Biografía de Papa Eleuterio

Originario de Epiro, Eleuterio fue Papa de 175 a 189. Tolerante con la herejía del montanismo, luchó contra el gnosticismo y el marcionismo, contra los cuales emitió un decreto solemne. A él se debe la celebración de la Pascua el domingo. Está enterrado en el Vaticano, junto a San Pedro.

 

Vida temprana

Eleuterio nació en el pequeño pueblo de Nicópolis alrededor del año 130 d.C. Sus padres le dieron el nombre de Eleuterio al nacer, y decidió usar su nombre oficial cuando se convirtió en Papa. Después de decidir ayudar a la Iglesia, se convirtió en diácono y trabajó con obispos en la Iglesia de Roma, incluidos Soter y Anicetus, quienes más tarde servirían como papas dentro de esa Iglesia. El Papa San Soter murió pocas semanas antes de que Eleuterio se convirtiera en Papa.

Montanista

El papado de Eleuterio estuvo marcado por su postura contra el movimiento montanista. Iniciado por un hombre llamado Montano, este movimiento difería de la postura oficial de la Iglesia. Montano viajó por la región con dos mujeres y, a menudo, afirmó que el trío era la encarnación humana del Espíritu Santo. El Papa Eleuterio se vio obligado a hablar en contra del movimiento y se adjuntó a varias cartas sobre ellos.

Decreto de alimentos

Uno de los únicos decretos papales atribuidos a Eleuterio es uno que involucra comida. Declaró que los cristianos no deberían rechazar la comida que se les ofreciera o la comida que estaba disponible para ellos como venía de Dios. Existe la creencia de que el decreto fue emitido primero por otro papa y que Eleuterio simplemente lo reeditó. Los historiadores también creen que esta fue su forma de hablar en contra de quienes siguieron otros movimientos religiosos que incluían leyes dietéticas como la fe judía.

Misión a Gran Bretaña

Los historiadores de hoy también creen que el Papa Eleuterio estuvo involucrado en misiones a Gran Bretaña. Lucius, que era el rey de Britan, supuestamente escribió una carta al Papa en la que afirmaba que quería convertirse. Esta historia se remonta al menos al siglo VIII cuando un inglés escribió sobre ella en un libro. También hay algunas afirmaciones de que la historia apareció en una biografía de papas publicada en el siglo VI.

Las historias de este rey viajaron por Europa y llegaron hasta Suiza. Como no hay ninguna evidencia que demuestre que el rey existió, la historia sobre la carta del rey también puede ser falsa. Algunos piensan que la carta era real pero que provenía de un rey diferente.

Muerte

Aunque Eleuterio figura como Papa dentro de la Iglesia y tiene un día festivo, no se menciona en los registros cómo murió. Probablemente murió en 199 d.C., que también figura como el final de su papado. Aunque algunos piensan que murió mártir, otros piensan que murió por causas naturales con problemas provocados por el sufrimiento que experimentó a manos de sus oponentes.

La Iglesia hizo enterrar a Eleuterio en la Colina del Vaticano cerca de algunos de los otros papas primitivos y no muy lejos del Papa San Pedro. Más tarde, su cuerpo fue trasladado a dos lugares diferentes de Roma.

 

 

 

¿Por qué la fiesta de Corpus Christi?

La solemnidad del Corpus Christi tuvo origen en un contexto cultural e histórico determinado: nació con el objetivo de reafirmar abiertamente la fe del Pueblo de Dios en Jesucristo vivo y realmente presente en el santísimo sacramento de la Eucaristía".

El Papa Benedicto XVI explica así la historia de esta fiesta, que remonta al siglo XIII

Santa Juliana de Cornillón tuvo una vision que “presentaba la luna en su pleno esplendor, con una franja oscura que la atravesaba diametralmente. El Señor le hizo comprender el significado de lo que se le había aparecido. La luna simbolizaba la vida de la Iglesia sobre la tierra; la línea opaca representaba, en cambio, la ausencia de una fiesta litúrgica(…) en la que los creyentes pudieran adorar la Eucaristía para aumentar su fe, avanzar en la práctica de las virtudes y reparar las ofensas al Santísimo Sacramento (…).

La buena causa de la fiesta del Corpus Christi conquistó también a Santiago Pantaleón de Troyes, que había conocido a la santa durante su ministerio de archidiácono en Lieja. Fue precisamente él quien, al convertirse en Papa con el nombre de Urbano IV, en 1264 quiso instituir la solemnidad del Corpus Christi como fiesta de precepto para la Iglesia universal, el jueves sucesivo a Pentecostés.

 

Detalle del relicario donde se custodia el corporal con las huellas del milagro eucarístico acontecido el 1263 en Bolsena. Se encuentra en la catedral de Orvieto (Italia).

 

Hasta el fin del mundo

En la bula de institución, titulada Transiturus de hoc mundo (11 de agosto de 1264) el Papa Urbano alude con discreción también a las experiencias místicas de Juliana, avalando su autenticidad, y escribe:

«Aunque cada día se celebra solemnemente la Eucaristía, consideramos justo que, al menos una vez al año, se haga memoria de ella con mayor honor y solemnidad. De hecho, las otras cosas de las que hacemos memoria las aferramos con el espíritu y con la mente, pero no obtenemos por esto su presencia real. En cambio, en esta conmemoración sacramental de Cristo, aunque bajo otra forma, Jesucristo está presente con nosotros en la propia sustancia. De hecho, cuando estaba a punto de subir al cielo dijo: “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20)».

El Pontífice mismo quiso dar ejemplo, celebrando la solemnidad del Corpus Christi en Orvieto, ciudad en la que vivía entonces. Precisamente por orden suya, en la catedral de la ciudad se conservaba —y todavía se conserva— el célebre corporal con las huellas del milagro eucarístico acontecido el año anterior, en 1263, en Bolsena.

Un sacerdote, mientras consagraba el pan y el vino, fue asaltado por serias dudas sobre la presencia real del Cuerpo y la Sangre de Cristo en el sacramento de la Eucaristía. Milagrosamente algunas gotas de sangre comenzaron a brotar de la Hostia consagrada, confirmando de ese modo lo que nuestra fe profesa.

Textos que remueven

Urbano IV pidió a uno de los mayores teólogos de la historia, santo Tomás de Aquino —que en aquel tiempo acompañaba al Papa y se encontraba en Orvieto—, que compusiera los textos del oficio litúrgico de esta gran fiesta. Esos textos, que todavía hoy se siguen usando en la Iglesia (himno Adorote Devote), son obras maestras, en las cuales se funden teología y poesía.

Son textos que hacen vibrar las cuerdas del corazón para expresar alabanza y gratitud al Santísimo Sacramento, mientras la inteligencia, adentrándose con estupor en el misterio, reconoce en la Eucaristía la presencia viva y verdadera de Jesús, de su sacrificio de amor que nos reconcilia con el Padre, y nos da la salvación.(…)

 

Adoración eucarística en Hyde Park, en Londres, septiembre de 2010

 

Una «primavera eucarística»

Quiero afirmar con alegría que la Iglesia vive hoy una «primavera eucarística»:  ¡Cuántas personas se detienen en silencio ante el Sagrario para entablar una conversación de amor con Jesús! Es consolador saber que no pocos grupos de jóvenes han redescubierto la belleza de orar en adoración delante del Santísimo Sacramento.

Pienso, por ejemplo, en nuestra adoración eucarística en Hyde Park, en Londres. Pido para que esta «primavera eucarística» se extienda cada vez más en todas las parroquias, especialmente en Bélgica, la patria de santa Juliana. El venerable Juan Pablo II, en la encíclica Ecclesia de Eucharistia, constataba que «en muchos lugares (…) la adoración del Santísimo Sacramento tiene diariamente una importancia destacada y se convierte en fuente inagotable desantidad.

La participación fervorosa de los fieles en la procesión eucarística en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una gracia del Señor, que cada año llena de gozo a quienes participan en ella. Y se podrían mencionar otros signos positivos de fe y amor eucarístico» (n. 10).

 

Recordando a santa Juliana de Cornillón, renovemos también nosotros la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Como nos enseña el Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, «Jesucristo está presente en la Eucaristía de modo único e incomparable. Está presente, en efecto, de modo verdadero, real y sustancial: con su Cuerpo y con su Sangre, con su alma y su divinidad. Cristo, todo entero, Dios y hombre, está presente en ella de manera sacramental, es decir, bajo las especies eucarísticas del pan y del vino» (n. 282).

Queridos amigos, la fidelidad al encuentro con Cristo Eucarístico en la santa misa dominical es esencial para el camino de fe, pero también tratemos de ir con frecuencia a visitar al Señor presente en el Sagrario. Mirando en adoración la Hostia consagrada encontramos el don del amor de Dios, encontramos la pasión y la cruz de Jesús, al igual que su resurrección.

 

Adoración Eucarística durante la Jornada Mundial de la Juventud, Madrid 2011

Fuente de alegría

Precisamente a través de nuestro mirar en adoración, el Señor nos atrae hacia sí, dentro de su misterio, para transformarnos como transforma el pan y el vino. Los santos siempre han encontrado fuerza, consolación y alegría en el encuentro eucarístico. Con las palabras del himno eucarístico Adoro te devote repitamos delante del Señor, presente en el Santísimo Sacramento: «Haz que crea cada vez más en ti, que en ti espere, que te ame». Gracias.

BENEDICTO XVI, Audiencia general, 17 de noviembre de 2010
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CORPUS CHRISTI

 

 

 

El Papa Francisco explica la Santísima Trinidad

La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos, es el rostro con el que Dios mismo se ha revelado, no desde lo alto de una cátedra, sino caminando con la humanidad, y es precisamente Jesús que nos ha revelado al Padre y nos que nos ha prometido al Espíritu Santo

 

¡Queridos hermanos y hermanas! ¡Buenos días!

Hoy es el Domingo de la Santísima Trinidad. La luz del tiempo pascual y de Pentecostés renueva cada año en nosotros la alegría y el asombro de la fe: reconozcamos que Dios no es algo vago, nuestro Dios no es un Dios spray, es concreto, no es un abstracto, sino que tiene un nombre: "Dios es amor".

No un amor sentimental, emotivo, sino el amor del Padre que está al origen de cada vida, el amor del Hijo que muere en la cruz y se eleva, el amor del Espíritu que renueva al hombre y almundo. Pensar que Dios es amor nos hace tanto bien, porque nos enseña a amar, a darnos a los otros como Jesús se ha dado a nosotros. Y camina con nosotros y Jesús que camina con nosotros en el camino de la vida.

Santísima Trinidad - trisagio

La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos, es el rostro con el que Dios mismo se ha revelado, no desde lo alto de una cátedra, sino caminando con la humanidad, y es precisamente Jesús que nos ha revelado al Padre y nos que nos ha prometido al Espíritu Santo.

Dios ha caminado con su pueblo en la historia del pueblo de Israel. Y Jesús ha caminado siempre con nosotros. Nos ha prometido el Espíritu Santo que es el fuego y nos enseña todo eso que nosotros no sabemos, que dentro de nosotros nos guía, nos da buenas ideas y buenas inspiraciones.

Hoy alabamos a Dios no por un misterio particular, sino por Él mismo, "por su gloria inmensa", como dice el himno litúrgico. Lo alabamos y le damos gracias porque es Amor, y porque nos llamar a entrar en el abrazo de su comunión, que es vida eterna.

Confiamos nuestra alabanza a las manos de la Virgen María. Ella, la más humilde entre las criaturas, gracias a Cristo ya ha llegado a la meta del peregrinaje terreno: está ya en la gloria de la Trinidad.

Por esto, María nuestra madre, la Virgen brilla para nosotros como signo de segura esperanza. Es la madre de la esperanza, en nuestro camino, en nuestra vía es la madre de la esperanza, es la madre también que nos consuela, la madre de la consolación y la madre que nos acompaña en el camino.

Ahora rezamos a la Virgen, todos juntos a nuestra madre que nos acompaña en el camino.

 

 

 

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Los orígenes del dogma de la Santísima Trinidad

 

 

 

El Trisagio Angélico a la Santísima Trinidad

Para preparar la fiesta de la Santísima Trinidad con esta devoción milenaria

La Santísima Trinidad es el misterio central de nuestra fe. Es la fuente de todas las gracias y el misterio inefable de la vida íntima de Dios. La fiesta, que se celebra el domingo después de Pentecostés, fue establecida para todo Occidente en 1134 por el Papa Juan XII.

 

El Trisagio Angélico se reza durante tres días, empezando el viernes antes de esta fiesta. Es una oración de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima.

 

En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo. Amén
.

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre…
R. Como era en el principio…

 

Primera decena


En primer lugar, dicen todos la deprecación Santo Dios… ; después, como de costumbre, alternan la oración dominical el sacerdote (o el que dirige el rezo de las oraciones) y los demás; a continuación, se repiten nueve veces los versos siguientes, diciendo el sacerdote (o el que dirige el rezo de las oraciones) A Ti la alabanza… y respondiendo todos: Santo...; al terminar se añade: Gloria al Padre….

 

Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal,
ten misericordia de nosotros.

Padre nuestro…

V. A Ti la alabanza, a ti la gloria,
a Ti hemos de dar gracias por los siglos
de los siglos, ¡oh Trinidad beatísima!

R. Santo, Santo, Santo Señor Dios
de los ejércitos. Llenos están los
cielos y la tierra de tu gloria.

V. Gloria al Padre…

R. Como era en el principio…

 

Las Otras dos decenas se dicen del mismo modo, comenzando por las palabras Santo Dios…
Al terminar la última decena, todos dicen la siuiente antífona.

Antífona

A ti Dios Padre no engendrado,
a ti Hijo unigénito,
a ti Espíritu Santo Paráclito,
santa e indivisa Trinidad,
con todas las fuerzas de nuestro corazón
y de nuestra voz, te reconocemos, alabamos y bendecimos;
gloria a ti por los siglos de los siglos.

V. Bendigamos al Padre, y al Hijo, con el Espíritu Santo.

R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.

 

Oración

Oh Dios todopoderoso y eterno,
que con la luz de la verdadera fe
diste a tus siervos conocer la gloria
de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad:

haz, te suplicamos, que, por la
firmeza de esa misma fe, seamos defendidos
siempre de toda adversidad.

Por Cristo nuestro Señor

R. Amén.

 

Líbranos, sálvanos, vivifícanos, ¡oh Trinidad beatísima!

 

 

trisagio  angelico
Santísima Trinidad

Ver en Wikipedia

 

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EN LATÍN -

 

In nómine Patris et
Fílii et Spiritus Sancti.
Amen.
V. Dómine, lábia mea apéries.
R. Et os meum annuntiábit
láudem tuam.
V. Deus, in adiutórium
meum inténde.
R. Dómine, ad adiuvándum
me festína.
V. Glória Patri...
R. Sicut erat in princípio...

 

Sanctus Deus, Sanctus fortis,
Sanctus immortális, miserére nobis.
Pater noster...
V. Tibi laus, Tibi glória, Tibi
gratiárum áctio in sæcula
sempitérna, o Beáta Trínitas!
R. Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dóminus Deus exercítuum.
Pleni sunt cceli et terra gloria tua.
V. Glória Patri...
R. Sicut erat...

 

Antiphona.

Te Deum
Patrem ingénitum,
te Fílium unigénitum,
te Spíritum Sanctum
Paráclitum, sanctam
et indivíduam Trinitátem,
toto corde et ore confitémur,
laudámus atque benedícimus:
Tibi glória in sæcula.

V. Benedicámus Patrem,
et Fílium cum Sancto Spíritu.
R. Laudémus et superexaltémus
eum in sæcula.

 

Oremus:

Omnípotens
sempitérne Deus, qui dedísti
fámulis tuis in confessióne
veræ fídei, ætérne Trinitátis
glóriam agnóscere, et in
poténtia maiestátis adoráre
Unitátem; quæsumus,
ut eiúsdem fídei firmitáte,
ab ómnibus semper muniámur
adversis. Per Chrístum
Dóminum nóstrum.

 

R. Amen.

 

 

Líbera nos, salva nos,
vivífica nos, o Beáta Trínitas!

trisagio  angelico Santísima Trinidad -

Santísima Trinidad. Masaccio

 

 

 

El Trisagio Angélico a la Santísima Trinidad

Para preparar la fiesta de la Santísima Trinidad con esta devoción milenaria

La Santísima Trinidad es el misterio central de nuestra fe. Es la fuente de todas las gracias y el misterio inefable de la vida íntima de Dios. La fiesta, que se celebra el domingo después de Pentecostés, fue establecida para todo Occidente en 1134 por el Papa Juan XII.

 

El Trisagio Angélico se reza durante tres días, empezando el viernes antes de esta fiesta. Es una oración de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima.

 

En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo. Amén
.

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre…
R. Como era en el principio…

 

Primera decena


En primer lugar, dicen todos la deprecación Santo Dios… ; después, como de costumbre, alternan la oración dominical el sacerdote (o el que dirige el rezo de las oraciones) y los demás; a continuación, se repiten nueve veces los versos siguientes, diciendo el sacerdote (o el que dirige el rezo de las oraciones) A Ti la alabanza… y respondiendo todos: Santo...; al terminar se añade: Gloria al Padre

 

Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal,
ten misericordia de nosotros.

Padre nuestro…

V. A Ti la alabanza, a ti la gloria,
a Ti hemos de dar gracias por los siglos
de los siglos, ¡oh Trinidad beatísima!

R. Santo, Santo, Santo Señor Dios
de los ejércitos. Llenos están los
cielos y la tierra de tu gloria.

V. Gloria al Padre…

R. Como era en el principio…

 

Las Otras dos decenas se dicen del mismo modo, comenzando por las palabras Santo Dios...
Al terminar la última decena, todos dicen la siuiente antífona.

Antífona

A ti Dios Padre no engendrado,
a ti Hijo unigénito,
a ti Espíritu Santo Paráclito,
santa e indivisa Trinidad,
con todas las fuerzas de nuestro corazón
y de nuestra voz, te reconocemos, alabamos y bendecimos;
gloria a ti por los siglos de los siglos.

V. Bendigamos al Padre, y al Hijo, con el Espíritu Santo.

R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.

 

Oración

Oh Dios todopoderoso y eterno,
que con la luz de la verdadera fe
diste a tus siervos conocer la gloria
de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad:

haz, te suplicamos, que, por la
firmeza de esa misma fe, seamos defendidos
siempre de toda adversidad.

Por Cristo nuestro Señor

R. Amén.

 

Líbranos, sálvanos, vivifícanos, ¡oh Trinidad beatísima!

 

 

Santísima Trinidad Trisagio

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María Auxiliadora - 24 de mayo

Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia Antigua.

María Auxilio de los Cristianos es una advocación de María Auxiliadora creada para la Virgen María y que lleva su nombre desde el año 345 con Juan Crisóstomo, tomó fuerza con el Papa Pío V en el siglo XVI y fue definitivamente popularizada con el desarrollo de las obras educativas y apostólicas de Don Bosco en el siglo XIX.

 

Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa "La que trae auxilios venidos del cielo".

San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia).

En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo.

 

auxilio

 

El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien".

En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo).

San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo".

San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte".

San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda".

San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.

 

+ info -

"Bajo tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios" - El Papa pide que repitamos esta oración

 

Fuente: www.primeroscristianos.com

 

 

ver en Wikipedia  

En Mucur , Capadocia - Turquía

 

Una ciudad subterránea (Mucur) en la ciudad turca de Capadocia, uno de los principales destinos para el turismo en Turquía, ha tenido que cerrar sus puertas al turismo ante el riesgo de colapso, según ha informado a los medios Fikret Fidan, director de cultura y turismo para la provincia de Kırşehir, en el centro del país.

 

"Hemos cerrado temporalmente la ciudad subterránea de Mucur a las visitas como medida de precaución debido a los desprendimientos por las recientes lluvias, y ante cualquier potencial mal funcionamiento del equipo eléctrico", dijo Fidan.

capadocia

 

Mucur fue construida entre los siglos III y IV de nuestra era como refugio de los primeros cristianos contra la persecución de los emperadores romanos, Mucur es una ciudad bajo tierra de la Capadocia con 1700 años de historia que atrae cada año cientos de visitas, pese a no ser una de las más conocidas por los turistas.

La ciudad subterránea consta de dos niveles bajo tierra que llegan hasta 8 metros de profundidad, y está excavada en un terreno de toba volcánica.

"Nuestra ciudad subterránea de Mucur es un sitio arqueológico construido durante el periodo temprano del cristianismo para proteger a sus habitantes contra los emperadores paganos. Naturalmente, es una zona que es visitada por cientos de personas cada año", explicó Fidan.

"Durante el periodo de cierre se llevarán a cabo trabajos de limpieza, y en la siguiente fase, los planes incluyen solucionar cualquier problema potencial debido a la humedad, o realizar trabajos de arreglo en seco en la parte superior", añadió el responsable de turismo , que anunció que en cuanto las tareas de mantenimiento finalicen la ciudad bajo tierra reabrirá sus puertas a los turistas.

 

Biografía de Juan Pablo II

Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él.

 

Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

 

Biografía de Juan Pablo II

 

 

Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del "Teatro Rapsódico", también clandestino.

Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.

Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada "Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler". Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.

 

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El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.

El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.

Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyła tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.

Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.

Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la "sollicitudo omnium Ecclesiarum" y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.

 

 

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Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.

Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.

Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.

Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.

Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.

 

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Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.

Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.

Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).

Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.

Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.

Publicó también cinco libros como doctor privado: "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994);"Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996); "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).

 

JUAN PABLO II

 

Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.

Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.

El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.

El Papa Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011.

El Santo Padre Francisco lo canonizó, junto a Juan XXIII, el 27 de abril del 2014.

 

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SAN JUAN PABLO II

 

 

 

 

Benedicto XVI  presenta la figura de Eusebio de Cesarea

"ES IMPOSIBLE PERMANECER INERTES ANTE DIOS"

 

Eusebio, obispo de Cesarea en Palestina, fue la figura a la que Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro y a la que asistieron más de 30.000 personas.

El padre de la Iglesia, nacido alrededor del 260 y conocido sobre todo como "primer historiador del cristianismo" y por ser "el más grande filólogo de la Iglesia antigua", participó en el 325 en el Concilio de Nicea, donde se definió el Credo y la afirmación de la plena divinidad del Hijo de Dios.

"La fama imperecedera de Eusebio -explicó el Papa- está ligada en primer lugar a los diez libros de su "Historia Eclesiástica", con los que consiguió salvar del olvido seguro numerosos hechos, personajes y obras literarias de la Iglesia antigua".

Pero la perspectiva fundamental de la historiografía eusebiana es que la suya es "una historia centrada en Cristo, donde se desvela progresivamente el misterio del amor de Dios por los seres humanos". Obedece también, dijo el Santo Padre, a otra de las constantes de la historiografía eclesiástica antigua, "el intento moral del relato. El análisis histórico no está nunca finalizado a sí mismo sino que apunta decididamente a la conversión y a un testimonio auténtico de vida cristiana por parte de los fieles".

eusebio - historia eclesiastica

"Eusebio interpela a los creyentes de todos los tiempos respecto al modo de acercarse a los hechos de la historia y en particular de la Iglesia. También nos interpela a nosotros. ¿Cuál es nuestra actitud frente a las vicisitudes de la Iglesia?", se preguntó Benedicto XVI.

"¿Es la actitud de quienes se interesan por cura curiosidad, quizá buscando a cualquier precio lo sensacionalista o lo escandaloso?", afirmó. "¿O es la actitud llena de amor y abierta al misterio de quien sabe, gracias a la fe, que puede encontrar en la historia de la Iglesia los signos del amor de Dios y las grandes obras de salvación que ha llevado a cabo? Si nuestra actitud es ésta, tenemos que dar una respuesta máscoherente y decidida, un testimonio de vida más cristiano".

El Santo Padre citó al respecto a "ese eminente experto de los Padres de la Iglesia" que fue el cardenal Jean Daniélou, cuando afirmaba: "Hay un contenido secreto en la historia. (...) El misterio de las obras de Dios que constituyen en el tiempo la realidad auténtica, que se esconde tras las apariencias. (...) Pero ésta historia que Dios realiza para el ser humano, no la realiza sin él".

"Tantos siglos después -concluyó el Papa- también hoy Eusebio de Cesarea invita a los creyentes a maravillarse, a contemplar en la historia las grandes obras de Dios para la salvación de los seres humanos. Y con igual energía nos invita a la conversión de vida. Efectivamente, frente a un Dios que nos ha amado tanto, no podemos permanecer inertes. La instancia propia del amor es que la vida entera se oriente a la imitación del Amado".

Ver obras de Eusebio

CIUDAD DEL VATICANO, 13 JUN 2007

¿Qué es Pentecostés?  - Lo explica Benedicto XVI

 “La llama del Espíritu Santo arde pero no quema. Transforma para que salga la mejor parte y la más verdadera del hombre. Hace emerger su forma interior, su vocación a la verdad y al amor”. El Domingo de Pentecostés marca el último día de Pascua y conmemora el relato evangélico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.

 Señala la universalidad de la Iglesia

 

 

Benedicto XVI
(Pentecostés, 15 de mayo de 2005)

“La lectura de los Hechos de los Apóstoles narra cómo el Espíritu Santo, el día de Pentecostés, bajo los signos de un viento impetuoso y del fuego, irrumpe en la comunidad orante de los discípulos de Jesús y así da origen a la Iglesia”.

En ese momento los apóstoles comienzan su misión de anunciar la Palabra de Dios en toda lengua y lugar.

En muchos lugares del mundo se celebra la fiesta de Pentecostés en la noche del sábado conuna vigilia. Benedicto XVI presidirá la Misa de Pentecostés en la basílica de San Pedro el domingo por la mañana.

 

 

En su homilía dijo que la Iglesia traspasa todas las fronteras y se refirió a ella como el hogar de la humanidad.

Benedicto XVI

“La Iglesia es por su naturaleza una y múltiple, destinada a vivir en todas las naciones, en todos los pueblos, y en los más diversos contextos sociales. Responde a su vocación, de ser signo e instrumento de unidad de todo el género humano, sólo si es autónoma de todo Estado y de toda cultura particular”.

El Papa destacó la universalidad de la Iglesia. Dijo que la Iglesia es y debe ser católica y universal. Algo que quedó patente después de escuchar los  idiomas utilizados durante la celebración.

 

Chica

“¿Cómo es posible que cada uno de nosotros lo escuche en su lengua nativa?

Hombre

“El que no tiene el espíritu de Cristo no es de Cristo”.
Benedicto XVI concluyó su homilía añadiendo que los cristianos e iglesias deben estar en armonía con la Iglesia Católica. También dijo que la Iglesia sólo puede estar unida cuando recibe el fuego del Espíritu Santo.

Benedicto XVI

“La llama del Espíritu Santo arde pero no quema. Transforma para que salga la mejor parte y la más verdadera del hombre. Hace emerger su forma interior, su vocación a la verdad y al amor”.

El Domingo de Pentecostés marca el último día de Pascua y conmemora el relato evangélico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.

 

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