Beato Juan de Fiesole (Beato Angélico), sacerdote dominico

18 febrero

“Quien hace las cosas de Cristo, debe vivir con Cristo siempre”. Esto repetía frecuentemente fray Juan da Fiesole, cuyo nombre como laico era Guido di Pietro, pero hoy es más conocido como el Beato Angélico. Una convicción del pintor era que toda acción humana debía estar orientada a Dios.

 

También el arte de la pintura, que era el abundante carisma del cual gozaba, fue entendido por él como una expresión de la experiencia contemplativa, instrumento de alabanza y de elevación del corazón y de la mente a las realidades evangélicas. Nació en Vicchio del Mugello en Toscana a finales del siglo XIV, desde joven mostró una especial predisposición para el dibujo y la miniatura.

Insistente se hizo en el ánimo del joven ese anhelo por lo bello, que en un primer momento lo había llevado a seguir su innato talento artístico, y que con el pasar de los años lo llevó a percibir una clara llamada a consagrar su vida a Dios mismo, a aquel que es la Belleza suma.

 

La pintura como oración

Junto a su hermano Benedicto entró al convento dominico de Fiesole: oración, estudio y austeridad afinaron su espíritu y el pincel de Fray Juan conduciéndolo a traducir en imágenes llenas de humanidad y misticismo el fruto de su oracion profundamente afectuosa y contemplativa.

Pinturas de Crucifixiones, Vírgenes, Anunciaciones vibrantes de luz fueron expresiones de un alma que en simplicidad evangélica, a través de un humilde, disciplinado trabajo de taller, supo vivir con los pies sobre la tierra y con el corazón en el cielo. Se narra que pintaba en actitud de adoración por los misterios que representaba y no iniciaba jamás una pintura sin haber antes orado, conmoviéndose cuanto reproducía al Cristo en la cruz.

 

De Fray Angelico - Galería online, Museo del Prado., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=45124868 

Síntesis entre Humanismo y fe

En el Angélico, así lo llamó por primera vez Fray Domingo da Corella en 1469, no hay más antítesis entre humanidad y divinidad, cuerpo y espíritu, fe y razón: la dulzura, la gracia, la bienaventuranza de las figuras nacidas sin titubeos de su pincel revelaban una perfecta unión entre humanismo y religiosidad.

De hecho, Vasari escribió que “tenía por costumbre no retocar alguna pintura (…) pues pensaba que esa fuera la voluntad de Dios”. En el Beato Angélico se realizó una íntima síntesis entre el rigor de la perspectiva, la atención renacimental a la figura humana, y la tradición medieval que tenía entre sus postulados la función didáctica del arte y el valor místico de la luz.

Testimonios de la pureza del arte de Juan de Fiesole son los frescos (1438 – 1445) en el convento de San Marcos en Florencia: evangelización y catequesis por imágenes, que, en grandeza natural inspiran una intensa y profunda contemplación de la Pasión y Muerte de Cristo. La fama de estas pinturas inspiró a Eugenio IV a llamar al dominico a pintar en el Vaticano una capilla en la antigua Basílica de San Pedro, luego destruida.

Se narra también que el sucesor, Nicoló V no pudo contener las lágrimas, en 1449, al lado de los frescos con las historias de los santos Lorenzo y Esteban, encargados al fraile en la capilla privada del Palacio Apostólico. En Orvieto, en la Catedral, con Benozzo Gozzoli, Fray Angélico dejó testimonio de su arte en la cúpula de la Capilla de San Brizio.

 

Patrono de los artistas

Entre 1448 y 1450 fue nombrado prior de San Domingo en Fiesole, un rol que asumió con humildad y espíritu de servicio. “Si hubiera querido – recordaba todavía Vasari – hubiera podido vivir en modo muy próspero y haberse hecho rico gracias a su arte”, pero rechazó siempre el poder, la riqueza y la fama, incluso cuando, sin dudar un momento, rechazó la sede episcopal de Florencia que le propuso el Papa Parentucelli.

Murió el 18 de febrero de 1455 en el convento de Santa María sopra Minerva en Roma. En la antigua Basílica se encuentran todavía sus restos mortales y son muchos los peregrinos que cada año van a orar ante su tumba.

Fue san Juan Pablo II quien le concedió el culto litúrgico como “beato” el 2 de octubre de 1982. Así reconoció oficialmente su fama de santidad testimoniada durante muchos siglos. En 1984, el mismo Juan Pablo II lo proclamó Patrono Universal de los Artistas.

 

ver en wikipedia las obras del artista

La pobre paga de un soldado romano

Una nómina de papiro de 1.900 años de antigüedad encontrada en Masada muestra que un tal Gayo Mesio, que participaba en la Primera Guerra Judía, recibía una paga que, descontados los gastos, no le dejaba nada para su uso personal.

Ciertamente, ser un soldado del ejército romano en el siglo I d.C. no le hacía a uno rico. Así lo demuestra un cheque hecho con una hoja de papiro. Así lo informó el 8 de febrero la publicación online estadounidense Task & Purpose, luego recogido por los principales medios de comunicación, a partir de un tuit que una arqueóloga de Liverpool (Reino Unido), Joanne Ball, publicó por primera vez al respecto en 2019.

 

 
El papiro "sobre de pago" encontrado cerca de Masada

 

El documento fue encontrado por arqueólogos británicos en el lugar donde los romanos instalaron su campamento durante el asedio de Masada -la ciudadela fortificada en el desierto de Judea que dominaba el Mar Muerto desde lo alto- durante la Primera Guerra Judía, entre el 66 y el 73 d.C. Muchos insurgentes de Judea se habían atrincherado con sus familias en Masada. Tres años después de la caída de Jerusalén en el año 70, el ejército romano sitió a aquellos últimos moribundos, hasta que la ciudadela cayó en la primavera del 73.

Según una traducción del latín, disponible en la base de datos de inscripciones militares y papiros de Palestina en la época romana temprana, este sobre de pago perteneció a Gayo Mesio, un soldado auxiliar romano que probablemente sirvió en Masada entre el 72 y el 75 d.C.

Según la base de datos, el documento contable fue redactado después de la conquista de Masada, por lo que se supone que fue un pago por la participación del soldado en la lucha.

La traducción del documento dice: "El cuarto consulado del emperador Vespasiano Augusto. Cuentas, salario. Gaius Messius, hijo de Gaius, de la tribu Fabian, de Beirut". Más adelante vienen los detalles: "Recibí mi asignación de 50 denarios, con la que pagué la cebada, 16 denarios; ... Gastos de alimentación, 20 denarios; botas, 5 denarios; correas de cuero, 2 denarios; túnica de lino, 7 denarios". El denario era la moneda romana, de plata, que pesaba de 3 a 4 gramos, según la época.

fortaleza de Masada

 

Resumiendo, el sueldo se desvanece. Haciendo un rápido recuento del recibo, vemos que Gayo Mesio se encontró sin un denario, poco después de ser pagado, ya que el ejército recuperó sus 50 denarios en los "gastos obligatorios" que el pobre soldado romano tenía que rendir, para pagar la comida, el equipo, la ropa, etc.

Para abreviar, los gastos mencionados eran todos inevitables y no estaban en absoluto relacionados con los juegos o las fiestas. En resumen, un legionario como Cayo difícilmente podía esperar obtener algún beneficio, salvo la hipotética perspectiva del botín del saqueo.

Curiosamente, parte de los gastos de Gayo eran para el forraje (cebada), es decir, las necesidades alimenticias de su ganado. Los expertos creen que Gayo Mesio era un jinete legionario y tenía que alimentar a sus monturas. Pero la nómina no especifica a qué unidad militar pertenecía, ni proporciona información sobre su rango.

 

An aerial view of the Massada Mountain in the desert near the Dead Sea. Photo by Edi Israel/Flash90.

 

 

Sin embargo, en su tuit de 2019, la arqueóloga Joanne Ball lo menciona como perteneciente a la Legio X Fretensis, una legión romana conocida por participar, bajo las órdenes de Tito, en los asedios de Jerusalén y Masada, donde las catapultas aseguraron la victoria a los romanos. La legión fue posteriormente encargada de mantener la paz en Judea.

Masada, también llamada “la fortaleza”, es uno de los lugares históricos de Israel con mayor interés arqueológico. Situada a orillas del Mar Muerto a 440 metros sobre su nivel, que está a 50 metros sobre el nivel del Mediterráneo, y situada en un monte de 600 de largo por 300 de ancho. Según fuentes oficiales, Masada tenia una muralla de 6 metros de alto por 4 de ancho y 1.400 de largo.

+ INFO -

https://www.primeroscristianos.com/masada-ultimo-bastion-judio/

 

 

Segundo obispo de Jerusalén

La noticia que tenemos de San Simeón es contada en primer lugar por Egesipo, uno de los primeros escritores cristianos, probablemente de origen palestino, que llegó a Roma a mediados del siglo II.

 

Luego también por Eusebio de Cesarea, que en su Historia Eclesiástica lo llama "segundo obispo" de Jerusalén, sucesor de Santiago de Alfeo, conocido como el Menor, asesinado en el año 63.

 

Una identidad imposible de verificar históricamente

Los orígenes de San Simeón son muy poco claros. Según una tradición muy poco atendible, tuvo una vida muy larga, llegando a los 120 años de edad.

Algunos lo señalan como uno de los discípulos -aquel cuyo nombre no se menciona en el Evangelio de Lucas- que se encontró con el Señor en el camino de Emaús sin reconocerlo inicialmente; según otras fuentes, sería hijo de uno de ellos, y precisamente de Cleofás. Según otros, habría sido pariente de Jesús mismo: Eusebio de Cesarea, por ejemplo, lo cita como "el primo del Salvador".

 

Episcopado y martirio

Ciertamente se sabe que estamos en la era de dificultades internas en el mundo judío que precede a la revuelta armada contra el dominio romano.

Simeón, después de la muerte de Santiago, fue nombrado por unanimidad como el nuevo líder de la comunidad cristiana de Jerusalén -la única compuesta íntegramente por judíos- que se vería obligada a emigrar tras la destrucción de la Ciudad Santa y del Templo y a refugiarse al otro lado del Jordán, en Petra de Perea.

En 98, el español Ulpio Trajano se convirtió en emperador, y aunque consideraba que los cristianos eran un peligro para el Estado, prohibió las persecuciones contra ellos. Sin embargo, San Simeón fue denunciado por su proselitismo, sometido a torturas durante varios días hasta que fue asesinado en la cruz, como Jesús.

 

+ info-

https://www.primeroscristianos.com/santiago-el-menor-3-de-mayo/

 

ver en Wikipedia

 

Nacidos en Brescia (Lombardía).

Son dos hermanos varones aunque el nombre del segundo nos induzca a confusión. Fueron bautizados desde pequeños y siempre estuvieron unidos por lazos aún más fuertes que los de la sangre.

Apolonio, obispo de Brescia, los llamó al sacerdocio; a Faustino lo hizo presbítero y a Jovita, más joven, diácono. Con la consagración se aumenta el fervor de los hermanos. Sienten ahora más profundamente la responsabilidad de ser fieles para no defraudar a los que ha llegado su fama de propagadores de la doctrina de Cristo. Hasta les ha hecho populares su bondad; la gente los busca para oírles hablar del Señor; incluso los paganos quieren escuchar las doctrinas que les son extrañas, pero que tienen tanto que ver con la verdad. Ya comienzan algunos a destrozar sus propios ídolos.

Marchaban bien las cosas hasta que se encendió el fuego de la persecución.

El cacique aprovecha la coyuntura de que el emperador Adriano se les hace próximo al pasar por Liguria. Les acusa ante las autoridades romanas de querer destrozar al Imperio por la ofensa que infiere a los dioses que son su fundamento. El emperador toma cartas en el asunto porque lo que le ha llegado es que Faustino y Jovita son unos embaucadores; sí, engañan con magia, son poderosos en las palabras y adoran a un judío que murió crucificado llamado Jesucristo. Han lavado el cerebro a mucha gente honrada; los templos están desiertos y los dioses abandonados ¡Hay que salvar al Imperio!

Era cosa tan sencilla ofrecer unos granos de incienso en el templo del dios Sol... pero no hubo manera de que lo hicieran. Eso es llanamente apostasía. Mueren con la cabeza cortada en el camino de Cremona, en el año 122.

 

 

 

Era el 15 de febrero de 2015, en Libia, cuando estas imágenes llenaron de terror y conmoción al mundo entero.

El Papa dice llevar esta fecha en su corazón y destacó el ejemplo y la firmeza en la fe de los 21 mártires ortodoxos coptos. Lo ha expresado así en este vídeomensaje para la “Jornada de los mártires contemporáneos”.

 

 

FRANCISCO
“Aquel día fueron bautizados también con la sangre. Son nuestros santos, los santos de todos los cristianos, los santos de todas las denominaciones y tradiciones cristianas. Son los que han blanqueado sus vidas en la sangre del Cordero, son aquellos... del pueblo de Dios, el pueblo fiel de Dios”.

Condenó la tragedia perpetrada por extremistas religiosos y destacó que estos mártires “fueron a trabajar al extranjero para mantener a sus familias”.

FRANCISCO
“No, no sólo buscaban tener pan en casa, sino llevarlo a casa con la dignidad del trabajo. Y esos hombres dieron testimonio de Jesucristo. Degollados por la brutalidad del Isis, murieron diciendo: "¡Señor Jesús!", confesando el nombre de Jesús”.

Agradeció a los obispos y sacerdotes de la Iglesia copta que les enseñaron a crecer en la fe.

FRANCISCO
“Y doy gracias a las madres de esta gente, de estos veintiún hombres que los "amamantaron" en la fe: son las madres del pueblo santo de Dios que transmiten la fe "en dialecto", un dialecto que va más allá de las lenguas, el dialecto de la pertenencia”.

Durante la “Jornada de los mártires contemporáneos”, el Papa dió las gracias a Tawadros, Papa de la Iglesia ortodoxa copta y al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, promotor de este evento.

El encuentro busca recordar el testimonio de los cristianos perseguidos en nuestros tiempos, para que su memoria perdure como ejemplo para el futuro.

Daniel Díaz Vizzi

RomeReports

«No temas, que te he redimido»

Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad.

 

Queridos hermanos y hermanas:

Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para cumplir con la voluntad del Padre, les revela el sentido profundo de su misión y los exhorta a asociarse a ella, para la salvación del mundo.

Recorriendo el camino cuaresmal, que nos conducirá a las celebraciones pascuales, recordemos a Aquel que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo. En la noche de Pascua renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, para renacer como hombres y mujeres nuevos, gracias a la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el itinerario de la Cuaresma, al igual que todo el camino cristiano, ya está bajo la luz de la Resurrección, que anima los sentimientos, las actitudes y las decisiones de quien desea seguir a Cristo.

El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1- 18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante.

1. La fe nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas.

En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello. Esta Verdad es Cristo mismo que, asumiendo plenamente nuestra humanidad, se hizo Camino —exigente pero abierto a todos— que lleva a la plenitud de la Vida.

El ayuno vivido como experiencia de privación, para quienes lo viven con sencillez de corazón lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender nuestra realidad de criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su cumplimiento. Haciendo la experiencia de una pobreza aceptada, quien ayuna se hace pobre con los pobres y “acumula” la riqueza del amor recibido y compartido. Así entendido y puesto en práctica, el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo en cuanto, como nos enseña santo Tomás de Aquino, el amor es un movimiento que centra la atención en el otro considerándolo como uno consigo mismo (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 93).

La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (cf. Jn 14,23). Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones —verdaderas o falsas— y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14): el Hijo de Dios Salvador.

2. La esperanza como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino

 La samaritana, a quien Jesús pide que le dé de beber junto al pozo, no comprende cuando Él le dice que podría ofrecerle un «agua viva» (Jn 4,10). Al principio, naturalmente, ella piensa en el agua material, mientras que Jesús se refiere al Espíritu Santo, aquel que Él dará en abundancia en el Misterio pascual y que infunde en nosotros la esperanza que no defrauda.

Al anunciar su pasión y muerte Jesús ya anuncia la esperanza, cuando dice: «Y al tercer día resucitará» (Mt 20,19). Jesús nos habla del futuro que la misericordia del Padre ha abierto de par en par. Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto.

En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación. El tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos (cf. Carta enc. Laudato si’, 32-33;43-44). Es esperanza en la reconciliación, a la que san Pablo nos exhorta con pasión: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,20).

Al recibir el perdón, en el Sacramento que está en el corazón de nuestro proceso de conversión, también nosotros nos convertimos en difusores del perdón: al haberlo acogido nosotros, podemos ofrecerlo, siendo capaces de vivir un diálogo atento y adoptando un comportamiento que conforte a quien se encuentra herido. El perdón de Dios, también mediante nuestras palabras y gestos, permite vivir una Pascua de fraternidad.

En la Cuaresma, estemos más atentos a «decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan», en lugar de «palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian» (Carta enc. Fratelli tutti [FT], 223). A veces, para dar esperanza, es suficiente con ser «una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia» (ibíd., 224).

En el recogimiento y el silencio de la oración, se nos da la esperanza como inspiración y luz interior, que ilumina los desafíos y las decisiones de nuestra misión: por esto es fundamental recogerse en oración (cf. Mt 6,6) y encontrar, en la intimidad, al Padre de la ternura.

Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15).

3. La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza.

La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad… La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión.

«A partir del “amor social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos» (FT, 183).

La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,7-16); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez.

Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo.

«Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto, verdaderamente integrados en la sociedad» (FT, 187).

Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre.

Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual.

Papa Francisco

 

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Los orígenes de la Cuaresma

romereports.com

En los amplios pasillos del Coliseo ahora se puede ver un pedazo de Pompeya, la ciudad con la que Roma estrechó lazos en el siglo IV a.C., durante su expansión.

 

ALFONSINA RUSSO
Directora del Coliseo
“Esta exposición cuenta cuatro siglos de historia, desde el final del siglo cuarto hasta el 79 d.C. cuando fue la erupción. Esta borró Pompeya del mapa pero al mismo tiempo la inmortalizó. Gracias a Pompeya podemos imaginar cómo podría ser Roma, gracias a los frescos y a todo lo que se conservó”.

Pompeya era una ciudad comercial y por eso en la exposición se reproduce cómo tenía que ser el interior de una de las naves mercantes.

MAURIZIO DI PUOLO
“Pompeya 79 d.C. Una historia romana”
“Estas ánforas son originales. Llevaron vino en aquella época, no son copias. Para amortizar los golpes metían paja entre ellas. La nave podía llevar 600 ánforas y cada una tiene capacidad para 20 litros de vino o aceite. Una carga que valía muchísimo”.

ALFONSINA RUSSO
Directora del Coliseo
“Los comerciantes pompeyanos eran muy activos en el Mediterráneo por lo que de algún modo representaban a Roma. Eran los comerciantes de Roma”.

En la exposición se pueden ver estatuas de dioses romanos o de importantes pompeyanos que hicieron fortuna gracias al comercio... y no solo. Parte de la riqueza de Pompeya se debe a los dones recibidos por personalidades como Lucio Mummio, quien culminó la conquista de la Antigua Grecia.

Conquistó ciudades como Corinto, que después sería evangelizada por San Pablo pocos años antes de la desaparición de Pompeya.

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Onésimo evangelizó el Asia

Esclavo en Colosas, después de haber robado a su patrón Filemón, discípulo de San Pablo, huyó a Roma. Allí conoció a Pablo, prisionero, que lo convirtió y lo envió de vuelta a Filemón, pidiéndole que lo acogiera no ya como un esclavo sino como un hermano. (cf. Fil 1,16).

 

Onésimo, cuando huía de la justicia por haberle robado a su amo, se encontró con Pablo, quien se hallaba entonces prisionero en Roma. El apóstol lo convirtió al Cristianismo, lo bautizó y lo envió a la casa de Filemón con una carta de recomendación, que decía lo siguiente:

Te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión. Antes, él no te prestó ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, como lo es para mí. Te lo envío como si fuera yo mismo. Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio. Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario. Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor.
San Pablo, Carta a Filemón.

 

Según parece, Filemón perdonó y concedió la libertad a Onésimo por haberse arrepentido, y lo mandó a reunirse de nuevo con San Pablo. Según cuenta Jerónimo de Estridón, Onésimo se volvió un predicador cristiano y luego Obispo de Éfeso por orden del Apóstol Pablo.

A toda vuestra comunidad recibí, en el nombre de Dios, en Onésimo, varón de calidad inenarrable y obispo vuestro según la carne. Votos le hago a Dios por que le améis según Jesucristo ¡Y ojalá que todos os asemejéis a él! Porque bendecido sea Aquél que os hizo gracia de que merecierais poseer obispo como ese...
Onésimo levanta al cielo, con sus alabanzas, vuestra disciplina en Dios.
San Ignacio de Antioquía, en su Carta a los Efesios.

 

Posteriormente, Onésimo fue apresado y llevado a Roma, donde murió lapidado. Venerado como Santo, su fiesta es el 16 de febrero.

De Onésimo no sabemos mucho más que esto, pero fue precisamente gracias a él que la Providencia nos prodigó en Pablo una reflexión tan profunda sobre tema tan delicado y necesario en todo tiempo. Se lo ha identificado también con el Onésimo que menciona la Carta a los Colosenses 4,9. Una tradición posterior hace de Onésimo el obispo de Éfeso, e incluso el compilador de los escritos paulinos. Como bien observa Butler: «El nombre de Onésimo era muy común, especialmente entre los esclavos, y existía una tendencia muy clara a identificar a cualquier Onésimo que se distinguía un poco, con el esclavo convertido por san Pablo».

San Jerónimo y otros autores, dicen que Onésimo y Tiquio, el portador de la epístola a los colosenses, llegaron bajo la dirección del Apóstol, a ser predicadores del Evangelio y obispos. Baronio y algunos otros confunden a este Onésimo con el que fue obispo de Efeso, poco después de San Timoteo, a quien San Ignacio alabó mucho por la caridad que le había mostrado a su paso para Roma el año 107.

El Martirologio Romano identifica a Onésimo con dicho obispo de Efeso, consagrado por San Pablo. Después del episcopado de Timoteo, y afirma que el antiguo esclavo fue llevado prisionero a Roma, donde murió lapidado, y que sus reliquias fueron más tarde trasladadas a Efeso. Las llamadas "Constituciones Apostólicas," documento apócrifo de fines del siglo IV (lib. VII, c. 46), dicen que Onésimo era obispo de Beroea en Macedonia, y que su antiguo amo, Filemón, era obispo de Colosos.

Todo esto es tan poco digno de fe, como la fantástica leyenda donde se afirma que Onésimo acompañó a España a los mártires Xantipas y Polixena y que fue el autor de las "actas" de su martirio.

 

Además de la breve y preciosa Carta a Filemón, puede ser útil leer algún comentario crítico, como el de Fitzmayer en el Comentario Bíblico San Jerónimo, vol. 4, o la introducción a la epístola en cualquier edición actual de la Biblia.

 

+ info -

Yo soy Onésimo

El esclavo convertido por San Pablo

(Ángel Guerra Sierra)

 

 

 

 

 

 

https://www.primeroscristianos.com/santos-filemon-y-apia-discipulos-de-san-pablo/

 

Ver en Wikipedia

San Valentín, ¿obispo o mártir?

La fiesta conserva el sentido en su origen: entregar la vida por amor

Esta puerta esconde la historia de uno de los santos más conocidos, al menos de nombre. San Valentín. Es una catacumba del siglo 3 que se abre sólo el día de San Valentín, un sacerdote mártir. Pero según los historiadores, cuando hoy por hoy se habla del patrón de los enamorados, no se habla de uno sino de dos santos.

Fabrizio Visconti

Pontificia Comisión de Arqueología Sacra

“En realidad, existen dos San Valentín. Dos santos mártires que murieron durante las persecuciones del tercer siglo, o en la persecución de Diocleciano, del año 250, o en la de Valerio, en el 256, antes de las grandes persecuciones del cuarto siglo”.
Visconti es el principal responsable de las catacumbas de Roma. Dice que estos pies pertenecen a mártires, probablemente uno de ellos es San Valentín.
Había dos pisos de catacumbas y una basílica. Se enterraba a los mártires en la basílica. Se sabe quiénes eran gracias a fuentes históricas. Hay un famoso pasaje del siglo V o VI que habla de un mártir llamado Valentín, que fue enterrado aquí, en la Vía Flaminia, una vía llena de cementerios. El otro San Valentín fue obispo de Terni, una ciudad del centro de Italia. Murió también mártir en el siglo III, pero su fama de patrón de los enamorados es mucho más reciente.

Mario Ottaviani

Basílica de San Valentín, Terni, Italia

La devoción a San Valentín como patrón de los enamorados ha empezado en los últimos 50 o 60 años.
Los tiempos han cambiado. Ahora, los enamorados romanos no van a la catacumba sino a Puente Milvio. Como símbolo de su amor eterno, escriben sus nombres en un candado, lo cierran y tiran la llave al ríoTíber.

El mundo se ha hecho su propia idea de San Valentín, y lo ha convertido en un día muy especial. Aunque al final, la fiesta conserva la filosofía que vivieron estos dos santos: entregar su vida por amor.

 

+ info -

¿Sabes quién era San Valentín, patrono de los enamorados? - 14 de febrero

 

Ver san Valentín en Wikipedia

romereports

 

"Quisiera renovar la invitación a rezar más con los Salmos" Benedicto XVI

Hace unos años Benedicto XVI recomendaba a los católicos que hagamos oración con los Salmos de la Biblia. De hecho dedicó un ciclo de sus catequesis a los Salmos.


Su fuerza está en que son verdaderos diálogos con Dios 

Se centró en el 110, "un salmo que citó Jesús mismo, y que los autores del Nuevo Testamento retoman y leen ampliamente refiriéndolo al Mesías. (...) Es un salmo muy amado en la Iglesia antigua y por los creyentes de todos los tiempos", que celebra "al Mesías victorioso, glorificado a la derecha de Dios".

  El salmo comienza con una solemne declaración: "Oráculo del Señor a mi señor: 'Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies'". Benedicto XVI explicó que "es Cristo el Señor entronizado, el Hijo del hombre sentado a la derecha de Dios (...) Es Él el verdadero rey que con la resurrección ha entrado en la gloria (...), superior a los ángeles, sentado en los cielos por encima de toda potencia y potestad, y con todos los adversarios a sus pies hasta que derrote definitivamente a la última enemiga, la muerte".

Entre el rey celebrado en el salmo y Dios existe una relación inseparable: "Los dos gobiernan juntos, hasta el punto de que el salmista afirma que Dios mismo entrega el cetro al soberano, diciéndole que domine a sus adversarios. (...) El ejercicio del poder es un encargo que el rey recibe directamente del Señor, una responsabilidad que debe vivir en la dependencia y en la obediencia, siendo así signo de la presencia potente y providente de Dios en medio del pueblo. El dominio sobre los enemigos, la gloria y la victoria son dones recibidos que hacen del soberano un mediador del triunfo divino sobre el mal".
 
En el versículo 4 aparece la dimensión sacerdotal ligada a la realeza: "El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: 'Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec'". Este sacerdote, rey de Salem, bendijo a Abraham y ofreció pan y vino después de la victoriosa campaña militar dirigida por el patriarca para salvar a Lot de los enemigos que lo habían capturado. El rey del salmo "será sacerdote para siempre, mediador de la presencia divina en medio de su pueblo, de la bendición que viene de Dios". Jesucristo "es el verdadero y definitivo sacerdote que cumple los rasgos sacerdotales de Melquisedec haciéndolos perfectos". En efecto, en el pan y el vino de la Eucaristía, Cristo "se ofrece a sí mismo y, tras vencer la muerte, trae vida a todos los creyentes".

Los versículos finales muestran "la visión del soberano triunfante que, apoyado en el Señor y habiendo recibido de Él poder y gloria, se opone a los enemigos derrotando a los adversarios y juzgando a las naciones" en una victoria definitiva.

La tradición de la Iglesia considera este salmo como uno de los textos mesiánicos más significativos: "El rey cantado por el salmista es Cristo, el Mesías que instaura el reino de Dios y vence las potencias del mundo, es el Verbo generado por el Padre antes de toda criatura; el Hijo encarnado, muerto y resucitado que ascendió a los cielos, el sacerdote eterno que, en el misterio del pan y del vino, perdona los pecados y reconcilia con Dios, el rey que levanta la cabeza triunfando sobre la muerte con su resurrección".

El Salmo nos invita a "contemplar a Cristo para comprender el sentido de la verdadera realeza, que hay que vivir en el servicio y la entrega, en un camino de obediencia y de amor llevado 'hasta el fin'. Rezando este salmo, pidamos al Señor que podamos avanzar nosotros también por sus caminos siguiendo a Cristo, el rey Mesías, dispuestos a subir con Él al monte de la cruz para llegar con Él a la gloria y contemplarlo sentado a la derecha del Padre, reyvictorioso y sacerdote misericordioso que perdona y salva a todos los hombres".

 El Salmo nos invita a "contemplar a Cristo para comprender el sentido de la verdadera realeza, que hay que vivir en el servicio y la entrega, en un camino de obediencia y de amor llevado 'hasta el fin'. Rezando este salmo, pidamos al Señor que podamos avanzar nosotros también por sus caminos siguiendo a Cristo, el rey Mesías, dispuestos a subir con Él al monte de la cruz para llegar con Él a la gloria y contemplarlo sentado a la derecha del Padre, rey victorioso y sacerdote misericordioso que perdona y salva a todos los hombres".

Por último, el Papa señaló que, en la serie de catequesis dedicadas a los salmos, ha elegido algunos "que reflejan las diversas situaciones de la vida y estados de ánimo que podemos sentir respecto a Dios. Quisiera renovar la invitación a rezar más con los salmos, quizá usando la Liturgia de las Horas, Laudes por la mañana, Vísperas por la tarde y Completas antes de dormir. Nuestra relación con Dios se enriquecerá en el camino diario hacia Él".

CIUDAD DEL VATICANO, 16 NOV 2011 (VIS).-

 

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¿Qué son los salmos y para qué sirven?

 

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