Los soldados romanos se burlan de Él. Como se burlaron los judíos en los juicios de la noche anterior. Aún por la mañana, le echan encima un manto de color púrpura, posiblemente viejo, sucio y maloliente que podría haber estado toda la noche encima de alguna caballería.
Probablemente la corona le cubría toda la cabeza, a modo de casquete
“Le ciñeron una corona de espinas entretejidas, y comenzaron a saludarle: «Salve, Rey de los Judíos». Y golpeaban su cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, le adoraban.” (Mc 15, 17-20).
La corona de espinas
Posiblemente las espinas provinieran de la planta Euphorbia esplendens, también llamada “corona de Cristo”. Las espinas son hojas modificadas que dan lugar a formaciones agudas, aleznadas, a veces ramificadas, provistas de tejido vascular, rígidas por ser ricas en tejidos de sostén. Las espinas pueden tener una longitud 2 o 3 cm.
Se producen múltiples heridas pequeñas punzantes (pinchazos), incisiones (cortes) e inciso-contusiones (cortes unidos a golpes o cortes producidos por instrumentos no cortantes), que abarcan la parte superior de la frente y se continúan hacia atrás por ambos lados de la cabeza, afectando a los huesos parietales, temporales y occipital.
Las heridas son profundas, afectando a toda la galea capitis (cuero cabelludo), una de las regiones cutáneas con más capilares del cuerpo. Los pabellones auriculares se hallan igualmente perforados por la acción de los pinchos punzantes de la corona. No podemos olvidar que, como narran los Evangelios, la corona de espinas fue hendida, presionada, apretada sobre la cabeza con golpes de palos que los soldados romanos propinaron a Jesús (Mt 27, 30).
Como consecuencia de las profusas hemorragias provocadas por las múltiples heridas, todo el cabello, en toda su longitud, se encuentra empapado de sangre húmeda o con costras originadas al secarse y coagularse la sangre.
El dolor generado en las muy abundantes terminaciones nerviosas cutáneas craneales que captan estímulos dolorosos (nocirreceptores) es muy agudo. Además, la pérdida adicional de sangre, que debió resbalar por la frente, cayendo hasta los ojos (impidiendo una correcta visión), sienes y cabello pudo ser considerable.
También es posible que parte de la abundante sangre que caía desde la cabeza y desde la frente pasara a la boca, fuera sorbida y contribuyera a aliviar en alguna medida la intensa sed que Jesús ya sin duda padecía, por la fuerte deshidratación (por sudoración y hemorragias) y por la pérdida de electrolitos (sal), además de la sensación de calor por la fiebre que sin duda padecía.
Ya es la tercera hemorragia: sudor de sangre, flagelación, la coronación de espinas. Es probable que comenzara a instaurarse un proceso de coagulación intravascular diseminada como consecuencia de la existencia de muchas lesiones y traumas del cuerpo de Jesús.
Las bacterias que aprovecharon la debilidad de Jesús durante la flagelación para infectar las heridas, empiezan a segregar toxinas que contribuyen a agravar el proceso de coagulación. Puede que la capacidad hepática de sintetizar y liberar factores de la coagulación pudiera estar tan agotada por aporte de oxígeno insuficiente al hígado, que la capacidad de mantener el equilibrio de coagulación en la sangre de Jesús podría haber estado muy comprometida.
Ecce Homo!
Pilato lo presenta al pueblo con un aspecto espantosamente deplorable: “Ahí tenéis a vuestro rey” (Jn, 19, 14). Jesucristo flagelado, con la corona de espinas en la cabeza, cubierto con un mugriento y maloliente manto de burla, somnoliento, con gran debilidad, el pelo revuelto y desgreñado y con costras de sangre coagulada, encogido, doblado por la fuerte descarga nerviosa y el intenso dolor, con contusiones y hematomas en la cara por el trato brutal, y quizás temblando y tiritando por el dolor intenso, el frío y la fiebre que se produce cuando se pierde mucha sangre. Con una sed aún más intensa, saliva pastosa y espesa, la lengua seca y los labios agrietados de la propia sequedad.
Dolor de cabeza tensional. Le hacen llevar un trozo de palo en la mano a modo de cetro… y se le presenta como un Rey “Varón de dolores, no hay en El parecer ni hermosura, con el rostro que espanta”
La debilidad es ya muy grande: progresa el shock por falta de sangre, posiblemente complicado con inicio de shock infeccioso. Posible comienzo de insuficiencia cardíaca, por menor retorno venoso y arritmias provocadas por el alto potasio en sangre complicadas por fuertes taquicardias a causa de la reacción de stress, por descarga nerviosa. Progresa el posible derrame pulmonar y pericárdico que comenzó en la flagelación, lo que dificulta la respiración, aún más complicada por la referida postura de flexión del tronco y la pleuritis.
Jesús sufre una sed fortísima por la gran deshidratación, que activa fuertemente el sistema renal y los centros cerebrales reguladores de la ingesta de agua y de la sensación de sed. Se produce una retención renal –en la medida que los riñones funcionaran competentemente- de sal y agua y aumenta de la secreción de potasio gracias a una hormona: la aldosterona, en un intento para paliar algo la altísima concentración de potasio (porcitolisis muscular y de glóbulos rojos masiva).
Cualquiera que sea el estado final de alteración de la concentración de potasio, es razonable que contribuyera a complicar la excitabilidad nerviosa, neuromuscular y cardíaca.
Ya se ha mencionado un posible comienzo de insuficiencia renal, en el que pudieran estar actuando, al menos, tres mecanismos:
a) Las células musculares, al ser rotas por las contusiones fortísimas de la flagelación, vierten una proteína a sangre, la mioglobina, que obstruye el sistema de filtración del riñón.
b) Las fuertes lesiones de la flagelación en la región lumbar que pudieron contusionar directamente los riñones
c) La intensa vasoconstricción arteriolar aferente y eferente causada por la angiotensina-II, otra hormona hepática segregada junto a la aldosterona, deja casi sin sangre al riñón.
Y en todo momento, Jesús permanece callado, perdonando, aceptando el sufrimiento, quizá preparándose ya para el duro camino que le espera hasta el Calvario.
En la hora nona (tres de la tarde) Jesús dice: "todo está consumado" (Jn 19, 30), y se abandona en las manos de Dios: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46). Cuenta el Evangelio, que "Jesús, dando una fuerte voz, expiró" (Mc 16, 37). Esta es, sin duda, la última expresión de fuerza espiratoria, y de posible dolor cardíaco extremadamente agudo, que pudo implicar la rotura del corazón de Jesús.
Jesús muere en la cruz
Evidentemente, no gritó para llamar la atención, sino como consecuencia refleja de la percepción instantánea de un dolor de fortísima e inefable intensidad, causado por un infarto masivo incluso, como se ha dicho, con rotura de la pared del miocardio.
Esta rotura se puede producir por una valvulopatía coagulopática (cierre anormal de una válvula cardíaca por un coágulo), aunque este fenómeno requiere de una pared cardíaca extremadamente debilitada.
La Creación entera se estremece ante el grito de la Redención: "En ese momento, el velo del Templo se rasgó en dos partes, de arriba abajo; la tierra tembló y las rocas se quebraron" (Mt 27, 51).
Tras tres horas de penumbra, debió impresionar la fuerte voz de Jesús. "El centurión y lo que con el custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, tuvieron mucho miedo y decían: «Verdaderamente éste era el Hijo de Dios»" (Mt 27, 51).
Causas de la muerte
La causa de muerte responde a muchos factores, pero el sistema más afectado es el sistema cardiorrespiratorio por:
1. La enorme tensión emocional y descarga nerviosa intensa que provoca taquicardia, y reconducción del flujo sanguíneo.
2. Shock hipovolémicoprovocado por las hemorragiasy, quizás en parte, séptico(infeccioso).
3. Arritmias cardiacas, por taquicardia elevada, sobrecarga del corazón y alteración del potasio en sangre.
4. Insuficiencia cardiaca que produce edema (derrame de líquidos) pericárdico y pulmonarsecundarios que podrían reducir progresivamente el intercambio gaseoso en el pulmón y la contractilidad del corazón.
5. Asfixia provocada por el edema pulmonar y por la postura del crucificado que limita la eficacia del ciclo respiratorio
6. No puede olvidarse la presencia de trombos circulantes que pueden obstruir arterias de órganos vitales. Es posible la instauración de infarto de miocardio y de una alteración de las válvulas del corazón por presencia de coágulos, que elevan el riesgo de rotura de tabique cardiaco. En este sentido, la presencia de un estado de hipercoagulabilidad pudo contribuir a la formación de trombos que detuvieran la circulación coronaria y produjeran un infarto agudo de miocardio.
Otras causas que no afectan directamente al sistema cardiorrespiratorio son la insuficencia renal, la hiperbilirrubinemia e hiperuremia con efectos graves en el sistema nervioso central.
El evangelista dice que Jesús clamó con fuerte voz dos veces en la cruz. "Hacia la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?»" (Mt. 27, 45-46), palabras que corresponden a las del inicio del Salmo 22, y son, contra lo que puede parecer, una expresión de confianza en el Todopoderoso.
Este primer grito pudiera ser debido a un primer episodio anginoso, posiblemente trombótico, que pudiera bloquear una arteria coronaria grande. Debido a las muchas conexiones que se establecen entre los vasos sanguíneos, además de la dilatación de arterias por óxido nítrico, es posible que el efecto del primer infarto fuera transitorio.
Se pudo haber producido un primer dolor agudo referido al lado izquierdo del brazo, cuello y tórax, que pudo haberse resuelto por autorregulación.
El hecho de que Jesús gritara por segunda vez en voz alta y luego dejara caer su cabeza y muriera (Jn 19, 30), sugiere la posibilidad de una muerte súbita por infarto masivo, rotura cardíaca o arritmia letal.
Parece muy posible que el dolor extremadamente intenso acompañara al Señor hasta el último instante de su vida. No tuvo un tiempo de agonía exento de dolor, antes bien al contrario, el agudísimo dolor de infarto de corazón, como decíamos antes, pudiera haber sido la causa que le obligara a lanzar ese último grito estremecedor.
Escribe San Juan,"E inclinando la cabeza, entregó su espíritu" (Jn 19, 30). Es posible que la cabeza la inclinara hacia el lado derecho, y que ocluyera los dientes y cerrara los ojos con fuerza en un intento de reflejo de retracción o de alejamiento de la zona dolorosa, que se refiere al cuello, hombro, brazo y mano izquierdos, dolor bien característico de la angina de pecho e infarto.
También es probable que se produjera una arritmia cardíaca fatal, a la que pudo contribuir la elevada concentración de potasio en sangre. Permanece la incertidumbre de si la muerte de Jesús fue debido a una rotura cardíaca, a un fallo cardiorrespiratorio o a un edema pulmonar agudo, o las tres cosas al mismo tiempo.
De modo resumido, podemos decir que, posiblemente, Jesús murió por asfixia directa de agotamiento muscular, y por asfixia indirecta, secundaria a una insuficiencia cardiaca. Esta insuficiencia pudo provocar un edema pulmonar agudo. El edema pleural y pericárdico (acumulación de líquido acuoso en la cavidad torácica), explica la salida de agua tras la lanzada del centurión.
Con todo esto presente, no se puede dejar de considerar la inmensa fortaleza de la naturaleza humana de Cristo. Solamente el hecho de sobrevivir a la flagelación, e inmediatamente después hablar a Pilato con la lucidez, y claridad meridianas que nos narran los Evangelios, indican, sin duda alguna, que Jesús era un hombre de una excepcional constitución somática, física, intelectual y espiritual.
La lanzada
Nada más expirar, el cuerpo de Jesús debió quedarse lívido, blanco con los síntomas de rigidez muscular propios del rigor mortis: la cara se estira y la nariz se alarga, al tiempo que los pómulos se hunden. Los ojos pudieron quedar entreabiertos y la boca a medio cerrar, los labios lívidos, posiblemente mostrando parte de la lengua posiblemente llagada.
Las muñecas y los pies se desplomaron por el peso muerto del cuerpo de Jesús, y posiblemente, las rodillas pudieron encogerse y las piernas girar, ambas hacia el mismo lado, alrededor del clavo, al recibir en el empeine el peso total del Cadáver.
"[...] uno de los soldados le traspasó el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua" (Jn 19, 33). Los soldados romanos estaban especialmente entrenados en atacar con la lanza el tórax derecho del adversario. Sabían que si lograban atravesar esa zona del cuerpo se producía una rápida y gran hemorragia.
La punta atraviesa primero los espacios pleurales y pericárdicos, y luego el corazón derecho, de pared relativamente delgada y al que aboca la sangre venosa, procedente de las dos venas cavas. Solamente de esta parte del tórax se puede obtener flujo de sangre abundante por perforación. La lanza pudo muy bien pasar por el cuarto o quinto espacio intercostal, de abajo hacia arriba, sin romper ninguna costilla.
San Juan narra en su evangelio que primero salió sangre y luego agua, estableciendo una secuencia que tenía una muy especial significación para aquel joven, valiente y enamorado discípulo de Jesús, único apóstol que después de la Última Cena estuvo presente en la Crucifixión. San Juan viene a señalar de manera bien patente y gráfica la entrega de Jesús: hasta la "última gota" de Su sangre.
Desde un punto de vista fisiológico, si la presión de la aurícula derecha del corazón y de las venas cavas hubiera sido mayor que la presión de los líquidos edematosos de los amplios espacios intersticiales pulmonares y cardiacos, es perfectamente razonable que, al retirar la lanza, primero saliera sangre y luego agua.
Además, la propia rigidez cadavérica pudiera haber ocasionado que un gran volumen de sangre procedente de las extremidades inferiores y del abdomen -intensamente contraidos por el rigor mortis- se desplazara hacia los amplios espacios venosos, sobre todo, a grandes cavas y desde luego, a la aurícula derecha.
Descendimiento de la cruz
Antes de descender el cuerpo de la cruz, era costumbre de los judíos envolver con un sudario o paño la cabeza del difunto, sobre todo si ésta estaba especialmente desfigurada.
Al colocar el cadáver de Jesús en posición horizontal, y favorecido por la propia rigidez cadavérica, es posible que parte del líquido del edema pulmonar y pleural saliera al exterior por la boca y las fosas nasales, mojando el sudario colocado alrededor de la cabeza. Este líquido podría tener partículas de sangre, lo cual es común en personas muertas por edema pulmonar agudo (encharcamiento pulmonar).
Cuando José de Arimatea desclava a Jesús de la Cruz y desciende hasta el suelo el cuerpo inerte de Jesús, lo sostiene en sus brazos, le quita la corona de espinas, y quizá en el cuello y en los hombros de Jesús pudiera percibir el agradable aroma de nardo legítimo, de gran valor, que una mujer generosamente derramó sobre su cabello pocos días antes de la Pasión (Mt 26, 7).
José de Arimatea, con la ayuda de Nicodemo y Juan, deposita el cadáver en el sepulcro, retira el sudario según la costumbre judía, y se envuelve en dos planos (anterior y posterior), el cuerpo de Jesús con una sábana nueva, dice el Evangelio (Mt 27, 59), impregnada de mirra y áloe (Jn 19, 39).
La observación forense del cadáver de Jesús revelaría, por lo tanto: signos propios de hipoxia; hemorragia masivay shock hipovolémico; palidez de mucosas y de órganos internos tales como pulmones, hígado, riñones y grandes vasos arteriovenosos; signos de asfixia en cerebro y pulmones compatibles con agonía prolongada.
Si tenemos en cuenta que la lanzada que atravesó el pulmón y el corazón derecho de Jesús se produjo después de que el Señor hubiera muerto, se constataría en el cadáver la ausencia de lesiones mortales, es decir, lesiones que por afectar a un órgano vital producirían la muerte de inmediato.
La muerte de Jesús es el resultado de unlargo proceso agónico que ha durado unas doce o trece horas: aproximadamente desde la dos de la madrugada de la noche del jueves (el canto del gallo y la negación de Pedro es hacia las tres de la madrugada y la Agonía del Huerto sucedió poco tiempo antes), hasta las tres del mediodía - la horanona - del viernes siguiente.
"Cuando tengo un problema, una dificultad, lo pongo debajo de san José para que lo arregle"
El 16 de enero de 2015, el santo Padre fue recibido por miles de familias en la Palacio de Deportes Mall of Asia Arena de Manila. Y entre otras cosas les recordó algo "muy personal": les habló de la imagen de San José dormido que guarda en su habitación y bajo la que pone -escritos en papeles- los problemas y las dificultades con las que se encuentra.
Bergoglio tiene una gran devoción por San José y justamente afuera de la habitación 201 de la Casa Santa Marta, en uno de los dos nichos de madera oscura con un pedestal de mármol, hay una estatua del santo a cuyos pies el Papa deja papelitos con peticiones de gracias escritas por él mismo. Cuando los papelitos se vuelven demasiados, porque «el Santo Padre hace trabajar mucho a San José», la estatua se levanta un poquito...
Hoy en Manila ha dicho lo siguiente, saliéndose de su discurso en inglés y empleando el castellano:
"Yo quisiera también decirles una cosa muy personal. Yo quiero mucho a san José. Porque es un hombre fuerte y de silencio. Y tengo en mi escritorio tengo una imagen de san José durmiendo. Y durmiendo cuida a la Iglesia. Sí, puede hacerlo. Nosotros no. Y cuando tengo un problema, una dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de san José para que lo sueñe. Esto significa para que rece por ese problema"...
"Al igual que san José, una vez que hemos oído la voz de Dios, debemos despertar, levantarnos y actuar, en familia hay que levantarse y actuar. La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más profundamente en él. Es muy importante"...
"Del mismo modo que el don de la sagrada Familia fue confiado a san José, así a nosotros se nos ha confiado el don de la familia y su lugar en el plan de Dios. Lo mismo que con san José. A san José el regalo de la Sagrada Familia le fue encomendado para que lo llevara adelante. A cada uno de ustedes, y de nosotros, porque yo también soy hijo de una familia, nos entregan en plan de Dios para llevarlo adelante. El ángel del Señor le reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María, obligándolos a huir a Egipto y luego a instalarse en Nazaret"...
"Y pedirle a san José, que es amigo del ángel, que nos mande la inspiración de saber cuando podemos decir sí, y cuando debemos decir no. Las dificultades de las familias son muchas"...
José escuchó al ángel del Señor, y respondió a la llamada de Dios a cuidar de Jesús y María. De esta manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y llegó a ser una bendición no sólo para la sagrada Familia, sino para toda la humanidad. Con María, José sirvió de modelo para el niño Jesús, mientras crecía en sabiduría, edad y gracia (cf. Lc 2,52).
Nació en el año 315. Fue obispo de Jerusalén. Sufrió varios destierros por defender con firmeza la fe católica en las disputas contra los arrianos. Egregio escritor, predicador y catequista. Murió en el 386.
INVITA A LA IGLESIA A REDESCUBRIR LA CATEQUESIS «GLOBAL»
Intervención de Benedicto XVI durante la audiencia general del miércoles, 27 junio 2007, en la que presentó la figura de San Cirilo de Jerusalén
Benedicto XVI estaba convencido de que en estos momentos la Iglesia necesita redescubrir la catequesis «global», como la que impartía en el siglo IV san Cirilo de Jerusalén.
A este obispo y doctor de la Iglesia, nacido en torno al año 315 y fallecido en el 387, dedicó el pontífice la audiencia general número cien de su pontificado, en la que participaron más de siete mil peregrinos.
«Se trata de una catequesis integral que implica el cuerpo, el alma y el espíritu y sigue siendo emblemática para la formación catequística de los cristianos de hoy», aclaró el Santo Padre, quien continuó con sus meditaciones sobre los grandes personajes de los inicios del cristianismo.
Cirilo, en sus catequesis, dirigidas a los catecúmenos que se preparaban para recibir el Bautismo, entrelazaba tres elementos: el doctrinal, el moral y el mistagógico (éste último lleva a los fieles a adentrarse cada vez más en los misterios celebrados en la liturgia).
Desde el punto de vista doctrinal, recordó Benedicto XVI, Cirilo presentaba la «relación “sinfónica” entre los dos Testamentos, hasta llegar a Cristo, centro del universo»:
«El NuevoTestamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo».
La dimensión moral de la catequesis permite que «el dogma descienda progresivamente en las almas, que de este modo son alentadas a transformar los comportamientos paganos en la nueva vida en Cristo, don del Bautismo».
Por último, explicó el Santo Padre, la catequesis mistagógica «llevaba a descubrir, en los ritos bautismales de la Vigilia pascual, los misterios encerrados en ellos».
«El misterio que hay que comprender es el plan de Dios, que se realiza a través de las acciones salvíficas de Cristo en la Iglesia».
«De este modo, la catequesis de Cirilo, en virtud de los tres elementos descritos --doctrinal, moral y, por último, mistagógico-- se convierte en una catequesis global en el espíritu», explicó el Santo Padre.
«La dimensión mistagógica se convierte en síntesis de las dos primeras, orientándolas a la celebración sacramental, en la que se realiza la salvación de todo el hombre», concluyó.
"La Pasión de Cristo" recrea las últimas doce horas en la vida de Jesús de Nazaret (James Caviezel) desde el momento en el que acude al monte de los olivos (Getsemaní) a orar tras la última cena, enfrentándose a las tentaciones de Satanás (Rosalinda Celentano).
Allí sufre la traición de Judas Iscariote (Luca Lionello), siendo arrestado y conducido a Jerusalén para ser juzgado por blasfemia, según denuncian los fariseos.
Jesús es presentado ante Pilatos (Hristo Naumov Shopov), el gobernador romano en Palestina, quien escucha las acusaciones levantadas contra él y se da cuenta de que se trata de un conflicto político, delegando el asunto en el rey Herodes que no tarda en devolverlo a las autoridades romanas para ser juzgado.
De nuevo ante Pilatos, éste ofrece al pueblo la oportunidad de elegir a quién liberar: a Jesús o al asesino Barrabás. La multitud elige a Barrabás y condena a Jesús, que es puesto en manos de los soldados romanos y flagelado como castigo.
Aunque Pilatos trata de hacer ver a la multitud que el castigo ya ha sido suficiente, los fariseos no lo consideran así.
Lavándose las manos, ordena a sus hombres cumplir los deseos del pueblo y Jesús es condenado a muerte. Jesús deberá cruzar las calles de Jerusalén cargando con la cruz camino del Gólgota, lugar en el que será crucificado.
Allí, clavado a la cruz, superará la última tentación: el temor a ser abandonado por su padre. Sobreponiéndose a su miedo, mira a María (Maia Morgenstern), su madre, y pronuncia palabras que sólo ella puede entender: “Todo está acabado”; finalmente expira diciendo: “En tus manos entrego mi espíritu”.
Las fuerzas de la naturaleza se rebelan en el momento de la muerte de Cristo.
¿Qué ha cambiado y qué no desde que el Papa Francisco fue elegido hace once años?
El Papa Francisco que conocimos hace once años no es el mismo que se presenta hoy con mucha dificultad para caminar. Pero él no es el único que ha cambiado en esta década, en la que la comunicación social y las nuevas tecnologías han revolucionado la sociedad.
El hecho de no vivir en los apartamentos pontificios o el viajar en coches de baja gama no son meros gestos de galería. Han marcado todo un estándar de comportamiento social que influye en toda la Iglesia. El ejemplo de compartir comida con los pobres o de privilegiar sus visitas a refugios de inmigrantes o enfermos han reforzado una prioridad.
También el hecho de desplazarse a los países más pobres del mundo o lugares de alto riesgo, como Irak o Sudán del Sur, ha cambiado la Iglesia. El continente donde más ha crecido el número de católicos en los últimos años es África, donde el pontífice se ha esforzado por viajar, pese a las dificultades logísticas.
En el Vaticano es toda una novedad contar con mujeres en puestos de gobierno. Religiosas y laicas han ocupado con Francisco espacios relevantes, como la francesa Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos. También la número dos en el Gobierno del Estado Ciudad del Vaticano es una mujer, la religiosa Raffaela Petrini. Son nombramientos que han ido más allá de las palabras, que han roto con tradiciones de siglos y que manifiestan una tendencia que no tiene vuelta atrás.
La gestión económica, poco transparente y dividida en numerosos centros de decisión, se ha centralizado. En la actualidad, cualquier contratación extraordinaria debe superar un concurso público y nadie tiene plena capacidad de decisión sobre los fondos. Una reforma económica forzada por gestiones económicas de dudosa legalidad que actualmente juzgan los Tribunales del Vaticano.
El impulso a la lucha contra los abusos sexuales también ha transformado el modo de gestionar estos delitos en la Iglesia. Los protocolos y las normativas se han hecho más exigentes a todos los niveles. Aún así, el caso de Marko Rupnik ha puesto en evidencia que aún queda terreno por avanzar en cuanto a transparencia y determinación en este terreno.
Otro de los terrenos donde se han dado avances significativos en estos años es en el diálogo con cristianos no católicos y con representantes de otras religiones. El reciente viaje a Sudán del Sur con los líderes de las iglesias anglicana y escocesa es un buen ejemplo. Pero también el hecho de firmar con el gran imán de Al-Azhar, en 2019, el documento sobre la Fraternidad Humana.
La sinodalidad es otro de los aspectos novedosos de estos últimos años. El Papa promueve una Iglesia con más participación de los fieles, en la que haya espacio para todos. Una apertura que tiene también su lado negativo, con determinadas propuestas, como las del Sínodo Alemán, que el Vaticano juzga que ponen en peligro la unidad de la Iglesia.
Y entre los desafíos de futuro está la descristianización de Europa, un problema que no solo afecta a la Iglesia Católica. El Papa ha impulsado la conexión con los jóvenes, con el objetivo de contrarrestar una sociedad que, en ocasiones, ni se plantea la existencia de Dios.
El consistorio de cardenales del pasado mes de agosto, con más purpurados de África y Asia, refleja también la renovación de una Iglesia Católica más universal que nunca.
Fallece Santiago Santidrián, catedrático de Fisiología de la Universidad de Navarra
Santiago Santidrián Alegre, catedrático de Fisiología y antiguo profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, falleció el 11 de julio de 2023, en Pamplona, a los 72 años. Obtuvo el Premio de Investigación convocado por la Real Academia de Farmacia.
Es autor de un importante reportaje sobre los sufrimientos de Jesucristo durante su pasión, que publicamos en www.primeroscristianos.com hace unos años, y que ha tenido gran resonancia en otros medios por el modo de explicar médicamente lo que padeció Cristo en las horas previas a su muerte.
Ofrecemos a continuación el reportaje -
La Pasión de Cristo explicada por un médico fisiólogo
¿Qué es lo que sintió Jesús en su cuerpo?
¿Cuáles fueron las reacciones de su organismo ante el suplicio?
Con motivo de la Semana Santa vamos a publicar una serie de artículos en los que el doctor Santiago Santidrian (Catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra) nos explica desde el punto de vista fisiológico cómo fueron los dolores y sufrimientos que Jesús padeció durante las horas de su Pasión y Muerte.
Las descripciones de estos padecimientos están relatadas con sobriedad y sin exageraciones, pero a la vez con la crudeza que tuvieron.
Pensamos que pueden ayudar a revivir la Pasión personalmente y comprender más a fondo cómo fueron esos sufrimientos.
La conclusión es que la naturaleza humana de Cristo era de una fortaleza tremenda para aguantar lo que aguantó.
Fallece Santiago Santidrián, médico Fisiólogo, autor de "La Pasión de Cristo explicada por un médico fisiólogo"https://t.co/sz4dkFJfh6
— Primeros Cristianos (@1osCristianos) July 13, 2023
Perpetua y Felicidad
Este documental cuenta el verdadero relato de estas valientes jóvenes mártires de la iglesia primitiva
Cada 7 de marzo, la Iglesia universal celebra a las santas Perpetua y Felicidad, mártires de la fe en Jesucristo del siglo II, ambas nacidas en Cartago, ciudad del norte de África anexada al Imperio romano.
Estas extraordinarias mujeres entregaron la vida con valor inusitado, testimoniando que la confianza en Dios es capaz de suscitar hazañas. Por eso, en memoria de su sacrificio, realizado mientras experimentaban el don de la maternidad, la Iglesia honra y pide por todas las madres del mundo.
La Pasión de Santa Perpetua
Viaja a la antigua ciudad de Cartago, al norte del África, y conoce el fascinante relato verídico de una valiente joven de la iglesia primitiva. A riesgo de muerte, Perpetua sacrifica riquezas, libertad y hasta la vida misma con tal de no renunciar a su fe en Cristo.
Acompaña al afamado autor Mike Aquilina a medida que nos narra la historia y el mensaje de este trascendental relato verídico de relevancia actual para todos nosotros. Incluye escenas rodadas en los lugares donde ocurrieron los acontecimientos, el año 203 en Cartago, Túnez.
Este documental no solo resulta informativo, sino también inspirador.
El milagro más difícil en The Chosen: recrear a Jesús andando sobre el mar
Adelanto de cómo el equipo de la serie reprodujo uno de los milagros más famosos de Jesús en la serie The Chosen. Uno de los problemas al momento de intentar transmitir la historia de la vida de Jesucristo en la gran pantalla es que ésta estuvo llena de milagros. Y la propia noción de milagro es algo inexplicable, que requiere un poder divino para producirse.
Por eso, los creadores de la exitosa serie The Chosen(Los elegidos) tuvieron que esforzarse al máximo para recrear uno de los milagros más notables de Cristo, ampliamente conocido entre cristianos y no cristianos: cuando caminó sobre las aguas.
Este momento clave en la vida de Cristo se representa al final de la tercera temporada. Mientras que los guionistas y directores podían buscar detalles e inspiración en las diversas descripciones de este milagro en los Evangelios (Mateo 14:22-34,Marcos 6:45-53 y Juan 6:15-21) también tenían a mano una impresionante tecnología moderna para que el actor que interpreta a Cristo, Jonathan Roumie, pareciera caminar sobre las agitadas aguas del Mar de Galilea.
Dudas y milagros
Es realmente inspirador ver el duro trabajo y la pasión del entregado equipo de The Chosen, que hace todo lo posible por llevar la historia de Cristo al público de todo el mundo. Según el equipo, esta escena fue especialmente difícil de rodar. Al igual que Pedro y los Apóstoles antes de que Jesús multiplicara los panes y los peces, muchos miembros del equipo dudaban de cómo saldría el momento dados sus escasos recursos, pero (milagrosamente), resultó ser un momento asombroso.
Si echas un vistazo al video que aparece a continuación en The Chosen, podrás ver cómo el equipo creó su propio milagro ante las cámaras. Y también puedes escuchar cómo se sintieron los actores durante el agotador rodaje de un momento tan icónico, incluido Roumie, que comprensiblemente compartió:
El sábado, 2 de marzo, se celebró la 7ª edición del 'Día de las Catacumbas'.
Con este motivo, el Vaticano, a través de la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada ha abierto un total de siete catacumbas al público de forma gratuita, con visitas guiadas para facilitar la oración y contemplación.
De los casi 170 kilómetros de catacumbas con las que cuenta Roma, situadas la mayoría a lo largo de la Vía Apia, tan sólo siete están abiertas al público: San Calixto, San Sebastián, Domitila, Priscilla, Santa Inés, San Pancracio, la de los Santos Marcelino, Pietro y el Mausoleo de Santa Elena. En toda la ciudad eterna se calcula que hay unas 50, aunque solo siete son visitables.
La palabra “catacumba” procede del griego “katà kúmbas”, (junto a las cavidades) y la utilizamos para denominar a los cementerios subterráneos donde los cristianos comenzaron a enterrarse de forma comunitaria a finales del siglo II o principios del siglo III. Siguieron la costumbre de los paganos, quienes enterraban a sus difuntos en hipogeos (es decir, en tumbas excavadas en el subsuelo).
El tema de este año para el Día de las Catacumbas es “del recuerdo a la oración”, en línea con el año a la oración que el Papa ha decretado para preparar el Jubileo del 2025.
Las catacumbas: testigos de la fe de los primeros cristianos
A varios metros bajo el suelo los primeros cristianos fueron excavando túneles kilométricos con estrechas galerías que albergaban varias filas de nichos. A diferencia de las necrópolis paganas, en las catacumbas cristianas no hay ricos mausoleos o largas inscripciones. La costumbre era escribir el nombre de Bautismo del difunto y, en algunos casos algún breve y sobrio mensaje inspirador. Salvo excepciones no había diferencia entre ricos y pobres. Todos eran enterrados de la misma forma.
Los primeros cristianos deseaban ser enterrados junto a sus hermanos en la fe, con mucho mayor motivo si se trataba de mártires. Terminadas las persecuciones, las catacumbas se convirtieron en auténticos santuarios bajo tierra de los mártires, centros de devoción y de peregrinación desde todas las partes del Imperio romano.
Durante las persecuciones la mayor parte de las catacumbas fueron confiscadas por el Estado y eran conocidas por las autoridades, por lo que nunca fueron utilizadas como escondite, sino como lugar de oración y veneración. El primer cementerio cristiano que pasó a manos de la Iglesia fue el de San Calixto, en la vía Apia, que ocupaba 15 hectáreas y se extendía a lo largo de unos 20 kilómetros de galerías. La vida de San Calixto da una idea de la biografía de muchos de los enterrados en estos sótanos de la fe: nació esclavo, pero llegó a convertirse en Papa y le tocó lidiar con los primeros desacuerdos que surgieron dentro de la Iglesia; defendió la misericordia y el perdón contra el rigorismo y fue acusado de permisividad por conceder que se administrara la comunión a los adúlteros arrepentidos. La tradición asegura que sufrió martirio.
Al principios del siglo V las catacumbas dejaron de cumplir su función funeraria, sobre todo tras el saqueo de Roma que realizaron los visigodos en el 410. Durante siglos los frescos fueron expoliados y arrancados de las paredes, pero a pesar de los estragos del paso del tiempo han sobrevivido abundantes restos de iconografía cristiana.
El Papa Francisco ha visitado oficialmente las catacumbas de Priscilla, que deben su nombre a una doncella romana que donó estas fincas a los cristianos. Son famosas porque albergan la que se considera la imagen más antigua de la Virgen María: un fresco del 230 d. C. en el que se ve a María con la cabeza cubierta por un velo, inclinándose hacia el Niño.
Otras catacumbas famosas son las de Domitila, a quien de poco le sirvió ser nieta de Vespasiano y sobrina de Domiciano. Su marido, el cónsul Flavio Clemente, fue condenado a muerte en el año 95 por ser cristiano y ella sufrió destierro, pero antes consiguió dejar todo muy atado para que sus hermanos en la fe tuvieran un lugar donde honrar a los muertos. Les cedió su casa y sus posesiones. Ahí fueron enterrados Nereo y Aquiles, soldados de la guardia imperial romana, asesinados por haber confesado que eran cristianos durante la persecución de Diocleciano.
¿Por qué motivo el Vaticano ha dedicado una Jornada a las Catacumbas?
Las catacumbas hablan más de vida que de muerte. Se entiende que la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada haya dedicado una jornada para celebrar estos monumentales archivos de la fe de los primeros cristianos. Recorrer tantos kilómetros de galerías invita a admirar la entrega de aquel primer grupo de cristianos que con tanto sacrificio y valentía construyeron la Iglesia actual. Sobre sus paredes están dibujados los símbolos por los que daban la vida, y parece como si todavía escucháramos el murmullo de la oración de quienes durante siglos han acudido a rezar y a honrar las reliquias de tantos mártires.
En la mayoría de las lápidas se escribía el nombre de bautismo del difunto. Ese era su documento de identidad, el sello por el que se le reconocía públicamente: Calixto, Domitila, Priscila, Esteban, Inés, todos ellos dieron nombre a las catacumbas que nos conectan con aquellos primeros cristianos que se reunían asiduamente para “participar en la vida común, en la fracción del pan y en la oración”, pilares de la vida de toda comunidad cristiana a través de los tiempos, y cimientos de unidad.
Esta Jornada es necesaria para que recordemos que somos responsables de que ese eslabón que nos mantiene férreamente amarrados a los primeros cristianos ni se oxide ni se resquebraje.