Papa Francisco: no hay justificación para aceptar la falta de alojamiento

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La caridad del Papa llama a la puerta de Estados Unidos; el encuentro del Pontífice con los «sintecho» de la ciudad de Washington en la Parroquia de San Patricio: el hijo de Dios entró como un «homeless», supo lo que es comenzar la vida sin un techo.

"¿Cómo el Hijo de Dios no tiene un techo para vivir? ¿Por qué estos hermanos nuestros están sin hogar, por qué estos hermanos nuestros no tienen un techo?"

La caridad del Papa llama a la puerta de Estados Unidos; el encuentro del Pontífice con los «sintecho» de la ciudad de Washington en la Parroquia de San Patricio: el hijo de Dios entró como un «homeless», supo lo que es comenzar la vida sin un techo

«¿Cómo, el Hijo de Dios no tiene un techo para vivir? ¿Por qué estamos sin hogar, por qué estamos sin un techo? Son preguntas que muchos de ustedes pueden hacerse a diario. Al igual que José se cuestionan: ¿Por qué estamos sin un techo, sin un hogar?». Al igual que José, el Papa dijo que estas «Son preguntas que nos hará bien hacernos a todos: ¿Por qué estos hermanos nuestros están sin hogar, por qué estos hermanos nuestros no tienen un techo?». Estas preguntas «siguen presentes hoy, acompañando a todos los que a lo largo de la historia han vivido y están sin un hogar».

«La primera palabra que quiero decirles es gracias. Gracias por recibirme y por el esfuerzo que han hecho para que este encuentro pueda realizarse». La caridad del Papa irradia en la Parroquia de San Patricio, durante el encuentro con los «sin techo» de la ciudad de Washington, que reciben la ayuda y el apoyo del servicio caritativo de la Iglesia católica en la ciudad. El Pontífice iba en compañía del cardenal arzobispo de la ciudad, Donald Wuerl.

«Ustedes -dijo Papa Francisco - me recuerdan a san José. Sus rostros me hablan del suyo». En la vida de José hubo situaciones difíciles de enfrentar, recordó Papa Francisco: «Una de ellas fue cuando María estaba por dar a luz, por tener a Jesús». La Biblia es muy clara: «No había alojamiento para ellos».  El Papa invitó a los presentes a imaginarse «las preguntas de José en ese momento: ¿Cómo el Hijo de Dios no tiene un techo para vivir? ¿Por qué estamos sin hogar, por qué estamos sin un techo? Son preguntas que muchos de ustedes pueden hacerse a diario. Al igual que José se cuestionan: ¿Por qué estamos sin un techo, sin un hogar? Son preguntas que nos hará bien hacernos a todos: ¿Por qué estos hermanos nuestros están sin hogar, por qué estos hermanos nuestros no tienen un techo? Las preguntas de José siguen presentes hoy, acompañando a todos los que a lo largo de la historia han vivido y están sin un hogar».

La respuesta a estas interrogantes, subrayó Francisco, es la fe: «Ante situaciones injustas, dolorosas, la fe nos aporta esa luz que disipa la oscuridad. Al igual que a José, la fe nos abre a la presencia silenciosa de Dios en toda vida, en toda persona, en toda situación. Él está presente en cada uno de ustedes, en cada uno de nosotros».

«No hay ningún tipo de justificación social, moral o del tipo que fuese -exclamó Papa Francisco- para aceptar la falta de alojamiento. Son situaciones injustas, pero sabemos que Dios está sufriéndolas con nosotros, está viviéndolas a nuestro lado. No nos deja solos».

Y uno de los modos más eficaces de ayuda que tenemos, explicó, «lo encontramos en la oración. La oración nos une, nos hermana, nos abre el corazón y nos recuerda una verdad hermosa que a veces olvidamos. En la oración, todos aprendemos a decir Padre, papá, y en ella nos encontramos como hermanos. En la oración, no hay ricos y pobres, hay hijos y hermanos».

«Jesús sigue golpeando nuestras puertas, nuestra vida. No lo hace mágicamente, no lo hace con artilugios, con carteles luminosos o fuegos artificiales. Jesús sigue golpeando nuestra puerta en el rostro del hermano, en el rostro del vecino, en el rostro del que está a nuestro lado».

Hoy, concluyó el Papa, «quiero unirme a ustedes, necesito su apoyo, su cercanía. Quiero invitarlos a rezar juntos, los unos por los otros, los unos con los otros. Así podremos continuar con este sostén que nos ayuda a vivir la alegría de saber que Jesús siempre está en medio nuestro. ¿Se animan? Yo empiezo en castellano y ustedes siguen en inglés». Después, todos juntos rezaron el Padre Nuestro. Antes de despedirse, Papa Francisco añadió: «antes de irme me gustaría darles la bendición de Dios. Que el Señor los bendiga y los proteja, que el Señor los mire con agrado y les muestre su bondad, que el Señor los mire con amor y les conceda su paz. Por favor, no se olviden de rezar por mí».

 


Vatican Insider

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