Usted ha escrito un nuevo libro que lleva el título de Catecismo. No de la Iglesia, sino de nuestra vida espiritual... ¿Por qué ha sentido la necesidad de escribir sobre este tema?
-La vida espiritual es lo más íntimo, lo más precioso que tenemos. Sin ella, somos animales infelices. Quería subrayar este punto: la espiritualidad no es un conjunto de teorías intelectuales sobre el mundo. La espiritualidad es una vida, la vida de nuestra alma.
»Llevo años viajando por el mundo, conociendo a gente de todas las culturas y condiciones sociales. Pero puedo afirmar una constante: la vida, si no es espiritual, no es realmente humana. Se convierte en una triste y agónica espera de la muerte o en una huida hacia el consumo materialista. ¿Sabía que durante el confinamiento, una de las palabras más buscadas en Google fue la palabra "oración"?
»Nos hemos ocupado de la economía, de los salarios, de la sanidad, ¡esto está bien! Pero ¿quién se ha ocupado de su alma?
»Quería responder a esta expectativa inscrita en el corazón de todos. Por eso he elegido este título, Catecismo de la vida espiritual. Un catecismo es una colección de verdades fundamentales. Tiene una finalidad práctica: ser un punto de referencia incuestionable más allá del flujo de opiniones. Como cardenal de la Iglesia católica, he querido dar a todos un punto de referencia para los fundamentos de la vida del alma, de la relación del hombre con Dios.
Usted ya había escrito un libro sobre La fuerza del silencio. En este libro, usted sigue insistiendo mucho en la necesidad vital de encontrar el silencio. ¿Qué podemos encontrar tan importante en el silencio?
-Permítame que le dé la vuelta a la pregunta: ¿qué podemos encontrar sin el silencio? El ruido está en todas partes. No solo en las bulliciosas ciudades envueltas por el estruendo de los motores; incluso en el campo es raro no ser perseguido por un fondo musical intrusivo. Incluso la soledad está colonizada por las vibraciones del teléfono móvil.
»Por consiguiente, sin el silencio, todo lo que hacemos es superficial. Porque en el silencio podemos volver a lo más profundo de nosotros mismos. La experiencia puede ser aterradora. Algunas personas ya no pueden soportar este momento de verdad en el que lo que somos ya no está enmascarado por ningún disfraz.
En el silencio, ya no hay forma de escapar a la verdad del corazón. Entonces se revela nuestro interior: la culpa, el miedo, la insatisfacción, los sentimientos de carencia y el vacío. Pero este pasaje es necesario para escuchar a Aquel que habla a nuestro corazón: Dios. Él es "más íntimo a mí mismo que yo", dice San Agustín.
»Se revela dentro del alma. Es ahí donde comienza la vida espiritual, en esa escucha y diálogo con el otro, el Totalmente Otro, en lo más profundo de mí. Sin esta experiencia fundacional del silencio y de Dios que habita en el silencio, nos quedamos en la superficie de nuestro ser, de nuestra persona.
¡Qué pérdida de tiempo! Cuando me encuentro con un monje o una monja ancianos, desgastados por años de silencio diario, me sorprende ver la profundidad y la radiante estabilidad de su humanidad. El hombre solo es verdaderamente él mismo cuando ha encontrado a Dios, no como una idea, sino como la fuente de su propia vida. El silencio es el primer paso en esta vida verdaderamente humana, en esta vida del hombre con Dios.
El cardenal Sarah insiste en la necesidad del silencio y del espíritu de adoración para facilitar el encuentro con Dios. Foto: captura diócesis de Nancy y Toul.
Entendemos que encontrar el silencio es bastante original para nuestro tiempos. Es más, usted nos recuerda que debemos obligarnos a encontrarlo... en una época de comodidad, bienestar y rechazo casi sistemático del esfuerzo. ¿Es necesario romper con los tiempos para ser un buen cristiano?
-Tiene usted razón al señalar esto. ¡No animo a ir con el viento! Una ambición de hoja muerta, como dijo Gustave Thibon. Vivir, vivir plenamente, requiere un compromiso, un esfuerzo y a veces una ruptura con la ideología del momento. En un mundo donde el materialismo consumista dicta el comportamiento, la vida espiritual nos compromete a una forma de disidencia. No se trata de una actitud política, sino de una resistencia interior a los dictados de la cultura mediática.
»No, la comodidad, el poder y el dinero no son los fines últimos. Nada bello se construye sin esfuerzo. Esto es cierto en todas las vidas humanas. Es aún más cierto en el plano espiritual. El Evangelio no nos promete una "superación personal sin esfuerzo" como muchas de las pseudoespiritualidades baratas que abarrotan las estanterías de las librerías.
Nos promete la salvación, la vida con Dios. Vivir la vida misma de Dios implica una ruptura con el mundo. Esto es lo que el Evangelio llama conversión. Es un giro de todo nuestro ser. Una inversión de nuestras prioridades y nuestras urgencias. Significa a veces ir a contracorriente. Pero cuando todo el mundo corre hacia la muerte y la nada, ¡ir a contracorriente es ir hacia la vida!
El mundo ve a la Iglesia como una institución milenaria, pero a menudo plagada de los mismos males que el resto de la sociedad. El tema de la pedofilia es un ejemplo... ¿Cómo deben entender los cristianos (y quizás explicar) lo que es la Iglesia en sus vidas?
-La Iglesia está formada por hombres y mujeres que tienen las mismas faltas, los mismos defectos, los mismos pecados que sus contemporáneos. Pero estos pecados, cuando son cometidos por hombres de la Iglesia, escandalizan profundamente a creyentes y no creyentes. Todo el mundo sabe intuitivamente que la Iglesia nos da los medios de la santidad, todo el mundo sabe que el fruto más hermoso de la Iglesia son los santos. San Juan Pablo II, Santa Madre Teresa, San Carlos de Foucauld son el verdadero rostro de la Iglesia.
»Sin embargo, la Iglesia es también una madre que carga con los hijos recalcitrantes que somos. Nadie sobra en la Iglesia de Dios: los pecadores, los que flaquean en su fe, los que se quedan en el umbral sin querer entrar en la nave. Todos son hijos de la Iglesia. La Iglesia es nuestra madre porque puede darnos sus dos tesoros.
Ella puede alimentarnos con la doctrina de la fe que recibió de Jesús y que transmite de siglo en siglo. Ella puede curarnos a través de los sacramentos que nos transmiten la vida espiritual, la vida con Dios, lo que se llama la gracia.
»La Iglesia es, pues, una madre para nosotros porque nos da la vida. A menudo nuestra madre nos molesta porque nos dice lo que no queremos oír. Pero en el fondo la queremos con gratitud. Sin ella, sabemos que no seríamos nada. Lo mismo ocurre con la Iglesia, nuestra madre. Sus palabras son a veces difíciles de escuchar. Pero seguimos volviendo a ella, porque solo ella puede darnos la vida que viene de Dios.
»La Iglesia es el rostro humano de Dios. Es veraz, justa y misericordiosa, pero a menudo desfigurada por los pecados de los hombres que la componen.
Los que no se declaran católicos aman a la Iglesia cuando se transforma en una ONG global, a la escucha de los más pobres, de las minorías, de los perseguidos, de los diferentes... Y es una tentación que a veces parece impulsarla. ¿En qué es más que una súper ONG con sucursales en todos los países del mundo?
-Los que no se identifican como creyentes no esperan que la Iglesia sea una ONG internacional, una sucursal de la bienpensante ONU. Lo que describe usted es más bien el caso de cristianos acomplejados que quisieran ser aceptables para el mundo, populares según los criterios de la ideología dominante.
»Por el contrario, los incrédulos esperan que hablemos de fe, que hablemos claro. Esto me recuerda lo que viví en Japón cuando me encargué de llevar la ayuda humanitaria de la Santa Sede tras el tsunami. Frente a estas personas que lo habían perdido todo, comprendí que no solo debía dar dinero. Comprendí que necesitaban algo más.
Una ternura que solo viene de Dios. Así que recé durante mucho tiempo en silencio frente al mar por todas las víctimas y los supervivientes. Unos meses después, recibí una carta de un budista japonés que me decía que cuando había decidido suicidarse por desesperación, esta oración le había devuelto el sentido de la dignidad y el valor de la vida. Había experimentado a Dios en ese momento de silencio. ¡Esto es lo que el mundo espera de la Iglesia!
Usted insiste mucho en la oración. ¿Cómo podemos rezar cuando tenemos la impresión de repetir lo mismo una y otra vez, de ser más o menos escuchados...? ¿Qué debemos buscar realmente en la oración?
-Esta es una cuestión fundamental. La oración no consiste en una letanía de peticiones. Y la eficacia de la oración no se mide por si se responde más o menos. De hecho, es muy sencillo. ¡Rezar es hablar con Dios! No necesitamos fórmulas extravagantes para ello, aunque a veces puedan ayudarnos. ¿Qué tenemos que decir a Dios?
En primer lugar, que lo adoramos, que reconocemos su grandeza, su belleza, su poder, tan lejos de nuestra pequeñez, de nuestro pecado, de nuestra impotencia. Adorar es la actividad más noble del hombre. Occidente ya no puede mantenerse en pie porque ya no sabe arrodillarse. No hay nada humillante en ello. Arrodillarse es ocupar un lugar ante Dios.
»Rezar es también decirle a Dios nuestro amor. Con nuestras palabras, le agradecemos su amor gratuito por nosotros, por la salvación eterna que nos ofrece. Rezar es decirle nuestra confianza, pedirle que apoye nuestra fe. Rezar es, finalmente, callar ante Él, hacerle un hueco.
»¿Me pregunta qué hay que buscar en la oración? Le respondo que no busque nada. Busque a alguien: a Dios mismo, que se revela con el rostro de Cristo.
Un catecismo escrito por un cardenal se dirige necesariamente a los cristianos... ¿Los que no tienen fe y que nos leen hoy también forman parte de su reflexión? ¿Los que no creen que Dios existe necesitan el mismo silencio?
-¡Por supuesto! Me dirijo a todos. El silencio no está reservado a los monjes, ni a los cristianos. El silencio es un signo de humanidad. Me gustaría invitar a todas las personas de buena voluntad, creyentes o no, a experimentar este silencio. ¡Atrévanse a parar! Atrévanse a callar. Atrévanse a dirigirse a un Dios que quizás no conozcan, en el que ni siquiera crean.
»Benedicto XVI repite a menudo una frase que leyó en Pascal, el filósofo francés: "¡Haz lo que hacen los cristianos y verás que es verdad!". Me atrevo a decir a todos: atrévanse a experimentar la oración, aunque no crean, y verán. No se trata de revelaciones extraordinarias, visiones o éxtasis. Pero Dios habla al corazón en silencio. El que tiene el valor del silencio acaba encontrándose con Dios.
»Charles de Foucauld es el mejor ejemplo de ello. No creía, había rechazado la fe de su infancia y no llevaba una vida cristiana, por no decir otra cosa. Sin embargo, tras experimentar el silencio en el desierto, su corazón se abrió al deseo de Dios. Dejó que surgiera en su vida.
Usted también habla de la práctica de los sacramentos para alimentar el alma. ¿Puede explicar lo que son realmente, ya que reprocha que a veces se malinterpreta su significado?
-Los sacramentos son contactos reales con Dios a través de signos sensibles. Nuestra época tiende a reducirlas a ceremonias simbólicas, ocasiones rituales para reunirse, para tener una celebración familiar. Son mucho más profundos que eso. Mediante el signo sensible del agua derramada en la frente de un niño en el bautismo, Dios lava realmente el alma de este niño y viene a habitarla. No se trata de una metáfora poética. ¡Es una realidad! A través de los sacramentos, Dios nos toca, nos lava, nos cura, nos alimenta.
»Tal vez a veces nos sintamos un poco celosos de los apóstoles y de los que conocieron a Cristo. Lo tocaron, lo besaron, lo abrazaron. Él los bendijo, los consoló y los fortaleció. Y nosotros... tantos años nos separan de Él. Pero tenemos los sacramentos. A través de ellos, estamos físicamente en contacto con Jesús. Su gracia viene a nosotros.
No se trata de un símbolo bonito que solo es tan bueno como nuestro fervor. No. Los sacramentos son efectivos. Pero debemos dejar que produzcan su fruto en nosotros, preparando nuestras almas mediante la oración y el silencio. Entonces, de verdad, si me confieso, es el mismo Jesús quien me perdona. Si participo en la misa, estoy participando realmente en el sacrificio de la cruz. Si comulgo, es realmente Él, Cristo, Jesús, quien entra en mí para alimentarme. Los sacramentos son los pilares de la vida espiritual.
Los sacramentos también van acompañados de una liturgia... ¿No es necesario también un acompañamiento para que todos puedan tomar conciencia del valor real de estos signos?
-Es cierto. ¡Hay una inmensa necesidad de catecismo! Con demasiada frecuencia, las enseñanzas de los sacerdotes se desvían y se convierten en comentarios sobre la actualidad o en discursos filosóficos. Creo que la gente espera de nosotros un catecismo claro y sencillo que explique el sentido de la vida cristiana y los ritos que la acompañan.
Sería bueno que las homilías explicaran el significado de los gestos de la misa. ¡Eso sería fructífero! Pero también creo que la liturgia habla por sí misma. Habla al corazón. El canto gregoriano no necesita traducción porque evoca la grandeza y la bondad de Dios. Cuando el sacerdote se dirige a la cruz, todo el mundo entiende que nos señala la dirección de nuestra vida, la fuente de luz. La liturgia es un catecismo del corazón.
Como aparece en el Adoro te devote de Santo Tomás, los cristianos debemos dejarnos limpiar por la sangre del Cordero
El pelícano parece abrir el pecho para alimentar a sus crías con su propia sangre; del mismo modo del costado traspasado de Cristo brota la sangre que da vida a la humanidad.
El 1 de julio en la Basílica de la Agonía, en Getsemaní, se celebró la solemnidad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, presidida por el custodio de Tierra Santa, Fr. Francesco Patton. En este lugar, Cristo se encomendó a la voluntad del Padre y aceptó beber el cáliz de la Pasión por la salvación de los hombres.
En su homilía, Fr. Francesco Patton recordó un pasaje del himno de Tomás de Aquino que habla del pelícano, imagen de la cultura clásica luego reinterpretada en sentido cristiano. De hecho, el pelícano parece abrir el pecho para alimentar a sus crías con su propia sangre; del mismo modo del costado traspasado de Cristo brota la sangre que da vida a la humanidad.
Sabías que el pelícano es símbolo de la Eucaristía?
La suya es vida entregada aun cuando vive escondido y entonces es cuando anuncia el Evangelio y cuando sana. Luego, por supuesto, el don alcanza su punto máximo cuando Jesús se ofrece libremente en la cruz y elige entregarse totalmente en las manos del Padre y vivir la experiencia de morir por nosotros. El don de su sangre es don de su propia vida para salvarnos de la muerte e introducirnos en la vida divina.
Al final de la misa, Fr. José Benito, custodio de la Basílica de la Agonía, agradeció a los presentes su presencia y pidió rezar por los frailes que, del 4 al 15 de julio, participan en el capítulo custodial. Para que renovemos nuestra misión de fe a partir del presente y abracemos con valentía nuestro futuro.
Catacumbas de mártires cristianos según la referencia de un santo
Según el Papa san Juan Pablo II, «el redescubrimiento de las catacumbas, como objeto de estudio y reflexión espiritual, se produjo a partir de finales del siglo XVI, cuando un grupo de eruditos formó un activo círculo cultural en torno a la gran personalidad de san Felipe Neri»
Visitando estos monumentos, nos ponemos en contacto con sugestivas huellas del cristianismo de los primeros siglos y, por así decir, se puede palpar la fe que animaba a aquellas antiguas comunidades cristianas.
Recorriendo las galerías de las catacumbas, se observan muchos signos de la iconografía de la fe: el pez, símbolo de Cristo;el ancla, imagen de la esperanza; la paloma, representación del alma del creyente y a menudo, junto a los nombres en los sepulcros, el deseo «in Christo». Se trata de testimonios del fervor espiritual que animaba a las primeras generaciones cristianas.
Acercándose a ese mundo, los cristianos de hoy pueden encontrar motivos de estímulo para su vida y para un compromiso más incisivo en la nueva evangelización.
¿Cómo no conmoverse ante los vestigios, humildes pero tan elocuentes, de esos primeros testigos de la fe? ¿Cómo no sentirse edificados, por ejemplo, ante el sepulcro de la joven Inés en la vía Nomentana o ante el del diácono Lorenzo?
Desde el principio del cristianismo, mis predecesores se interesaron por las catacumbas. El Papa Ceferino fue el primero que creó una en la vía Appia para la comunidad de Roma, confiando su administración al diácono Calixto, quien, cuando llegó a ser Papa, vinculó su nombre al que se convertiría en el mayor complejo romano de catacumbas
Durante su pontificado, el Papa san Dámaso buscó las tumbas de los mártires para adornarlas, y compuso espléndidos epígrafes métricos que exaltan las gestas de esos valientes testigos del Evangelio. A pesar de que, a causa de las invasiones bárbaras, las catacumbas conocieron una especie de abandono forzoso, algunas de ellas siguieron siendo meta ininterrumpida de peregrinaciones.
Durante los siglos del alto medioevo, las áreas donde se conservan los sepulcros de los mártires se convirtieron en lugares de devoción para los peregrinos procedentes de Italia, de Europa y de la cuenca del Mediterráneo. 3.
Pero el redescubrimiento de las catacumbas, como objeto de estudio y reflexión espiritual, se produjo a partir de finales del siglo XVI, cuando un grupo de eruditos formó un activo círculo cultural en torno a la gran personalidad de san Felipe Neri. El «Cristóbal Colón de las catacumbas romanas» –como lo llamaron– fue el arqueólogo maltés Antonio Bosio, que localizó treinta de los sesenta cementerios cristianos de la urbe.
Desde entonces, el interés por las catacumbas no ha decaído, y alcanzando su apogeo hacia mediados del siglo XIX cuando, por el encuentro feliz de dos grandes personalidades, el Pontífice Pío IX y el arqueólogo romano Giovanni Battista de Rossi.
Nacieron la arqueología cristiana, como disciplina histórica y científica, y la Comisión de arqueología sacra, instituida el 6 de enero de 1852 para una tutela y una vigilancia más eficaces de los cementerios y de los antiguos edificios cristianos de Roma y de los suburbios, y para realizar una excavación y exploración sistemáticas de los mismos cementerios.
Los resultados recompensaron esos esfuerzos tan generosos. El Papa Pío IX, impresionado por los importantes descubrimientos realizados por el arqueólogo de Rossi durante esos años en el complejo de San Calixto -donde se había encontrado el cubículo que acogía las tumbas de numerosos Pontífices del siglo III-, quiso visitar personalmente las excavaciones y, recogiéndose en oración ante esas tumbas santas, se conmovió hasta las lágrimas.
En otra ocasión, y con motivo de las investigaciones para el Jubileo del año 2000, san Juan Pablo II, deseaba ante todo expresar su aprecio y gratitud por el importante servicio realizado:
«Me refiero a los descubrimientos arqueológicos y a las restauraciones, así como a las iniciativas orientadas directamente al Año santo. Las catacumbas, como se ha subrayado muchas veces, revisten gran importancia en relación con el jubileo del año 2000.
Vuestra atención–dijo san Juan Pablo II a los responsables– se dirige, oportunamente a la valoración pastoral de esos insignes monumentos de la antigüedad cristiana. Con esa finalidad, se está preparando de manera adecuada a los guías de los peregrinos.
En efecto, las visitas, ilustradas con apropiadas explicaciones, exactas y actualizadas en el aspecto didáctico, científico y espiritual, se convierten también en un eficacísimo momento de catequesis, capaz de suscitar una profunda reflexión sobre el mensaje evangélico.
Este regreso a los orígenes, a través de los más antiguos cementerios ideados por los primeros cristianos, se enmarca perfectamente en el proyecto de la Nueva Evangelización», en el que está comprometida toda la Iglesia.
Las catacumbas, a la vez que presentan el rostro elocuente de la vida cristiana de los primeros siglos, constituyen una perenne escuela de fe, esperanza y caridad. A1 recorrer las galerías, se respira una atmósfera sugestiva y conmovedora.
La mirada se detiene en la innumerable serie de sepulturas y en la sencillez que las caracteriza. Sobre las tumbas se lee el nombre de bautismo de los difuntos.
Cuando se leen esos nombres, se tiene la impresión de oír otras tantas voces que responden a una llamada escatológica, y vienen a la memoria las palabras de Lactancio:
'Entre nosotros no hay ni siervos ni señores; el único motivo por el que nos llamamos hermanos es que nos consideramos todos iguales'
Las catacumbas hablan de la solidaridad que unía a los hermanos en la fe:
Las ofrendas de cada uno permitían la sepultura de todos los difuntos, incluso de los más indigentes, que no podían afrontar el gasto de la compra o la preparación de la tumba.
Esta caridad colectiva representó una de las características fundamentales de las comunidades cristianas de los primeros siglos y una defensa contra la tentación de volver a las antiguas formas religiosas.
Las catacumbas, por consiguiente, sugieren al peregrino este sentimiento de solidaridad unido indisolublemente a la fe y a la esperanza. La misma definición de coemeteria, «dormitorios», aclara que las catacumbas se consideraban verdaderos lugares comunitarios de descanso,donde todos los hermanos cristianos, independientemente de su clase y de su profesión, descansaban en un amplio abrazo solidario, esperando la resurrección final.
Por eso, no eran lugares tristes, sino que se decoraban con frescos, mosaicos y esculturas, como queriendo alegrar los rincones oscuros y anticipar, con las imágenes de flores, pájaros y árboles, la visión del paraíso esperado al fin de los tiempos. La significativa fórmula in pace, que aparece a menudo sobre los sepulcros de los cristianos, sintetiza bien su esperanza.
El ancla, la barca y el pez expresan la firmeza de la fe en Cristo. Se ve la vida del cristiano como una travesía por un mar tempestuoso, hasta el puerto añorado de la eternidad. El pez se identifica con Cristo y alude al sacramento del bautismo, como lo recuerda Tertuliano, quien compara a los fieles con los pececillos (pisciculi), que logran la salvación naciendo y permaneciendo en el agua.
Las catacumbas conservan, entre otras cosas las tumbas de los primeros mártires, testigos de una fe límpida y solidísima, que los llevó, como «atletas de Dios», a salir victoriosos de la prueba suprema. Muchos sepulcros de los mártires se conservan aún dentro de las catacumbas, y generaciones de fieles se han recogido en oración delante de ellos.
También los peregrinos del jubileo del año 2000 irán a las tumbas de los mártires y, elevando sus oraciones a los antiguos campeones de la fe, dirigirán su pensamiento a los «nuevos mártires», a los cristianos que en el pasado próximo y también en nuestros días sufren violencias, abusos e incomprensiones, porque quieren permanecer fieles a Cristo y a su Evangelio.
Las catacumbas de Malta constituyen una gran oportunidad para reflexionar sobre los primeros cristianos
Malta dicen algunos, es una gran iglesia. Lo es, en más de un sentido. El archipiélago es el hogar de más de 365 iglesias, y los malteses a menudo bromean diciendo que podrían asistir a misa en una iglesia diferente todos los días del año si quisieran.
El archipiélago, estratégicamente situado en el centro del Mediterráneo, es famoso por sus monumentos prehistóricos extraordinariamente bien conservados. Sus numerosas estructuras paleocristianas y bizantinas también se encuentran entre las más importantes del mundo.
Como se explicó en artículos anteriores, el paisaje del archipiélago se presta tanto para la contemplación. San Agustín y otros filósofos cristianos afirmaron que uno puede vislumbrar la perfección de Dios mirando las bellezas de la creación.
En ese sentido, Malta es un destino perfecto para los contemplativos: el archipiélago ofrece playas excepcionales, acantilados que se elevan bruscamente desde sus aguas cristalinas, impresionantes grutas naturales y exuberantes valles verdes para largas excursiones o paseos que te deleitan con la maravilla del Creado. De hecho, toda esta belleza natural combinada con la riqueza de la historia cultural lo convierten en un excelente lugar de peregrinación, como bien saben los fundadores del nuevo Camino Maltés.
Sin embargo, si ponemos la mirada literalmente debajo de la superficie nos encontraremos con una grata sorpresa. Un intrincado sistema de catacumbas e hipogeos deja claro que el cristianismo maltés es tan antiguo como el cristianismo mismo. De hecho, la comunidad cristiana maltesa es tan antigua como las comunidades de Éfeso, Jerusalén, Corinto y Roma, gracias al naufragio (providencial) de Pablo, como se cuenta en el Libro de los Hechos.
El naufragio de Pablo y el nacimiento del cristianismo maltés
Imagínese esta escena: Es el año 60 d.C. Pablo está navegando a través de las agitadas aguas del Mediterráneo, en un barco perteneciente a la flota del emperador romano. Su destino es la propia Roma, porque el gran Apóstol estaba bajo arresto, y sería juzgado en Roma, después de ser acusado de predicar el cristianismo en Jerusalén.
Golpeado por una tormenta, el barco romano naufraga. Lo que suena como un evento desafortunado, casi trágico, resultó ser el nacimiento de la tradición cristiana maltesa ininterrumpida por 2.000 años. En una de las pequeñas islas del noroeste ahora conocidas (por razones obvias) como los islotes de San Pablo (que puede visitar en tu próximo viaje al archipiélago), Pablo pudo tocar tierra. El texto de Hechos de los Apóstoles (28:1-5) dice lo siguiente:
Cuando estuvimos a salvo, nos enteramos de que la misma se llamaba Malta. Sus habitantes nos demostraron una cordialidad nada común y nos recibieron a todos alrededor de un gran fuego que habían encendido a causa de la lluvia y del frío.
Pablo recogió unas ramas secas y las echó al fuego. El calor hizo salir una serpiente que se enroscó en su mano.
Cuando los habitantes del lugar vieron el reptil enroscado en su mano, comenzaron a decir entre sí: «Este hombre es seguramente un asesino: se ha salvado del mar, y ahora la justicia divina no le permite sobrevivir».
Pero él tiró la serpiente al fuego y no sufrió ningún mal.
Esta escena (la de Pablo siendo mordido por una serpiente, sin sufrir consecuencias) ha inspirado a tantos artistas a lo largo de los siglos, convirtiéndose en uno de los temas favoritos de la iconografía paulina. Pero, lo que es más importante, es el mismo evento que llevó a estos hospitalarios lugareños a comprender que había algo especial en su invitado. Muchos comenzaron a escuchar su predicación (incluido Publio, el entonces gobernador romano de la isla, que pronto se convirtió en su primer obispo y santo), y así nació la primera comunidad cristiana de Malta.
Un tesoro bajo tierra
Construidas entre los siglos III y VIII, las Catacumbas de San Pablo se extienden por sí solas a lo largo de un área de más de 22,000 pies cuadrados. Según la tradición local, una vez incluso estuvieron conectadas a la gruta de San Pablo, el lugar donde el Apóstol se refugió tan pronto como llegó a la isla.
Pero las de san Pablo no son las únicas catacumbas en Malta: están también la de Santa Águeda, por ejemplo, que está compuesta por más de 500 tumbas, y no eran solo para cristianos, sino también para judíos y paganos.
Orar como lo hacían los primeros cristianos
Las catacumbas de Santa Águeda ofrecen una experiencia espiritual única. Se dice que la santa misma vino aquí a orar. (La historia de Águeda es conocida principalmente por su horrible tortura y martirio, incluyendo la mutilación de sus senos. La tradición afirma que en las persecuciones, ella escapó de Sicilia a Malta por un tiempo, y estuvo viviendo en Mdina, donde solía orar dentro de estas cuevas).
Sus pinturas se encuentran en mal estado, pero teniendo en cuenta que los frescos datan de los siglos 12 y 13, las imágenes aún son increíblemente claras, podemos notar algunos santos como: Santa Margarita, Santa Lucía, San Blas, San Antonio Abad y otros, así como 13 frescos de la vida de la propia Águeda. También podemos ver claramente una hermosa imagen de Nuestra Señora de las Gracias con el Niño Jesús que descansa en su pecho reconfortante.
Saliendo de la cueva y pasando a través de las catacumbas, uno descubre en los frescos del siglo IV que están representados la concha de la nueva vida, el pelícano simbólico de la Eucaristía y otros símbolos muy característicos de las catacumbas cristianas. Varias de las criptas aún conservan los esqueletos de los primeros cristianos enterrados aquí. Un altar cerca de las mesas para los célebres ágapes (el banquete ritual ofrecido a los que dejaron este mundo)
Allí podemos claramente imaginar a estas personas reunidas en oración antes de la Eucaristía y compartir aquel ágape fraterno con estos cristianos que vivieron 300 años después de Cristo.
Si bien estas catacumbas no tienen el esplendor dorado de las muchas iglesias y santuarios de la isla, el impresionante estado de conservación, la simplicidad y el silencio del lugar lo convierten en uno de los sitios más conmovedores espiritualmente de la isla.
Visitando las catacumbas y los hipogeos malteses
Después de un extenso trabajo de restauración que Heritage Malta comenzó en el año 2015 (con un presupuesto de alrededor de 4 millones de euros, parcialmente proporcionado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional), estas catacumbas pueden ser visitadas por todos aquellos interesados en explorar y aprender más de esta fascinante tradición mediterránea. Santa Águeda se sometió a restauración en el 2017, y también hoy está abierto a los visitantes.
Aleteia tuvo la oportunidad de visitar estas catacumbas e hipogeos, y de hablar con David Cardona, arqueólogo y director de excavaciones. La entrevista ha sido editada para una mejor y clara lectura.
¿Cuáles son los elementos pictóricos, arquitectónicos o escultóricos más relevantes en estas catacumbas, según su criterio?
Artísticamente, los hipogeos malteses sufren de falta de imágenes pictóricas, a diferencia de otros hipogeos en todo el mundo cristiano antiguo. Uno no encuentra, por ejemplo, la impresionante decoración pintada y las imágenes que se observan en Roma y en Sicilia. Esto no significa que no haya imágenes presentes.
Las decoraciones florales recientemente descubiertas en un Baldaquino en el hipogeo 17 dentro de las Catacumbas de San Pablo y la tumba pintada de la ventana del complejo 17 dentro del complejo de Wignacourt, nos ofrecen un claro ejemplo de estos. Más numerosos son, sin embargo, los motivos tallados, entre los que destacan los pilares decorados de numerosas “ventanas tumbas”, y los motivos de conchas de vieira que se encuentran en las capillas de las tumbas del mismo tipo.
Arquitectónicamente, sin embargo, los hipogeos malteses proporcionan tipos únicos de tumbas, entre las que se encuentra la ventana tumba (de la cual solo se ha registrado un ejemplo hasta ahora en Roma) y las tumbas de Baldaquino, tumbas arquitectónicamente impresionantes que a menudo se encuentran dentro de los hipogeos de las islas maltesas y, en cierta medida y en diferentes variaciones en Siracusa.
Las catacumbas maltesas se encuentran entre las más importantes de la tradición cristiana, solo las superan las que se encuentran en Roma. ¿Pero por qué no son tan conocidas?
Desafortunadamente, los hipogeos malteses siempre han estado a la sombra de las estructuras prehistóricas locales, que han estado a la vanguardia de la arqueología maltesa. Se podría decir también que los hipogeos malteses han sido eclipsados por las catacumbas romanas, más impresionantes. Por lo tanto, la investigación local se ha concentrado principalmente en comparar el hipogeo maltés con ejemplos extranjeros.
Sin embargo, nuevas investigaciones en las últimas décadas realizadas por especialistas malteses y sicilianos han dado una nueva vida a estos importantes sitios, asegurando que estos hipogeos reciban el interés que se merecen.
¿Cuáles son las características especiales que hacen que estas sepulturas malteses sean únicos en el mundo?
Aparte de los tipos de tumbas ya mencionados anteriormente, los hipogeos malteses contienen tablas excavadas en la roca, llamadas triclinio. Estas mesas probablemente se usaban para las comidas funerarias llevadas a cabo para conmemorar a los difuntos, un rito conocido por los romanos como refrigerium y ágape para los primeros cristianos.
Se sabe que también se llevaron a cabo comidas similares en hipogeos romanos y sicilianos, a través de la evidencia textual y pictórica. Sin embargo, es solo en Malta que toda la instalación fue tallada en la roca viva y, por lo tanto, pudo ser estudiada por los eruditos modernos.
El Monasterio de Mar Mousa está ubicado a unos 70 kilómetros al norte de Damasco
La pequeña comunidad monástica, que alguna vez fue un símbolo del diálogo interreligioso entre cristianos y musulmanes y un polo de atracción para decenas de miles de personas, volvió a recibir visitantes a principios de junio, después de una parada de diez años.
“Esperamos que la gente vuelva a orar y meditar en este lugar, donde quizás encuentren un espacio de calma, silencio y contemplación”. Salir del aislamiento: esta es la esperanza expresada a la agencia France Presse por el padre Jihad Youssef, quien desde mayo de 2021 es el superior del monasterio sirio de San Mosè el Abisinio (Deir Mar Mousa). El monasterio está ubicado en medio de un desierto montañoso a una altitud de 1.320 metros en el norte del macizo de Qalamoun, no lejos de la actual frontera libanesa. Lleva el nombre de un príncipe que se retiró aquí por primera vez en el siglo VI para llevar una vida ascética en una cueva como monje.
El monasterio actual está ubicado a unos 12 kilómetros de Nabek, un pequeño pueblo ubicado a 70 kilómetros al norte de Damasco. Fue parcialmente reconstruida y ampliada en el siglo XIV, pero el núcleo más antiguo, con la iglesia, data del siglo XI.
En 1982, el jesuita italiano Paolo Dall'Oglio comenzó a revivir el monasterio, que se había deteriorado después de ser abandonado en el siglo XIX después de un declive gradual que comenzó dos siglos antes. Dall'Oglio inició la restauración de los edificios, primero con la ayuda de la Iglesia local, luego con la ayuda del estado sirio y de voluntarios locales y extranjeros.
En ese mismo período, el padre jesuita también fundó una nueva comunidad religiosa ecuménica y mixta de rito siríaco-católico: la "comunidad monástica al-Khalil de Deir Mar Moussa al-Habachi", que hoy se distribuye en tres monasterios: Mar Mousa en Siria; Maryam al-Adhra, en Sulaymaniyya, en Kurstidan iraquí; San Salvatore, en Cori (Latina), Italia.
Diez años de inseguridad y luego la pandemia
El monasterio es conocido por haber elegido, hace treinta años, entablar un diálogo cristiano-musulmán por instigación del padre Dall'Oglio quien, como arabista, estaba convencido de la posibilidad de apertura y diálogo entre el cristianismo y el Islam. En Mar Mousa se organizaron seminarios interreligiosos, en los que la minoría cristiana de Siria y los musulmanes rezaron codo con codo, convirtiendo el monasterio en un símbolo de convivencia que atrajo a numerosos visitantes, tanto turistas de paso como personas en busca de retiro espiritual. Además de los cristianos de Oriente y Occidente, los musulmanes acudían allí los viernes, su día festivo semanal.
En 2006, el monasterio recibió el Premio Euromediterráneo para el diálogo entre culturas, establecido en 2005 por la Fondation Méditerranée y la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el diálogo entre culturas.
En 2010, según France Presse , nada menos que 30.000 personas visitaron el monasterio. El comienzo de la guerra en Siria en 2011, la expulsión del padre Dall'Oglio del país en el mismo año y su desaparición en 2013 en Raqqa, la "capital" de la región norte que quedó bajo el control de los autodenominados Estado Islámico (Isis)-, donde había acudido para obtener la liberación de personas secuestradas o detenidas ilegalmente, interrumpió durante una década las visitas a Mar Mousa.
En 2015, el propio monasterio fue blanco del Estado Islámico, mientras que los yihadistas, durante un par de años, dominaron las zonas rurales alrededor de la ciudad de Homs. Los hombres de ISIS también secuestraron al padre Jacques Mourad , cofundador de Deir Mar Mousa de Al-Qaryatain. El clérigo logró escapar con la ayuda de algunas personas unos meses después. En ese momento “teníamos miedo y estábamos aislados; en una situación que impedía que la gente nos visitara”, recuerda el padre Jihad.
La derrota de las fuerzas de ISIS hace tres años fue seguida en 2020 por la pandemia de Covid-19, que prolongó el aislamiento de la pequeña comunidad monástica. En 2021 - escribieron los monjes y monjas en la carta de Navidad enviada a los amigos de la comunidad - "limitamos nuestra hospitalidad a algunas visitas breves organizadas para pequeños grupos de 3-4 personas y, en casos particulares, a pernoctaciones de no más que una o dos personas".
Ahora, gracias a la mejora de la seguridad en los alrededores y una situación sanitaria más normal, el monasterio -reportado en muchas guías turísticas publicadas antes de 2011- ha reabierto sus puertas a los visitantes en este mes de junio.
Algunos de los frescos más antiguos del Oriente cristiano
De esta forma, se vuelve a subir la subida de varios cientos de escalones, que tras una caminata de unos veinte minutos, da acceso a un lugar de paz, capaz de sostenerse incluso en el contexto desértico en el que se encuentra inmerso. Construido sobre las ruinas de una torre romana y parcialmente excavado en la roca, el sitio alberga una iglesia que data de 1051, decorada con íconos y murales antiguos considerados entre los frescos más antiguos del Oriente cristiano y que datan de los siglos XI y XII.
La escena del Juicio Final es una de las más emblemáticas. Se enrolla alrededor de las paredes como un cómic. Se estableció una escuela de restauración italo-siria para la restauración de los frescos. El rescate de las pinturas se completó en 2003.
En las paredes de la iglesia hay inscripciones en árabe, siríaco y griego con acentos cristianos -"Dios es amor"- y musulmanes -"en el nombre de Dios, el Misericordioso".
El programa comunitario continúa inspirándose en las intuiciones del Padre Paolo Dall'Oglio. “Con alegría y entusiasmo”, escribe la comunidad en la carta de diciembre de 2021 que se refiere al último capítulo monástico celebrado del 18 de mayo al 4 de junio de 2021, “hemos elegido continuar nuestra consagración monástica juntos sobre la base de nuestras tres prioridades: la oración, el trabajo manual y la hospitalidad-, dejándonos llevar hacia el horizonte de la concordia y la amistad con el Islam y los musulmanes, a quienes amamos en nombre de Cristo, como él los ama”.
Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. Se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. (Hechos de los Apóstoles).
Un mismo corazón
Pide a Dios que en la Iglesia Santa, nuestra Madre, los corazones de todos, como en la primitiva cristiandad, sean un mismo corazón, para que hasta el final de los siglos se cumplan de verdad las palabras de la Escritura: “multitudinis autem credentium erat cor unum et anima una —la multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma.—Te hablo muy seriamente: que por ti no se lesione esta unidad santa. ¡Llévalo a tu oración! Forja, 632
"Saludad a todos los santos. Todos los santos os saludan. A todos los santos que viven en Efeso. A todos los santos en Cristo Jesús, que están en Filipos." —¿Verdad que es conmovedor ese apelativo —¡santos!— que empleaban los primeros fieles cristianos para denominarse entre sí?
—Aprende a tratar a tus hermanos. Camino, 799
Como los primeros cristianos
Me parece tan bien tu devoción por los primeros cristianos, que haré lo posible por fomentarla, para que ejercites —como ellos—, cada día con más entusiasmo, ese Apostolado eficaz de discreción y de confidencia. Camino, 971
Como los religiosos observantes tienen afán por saber de qué manera vivían los primeros de su orden o congregación, para acomodarse ellos a aquella conducta, así tú —caballero cristiano— procura conocer e imitar la vida de los discípulos de Jesús, que trataron a Pedro y a Pablo y a Juan, y casi fueron testigos de la Muerte y Resurrección del Maestro. Camino, 925
Te está ayudando mucho —me dices— este pensamiento: desde los primeros cristianos, ¿cuántos comerciantes se habrán hecho santos?
Y quieres demostrar que también ahora resulta posible... —El Señor no te abandonará en este empeño. Surco, 490
Vivir a fondo la vocación cristiana
Si se quiere buscar alguna comparación, la manera más fácil de entender el Opus Dei es pensar en la vida de los primeros cristianos. Ellos vivían a fondo su vocación cristiana; buscaban seriamente la perfección a la que estaban llamados por el hecho, sencillo y sublime del Bautismo.
No se distinguían exteriormente de los demás ciudadanos. Los socios del Opus Dei son personas comunes; desarrollan un trabajo corriente; viven en medio del mundo como lo que son: ciudadanos cristianos que quieren responder cumplidamente a las exigencias de su fe. Conversaciones, 24
Lo que a ti te maravilla a mí me parece razonable. —¿Que te ha ido a buscar Dios en el ejercicio de tu profesión?
Así buscó a los primeros: a Pedro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a las redes: a Mateo, sentado en el banco de los recaudadores...
Y, ¡asómbrate!, a Pablo, en su afán de acabar con la semilla de los cristianos. Camino, 799
Amar a la Iglesia
Hace falta hoy repetir, en voz muy alta, aquellas palabras de San Pedro ante los personajes importantes de Jerusalén: este Jesús es aquella piedra que vosotros desechasteis al edificar, que ha venido a ser la principal piedra del ángulo; fuera de El no hay que buscar la salvación en ningún otro: pues no se ha dado a los hombres otro nombre debajo del cielo, por el cual podamos salvarnos (Act IV, 11-12).
Así hablaba el primer Papa, la roca sobre la que Cristo edificó su Iglesia, llevado de su filial devoción al Señor y de su solicitud hacia el pequeño rebaño que le había sido confiado. De él y de los demás Apóstoles, aprendieron los primeros cristianos a amar entrañablemente a la Iglesia. Amar a la Iglesia, 13
Para seguir las huellas de Cristo, el apóstol de hoy no viene a reformar nada, ni mucho menos a desentenderse de la realidad histórica que le rodea... —Le basta actuar como los primeros cristianos, vivificando el ambiente. Surco, 320
La única arma
En los Hechos de los Apóstoles se narra una escena que a mí me encanta, porque recoge un ejemplo claro, actual siempre: "perseveraban todos en la enseñanza de los Apóstoles, y en la comunicación de la fracción del pan, y en la oración".
Es una anotación insistente, en el relato de la vida de los primeros seguidores de Cristo: "todos, animados de un mismo espíritu, perseveraban juntos en oración". Y cuando Pedro es apresado por predicar audazmente la verdad, deciden rezar. "La Iglesia incesantemente elevaba su petición por él."
La oración era entonces, como hoy, la única arma, el medio más poderoso para vencer en las batallas de la lucha interior: "¿hay entre vosotros alguno que está triste? Que se recoja en oración." Y San Pablo resume: "orad sin interrupción", no os canséis nunca de implorar. Amigos de Dios, 242
Con la ayuda de evidencias bíblicas y una intensa labor arqueológica, se puede ubicar el sitio donde estaba Sodoma.
Entonces, ¿dónde está Sodoma, según la geografía bíblica de Génesis 13? Sodoma y sus ciudades hermanas están ubicadas en la gran llanura fértil de forma ovalada justo al norte del Mar Muerto llamada simplemente ha-kikkar , o “el Disco” (Génesis 13, versículo 13)
Según la Biblia, “los hombres de Sodoma eran malos” ( Génesis 13, versículo 13). Por sus muchos pecados, Dios destruyó a Sodoma ya todos los habitantes de las “ciudades de la llanura” en una intensa conflagración, no sin antes permitir que el sobrino de Abraham, Lot, y su familia huyeran a un lugar seguro.
Se entendía claramente que las historias de Sodoma y su destrucción, ya históricos históricos o no, ocurrieron cerca del Mar Muerto, entre las llamadas "ciudades de la llanura" mencionadas en Génesis 13, versículo 12. Pero, ¿dónde estaba exactamente esta llanura? y ¿había un sitio en particular asociado con Sodoma? En el artículo “ ¿Dónde está Sodoma? en la edición de marzo / abril de 2013, el arqueólogo Steven Collins combina pistas de la geografía bíblica con evidencia arqueológica del sitio de Tall el-Hammam en Jordania para sugerir que el autor de Génesis 13 ubicó a Sodoma en un área fértil al noreste del mar de los muertos.
Entonces, ¿dónde está Sodoma, según la geografía bíblica de Génesis 13? Sodoma y sus ciudades hermanas están ubicadas en la gran llanura fértil de forma ovalada justo al norte del Mar Muerto llamada simplemente ha-kikkar , o “el Disco” (Génesis 13, versículo 13). En la geografía bíblica, esta llanura bien regada en forma de disco, que se dice que estaba ubicada al este de los pueblos de las tierras altas de Betel y Hai, era un área “como el jardín del Señor, como la tierra de Egipto” donde Lot mudó a su familia. después de su pelea con Abraham (Génesis 13, versículo 10). También es el lugar donde los escritores bíblicos ubican su dramática historia de la maldad y destrucción de Sodoma (Génesis 19).
Aparte de Israel, ningún país tiene tantos sitios y asociaciones bíblicas como Jordania: el Monte Nebo, desde donde Moisés contempló la Tierra Prometida; Betania al otro lado del Jordán, donde Juan bautizó a Jesús; la cueva de Lot, donde Lot y sus hijas buscaron refugio después de la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Buscando responder a la pregunta “¿Dónde está Sodoma?” y usando la geografía bíblica de Génesis 13 como guía, Collins decidió excavar Tall el-Hammam, un sitio extenso y fuertemente fortificado ubicado en la Jordania moderna en el extremo este del kikkar. Habitado por primera vez durante el período Calcolítico (4600-3600 a. C.), el sitio alcanzó su tamaño máximo durante la Edad del Bronce Medio (c. 2000-1600 a. C.) y se convirtió en una de las ciudades más grandes de Canaán. Pero a diferencia de otras ciudades cananeas que continuaron floreciendo a finales de la Edad del Bronce (1550-1200 a. C.), Tall el-Hammam fue destruida por un incendio al final de la Edad del Bronce Medio y permaneció deshabitada durante siglos.
En Tall el-Hammam, los arqueólogos encontraron evidencia generalizada de una intensa conflagración que dejó en ruinas la ciudad de la Edad del Bronce Medio. Encontraron cimientos quemados y pisos enterrados bajo casi 3 pies de ceniza gris oscura, así como docenas de tiestos de cerámica cubiertos con una superficie espumosa y “derretida”; la apariencia vítrea indica que hubo temperaturas extremas muy por encima de los 2000 grados Fahrenheit, el calor aproximado del magma volcánico. Tal evidencia sugiere que la ciudad y sus alrededores fueron destruidos catastróficamente en una conflagración repentina y extrema.
¿Fue este evento, que destruyó Hammam y las otras ciudades del kikkar , lo que recordaron los escritores bíblicos al contar la historia de Sodoma?
Las columnas regresan a Jerusalén, después de más de 50 años
Algunas columnas antiguas y dos capiteles del Santo Sepulcro, abandonados en la gran restauración de los años 70 y 80, regresan a la Ciudad Vieja de Jerusalén, después de descansar durante más de 50 años en el complejo franciscano de Getsemaní.
Los hallazgos se colocarán en una sala especial del Museo Terra Sancta, dedicada al Santo Sepulcro. El Museo está ubicado dentro del complejo franciscano de la Flagelación. El proyecto está gestionado por la asociación Pro Terra Sancta.
SARA CIBIN Project Manager Pro Terra Sancta:
Su nuevo hogar será el Museo, donde tendremos un espacio adecuado para su interpretación y presentación al público. Las columnas cuentan una historia muy interesante y muy variada. Es muy interesante para nosotros poder volver a exhibirlas al público, y a través de ellas contar las fases del Santo Sepulcro y los siglos de devoción, de vida, que han pasado por esta zona.
Para comprender el origen y la historia de estos hallazgos, nos adentramos en el Santo Sepulcro, dirigidos por Fr. Amedeo Ricco, arqueólogo del Studium Biblicum Franciscanum.
Fr. AMEDEO RICCO, ofm Studium Biblicum Franciscanum:
Cuando las tres comunidades —greco-ortodoxa, armenia y católica— acordaron una restauración importante, a partir de 1969, en las investigaciones arquitectónicas se descubrieron estos elementos antiguos dentro de lo que parecían ser los pilares, pero en realidad se descubrió que en la antigüedad había un alternancia entre pilares, bases y columnas. Removiendo la mampostería, salieron las piezas antiguas, que luego fueron retiradas porque estaban arruinadas por las llamas de los incendios, por la historia y por los terremotos. No había una gran estabilidad en la estructura, por lo que se retiraron para realizar la restauración.
Las hipótesis sobre la datación de estas piezas son igualmente sugerentes:
Fr. AMEDEO RICCO, ofm Studium Biblicum Franciscanum:
Las columnas en su aspecto parecen trasladarnos al siglo II d.C., cuando en el lugar del Gólgota, el emperador Adriano ordenó la construcción de templos paganos. Lo más probable es que estos elementos arquitectónicos sean anteriores a la época de Constantino, y fueran reutilizados en el siglo IV en la construcción de la Anástasis. Las columnas que vemos hoy son una reproducción fiel de las retiradas, esculpidas a escala por artesanos de Belén, usando piedra local.
La operación de traslado ha requerido una larga preparación, que comenzó hace casi un año, para responder a desafíos sin precedentes. En primer lugar la del estado de conservación de los hallazgos. Esto fue realizado por un equipo de restauradores italianos que han estado colaborando con Pro Terra Sancta durante algún tiempo.
PIETRO CORONAS Kermes – Restauradores sin fronteras:
Formamos parte de 'Restauradores sin fronteras', una asociación que se ocupa de la protección del patrimonio cultural en países que no pueden costear restauradores o donde hay poca presencia. En este caso, el mayor problema era el estado de conservación de estas columnas: tienen problemas de estabilidad y no era aconsejable un transporte en estas condiciones.
Tras la consolidación, el desafío del transporte.
SARA CIBIN Project Manager Pro Terra Sancta:
Teníamos que buscar una máquina que nos permitiera garantizar tanto la seguridad —que tuviera suficiente potencia de motor— como la agilidad y el tamaño para poder movernos en este difícil contexto. Las columnas fueron transportadas desde Getsemaní hacia el valle de Cedrón, y luego hacia la Puerta de los Leones. Desde allí, de nuevo cuesta arriba, hasta la entrada del convento de la Flagelación, donde se encuentra el Museo Terra Sancta, su destino final.
SARA CIBIN Project Manager Pro Terra Sancta:
Cuando las columnas han entrado dentro del edificio, se han movido con carros eléctricos. También hemos tenido que preparar estructuras impresionantes allí para garantizar un manejo seguro. Una pieza tras otra, las diversas exhibiciones encuentran su lugar y se preparan para su presentación al público. Y el cansancio y los desafíos de este trabajo se disuelven en una sonrisa.
Cristianos que se ven obligados a huir por las persecuciones.
En 58 de los 76 países donde son más perseguidos, los cristianos declaran que también fueron obligados a abandonar sus hogares. Así lo revela un nuevo informe de la ONG que trabaja en la defensa de la libertad religiosa:
“No es una consecuencia, sino parte de la estrategia de persecución. Que los gobiernos y los organismos internacionales no cierren los ojos a este aspecto cuando los acojan”.
Milán (AsiaNews)
- La persecución contra los cristianos no se produce sólo en sus propios países, sino que puede continuar también con aquellos que se han visto obligados a abandonarlo todo para ponerse a salvo.
Así lo revela un nuevo informe publicado hoy por Open Doors, una ONG internacional que a través de su World Watch List monitorea constantemente las situaciones más graves de persecución contra los cristianos en el mundo. El estudio - titulado “Iglesia prófuga. Informe 2022 sobre desplazados internos y refugiados” que se dio a conocer con motivo del Día Mundial del Refugiado que se celebra el 20 de junio- cruza datos sobre la libertad religiosa con los que recientemente llevaron a la ACNUR a registrar que hay 100 millones de personas en el mundo actual que fueron obligadas a huir de sus comunidades.
El resultado que se desprende es que en 58 de los primeros 76 países de la World Watch List de Open Doors (ver gráfico anterior), hay cristianos que declaran haber sido expulsados por la fuerza de sus hogares debido a su identidad religiosa.
Entre los desplazados internos -es decir, aquellos que se han visto obligados a abandonar sus hogares pero permanecen dentro de las fronteras de su propio país- casi la mitad (46%) proviene de 5 países que también están incluidos en la lista de aquellos donde los cristianos sufren. mayor persecución: Siria, Afganistán, República Democrática del Congo, Colombia y Yemen.
También el 68% de los refugiados -es decir, aquellos que tienen que abandonar su país debido a las guerras y la violencia- provienen de 5 países donde se vive un alto nivel de discriminación y persecución religiosa: Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Myanmar.
Precisamente esa fuerte superposición entre los países de origen de los refugiados y los países conocidos como los peores violadores de la libertad religiosa en el mundo, lleva a Open Doors a afirmar que sería vital una mejor comprensión del papel que tiene la identidad religiosa para responder a las necesidades de los que huyen y, en particular, de las minorías cristianas.
"Para tener una imagen completa de la persecución religiosa debemos observar tanto la Iglesia en su patria como la Iglesia que huye”,
Helene Fisher, experta del equipo que hizo la investigación.
"Dividir las comunidades religiosas es parte de una estrategia deliberada. El desplazamiento no es solo un subproducto de la persecución, sino que en muchos casos forma parte intencionalmente forma parte de una estrategia más amplia para erradicar el cristianismo de la comunidad o del país".
En Oriente Medio es emblemático el caso de Irak, donde según Open Doors sólo quedan 166.000 cristianos, cuando hace veinte años había un millón. E incluso después de la derrota militar de ISIS en 2017, el regreso de los desplazados sigue obstaculizado por la falta de seguridad y la falta de apoyo de las autoridades en la recuperación de las propiedades perdidas en los últimos diez años debido al conflicto.
En cuanto a la situación en el resto de Asia, los principales factores que llevan a las personas a abandonar sus hogares son la familia y la comunidad local, con una fuerte presión sobre quienes se convierten al cristianismo desde otra religión. Especialmente grave es el caso de Pakistán, donde las minorías religiosas viven a la sombra de leyes contra la apostasía y la blasfemia e incluso dentro de las mismas familias una conversión se puede considerar como una amenaza contra su honor.
La inestabilidad política y el auge de los grupos religiosos extremistas son otros factores que alimentan los desplazamientos en la región, como está sucediendo, por ejemplo, en Myanmar, sobre todo en los estados de Karen, Chin, Kayah y Kachin. En Corea del Norte, donde no se permite ninguna religión, los que huyen buscan una mayor libertad del otro lado de la frontera, por ejemplo en China.
Pero según un experto regional, el Covid-19 ha complicado aún más la situación, con la consecuencia de que los hombres norcoreanos están más expuestos a las amenazas de denuncias por parte de los empleadores chinos, mientras que las mujeres corren el riesgo de ser víctimas de la trata.
Sensibilizar sobre la presencia de muchos cristianos entre los desplazados internos y los solicitantes de asilo - concluye Open Doors - es también una forma de protegerlos en su huida. En efecto, a veces sus sufrimientos continúan incluso en los campos de acogida, precisamente porque no se presta suficiente atención al tema de la violencia por motivos religiosos.
En algunos casos, explica Eva Brown, Senior Specific Religious Persecution Analyst de Open Doors, los gobiernos e incluso las organizaciones internacionales con buenas intenciones pueden lamentablemente ser cómplices en la agudización de la discriminación contra los cristianos desplazados. Por eso la conciencia de esta vulnerabilidad en múltiples niveles es vital. para que se puedan atender mejor las necesidades de los desplazados y de los refugiados marginados”.
Un nuevo tramo del acueducto de los reyes hasmoneos que unía las piscinas de Salomón con el Monte del Templo en Jerusalén
El acueducto original tenía una longitud de unos 21 kilómetros.
Un nuevo tramo del acueducto inferior de Jerusalén ha quedado al descubierto en las últimas semanas en el barrio de Armon Hanatsiv. Esta infraestructura fue la principal fuente de suministro de agua en la ciudad santa durante 2.000 años de manera ininterrumpida.
Este proyecto para mostrar este nuevo segmento lo han realizado de manera conjunta la Autoridad de Antigüedades de Israel junto al Ayuntamiento de Jerusalén y la Corporación de Desarrollo Moriah Jerusalén.
Serpenteando a lo largo de una ruta de 21 kilómetros desde las Piscinas de Salomón, al sur de Belén, hasta el Monte del Templo, este ingenioso sistema de agua iniciado por los reyes hasmoneos para aumentar el suministro de agua a Jerusalén sigue asombrando todavía a día de hoy.
Los expertos se asombran hoy de los cálculos que realizaron los que construyeron el acueducto. Los acueductos se utilizaron hasta hace aproximadamente 100 años, durante el Mandato Británico, cuando la invención de las bombas eléctricas los reemplazó.
Según Ya’akov Billig de la Autoridad de Antigüedades de Israel, “dos acueductos, el acueducto de nivel bajo y el de nivel alto, traían agua de las piscinas de Salomón, ubicadas entre Belén y Efrat, a Jerusalén. Nos asombra pensar cómo se las arreglaban en la antigüedad para hacer las mediciones precisas de elevación junto con una distancia tan larga, eligiendo la ruta a lo largo de un terreno montañoso y calculando la pendiente necesaria, todo sin los instrumentos modernos y sofisticados que tenemos hoy”.
Actualmente, se están descubriendo segmentos del acueducto inferior debajo de la calle Alkachi en Armon Hanatsiv, en una excavación dirigida por Alexander Wiegmann de la Autoridad de Antigüedades de Israel. Los expertos en conservación preservarán el acueducto y otros hallazgos arqueológicos para futuras exhibiciones públicas tras las excavaciones.