Hoy 18 de agosto, se celebra la fiesta de Santa Elena emperatriz de Roma 

El 18 de agosto se celebra la festividad de Santa Elena, que comenzó como posadera y más tarde se convirtió en la madre del emperador romano Constantino. Gracias a ella las reliquias de la Pasión de Cristo se encuentran en Roma.

Santa Elena es conocida como la patrona de los matrimonios rotos, ya que su marido se divorció de ella tras 20 años juntos. La dejó por una mujer de una de las familias imperiales de Roma. También se la conoce como la patrona de los arqueólogos.

A los 56 años, Santa Elena se trasladó a Roma y se convirtió al cristianismo. Después, peregrinó a Tierra Santa, donde descubrió muchos de los principales lugares históricos que hoy visitan los cristianos.

Según la tradición, Santa Elena descubrió la Vera Cruz en Jerusalén, así como los clavos de la crucifixión de Jesús. Llevó consigo a Roma reliquias que ahora pueden visitarse en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén.

Pero su contribución a Roma no se detiene ahí. También se cree que trajo la escalera que recorrió Jesús durante su Pasión.

La tumba de Santa Elena se encuentra en Roma, en un yacimiento arqueológico construido por su hijo Constantino. Otras reliquias suyas se encuentran en los Museos Vaticanos.

 

 

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https://www.primeroscristianos.com/el-descubrimiento-de-la-santa-cruz-en-jerusalen-entre-la-historia-y-la-leyenda-de-santa-elena/

 

 

San Tarsicio acólito de las catacumbas

 

Su historia se desarrolla en el siglo tercero. En aquel periodo, el emperador Valeriano persigue a los cristianos y Tarsicio es un joven acólito de la Iglesia de Roma.

Frecuenta las catacumbas de San Calixto y un día, pensando que su juventud habría sido la mejor protección para la Eucaristía, se ofrece para llevar el Pan consagrado a los encarcelados y a los enfermos.

Protegida bajo su manto

Pero a lo largo del camino encuentra a algunos jóvenes paganos que se dan cuenta que Tarsicio lleva algo apretado bajo su manto e intentan arrebatárselo. El muchachito no cede y entonces lo golpean a patadas, alguno toma unas piedras y se las tira.

Tarsicio resiste y logra no hacer profanar las hostias. Ya agonizante, lo socorre a escondidas un oficial pretoriano convertido al cristianismo, que lo lleva al sacerdote de su comunidad. Entre las manos cerradas, apretadas al pecho, hay todavía un pedazo de tela con la Eucaristía.

 

Protomártir de la Eucaristía

Después de la muerte, Tarsicio es sepultado en las catacumbas de San Calixto. En el epitafio, redactado por el Papa Dámaso I, se indica el año 257. Estas palabras escritas en las catacumbas de San Calixto, llegadas a través de varios testimonios, nos recuerdan su martirio:

“Mientras un grupo de malvados se arremetía contra Tarsicio

queriendo profanar la Eucaristía que llevaba,

él, herido a muerte, prefirió perder la vida

antes que entregar a los perros rabiosos

el cuerpo celeste de Cristo”.

 

Carne de su carne

Acerca del protomártir de la Eucaristía se refiere también una tradición oral según la cual sobre su cuerpo no fue encontrado el Santísimo Sacramento.

Según tal tradición, la Partícula Consagrada, defendida con la vida por el joven acólito, se había transformado en carne de su carne. Una única Hostia unida a su cuerpo y ofrecida a Dios.

 

 

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SAN TARSICIO, MÁRTIR DE LA EUCARISTÍA

 

 

 

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Aquila y Priscila

 

Las palabras del joven Apolo cortan el aire en la sinagoga de Éfeso, ante una audiencia cautivada por la brillantez del discurso. Aquila y Priscila lo admiran también, pero echan de menos la luz de la fe, “se lo llevaron consigo y le instruyeron más a fondo en la doctrina del Señor” (Hch 18, 26).

 

No habían pasado dos décadas desde la Ascensión de Cristo, y la semilla del Evangelio ya se había esparcido por numerosas ciudades del Imperio. En Roma, la Buena Nueva tuvo acogida entre algunos judíos que profesaban a Jesús de Nazaret como el Salvador; entre ellos, Aquila, un tejedor de tiendas de campaña. Procedía de la diáspora por la Anatolia del Norte, la actual Turquía.

Su mujer, Priscila —abreviado, Prisca —, era romana. Según una antigua tradición, estaba emparentada con el senador Caio Mario Pudente Corneliano, que hospedaba a San Pedro en su casa en el Viminale. Aunque no hay fuentes escritas que lo testimonien, existen pinturas del Príncipe de los Apóstoles administrando el Bautismo a una joven llamada Prisca.

En los albores de nuestra era, el Estado romano confundía a los cristianos con los judíos, hasta el punto de ofrecerles los mismos privilegios: libre ejercicio del culto y dispensa de obligaciones incompatibles con el monoteísmo, como el culto al emperador. A finales de los años cuarenta, surgieron discrepancias dentro de la comunidad judía acerca de la cuestión mesiánica, y las controversias llegaron a oídos del emperador Tiberio Claudio César.

Claudio se había mostrado benévolo con los judíos, pero el temor de una posible revuelta fue motivo suficiente para exiliarlos de Roma, al menos por un tiempo. Un oficial de la corte imperial, el historiador Suetonio, narra escuetamente el decreto del año 49: iudaeos impulsore Chresto assidue tumultuantis Roma expulit (“expulsó de Roma a los judíos, pues provocaban desórdenes a causa de Cresto”). «Se ve queClaudio no conocía bien el nombre del Señor —en lugar de Cristo dice Cresto — sólo tenía una idea muy confusa de lo que había sucedido». Forzados a dejar la Ciudad Eterna, Aquila y Priscila se trasladaron a Corinto, la capital de Acaya.

 

CORINTO

Las horas en el taller

Los jóvenes inmigrantes debieron abrirse camino en una ciudad cosmopolita. Por sus calles desfilaban griegos, romanos, africanos, judíos... Las tradiciones y mentalidades más diversas convergían en la capital: del levante sirio llegó el culto a Melkart y Astaré; de Roma, los espectáculos sangrientos; los frigios implantaron la veneración a Cibeles, la madre de los dioses.

Además, Corinto estaba consagrada a Afrodita. A primera vista, el panorama no presentaba facilidades para que arraigara la vida cristiana. Corinto se emplazaba entre oriente y occidente como escenario clave para quien fuera capaz de dar un nuevo rumbo a la historia. Los corintios frecuentaban las numerosas termas, teatros y basílicas, y los intelectuales tenían acceso a escuelas filosóficas de gran relieve.

 

AQUILA Y PRISCILA

 

La misma ciudad que abría sus puertas a costumbres inhumanas y a todo tipo de novedades, acogió a este matrimonio cristiano entre sus habitantes. Como era núcleo de la industria de la púrpura y del tejido, Aquila no tardó en instalar su propio taller en un local abierto a la calle.

Llevaban pocos meses viviendo en Acaya, cuando un viajero pidió asilo en su casa. El huésped llegaba de Atenas, abatido, después de dirigirse a personas ávidas de oír nuevos discursos, pero que no hacían caso de las palabras ni se preocupaban de su contenido: sólo les interesaba tener algo de qué hablar. Tiempo después, San Pablo recordaba su entrada en Corinto: “me he presentado ante vosotros débil, y con temor y mucho temblor"

Aquila y Priscila no soñaban encontrarse con el Apóstol en Acaya. Además de alojarlo en su propio hogar, Aquila compartió el taller con San Pablo, pues también era fabricante de tiendas.

Los Hechos de los Apóstoles cuentan poco acerca de los ratos de labor en el taller de Aquila. Debían de ser momentos de gran concentración, porque los tejedores incluso estaban eximidos de una ley que prescribía ponerse de pie al ver pasar a ciertos personajes distinguidos, para no desatender su tarea. Uno de los hechos más relevantes de la historia tuvo lugar a finales del 50 o principios del 51, durante aquellos días de trabajo cotidiano.

Timoteo y Silas llegaron a Corinto para hablar con San Pablo: traían noticias de los de Tesalónica, que sufrían violentas persecuciones por parte de quienes se resistían a aceptar el Evangelio. El Apóstol decidió escribirles para fortalecerlos en la fe y aclarar dudas en torno a la suerte de los difuntos y a la segunda venida del Señor. La primera Carta a los Tesalonicenses es, cronológicamente, el primer libro del Nuevo estamento.

Las horas en el taller contaron momentos de expansión de la fe, no sólo por la actuación del Apóstol sino también por la de Aquila y Priscila y de otros cristianos, gentes desconocidas. En pocos años, la Iglesia de Acaya llegó a ser una de las más importantes. Recibieron el Bautismo tanto Crispo, el jefe de la sinagoga, como Erasto, el tesorero de la ciudad; Tercio, quien más tarde sería secretario de Pablo; Ticio Justo, miembro de la colonia romana, que vivía en una gran casa junto a la sinagoga; Estéfanas —un prosélito— y su familia.

Se bautizaron libertos, artesanos y esclavos en una ciudad que parecía sorda a las mociones de la gracia. Pablo recordaría más tarde a los corintios: “ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los injuriosos, ni los rapaces es heredarán el Reino de Dios. Y esto erais algunos. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre de Jesucristo el Señor y en el Espíritu de nuestro Dios”.

 

Despuntaba el otoño del año 52, cuando San Pablo dejó Corinto, después de una intensa labor apostólica que le supuso sufrir duras incomprensiones y la expulsión de la sinagoga. Aquila y Priscila le acompañaron a Éfeso. Esta vez no salían por la fuerza, como en su exilio de Roma. La fe les presentaba proyectos que años antes no hubieran vislumbrado.

“Los cristianos —escribía Orígenes— no desaprovechan nada de lo que está en su mano para extender su doctrina en el universo entero. Para conseguirlo, hay quien se ha dedicado a ir de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, para llevar a los demás al servicio de Dios” Junto a Silas y Timoteo, que formaban el séquito del Apóstol, llegaron a destino, después de una travesía de casi diez jornadas.

ÉFESO

En el momento justo

La nave ancló en el puerto de Palermo, una desembocadura del río Caistro, y los viajeros subieron a la pequeña barca que los dejó en Éfeso, la capital del Asia proconsular. Pablo se detuvo allí poco tiempo, pues debía continuar hacia Siria. Aunque los judíos del lugar le rogaron que se quedara, el Apóstol se despidió de ellos, con la promesa de volver.

Éfeso era el centro de la provincia más populosa de Asia, donde vivía una importante colonia de hebreos que gozaban del libre ejercicio de la religión. Algunos, venidos de la diáspora, se habían unido a la predicación de Juan el Bautista, en el Jordán. Después se dispersaron, y comenzaron a proclamar a Jesús por cuenta propia. Hablaban de Cristo, pero no sólo no habían recibido el Espíritu Santo, sino que ni siquiera tenían noticia de que existiera el Paráclito. Tal era la condición de Apolonio —abreviado, Apolo—, “hombre elocuente y muy versado en las Escrituras”.

San Lucas precisa que era natural de Alejandría de Egipto, centro importante de la teología judía, donde se profundizaba en la relación entre el Logos, la razón creadora del mundo, y la Revelación contenida en el Antiguo Testamento. Uno de los jefes más reconocidos era el judío Filón, que buscaba conciliar el pensamiento platónico con la enseñanza de las Escrituras. Es posible que Apolo fuera educado en esta cultura de amplios horizontes, abierta a la verdad. Un día, Aquila y Priscila escucharon la predicación de Apolo en la sinagoga.

Reconocieron el esplendor de un discurso mesiánico y notaron que “en la mente de ese hombre ya se había insinuado la luz de Cristo: había oído hablar de El, y lo anuncia a los otros. Pero aún le quedaba un poco de camino, para informarse más, alcanzar del todo la fe, y amar de veras al Señor”.

Cuando el joven terminó de hablar, “le tomaron consigo y le expusieron con más exactitud el camino de Dios.” El hombre docto atendió las razones. Una vez descubierto el camino, se dispuso a emprenderlo y pidió ser bautizado. Como Apolo pensaba viajar a Acaya, le animaron a presentarse ante la iglesia de Corinto, y escribieron a los discípulos para que le recibieran. Allí fue “de gran provecho, con la gracia divina, para los que habían creído, pues refutaba vigorosamente enpúblico a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús es el Cristo.“

ROMA

La casa de Aquila y Priscila

Por la carta de San Pablo a los romanos —escrita hacia el año 57— sabemos que Aquila y Priscila regresaron a la Urbe: “saludad a Priscila y Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, a quienes damos gracias no sólo yo sino también todas las iglesias de los gentiles, y saludad a la iglesia que se reúne en su casa.

Este tipo de reunión es precisamente lo que en griego se llama “ekklesia”, en latín “ecclesia”, en italiano “chiesa”, en español “iglesia” que quiere decir convocación, asamblea, reunión. La casa de Aquila y Priscila se asentaba probablemente en los cimientos de la actual iglesia de Santa Prisca, en el Aventino. Las excavaciones arqueológicas de los años 1933 a 1966 descubrieron dos edificios de los siglos I y II. En el del siglo II, se encontró un lugar de culto al dios Mitra.

El hallazgo reafirma la existencia de una domas ecclesiae en sus cimientos, porque era habitual levantar templos paganos donde se había celebrado la liturgia cristiana, para tratar de erradicar la fe en Jesucristo.En la casa del siglo I, se reconoció el titulus Priscae: la tablilla que indicaba quién era el titular de la casa. Con el tiempo —hacia el siglo III— la cura pastoral hizo necesaria la división de la ciudad de Roma en varios tituli, o centros, que hoy llamaríamos parroquias.

Benedicto XVI comenta que, a la gratitud por la fidelidad de esas primeras iglesias de las que habla San Pablo en su Carta a los romanos, “se debe unir también la nuestra, pues gracias a la fe y al compromiso apostólico de fieles laicos, de familias como las de Aquila y Priscila, el cristianismo ha llegado a nuestra generación(…).

Para arraigar en la tierra, para desarrollarse ampliamente, era necesario el compromiso de estas familias, de estas comunidades cristianas, de fieles laicos que ofrecieron el “humus” al crecimiento de la fe. Y sólo así crece siempre la Iglesia.

Toda casa puede transformarse en una pequeña iglesia. No sólo en el sentido de que en ella tiene que reinar el genuino amor cristiano, hecho de generosidad y atención recíproca, sino más aún, en el sentido de que toda la vida familiar, en virtud de la fe, está llamada a girar en torno al único señorío de Jesucristo”.

No sabemos cuánto tiempo permanecieron Aquila y Priscila en Roma. Hacia el año 67 se encontraban en Éfeso, pues San Pablo les envía saludos, en su carta a Timoteo.

Algunos autores hablan de un nuevo regreso del matrimonio a la Ciudad Eterna o, al menos, de Prisca.

En todo caso, los datos biográficos que han llegado a nuestros días son suficiente motivo de gratitud a quienes siguieron los planes de Dios, yendo de una ciudad a otra.

 

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AQUILA Y PRISCILA

 

 

La ciudad milenaria, Séforis

Séforis, en hebrero צִפּוֹרִי o Zippori, son los restos de una antigua ciudad fundada por los asirios y ocupada durante siglos por múltiples civilizaciones que forzaron sus cimientos. Babilonios y persas. Griegos seléucidas que la llamaron Sepphoris. Judíos que la conocieron como Tzippori, «posada en el cerro como un pájaro». Romanos que la renombraron como Eirenopolis y Diocesarea, en honor a Zeus y César. Árabes que la denominaron Saffuriya. Le Saforie los cruzados. Diversos nombres para una ciudad milenaria que ha perdurado hasta nuestros tiempos.

Historia, antigüedades y espléndidos mosaicos en una ciudad única: Séforis. Capital de Galilea en tiempos de Jesús, una vez al año se llena de cristianos porque ésta, según una tradición apócrifa, es la ciudad de los santos Joaquín y Ana.

 

P. JASON JORQUERA Monasterio Sagrada Familia Séforis

Para nosotros es muy bonito, más o menos 250-300 fieles vienen de Nazaret y alrededores. Un día en el que no hay silencio monástico sino que se eleva la oración católica cristiana. Todas las personas pueden participar y celebrar misa con nosotros.

Dos monjes de la congregación del Verbo Encarnado custodian los restos de la Basílica de los cruzados, que se encuentra en un terreno comprado por la Custodia de Tierra Santa en 1841.

 

P. JASON JORQUERA Monasterio Sagrada Familia Séforis

Es sin duda una alegría, es una gracia de Dios estar aquí donde estuvo la casa de Santa Ana. Aquí vivió la Virgen niña; quizás jugó aquí en el jardín y también lo más probable es que José y Jesús vinieran por negocios. Estamos en Séforis, la capital de Herodes en ese momento. Estoy feliz de ser parte de esto tan grande: Renovar la peregrinación a este lugar "escondido" pero muy importante porque aquí podemos ver claramente la santificación en la vida diaria.

Una ciudad situada a pocos kilómetros de Nazaret, de la que no hablan ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento, que sin embargo —según escribió el historiador Flavio Josefo— en el siglo I d.C. se convirtió en “la joya de Galilea”.

 

Séforis

 

HAGAY DVIR Responsable de Turismo - Autoridad de Parques de Israel

Se trata de una cisterna de agua que data del siglo I d.C. Es parte del sistema de agua que solía traer agua a Tzippori. Los romanos desarrollaron el sistema que traía agua de los manantiales de toda la zona, y la almacenaban en uno de los aljibes, por ejemplo, este.

En los siglos II y III, Séforis aparece como una típica ciudad romana: cardo y decumanus, calles pavimentadas, distritos comerciales y residenciales y un teatro con más de 3.000 asientos. Todo para una población mixta: judíos, cristianos y paganos.

 

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En la época romana, en la época pagana, en la época de Jesús, había un templo aquí, un templo romano pagano. Estaba ubicado aquí y conectado al camino. Posteriormente con la llegada del cristianismo, en el siglo IV, el templo fue transformado en iglesia. Aquí construyeron una gran iglesia: lo que veis aquí son los restos de un gran ábside.

Aquí, en cambio, están los restos de capiteles de la gran basílica en cuyos lados se ven cruces.

 

 

Seforis-Israel

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Estamos en el barrio judío de Tzippori. Está fechado en el siglo I o II. Y lo que podemos ver de la excavación son muchas casas pequeñas. Cada uno de ellos cuenta con instalaciones para la preparación de alimentos, pero también cuentan con baños rituales, lo que llamamos mikveh, que ha formado parte de la vida judía desde la antigüedad hasta nuestros días. Recogían agua del techo y la llevaban a los baños rituales.

Son muchas las maravillas del pasado que resurgen: desde el fuerte de los cruzados, pasando por el teatro hasta una casa con el famoso pavimento de mosaico dedicado a Dionisio y los gozos de la vendimia.

 

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Podemos admirar este antiguo mosaico del siglo II. Podemos ver personajes e historias de la vida y sucesos del Dios Dionisio.

Pero me gustaría centrarme en esta hermosa figura: la “Mona Lisa de Galilea”.

Esta pequeña obra está realizada con cientos de pequeñas piedras de más de 20 colores diferentes. Cupido se puede identificar junto a ella, por lo que los eruditos piensan que se trata de la diosa Venus, Afrodita.

La Autoridad de Parques Nacionales de Israel propone el "camino de María". Un recorrido que une todos los lugares: desde el aljibe del siglo I, los restos de época bizantina hasta la judería, y finaliza en el monasterio de la Sagrada Familia. Concentración de historia y fe: esto es lo que ofrece la antigua Séforis.

 

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Séphoris - Las ruinas de la antigua capital de Galilea

 

 

Su fiesta se celebra el 13 de agosto

San Hipólito presbítero y San Ponciano Papa, siglo III

 

Ponziano, Papa desde el 230, abdicó cuando fue exiliado a las minas de Cerdeña junto con el cismático Hipólito durante la persecución anticristiana de Maximino el tracio. Murieron de hambre y de sed en el 235. Fueron venerados como mártires en Roma. Sus restos yacen en San Calisto y en la Tiburtina.

 

San Hipólito es uno de los personajes importantes de la antigüedad cristiana de perfiles biográficos más oscuros y confusos. Sólo a partir del s. XIX empieza a delinearse su figura histórica.

No es romano de nacimiento, sino hombre venido del Oriente, posiblemente de Alejandría: piensa y escribe en griego, conoce bien la filosofía helénica y los misterios griegos, y su postura teológica sobre el Logos demuestra su formación alejandrina.

Debió de llegar a Roma durante el pontificado de Ceferino (199-217) y perteneció como presbítero a la iglesia local romana. Si, como afirma Focio, fue discípulo de S. Ireneo, habría participado del celo de su maestro por la defensa de la tradición contra las herejías. Atacó vigorosamente el modalismo trinitario de Noeto y Sabelio, extremando su postura hasta acercarse a un subordinacianismo diteísta.

 

San Hipólito San Ponciano

 

 

Por causa de esto se enfrentó con el papa S. Calixto I (217-222), que mantenía una postura media entre el modalismo sabeliano, que condenó, y el subordinacianismo de H. Pero, sobre todo, su actitud rigorista en la disciplina penitencial le convirtió en enemigo acérrimo de Calixto y le llevó a constituirse en cabeza de un grupo disidente. Parece que fue elegido obispo de Roma por un reducido círculo, llegando así a ser el primer antipapa. Continuó en su postura cismática durante los pontificados de Urbano I (222-230) y Ponciano (230-235).


Durante la persecución de Maximino Tracio fue desterrado junto con Ponciano a Cerdeña, y parece que en el destierro se reconcilió con la Iglesia, muriendo mártir ca. 235. El papa Fabián (236-250) hizo trasladar los cuerpos de ambos a Roma, enterrando a Ponciano en la cripta papal de S. Calixto y a H. en el cementerio de la vía Tiburtina, que aún lleva su nombre. La Iglesia celebra la fiesta de los dos mártires el 13 de agosto.

 

(GER)

 

 

 

 

SANTA SUSANA ROMANA

 

Se consagró a Cristo, rechazó casarse con el hijo adoptivo del emperador Diocleciano. Por tal motivo, Santa Susana fue condenada a muerte y decapitada en su casa, que después fue lugar de culto. Los restos podrían estar en la iglesia actual dedicada a ella en el centro de Roma.

 

La historia de Santa Susana se conoció por lo que se sabía de ella por la Passio de su martirio ocurrido en el siglo VI, enriquecida con notas legendarias. No se sabe cuándo nació; probablemente es originaria de la Dalmacia, vivió en Roma en el siglo III.

Era de noble familia, pariente del emperador Diocleciano, Susana era hija del presbítero Gabinio (en esa época los presbíteros eran los ancianos que cuidaban la comunidad cristiana), hermano del obispo Cayo (que fue luego Papa, del 283 al 296) y de Claudio y Máximo, funcionarios imperiales.

Joven culta y de rara belleza, Susana se consagra a Dios con la oferta de su virginidad. Rechaza la propuesta de Diocleciano de casarse con el hijo adoptivo, Gaio GalerioValerio Maximiano.

 

El ejemplo de Susana convierte a los tíos Claudio y Máximo

El tío Claudio, que tenía el encargo de decir la propuesta de matrimonio, permaneció asombrado de lo decidida que era la joven que quiso saber más de su credo. Se convierte y con él su esposa, los hijos y los siervos, y dona sus bienes a los pobres.

Al no recibir una respuesta, el emperador le pide al hermano de Claudio, Máximo, si podía averiguar que pasó. Supo de la decisión de Susana, que quiso renunciar al matrimonio, y junto a Claudio, discute este problema con Gabinio y Cayo.

Y los cuatro concuerdan de no forzar a la joven a casarse y tras haber encontrado la sobrina, también Máximo abraza el cristianismo.

 

Decapitada en su casa

Al saber del rechazo de Susana y de la conversión de sus dos funcionarios, Diocleciano, furioso, arresta la joven y sus familiares. Bajo interrogatorio, ninguno de ellos abjura a la fe cristiana.

De manera que se ordena la ejecución. Claudio y Máximo son quemados vivos, Gabinio sufre el suplicio y Susana fue decapitada en su casa el 11 de agosto del 294. La esposa del emperador Diocleciano, Serena, también ella cristiana, conservó la sangre de Susana, como reliquia, y organizó las exequias.

El Papa Cayo, cuya demora estaba al lado de la de Gabinio, celebró una misa en el lugar del martirio al día después y establece que Susana sea recordada y venerada en su habitación.

Es allí donde se desarrolla el culto a Santa Susana y se construye una iglesia, que en el siglo IV se le conoce como “ad duas domos” (“en las dos casas”, indicando las dos habitaciones de Gabinio y Cayo, padre y tío de la mártir).

Los restos de Susana, que fueron sepultados en el cementerio de San Alejandro, en la vía Nomentana, fueron trasladados posteriormente a la iglesia dedicada a ella, que ha sido modificada muchas veces y hoy se le conoce como la iglesia de Santa Susana en las Termas de Diocleciano.

Aquí según las fuentes del 1500, había una lápida del siglo V, que se perdió, en donde se leía: “Olim Presbyteri Gabini Filia Felix / Hic Susanna Iacet In Pace Patri Sociata” (Era una hija feliz del presbítero Gabinio / Aquí yace Susana en la paz del Señor).

 

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SAN CAYO, Papa y mártir - 22 de abril

 

San Lorenzo, Diácono de la Iglesia de Roma

Su fiesta se celebra el 10 de agosto

 

Diácono de la iglesia de Roma, que murió mártir el 10 de agosto del año 258 durante la persecución de Valeriano.   Durante el año 258, el emperador Valeriano dictó un Decreto de persecución. Según él, los obispos, sacerdotes y diáconos debían ser ejecutados en el acto; los cristianos ricos, privados de sus bienes, y, si no apostataban, ejecutados.

 

El Emperador le pide cuentas a Lorenzo -diácono del Papa- de los bienes que administra. Lorenzo pide tiempo para presentarlas; convoca a los pobres que socorría, unos 1500 por aquellos años, y se presenta de nuevo con ellos. “Estos son nuestros tesoros”, le dice.

Vida

Por la Depositio Martyrum, sabemos que recibió sepultura junto a la vía Tiburtina, un 10 de agosto. Este dato lo concreta después el Martiriólogo jeronimiano, precisando que la deposición tuvo lugar en el cementerio de su nombre. De esta misma época arrancan varios testimonios arquitectónicos, las basílicas construidas en su honor, junto con otros testimonios epigráficos y arqueológicos.

 

San Lorenzo

 

Por la Depositio Martyrum, sabemos que recibió sepultura junto a la vía Tiburtina, un 10 de agosto. Este dato lo concreta después el Martiriólogo jeronimiano, precisando que la deposición tuvo lugar en el cementerio de su nombre. De esta misma época arrancan varios testimonios arquitectónicos, las basílicas construidas en su honor, junto con otros testimonios epigráficos y arqueológicos.

Hay que señalar que en estos primeros testimonios los detalles concretos sobre su pasión son muy escasos. Solamente el papa San Dámaso habla genéricamente de las diversas torturas que padeció, y más en concreto de la del fuego, pero sin aludir concretamente al tormento de las parrillas.

Hasta San Ambrosio (+397) no se conoce ningún otro detalle. Éste refiere detenidamente varios episodios de su martirio, lo que supone que ya para entonces existía la Passio Laurentii. Esta misma tradición se refleja también en el himno que Prudencio le dedica. De su Pasión se conservan tres versiones, compuestas entre los siglos V y VII.

Durante el año 258, el emperador Valeriano dictó un Decreto de persecución. Según él, los obispos, sacerdotes y diáconos debían ser ejecutados en el acto; los cristianos ricos, privados de sus bienes, y, si no apostataban, ejecutados también.

La primera víctima ilustre en la persecución, en Roma, fue el papa San Sixto II. Estaba con su clero celebrando el natalicio de un mártir en el cementerio de Pretextato, junto a la Vía Apia, cuando lo prendieron; allí mismo lo mataron, siendo enterrado en el vecino cementerio de Calixto, en la cripta de sus predecesores.

De este suceso arranca la Pasión de Lorenzo, el protodiácono de San Sixto. Según ella, al salir el Papa para el martirio, Lorenzo se le acerca, quejándose de que fuera a la muerte solo, sin “su diácono”. San Sixto lo consuela, asegurándole que lo seguirá en seguida, y le manda que, entre tanto, distribuya los bienes de la Iglesia a los pobres.

Muy pronto le prenden, y lo presentan ante el Emperador (Decio, según la Pasión), que le pide cuentas de los bienes que administra. Lorenzo pide tiempo para presentarlas; convoca a los pobres que socorría, unos 1500 por aquellos años, y se presenta de nuevo con ellos. “Estos son nuestros tesoros”, le dice; y el Emperador enfurecido, le somete a tormento.

 

Martirio

Lo azotan, lo despedazan, le aplican planchas candentes, sin resultado. Convierte a un soldado, Román, que es martirizado en el acto. Nuevos tormentos, con la decisión final de someterlo al suplicio de las parrillas: asarlo a fuego lento hasta que expirara. Estando en este suplicio tremendo, tiene aún fuerzas para decirles que “pueden ya darle la vuelta y comer de la parte asada”.

 

 

Murió dando gracias a Dios por haberle hecho digno del cielo. Hipólito, el jefe de los soldados que lo custodiaban, a quién había conseguido convertir antes, y el sacerdote Justino, lo enterraron en una propiedad privada, en el Campo Verano, junto a la Vía Tiburtina.

El primero que narra muchos detalles sobre el juicio de San Lorenzo es San Ambrosio, menos de un siglo después del martirio, tiempo no excesivo que podría explicar la pervivencia de una tradición. Pero hay autores que niegan la objetividad de estas actas.

Su argumento principal es que la persecución de Valeriano, dirigida contra la Jerarquía de la Iglesia, no pretendía la apostasía; mandaba que una vez identificados, fueran sin más ejecutados; y así murió efectivamente San Sixto. En esto se diferenció esta persecución de la antecedente de Decio y de la siguiente de Diocleciano. Éstos se sirvieron de las torturas para conseguir apostasías, que era lo que pretendían. Por tanto, según esos autores, el tormento de las parrillas se había introducido en la tradición del martirio de San Lorenzo por influencia de otras pasiones.

 

Devoción y culto

En Roma fue uno de los santos de culto más popular, siendo muy abundantes las basílicas a él dedicadas, ya desde el siglo IV, y durante toda la Edad Media. Las más importantes fueron: San Lorenzo Extramuros, erigida por Constantino sobre su sepulcro en el Campo Verano; San Lorenzo in Damaso, obra de este papa, edificada en el lugar en el que hasta entonces ocuparon los archivos de la Iglesia; San Lorenzo in Panisperna, donde se guardaban las parrillas; etc. Cada una de ellas se ponía en relación con algún pasaje de los referidos en la Pasión.

 

 

San Lorenzo

 

En Roma, su fiesta litúrgica seguía en importancia a la de los Apóstoles Pedro y Pablo. Tenía vigilia solemne, celebrada en la Basílica del Verano; su fiesta era seguida de octava; y su nombre fue incluido en el canon romano de la Misa. Fuera de Roma, también fue muy venerado en Occidente durante la Edad Media.

En la liturgia hispánica también lo encontramos, ya desde antes de la invasión musulmana; y existe una versión española de la Pasión. Su culto pudo comenzar en el siglo V y se celebraba el 10 de agosto, como en Roma.

 

¿Había nacido en Huesca, o al menos en España?

Parece que hay que responder negativamente a esta pregunta; al menos no hay ningún testimonio antiguo que lo sufrague. Por otra parte, sería muy extraño el silencio de Prudencio, tan dispuesto siempre a cantar las glorias martiriales españolas.

La crítica moderna rechaza esta tradición. Los testimonios que la apoyan no son anteriores al siglo IX. En concreto, se trata del Martirologio de Adón, que en la larga noticia que le dedica, afirma ser natural de España.

 

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SAN LORENZO

 

 

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5 días de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa

Francisco es un papa de gestos. Durante esta Jornada Mundial de la Juventud, envió muchos mensajes de fraternidad a través de sus encuentros con los peregrinos. Estas son algunas de las mejores imágenes de su paso por Lisboa, Portugal.

 

 

 

Los mejores mensajes del papa en Lisboa

Durante los cinco días de la Jornada Mundial de la Juventud, el papa habló ante jóvenes, líderes políticos, obispos, y enfermos.

En su primer acto oficial, ante las autoridades del país, invitó a Occidente a regresar a sus valores originarios.

 

 

FRANCISCO

Sueño con una Europa, corazón de Occidente, que utilice su ingenio para apagar focos de guerra.
Una Europa que incluya a los pueblos y a las personas, sin perseguir teorías ni colonizaciones ideológicas.

Durante su encuentro con los obispos, el papa animó a afrontar con esperanza un período de secularización como el actual.

 

FRANCISCO

No tenemos que evadir este tiempo porque nos da miedo y refugiarnos en formas y estilos del pasado. No, este es el tiempo de gracia que el Señor nos da para aventurarnos en el mar de la evangelización y de la misión.

Tras ver a autoridades civiles y eclesiásticas llegó el turno de los jóvenes. Les animó a avanzar en la vida con valentía y a imitar al buen samaritano.

 

FRANCISCO

Tengan, por tanto, la valentía de sustituir los miedos por los sueños. Sustituyan los miedos por los sueños. ¡No sean administradores de miedos! No sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños.
A veces en la vida hay que ensuciarse las manos para no ensuciar el corazón.

El papa, en varios momentos, repitió el concepto de que hay un lugar para todos y cada uno en la Iglesia, que no excluye a nadie.

 

FRANCISCO

En la Iglesia hay espacio para todos. “Padre, pero yo soy un desgraciado; soy una desgraciada, ¿hay lugar para mí? Hay lugar para todos. Todos juntos, cada uno en su lengua. Cada uno en su lengua, repita conmigo: “Todos, todos, todos” (“Todos, todos, todos”).

En su último encuentro con los jóvenes, el papa quiso dejar un último mensaje muy claro.

 

FRANCISCO

Queridos jóvenes: quisiera mirar a los ojos de cada uno de ustedes y decirles: no tengan miedo.

A lo largo de la JMJ, en general, lo que más repitió Francisco fueron mensajes de ánimo. Tanto a jóvenes como a adultos. Les invitó a seguir adelante en la vida sin temor al fracaso.

 

romereports.com

 

Las 7 curiosidades sobre San Lorenzo

 

El 10 de agosto se celebra a San Lorenzo, uno de los siete diáconos de Roma de la época del Papa Sixto II que murió quemado vivo sobre una parrilla como mártir del cristianismo. Es uno de los santos más famosos de la cristiandad. Su nombre va ligado a la ciudad de Huesca por estar documentado su nacimiento en la ciudad aragonesa

 

Su veneración se extiende por distintos lugares del mundo cristiano, principalmente en su ciudad natal, Huesca, donde nunca han olvidado la relevancia de su vecino. Por eso le dedican sus fiestas mayores.

 

1. UN FENÓMENO ASTRONÓMICO

Las conocidas como ‘Lágrimas de San Lorenzo’ es el nombre popular con que se conoce a una lluvia de estrellas fugaces (las Perseidas) visibles cada año en torno al 11 y 12; o 12 y 13 de agosto. El nombre comenzó a utilizarse en memoria del diácono martirizado en la Europa medieval.

 

sna Lorenzo

2. EL TERCER SANTO MÁS IMPORTANTE EN ROMA

Con una tranquilidad que nadie había imaginado, durante su martirio rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo, hasta exhalar el último suspiro.

El profesor de teología sistemática, Francesco Moraglia, explica en un artículo que “la ciudad de Roma, que le atribuía la victoria definitiva sobre el paganismo, lo eligió como su tercer patrono y celebra su fiesta desde el siglo IV, como segunda fiesta en orden de importancia después de la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo”.

Asimismo, se elevó en su honor “34 iglesias y capillas, signo tangible de gratitud hacia aquel que, fiel a su ministerio, había sido entre ellos un verdadero ministro y servidor de la caridad”.

 

3. UNA BASÍLICA DEDICADA

La Basílica de San Lorenzo Extramuros, donde se encuentra la tumba del santo en Roma, es una de las cinco basílicas patriarcales o papales. Al interior de la Basílica se encuentra una piedra de mármol donde según la tradición, fue colocado el cuerpo de San Lorenzo inmediatamente después de su martirio, quedando impresa parte de su silueta.

Cada año en el barrio de San Lorenzo se realiza una peregrinación y una Misa en su honor. La romería es acompañada por una reliquia del santo llevada en una pequeña custodia.

 

4. PATRONO DE LOS COCINEROS

San Lorenzo es el santo patrono de los cocineros. Luego de soportar terribles torturas con azotes, barras de hierro caliente, fue condenado a morir en una especie de parrilla de hierro gigante.

Según la tradición, después de un rato de estarse quemando en la parrilla dijo al juez: “Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para quedar asado por completo“. El verdugo mandó que lo voltearan y así se quemó por completo.

 

5. EL VATICINIO DE SIXTO II

San Lorenzo era uno de los diáconos que ayudaba al Papa San Sixto II, quien fue asesinado por la policía del emperador mientras estaba celebrando Misa en un cementerio de Roma. La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a matar, este último dijo:

“A nosotros, porque somos viejos, se nos ha asignado el recorrido de una carrera más fácil; a ti, porque eres joven, te corresponde un triunfo más glorioso sobre el tirano. Pronto vendrás, deja de llorar: dentro de tres días me seguirás. Entre un obispo y un levita es conveniente que exista este intervalo” (San Ambrosio, De Officiis, n. 206).

 

6. UNA HISTÓRICA HOMÍLIA

En el siglo V, el Doctor de la Iglesia y Papa, San León Magno, dijo sobre el San Lorenzo que “las llamas no pudieron vencer la caridad de Cristo; y el fuego que lo quemaba por fuera era más débil del que ardía dentro de él”.

Añadió: “El Señor quiso exaltar hasta tal punto su nombre glorioso en todo el mundo que, desde Oriente hasta Occidente, en el resplandor vivísimo de la luz irradiada por los más grandes diáconos, la misma gloria que recibió Jerusalén por Esteban tocó también a Roma por los méritos de Lorenzo” (Homilía 85, 4: PL 54, 486).

 

7. TIENE UN CLUB DE FÚTBOL

El nombre del equipo de fútbol favorito del actual Papa Francisco, el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, es en honor al diácono mártir. Tal como fue el deseo del salesiano P. Lorenzo Massa, en los inicios de fundación del equipo.

 

 

+ INFO -

SAN LORENZO

 

ver en Wikipedia

 

 

«Herranz tiene experiencia, es un tipazo» (Francisco)

Entrevistamos al Cardenal más veterano de la Iglesia Católica, el español Julián Herranz, quien comenzó a trabajar en la Santa Sede en 1960, en la comisión preparatoria del Concilio Vaticano II.

 

El pasado mes de marzo, un periodista que entrevistaba a Francisco citó una opinión de Herranz como «del cardenal más antiguo que tiene el Vaticano». «Un tipazo», le interrumpió el Papa. «Herranz tiene experiencia. Herranz es médico, después entró en el Opus Dei, se ordenó sacerdote. Tiene 92 años. El otro día me escribió una carta muy simpática. Soy muy cercano a Herranz, muy amigo».

 

 

En esa carta le pedía permiso para publicar en un libro de memorias, cuyo manuscrito adjuntaba, algunas cartas que ambos se han cruzado a lo largo de la última década.

La respuesta de Francisco refleja su aprecio por una persona que ha servido lealmente a seis Papas.

«Me conmueve su gesto, me deja mudo. No lo esperaba. Me admira su memoria y su anciana juventud. Y recuerdo una anécdota: después del Cónclave en el que fue elegido Benedicto XVI, usted nos invitó a almorzar al cardenal Hummes y a mí. Fue un almuerzo en el que pudimos calibrar su amor a la Iglesia escuchando sus reflexiones. Salimos edificados y los comentarios entre nosotros fueron sobre cómo quedamos edificados por su personalidad de hombre de Iglesia, hombre de corazón eclesial».

Papa Francisco - herranz

 

Herranz publicó en 2007 las memorias de sus años de servicio a san Juan XXIII, san Pablo VI, Juan Pablo I y san Juan Pablo II bajo el título En las afueras de Jericó.

 

Libro "Dos Papas"

Ahora, en Dos Papas (Rialp), añade su experiencia al servicio de Benedicto XVI y Francisco, siendo testigo del caminar de la Iglesia en las últimas décadas. Con amor a la Iglesia y al Santo Padre comenta momentos de esplendor y contraposiciones del sucesor de Pedro.

Estas memorias de 21 capítulos van desde el pontificado de Benedicto XVI hasta Francisco, pero recordando a otros papas que influyeron en su vida, a quienes también sirvió. Entre los temas que va desglosando también se encuentra aquellos de controversia: Vatileaks, pederastia, reformas, la renuncia de un papa, hasta las hostilidades contra el Sumo Pontífice, entre otros.

“Por una de esas caricias de la Providencia —que agradezco de corazón cada día—, he tenido la suerte inimaginable de servir en el Vaticano a seis papas, desde aquel lejano año de 1960 hasta el día de hoy. Nada menos que seis décadas… y particularmente novedosas con los dos últimos”, nos dice el Cardenal.

Ilustra de manera particular que “Benedicto XVI y Francisco reflejan, cada uno a su manera y en aplicación del Concilio ecuménico Vaticano II, el rostro amable y la enseñanza alegre de Jesús de Nazaret, al margen de las supuestas diferencias doctrinales, que algunos exageran desde contrapuestas y extremistas ideologías, o simplemente por intereses temporales de carácter sociopolítico”, dice.

“Conocí personalmente al arzobispo de Múnich, Joseph Ratzinger, en junio de 1977, apenas nombrado cardenal. A su vez, la amistad con el cardenal Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, comenzó en el cónclave de 2005, que eligió al cardenal Ratzinger como Benedicto XVI”, recuerda el autor.

Y subraya de igual manera: “los dos papas me han edificado con sus virtudes y honrado con su amistad personal y confianza, más de lo que merezco y con gestos conmovedores”.

 

julian herranz

- Cardenal, ¿Qué nos puede decir sobre los primeros cristianos?

- Si se quiere conocer cómo eran realmente los primeros cristianos hay que leer los Hechos de los Apóstoles: vale la pena leerlo y releerlo, porque ahí es donde está la vida de los primeros cristianos.

Después, hay una enseñanza estupenda que es la Carta de San Clemente Romano a los Corintios (siglo I) que habla de la fuerza de los primeros cristianos que consistía fundamentalmente en lo que es la esencia del cristianismo.

 

¿Cuál es la esencia del cristianismo?

Una revolución de amor en el mundo. Que empezó con que el infinito amor de Dios llegó a encarnarse para aproximarse al hombre en Cristo.

Por contraste ven que en el mundo hay soberbia, hay ira que lleva a la guerra, cada vez hay más injusticias sociales tremendas, la bestialidad de las guerras. ¿Por qué? Porque está el pecado que ha corrompido la naturaleza humana con el pecado original. Esto es una realidad, se crea o no se crea como principio teológico doctrinal, es una cosa que la vemos.

Pues entonces los primeros cristianos iban aprendiendo esto, y se daban cuenta, porque la catequesis del bautismo, que es una cosa muy sería —es renacer en Cristo—, es decir, se adquiere el derecho y el deber de imitar a Cristo siguiendo las lecturas de los evangelios que estaban escribiendo.

Y todo en un contexto de amor. El amor en Cristo encarnándose es la imagen visible de Dios invisible. Los primeros cristianos pasaban a adquirir la condición de hijos adoptivos de Dios y herederos de la vida eterna, que había una novedad frente al mundo pagano, que estaba cerrado a la trascendencia.

 

Los primeros cristianos querían transformar todo desde el amor de Cristo.

Hacer del amor algo eterno y no algo animal. El amor de una persona comporta cuerpo y alma, y como tal, ese amor puede ser eterno, pues después de la muerte, el amor continúa, y desde la tierra, mediante la Comunión de los Santos: viven en la carne pero no según la carne, viven en sociedad y obedecen las leyes, pero tienen su ciudadanía en el cielo (Carta a Diogneto).

Eso se lo encontraron los primeros cristianos, el mundo estaba paganizado, pero ahí está la fuerza transformadora que tiene. Ser cristiano es la cosa más seria que se puede ser en este mundo pero hay que tener conciencia de esto al recibir el bautismo porque adquieres derecho y deber de ser como Cristo y de llevar el mensaje de Cristo al mundo.

Has pasado de ser una simple criatura digna pero no tenías la categoría de ser hijo adoptivo de Dios y donde te vas a encontrar con un Dios que también tiene parte de tu naturaleza humana porque se hizo hombre y resucitó. Para defender una cosa tan grande que se es y que se tiene hay que dar la vida si es necesario.

 

Ahora hay más mártires que en los primeros tiempos del cristianismo.

Actualmente, cientos de miles de hermanos nuestros están perseguidos en el mundo, y algunos de ellos viven en países donde la ley prohíbe el cristianismo. En otros sitios no se llega a esos extremos, pero hay sitios donde si eres cristiano te consideran un paria, es decir, se le priva de los derechos de la ciudadanía al cristiano por el hecho de serlo, mientras que a los que no son cristianos sí se les confieren esos derechos.

Estos consideran que ser cristiano no es políticamente correcto o económicamente correcto. Tratan de imponer por la fuerza esto, y se olvidan de que Dios se ha encarnado para salvar a la humanidad. La indiferencia del mundo hacia Dios es algo que denuncia el Papa Francisco: la globalización de la indiferencia.

 

by primeroscristianos.com - Javier Fernández-Álava / Alex López Blanco  /  Jordi Pich  /  Gonzalo García De La Garza

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https://www.primeroscristianos.com/la-nueva-evangelizacion-se-hara-con-las-obras-de-misericordia/

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