento a Jerusalén, estaba en sus cercanías. Mucho después de Abraham, en los tiempos de David, el famoso rey de los judíos compró las tierras donde se había aparecido el ángel destructor, donde había una era (espacio de tierra usada para desgranar y secar granos) de los jebuseos, y que fue por el precio justo. El monarca ordenaría que fuera construido allí el famoso templo de adoración a Dios.
El Monte del Templo, uno de los diferentes nombres del lugar, posee un importante sentido sagrado para cristianos, musulmanes y judíos, con respecto a la discordia entre las tradiciones.
La región del Monte del Templo
El Monte del Templo, situado en Jerusalén, es uno de los menores montes de la región, con 743 metros por encima del nivel del mar. Esta parte limita al oriente con la Puerta Dorada (foto) – según la tradición cristiana, a través de este portal Jesús entró en Jerusalén, y, en la tradición judaica, es por donde entrará el Mesías, ya que los judíos no creen que Jesús lo sea.
Jerusalén es una ciudad montañosa y, entre todas las montañas, el Monte Moriah es el más cercano a la Ciudad Antigua de Jerusalén, limitando al oeste con el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del mundo para los judíos por ser lo que restó del Segundo Templo.
La liturgia reúne en este día la memoria de estos tres príncipes de la corte celestial. Hoy se celebra de manera conjunta la fiesta de estos tres arcángeles. De los tres se hace mención en la Sagrada Escritura y a los tres venera la Iglesia siguiendo la antigua tradición.
En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969, quedó establecido el día 29 de septiembre para dar culto a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel
Hoy se venera la memoria de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, de honda raigambre en toda la Tradición de la Iglesia.
El nombre de Miguel (en hebreo: ¿Quién como Dios?) recuerda el combate librado por este Arcángel y los ángeles fieles con Lucifer y sus seguidores, que se rebelaron contra Dios y fueron precipitados al infierno.
A San Gabriel (en hebreo, fuerza de Dios) lo eligió Dios para anunciar a María el misterio de la Encarnación.
El nombre de Rafael (en hebreo, medicina de Dios) evoca su misión de médico y compañero de viaje del joven Tobías.
San Miguel
Este nombre significa: "¿Quién como Dios? O: "Nadie es como Dios".
A San Miguel lo nombre tres veces la Sagrada Biblia. Primero en el capítulo 12 del libro de Daniel donde se dice:
"Al final de los tiempos aparecerá Miguel, al gran Príncipe que defiende a los hijos del pueblo de Dios. Y entonces los muertos resucitarán. Los que hicieron el bien, para la Vida Eterna, y los que hicieron el mal, para el horror eterno".
En el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis se cuenta lo siguiente:
"Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra Satanás y los suyos, que fueron derrotados, y no hubo lugar para ellos en el cielo, y fue arrojada la Serpiente antigua, el diablo, el seductor del mundo. Ay de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo".
En la Carta de San Judas Tadeo se dice:
"El Arcángel San Miguel cuando se le enfrentó al diablo le dijo: ‘Que te castigue el Señor’".
Por eso a San Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal.
La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales.
Y él cuando lo invocamos llega a defendernos, con el gran poder que Dios le ha concedido. Muchos creen que él sea el jefe de los ejércitos celestiales.
San Gabriel
Su nombre significa: "Fortaleza de Dios".
A este Arcángel se le nombra varias veces en la S. Biblia. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta:
"Se me apareció Gabriel de parte de Dios y me dijo: dentro de setenta semanas de años (o sea 490 años) aparecerá el Santo de los Santos" (Dan. 9).
Al Arcángel San Gabriel se le confió la misión más alta que jamás se le haya confiado a criatura alguna: anunciar la encarnación del Hijo de Dios. Por eso se le venera mucho desde la antigüedad.
Su carta de presentación cuando se le apareció a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista fue esta:
"Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios" (Luc. 1, 19).
San Lucas dice:
"Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María, y llegando junto a ella, le dijo: ‘Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo’.
Ella se turbó al oír aquel saludo, pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será Hijo del Altísimo y su Reino no tendrá fin’".
San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.
San Rafael
Su nombre significa: "Medicina de Dios".
Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa.
Su interesante historia está narrada en la Biblia en el libro de Tobit (Tobit 12:6, 15).
De acuerdo con el Libro de Tobías 5,4, Rafael fue enviado por Yahveh para acompañar a Tobías, hijo de Tobit, en un largo y peligroso viaje para conseguirle una esposa piadosa al joven.
Esta es Sara, quien había visto morir a siete prometidos debido a que un demonio, de nombre Asmodeo, estaba enamorado de la mujer y mataba al esposo en la noche de bodas.
El Libro de Tobías es considerado deuterocanónico por los católicos y ortodoxos. Rafael aparece con apariencia humana acompañando al hijo de Tobit, Tobías, y en un principio, Rafael se presenta como «Azarías, hijo del gran Ananías».
Durante el viaje, en varias ocasiones, se muestra la influencia protectora del arcángel, como la expulsión de un demonio hacia el desierto de Egipto. Tras su travesía y la cura de la ceguera de Tobit, Azarías se presenta como "el ángel Rafael, uno de los siete, que se presenta ante el Señor". Es venerado como San Rafael el Arcángel.
San Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes.
El lugar donde el Señor creció junto a María y José
Los católicos que viven en Nazaret conocen bien la Basílica de Jesús Adolescente, el lugar donde el Señor creció junto a María y José. Precisamente este templo, a cargo de los Salesianos de Don Bosco -padre y maestro de la juventud-, cumplió 100 años el pasado 6 de septiembre.
La Basílica de Jesús Adolescente tiene sus orígenes en Francia, donde el abad Maxime Caron, rector del Seminario Menor de Versalles, en París, buscó impulsar a finales del siglo XIX la devoción a Jesús Adolescente. En 1901, empezó a apoyar a los Salesianos, quienes iniciaron una obra y una asociación en Nazaretbajo esta advocación.
De estilo gótico, fue construida entre 1906 y 1923 en una colina llamada Monte del Comienzo que tiene vistas a la ciudad, donde, según la tradición, Jesús pasó su juventud.
Desde la terraza de la iglesia hay una vista excepcional de la ciudad vieja de Nazaret, divididas (como Jerusalén), en barrios judíos, ortodoxos, latinos y musulmanes.
Creció en gracia y estatura
Más adelante el sacerdote francés los visitó y expresó su sueño de tener un templo en honor al Cristo joven. Posteriormente, la bienhechora Charlotte de Cevilly, viuda de Léon Foäche, dejó su herencia para tal fin. Tras un acuerdo con el Beato Miguel Rúa, primer sucesor de Don Bosco, se inició esta gran obra.
En 1907 se puso la primera piedra. Hubo complicaciones por la Primera Guerra Mundial y todos los cambios políticos y militares posteriores, pero nada la detuvo. Es así que el 6 de septiembre de 1923 se dio la solemne consagración del templo, y el abad Caron pudo ver su sueño cumplido.
Basílica de Jesús Adolescente - Wikipedia
Nazaret es una ciudad con numerosos lugares santos. Allí se encuentra la Basílica de la Anunciación, donde la Virgen fue visitada por el Arcángel Gabriel y concibió a Dios en el vientre. Tras el nacimiento de Jesús, la Sagrada Familia tuvo que huir a Egipto, pero luego regresó a Nazaret.
Entre las calles de Nazaret, y como el nombre de la Basílica centenaria ya apunta, Cristo creció en sabiduría, estatura y gracia, como dice el evangelista Lucas. Y cuando Jesús comenzó su vida pública y ganó fama y respeto, también volvió a Nazaret.
Aquí puedes ver la celebración por el centenario del templo salesiano.
Lucas indica que fue en la sinagoga de la ciudad cuando se leyó una lectura del profeta Isaías y los judíos no aceptaron las palabras de Jesús. Lo llevaron fuera de la ciudad para tirarlo por la colina. Pero «Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino».
Tras permanecer cerrado durante años, este yacimiento se ha reabierto recientemente en Roma. Aunque no parezca importante, Largo Argentina, que así se llama, es el lugar donde se produjo el asesinato de Julio César en el año 44 a.C.
DARIUS ARYA
Arqueólogo Hay una serie de templos republicanos de los siglos III al I a.C. Y detrás del templo B, el templo redondo, hay un muro. Es la única parte de la Curia donde Julio César fue asesinado y todavía es visible. Así que existe esa conexión con ese momento crucial de la historia, con los idus de marzo.
En la década de 1920, con Mussolini, se iniciaron obras en la zona que condujeron al descubrimiento de Largo Argentina. Salieron a la luz cuatro templos antiguos y se abrió una ventana a la historia de Roma anterior a su primer emperador, en el año 27 a.C.
DARIUS ARYA
Arqueólogo Largo Argentina es un yacimiento muy importante porque ofrece una ventana a la Roma republicana. Tienes toda esta Roma increíble, todas estas capas de historia, pero si quieres hacerte una idea de la Roma anterior a los emperadores, tienes que ir a Largo Argentina.
FLASH Entrar en Largo Argentina resume ese momento específico antes de los emperadores. Y solo hay un puñado de lugares así.
Aunque este lugar es famoso por el asesinato de Julio César, se ha dado a conocer por el santuario de gatos que alberga. Cuidar de estos animales se ha convertido en una costumbre en Italia.
DARIUS ARYA
Arqueólogo Desde hace mucho tiempo, la gente ha estado cuidando de estos gatos, que están en el Templo D. Los voluntarios los cuidan, por lo que estos animales se suelen quedar allí. Esto tiene que ver con la costumbre en Italia de ver gatos en parques arqueológicos.
Darío sostiene que Largo Argentina es una parada importante para los turistas porque descubre una parte de la historia de Roma que suele quedar oculta a la sombra del Coliseo y el Foro Romano.
KG
TR: CA
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Obra cristiana primitiva escrita en griego
Producida probablemente entre finales del siglo I y principios del siglo II
La Carta de Bernabé es uno de los documentos más importantes de los Padres Apostólicos. Aquí un resumen de la historia y el contenido de esta Epístola. Los padres de la iglesia primitiva reconocieron su utilidad, incluso cuando reconocieron que no estaba divinamente inspirada.
Entre los escritos cristianos más antiguos, contamos con la llamada “Epístola de Bernabé”. Clemente de Alejandría, a principios del siglo III, dio el nombre de Epístola de Bernabé a un breve escrito en lengua griega.
Los estudios modernos han dejado en claro que este escrito no fue compuesto por San Bernabé, compañero del Apóstol San Pablo en sus viajes apostólicos, sino que es obra de un autor desconocido, que, a su vez, se valió probablemente de documentos preexistentes de diversas épocas.
Su composición se sitúa entre la primera y la segunda destrucción del Templo de Jerusalén (por tanto, entre los años 70 y 130 d.C.).
La antigüedad cristiana profesó alta estima a este escrito, como lo demuestra el hecho de haber sido descubierto en uno de los más antiguos códices, junto con los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. Este documento, de carácter muy primitivo, llegó a ser considerado en ciertos sectores de la cristiandad como parte de las Sagradas Escrituras.
Forma parte del legado de los Padres Apostólicos, es decir, de los sucesores de los Apóstoles. Un documento que habla a favor de la Iglesia Católica y su doctrina, la misma de ayer, hoy y siempre.
Un documento cristiano antiguo
Este es uno de los documentos cristianos más antiguos fuera del Nuevo Testamento y fue citado por otros padres de la iglesia como ‘Escritura’. Aunque lleva el nombre de Bernabé, la carta en sí no menciona detalles sobre su autor. Más bien, esta conexión fue hecha por otros comentaristas como Clemente de Alejandría(150-215) y Orígenes(184-253).
Orígenes y sus estudiantes / Imagen: Wikipedia
El documento se trata más bien de un tratado teológico, no de una epístola, que discute preguntas clave que enfrentaban los seguidores de Jesús en ese momento. Por ejemplo, ¿cómo deben los cristianos interpretar las Escrituras judías? ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre el cristianismo y el judaísmo?
Esto fue importante ya que el documento fue escrito en un momento en que el nivel de antagonismo entre la iglesia y el judaísmo todavía era alto. Su autor estaba preocupado por demostrar que la muerte de Cristo en la cruz es un sacrificio que cumple un plan establecido en el Antiguo Testamento.
Un tratado anti judaico
En un ataque sostenido contra el judaísmo, el escritor trata sobre los mandatos de la Ley Mosaica que distinguían a los judíos de otros pueblos, como los sacrificios en el templo de Jerusalén, guardar el sábado y la circuncisión, y declara que la obediencia literal a todo esto era un error demoníaco de los judíos.
Un tratado anti judaico
En un ataque sostenido contra el judaísmo, el escritor trata sobre los mandatos de la Ley Mosaica que distinguían a los judíos de otros pueblos, como los sacrificios en el templo de Jerusalén, guardar el sábado y la circuncisión, y declara que la obediencia literal a todo esto era un error demoníaco de los judíos.
Por medio de la interpretación alegórica que impone al Antiguo Testamento, como la de las leyes dietéticas en Levítico, se le da un significado totalmente extraño a la intención de los autores originales. Por ejemplo, según la Epístola de Bernabé, la prohibición de comer cerdo no es sobre no comer estos animales, sino que es en realidad una advertencia para no comportarse como los cerdos, los cuales son muy ruidosos cuando tienen hambre. Es decir, no hay que buscar a Dios sólo cuando se tiene necesidad de algo.
El documento puede dividirse en dos partes. La primera, y más extensa, trata acerca de la interpretación de las Escrituras de Israel y de su relación con la fe cristiana y la vida moral. La segunda retoma el tema de los “dos caminos” que ya hemos visto en la Didajé. Al referirse a los “dos caminos”, este documento, a diferencia de la Didajé, no los llama “el camino de la vida y el de la muerte”, sino más bien “el de la luz y el de las tinieblas”. Y, mucho más que la Didajé, este documento relaciona el camino de luz con el servicio al prójimo:
"Comunicarás en todas las cosas con tu prójimo, y no dirás que las cosas son tuyas propias, pues si en lo imperecedero sois partícipes en común, ¡cuánto más en lo perecedero!... No seas de los que extienden la mano para recibir y la encogen para dar. ...No vacilarás en dar, ni cuando des murmurarás, sino que conocerás quién es el buen pagador de tu galardón". (Epístola de Bernabé 19.8, 9, 11; BAC 65:807-08)
En contraste, quienes siguen el camino de las tinieblas son los que:
"(…) no se compadecen del menesteroso, no sufren con el atribulado, prontos a la maledicencia, desconocedores de aquel que los creó, matadores de sus hijos por el aborto, destructores de la obra de Dios, que echan de sí al necesitado, que sobre atribulan al atribulado, abogados de los ricos, jueces inicuos de los pobres, pecadores en todo". (Epístola de Bernabé 20.2; BAC 65:809)
La primera parte del documento tiene un marcado tono anti judaico. Al respecto, dice: “el Hijo de Dios vino en carne a fin de que llegara a su colmo la consumación de los pecados de quienes persiguieron de muerte a sus profetas” (Epístola de Bernabé 5.11; BAC 65:780). Y “el Señor habló de que se practicara una circuncisión, pero no de la carne. Mas ellos transgredieron su mandamiento, pues un ángel malo los engañó” (Epístola de Bernabé 9.4; BAC 65:789).
En conclusión, este predicador les aconseja a quienes le escuchan:
"No os asemejéis a ciertas gentes, amontonando pecados a pecados, gentes que andan diciendo que la alianza es de aquellos y nuestra. Nuestra, ciertamente; pero aquellos la perdieron en absoluto del modo que diré, después de haberla ya recibido de Moisés". (Epístola de Bernabé 4:6; BAC 65:777)
A pesar de el nombre de la epístola, esta ha sido erróneamente adjudicada al Bernabé del libro de los Hechos / Imagen: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Las costumbres de la iglesia primitiva
También es interesante que este documento constituye un testimonio muy antiguo, fuera del Nuevo Testamento, sobre la costumbre que tenían los cristianos de reunirse en domingo: “Por eso justamente nosotros celebramos también el día octavo con regocijo, por ser día en que Jesús resucitó de entre los muertos y, después de manifestado, subió a los cielos.” (Epístola de Bernabé 15:8; BAC 65:803)
Otro dato interesante de este antiguo documento cristiano es que no contiene ninguna cita del Nuevo Testamento con excepción tal vez de una referencia al Evangelio de Mateo.
Una forma alegórica de interpretar el Antiguo Testamento
La Carta de Bernabé fue esencialmente un tratado que usa elementos alegóricos al interpretar el Antiguo Testamento.
El modo en que este predicador entiende e interpreta las Escrituras hebreas es lo que se conoce como “tipología”. Según este método, los acontecimientos, prácticas y mandamientos del Antiguo Testamento eran “figuras” o “tipos” de Jesucristo y de su evangelio. Por ejemplo, los 318 hombres a quienes Abraham circuncidó representan, según la epístola, a Jesús y su cruz, ya que en griego el 318 se escribe IHT, y las primeras dos letras son también las dos primeras del nombre de Jesús, mientras la T representa la cruz.
El término “gnosis”, que significa ‘conocimiento’, es usado por la Epístola de Bernabé para describir su mensaje. De hecho, llama a su mensaje “un conocimiento perfecto”. Sin embargo, el contenido contradice herejías tempranas como el gnosticismo, y parece reflejar una comprensión ortodoxa y temprana de la fe. Al mismo tiempo, algunos escritores han criticado este documento por confiar en gran medida en algunas tradiciones orales sobre el Antiguo Testamento, que después se cristalizarían en la Mishná, así como por el uso de gematría o numerología.
En general, se acepta que el autor era de Alejandría, en vista de su afición por el enfoque alegórico por el cual Alejandría era conocida, tanto entre judíos como entre cristianos, y por el hecho de que las primeras pruebas de la existencia del documento derivan de allí. Parece haber sido escrito después de la destrucción del templo en Jerusalén en el 70, pero antes de que Adriano (76-138) reconstruyera la ciudad tras la revuelta del 132 al 135 d.C. No es posible ser más preciso dentro de estos límites.
¿Quiénes la usaron?
Esta Epístola fue ampliamente usada por la iglesia en Egipto y fue incluida en el Códice Sinaítico (el manuscrito más antiguo que contiene tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento), donde aparece después del Apocalipsis y antes del Pastor de Hermas, y también fue citado por Clemente de Alejandría. Sin embargo, fue menos apreciada en otros lugares, y pocos cristianos continuaron leyéndola.
Fragmento de El Libro de Ester en el Códice Sinaítico / Imagen: Wikipedia
La mayoría de los primeros cristianos no parecían considerarla parte de la Escritura inspirada. Sin embargo, fue valorada por sus ideas sobre la teología judía. Esa perspectiva se describe mejor como la interpretación del Antiguo Testamento a través de la lente del cristianismo primitivo. Esas explicaciones constituyen la mayor parte de la carta.
El texto de la Epístola de Bernabé que tenemos hoy ha sido reconstruido principalmente sobre la base del Códice Sinaítico y del Códice Jerosolimitano. La Epístola de Bernabé sigue siendo un recurso valioso. Los padres de la iglesia primitiva reconocieron su utilidad, incluso cuando reconocieron que no estaba divinamente inspirada.
Stabat Mater («Estaba de pie la Madre», en latín) es una secuencia (himno o tropo del Aleluya gregoriano) atribuida al papa Inocencio III y al franciscano Jacopone da Todi. Se la data en el siglo XIII. Comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa («De pie la Madre sufriendo»). Como plegaria medita sobre el sufrimiento de María, la madre de Jesús, durante la crucifixión de su hijo.
En las artes plásticas, Stabat Mater es un tema del arte cristiano que representa a la Virgen, de pie, a la derecha de Cristo crucificado (es decir, a la izquierda del espectador), mientras que el apóstol Juan, también de pie, se representa a la izquierda de Cristo (es decir, a la derecha del espectador); reproduciendo la escena evangélica durante la que Cristo pronunció la tercera de las «siete palabras»: «Mujer, aquí tienes a tu hijo … Aquí tienes a tu madre», (Juan, 19: 26-27).
Es habitual que se disponga la escena como parte superior de retablos y coros altos; y conforma muchas de las Crux triumphalis y de las estaciones número doce de los viacrucis. Los días más adecuados para recitarla y meditarla son el Viernes de Dolores, el día de la exaltación de la Santa Cruz , 14 de septiembre, y el día de nuestra Señora de los Dolores, 15 de septiembre.
El Stabat Mater en la música
Stabat Mater (traducido del latín significa "Estaba la madre") es un himno católico del siglo XIII atribuído al fraile franciscano Jacopone da Todi. Esta plegaria, que comienza con las palabras Stabat Mater dolorosa (estaba la Madre sufriendo), medita sobre el sufrimiento de María, la Madre de Jesús, durante la crucifixión de Éste.
Stabat Mater es una de las composiciones literarias a la que más se le ha puesto música; cerca de 200 compositores diferentes. Múltiples compositores de distintas épocas, de género, de estilos y de visión musical han compuesto en base a este texto medieval. Entre los Compositores se cuentan Rossini, Franz Liszt, Krzysztof Penderecki, Giovanni Pierluigi da Palestrina, Francis Poulenc, Domenico Scarlatti, Antonio Vivaldi, Alessandro Scarlatti y Antonín Dvorák, siendo el más famoso el de Pergolesi.
Traducción de Lope de Vega del Stabat Mater
La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria.
Amén.
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Versión Latina
Stabat Mater dolorósa
iuxta crucem lacrimósa,
dum pendébat Fílius.
Cuius ánimam geméntem,
contristátam et doléntem
pertransívit gládius.
O quam tristis et afflícta
fuit illa benedícta
mater Unigéniti!
Quæ mærébat et dolébat
pia Mater, dum vidébat
Nati pœnas íncliti.
Quis est homo qui non fleret,
Matrem Christi si vidéret
tanto supplício?
Quis non posset contristári,
piam Matrem contemplári
doléntem cum Fílio?
Pro peccátis suæ gentis
vidit Iesum in torméntis,
et flagéllis súbditum.
Vidit suum dulcem Natum
moriéntem desolátum,
dum emísit spíritum.
Eia, Mater, fons amóris,
me sentíre vim dolóris
fac, ut tecum lúgeam.
Fac ut árdeat cor meum
in amándo Christum Deum,
ut sibi compláceam.
*Sancta Mater, istud agas
Crucifíxi fige plagas
cordi meo válide.
Tui Nati vulneráti,
tam dignáti pro me pati,
pœnas mecum dívide.
Fac me tecum pie flere,
Crucifíxo condolére,
donec ego víxero.
Iuxta crucem tecum stare,
ac me tibi sociáre
in planctu desídero.
Virgo vírginum præclára,
mihi iam non sis amára:
fac me tecum plángere.
Fac ut portem Christi mortem,
passiónis fac me sortem,
et plagas recólere.
Fac me plagis vulnerári,
cruce hac inebriári,
et cruóre Fílii.
Flammis urar ne succénsus,
per te, Virgo, sim defénsus
in die iudícii.
Fac me cruce custodíri,
morte Christi præmuníri,
confovéri grátia.
Quando corpus moriétur,
fac ut ánimæ donetur
Paradisi gloria.
Benedicto XVI habla sobre San Roberto Belarmino en el Aula Pablo VI
ROBERTO BELARMINO, PUNTO DE REFERENCIA PARA LA ECLESIOLOGÍA CATÓLICA
CIUDAD DEL VATICANO, 23 FEB 2011 -
Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI y a la que asistieron 7.500 personas, a la figura de San Roberto Belarmino (1542-1621), figura destacada de una época difícil en la que "una grave crisis política y religiosa causó la separación de muchas naciones de la Sede Apostólica".
San Roberto Belarmino tuvo una excelente formación cultural y humana, entró en la Compañía de Jesús en 1560; estudió en Roma, Padua y Lovaina. Fue nombrado cardenal y arzobispo de Capua (Italia), desempeñando después las más altas responsabilidades al servicio del Papa, fue miembro de diversas congregaciones y encabezó misiones diplomáticas de la Santa Sede en Venecia e Inglaterra.
En sus últimos años compuso varios libros de espiritualidad en los que condensó el fruto de sus ejercicios espirituales anuales. Fue beatificado y canonizado por Pío XI, que lo proclamó además Doctor de la Iglesia en 1931.
Su obra "Controversias" constituye, dijo el Papa, "un punto de referencia todavía válido para la eclesiología católica". El texto "acentúa el aspecto institucional de la Iglesia, debido a los errores que circulaban entonces sobre esa cuestión. Sin embargo, el autor esclarece los aspectos invisibles de la Iglesia como Cuerpo Místico y los ilustra con la analogía del cuerpo y el alma, con el fin de describir la relación entre las riquezas interiores de la Iglesia y los aspectos exteriores que la hacen perceptible".
"En esa obra monumental, que pretende sistematizar las diversas controversias teológicas de la época -explicó el pontífice-, evita cualquier estilo polémico y agresivo frente a las ideas de la Reforma, pero, utilizando los argumentos de la razón y de la Tradición de la Iglesia, ilustra de forma clara y eficaz la doctrina católica".
No obstante, "su legado estriba en la forma en que concebía su trabajo. Las difíciles tareas de gobierno no le impidieron tender diariamente hacia la santidad, con la fidelidad a las exigencias del propio estado como religioso, sacerdote y obispo. (...) Su predicación y su catequesis presentan el carácter esencial que debía a la educación ignaciana, que concentra las fuerzas del alma en el Señor Jesús intensamente conocido, amado e imitado".
En la obra "El gemido de la Paloma", en que la paloma representa a la Iglesia, Roberto Belarmino "llama con fuerza al clero y a los fieles a una reforma personal y concreta de la propia vida, siguiendo las enseñanzas de la Escritura y de los santos" y "enseña con gran claridad y con el ejemplo de su vida que no puede haber una reforma verdadera de la Iglesia si antes no hay una reforma de la persona y una conversión del corazón".
"Si eres sabio comprendes que fuiste creado para gloria de Dios y para tu salvación eterna. (...) Acontecimientos prósperos o adversos, riqueza y pobreza, salud y enfermedad, honores y ultrajes, vida y muerte: el sabio no debe ni buscarlos ni huir de ellos de por sí. Son buenos y deseables sólo si contribuyen a la gloria de Dios y a tu felicidad eterna, son malos y se debe huir de ellos si la obstaculizan", escribía Roberto Belarmino.
"No son palabras pasadas de moda -concluyó el Papa-, hay que meditar en ellas para orientar nuestro camino en esta tierra. Nos recuerdan que el fin de nuestra vida es el Señor y la importancia de confiar en él, de vivir una vida fiel al Evangelio, de aceptar e iluminar con la fe y con la oración todas las circunstancias y las acciones de nuestra vida".
Antes de la audiencia general el Santo Padre bendijo una estatua de San Marón -fundador de la iglesia maronita, particularmente difundida en Siria y Líbano-, colocada en el último nicho exterior libre de la basílica vaticana. La estatua, realizada en mármol de Carrara y alta 5,40 metros, es obra del escultor español Marco Augusto Dueñas.
Entre los presentes se encontraban el cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, patriarca de Antioquia de los Maronitas; el presidente de la República del Líbano, Michel Sleiman y diversas autoridades religiosas y civiles.
7 Poesías de Lope de Vega a la Natividad de María
Entre las numerosas obras que escribió Lope de Vega (1562-1635) se conservan varios poemas dedicados a la Natividad de la Virgen María. El actual breviario español recoge uno como himno de laudes (Hoy nace una clara estrella) y otro como himno de vísperas (Canten hoy, pues nacéis Vos).
Presentamos aquí una selección de 7 poesías que este genial autor dedicó a la fiesta que cada año celebramos el 8 de septiembre.
Canten hoy, pues nacéis Vos,
los ángeles, gran Señora y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.
Canten hoy, pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan della
es por quien la gracia tienen.
Digan, Señora, de Vos
que habéis de ser su Señora, y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.
Pues de aquí a catorce años,
que en hora buena cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.
Canten y digan por Vos,
que desde hoy tienen Señora y ensáyense desde ahora
para cuando nazca Dios.
*******
Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial, que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale su luz clara y digna
de ser pura eternamente:
El alba más clara y bella
no le puede ser igual, que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
Nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial, que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.
*******
Nace el alba María
y el sol tras ella,
desterrando la noche
de nuestras penas. Nace el alba clara,
la noche pisa,
del cielo la risa,
su paz declara;
el tiempo se para
por solo verla, desterrando la noche
de nuestras penas.
Para ser señora
del cielo, levanta
esta niña santa
su luz aurora;
él canta, ella llora
divinas perlas, desterrando la noche
de nuestras penas.
Aquella luz pura
del Sol procede,
porque cuanto puede
le da hermosura;
el alba segura
que viene cerca, desterrando la noche
de nuestras penas.
*******
Si en brazos de Dios nacéis,
¿quién sois?, Niña soberana,
que para casa tan pobre
parecéis muy rica Infanta.
Tres veces catorce dicen
los deudos de vuestra casa,
que son las generaciones
de vuestra sangre preclara.
La primera es de Profetas
y divinos Patriarcas,
desde Abrahán a David,
de quien seréis torre y arpa.
De Reyes es la segunda,
desde David a que salgan
de Babilonia a Sión
y vuelvan a honrar el arca.
Desde este tiempo hasta el día
en que Cristo de Vos nazca,
otra que es de Sacerdotes,
de quien Vos seréis la vara.
Torre y arca y vara sois
en tan ilustre prosapia,
supuesto que para esposo
un carpintero os señalan.
Debe de ser que Dios quiere
que hecha carne su Palabra,
viva en casa donde vea
labrar maderos y tablas.
O porque si sois, Señora,
arca en que el mundo se salva,
como divino escultor
os halle el hombre en su casa.
*******
Cielos y tierra se alegran
cuando nacéis, Virgen santa,
por su Hija el Padre eterno,
por quien se goza y se agrada.
El Hijo, viendo a su Madre
tan buena, que de llamarla
su madre, no se desprecie,
ni de entrar en sus entrañas.
El Espíritu divino
de ver la Esposa que ama,
de suerte que ya comienza
a cubrirla con sus alas.
Los Ángeles por su Reina,
los cielos por su luz clara,
el sol por su hermosa frente,
y la luna por sus plantas.
Los hombres por su remedio,
porque hasta vuestra mañana,
no podía el sol salir,
y en oscura noche estaban.
Según esto, vos nacéis
para ser vara en las aguas,
torre fuerte en los peligros,
y en el diluvio arco y arca.
Pues vengáis a vuestra aldea,
María llena de gracia,
muchas veces en buen hora,
día que nacéis con tantas.
Conoced vuestros pastores,
que todos os dan las almas,
mientras os da el cielo estrellas,
para mantillas y fajas.
*******
Hoy Ana parió a María
y anoche se vio arrebol,
sin duda tendremos Sol,
pues amanece tal día.
Arreboles de esperanzas
ayer vio en el cielo el suelo
y hoy sale el Alba del Cielo
con rayos de confianzas,
pues siendo el Alba María
y Ana el divino arrebol,
no puede tardar el Sol
estando tan claro el día.
*******
Despierta Gil -¿Es de día,
el Alba ha salido ya? -Buenos días, claro está,
pues ha nacido María.
De la tierra te levanta,
mira que sale la Aurora,
que el cielo y la tierra dora
con su pura y virgen planta.
¿No despiertas? -Ya querría.
-Mira la luz que te da: -Buenos días, claro está,
pues ha nacido María.
Huye la noche cruel
del pecado, temerosa
la luz desta Niña hermosa
que hoy nace al mundo sin él;
recuerda, pues, ¡qué porfía!
¿Pues hay luz? -Vístete ya: -Buenos días, claro está
pues ha nacido María.
Está diciendo su lumbre
que el Sol, que los hombres salva,
ha de venir tras el Alba
por aquella misma cumbre.
¿y duermes tu? A ver el día: -Buenos días, claro está
pues ha nacido María.
Y es un tratado anónimo que los Padres de la Iglesia tenían en la más alta estima.
Según la mayoría de los estudiosos, La Didaché(un breve tratado cristiano anónimo, considerado el catecismo cristiano más antiguo de la historia) fue escrito entre los años 65 y 80.
También conocido como "la Enseñanza de los Doce Apóstoles" o simplemente "La Enseñanza ”(Didaché significa“ enseñanza ”en griego), la Didaché es una carta perteneciente al primer corpus cristiano de producción literaria. Se considera el primer y más antiguo catecismo escrito, y como tal ha sido respetado y conservado hasta el día de hoy.
Se desconoce tanto el autor como el lugar donde se escribió la Didaché. El texto original de la Didaché sobrevivió en un solo manuscrito, conocido como Codex Hierosolymitanus. Algunos eruditos argumentan que el texto fue elaborado por un editor (en lugar de un autor) que también podría haber escrito algunas enseñanzas directamente de la predicación apostólica, ya sea en Siria o Egipto.
Después de que el texto se perdió durante años, el Metropolitano de Estambul, Philoteos Bryennios, encontró una copia griega en 1873 y la publicó en 1883. La copia que encontró el Metropolitano databa de 1056.
Este breve tratado nos proporciona datos extrabíblicos sobre las instituciones y la vida de las primeras comunidades cristianas. La Didaché codifica las disposiciones morales, litúrgicas y legales de la Iglesia primitiva que se consideraban convenientes y necesarias en ese momento. Consiste casi exclusivamente en enseñanzas "prácticas", dejando de lado cualquier discusión sobre los contenidos dogmáticos de la fe, excepto por un solo capítulo.
Apenas hay citas del Antiguo Testamento en la Didaché; en cambio, el autor habla del “Evangelio del Señor” (sin especificar a cuál de los sinópticos se refiere), y cita y alude a alrededor de 20 dichos o declaraciones de Jesucristo. El autor parece ignorar el Evangelio de Juan y no se cita formalmente ninguna de las epístolas de San Pablo.
La Didaché contiene las primeras instrucciones conocidas para la celebración tanto del Bautismo como de la Eucaristía, así como una de las tres primeras formas conocidas del Padre Nuestro. Teniendo en cuenta las diversas traducciones de la obra, la dispersión geográfica de los fragmentos encontrados y la lista de obras posteriores que dependen de ella, la Didaché debería ser más conocida entre los cristianos de hoy.