La fiesta litúrgica de María Magdalena fue establecida el 3 de junio de 2016 por el Papa Francisco, durante el Jubileo de la Misericordia.
"A diferencia de los doce apóstoles, las mujeres no abandonaron a Jesús en la hora de la pasión. Entre ellas sobresale María Magdalena”.
Del Evangelio según san Juan
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro de Jesús y vio que la piedra estaba fuera de su sitio. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto».
Narra el Evangelio: «María se había quedado fuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: “Mujer, ¿por qué lloras?”. María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”.
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó:
“Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”. Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”. Jesús le dijo: “¡María!”. Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir “¡Maestro!”. Jesús le dijo: “No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Voy a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’”. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que Él le había dicho esas palabras» (Jn 20, 11-18).
María Magdalena. Óleo de Ivanov
María Magdalena en San Juan Pablo II
Fue San Juan Pablo II quien dedicó gran atención no sólo a la importancia de las mujeres en la misión de Cristo y de la Iglesia, sino también, y con especial énfasis, al papel particular de María de Magdala como primera testigo que vio al Señor Resucitado y primera mensajera que anunció la Resurrección del Señor a los Apóstoles (cf. Mulieris dignitatem, n. 16).
Esta especial consideración continúa en la Iglesia de hoy -como lo demuestra el compromiso actual de la nueva evangelización-, que desea acoger, sin distinción, a hombres y mujeres de toda raza, pueblo, lengua y nación (cf. Ap 5,9), para anunciarles la buena noticia del Evangelio de Jesucristo, acompañarles en su peregrinación terrenal y ofrecerles las maravillas de la salvación de Dios.
Santa María Magdalena es un ejemplo de verdadera y auténtica evangelizadora, es decir, de evangelizadora que proclama el alegre mensaje central de la Pascua (cf. colecta del 22 de julio y nuevo prefacio).
María Magdalena en el Papa Francisco
El Santo Padre Francisco tomó la decisión de establecer la fiesta litúrgica de María Magdalena en el contexto del Jubileo de la Misericordia, para subrayar la relevancia de esta mujer que mostró un gran amor a Cristo.
Es cierto que la tradición eclesial en Occidente, especialmente después de San Gregorio Magno, identificó en la misma persona a María de Magdala, a la mujer que derramó perfume en la casa de Simón, el fariseo, y a la hermana de Lázaro y Marta. Esta interpretación continuó y tuvo influencia en los autores eclesiásticos occidentales, en el arte cristiano y en los textos litúrgicos relativos a la Santa.
María Magdalena, primera testigo de la Resurrección
María Magdalena formó parte del grupo de los discípulos de Jesús, lo siguió hasta el pie de la cruz y, en el jardín donde se encontraba el sepulcro, fue la primera "testis divinae misericordiae", como recuerda San Gregorio. El Evangelio de Juan que hemos visto narra que María Magdalena lloró porque no había encontrado el cuerpo del Señor y Jesús se apiadó de ella transformando sus lágrimas en alegría pascual.
Así, ella tiene el honor de ser la primera testigo de la Resurrección del Señor, la primera en ver el sepulcro vacío y comprobar la verdad de su Resurrección. Cristo tiene una especial consideración y misericordia hacia esta mujer que le manifiesta su amor buscándole en el huerto con angustia y sufrimiento, con "lacrimas humilitatis", como dice San Anselmo.
Además, es precisamente en el jardín de la Resurrección donde el Señor le dice a María Magdalena: "Noli me tangere" (“No me retengas”). Es una invitación -dirigida no sólo a ella, sino a toda la Iglesia- a entrar en una experiencia de fe que va más allá de toda apropiación materialista y de toda comprensión humana del misterio divino. Tiene un significado eclesial. Es una buena lección para todo discípulo de Jesús: no busques seguridades humanas, sino la fe en Cristo vivo y resucitado.
María Magdalena, apóstola de los apóstoles
Precisamente porque fue testigo presencial de Cristo resucitado, María Magdalena fue también la primera en dar testimonio de Él ante los apóstoles. Cumplió el mandato del Señor resucitado: "Ve a mis hermanos y diles...” María fue y contó a los discípulos: "He visto al Señor", y lo que le había dicho (Jn 20,17-18).
De este modo se convierte en mensajera que anuncia la buena nueva de la resurrección de Cristo; o, como decían Rabano Mauro y Santo Tomás de Aquino, "apostolorum apostola", porque anuncia a los apóstoles lo que ellos, a su vez, anunciarán a todo el mundo. El Doctor Angélico utiliza acertadamente este término aplicándolo a María Magdalena: ella es testigo de Cristo resucitado y anuncia el mensaje de la resurrección del Señor, como los demás apóstoles.
Jerusalén - Bajo las bóvedas impregnadas de incienso de la Iglesia del Santo Sepulcro, se está desarrollando una de las operaciones arqueológicas más complejas y profundas de Tierra Santa. Lo que comenzó en 2022 como un proyecto de restauración del deteriorado suelo de la Iglesia se ha convertido en un viaje a las capas profundas de la historia sagrada.
Liderado por la profesora Francesca Romana Stasolla de la Universidad Sapienza de Roma, y coordinado por las tres principales comunidades cristianas - los Franciscanos (Custodia de Tierra Santa), los Ortodoxos Griegos y los Armenios - en colaboración con la Autoridad de Antigüedades, este proyecto busca preservar el pasado mientras se protege el presente.
Una Restauración que Provocó Una Revelación
El actual proyecto arqueológico se deriva de los urgentes trabajos de conservación iniciados en 2016, cuando los ingenieros detectaron preocupantes signos de degradación estructural tanto en el Edículo (la Tumba de Cristo) como en la Iglesia en su conjunto, incluyendo el pavimento, la fontanería y los sistemas de ventilación. La urgencia era tanto espiritual como estructural.
En un acontecimiento histórico durante esa primera fase, se descubrió la losa original de la sepultura de Cristo por primera vez en más de 500 años, un momento descrito por muchos como una singular intersección entre la fe y la ciencia. Este momento reavivó el interés mundial por el sitio y sentó las bases para la campaña arqueológica más amplia lanzada en 2022.
Para permitir el culto continuo y las peregrinaciones, la restauración se dividió en 11 zonas dentro de la Basílica. La excavación se realiza las 24 horas del día, en turnos, haciendo pausas durante las principales celebraciones litúrgicas como la Semana Santa y la Pascua.
Para permitir el culto continuo y las peregrinaciones, la restauración se dividió en 11 zonas dentro de la Basílica.
La excavación se realiza las 24 horas del día, en turnos, haciendo pausas durante las principales
celebraciones litúrgicas como la Semana Santa y la Pascua.
De la Cantera a la Tumba: Una Cronología Sagrada Bajo el Suelo
Acompañados por visitantes y periodistas, la Profesora Stasolla guió las visitas a una de las áreas de excavación más profundas, a casi seis metros por debajo de la superficie. "Esta zona ofrece una secuencia histórica notablemente comprimida", explica.
Los arqueólogos descubrieron que el sitio funcionó como una cantera activa en la Edad de Hierro, utilizada para cortar piedra caliza. A medida que cesó la extracción, el área se fue rellenando gradualmente y se convirtió en un jardín agrícola, con olivos y cepas, transformación confirmada por evidencia arqueobotánica, incluyendo huesos de aceituna, semillas de uva, polen y huesos de animales. Estos hallazgos reflejan la descripción del Evangelio de Juan: "En el lugar donde lo crucificaron, había un jardín" (Juan 19,41).
Stasolla enfatiza: "El análisis no se limita a los restos de piedra. También estamos estudiando sedimentos, polen y capas botánicas, para reconstruir la actividad ambiental y humana que una vez animó esta parte de Jerusalén".
Arqueólogos en las profundidades del santuario del Santo Sepulcro. Crédito: Custodia Terrae Sanctae
El Gólgota Perdura: Piedras de la Memoria
El P. Amadeo Ricco, arqueólogo del Instituto Bíblico Franciscano, llama la atención sobre un afloramiento rocoso en el Gólgota de cinco metros aún visible en la actualidad. Esta formación, central para la memoria cristiana como la colina de la Crucifixión, se conservó incluso después de que el emperador Adriano erigiera un templo pagano sobre ella en el siglo II d.C., en un intento por borrar la presencia cristiana.
"Fuentes griegas y latinas antiguas confirman que los primeros cristianos continuaron venerando este lugar, incluso durante la persecución", dice el P. Ricco. "La memoria y la fe perduraron."
Lo que los Evangelios No Dijeron
Más allá de confirmar los textos bíblicos, las excavaciones aportan una nueva profundidad. Los arqueólogos identificaron múltiples tumbas excavadas en la roca fuera de las antiguas murallas de Jerusalén, incluida una que podría ser la tumba donada por José de Arimatea, el acaudalado miembro del consejo que ofreció su propia tumba sin usar para Jesús.
El P. Ricco señala: "Todo parece haber sido providencialmente preparado para que Jesús fuera enterrado con dignidad, a pesar de la prisa y el horror de aquellos días".
Losa con grafitis dejados por peregrinos en griego, latín y armenio. Crédito: Archivo Università La Sapienza, Roma
De la Ruina a la Resurrección: Adriano, Constantino y la Iglesia
Después del intento de Adriano de borrar la memoria cristiana cubriendo el lugar con templos paganos, el emperador Constantino restauró la geografía sagrada en el siglo IV. A instancias de su madre, Santa Helena, el emperador romano ordenó la demolición de los santuarios de Adriano y comenzó la construcción de una Iglesia monumental sobre la tumba de Cristo alrededor del año 326 d.C., utilizando mampostería romana reciclada. La construcción duró casi una década.
Si bien partes de la Iglesia fueron destruidas durante la invasión persa (614 d.C.) y nuevamente por los fatimíes (1009 d.C.), los cruzados reconstruyeron el complejo en el siglo XII. Muchas de las características actuales del Santo Sepulcro, incluida la Rotonda, la capilla del Gólgota y la Piedra de la Unción, se remontan a esta época.
Excavaciones recientes han revelado información técnica sobre los constructores de Constantino, especialmente en la nave norte. Los arqueólogos rastrearon las zanjas excavadas por el P. Virgilio Corbo en la década de 1960, confirmando investigaciones anteriores y aportando nuevos datos. Descubrieron que la cantera de roca madre tenía superficies irregulares y profundamente cortadas, lo que obligó a los primeros cristianos a nivelar el terreno usando capas de relleno ricas en tierra y cerámica, una técnica de ingeniería primitiva pero ingeniosa. El equipo también estudió los métodos de cimentación del muro norte constantiniano, que se conserva parcialmente intacto.
Nuevo hallazgo en la Capilla del Ángel, justo en el centro de la entrada de la tumba: rastros en la roca sugieren la presencia de una pequeña piedra con forma de altar que antiguamente estuvo allí.
Excavaciones en el área noroeste de la rotonda, junto a la Capilla Copta en la Basílica del Santo Sepulcro. Crédito: Archivo Università La Sapienza
Arqueología en Presencia de la Oración
A pesar de la complejidad de la obra, las oraciones y liturgias nunca se han detenido. Las excavaciones se detienen durante los días festivos y continúan en armonía con el ritmo sagrado del sitio. "La arqueología ha iluminado realidades que no conocíamos", dice el P. Ricco, "pero más que eso, ha profundizado la reverencia que ya teníamos."
Conclusión: Una Jerusalén Viva
Lo que se está descubriendo en la Iglesia del Santo Sepulcro es mucho más que escombros antiguos. Estas piedras hablan de resurrección, de memoria tallada en piedra caliza, de fe que sobrevivió a la represión y de un paisaje sagrado aún rebosa significado.
La Iglesia, una vez cantera, jardín y tumba, sigue siendo un símbolo vivo de esperanza, un lugar donde las piedras dan testimonio y donde el silencio de los siglos da paso a voces de oración y descubrimiento.
“Primero entre los apóstoles en obtener la palma del martirio, patrón de España. Origen, por tradición, de la Ruta Jacobea y de la espiritualidad mariana del Pilar, en Zaragoza”
Este galileo, hijo del Zebedeo, compartía el mismo nombre con otro de los apóstoles: el descendiente de Alfeo. Santiago era natural de Betsaida donde pudo nacer hacia el año 5 d. C. en una acomodada familia de pescadores. Fue uno de los elegidos personalmente por Jesús, quien le invitó a seguirle cuando se hallaba ganándose el sustento en el lago de Genesaret.
Su hermano Juan, el “discípulo amado”, que compartía con él la faena, también fue objeto de llamamiento en ese instante, y se apresuraron a ir en pos del Maestro por el que entregarían su vida. La inmediatez de su respuesta, dejando trabajo y familia al momento sin sopesar los riesgos ni detenerse a pensar racionalmente, signos que se manifestaron antes en Pedro y en Andrés, es una de las características del seguimiento, testimonio vivo para quienes son sorprendidos por Jesús en cualquier recodo del camino.
Comprendieron en ese minuto que supuso el cambio radical de sus vidas lo que encerraba el espíritu inserto en sus palabras: “os haré pescadores de hombres”. De algún modo entendieron que implicaban mucho más que sobrenaturalizar su oficio; les colocaba en el disparadero hacia el paraíso prometido.
Da idea de cómo sería el temperamento de estos jóvenes pescadores el sobrenombre que Cristo les dio: “boanerges”, esto es, “hijos del trueno”. Algunos pasajes evangélicos reflejan su primitivo carácter impulsivo e inmaduro. También una cierta osadía, no exenta de ingenuidad, pero en todo caso envuelta en la ambición y su inseparable egoísmo cuando secundaron a su madre en la petición de prebendas que hizo para ellos.
El Redentor respondió con infinita paciencia, haciéndoles una observación que fue profecía. ¿Serían capaces de beber el cáliz? Su respuesta afirmativa fue corroborada por Él, y se cumplió en Santiago con su cruento martirio, pero el objeto de la conversación: saber si podrían ser encumbrados en el cielo uno a la derecha y otro a la izquierda, estaba en manos del Padre.
Indudablemente, la impetuosidad y la pasión bien encauzadas son fuente de gracias. Así que la volcánica vehemencia que albergaba el corazón de estos hermanos tuvo en Jesús la vía genuina para seguir creciendo en la línea adecuada. Los dos despertaron el anhelo de incontables personas que, seducidas por esa cascada inagotable de pasión por lo divino que apreciaban en ambos, se dispusieron a entregar a Dios sus vidas.
Santiago, junto a su hermano Juan, y a Pedro, conforman una privilegiada tríada dentro de la comunidad de los Doce. Fueron testigos de momentos singulares que a otros discípulos les fueron vedados. Acompañaron al Redentor en instantes gloriosos y también dolorosos. Contemplaron la Transfiguración en el Monte Tabor, que ardientemente desearon haber podido prolongar, y de no haber sucumbido al sueño los tres habrían apreciado su terrible agonía en Getsemaní porque eran los que se hallaban más cerca de Él en esos momentos.
Santiago estaba presente cuando Jesús devolvió milagrosamente la salud a la suegra de Pedro y resucitó a la hija de Jairo. Tuvo la gracia de ver al Maestro, ya Resucitado, al producirse su aparición en las orillas del lago de Tiberíades y se encontraba en Jerusalén en el momento de la venida del Espíritu Santo.
Tras la Resurrección, los discípulos dieron inicio a una labor evangelizadora que a algunos les condujo muy lejos de las fronteras en las que se habían movido. Según la tradición, Santiago llegó a España, dejando la huella de la fe directamente recibida de Cristo en dos lugares emblemáticos: Galicia y Zaragoza (la antigua Cesaraugusta). Primeramente habría pasado por la tierra gallega y una vez sembrado allí el evangelio se trasladaría a Zaragoza.
En las orillas del río Ebro descansaría de las intensas jornadas apostólicas junto a un grupo de siete seguidores, los “Varones apostólicos”, los únicos que se habían convertido.
Afligido ante la dureza de corazón de las gentes en las que había hecho mella el paganismo, obtuvo el consuelo de la Virgen que se le apareció en esas riveras el 2 de enero del año 40 d. C. Se hallaba de pie, sobre una columna de luz rodeada de ángeles.
Después de asegurarle que obtendría grandes frutos apostólicos, le encomendó que erigiese una iglesia levantando un altar justamente en el lugar donde estaba el pilar en el que reposaba.
Acompañó su petición con la promesa de que Ella permanecería hasta el fin de los tiempos en ese sitio, “para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio”.
Además, le indicó que regresara a Jerusalén después de materializar su ruego. Dicho esto, María desapareció y quedó la columna de jaspe en torno a la cual se edificó la iglesia solicitada, actual basílica de la Virgen del Pilar en la ciudad de Zaragoza.
Santiago volvió a Jerusalén, como Ella le había pedido, y el año 41 fue martirizado durante la persecución del rey Herodes Agripas. Fue el primer discípulo mártir. Luego, siempre según la tradición, su cuerpo, inicialmente sepultado en Jerusalén, fue trasladado por sus discípulos a Galicia.
Sus restos se veneran en la catedral de Santiago de Compostela. Los estudiosos no se ponen de acuerdo a la hora de ratificar la fiabilidad de estos hechos. Además, hay discordancias como la datación de fechas que no encajan en la historia.
Pero lo cierto es que la que se ha considerado su tumba dio lugar a la Ruta Jacobea, una de las corrientes más fecundas de la historia a todos los niveles espirituales y culturales, incesantemente recorrida por millares de peregrinos que acuden a visitarla desde hace siglos.
Esta es la realidad incuestionable; no precisa ser contrastada. Otras vías, que tampoco están corroboradas, subrayan nuevas trayectorias del apóstol Santiago que pudo llevarle a Cartagena y a Lérida. Es el patrón de España y de otros muchos países del mundo, objeto siempre de gran veneración, especialmente en Latinoamérica.
Una imagen de una mujer con velo y un niño en brazos en las Catacumbas de Santa Priscila podría ser el primer retrato de la Virgen
Las Catacumbas de Santa Priscila, situadas en la Via Salaria, son de las más importantes de Roma. La cantidad de mártires enterrados en sus pasadizos hicieron de ellas un lugar de peregrinación excepcional durante la Edad Media.
Sin embargo, las Catacumbas de Santa Priscila albergan, además de sarcófagos, féretros y nichos, colecciones de frescos que, aún, conservan en buena medida la vida de su colorido original.
Entre estos frescos, destaca uno que podría ser la primera imagen conocida de la Virgen María.
Generalmente, se acepta que las primeras imágenes marianas conocidas datan del siglo V, después de que el Concilio de Éfeso, en el año 431, tras combatir la herejía Nestoriana, afirmase la maternidad divina de María, llamándola a partir de entonces, con el título de Theotokos, Madre de Dios.
Este dato, que no es menor, ha puesto en duda el hecho de que esta sea en efecto la primera representación mariana que se conoce y que, en cambio, se trate sólo del retrato de una mujer con su hijo, quienes posiblemente habrían sido enterrados en las catacumbas.
Generalmente, se acepta que las primeras imágenes marianas conocidas datan del siglo V, después de que el Concilio de Éfeso, en el año 431, tras combatir la herejía Nestoriana, afirmase la maternidad divina de María, llamándola a partir de entonces, con el título de Theotokos, Madre de Dios.
Para otros historiadores del arte, la presencia de la figura a la izquierda del conjunto es reveladora. Si la figura, que parece estar dirigiéndose a la mujer, fuese el Arcángel Gabriel, estaríamos quizá en presencia de la primera representación de la Anunciación, allí en el llamado “arenario central”.
Sin embargo, nuevos hallazgos en las Catacumbas de Santa Priscilla, en la sección conocida como La Capilla Sixtina Paleocristiana, parecen haber dado, junto a nuevos frescos en los que estarían representadas la resurrección de Lázaro, Santa Felicitas y dos de sus hijos (los mártires Felipe y Félix), otra imagen de una mujer con un niño en brazos que, aparentemente, podría corresponder a la Virgen María.
Nuevos hallazgos en las Catacumbas de Santa Priscilla, en la sección conocida como La Capilla Sixtina Paleocristiana, parecen haber dado, junto a nuevos frescos en los que estarían representadas la resurrección de Lázaro, Santa Felicitas y dos de sus hijos (los mártires Felipe y Félix), otra imagen de una mujer con un niño en brazos que, aparentemente, también correspondería a la Virgen María
La devoción del Escapulario no debe propagarse sólo por razón de los así llamados "Privilegios", ya que ésta sería una devoción falsa o imperfecta. La razón de los privilegios no es sino para fomentar el amor de caridad a Jesús y a María.
El valor principal de la devoción del Carmen no está en los prodigios a que hemos aludido ni en los privilegios que veremos, sino en su profundo valor espiritual o ascético en orden a nuestra santificación.
Es decir, el Escapulario debe ayudarnos a vivir nuestra total consagración a Jesús por María en su servicio y en su presencia, en su unión e imitación.
¿Sabes lo que es el Escapulario? - Nuestra Señora del Carmen
La devoción al Escapulario de unos años para acá ha decaído un tanto porque algunos, fijándose casi exclusivamente en sus privilegios, desconocen su importancia, significación y valor en la vida cristiana, de la que es su más elocuente manifestación.
De hecho la Iglesia la ha hecho suya para consagrar oficialmente a todo hombre a María desde el principio de su vida.
Aun así continúa siendo la devoción característica y propia de las familias cristianas. ¿Y por qué? Porque su poderoso valimiento llega a los momentos más difíciles de la vida, a la hora cumbre de la muerte, y, traspasando los umbrales de acá, no se da descanso hasta el mismo purgatorio, de donde saca a las almas que le fueron devotas y vistieron en vida el Santo Escapulario.
Estas son sus credenciales: "En la vida protejo, en la muerte ayudo y después de la muerte salvo". Se halla tan extendida esta devoción entre el pueblo cristiano, que un ilustre historiador B. Zimmerman podía escribir a principios del siglo: "La Cofradía del Escapulario es la más numerosa asociación del mundo después de la Iglesia católica".
Verdad histórica que coincide con lo que escribía en su obra póstuma María Santísima nuestro cardenal Gomá:
"Nadie ignora lo extendida que está por todo el pueblo cristiano, en todas partes, y con qué profundo arraigo, la devoción a la Santísima Virgen del Carmen, de tal forma que a esta devoción podemos llamarla por antonomasia "devoción cristiana", o mejor, "católica".
Los más importantes y trascendentales privilegios del Santo Escapulario son éstos: Vivir la misma vida de María, vestir su mismo vestido, disfrutar de un amparo especial por estar a Ella consagrados... Por esto la devoción del Santo Escapulario del Carmen, "la primera entre las devociones marianas" la llamaba Su Santidad Pío XII el 11 de febrero de 1950; además de ser muy grata a María es sumamente ventajosa al que la practica.
Pocas devociones, de hecho, tienen prometidas tantas y tan señaladas gracias. He aquí las principales:
Morir en gracia de Dios. Es la gran promesa que ya hemos visto hizo la Santísima Virgen al entregar el Santo Escapulario a Simón Stock en 1251. Salir del purgatorio a lo más tardar el sábado después de la muerte. Así lo dijo la Santísima Virgen al papa Juan XXII, en 1322. Es el llamado privilegio sabatino.
Para hacerse acreedor a estos privilegios son necesarias algunas condiciones: Estar inscrito en la Cofradía, vestirlo noche y día, guardar castidad según su estado, rezar el oficio parvo y guardar abstinencia, aunque pueden ser conmutados por otras obras buenas y sobre todo vestir el Escapulario cual conviene viviendo la vida cristiana en toda su integridad.
El 8 de julio de 1916 Su Santidad Benedicto XV, con deseos de que se siguiese usando el Escapulario de tela, concedió quinientos días de indulgencias cuantas veces se besara. Quien viste el Escapulario del Carmen se hace acreedor de todas las indulgencias, gracias y privilegios que los Sumos Pontífices a través de los siglos han otorgado a la Orden del Carmen.
Participa asimismo de las oraciones y penitencias que se hacen en todo el Carmelo. La imposición del Santo Escapulario constituye el acto más elocuente y real de nuestra consagración a la Santísima Virgen. Por el Escapulario se vive íntima y continuamente consagrado a María tal cual nos exige nuestra condición de hijos y hermanos suyos.
Por él pertenecemos a María, ya que vestimos su mismo ropaje. Por ello debemos vivir su misma vida.
Para que los efectos de consagración duren noche y día, hoy y mañana y hasta el fin de nuestra existencia sobre la tierra, ¿puede darse un medio más apropiado y eficaz que el Santo Escapulario del Carmen?
Así lo decía Su Santidad Pío XII en el magnífico documento que sobre el Santo Escapulario regalaba al mundo el 11 de febrero de 1950:
"Todos los carmelitas, por tanto, así los que militan en los claustros de la primera y segunda Orden como los afiliados a la Tercera Orden Regular o Secular y los asociados a las Cofradías que forman, por un especial vínculo de amor, una misma familia de la Santísima Madre, reconozcan en este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad;
vean en la forma sencilla de su hechura un compendio de modestia y candor; vean, sobre todo, en esta librea que visten día y noche, significada con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino.
Reconozcan, por fin, en ella su consagración al Corazón sacratísimo de la Virgen Inmaculada, por Nos recientemente recomendada".
Una mirada al legado “tibio” de la Laodicea del Apocalipsis 3: 15–16
“Conozco tus obras; no tienes frío ni calor. Ojalá tuvieras frío o calor. Por eso, como eres tibio, y no frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca ”(Apocalipsis 3: 15–16).
¿Por qué el autor del Libro de Apocalipsis llama a la iglesia de Laodicea “tibia”?
La iglesia de Laodicea es la última de las siete iglesias mencionadas en Apocalipsis. Este duro pronunciamiento sugiere que los cristianos de Laodicea, ubicada en la Turquía moderna, vacilaron en sus compromisos con la fe cristiana. Vale la pena investigar el contexto histórico y arqueológico de esta situación.
Mark R. Fairchild, de la Universidad de Huntington, explora la tibia reputación de la iglesia de Laodicea, mientras examina las excavaciones arqueológicas recientes en Laodicea, Turquía, en su artículo "El legado 'tibio' de Laodicea: conflictos de prosperidad en una ciudad cristiana antigua" publicado en marzo / Número de abril de 2017 de Biblical Archaeology Review .
No se nos dice quién fundó la iglesia de Laodicea en la Biblia, sin embargo, a partir de la evidencia textual en el Nuevo Testamento, podemos inferir que Epafras, uno de los discípulos del apóstol Pablo , probablemente la comenzó. Sabemos que Epafras fundó la iglesia en Colosas (Colosenses 1: 6-7), uno de los vecinos cercanos de Laodicea. Por lo tanto, parece plausible que él también sea responsable de plantar la iglesia en Laodicea.
Laodicea fue una ciudad rica durante el período romano. Laodicea no solo estaba ubicada en las principales rutas comerciales que la conectaban con ciudades importantes como Éfeso , Esmirna y Sardes, sino que también era un centro de producción textil y bancaria. Quizás no sea sorprendente que la iglesia de Laodicea sea considerada rica en la Biblia (ver Apocalipsis 3:17).
El Libro del Apocalipsis fue escrito durante el reinado del emperador romano Domiciano (r. 81-96 EC). Domiciano fue conocido por ser el primer emperador romano que se declaró dios en vida. Esto ofendió a cristianos, judíos y al Senado romano por igual. Otros emperadores fueron deificados solo después de su muerte.
Grabados en este fragmento de columna rota hay cuatro símbolos religiosos: una menorá, lulav (rama de palma), shofar (cuerno de carnero) y cruz. Los primeros tres símbolos son judíos, pero la cruz es claramente cristiana. La columna originalmente pertenecía a un ninfeo (una fuente pública) en Laodicea.
Los símbolos judíos probablemente se agregarán a la columna a finales del período romano o bizantino temprano, y la cruz se agregó a principios del período bizantino. El hecho de que la cruz cristiana se extienda desde la menorá judía sugiere que la iglesia de Laodicea surgió de la sinagoga.
Domiciano persiguió a quienes no quisieran participar en el culto imperial (el culto a los emperadores y familias dinásticas). Aunque los judíos estaban estaban exentos de participar, los cristianos no. Fairchild explica:
“Como parte de la Pax Romana, los judíos incondicionalmente monoteístas de las ciudades del mundo mediterráneo estaban exentos de los requisitos del culto al emperador. Mientras el cristianismo fuera considerado una secta dentro del judaísmo, los cristianos de estas ciudades también estaban exentos del culto al emperador ".
Al principio, la Iglesia cristiana estaba compuesta casi en su totalidad por judíos. Sin embargo, a medida que más gentiles (no judíos) se convirtieron al cristianismo, el porcentaje de judíos en la Iglesia cristiana disminuyó y, por lo tanto, se eliminó el estatus especial de los cristianos como monoteístas judíos, que les permitía abstenerse de adorar al emperador.
Los cristianos de Laodicea se vieron afectados por los decretos de Domiciano. Su respuesta a esta persecución, que incluso involucró su capacidad para comprar y vender, es lo que hace que el autor de Apocalipsis los llame "tibios". Fairchild elabora:
Las dificultades que esto planteó a los cristianos de Asia se expresaron en detalle a lo largo del Libro de Apocalipsis. Aquellos que se negaron a adorar la imagen de la bestia (el emperador) fueron asesinados. Los cristianos ya no podían comprar ni vender a menos que hubieran tomado la marca de la bestia (Apocalipsis 13).
La presión sobre los cristianos ricos para mantener su riqueza fue intensa. Dado que gran parte de la riqueza de la cuidad depende del comercio, los comerciantes cristianos se encuentran en un dilema. ¿Cooperarían con el culto imperial y mantendrían sus asociaciones comerciales, o abandonarían a Domiciano y reafirmarían su fe en Cristo? Muchos de los cristianos de Laodicea comprometieron su fe de tal manera que el escritor del Apocalipsis pudo decir: “Te escupiré de mi boca” (Apocalipsis 3:16).
Otras iglesias en todo el Imperio Romano respondieron de manera diferente. Por ejemplo, en el Libro de Apocalipsis se aplaude a los cristianos de Esmirna por mantener su fe en medio de una dificultad extrema al negarse a participar en el culto imperial, aunque esto significó aflicción y pobreza para ellos (véase Apocalipsis 2: 9).
Sin embargo, el legado “tibio” de la iglesia de Laodicea no fue su legado final .
Con todo, la Iglesia sobrevivió al reinado de Domiciano. La ciudad se convirtió en obispado (sede de un obispo cristiano), e incluso se celebró allí un concilio cristiano en el siglo IV d. C. Los arqueólogos han descubierto alrededor de 20 capillas e iglesias cristianas antiguas en el sitio. La iglesia más grande de Laodicea, llamada Iglesia de Laodicea, ocupaba una manzana entera y data de principios del siglo IV.
La Iglesia de Laodicea. Fechada a principios del siglo IV dC, esta iglesia de se extendía por una manzana entera y estaba decorada con suelos de mármol.
Laodicea siguió siendo una ciudad importante hasta el siglo VII dC, cuando fue golpeada por un devastador terremoto y posteriormente fue abandonada.
Se trata de un breve tratado apologético dirigido a un tal Diogneto que, al parecer, había preguntado acerca de algunas cosas que le llamaban la atención sobre las creencias y modo de vida de los cristianos:
"Cuál es ese Dios en el que tanto confían; cuál es esa religión que les lleva a todos ellos a desdeñar al mundo y a despreciar la muerte, sin que admitan, por una parte, los dioses de los griegos, ni guarden, por otra, las supersticiones de los judíos; cuál es ese amor que se tienen unos a otros, y por qué esta nueva raza o modo de vida apareció ahora y no antes» (Cap. 1).
El desconocido autor de este tratado, compuesto seguramente a finales del siglo II, va respondiendo a estas cuestiones en un tono más de exhortación espiritual y de instrucción que de polémica o argumentación.
Literariamente es, sin duda, la obra más bella y mejor compuesta de la literatura apologética: sus formulaciones acerca de la postura de los cristianos en el mundo o del sentido de la salvación ofrecida por Cristo son de una justeza y una penetración admirables.
TEXTO COMPLETO
EPÍSTOLA A DIOGNETO
I. Como veo, muy excelente Diogneto, que tienes gran interés en comprender la religión de los cristianos, y que tus preguntas respecto a los mismos son hechas de modo preciso y cuidadoso, sobre el Dios en quien confían y cómo le adoran, y que no tienen en consideración el mundo y desprecian la muerte, y no hacen el menor caso de los que son tenidos por dioses por los griegos, ni observan la superstición de los judíos, y en cuanto a la naturaleza del afecto que se tienen los unos por los otros, y de este nuevo desarrollo o interés, que ha entrado en las vidas de los hombres ahora, y no antes: te doy el parabién por este celo, y pido a Dios, que nos proporciona tanto el hablar como el oír, que a mí me sea concedido el hablar de tal forma que tú puedas ser hecho mejor por el ofr, y a ti que puedas escuchar de modo que el que habla no se vea decepcionado.
II. Así pues, despréndete de todas las opiniones preconcebidas que ocupan tu mente, y descarta el hábito que te extravía, y pasa a ser un nuevo hombre, por así decirlo, desde el principio, como uno que escucha una historia nueva, tal como tú has dicho de ti mismo. Mira no sólo con tus ojos, sino con tu intelecto también, de qué sustancia o de qué forma resultan ser estos a quienes llamáis dioses y a los que consideráis como tales. ¿No es uno de ellos de piedra, como la que hollamos bajo los pies, y otro de bronce, no mejor que las vasijas que se forjan para ser usadas, y otro de madera, que ya empieza a ser presa de la carcoma, y otro de plata, que necesita que alguien lo guarde para que no lo roben, y otro de hierro, corroído por la herrumbre, y otro de arcilla, material no mejor que el que se utiliza para cubrir los servicios menos honrosos? ¿No son de materia perecedera? ¿No están forjados con hierro y fuego? ¿No hizo uno el escultor, y otro el fundidor de bronce, y otro el platero, y el alfarero otro? Antes de darles esta forma la destreza de estos varios artesanos, ¿no le habría sido posible a cada uno de ellos cambiarles la forma y hacer que resultaran utensilios diversos? ¿No sería posible que las que ahora son vasijas hechas del mismo material, puestas en las manos de los mismos artífices, llegaran a ser como ellos? ¿No podrían estas cosas que ahora tú adoras ser hechas de nuevo vasijas como las demás por medio de manos de hombre? ¿No son todos ellos sordos y ciegos, no son sin alma, sin sentido, sin movimiento? ¿No se corroen y pudren todos ellos? A estas cosas llamáis dioses, de ellas sois esclavos, y las adoráis; y acabáis siendo lo mismo que ellos. Y por ello aborrecéis a los cristianos, porque no consideran que éstos sean dioses. Porque, ¿no los despreciáis mucho más vosotros, que en un momento dado les tenéis respeto y los adoráis? ¿No os mofáis de ellos y los insultáis en realidad, adorando a los que son de piedra y arcilla sin protegerlos, pero encerrando a los que son de plata y oro durante la noche, y poniendo guardas sobre ellos de día, para impedir que os los roben? Y, por lo que se refiere a los honores que creéis que les ofrecéis, si son sensibles a ellos, más bien los castigáis con ello, en tanto que si son insensibles les reprocháis al propiciarles con la sangre y sebo de las víctimas. Que se someta uno de vosotros a este tratamiento, y que sufra las cosas que se le hacen a él. Sí, ni un solo individuo se someterá de buen grado a un castigo así, puesto que tiene sensibilidad y razón; pero una piedra se somete, porque es insensible. Por tanto, desmentís su sensibilidad. Bien; podría decir mucho más respecto a que los cristianos no son esclavos de dioses así; pero aunque alguno crea que lo que ya he dicho no es suficiente, me parece que es superfluo decir más.
III. Luego, me imagino que estás principalmente deseoso de oír acerca del hecho de que no practican su religión de la misma manera que los judíos. Los judíos, pues, en cuanto se abstienen del modo de culto antes descrito, hacen bien exigiendo reverencia a un Dios del universo y al considerarle como Señor, pero en cuanto le ofrecen este culto con métodos similares a los ya descritos, están por completo en el error. Porque en tanto que los griegos, al ofrecer estas cosas a imágenes insensibles y sordas, hacen una ostentación de necedad, los judíos, considerando que están ofreciéndolas a Dios, como si El estuviera en necesidad de ellas, deberían en razón considerarlo locura y no adoración religiosa. Porque el que hizo los cielos y la tierra y todas las cosas que hay en ellos, y nos proporciona todo lo que necesitamos, nopuede Él mismo necesitar ninguna de estas cosas que El mismo proporciona a aquellos que se imaginan que están dándoselas a Él. Pero los que creen que le ofrecen sacrificios con sangre y sebo y holocaustos, y le honran con estos honores, me parece a mí que no son en nada distintos de los que muestran el mismo respeto hacia las imágenes sordas; porque los de una clase creen apropiado hacer ofrendas a cosas incapaces de participar en el honor, la otra clase a uno que no tiene necesidad de nada.
IV. Pero, además, sus escrúpulos con respecto a las carnes, y su superstición con referencia al sábado y la vanidad de su circuncisión y el disimulo de sus ayunos y lunas nuevas, yo [no] creo que sea necesario que tú aprendas a través de mí que son ridículas e indignas de consideración alguna. Porque, ¿no es impío el aceptar algunas de las cosas creadas por Dios para el uso del hombre como bien creadas, pero rehusar otras como inútiles y superfluas? Y, además, el mentir contra Dios, como si Él nos prohibiera hacer ningún bien en el día de sábado, ¿no es esto blasfemo? Además, el alabarse de la mutilación de la carne como una muestra de elección, como si por esta razón fueran particularmente amados por Dios, ¿no es esto ridículo? Y en cuanto a observar las estrellas y la luna, y guardar la observancia de meses y de días, y distinguir la ordenación de Dios y los cambios de las estaciones según sus propios impulsos, haciendo algunas festivas y otras períodos de luto y lamentación, ¿quién podría considerar esto como una exhibición de piedad y no mucho más de necedad? El que los cristianos tengan razón, por tanto, manteniéndose al margen de la insensatez y error común de los judíos, y de su excesiva meticulosidad y orgullo, considero que es algo en que ya estás suficientemente instruido; pero, en lo que respecta al misterio de su propia religión, no espero que puedas ser instruido por ningún hombre.
V. Porque los cristianos no se distinguen del resto de la humanidad ni en la localidad, ni en el habla, ni en las costumbres. Porque no residen en alguna parte en ciudades suyas propias, ni usan una lengua distinta, ni practican alguna clase de vida extraordinaria. Ni tampoco poseen ninguna invención descubierta por la inteligencia o estudio de hombres ingeniosos, ni son maestros de algún dogma humano como son algunos. Pero si bien residen en ciudades de griegos y bárbaros, según ha dispuesto la suene de cada uno, y siguen las costumbres nativas en cuanto a alimento, vestido y otros arreglos de la vida, pese a todo, la constitución de su propia ciudadanía, que ellos nos muestran, es maravillosa (paradójica), y evidentemente desmiente lo que podría esperarse. Residen en sus propios países, pero sólo como transeúntes; comparten lo que les corresponde en todas las cosas como ciudadanos, y soportan todas las opresiones como los forasteros. Todo país extranjero les es patria, y toda patria les es extraña. Se casan como todos los demás hombres y engendran hijos; pero no se desembarazan de su descendencia (abortos). Celebran las comidas en común, pero cada uno tiene su esposa. Se hallan en la carne, y, con todo, no viven según la carne. Su existencia es en la tierra, pero su ciudadanía es en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y sobrepasan las leyes en sus propias vidas. Aman a todos los hombres, y son perseguidos por todos. No se hace caso de ellos, y, pese a todo, se les condena. Se les da muerte, y aun así están revestidos de vida. Piden limosna, y, con todo, hacen ricos a muchos. Se les deshonra, y, pese a todo, son glorificados en su deshonor. Se habla mal de ellos, y aún así son reivindicados. Son escarnecidos, y ellos bendicen; son insultados, y ellos respetan. Al hacer lo bueno son castigados como malhechores; siendo castigados se regocijan, como si con ello se les reavivara. Los judíos hacen guerra contra ellos como extraños, y los griegos los persiguen, y, pese a todo, los que los aborrecen no pueden dar la razón de su hostilidad.
VI. En una palabra, lo que el alma es en un cuerpo, esto son los cristianos en el mundo. El alma se desparrama por todos los miembros del cuerpo, y los cristianos por las diferentes ciudades del mundo. El alma tiene su morada en el cuerpo, y, con todo, no es del cuerpo. Así que los cristianos tienen su morada en el mundo, y aun así no son del mundo. El alma que es invisible es guardada en el cuerpo que es visible; así los cristianos son reconocidos como parte del mundo, y, pese a ello, su religión permanece invisible. La carne aborrece al alma y está en guerra con ella, aunque no recibe ningún daño, porque le es prohibido permitirse placeres; así el mundo aborrece a los cristianos, aunque no recibe ningún daño de ellos, porque están en contra de sus placeres. El alma ama la carne, que le aborrece y (ama también) a sus miembros; así los cristianos aman a los que les aborrecen. El alma está aprisionada en el cuerpo, y, con todo, es la que mantiene unido al cuerpo; así los cristianos son guardados en el mundo como en una casa de prisión, y, pese a todo, ellos mismos preservan el mundo. El alma, aunque en sí inmortal, reside en un tabernáculo mortal; así los cristianos residen en medio de cosas perecederas, en tanto que esperan lo imperecedero que está en los cielos. El alma, cuando es tratada duramente en la cuestión de carnes y bebidas, es mejorada; y lo mismo los cristianos cuando son castigados aumentan en número cada día. Tan grande es el cargo al que Dios los ha nombrado, y que miles es legítimo declinar.
VII. Porque no fue una invención terrenal, como dije, lo que les fue encomendado, ni se preocupan de guardar tan cuidadosamente ningún sistema de opinión mortal, ni se les ha confiado la dispensación de misterios humanos. Sino que, verdaderamente, el Creador Todopoderoso del universo, el Dios invisible mismo de los cielos plantó entre los hombres la verdad y la santa enseñanza que sobrepasa la imaginación de los hombres, y la fijó firmemente en sus corazones, no como alguien podría pensar, enviando (a la humanidad) a un subalterno, o a un ángel, o un gobernante, o uno de los que dirigen los asuntos de la tierra, o uno de aquellos a los que están confiadas las dispensaciones del cielo, sino al mismo Artífice y creador del universo, por quien Él hizo los cielos, y por quien Él retuvo el mar en sus propios límites, cuyos misterios (ordenanzas) observan todos los elementos fielmente, de quien [el sol] ha recibido incluso la medida de su curso diario para guardarlo, a quien la luna obedece cuando Él le manda que brille de noche, a quien las estrellas obedecen siguiendo el curso de la luna, por el cual fueron ordenadas todas las cosas y establecidos y puestos en sujeción, los cielos y las cosas que hay en los cielos, la tierra y las cosas que hay en la tierra, el mar y las cosas que hay en el mar, fuego, aire, abismo, las cosas que hay en las alturas, las cosas que hay en lo profundo, las cosas que hay entre los dos. A éste les envió Dios. ¿Creerás, como supondrá todo hombre, que fue enviado para establecer su soberanía, para inspirar temor y terror? En modo alguno. Sino en mansedumbre y humildad fue enviado. Como un rey podría enviar a su hijo que es rey; Él le envió como enviando a Diós; le envió a El como [un hombre] a los hombres; le envió como Salvador, usando persuasión, no fuerza; porque la violencia no es atributo de Dios. El le envió como mvitándonos, no persiguiéndonos; Él le envió como amándonos, no juzgándonos. Porque Él enviará en juicio, y ¿quién podrá resistir su presencia?... ¿[No ves] que los echan a las fieras para que nieguen al Señor, y, con todo, no lo consiguen? ¿No ves que cuanto más los castigan, tanto más abundan? Estas no son las obras del hombre; son el poder de Dios; son pruebas de su presencia.
VIII. Porque, ¿qué hombre tenía algún conocimiento de lo que Dios es, antes de que Él viniera? ¿O aceptas tú las afirmaciones vacías y sin sentido de los filósofos presuntuosos, de los cuales, algunos dijeron que Dios era fuego (invocan como Dios a aquello a lo cual irán ellos mismos), y otros agua, y otros algún otro de los elementos que fueron creados por Dios? Y, pese a todo, si alguna de estas afirmaciones es digna de aceptación, cualquier otra cosa creada podría lo mismo ser hecha Dios. Sí, todo esto es charlatanería y engaño de los magos; y ningún hombre ha visto o reconocido a Dios, sino que El se ha revelado a sí mismo. Y El se reveló (a sí mismo) por fe, sólo por la cual es dado el ver a Dios. Porque Dios, el Señor y Creador del universo, que hizo todas las cosas y las puso en orden, demostró no sólo que era propicio al hombre, sino también paciente. Y así lo ha sido siempre, y lo es, y lo será, bondadoso y bueno y justo y verdadero, y El sólo es bueno. Y habiendo concebido un plan grande e inefable, lo comunicó sólo a su Hijo. Porque en tanto que El había mantenido y guardado este plan sabio como un misterio, parecía descuidarnos y no tener interés en nosotros. Pero cuando Él lo reveló por medio de su amado Hijo, y manifestó el propósito que había preparado desde el principio, Él nos dio todos estos dones a la vez, participación en sus beneficios y vista y entendimiento de (misterios) que ninguno de nosotros habría podido esperar.
IX. Habiéndolo, pues, planeado ya todo en su mente con su Hijo, permitió durante el tiempo antiguo que fuéramos arrastrados por impulsos desordenados según deseábamos, descarriados por placeres y concupiscencias, no porque Él se deleitara en nuestros pecados en absoluto, sino porque Él tenía paciencia con nosotros; no porque aprobara este período pasado de iniquidad, sino porque Él estaba creando la presente sazón de justicia, para que, redargüidos del tiempo pasado por nuestros propios actos como indignos de vida, pudiéramos ahora ser hechos merecedores de la bondad de Dios, y habiendo dejado establecida nuestra incapacidad para entrar en el reino de Dios por nuestra cuenta, hacerlo posible por la çapacidad de Dios. Y cuando nuestra iniquidad había sido colmada plenamente, y se había hecho perfectamente manifiesto que el castigo y la muerte eran de esperar como su recompensa, y hubo llegado la sazón que Dios había ordenado, cuando a partir de entonces Él manifestaría su bondad y poder (oh la bondad y amor de Dios sobremanera grande), Él no nos aborreció, ni nos rechazó, ni nos guardó rencor, sino que fue longánimo y paciente, y por compasión hacia nosotros tomó sobre sí nuestros pecados, y El mismo se separó de su propio Hijo como rescate por nosotros, el santo por el transgresor, el inocente por el malo, el justo por los injustos,lo incorruptible por lo corruptible, lo inmortal por lo mortal. Porque, ¿qué otra cosa aparte de su justicia podía cubrir nuestros pecados? ¿En quién era posible que nosotros, impíos y libertinos, fuéramos justificados, salvo en el Hijo de Dios? ¡Oh dulce intercambio, oh creación inescrutable, oh beneficios inesperados; que la iniquidad de muchos fuera escondida en un Justo, y la justicia de uno justificara a muchos que eran inicuos! Habiéndose, pues, en el tiempo antiguo demostrado la incapacidad de nuestra naturaleza para obtener vida, y habiéndose ahora revelado un Salvador poderoso para salvar incluso a las criaturas que no tienen capacidad para ello, Él quiso que, por las dos razones, nosotros creyéramos en su bondad y le consideráramos como cuidador, padre, maestro, consejero, médico, mente, luz, honor, gloria, fuerza y vida.
X. Si deseas poseer esta fe, has de recibir primero un conocimiento pleno del Padre. Porque Dios amó a los hombres,por amor a los cuales había hecho el mundo, a los cuales sometió todas las cosas que hay en la tierra, a los cuales dio razón y mente, a los cuales solamente permitió que levantaran los ojos al cielo, a quienes creó según su propia imagen, a quienes envió a su Hijo unigénito, a quienes Él prometió el reino que hay en el cielo, y lo dará a los que le hayan amado. Y cuando hayas conseguido este pleno conocimiento, ¿de qué gozo piensas que serás llenado, o cómo amarás a Aquel que te amó a ti antes? Y amándole serás un imitador de su bondad. Y no te maravilles de que un hombre pueda ser un imitador de Dios. Puede serlo si Dios quiere. Porque la felicidad no consiste en enseñorearse del prójimo, ni en desear tener más que el débil, ni en poseer riqueza y usar fuerza sobre los inferiores; ni puede nadie imitar a Dios haciendo estas cosas; sí, estas cosas se hallan fuera de su majestad. Pero todo el que toma sobre sí la carga de su prójimo, todo el que desea beneficiar a uno que es peor en algo en lo cual él es superior, todo el que provee a los que tienen necesidad las posesiones que ha recibido de Dios, pasa a ser un dios para aquellos que lo reciben de él, es un imitador de Dios. Luego, aunque tú estás colocado en la tierra, verás que Dios reside en el cielo; entonces empezarás a declarar los misterios de Dios; entonces amarás y admirarás a los que son castigados porque no quieren negar a Dios; entonces condenarás el engaño y el error en el mundo; cuando te des cuenta que la vida verdadera está en el cielo, cuando desprecies la muerte aparente que hay en la tierra, cuando temas la muerte real, que está reservada para aquellos que seran condenados al fuego eterno que castigará hasta el fin a los que sean entregados al mismo. Entonces admirarás a los que soportan, por amor a la justicia, el fuego temporal, y los tendrás por bienaventurados cuando veas que el fuego...
Epílogo
XI. Mis discursos no son extraños ni son perversas lucubraciones, sino que habiendo sido un discípulo de los apóstoles, me ofrecí como maestro de los gentiles, ministrando dignamente, a aquellos que se presentan como discípulos de la verdad, las lecciones que han sido transmitidas. Porque el que ha sido enseñado rectamente y ha entrado en amistad con el Verbo, ¿no busca aprender claramente las lecciones reveladas abiertamente por el Verbo a los discípulos; a quienes el Verbo se apareció y se las declaró, hablando con ellos de modo sencillo, no percibidas por los que no son creyentes, pero sí referidas por Él a los discípulos a quienes consideró fieles y les enseñó los misterios del Padre? Por cuya causa Él envió al Verbo, para que Él pudiera aparecer al mundo, el cual, siendo despreciado por el pueblo (judío), y predicado por los apóstoles, fue creído por los gentiles. Este Verbo, que era desde el principio, apareció ahora y, con todo, se probé que era antiguo, y es engendrado siempre de nuevo en los corazones de los santos. Este Verbo, digo, que es eterno, es el que hoy es contado como Hijo, a través del cual la Iglesia es enriquecida y la gracia es desplegada y multiplicada entre los santos, gracia que confiere entendimiento, que revela misterios, que anuncia sazones, que se regocija sobre los fieles, que es concedida a los que la buscan, a aquellos por los cuales no son quebrantadas las promesas de la fe, ni son sobrepasados los límites de los padres. Con lo que es cantado el temor de la ley, y la gracia de los profetas es reconocida, y la fe de los evangelios es establecida, y es preservada la tradición de los apóstoles, y exulta el gozo de la Iglesia. Si tú no contristas esta gracia, entenderás los discursos que el Verbo pone en la boca de aquellos que desea cuando Él quiere. Porque de todas las cosas que por la voluntad imperativa del Verbo fuimos impulsados a expresar con muchos dolores, de ellas os hicimos partícipes, por amor a las cosas que nos fueron reveladas.
XII. Confrontados con estas verdades y escuchándolas con atención, sabréis cuánto concede Dios a aquellos que (le) aman rectamente, que pasan a ser un Paraíso de deleite, un árbol que lleva toda clase de frutos y que florece, creciendo en sí mismos y adornados con vanos frutos. Porque en este jardín han sido plantados un árbol de conoçimiento y un árbol de vida; con todo, el árbol de conocimiento no mata, pero la desobediencia mata; porque las escrituras dicen claramente que Dios desde el comienzo plantó un árbol [de conocimiento y un árbol] de vida en medio del Paraíso, revelando vida por medio del conocimiento; y como nuestros primeros padres no lo usaron de modo genuino, fueron despojados por el engaño de la serpiente. Porque ni hay vida sin conocimiento, ni conocimiento sano sin verdadera vida; por tanto, los (árboles) están plantados el uno junto al otro. Discerniendo la fuerza de esto y culpando al conocimiento que es ejercido aparte de la verdad de la influencia (dominio) que tiene sobre la vida, el apóstol dice: El conocimiento engríe, pero la caridad edifica.Porque el hombre que supone que sabe algo sin el verdadero conocimiento que es testificado por la vida, es ignorante, es engañado por la serpiente, porque no amó la vida; en tanto que el que con temor reconoce y desea la vida, planta en esperanza, esperando fruto. Que vuestro corazón sea conocimiento, y vuestra vida verdadera razón, debidamente comprendida. Por lo que si te allegas al árbol y tomas el fruto, recogerás la cosecha que Dios espera, que ninguna serpiente toca, ni engaño infecta, ni Eva es entonces corrompida, sino que es creída como una virgen, y la salvación es establecida, y los apóstoles son llenados de entendimiento, y la pascua del Señor prospera, y las congregaciones son juntadas, y [todas las cosas] son puestas en orden, y como El enseña a los santos el Verbo se alegra, por medio del cual el Padre es glorificado, a quien sea la gloria para siempre jamás. Amén.
Fuente: Los Padres Apostólicos, por J. B. Lightfoot.
S. BUENAVENTURA DE BAGNOREGIO, CARDENAL, OBISPO DE ALBANO Y DOCTOR DE LA IGLESIA, FRANCISCANO
Conocido como el “segundo fundador de la Orden” de los Hermanos Menores, San Buenaventura, distinguido teólogo y Doctor de la Iglesia, transforma la tradición franciscana en una escuela de pensamiento. Murió en 1274, durante el Concilio de Lyon y fue canonizado en 1482.
“El odio a la falsedad es inherente al alma; pero todo odio nace del amor, por lo tanto el amor a la verdad está mucho más arraigado en el alma y especialmente en esa verdad para la que fue hecha”.
Nacido en la actual “ciudad que muere” de Bagnoregio, cerca de Viterbo, Juan Fidanza es hijo de un médico. Pronto se dio cuenta de que no quería seguir el camino de su padre; según una leyenda que explicaría también la adopción de su nombre religioso, el factor decisivo habría sido el encuentro con San Francisco de Asís que, de niño, lo habría curado de una grave enfermedad marcándole la frente con la cruz y exclamando: “¡Oh, buena ventura!”.
A los 18 años se fue a estudiar a París, donde ingresó en la Orden de los Frailes Menores y terminó sus estudios en 1253, convirtiéndose en magister y obteniendo la licencia para enseñar teología.
Hostilidad hacia las órdenes mendicantes
Mientras tanto, sin embargo, ha estallado una terrible lucha interna entre los maestros seculares y los maestros pertenecientes a las órdenes mendicantes, que durante cierto tiempo no son reconocidos por las universidades.
La disputa tiene su origen en la Alta Edad Media, cuando en el siglo XII la Iglesia había condenado inicialmente como herejes a los movimientos religiosos pauperistas, hasta que el Papa Inocencio III los incluyó en el cuerpo eclesial bajo la autoridad directa del Papado. La tensión volvió en el 1254 con la publicación de una obra que profetizaba el advenimiento de una nueva Iglesia fundada única y exclusivamente en la pobreza y que debería haberse materializado en el 1260.
El franciscano Cardenal
Mientras tanto, en 1257, Fray Buenaventura se convirtió en Ministro general de los Hermanos Menores y este nuevo cargo lo obligó a dejar la enseñanza y a viajar por toda Europa. En 1260 escribió una nueva biografía de San Francisco, la Legenda Maior, que sustituyó a todas las biografías existentes y se fijó el objetivo de fortalecer la unidad de la Orden – que ahora tiene treinta mil – amenazada tanto por la corriente espiritual como por las tendencias mundanas.
Giotto se inspiró en esta obra para pintar el ciclo de las Historias de San Francisco. En 1271 regresó a Viterbo y ofreció su contribución a la resolución del famoso cónclave, el más largo de la historia, que finalmente eligió a su amigo: Gregorio X. Fue este Papa quien, dos años más tarde, lo consagró Obispo de Albano y Cardenal encomendándole la tarea de organizar un Concilio en Lyon para la unidad entre las Iglesias latina y griega. Precisamente durante este Concilio, después de dos intervenciones, Buenaventura murió en 1274.
La filosofía al servicio de la teología
En 1588 el Papa Sixto V lo cuenta entre los Doctores de la Iglesia – que en ese momento eran seis – junto a Santo Tomás de Aquino, distinguiéndolos como el Doctor seráfico a Buenaventura y Doctor angélico a Tomás. Su aportación a la doctrina teológica es muy importante: en primer lugar, a partir del pensamiento de San Agustín, expresa la necesidad de subordinar la filosofía a la teología, ya que el objeto de esta última es Dios. La filosofía, por tanto, sólo puede ayudar en la búsqueda humana de Dios devolviendo al hombre a su propia dimensión interior – el alma – que hay que reconducir, precisamente, a Dios.
Además, San Buenaventura sostiene que Cristo es el camino para todas las ciencias y que sólo la Verdad revelada puede fortalecerlas y unirlas hacia la meta perfecta, la única meta que es siempre el conocimiento de Dios. Por lo tanto, el Santo, que defiende la tradición patrística y lucha contra el aristotelismo, llega a la conclusión de que el único conocimiento posible es el contemplativo.
La expresión de la Santísima Trinidad en el mundo
Siempre de derivación agustiniana, es también muy importante la elaboración de la teología trinitaria de San Buenaventura. En la práctica él evidencia que el mundo es una especie de libro en el que emerge la Trinidad de la que fue creado. Dios, pues, uno y trino, está presente como "vestigio", o huella, en todos los seres animados e inanimados; como "imagen" en las criaturas dotadas de intelecto como el hombre; como "similitud" en las criaturas justas y santas, tocadas por la Gracia y animadas por las virtudes de la fe, de la esperanza y de la caridad que las hacen hijas de Dios.
Fundador de la orden benedictina, patrono de Europa: su vida se refleja fielmente en la “Regla”, cuyo espíritu se resume en el lema “Ora et Labora”. En estas palabras San Benito, cuya memoria es celebrada por la Iglesia el 11 de julio, indica a los monjes los pasos a seguir en su camino.
El pensamiento benedictino, la linfa de Europa
Las enseñanzas de San Benito, nacido en Nursia en torno al 480 d.C., son una de las levaduras más fuertes para el nacimiento de la cultura europea, tras la decadencia de la civilización romana. Es el punto de partida para la difusión de centros de oración y de hospitalidad. No es solamente faro del monacato, sino también un manantial providencial para pobres y peregrinos.
“Deberíamos preguntarnos”, escribe el historiador Jacques Le Goff, “a qué excesos se habría visto abocada la gente del Medievo, si no se hubiera alzado esta voz grande y dulce”. Una voz en la que se detiene un biógrafo de excepción: San Gregorio Magno, en el Libro II de los “Diálogos”.
“Un astro luminoso en un siglo oscuro”
Para San Gregorio es “un astro luminoso” en una época marcada por una grave crisis de valores. Procede de una familia noble de la región de Nursia. En el lugar donde se según la tradición estaba la casa natal del santo, fue construida la basílica de San Benito. Su vida, desde la juventud, está marcada por la oración.
Los padres, acomodados, lo envían a Roma para asegurarle una adecuada formación. Pero aquí, relata San Gregorio Magno, encuentra a jóvenes dados a la mala vida y arruinados por el vicio. Benito, disgustado por ese estilo de vida, deja Roma. Llega primero a una localidad llamada Effide (hoy Affile), y después vive como eremita, en una cueva de Subiaco; destinada a convertirse en el monasterio benedictino “Sacro Speco”.
Este periodo de soledad precede a una etapa fundamental en su camino: la llegada a Montecasino. Aquí, entre las ruinas de una antigua acrópolis pagana, San Benito y algunos discípulos construyen la primera abadía de Montecasino.
La Regla
A San Benito, hermano de Santa Escolástica, se le atribuyen numerosos milagros. El milagro más duradero del padre de la orden benedictina, es la composición de la Regla, escrita en torno al 530 d.C. Es un manual, un código de oración para la vida monástica. El estilo es familiar.
Desde el prólogo hasta el último de los 73 capítulos, Benito exhorta a los monjes a aguzar “el oído del corazón” y a “no desesperar nunca de la misericordia de Dios”:
«Escucha, hijo, estos preceptos de un maestro, aguza el oído de tu corazón, acoge con gusto esta exhortación de un padre entrañable y ponla en práctica, para que por tu obediencia laboriosa retornes a Dios, del que te habías alejado por tu indolente desobediencia».
Oración y trabajo
«La ociosidad -escribe San Benito en la Regla- es enemiga del alma; por eso han de ocuparse los hermanos a unas horas en el trabajo manual, y a otras, en la lectura divina”.
Oración y trabajo no están en contraposición, sino que establecen entre si una relación simbiótica. Sin oración, no es posible el encuentro con Dios. La vida monástica definida por San Benito como «una escuela del servicio del Señor», no puede prescindir del trabajo concreto. El trabajo es una extensión de la oración. «El Señor –recuerda San Benito– espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos».
Un equipo de arqueólogos afirma haber localizado el sitio exacto donde, según la tradición cristiana, Jesús realizó su primer milagro - convertir agua en vino.
Un equipo de arqueólogos afirma haber localizado el sitio exacto donde, según la tradición cristiana, Jesús realizó su primer milagro—convertir agua en vino—cerca del pueblo de Qana en Galilea. La ubicación exacta de Qana era motivo de disputa, pero los expertos dijeron que ahora la habían identificado.Kafr Kanna, ubicado a cinco kilómetros al noreste de Nazaret, tradicionalmente había afirmado ser la ubicación real.Sin embargo, nuevas excavaciones en el sitio menos conocido de Khirbet Qana, ubicado a 12 kilómetros al noroeste de Nazaret, sugirieron que este podría ser el verdadero Caná, respaldado por la presencia de artefactos cristianos tempranos. Desde 1998, un equipo de arqueólogos liderado inicialmente por el profesor Douglas Edwards y actualmente por el Dr. Tom McCollough ha estado llevando a cabo excavaciones en el área de Khirbet Qana.La evidencia arqueológica de Khirbet Qana indicó que era un pueblo judío bien conectado durante la vida de Jesús. El hallazgo más fuerte fue el descubrimiento de una extensa red de sitios de adoración cristiana en un sistema de cuevas subterráneas ocultas debajo del pueblo, que datan del siglo III d.C., encontradas por el Dr. McCollough.Estas habitaciones datan desde el período bizantino al período de las Cruzadas (415-1217 d.C.), y algunas estaban decoradas y revestidas con yeso. Una de las habitaciones tenía inscripciones cristianas que representaban cruces, con los nombres de peregrinos o incluso la inscripción Kyrios Iesou (Señor Jesús).Los arqueólogos descubrieron un altar en una de las cuevas hecho a partir de la tapa de un sarcófago volteado. Encima de este altar había un estante que contenía dos grandes tinajas de piedra, consideradas por los primeros cristianos como las que Jesús usó para convertir el agua en vino.
"En el estante con las dos tinajas de piedra, había espacio para cuatro más. Seis tinajas de piedra podrían contener el agua que Jesús convirtió en vino. Todo esto apunta al hecho de que Khirbet Qana fue considerado la Caná del Nuevo Testamento desde un período muy temprano", dijo el Dr. McColloug.
Según la Biblia, Jesús realizó el milagro en una boda en el pueblo de Caná en Galilea. Cuando María, la madre de Jesús, se dio cuenta de que se había terminado el vino, Jesús convirtió seis jarras de agua utilizadas para el lavado ritual en un fino vino.El hecho de que Khirbet Qana fuera un asentamiento judío fue confirmado por la presencia de una sinagoga o lugar de estudio de la época romana, conocido como Beit Midrash, así como seis monedas acuñadas por líderes de la revuelta judía de los Macabeos.El Dr. James Tabor explicó que los peregrinos medievales preferían la ubicación más accesible de Kafr Kanna en lugar de la empinada ascensión al lugar previamente considerado como Caná, según Newsbomb. Según el Dr. Tabor, había indicios en esta narrativa de que Caná podría haber sido la sede del movimiento temprano de Jesús o incluso un retiro personal para Jesús mismo.
El problema era que ninguna excavación había encontrado evidencia real de un asentamiento judío debajo de Kafr Kanna que datara de la época romana. Esto hacía bastante improbable que Kafr Kanna pudiera ser el lugar al que se refiere el autor de la fuente en el Evangelio de Juan.Estos hallazgos no solo mostraron la presencia de la cultura judía, sino que también se alinearon con la narrativa bíblica del milagro de Jesús, que dice que las tinajas de agua eran para lavados rituales.Lo que convirtió a Khirbet Qana en el sitio más prometedor para la ubicación real de Caná de Galilea fue la presencia de artefactos cristianos tempranos.Kafr Kanna alberga la Iglesia de la Boda, que es visitada por miles de turistas y peregrinos anualmente y afirma poseer las tinajas de agua reales utilizadas por Jesús en sus milagros."Este descubrimiento es interesante porque Caná puede haber sido extremadamente significativa para Jesús y sus seguidores", dijo el Dr. Tabor, según Newsbomb. No solo Caná fue el lugar del primer milagro de Jesús, sino que la escasa evidencia que tenemos también parecía sugerir una conexión más personal.