Este volumen recoge los últimos treinta años de estudios y descubrimientos realizados en las catacumbas romanas. Se trata de una versión que actualiza los contenidos de la que se publicó hace más de dos décadas.
VINCENZO FIOCCHI NICOLAI
Coautor del libro
Puedo, por ejemplo, mencionar el descubrimiento un santuario hecho para un grupo de mártires en la catacumba de Marcelino y Pedro, que fue un hallazgo sensacional porque fue algo completamente inesperado. También se descubrieron pinturas importantes y por último diría que este volumen aporta novedades sobre el debate que hubo en los últimos tiempos sobre la identidad de las catacumbas y sus características.
Otro de los descubrimientos realizados fue en la catacumba de San Calixto, en la cripta de Santa Cecilia, una de las mártires más veneradas de los primeros siglos. La devoción que suscitó esta joven obligó a adaptar la cripta.
MONS. PASQUALE IACOBONE
Presidente, Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada
Los descubrimientos están relacionados con las obras que hicieron en la cripta para hacerla más accesible a los peregrinos. Porque se difunde el culto de Santa Cecilia y esta se suma a la veneración de los nueve pontífices del tercer siglo y, por tanto, con el aflujo de peregrinos que quieren visitarla deben hacer obras para agrandar y embellecer la cripta. Y esto no se sabía antes.
Lo que trata de demostrar esta nueva edición de “Las catacumbas cristianas de Roma. Historia, Imagen y epigrafía” es que aún queda mucho por estudiar y conocer sobre las primeras comunidades de seguidores de Cristo.
A esta advocación responde la Basílica de Santa María la Mayor
"María es modelo de escucha, acogida, humildad, fidelidad y espera, virtudes importantes y fundamentales en la construcción de una sociedad más justa, madura y responsable, capaz de hacer redescubrir los valores profundos del corazón humano." Benedicto XVI
Esta fiesta de la Santísima Virgen tiene su origen en la leyenda romana que la liturgia nos recuerda. En tiempo del papa Liberio, segunda mitad del siglo IV, existía en Roma un matrimonio sin hijos. La noche del 4 de agosto, la Virgen se les aparece en sueños, y por separado, para indicarles su voluntad de que se levante en su honor un templo en el lugar que aparezca cubierto de nieve en el monte Esquilino. Cuando los dos esposos fueron a hablar al Papa Liberio, este había tenido la misma revelación que ellos.
Se organizó una procesión al monte Esquilino, y allí vieron un trozo de campo acotado por nieve fresca y blanca. El Papa mandó construir la basílica y él mismo dio el primer golpe con el pico. El santuario de Nuestra Señora de las Nieves es conocido hoy en día como la Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro grandes basílicas de Roma, junto a San Pedro, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán.
La leyenda no aparece hasta el siglo X o XI, y tuvo bastante aceptación popular. Un discípulo del Giotto la inmortalizó en unos lienzos que pintó para la basílica. En un cuadro aparece el papa Liberio dormido, con la mitra al lado; encima, ángeles y llamas, y, delante, la Virgen que le dirige la palabra. En otro cuadro aparece Juan Patricio, a quien se le aparece también la Virgen. Otra pintura nos presenta a María haciendo descender la nieve sobre el monte Esquilino.
La devoción a la Virgen de las Nieves arraigó fuertemente en el pueblo romanoy llegó a extenderse por toda la cristiandad. En su honor se levantan hoy templos por todo el mundo, y son muchas las mujeres cristianas que llevan este nombre de la Santísima Virgen: Nieves.
Santa María la Mayor
La basílica de Santa María la Mayor parece ser que fue la primera iglesia que se levantó en Roma en honor de María y podemos decir, lo mismo que se afirma de San Juan de Letrán en un sentido más general, que es la iglesia madre de todas cuantas en el mundo están dedicadas a la excelsa Madre de Dios. Por esto, y por ser una de las iglesias más suntuosas de Roma, mereció el título de la Mayor. Así se la distinguía de las otras sesenta iglesias que tenía la Ciudad Eterna dedicadas a Nuestra Señora.
La primitiva iglesia no estaba consagrada a María. Se llamaba la basílica Sociniana. En su recinto lucharon los partidarios del papa Dámaso con los secuaces del antipapa Ursino a finales del siglo IV. En este tiempo se llamó también basílica Liberiana por su fundador, el papa Liberio.
En el siglo V es reconstruida por Sixto III (432-440). Este mismo Papa es el que consagra el templo a la Virgen. Desde este momento el nombre de María se va a hacer inseparable de este templo.
Este templo que renueva Sixto III en honor de la Theotokos es el eco romano de la definición de los padres de Efeso. La ciudad entera se apresta a levantar y hermosear esta basílica. Se levanta un arco de triunfo y sobre la puerta de entrada se lee una inscripción que empieza con estas palabras: "A ti, oh Virgen María, Sixto te dedica este nuevo templo... "
En el siglo VII una nueva advocación le nace a estaiglesia: Santa María ad praesepe, Santa María del Pesebre. La maternidad de María acaba por llevar la devoción de los fieles al portal de Belén, a Jesús. Como siempre: por María, a Jesús.
Al lado de la basílica surge una gruta estrecha, oscura y recogida como la de Belén. Allí irán los papas a celebrar la misa del gallo todas las Nochebuenas, y se enseñaban los maderos del pesebre en el cual había nacido el Hijo de Dios y trozos de adobes y piedras que los peregrinos habían traído de Tierra Santa.
En esta basílica el Papa proclamó a la Virgen como Reina de cielos y tierra. Se alberga aquí a la Virgen María, salvadora del pueblo romano «Salus Populi Romani». En varias situaciones de gran necesidad se le ha sacado en procesión. En una ocasión acabó con la plaga en Roma.
Desde el comienzo de su pontificado, Juan Pablo II quiso que una lámpara estuviera encendida de día y de noche bajo el icono de María, Salus, como testimonio de su gran devoción.
“Jorge da Capadocia” es el primer largometraje centrado en la historia del guerrero San Jorge
“ Jorge de Capadocia” no es una superproducción, aunque lo parezca, llega a las pantallas brasileñas en 400 salas repartidas por todo Brasil. Distribuida por Paris Filmes, la producción brasileña “Jorge da Capadocia”, dirigida, producida y protagonizada por Alexandre Machafer, La fecha de estreno es el día de San Jorge, celebrado siempre el 23 de abril.
Este es el primer largometraje centrado en la historia del guerrero San Jorge, uno de los santos más populares del cristianismo. La película se proyecta en Cinépolis do Manaíra de 15:30 a 18:00 y 20:40 horas, y en Cinépolis do Mangabeira Shopping a las 17:00 horas.
Símbolo de diferentes culturas alrededor del mundo, San Jorge ha sido tema de leyendas populares, música, danza, telenovelas, libros y hasta documentales. Ahora llega a la pantalla grande con una trama que sigue al héroe del pueblo, luego de haber ganado aún. otra batalla. Condecorado como el nuevo capitán del ejército, Jorge ahora se encuentra enfrentando su mayor desafío; ser fiel a su fe o sucumbir a las órdenes del emperador Diocleciano.
La producción también se convirtió en libro: “Jorge de Capadocia: detrás de escena de la primera película sobre el santo guerrero”. Con una edición portuguesa ya disponible, el libro ahora se publicará en turco.
La obra fue escrita por Alexandre Machafer y Crib Tanaka. Además de Machafer, el elenco también incluye a Roberto Bomtempo, Ricardo Soares, Cyria Coentro, Miriam Freeland, Augusto García, Antônio González, Roney Villela, Adriano Garib, Charles Paraventi, Milton Lacerda, Silvio Matos, Robson Maia, Miguel Mareli Lesqueves y Louise Cierre. La película está distribuida por Paris Filmes, con producción de Fundação Cesgranrio y producción asociada de Machafer Films, NFilmes y Ziya Dasdeler. La persona que escribió el guión es Matheus Souza.
En el año 303 d.C., tras haber ganado otra gran batalla, Jorge es condecorado como nuevo capitán del ejército, cuando el emperador Diocleciano inicia su última gran persecución de los cristianos en el imperio romano. Ante las crueles órdenes impuestas al pueblo y la presión para rendirse a los dioses venerados en el imperio, Jorge, hombre ante todo, se encuentra ahora ante su mayor desafío: ser fiel a su fe y a sus convicciones o sucumbir a las órdenes del emperador Diocleciano.
Acerca de la Fundación Cesgranrio La Fundación Cesgranrio es una institución reconocida a nivel estatal y federal en Brasil. Especializada en la organización de pruebas de acceso, concursos públicos y evaluaciones educativas de gran envergadura, Cegranrio destaca por su capacidad para desarrollar, gestionar y evaluar procesos de selección de alta complejidad.
A través de su Centro Audiovisual viene desarrollando proyectos con el objetivo de fomentar la realización y el disfrute del cine en nuestra sociedad.
El contenido producido tiene su calidad reconocida por importantes premios nacionales e internacionales y por algunos canales de streaming y abiertos donde se transmite.
Se produjeron tres series: “Brasil Imperial”; “Años Radicales” y “Benditos” y la película “El Hijo del Hombre”. Las producciones fueron exhibidas en más de 130 países de América Latina, América del Norte, África y Europa, a través de importantes actores del mercado.
En cuanto a Paris Filmes, es la mayor distribuidora brasileña independiente y actúa en el mercado de distribución cinematográfica en Brasil y América Latina, destacándose por su alta calidad cinematográfica.
¿Cómo vivían los Primeros Cristianos la Pascua?
"La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo pascual. Los cincuenta días que van del domingo de Resurrecciónal domingo de Pentecostés se celebran con inmensa alegría, como un solo día festivo, más aún, como “un gran domingo”.
Los cincuenta días que transcurren entre el domingo de Resurrección y el domingo de Pentecostés
Concluida la celebración de la Vigilia de la Pascua de Resurrección, comienza el Tiempo de Pascua, que conmemora la Resurrección y glorificación de nuestro Señor Jesucristo, la donación del Espíritu Santo y el comienzo de la actividad de la Iglesia, al tiempo que anticipa en nuestros días la gloria eterna que alcanzará su plenitud en la consumación de los siglos.
El tiempo pascual está formado por la “cincuentena pascual” o cincuenta días que transcurren entre el domingo de Resurrección y el domingo de Pentecostés, y en cierto modo constituyen “un solo y único día festivo”: el gran domingo (SAN ATANASIO, Epist. Fest. 1).
El origen de la cincuentena pascual se confunde con la celebración anual de la Pascua: al principio, la Pascua apareció como una fiesta que se prolongaba durante cincuenta días. A partir del siglo IV d. C. la unidad pascual se fragmentó, cuando comenzaron a celebrarse de modo histórico las acciones salvíficas divinas.
Octava de Pascua
Los ocho primeros días de la cincuentena forman la octava de Pascua, que se celebra como solemnidad del Señor. Esta semana -in albis, como se denomina en el rito romano- surgió en el siglo IV por el deseo de asegurar a los neófitos una catequesis acerca de los divinos misterios que habían experimentado.
El domingo que cierra la semana, el octavo día, constituye el día más solemne del año litúrgico después del domingo de Resurrección. Como explica Benedicto XVI “Hoy domingo concluye la Octava de Pascua, como un único día “hecho por el Señor”, marcado con el distintivo de la Resurrección y por la alegría de los discípulos al ver a Jesús.
Desde la antigüedad este domingo se llama in albis, del nombre latino alba, dado por la vestidura blanca que los neófitos llevaban en el Bautismo la noche de Pascua, y que se quitaban después de ocho días” (Homilía 21 Domingo de Pascua, 11.IV.2010)
Pentecostés
La celebración del día conclusivo del Tiempo Pascual, Pentecostés, nació a finales del siglo III. Esta fiesta, que en su día conmemoraba la semana de semanas pascual, surgió por influencia de la fiesta judía homónima. En el siglo IV, la fiesta poseía un doble contenido celebrativo: Ascensión del Señor y descenso del Espíritu Santo, como se advierte en los testimonios de la Iglesia de Jerusalén.
Sin embrago, poco a poco, el proceso de historificación litúrgica de los hechos salvíficos de Cristo, llevó a algunas iglesias a dividir la fiesta, celebrando la Ascensión el día cuarenta después de Resurrección.
Por último, en los siglos VII-VIII, la Iglesia romana añadió a la fiesta de Pentecostés una octava, como réplica a la octava de Pascua. El origen de esta institución, que rompe la cincuentena pascual, se encuentra en la necesidad de una catequesis para aquellos que habían sido bautizados en el día de Pentecostés. Esta octava fue suprimida por la reforma del Calendario actualmente en vigor, ya que oscurecía el simbolismo del tiempo de Pascua.
Los textos de la fiesta de la Ascensión recuerdan el hecho histórico de la subida de Cristo a los cielos, a la vez que fundamenta la esperanza en la segunda venida del Señor y la exaltación gloriosa del hombre. La fiesta de Pentecostés, por su parte, muestra la íntima relación entre la Resurrección de Cristo y la venida del Espíritu Santo: todo el tiempo de Pascua es considerado como tiempo del Espíritu.
Queda así remarcado el carácter unitario de toda la celebración pascual (muerte, resurrección, ascensión de Cristo y venida del Paráclito, momentos de un único misterio salvífico divino).
Renovación Bautismal
Los tres primeros domingos se leen los Evangelios de las apariciones del Señor resucitado; mientras el cuarto se reserva a la parábola del Buen Pastor y los restantes al discurso sacerdotal de Cristo después de la Última Cena, tal y como vienen recogidos en el texto de San Juan. Las lecturas no evangélicas dominicales están tomadas del Nuevo Testamento: así, la primera lectura recoge los Hechos de los Apóstoles, mientras la segunda se dedica a la I Epístola de San Pedro, a la I Epístola de San Juan y al Apocalipsis.
De este modo, el Tiempo de Pascua subraya la renovación bautismal de la vida cristiana, en continuidad con la novedad del acontecimientode la Resurrección. La Iglesia se ve a sí misma como presencia ininterrumpida de Cristo, movida por el dinamismo del Espíritu, en camino hacia su verdadera patria, con la segunda y definitiva venida de Cristo.
Durante el tiempo de Pascua, los cristianos recordarán que la vida nueva iniciada con la celebración de los misterios pascuales debe perpetuarse durante toda su existencia. En medio de las circunstancias ordinarias, los fieles descubrirán la presencia del Señor resucitado que les llama a ser testigos y dar testimonio de su paso entre los hombres.
El Tiempo pascual comienza el domingo de Pascua y termina el domingo de Pentecostés. La primera semana constituye la octava de Pascua y se celebra como solemnidad del Señor. En los lugares donde no pueda celebrase en jueves, la Ascensión del Señor se traslada al domingo VII de Pascua. Los domingos de Pascua tienen precedencia sobre todas las fiestas del Señor y solemnidades, que serán trasladadas al lunes siguiente. Durante el tiempo de Pascua se utiliza el color blanco.
1- SAN ATANASIO, Epist. Fest. 1. Cfr. Calendario Romano, Normas universales sobre el año litúrgico y sobre el calendario 22; Carta circular sobre las fiestas pascuales (16-1-1988) 100.
2- Cfr. Calendario Romano, Normas universals sobre el año litúrgico y sobre el calendario 24.
3- Cfr. Calendario Romano, Normas universals sobre el año litúrgico y sobre el calendario 25.
Durante el tiempo pascual, la Iglesia Universal se une en la oración del Regina Coeli o Reina del Cielo
La Iglesia se une con alegría, junto a la Madre de Dios, por la resurrección de su Hijo Jesucristo, hecho que marca el misterio más grande de la fe católica.
El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el tiempo pascual, desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés, al rezo del Ángelus cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación.
Dela misma manera que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar su día a Dios y la Virgen María.
No se conoce el autor de esta composición litúrgica que se remonta al siglo XII y era repetido por los Frailes menores Franciscanos después de las completas en la primera mitad del siguiente siglo popularizándola y extendiéndose por todo el mundo cristiano.
La oración:
G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)
Reina del Cielo
Las palabras de apertura del himno pascual de la Santísima Virgen, es la recitación prescrita en el Breviario romano de las Completas del sábado Santo hasta la hora nona del sábado después del Pentecostés inclusive. Este himno es para ser cantado en coro y de pie. En la ilustración de esta vista el himno forma una estrofa sintónica, es decir una según el acento de la palabra y no según la cantidad de la sílaba, Esto va como sigue.
Regina coeli laetare, Alleluia, Quia quem meruisti portare. Alleluia, Resurrexit, Sicut dixit, Alleluia. Ora pro nobis Deum. Alleluia.
En los dos primeros versos (Regina y Quia) el acento cae en la segunda, cuarta y séptima sílabas. (La palabra Quia se cuenta como un sola sílaba); en los dos segundos versos ("Resurrexit", "Sicut dixit) el acento cae en la primera y tercer sílabas. El aleluya sirve como un estribillo.
De autor desconocido el himno se remonta desde al siglo 12. Era repetido por los Franciscanos después de las completas en la primera mitad del siguiente siglo.
Fue incorporado a la oficina de curia Romana-Minorista junto a otros himnos marianos. El cual por la actividad de los Franciscanos fué popularizado muy pronto en todas partes. Y por orden de Nicolas III (1277-1280) reemplazó los libros mas viejos de oficina en todas las iglesias de Roma.
El Regina Coeli toma el lugar del Angelus durante el tiempo Pascual.El autor de Regina Coeli es desconocido pero la leyenda dice que San Gregorio el Grande (d.604) escuchó las tres primeras líneas cantadas por Ángeles cierta mañana pascual en Roma mientras el caminaba descalzo en una gran procesión religiosa y que el Santo agregó con eso la cuarta línea: favorables nobis Deum del "Ora. Alleluia".
La autoría también se le ha atribuido a Gregorio V, pero sin buena razón. Las melodías hermosas del canto llano (una forma simple y adornada) son variablemente dadas en el Antifonario de Ratisbona y en las Solesmes “Liber Usualis” de 1908, el ornato dado en el último trabajo, con signos rítmicos agregados, son muy atractivos. La melodía típica oficial se encontrará en el Antifonario del Vaticano (1911).
Solamente se da una de la melodía. Las diferentes longitudes silábicas de las líneas, hace el himno difícil de traducir con fidelidad en un verso inglés. El himno ha sido frecuentemente tratado musicalmente por dos compositores polifónicos y modernos.
¿Cómo se explica? ¿Pudo ser robado el cuerpo de Cristo?
La Pascua es la fiesta central de la cristiandad. No hay otra celebración más importante dentro del calendario litúrgico. La palabra «Pascua» viene del idioma hebreo (pesáh) y del griego (pascha) y significa justamente «paso»; el «paso» de Jesús de la muerte a la vida.
Ese hecho «sucedido en la historia y al mismo tiempo un misterio de fe» es el centro de la vida cristiana. Así lo explica el profesor César Izquierdo, vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, en una entrevista concedida a ABC para aclarar que hay de mito y realidad en la resurrección de Jesús.
-La resurrección de Jesús, ¿es un hecho o un mito?
-La resurrección de Jesús es un hecho acaecido en la historia y en nuestro mundo. No es, por tanto, un mito que solo tiene una relación simbólica con la existencia humana, como afirmó Bultmann el siglo pasado, y siguen afirmando, con matices distintos, autores contemporáneos.
La Resurrección de Cristo (Piero della Francesca)
Pero la resurrección de Jesús no fue una vuelta a su anterior existencia humana, como había sucedido con Lázaro que, resucitado por Jesucristo, volvió a la vida y posteriormente moriría definitivamente. Jesús resucitó con su cuerpo pero a una vida no ya de este mundo, sino en Dios. Así realizó en él lo que sucederá al final del tiempo a todos los hombres.
-¿Qué pruebas hay de que Jesús realmente resucitó?
-La resurrección es un hecho sucedido en la historia y al mismo tiempo es un misterio de fe. Las «pruebas» de la resurrecciónson, en primer lugar, el valiente testimonio de los testigos, avalado por el sepulcro vacío en el que ya no estaba el cadáver de Jesús, y por las apariciones del Resucitado. Los testigos que afirmaban haberse encontrado verdaderamente con Jesús resucitado eran los mismos que lo habían abandonado por miedo durante la pasión.
Como dice Benedicto XVI en su obra Jesús de Nazaret, «algo debió pasar» para que los apóstoles, que habían huido cobardemente de Jerusalén durante la pasión de Jesús, volvieran a los pocos días llenos de ardor a predicar que Cristo había resucitado; lo que pasó fue que el que había muerto en la cruz, resucitó.
El testimonio de los apóstoles y de las mujeres que permanecieron fieles durante la pasión es coherente con el sepulcro vacío, sin el cual la resurrección carecería de objeto. A su vez las apariciones dan a conocer lo que había sucedido con el cuerpo de Jesús. El sepulcro vacío y las apariciones se implican mutuamente, y muestran que el testimonio apostólico, que afirma que Jesucristo resucitó verdaderamente, cuenta con un fundamento sólido.
«Jesús resucitó con su cuerpo pero a una vida no ya de este mundo, sino en Dios. Así realizó en él lo que sucederá al final del tiempo a todos los hombres»
-¿Qué ocurre después de que Jesús dejase la sepultura?
-Después de resucitado, Jesús no está sometido a las leyes del espacio y tiempo como durante su vida mortal. Está cercano a los hombres, como lo muestran las apariciones a los discípulos (en una ocasión «a más de quinientos hermanos» afirma san Pablo), pero no está disponible en un «aquí» determinado. Hasta la Ascensión, el Señor hace notar que está cerca de los discípulos, pero se muestra cuando y donde lo desea para fortalecer su fe.
-La resurrección de Jesús coincide cronológicamente con la celebración de la Pascua. Es decir, ¿era domingo cuando se produjo la resurrección?
-Jesús resucitó al tercer día, como afirma las Escrituras. Es decir, murió el día anterior al sábado de la Pascua judía, estuvo en el sepulcro ese sábado y resucitó al día siguiente. Entonces ese día no se llamaba domingo, sino el primer día después del sábado.
Precisamente la palabra «domingo» viene del modo en que los primeros cristianos lo llamaron: el dies Domini, es decir, el día del Señor, el día de la resurrección de Jesús. La Pascua judía generalmente coincide con el plenilunio de primavera, que puede caer cualquier día de la semana. Los cristianos, en cambio, siempre celebran la Pascua el domingo siguiente al plenilunio después de primavera (por tanto, después del 21 de marzo).
«La resurrección de Jesús no tiene una explicación natural, sino que es un puro don, una gracia radica»
-¿Creen los cristianos realmente que Jesús resucitó de entre los muertos?
-La fe en la resurrección de Cristo es el centro de la fe cristiana. Subraya además un aspecto clave de esa fe que consiste en tomar en serio la encarnación. Cristo no es una idea o prototipo espiritual que sirve de inspiración para las diversas experiencias humanas; también es eso, pero sobre todo es el Hijo de Dios hecho hombre, el Mediador entre Dios y los hombres. Del mismo modo, la resurrección de Jesús no es una simple imagen aceptable para un espiritualismo desencarnado, sino un hecho que afecta esencialmente al cuerpo de Jesús que vence a la muerte y vive en la
unidad personal de Jesucristo, muerto y resucitado. Porque Cristo ha resucitado, nuestra fe es firme y aparece atestiguada por el mismo Dios. La resurrección del Señor es lo que garantiza que su enseñanza, su vida, su infinito amor a los hombres, su entrega amorosa en la Pasión no era algo simplemente humano, por muy ejemplar y heroico que se pudiera considerar, sino que respondía a la presencia misma de Dios entre los hombres.
Con su resurrección, Jesucristo manifiesta de modo pleno y confirma que es el Hijo de Dios hecho hombre. San Pablo dejó escrito algo que los cristianos comprendemos muy bien: si Cristo no ha resucitado, somos los más desgraciados de los hombres.
«Las 'pruebas' de la resurrección son el valiente testimonio de los testigos, avalado por el sepulcro vacío en el que ya no estaba el cadáver de Jesús, y por las apariciones del Resucitado»
-¿Cómo se explica la resurrección de Jesús?
-La resurrección de Jesús no tiene una explicación natural, sino que es un puro don, una gracia radical. Así como los acontecimientos humanos se preparan con lo que ocurre antes, y se puede saber más o menos lo que va a suceder, no pasa lo mismo con la resurrección del Señor. Humanamente, todo terminó con la muerte de Jesús en la Cruz. La resurrección es un hecho completamente nuevo, impredecible para los hombres aunque Cristo lo había anunciado,
junto con su pasión. Mirando las cosas con atención, se ve sin embargo que, aunque nosotros no podemos explicar la resurrección porque es como una nueva creación, en cambio la resurrección lo explica todo: la vida, la muerte, el dolor, el perdón y la misericordia de Dios, la libertad y la responsabilidad humanas, lafidelidad a Dios y la entrega a los hermanos… Por la resurrección de Cristo, el cristiano solo puede mirar a la vida y a la muerte con optimismo y esperanza. Todos estamos llamados a unirnos a la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado.
«Su resurrección «subraya un aspecto clave de la fe cristiana que consiste en tomar en serio la encarnación. Cristo no es una idea o prototipo espiritual que sirve de inspiración para las diversas experiencias humanas»
-¿Pudieron haber robado el cuerpo de Jesús?
-Del robo del cuerpo de Jesús ya se habla en el evangelio de san Mateo, cuando los jefes del pueblo aconsejaron a los soldados que habían sido testigos de los signos de la resurrección que dijeran que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús. Así que esa posibilidad es vieja, aunque algunos la han seguido renovando en relatos fantasiosos sobre la vida de Cristo. Nadie puede pensar seriamente que un engaño de ese tipo hubiera podido perdurar.
En todo caso, las apariciones del Señor muestran que el cuerpo de Jesús no podía estar en ningún otro lugar que donde estaba él mismo. Finalmente, no es pensable que los discípulos de Cristo estuvieran dispuestos a dar su vida, y la dieran de hecho, por un engaño fabricado por ellos mismos. Si la dieron es porque sabían que verdaderamente Jesús de Nazaret, que había entregado su vida voluntariamente por amor a los hombres, había resucitado y seguía siendo el Señor.
La resurreción de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas. Los Apóstoles dieron testimonio de lo que habían visto y oído.
Hacia el año 57 San Pablo escribe a los Corintios:
«Porque os transmití en primer lugar lo mismo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los doce» (1 Co 15,3-5).
Sólo es posible buscar una solución razonable investigando cuáles podían ser las creencias de aquellos hombres sobre la vida después de la muerte, para valorar si la idea de una resurrección como la que narraban es una ocurrencia lógica en sus esquemas mentales.
De entrada, en el mundo griego hay referencias a una vida tras la muerte, pero con unas características singulares. Aunque se hablaba a veces de vida tras la muerte, nunca venía a la mente la idea de resurrección, es decir, de un regreso a la vida corporal en el mundo presente por parte de individuo alguno.
En el judaísmo la situación es en parte distinta y en parte común. El sheol del que habla el Antiguo Testamento y otros textos judíos antiguos no es muy distinto del Hades homérico. Allí la gente está como dormida, pero es posible un triunfo sobre la muerte.
Por eso, las afirmaciones de los Apóstoles explican un hecho que jamás habrían imaginado: Pedro afirma que «Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte».
Un plano detallado de las capillas y las características de la Iglesia
La Iglesia del Santo Sepulcro conmemora el lugar tradicional de la muerte y resurrección de Jesús
Lo que empezó siendo un lugar de ejecución y enterramiento se ha transformado en una magnífica y compleja iglesia a lo largo de los siglos: primero, en el siglo IV d.C., como Iglesia Constantiniana de la Resurrección; después, en el siglo XI, tras una reconstrucción; y luego, en el siglo XII, como Iglesia del Santo Sepulcro tras los cambios realizados durante el reinado de los reyes cruzados.
Esta última renovación ha resistido la prueba del tiempo y, en su mayor parte, es lo que los visitantes de la iglesia ven hoy.
Características de la Iglesia del Santo Sepulcro
Plano de la Roca del Calvario - Basílica del Santo Sepulcro.
Este plano muestra las principales partes de la Iglesia del Santo Sepulcro:
Plano de las capillas del Santo Sepulcro.
El complejo de la iglesia actual reúne numerosas capillas, estaciones del Vía Crucis y otros elementos. En este plano, están marcados los elementos principales de la iglesia con los números correspondientes a la lista que figura a continuación:
Justin L. Kelley enseña en la Universidad Life Pacific de San Dimas, California. Es autor de The Church of the Holy Sepulchre in Text and Archaeology: A Survey and Analysis of Past Excavations and Recent Archaeological Research with a Collection of Principal Historical Sources (Oxford: Archaeopress, 2019).
Después de la oración en el Getsemaní, Jesús estaba muy débil
Por la mañana del viernes, Jesús es presentado ante Pilatos, quien no ve en él culpa alguna. Ante la insistencia del pueblo judío, instigado por los sumos sacerdotes, manda azotarlo antes de ser crucificado. La condena de Pilatos se corresponde con un crimen judicial, pues sabiendo que Jesús es inocente, lo condena a muerte.
La flagelación
Los soldados del gobernador atan a Jesús a una columna para ejecutar la condena: la flagelación romana se aplicaba a la espalda y caras posteriores de muslos y piernas.
Los flagelum–instrumentos con los que se flagelaba-solían tener tres correas en el extremo del mango. En cada una de ellas se anudaban tres bolas metálicas o trozos de hueso, de manera que cada golpe se multiplicaba por tres y desgarraba la zona golpeada. Solían ser dos los verdugos, uno a cada lado.
Se nos hace difícil imaginar el dolor extremadamente agudo generado en una piel debilitada por insuficiente perfusión después de la vasoconstriccióncutánea por la tensión emocional en la agonía del huerto.
El tronco, tanto en el pecho como en la espalda, presenta numerosas lesiones: contusiones en forma de equimosis (manchas rojas cutáneas producidas por extravasación de sangre) y hematomas, algunasde ellas de carácter longitudinal, representando la impronta de los flagelos.
Por la violencia y reiteración de los golpes, se pudieran haber producido en algunas zonas cutáneas, soluciones de continuidad, apareciendo heridas contusas longitudinales, erosiones (arañazos superficiales) y escoriaciones (arañazos profundos).
En algunas partes del cuerpo, las heridas contusas son especialmente profundas, produciéndose un gran desgarramiento cutáneo, subcutáneo y de músculos torácicos que pudieron dejar las costillas al descubierto. También son desagarrados músculos abdominales, de extremidades superiores e inferiores e incluso de la región posterior del cuello.
Teniendo en cuenta la postura del reo atado a la columna, es casi seguro que todas estas heridas predominen en la parte posterior del tronco. La gran cantidad de golpes que impactan en los mismos lugares produce la serie de lesiones mencionadas que son similares a las que se conocen como síndrome de aplastamiento.
El dolor es incalificable. El organismo intenta atenuar este dolor con estos procesos fisiológicos:
a) Liberación deopiáceos endógenos y encefalinasque contribuyen a aliviar algo el sufrimiento, en los primeros latigazos. Después,el control endógeno del dolor se hace mucho más ineficaz.
b) Se pone en marcha otro mecanismo automático e inconsciente de defensa frente al dolor, que consiste en el llamado reflejo masivo corporal flexor,que incluye reducir la movilidad al mínimo. La reducción de movilidad en el tórax implica disminución de la actividad respiratoria: se producen muchas respiraciones superficiales, ventilación pulmonar insuficiente; falta aporte de oxígeno en el organismo (hipoxia hipoxémica), se acumula dióxido de carbono en los tejidos (hipercapnia) con la consecuente acidosis respiratoria. A este reflejo se suma una dificultad y restricción respiratoria por la lesión traumática de músculos respiratorios en cuello y tórax.
Al borde de la muerte
Las grandes lesiones traumáticas producidas en tórax y abdomen podrían perfectamente haber causado irritación de las dos membranas que recubren los pulmones -pleuras- y contusiones renales. Aparte de un posible comienzo de insuficiencia renal, podría haber comienzo de pleuritis con edema pleural: es decir, acumulación patológica de líquido en el espacio interpleural, que dificultaría físicamente el movimiento del corazón en el ciclo cardiaco, y la expansión y retracción de los pulmones en el ciclo respiratorio.
Las hemorragias de la flagelación no tienen porqué ser muy profusas, pues las lesiones no son todas muy profundas, y por lo tanto, no afectan a grandes arterias o venas. Sin embargo, al ser una extensión muy amplia de la piel comprometida en la flagelación, la pérdida sanguínea se va acumulando y puede llegar a ser de uno o dos litros. Esta pérdida de sangre aumenta el riesgo de un shock. Para compensar las pérdidas se ponen en marcha sistemas reguladores renales, cardíacos, y hormonales.
Sin embargo, la pérdida de dos litros (40% del volumen sanguíneo normal) es ya muy severa, pues supone una pérdida significativa de sangre: la presión arterial puede caer a niveles tan bajos que conduzcan irremisiblemente a la muerte. Los mecanismos de compensación pueden ser incapaces de mantener durante mucho tiempo su función, y el sujeto fallece por la hemorragia masiva, cosa que efectivamente no sucedió en Jesús al final de la flagelación.
La intensa hemorragia origina fiebre. Además, seguramente comenzó un proceso de infección, por lo que puede instaurarse un shockséptico.Lo que es seguro, es que Jesús estaba en estado de shock al cargar con la cruz, que se acentuó después con la crucifixión.
Conviene tener en cuenta múltiples y graves consecuencias de este shock: insuficiencia cardiaca, reflejos nerviosos compensadores de la función cardiovascular y respiratoria resentidos, alta concentración de dióxido de carbono en sangre, microcoágulos por la propia acidez y la sangre “estancada”, aumento de la presión capilar acompañada de edemas -tanto periféricos como pulmonares-, liberación de toxinas por parte de tejidos isquémicos o mal oxigenados, absorción de bacterias por el bajo aflujo sanguíneo intestinal y deterioro celular generalizado, especialmente relevante en músculo, corazón, riñones, sistema nervioso central e hígado.
Una gran entereza
Como se ha dicho, la flagelación se realizó sobre una piel muy isquémica, y por tanto, muy debilitada; los azotes produjeron, casi con certeza, la ruptura masiva de células: citólisis. El potasio celular se vierte en grandes cantidades a la sangre, alterando el equilibrio de los iones en el organismo. El aumento de potasio en sangre, aparte de produciracidosis metabólica -que se suma a la acidosis respiratoria-, compromete gravemente la función cardíaca, dado que el aumento excesivo de potasio en sangre afecta seriamente a los procesos de estimulación eléctrica del corazón.
Es posible que se instaurara una hiperbilirrubinemia, que consiste en un aumento de bilirrubina en sangre. La bilirrubina es un pigmento orgánico de color amarillo-anaranjado que resulta de la degradación de hemoglobina. Como ya se ha mencionado, la flagelación debió de provocar la ruptura de gran multitud de células, entre ellas, los glóbulos rojos, portadores de hemoglobina. El resultado de la flagelación es un vertido masivo de hemoglobina que, posteriormente, es degradada a bilirrubina.
Por otra parte,la elevación de los niveles de cortisol en plasma como consecuencia del fortísimo stress psíquico y físico que venía sufriendo desde la última cena, impiden la eliminación biliar de bilirrubina yde múltiples sustancias. Estas dos causas incrementan la bilirrubina en sangre, que en gran cantidad es extremadamente tóxica para las neuronas, y puede producir episodios de descoordinación motora, confusión mental y cierta descoordinación intelectual.
El Evangelio no describe en ningún momento ningún dato de alteraciones neurológicas ni psíquicas en Jesús. Todo lo contrario: la capacidad de sufrir, perdonar y aceptar la Pasión revelan una integridad espiritual, psíquica y neurológica. El cuerpo humano de Cristo resistió con especial fortaleza esa condición fisiopatológica.
Por las graves lesiones traumáticas de la flagelación se empiezan a formar coágulos con posibilidad de taponar arterias coronarias, vasos pulmonares y cerebrales, pudiéndose provocar pequeños infartos en algunas regiones. Posible angina de pecho, que provoca un fuerte dolor estrangulante y opresivo.
Los latigazos podían ser varios cientos, dependía de la voluntad del lictor y de la saña de los sayones. La mayor parte de los reos fallecían en el suplicio, por shock hipovolémico, séptico y fallo cardiorespiratorio. Es difícil describir el dolor inefable, paroxístico, en la perfecta naturaleza humana de Jesús.
Jesús se retira a orar al Huerto de los Olivos, y se prepara para la Pasión
En la mañana del Jueves Santo, Jesús realizó un largo desplazamiento a pie hasta Jerusalén. Era el mes de Nisán, que coincide con los meses de Marzo o Abril de nuestro calendario. En la noche de ese día celebró su Última Cena -la cena pascual- con los doce discípulos.
La Última Cena
La cena pascual de los judíoses una comida muy completa: consistía en verduras amargas, cordero asado y pan ácimo, seguramente acompañado de un poco de vino y, desde luego, agua. Excelente aporte de azúcares, aminoácidos, grasas, fibra, minerales y vitaminas, muy adecuada para cubrir las demandas de nutrientes que su organismo iba a necesitar en las siguientes doce horas de agonía y dolor.
Es muy posible que la absorción de glucosa, grasas, aminoácidos y otros nutrientes estuviera seriamente comprometida por la fuerte descarga nerviosa de stress que soportaría poco después, provocando vasoconstricción sobre los vasos del tracto gastrointestinal, de manera que la digestión y la absorción de nutrientes no pudiera realizarse con normalidad.
El alimento en el estómago pudo haber causado una cierta sensación grata de llenado gástrico. Pero no es menos cierto que también, como consecuencia de los múltiples acciones extremadamente dolorosas y violentas que experimentaría después, se produjeran mareos y naúseas -causados por la pérdida abundante de sangre, sensación de desorientación por empujones, golpes en la cabeza, permanecer de pie durante mucho tiempo- y vómitos, que pudieran haber impregnado la ropa, con el olor consiguiente, aumentando más la penuria y postración del Hijo de Dios.
En la cena pascual, Jesús instituye el sacramento de la Eucaristía, momento de gran tensión emocional para Jesús. Judas consuma su traición. Y Jesús conoce, y anuncia, la cercana triple negación de Pedro y la huida, por miedo, de los demás discípulos. Las palabras de Jesús son fuertes y vehementes:“Ardientemente he deseado celebrar esta pascua” (Lc 22, 14). El estado psíquico de Jesús es de gran emoción, angustia, tristeza y, al mismo tiempo, gozo de quien sabe que está a punto de consumar la Redención.
En el Huerto de los Olivos
Acabada la cena, partió con sus discípulos al Getsemaní, el Huerto de los Olivos. Dice el Evangelio, que estando allí, “Jesús entró en agonía” (Lc 22, 44): Es la única ocasión en los evangelios en que aparece la palabra agonía, palabra griega que significa “estar dispuesto para el combate, para la lucha”. Jesús agoniza en el sentido de estar dispuesto o preparado para sufrir todo el cúmulo de tormentos –físicos, psicológicos y morales- que Él sabe perfectamente que están a punto de venir, y que culminarán con la muerte en la Cruz.
Podemos imaginar la profunda angustia y abatimiento de Jesús: soledad, tristeza, desconsuelo, gran aflicción. Su naturaleza humana rechaza la pasión: “Si es posible aparta de mí este cáliz” (Lc 22,39), pero acepta la voluntad del Padre. Un ángel le conforta.
En este momento se produjo una intensa descarga nerviosa vegetativa, llamada reacción de alarma o stress, que cursa con una fuerte constricción de los vasos sanguíneos cutáneos, provocando debilidad y ablandamiento de la piel, y vasos abdominales, reconduciendo el flujo sanguíneo a los órganos vitales: corazón y cerebro. Esta descarga nerviosa también produce una gran dilatación de los vasos sanguíneos que rodean las glándulas sudoríparas. Comienza entonces una intensa sudoraciónque empaparía la ropa de Jesús y al evaporarse causaría una terrible y constante sensación de frío, intensificada por la noche.
El efecto vasodilatador debió de ser incrementado por la liberación glandular a sangre del enzima formador de bradiquinina. Es una enzima que, al actuar sobre una globulina plasmática, da lugar a la formación de bradiquinina, provocando una fuerte acción vasodilatadora adicional. La liberación debradiquinina equivale a una mayor sudoración y por tanto a un mayor enfriamiento al evaporarse el sudor. Es posible que la ropa permaneciera mojada de sudor durante toda la Pasión, lo que podría haber causado una sensación de frío constante.
El sudor de sangre
El grandísimo volumen de sangre que tendrían que soportar los capilares que rodeaban las glándulas sudoríparas debido a la gran vasodilatación, sumado al flujo proveniente de grandes áreas abdominales y superficiales, con el efecto adicional de la bradiquinina, supuso un aumento de presión sanguínea que los pequeños vasos no pudieron soportar, provocando su ruptura.
La sangre de las pequeñas pero numerosas hemorragias locales podría haber salido por capilaridad a través de los propios conductos sudoríparos, especialmente en la cara, frente, palma de las manos y pies, quizá también en la cabeza y cuello, lugares en los que existe una abundante población de glándulas sudoríparas. Se habría vertido hacia el exterior una mezcla de sudor y sangre.
San Lucas, médico, escribe en su evangelio que Jesús sudó sangre (Lc 22, 44) y que la sangre empapó la tierradel suelo del Huerto. Describe una hematidrosis, situación extremadamente rara que se ha descrito en personas sometidas a una fortísima situación de stress en las horas previas a una ejecución cierta, irrevocable y extremadamente cruel.
Posiblemente la pérdida de sangre a causa de la hematidrosis no fuera muy relevante cara al comienzo de un shock hipovolémico (coma provocado por pérdidas importantes de líquido), pero desde luego, no puede de dejar de tenerse en cuenta, especialmente como indicadora de debilidad cutánea y del tremendo shock emocional y psíquico al que estaba sometida la naturaleza humana de Jesús.
Puesto que San Lucas escribe sobre sangre que empapa el suelo, parece que se confirma el diagnóstico de hematidrosis, más que el de cromohidrosis (“agua o sudor coloreado”), que consiste en una sudoración amarillo-verdosa o marrón, compuesta por sudor y restos de glóbulos rojos y hemoglobina oxidada que colorea el sudor. En el Huerto de los Olivos se produjo, pues, la primera hemorragia de la Pasión de Jesús, sin que ningún agente externo mecánico o traumático actuara sobre su cuerpo.
Los mecanismos fisiológicos que acompañan la situación de angustia provocan una dramática elevación de las concentraciones en sangre de adrenalina, noradrenalina, sustancias químicas que dan lugar a una agotadora y extrema taquicardia. También aumentan en sangre el cortisol yglucagón, con aumento de azúcar en sangre, y una bajada de insulina.
Otros efectos de la fuerte situación de stress son: midriasis (contracción pupilar), aceleración del ritmo respiratorio, e hipercortisolemia, que contribuye a la hiperglucemia. La pérdida de agua por sudoración abundante y por la hematidrosis, así como la alta concentración de azúcar en sangre, debieron provocar una sed ardiente, y la aparición deheridas en la mucosa bucal y lingual. Jesús padecería escalofríos y temblores por el frío de la noche y de la ropa empapada por un intenso volumen de sudor enfriado, sumado a la debilidad por el insomnio. No se puede descartar, por otra parte, el comienzo de alteraciones en la coagulación y sistema inmune de Jesús, como un aumento de la agregación plaquetaria y activación de mastocitos tisulares y basófilos circulantes.
La intensa descarga del sistema nervioso pudo producir encefalinas, que junto con las endorfinas y dinorfinas de diversas procedencias, pudieron contribuir a aliviar ligeramente el dolor físico posterior, pues estas sustancias bloquean parte de la vía sensorial termoalgésica y otras áreas supramedulares implicadas en el control endógeno del dolor.
Por la misma descarga nerviosa se pudo haber producido un erizado de los cabellos de la cabeza, a causa de la fuerte contracción de los músculos piloerectores, cuya función se relaciona con procesos termorreguladores conservadores de calor corporal, en la medida que favorecen que se atrapen capas de aire caliente próximas a la piel. Pudo ser también muy posible que la fuerte constricción de los vasos de los folículos pilosos originara isquemia(falta de oxígeno) y pérdida de cabello. Se han descrito casos de pérdida muy grande de pelo como consecuencia de un trance angustioso de gran terror y espanto.
La traición de Judas
Podemos imaginar el terror de los discípulos al ver el aspecto externo de Jesús que se desprende indudablemente de la hematidrosis: el rostro pálido, lívido, quizás con el cabello erizado, sudoroso, con manchas de sangre visibles en la frente y en la cara, en la negrura de una noche llena de presagios terroríficos y que comienza a iluminarse con luces irregulares procedentes de antorchas de gente que llega: no extraña el espanto de aquellos pobres hombres, medio dormidos, que salen corriendo.
Judas, su amigo, le entrega con un beso. Más dolor y aflicción por la traición de uno de sus elegidos, a quien en el momento de la entrega llama amigo.