El arco, parcialmente visible para todos los visitantes del Muro Occidental, ha sido un elemento destacado en el paisaje de Jerusalem durante siglos. Algunos afirman que fue originalmente construido por Herodes el Grande, pero otros le han asignado una fecha muy posterior, en el período islámico temprano, unos 600 años más tarde.
Elisabetta Boaretto y Johanna Regev, de la Dependencia de Arqueología Científica del Instituto Científico Weizmann de Jerusalem, han dirigido una investigación para resolver el enigma del Arco de Wilson mediante el estudio de los datos de una excavación arqueológica en los Túneles del Muro Occidental en la que participaron los arqueólogos Joe Uziel, Tehillah Liebermann, Avi Solomon y Doron Ben-Ami, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, y Yuval Gadot, de la Universidad de Tel Aviv.
Boaretto y Regev han estado perfeccionando el uso de la “micro arqueología”, un método que se ha utilizado para estudiar los depósitos en los estratos y luego determinar en detalle la conexión entre cualquier muestra fechada y el evento arqueológico que se va a fechar. “Para este proyecto hemos tenido que desarrollar una estrategia muy específica, empezando por la excavación”, explicó Elisabetta Boaretto.
La investigadora también comentó que la realización de investigaciones arqueológicas en estructuras urbanas como el Arco de Wilson, y en particular la determinación de su antigüedad, es mucho más complicada que en cualquier otro entorno arqueológico. En un centro urbano como Jerusalem, ocupado desde hace más de 2.000 años, las estructuras arquitectónicas se utilizan desde hace siglos: algunas partes pueden reutilizarse, otras pueden demolerse y reconstruirse…
La datación absoluta de los edificios, a diferencia de la datación relativa basada en la cerámica y las monedas, es particularmente difícil. No es sorprendente, entonces, que la historia del Arco de Wilson haya sido tradicionalmente esquiva.
Uno de los materiales clave que el equipo de arqueólogos buscó en el Arco de Wilson fueron los restos del mortero o cemento que se usó para unir las piedras. Este material se fabricó a altas temperaturas y se le añadieron varios ingredientes para darle la consistencia deseada; por lo tanto, a menudo se pueden encontrar semillas carbonizadas en el yeso. El primer desafío fue determinar si el material carbonizado era realmente un componente del yeso original, y el siguiente desafío fue determinar si este yeso formaba parte de la construcción original o de una reparación posterior.
También se puede datar cualquier semilla descubierta en los cimientos de grandes estructuras, y de hecho las semillas son más antiguas que la construcción que las cubre. En palabras de Boaretto, cada datación obtenida ha sido en sí misma el resultado de un “mini-proyecto” de investigación.
En el laboratorio D-REAMS (Acelerador de Investigación Dangoor Espectrómetro de Masas) del Instituto de Ciencias Weizmann, Boaretto y su equipo analizaron el yeso y los materiales carbonizados que extrajeron del lugar de la excavación para estudiar su composición y cristalinidad, y a partir de ahí, determinar su edad. Las semillas encontradas entre las grandes piedras del arco proporcionaron fechas anteriores a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., durante el período en que la ciudad estaba bajo dominio romano.
Muro de las lamentaciones
Según Joe Uziel de la Autoridad de Antigüedades de Israel, “esta exhaustiva datación de las microrresistencias proporcionó una solución inequívoca a un largo enigma arqueológico: el enigma de la edad del Arco de Wilson. El arco era parte de un enorme puente que llevaba al Monte del Templo y fue construido como parte del Muro Occidental del complejo hace unos 2.000 años. Gracias a este estudio, los investigadores han podido determinar que el arco, que soportaba uno de los principales caminos hacia el Segundo Templo, la llamada Gran Calzada, fue construido en dos etapas distintas.
Al principio, bajo el gobierno de Herodes el Grande o un poco más tarde, el puente tenía 7.5 metros de ancho. Poco después, en el siglo I d.C., el ancho del puente se duplicó, alcanzando los 15 metros. El tamaño del arco y el trabajo que supuso su construcción atestiguan la importancia del Monte del Templo en el período del Segundo Templo, cuando miles de personas habrían participado en las ceremonias, en particular durante la celebración de la Pascua.
El equipo arqueológico también pudo fechar otra pieza de la historia de Jerusalén: una pequeña estructura parecida a un teatro bajo el Arco de Wilson. La datación por radiocarbono indica que la construcción del teatro probablemente comenzó justo antes de una fecha históricamente significativa: el estallido de la Segunda Revolución Judía, liderada por Simon Bar Kochba en el 132 d.C. Finalmente, los investigadores pudieron fechar 33 muestras de diferentes lugares, cubriendo un período de más de 1.000 años.
“El enigma del Arco de Wilson no podría haberse resuelto sin el uso de la micro-arqueología”, dijo Boaretto. “Hemos demostrado que los resultados de laboratorio extremadamente precisos, incluso para las muestras más pequeñas, pueden resolver problemas de datación con un alto grado de certeza, y creemos que podría ayudar a resolver otros acertijos arqueológicos para los que la datación por radiocarbono no se había considerado anteriormente lo suficientemente precisa.
Así, desde un arco construido por Herodes, hasta un complejo teatral abandonado antes de ser completado como resultado de la revuelta de Bar Kochba, podemos echar un vistazo a la historia de la ciudad y situar estos monumentos en su contexto histórico adecuado. Eso ciertamente ayuda a resolver el rompecabezas”, concluye el arqueólogo.
La excavación arqueológica ha sido financiada por la Fundación del Patrimonio del Muro Occidental como parte del desarrollo turístico del sitio y está apoyada por la Fundación Científica de Israel. El resultado de este estudio ha sido publicado en la revista PlosOne.
"Era interesante profundizar en la transformación de esta tumba. Estamos haciendo trabajos de restauración, porque se encuentra en una situación lamentable, pero al mismo tiempo estamos tratando de entender mucho más cómo se transformó la tumba de Lázaro. Están emergiendo elementos muy interesantes."
"Había un fragmento del mosaico original. Hemos hecho una integración —que se entiende que es una integración moderna en el mosaico antiguo— para hacer entender el espacio que había. Hemos visto que había integraciones del mosaico original —el del siglo IV— que se remontan al siglo VI, pero lo hemos visto también con los m mosaicos del siglo XII, del periodo cruzado: Este espacio, aunque se alarga, se ha utilizado siempre a lo largo de los siglos."
"Ha sido necesario un año y medio de trabajo para realizar el vídeo. Este proyecto me ha aportado mucho en términos de experiencia y desde el punto de vista técnico. Significa mucho para mí."
"Por aquel tiempo —comienza el capítulo 12 de los Hechos— el rey Herodes se apoderó de algunos de la Iglesia para atormentarles."
Este era Herodes Agripa, el tercero de tal nombre, nieto de Herodes el Grande, que diera muerte a los Inocentes. Había recibido el reino del emperador Cayo Caligula el año 40, y el suceso que ahora se refiere ocurrió el año 44.
"Dio muerte por la espada a Santiago, hermano de Juan, y, viendo que daba gusto con ello a los judíos, llegó a prender también a Pedro. Era por los días de los ázimos."
Santiago, puntual a la predicción del Maestro y a su propia promesa, había conseguido morir "en los días de ázimos", durante la solemnidad pascual, bebiendo de esta suerte el cáliz de la amargura por las mismas fechas en que lo apurara el Señor.
Pedro es puesto en la cárcel, encargando de su custodia a cuatro piquetes de soldados, teniendo Herodes el propósito de ofrecérselo al pueblo después de la Pascua. Pero la Iglesia oraba incesantemente a Dios por él.
Se comprende la enorme emoción de la comunidad cristiana de Jerusalén con tal motivo.
Después de la muerte del diácono Esteban, ya algo lejana, pero que tan profundamente consternados dejó a los fieles, se junta ahora la muerte de Santiago en tan señalados días, y la prisión de Pedro, que todo hacía presentir un fin trágico. Incapaz de tomar resoluciones más expeditivas y heroicas, "la Iglesia oraba incesantemente a Dios por él". Oración por el Papa prisionero, con el que Herodes había extremado las precauciones, montando tan excepcional vigilancia para un solo hombre.
Y aquí viene el contraste entre el sobresalto de la Iglesia y la paz de Pedro. Porque la noche anterior al día en que Herodes pensaba entregar su prisionero al pueblo, hallábase éste durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas y guardada la puerta de la prisión con centinelas.
Hace bien el narrador en aportar tantos detalles. La víspera de su martirio Pedro duerme tranquilamente.
Queremos imaginarnos que su sueño sería bien distinto del de Getsemaní, la víspera del prendimiento del Señor, cuando le rendía el cansancio y la pena, no dejándole su inconsciencia presentir lo que se avecinaba. Ahora, aunque sujeto con dos cadenas que los soldados asían por los extremos, el santo apóstol duerme sosegadamente, sin importarle la incomodidad de la prisión, dejando su porvenir en las manos de Dios, ajeno al futuro, tan preñado de temores.
Y entonces se opera el milagro.
"Un ángel del Señor se presentó en el calabozo, que quedó iluminado, y, golpeando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo, "Levántate pronto"; y se cayeron las cadenas de sus manos. El ángel añadió: "Cíñete tus vestidos y cálzate tus sandalias". Hízolo así. Y agregó: "Envuélvete en tu manto y sígueme". Y salió en pos de él. No sabía Pedro si era realidad lo que el ángel hacía; más bien le parecía que fuese una visión."
San Lucas ha sabido captar magníficamente el estado psicológico del Príncipe de los Apóstoles, y Rafael, en las "estancias" del Vaticano, supo pintar con singular maestría la "liberación de San Pedro" y las distintas fases de la luz que alumbra la escena. El prisionero despierta de su pesado sueño y obedece como un autómata. Todo es extraño y tan rápido, que no tiene tiempo de discernir el sueño de la realidad.
"Atravesando la primera y la segunda guardia llegaron a la puerta de hierro que conduce a la ciudad. La puerta se les abrió por sí misma, y salieron y avanzaron por una calle, desapareciendo después el ángel. Entonces Pedro, vuelto en sí, dijo: "Ahora me doy cuenta de que realmente el Señor ha enviado su ángel, y me ha arrancado de las manos de Herodes y de toda la expectación del pueblo judío."
La impresión inusitada continúa. Como por arte de encantamiento, y sin ser notados de los centinelas, atraviesan los retenes de las guardias y salen a la ciudad al abrírseles por sí sola la puerta de la cárcel. Es en la calle, al encontrarse solo, cuando Pedro advierte con toda claridad que aquello no es un sueño, sino el ángel del Señor que le ha libertado. ¿Qué hacer en tal caso? ¿Adónde dirigirse en tales horas? La noche estaba avanzada, y el día era menester que le encontrase muy lejos de Jerusalén.
"Reflexionando, se fue a casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban reunidos y orando. Golpeó la puerta del vestíbulo y salió una sierva llamada Rode, que, luego que conoció la voz de Pedro, fuera de sí de alegría, sin abrir la puerta corrió a anunciar que Pedro estaba en el vestíbulo. Ellos le dijeron: "Estás loca". Insistía ella en que era así; y entonces dijeron: "Será su ángel". Pedro seguía golpeando, y cuando le abrieron y le conocieron quedaron estupefactos."
Esta María debía ser la madre de Marcos, el evangelista, y seguramente que su casa era el cenáculo donde acostumbraba a reunirse la Iglesia o comunidad cristiana de Jerusalén, en aquel momento, en patética asamblea de plegarias por el apóstol cautivo.
San Lucas relata con gracia y ternura la deliciosa escena. La impresión de la criada Rode, que se olvida de abrir; la incredulidad de los reunidos, la impaciencia de San Pedro en la calle, solo y temiendo que pudieran buscarle al darse cuenta en la cárcel que el preso había escapado. Al fin le abren y, después de referir brevemente su liberación y dar algunas órdenes, "salió, yéndose a otro lugar".
No había tiempo que perder. Con ligereza y cautela Pedro organizó su huida. El autor de los Hechos no quiso decir hacia dónde emprendió su marcha, tal vez para no traicionar su retiro. La tradición nos refiere que marchó a la misma Roma. Dejaba la capital del judaísmo por la del mundo pagano. Su misión entre los de su raza había concluido. Era el momento de llevar la Buena Nueva "hasta el último confín del mundo".
Este es el bello relato que sirve de epístola en la misa del día y también como lecciones del primer nocturno del oficio divino. Una demostración de la Providencia divina sobre su Iglesia, que desbarata los planes de Herodes, porque todavía no era el momento en que Pedro "extendiera los brazos y otro le ciñera, llevándole adonde no quisiera ir".
Del Príncipe de los Apóstoles celebra la Iglesia varias festividades, la de su martirio (29 de junio), las dos cátedras (18 de enero y 22 de febrero) y ésta de sus cadenas (1 de agosto).
Desde el siglo IV existía en Roma, en el barrio aristocrático del monte Esquilino, una iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo. Al siglo siguiente hizo una restauración a fondo de la misma el papa Sixto III († 440) con las limosnas que proporcionó el presbítero Felipe, legado suyo en el concilio de Efeso (año 431), y donde trabó amistad con la princesa Eudoxia, siendo ella quien sufragó las obras del templo, con tal esplendidez que la basílica mereció llamarse con el título de Eudoxia.
Consta que en este templo se guardaban ya desde principios del siglo V las cadenas con que fuera aprisionado en Roma el Príncipe de los Apóstoles en tiempos de Nerón, porque el obispo Aquiles de Spoleto consiguió el año 419 algunos eslabones de la misma, que depositó en su iglesia, en cuyas paredes mandó grabar unos versos de los que son este dístico que hoy figura como antífona en el oficio litúrgico:
Estas mismas ideas las expresaba el diácono Arator en el poema que declamó en la iglesia romana de San Pedro ad vincula, donde una lápida las reproduce para el visitante:
"Estas cadenas, oh Roma, afirman tu fe. Este collar que te rodea hace estable tu salvación. Serás siempre libre, por que ¿qué no podrán merecerte estas cadenas, que han atado a aquel que todo lo puede desatar? Su brazo invencible, piadoso aun en el cielo, no permitirá que estos muros sean abatidos por el enemigo. El que abre las puertas del cielo impedirá el paso a los que te hagan guerra".
La devoción a las cadenas de San Pedro dio pie a una fiesta que se procuró fuera muy popular, para contrarrestar con ella la memoria de otra pagana que se celebraba en la misma fecha en honor de Marte. El calendario jeronimiano la menciona con estas palabras: "En Roma, estación en San Pedro ad vincula". O en esta otra redacción: "Estación en el título de Eudoxia, donde los fieles besan las cadenas del apóstol Pedro".
Era de tanta fama esta devoción que el propio emperador Justiniano llegó a pedir desde Constantinopla una reliquia de las cadenas del apóstol, "si era posible". Y San Gregorio Magno refiere que de todas partes ambicionaban, por lo menos, unas limaduras de dichas cadenas, con las que se fabricaban piezas de orfebrería en oro y plata, añadiéndoles dichas limaduras.
Alguna vez se regalaron hasta eslabones, como a la catedral de Metz, que conserva uno, de suerte que la cadena guardada en el Esquilino no está completa. Comprende dos pedazos, uno de veintitrés eslabones, terminado en dos argollas semicirculares que servirían para aherrojar las manos o el cuello, y otro que sólo tiene once eslabones idénticos a los primeros y cuatro más pequeños. Son obra tosca de herrero, de la misma factura que otras cadenas antiguas que han llegado a nosotros. Pocas reliquias llegan a poseer tantos títulos de autenticidad como ésta.
Como consecuencia del milagro Eudoxia habría mandado edificar la basílica de San Pedro ad vincula en honor de la preciada reliquia.
Ya hemos visto el origen de este hermoso templo, que posteriormente fue título cardenalicio, ligado de forma tradicional a la familia florentina de los Rovere, que lo restauraron en la época del Renacimiento, dándole el aspecto actual. Posee frescos y pinturas del Pollaiolo, del Guercino, del Domenichino y del Pomarancio, y sobre todo guarda la obra cumbre de Miguel Angel, el famoso Moisés, que habría sido una de las cuarenta estatuas que decorasen el mausoleo de Julio II, el cual, sin embargo, fue enterrado en una relativamente modesta tumba.
Las cadenas se guardan bajo el baldaquino del altar mayor, en un tabernáculo de bronce con bajorrelieves del Caradosso (1477). Se muestran al pueblo el día 1 de agosto, y la historia habla de numerosos milagros atribuidos al contacto con las mismas, sobre todo para la liberación de los posesos. Algunas de estas escenas decoran la bóveda de la nave central.
CASIMIRO SÁNCHEZ ALISEDA
Cuenta la leyenda que la emperatriz Eudoxia regaló al Papa León I una de las cadenas con las que San Pedro fue encarcelado en Jerusalén, y éste ordenó la construcción del templo para albergarla.
Años más tarde, la segunda cadena fue llevada a Roma, donde milagrosamente se unió a la anterior.
La Basílica de San Pietro in Vincoli es un templo diferente a los demás por su sencillez y su escasa decoración. Bajo el Altar Mayor se encuentra el relicario en el que se guardan las cadenas de San Pedro, el elemento más importante de la iglesia.
Otro de los principales atractivos de la basílica es el mausoleo del Papa Julio II, compuesto por una impresionante estatua de Moisés realizada por Miguel Ángel entre los años 1505 y 1515. El mausoleo se encuentra sumido en la penumbra hasta que alguno de los visitantes decide hacer una donación que sirve para iluminarlo, una práctica muy extendida en la mayoría de las iglesias en Roma.
Entre los pequeños altares situados en los laterales de la basílica resultan destacables los que se encuentran situados en el lado izquierdo, donde se pueden observar algunos frescos con curiosas representaciones de esqueletos e imágenes poco comunes en una iglesia.
La Basílica de San Pietro in Vincoli es recomendable no sólo por su decoración, bastante diferente a la de la mayoría de los templos romanos, sino también para contemplar la impresionante escultura del Moisés de Miguel Ángel.
El dilema que se le planteaba era el siguiente: ¿se puede ser creyente y soldado a la vez?
El hecho de ser militar no implicaba que no se pudiese practicar y vivir la fe en Cristo.
En el caso de Fabio, soldado cristiano en Mauritania, Africa, diríamos que es único. En una reunión militar hubo un desfile de las legiones que eran elegidas entre los soldados más valientes.
Fabio, como cristiano, rechazó aquellos honores e insignias. ¿Por qué rechazó las insignias?
Porque llevaban las efigies de los emperadores Diocleciano y Maximiliano.
Eran imágenes que intentaban divinizar a estos dos jefes supremos del imperio.
Una vez que se dieron cuenta de que no tomaba parte en la parada militar, lo llevaron a la cárcel. La policía militar lo sometió a un juicio severo. Los tribunales ordenaron que se le diese muerte por desacato a la autoridad. Murió en Cesarea de Mauritania.
Autor: P. Felipe Santos
Ordenado de sacerdote, empezó a luchar con su palabra fogosa contra la herejía pelagiana, que esparció un cierto Timoteo en las Galias. En 420 el papa San Celestino le ordenó obispo regionario con encargo de pasar a predicar la fe a Inglaterra y combatir la herejía de Pelagio. Acompañóle el diácono Paladio y San Lupo, obispo de Troyes.
Los jefes de la secta aceptaron una conferencia con los dos enviados del papa en Verulamio: en ella quedaron confundidos los corifeos de la secta ante un gentío inmenso que presenció las disputas. Vuelto a Auxerre, se le eligió por prelado de aquella ciudad. En 448 volvió a Inglaterra en compañía de Severo, obispo de Tréveris.
Esta vez permaneció poco tiempo en la isla, pero fueron también ruidosas las conversiones de herejes que obró con su predicación y sus milagros. Negoció las paces entre los invasores germanos y el emperador Valentiniano en 448, yéndose a entrevistar con él a Ravena. Murió en su ciudad de Auxerre en 450.
Pero la catedral sufrió la misma suerte que los cristianos de Alepo, y fue herida profundamente entre 2012 y 2016.
Especialmente, en el año 2013 los yihadistas se cebaron con ella intentando borrar todo vestigio cristiano de la zona.
Cuando esta zona de la ciudad fue liberada en 2016, un puñado de cristianos celebró la Navidad en este lugar.
Ahora, con ayuda de la fundación pontificia ACN y otras instituciones, la catedral se ha reconstruido.
…y el resultado es impresionante.
“Cuando ahora vemos la Catedral de San Elías, es un milagro. Es fantástico que brille su antiguo esplendor. Ojalá vuelva a ser el centro de toda la comunidad cristiana, como lo fue hasta la angustiosa guerra”.
Thomas Heine-Geldern pidió a los cristianos sirios que entren en la nueva catedral, que recen por los miles de benefactores que han permitido financiar estas obras.
Una luz de esperanza en un horizonte incierto. Mientras que la herida de esta catedral es la primera que cicatriza… Hay otra que necesitará aún mucho tiempo para recuperarse: Antes de la guerra, se calculaba que en Alepo había 180 mil cristianos. Ahora no quedan más de 30 mil.
La restauración de esta catedral maronita representa un nuevo inicio para todos ellos.
Javier Martínez-Brocal
"El fundador de los jesuitas, San Ignacio, ideó los ejercicios espirituales, una serie de meditaciones que ayudan a las personas a comprender cómo seguir a Jesús en sus propias vidas”.
"Tal vez soy una persona que sólo busca acumular dinero o quizá estoy paralizado por mis propios miedos. Quizá lo correcto sea probar una nueva profesión o ser más atrevido a la hora de hablar de mi fe o mis valores porque no tengo el valor suficiente o como tengo miedo a hacer el ridículo, no lo hago. No soy lo suficientemente libre para hacer lo que debería”.
"Lo digo mil veces. Prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”.
"Hay muchas personas alejadas de la Iglesia que, en realidad, no han tenido mucho contacto con la religión. No les importa la religión, de ninguna forma. Por eso, ese espíritu de 'salir a las periferias' se centra en ellos”.
"En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías (Is 40, 3-4): Una voz clama: "En el desierto abrid camino a Yahvé, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios. Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase lo escabroso llano, y las breñas planicie". (Lc 3, 1-4)
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Saint John in the Desert. Tomb of Saint Elisabeth.
"El fundador de los jesuitas, San Ignacio, ideó los ejercicios espirituales, una serie de meditaciones que ayudan a las personas a comprender cómo seguir a Jesús en sus propias vidas”.
"Tal vez soy una persona que sólo busca acumular dinero o quizá estoy paralizado por mis propios miedos. Quizá lo correcto sea probar una nueva profesión o ser más atrevido a la hora de hablar de mi fe o mis valores porque no tengo el valor suficiente o como tengo miedo a hacer el ridículo, no lo hago. No soy lo suficientemente libre para hacer lo que debería”.
"Lo digo mil veces. Prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”.
"Hay muchas personas alejadas de la Iglesia que, en realidad, no han tenido mucho contacto con la religión. No les importa la religión, de ninguna forma. Por eso, ese espíritu de 'salir a las periferias' se centra en ellos”.