La lucha de los primeros cristianos contra la práctica del aborto
La tradición de la Iglesia ha sostenido siempre que la vida humana debe ser protegida y favorecida desde su comienzo como en las diversas etapas de su desarrollo. Oponiéndose a las costumbres del mundo grecorromano, la Iglesia de los primeros siglos ha insistido sobre la distancia que separa en este punto tales costumbres de las costumbres cristianas.
A lo largo de toda la historia, los Padres de la Iglesia, sus pastores, sus doctores, han enseñado la misma doctrina sobre la ilegitimidad del aborto.
“El segundo mandamiento de la enseñanza: No asesinarás. No cometerás adulterio. No seducirás a los niños. No cometerás fornicación. No robarás. No practicarás magia. No usarás pociones. No provocarás [un] aborto, ni destruirás a un niño recién nacido” (Didajé 2:1–2 [70 d.C.]).
“El camino de la luz, entonces, es el siguiente. Si alguno desea viajar al lugar señalado, debe ser celoso en sus obras. El conocimiento, por tanto, que se nos da con el fin de caminar de esta manera, es el siguiente. . . . No matarás al niño procurándole el aborto; ni tampoco lo destruirás después de que haya nacido” (Carta de Bernabé 19 [74 d.C.]).
“¿Qué hombre en su sano juicio, por tanto, afirmará, siendo tal nuestro carácter, que somos asesinos? . . . Cuando decimos que aquellas mujeres que usan drogas para provocar el aborto cometen un asesinato y tendrán que dar cuenta a Dios por el aborto, ¿bajo qué principio deberíamos cometer un asesinato?
Porque no corresponde a la misma persona considerar al mismo feto en el vientre como un ser creado, y por tanto objeto del cuidado de Dios, y cuando ha pasado a la vida, matarlo; y no exponer a un niño, porque quienes lo exponen son acusados de asesinato de niños, y por otra parte, cuando ha sido criado para destruirlo” (Súplica a favor de los cristianos 35 [177 d.C.]).
“En nuestro caso, al estar prohibido para siempre el asesinato, no podemos destruir ni siquiera al feto en el útero, mientras que el ser humano todavía obtiene sangre de las otras partes del cuerpo para su sustento. Impedir un nacimiento no es más que matar a un hombre más rápidamente; ni importa si se quita la vida que nace, o se destruye la que está por nacer. Ése es un hombre que va a serlo; ya tienes el fruto en su semilla” (Apología 9:8 [197 d.C.]).
“Entre las herramientas de los cirujanos hay un instrumento determinado, que está formado por un marco flexible bien ajustado para, en primer lugar, abrir el útero y mantenerlo abierto; está además provisto de una cuchilla anular, por medio de la cual se disecan los miembros [del niño] dentro del útero con cuidado ansioso pero inquebrantable; siendo su último apéndice un gancho romo o cubierto, con el que se extrae todo el feto mediante un parto violento.
“Existe también [otro instrumento en forma de] una aguja o púa de cobre, mediante la cual se gestiona la muerte misma en este robo furtivo de la vida: Le dan, por su función infanticida, el nombre de embruosphaktes, [es decir]” el asesino del niño”, que por supuesto estaba vivo. . . “[Los médicos que practicaban abortos] sabían muy bien que se había concebido un ser vivo, y [ellos] se compadecieron de este desdichado estado infantil, que primero tuvo que ser ejecutado para escapar de ser torturado vivo” (El Alma 25 [210 d.C.]).
“Ahora admitimos que la vida comienza con la concepción porque sostenemos que el alma también comienza desde la concepción; la vida comienza en el mismo momento y lugar que el alma” (ibid., 27). “La ley de Moisés, en verdad, castiga con las penas debidas al hombre que causare el aborto [Éx. 21:22–24]” (ibid., 37).
MINUCIO FELIX
“Hay algunas mujeres [paganas] que, al beber preparados médicos, extinguen en sus entrañas la fuente del futuro varón y cometen así un parricidio antes de dar a luz. Y estas cosas ciertamente proceden de la enseñanza de vuestros [falsos] dioses. . . . A nosotros [los cristianos] no nos es lícito ni ver ni oír hablar de homicidio” (Octavio 30 [226 d.C.]).
“Las mujeres que tenían fama de creyentes comenzaron a tomar drogas para volverse estériles y a atarse fuertemente para expulsar lo que estaba engendrando, ya que, a causa de los parientes y el exceso de riqueza, no querían tener un hijo de un esclavo o por cualquier persona insignificante. ¡Mira, pues, hasta qué gran impiedad ha procedido ese inicuo, al enseñar el adulterio y el asesinato al mismo tiempo! (Refutación de todas las herejías [228 d.C.]).
CONCILIO DE ANCIRA
“En cuanto a las mujeres que fornican y destruyen lo que han concebido, o que se emplean en fabricar drogas para abortar, un decreto anterior las excluía hasta la hora de la muerte, y algunos han consentido. Sin embargo, deseando utilizar una lenidad algo mayor, hemos ordenado que cumplan diez años [de penitencia], según los grados prescritos” (canon 21 [314 d.C.]).
“La que provoque el aborto, pase diez años de penitencia, ya sea que el embrión esté perfectamente formado o no” (Primera Carta Canónica, canon 2 [374 d.C.]).
“Es homicida... ; también lo son los que toman medicinas para provocar el aborto” (ibid., canon 8).
“Por tanto os ruego que huyáis de la fornicación. . . . ¿Por qué sembrar donde la tierra se encarga de destruir el fruto? ¿Dónde hay muchos esfuerzos por abortar? ¿Dónde hay asesinato antes del nacimiento? Porque ni siquiera a la ramera dejarás que siga siendo una simple ramera, sino hazla también asesina. Ves cómo la embriaguez lleva a la prostitución, la prostitución al adulterio, el adulterio al asesinato; o más bien a algo incluso peor que el asesinato. Porque no tengo nombre que darle, ya que no quita lo que nace, sino que impide que nazca.
¿Por qué entonces abusas del don de Dios, y luchas con sus leyes, y sigues lo que es una maldición como si fuera una bendición, y haces de la cámara de la procreación una cámara para el asesinato, y armas a la mujer que fue dada para tener hijos para el matadero? ? Porque para sacar más dinero siendo agradable y objeto de deseo para sus amantes, ni siquiera esto se resiste a hacerlo, amontonando así sobre tu cabeza un gran montón de fuego. Porque incluso si la acción atrevida es de ella, la causa de la misma es tuya” (Homilías sobre Romanos 24 [391 d.C.]).
“Algunos llegan incluso a tomar pociones para asegurar la esterilidad y asesinar así a seres humanos casi antes de su concepción. Algunas, cuando se encuentran encintas a causa de su pecado, utilizan drogas para procurar el aborto, y cuando, como sucede a menudo, mueren con su descendencia, entran al mundo inferior cargadas con la culpa no sólo de adulterio contra Cristo sino también de suicidio y asesinato de niños” (Cartas 22:13 [396 d.C.]).
Este fue el momento en el que un terrorista atacó una iglesia en Colombo, Sri Lanka, el Domingo de Pascua de 2019.
Desde el ataque se abrió un proceso de investigación para encontrar a los responsables del atentado. Muchos líderes mundiales pidieron al gobierno de Sri Lanka que haga justicia. El papa aprovechó el tercer aniversario de los atentados para hacer este llamamiento público.
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FRANCISCO No quisiera terminar sin hacer un llamamiento a las autoridades de su país. Por favor y por el bien por la justicia, por el bien de tu pueblo, que se aclare de una vez por todas quiénes fueron responsable de estos hechos [los atentados de Semana Santa de 2019]. Esto traerá paz a su conciencia y a la Patria.
Casi 5 años después, la comunidad católica no ha olvidado a las más de 200 personas asesinadas ese día.
CARD. MALCOLM RANJITH Arzobispo de Colombo, Sri Lanka Hemos construido un cementerio especial en Kotahena o Nigambo. Tuvimos que comprar un terreno porque el cementerio católico estaba repleto, lleno de cadáveres y no podíamos enterrarlos a todos allí.
También hay un memorial en una de las iglesias que fueron destruidas aquel Domingo de Pascua.
CARD. MALCOLM RANJITH Arzobispo de Colombo, Sri Lanka Hay un memorial dentro de la iglesia. Reservamos una zona y escribimos todos los nombres en una lápida de piedra que construimos en la iglesia de San Sebastián.
Muchas personas han acudido a los memoriales para pedir la intercesión de estos hombres y mujeres. El cardenal Ranjith dijo que son ejemplos de los mártires modernos de los que el papa habla a menudo.
CARD. MALCOLM RANJITH Arzobispo de Colombo, Sri Lanka Dieron sus vidas por la fe, porque los atacantes lo hicieron por odio a la fe. Odium fidei, así lo llaman. Odiaban a los cristianos y atacaron a estos inocentes. Los mataron. Para nosotros son mártires porque murieron yendo a la Iglesia, por eso promovemos su causa.
El 21 de abril se cumplen 5 años del atentado. Es el tiempo mínimo que exige el Vaticano para iniciar el proceso de beatificación. Y en Sri Lanka lo tienen claro. En cuanto se cumpla ese aniversario, se pondrán manos a la obra.
BELÉN, Palestina. Situada a apenas unos kilómetros al sur de Jerusalén, Belén (Beit Lahm en árabe, "Casa de la Carne"; Bet Lehem en hebreo, "Casa del Pan") es una de las ciudades más antiguas y simbólicas del mundo. Conocida universalmente como el lugar de nacimiento de Jesucristo, su historia se extiende mucho más allá de los relatos evangélicos, hundiéndose en las raíces de la Edad del Bronce y el Antiguo Testamento. Hoy, Belén no es solo un centro de peregrinación mundial, sino un testimonio vivo de la resiliencia cultural y religiosa en una de las regiones más complejas del planeta. Su importancia como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO subraya un legado que une a milenios de civilizaciones bajo el amparo de la fe y la tradición.
Orígenes e Importancia en el Antiguo Testamento
Las primeras menciones históricas de Belén aparecen en las cartas de Amarna (siglo XIV a.C.), donde se la identifica como un asentamiento en las colinas de Judea. Sin embargo, su fama bíblica comienza con la figura de Raquel, la esposa de Jacob, cuya tumba se encuentra a las puertas de la ciudad y sigue siendo un lugar de veneración hoy en día. Más tarde, Belén se convertiría en el escenario del Libro de Rut y, fundamentalmente, en la cuna del Rey David. Fue aquí donde el profeta Samuel ungió al joven pastor David como futuro rey de Israel, estableciendo la conexión dinástica que, según las profecías de Miqueas, daría lugar al nacimiento del Mesías en la misma aldea de sus antepasados.
Adoración de los magos
Durante el período del Primer Templo, Belén era una pequeña aldea agrícola famosa por sus campos de cereales y sus pastos. Tras el exilio babilónico, la ciudad fue repoblada, manteniendo su identidad como un enclave judío estratégico en el camino hacia Hebrón. La arqueología moderna ha confirmado la presencia de estructuras administrativas y sellos de cerámica que datan de la monarquía judía, validando el papel de Belén como un centro económico y religioso de relevancia local antes de la era cristiana.
El Nacimiento de Jesús y la Basílica de la Natividad
El momento definitivo en la historia de Belén ocurre con el censo ordenado por César Augusto, que llevó a José y María desde Nazaret hasta la ciudad de sus ancestros. Según los Evangelios de Mateo y Lucas, Jesús nació en una de las muchas cuevas que servían como establos en la zona. Este evento transformó una modesta aldea en el epicentro de la cristiandad. En el año 326 d.C., la emperatriz Elena, madre de Constantino el Grande, ordenó la construcción de la Basílica de la Natividad sobre la cueva venerada. Aunque fue destruida durante la revuelta samaritana del 529, el emperador Justiniano I la reconstruyó en el siglo VI, creando la estructura que, en su mayoría, sigue en pie hoy en día, siendo la iglesia cristiana más antigua en uso continuo.
Basílica Natividad Belén, el lugar dónde nació Jesucristo
La Basílica es un laberinto de historia: sus mosaicos del siglo XII, sus columnas del siglo VI con grabados de santos y su famosa "Puerta de la Humildad" narran siglos de devoción. Debajo del altar mayor se encuentra la Gruta de la Natividad, marcada por una estrella de plata de catorce puntas que indica el lugar exacto del nacimiento de Cristo. La importancia de este sitio ha sido tal que, incluso durante la invasión persa del 614, la iglesia fue respetada porque los invasores reconocieron en los mosaicos exteriores a los Reyes Magos vistiendo trajes persas, un milagroso detalle que salvó la estructura de la demolición.
Belén a través de los Siglos: De las Cruzadas a la Actualidad
Durante la época de las Cruzadas (siglo XII), Belén experimentó un renacimiento artístico y político. Fue aquí donde se coronó al primer rey del Reino Latino de Jerusalén, Balduino I. Los cruzados restauraron la basílica y la enriquecieron con nuevos mosaicos y pinturas que reflejaban la unión de las tradiciones bizantina y latina. Tras la caída del reino cruzado, la ciudad pasó a manos de diversas potencias islámicas, incluyendo a los ayubíes y mamelucos, quienes mantuvieron el respeto por el santuario cristiano. En el período otomano, Belén se convirtió en un próspero centro de artesanía en nácar y madera de olivo, una tradición que los peregrinos todavía aprecian hoy como una de las señas de identidad de la economía local.
En el siglo XX y XXI, Belén ha enfrentado desafíos geopolíticos significativos, pero su espíritu como ciudad de paz y esperanza permanece intacto. El turismo religioso es su motor principal, especialmente durante la temporada navideña, cuando miles de peregrinos de todo el mundo se reúnen en la Plaza del Pesebre para la Misa del Gallo. La ciudad es también un centro de convivencia interreligiosa, donde la comunidad cristiana e islámica comparten un entorno marcado por monumentos como la Mezquita de Omar, situada frente a la Basílica de la Natividad. Estudiar la historia de Belén es comprender cómo un pequeño punto en el mapa ha logrado influir en la cultura, el arte y la fe de miles de millones de personas a lo largo de diecisiete siglos de cristianismo y muchos más de historia bíblica.
Por, Red Historia 2 de diciembre de 2025. Un recorrido por milenios de fe y arqueología en Tierra Santa.
¿CUANDO COMIENZA A VIVIRSE LA NAVIDAD?
La difusión de la celebración litúrgica de la Navidad fue rápida. En la segunda mitad del siglo IV se va extendiendo por todo el mundo cristiano: por el norte de Africa (año 360), por Constantinopla (año 380), por España (año 384) o por Antioquía (año 386). En el siglo V la Navidad es una fiesta casi universal.
TEXTO SOBRE LOS ORÍGENES DE LA CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD
Los cristianos de la primera generación, es decir, aquellos que escucharon directamente la predicación de los Apóstoles, conocían bien y meditaban con frecuencia la vida de Jesús. Especialmente los momentos decisivos: su pasión, muerte redentora y resurrección gloriosa.
También recordaban sus milagros, sus parábolas y muchos detalles de su predicación. Era lo que habían oído contar a aquellos que habían seguido al Maestro durante su vida pública, que habían sido testigos directos de todos aquellos acontecimientos.
Nacimiento
Acerca de su infancia sólo conocían algunos detalles que tal vez narrara el propio Jesús o su Madre, aunque la mayor parte de ellos María los conservaba en su corazón
Cuando se escriben los evangelios sólo se deja constancia en ellos de lo más significativo acerca del nacimiento de Jesús. Desde perspectivas diferentes, Mateo y Lucas recuerdan los mismos hechos esenciales: que Jesús nació en Belén de Judá, de la Virgen María, desposada con José, pero sin que Ella hubiese conocido varón. Además, hacia el final de los relatos sobre la infancia de Jesús, ambos señalan que después fueron a vivir a Nazaret.
Mateo subraya que Jesús es el Mesías descendiente de David, el Salvador en el que se han cumplido las promesas de Dios al antiguo pueblo de Israel. Por eso, como la pertenencia de Jesús al linaje de David viene dada por ser hijo legal de José, Mateo narra los hechos fijándose especialmente en el cometido del Santo Patriarca.
Por su parte, Lucas, centrándose en la Virgen —que representa también a la humanidad fiel a Dios—, enseña que el Niño que nace en Belén es el Salvador prometido, el Mesías y Señor, que ha venido al mundo para salvar a todos los hombres.
En el siglo II el deseo de saber más sobre el nacimiento de Jesús y su infancia hizo que algunas personas piadosas, pero sin una información histórica precisa, inventaranrelatos fantásticos y llenos de imaginación. Se conocen algunos a través de los evangelios apócrifos. Uno de los relatos más desarrollados sobre el nacimiento de Jesús contenido en los apócrifos es el que se presenta en el llamado Protoevangelio de Santiago, según otros manuscritos, Natividad de María, escrito a mediados del siglo II.
San José con el Niño Jesús
En las primeras generaciones de cristianos la fiesta por excelencia era la Pascua, conmemoración de la Resurrección del Señor. Todos sabían bien en qué fechas había sido crucificado Jesús y cuándo había resucitado: en los días centrales de la celebración de la fiesta judía de la Pascua, en torno al día 15 de Nisán, es decir, el día de luna llena del primer mes de primavera.
Sin embargo, posiblemente no conocían con la misma certeza el momento de su nacimiento. No formaba parte de las costumbres de los primeros cristianos la celebración del cumpleaños, y no se había instituido una fiesta particular para conmemorar el cumpleaños de Jesús.
¿POR QUÉ SE CELEBRA EL 25 DE DICIEMBRE?
Hasta el siglo III no tenemos noticias sobre el día del nacimiento de Jesús. Los primeros testimonios de Padres y escritores eclesiásticos señalan diversas fechas. El primer testimonio indirecto de que la natividad de Cristo fuese el 25 de diciembre lo ofrece Sexto Julio Africano el año 221.
La primera referencia directa de su celebración es la del calendario litúrgico filocaliano del año 354 (MGH, IX,I, 13-196): VIII kal. Ian. natus Christus in Betleem Iudeae (“el 25 de diciembre nació Cristo en Belén de Judea”).
A partir del siglo IV los testimonios de este día como fecha del nacimiento de Cristo son comunes en la tradición occidental, mientras que en la oriental prevalece la fecha del 6 de enero.
Gruta de la Natividad. Belén
Una explicación bastante difundida es que los cristianos optaron por ese día porque, a partir del año 274, el 25 de diciembre se celebraba en Roma el dies natalis Solis invicti, el día del nacimiento del Sol invicto, la victoria de la luz sobre la noche más larga del año.
Esta explicación se apoya en que la liturgia de Navidad y los Padres de la época establecen un paralelismo entre el nacimiento de Jesucristo y expresiones bíblicas como «sol de justicia» (Ma 4,2) y «luz del mundo» (Jn 1,4ss.).
Sin embargo, no hay pruebas de que esto fuera así y parece difícil imaginarse que los cristianos de aquel entonces quisieran adaptar fiestas paganas al calendario litúrgico, especialmente cuando acababan de experimentar la persecución.
Otra explicación más plausible hace depender la fecha del nacimiento de Jesús de la fecha de su encarnación, que a su vez se relacionaba con la fecha de su muerte.
En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que “nuestro Señor fue concebido el 8 de las kalendas de Abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día que murió” (B. Botte, Les Origenes de la Noël et de l’Epiphanie, Louvain 1932, l. 230-33). En la tradición oriental, apoyándose en otro calendario, la pasión y la encarnación del Señor se celebraban el 6 de abril, fecha que concuerda con la celebración de la Navidad el 6 de enero.
Detalle de la Portada de la Natividad. Sagrada Familia de Barcelona
La relación entre pasión y encarnación es una idea que está en consonancia con la mentalidad antigua y medieval, que admiraba la perfección del universo como un todo, donde las grandes intervenciones de Dios estaban vinculadas entre sí.
Se trata de una concepción que también encuentra sus raíces en el judaísmo, donde creación y salvación se relacionaban con el mes de Nisán.
El arte cristiano ha reflejado esta misma idea a lo largo de la historia al pintar en la Anunciación de la Virgen al niño Jesús descendiendo del cielo con una cruz.
Así pues, es posible que los cristianos vincularan la redención obrada por Cristo con su concepción, y ésta determinara la fecha del nacimiento.
“Lo más decisivo fue la relación existente entre la creación y la cruz, entre la creación y la concepción de Cristo” (J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia, 131).
La difusión de la celebración litúrgica de la Navidad fue rápida. En la segunda mitad del siglo IV se va extendiendo por todo el mundo cristiano: por el norte de Africa (año 360), por Constantinopla (año 380), por España (año 384) o por Antioquía (año 386). En el siglo V la Navidad es una fiesta casi universal.
Fuente: www.primeroscristianos.com
FRANCISCO VARO Profesor de Sagrada Escritura en la Facultad Teología de la Universidad de Navarra.
Nacimiento de Jesús
EL EMPADRONAMIENTO DE CIRINO
San Lucas tuvo un gran interés en situar el nacimiento de Cristo, el acontecimiento más grande de la humanidad, en un lugar preciso –en Belén de Judá– y en un momento de la historia determinado: como no dispone de otra referencia, nos dirá que nació en tiempos de César Augusto (emperador de Roma, reinó del 30 a.C. al 14 d.C.). En concreto, en los días en que se promulgó un edicto del emperador para que se empadronase todo el mundo. Este censo fue un acontecimiento social y político y era bien conocido en los años en que escribe el evangelista.
Existían razones muy diversas para que la administración del Imperio quisiera disponer de un censo al día de la población. Entre otras, para el cobro de los impuestos. En Judea, este primer empadronamiento fue hecho cuando Cirino era gobernador de Siria.
El censo a que se refiere el evangelio se debe, como en él se dice, a un intento general de empadronar la población del Imperio, al menos en su zona oriental, de acuerdo con las disposiciones del emperador Augusto. En él entraban también los Estados asociados, como era el reino de Herodes. Debió comenzar hacia el año 7 a.C., siendo Saturnino gobernador de Siria, y continuó después bajo el gobierno de Varo al final del reinado de Herodes, para concluir en los tiempos de Sulpicio Cirino (año 6 d.C.) con el cambio de administración.
Se urgió y extremó minuciosamente su realización, ya que a partir de ese momento serviría de referencia para el tributo personal; esto motivó que los judíos se lo tomaran más en serio. Este censo llevó, por tanto, en Judea el nombre de Cirino, y así lo cita el evangelio, aunque de hecho hubiera comenzado con anterioridad, incluso algunos años antes del nacimiento de Jesús.
El hecho de que el evangelio de Lucas lo señale como motivo del viaje desde Nazaret a Belén supone, en efecto, que se trataba de un censo anterior al directamente relacionado con el tributum capitis, puesto que afectaba por igual a los habitantes de Judea y Galilea (J. GONZÁLEZ ECHEGARAY, Arqueología y evangelios, pp. 69-70). Roma, por otra parte, respetaba los censos locales. Por eso el empadronamiento se llevaría a cabo según la costumbre judía por la cual cada cabeza de familia iba a empadronarse al lugar de origen.
Dios se sirvió de este decreto del emperador romano para que María y José se encaminaran a Belén y allí naciera el Mesías, como había sido anunciado por los profetas.
La Virgen comprendió enseguida que aquel empadronamiento era providencial en su vida: las palabras del ángel, guardadas en su corazón como un tesoro, la movían a meditar las Escrituras de un modo nuevo, como nadie antes lo había hecho. El mensaje del ángel iluminaba los pasajes oscuros o incompletos del texto sagrado.
Había vivido tres meses en casa de Isabel y de Zacarías, quien, como sacerdote, poseía una cultura que le permitía acceder directamente al texto sagrado. María, Isabel y él mismo tenían profundas razones para buscar en ellas un sentido más pleno. La Virgen comprendería a su vez cómo en las Escrituras se hablaba siempre de una mujer en relación directa con la llegada del Mesías.
Al comienzo del Génesis se dice que de la descendencia de una mujer saldría quien aplastará la cabeza de la serpiente. Por su parte, Isaías había profetizado [4]: Una virgen concebirá y alumbrará un hijo, que se llamará Emmanuel. Y casi al mismo tiempo, el profeta Miqueas señala al Mesías con estas palabras: la que ha de parir, parirá... Siempre se habla de una mujer, jamás de un varón. Y eso en un pueblo para el que la figura del padre lo era todo o casi todo, y donde las mujeres carecían de importancia en el mundo social e, incluso, religioso.
La Virgen sabía que su Hijo debía nacer en Belén. Habría leído y escuchado muchas veces los textos del profeta Miqueas [5]: Y tú, Belén, tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre las tribus de Judá, pues de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo, Israel...
Pocos meses después, los entendidos en la Ley consultados por Herodes, a la llegada de los Magos, sobre el lugar en el que según las Escrituras debería nacer el Mesías, contestaron sin vacilar que vendría al mundo en Belén de Judá.
Las excavaciones en Iznik continúan revelando valiosos testimonios de la vida de los primeros cristianos en Anatolia.
IZNIK, Turquía.
Un excepcional descubrimiento arqueológico ha sacudido los cimientos de la historia del cristianismo primitivo. En la necrópolis de Hisardere, ubicada en el distrito de Iznik, la ciudad que históricamente conocemos como Nicea, se ha desenterrado un fresco datado en el siglo III d.C. que representa a **Jesús como el Buen Pastor**.
Este hallazgo, realizado en una tumba hipogea subterránea, no solo es significativo por su antigüedad, sino por ser la primera imagen de este tipo documentada en la región de Anatolia, corazón histórico y geográfico del cristianismo oriental.
La figura, que muestra a un Jesús joven, sin barba y con vestimenta de estilo romano, portando un cordero sobre sus hombros, ofrece una ventana directa a las creencias y el arte de las comunidades cristianas justo antes de la legalización del culto.
El Contexto del Hallazgo: Una Tumba del Cristianismo Pre-Constantiniano
El fresco fue encontrado en una cámara funeraria que data de una época crucial: el siglo III d.C. En este periodo, el cristianismo aún operaba en la clandestinidad dentro del Imperio Romano, enfrentando persecuciones intermitentes que solo terminarían con el Edicto de Milán en el año 313 d.C. y la convocatoria del Concilio de Nicea en el 325 d.C.
La necrópolis de Hisardere, por lo tanto, conserva los restos de una comunidad que profesaba su fe con discreción, dejando símbolos de esperanza en sus lugares de descanso final. El hecho de que la tumba se encuentre cerca de donde se celebró el fundamental Concilio de Nicea 50 años después añade una capa de significado histórico y geopolítico incalculable al descubrimiento. Permite a los investigadores trazar la evolución de la identidad cristiana en la ciudad que, más tarde, jugaría un papel decisivo en la formulación del dogma de la Santísima Trinidad.
Los detalles técnicos del hallazgo revelan que la tumba era un *hipogeo* con una *klinē* (lecho funerario) adosada al muro norte, una combinación de tradiciones funerarias locales y romanas. Es en el muro de esta cámara, justo detrás del lecho, donde se encontró el fresco. La composición de la escena, simétrica y cuidadosa, no solo es una obra de arte, sino una declaración teológica.
Este tipo de hallazgos son raros y ofrecen una información precisa sobre la cultura material y la espiritualidad de los cristianos que vivieron durante el período de transición del paganismo a la afirmación de la fe. Los arqueólogos, al descifrar estos restos, están recuperando no solo piezas históricas, sino fragmentos de la "santidad anónima" de los primeros fieles, tal como lo ha mencionado el Papa León XIV en recientes cartas apostólicas.
El Significado del Buen Pastor en el Arte Paleocristiano
La imagen del Buen Pastor es, sin lugar a dudas, uno de los motivos más simbólicos y recurrentes del arte paleocristiano. A diferencia de las representaciones posteriores que muestran a un Cristo más maduro, barbado y hierático, el arte temprano adopta la tipología del *Crióforo* (el portador del cordero), una figura de origen clásico greco-romano que representaba la filantropía y la guía.
Los cristianos primitivos, en un ejercicio de **inculturación creativa**, adoptaron esta imagen y le infundieron un profundo significado bíblico, basándose en el Evangelio de Juan (10, 11-18) —"Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas"— y en la parábola de la oveja perdida (Lucas 15, 4-7).
Jesús Buen Pastor
Esta representación iconográfica no era solo un adorno, sino una poderosa afirmación de fe en un contexto de vulnerabilidad. Simbolizaba la protección, la guía y, lo más importante en un contexto funerario, la promesa de la salvación y la vida eterna. El Buen Pastor es el protector que sale a buscar a la "oveja descarriada" (el pecador) y la devuelve al redil, ofreciendo consuelo a los creyentes en la hora de la muerte. Su popularidad en las catacumbas y sarcófagos de los siglos II al IV se debe precisamente a este mensaje de esperanza y a la naturaleza alegórica que permitía a los cristianos expresar su fe sin recurrir a imágenes directas de la crucifixión, que eran culturalmente inapropiadas en el arte de la época. El hallazgo en Iznik subraya que esta iconografía esencial ya estaba firmemente arraigada en Anatolia en una fecha muy temprana.
Implicaciones para el Estudio de la Historia de la Iglesia
El descubrimiento del fresco de Jesús como Buen Pastor en la necrópolis de Hisardere abre nuevas y apasionantes vías de investigación. En primer lugar, confirma la existencia de una comunidad cristiana sólida y organizada en Nicea ya en el siglo III, mucho antes de que el emperador Constantino la eligiera como sede del primer concilio ecuménico. En segundo lugar, dado que esta es la primera evidencia artística de este tipo en Anatolia, ofrece pistas sobre la difusión y la adaptación de los modelos iconográficos romanos en Oriente.
El estudio riguroso del fresco permitirá entender mejor la formación de la iconografía cristiana en Oriente.
La presencia de esta figura de Jesús en Nicea tiene una resonancia especial con la reciente visita del Papa León XIV y el Patriarca Bartolomé I, quienes conmemoraron el 1700 aniversario del Concilio en este mismo lugar. El Concilio del 325 d.C. definió la divinidad de Cristo; este fresco del siglo III, en cambio, subraya su humanidad cercana y protectora, mostrando cómo la *identidad* de Jesús se construía a nivel popular mucho antes de ser definida a nivel dogmático.
El hallazgo representa un puente tangible entre la fe vivencial de las primeras comunidades y la alta teología que se formuló décadas después. La tumba y su arte no solo son piezas de museo, sino una fuente viva de inspiración para el ecumenismo actual, que busca la unidad a partir de la fe compartida en Jesucristo, el Pastor que da la vida por sus ovejas.
Por El Debate, 13 de diciembre de 2025. Un invaluable testimonio del arte paleocristiano en Anatolia.
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Las diez mejores películas sobre la Navidad
La Navidadestá ya a las puertas. Las calles están adornadas e iluminadas, y todos los comercios nos recuerdan que ya es tiempo de hacer regalos...
En este contexto, dentro de poco empezará a programarse en televisión un particular género televisivo que podríamos denominar películas navideñas. Estas cintas incorporan algunos de los valores más típicamente cristianos: el sentido de la Navidad, la conversión a lo "Scrooge" (el personaje de Dickens), los deseos de felicidad, el reencuentro familiar, o el anhelo de retornar a la inocencia y a la infancia.
Como sugerencia para ver en casa durante estas próximas semanas "las diez mejores películas sobre la Navidad": incluye filmes familiares, y cintas clásicas junto a películas más recientes. Todas ellas son fáciles de encontrar.
1. ¡Qué bello es vivir! (1946), de Frank Capra.
La víspera de Navidad, George Bailey está con el agua al cuello.
Toda su vida ha renunciado a proyectos personales para ayudar a su comunidad; pero ahora el banco que ha creado para socorrer a la gente está al borde la quiebra, y Bailey va a un puente dispuesto a arrojarse al agua, pensando que todos sus esfuerzos han sido en balde.
La repentina aparición de Clarence, un ángel que todavía no se ha ganado las alas, le hará ver cómo hubiera sido la vida de su familia y sus amigos si él no hubiese existido.
Número uno indiscutible del género, que sigue transmitiendo esperanza y optimismo a públicos de todas las culturas.
2. La Natividad (2006), de Catherine Hardwicke.
Recrea con acierto los escenarios, costumbres y utillaje de la época en que nació Cristo.
Bien ambientada y narrada, aunque falla un poco en el retrato de la Virgen, que aparece siempre tímida e introvertida.
Con todo, una buena preparación para vivir el sentido religioso de la Navidad.
3. Las Crónicas de Narnia (2005), de Andrew Adamson.
Todo un clásico de la literatura infantil, escrito por C. S. Lewis. Durante la II Guerra Mundial, cuatro hermanos ingleses son enviados a una casa de campo para huir de los bombardeos alemanes.
Un día, mientras juegan al escondite, la pequeña Lucy se esconde en un armario y de repente aparece en Narnia, un mundo fantástico que vive un invierno perpetuo. Cuando vuelva al caserón, nadie creerá su increíble aventura.
Pero Narnia lanzará más mensajes a los niños, porque necesita de su inocencia para ser redimido. Y en esa misión encontrarán al majestuoso león Aslan, una respetuosa analogía del personaje de Jesucristo.
Filme brillante, con excelente dirección artística, que gustará a niños y adultos, y que aúna simbolismo cristiano junto a una gran aventura épica.
4. Maktub (2011), de Paco Arango.
Manolo atraviesa una grave crisis en su matrimonio. Un día, cercano a la Navidad, conoce a Antonio, un chico con cáncer que tiene unas extraordinarias ganas de vivir, y eso le cambia la vida.
Esta película familiar, con formato de cuento navideño, logra divertir y conmover, apelando a los buenos sentimientos.
El director propone una fábula con enseñanzas claras sobre el sentido de la vida y la enfermedad, hablando sin complejos de la muerte, la trascendencia, el amor, la familia, la capacidad de perdonar, la fidelidad y las relaciones entre padres e hijos.
Una gran opción para jóvenes y adultos.
5. Milagro en la ciudad - (1994) "Miracle on 34th Street"
Cercana la Navidad, la jefa de unos grandes almacenes contrata a un viejecito barbudo y simpático para que haga de Santa Claus.
El anciano acapara pronto la atención de todos por su derroche de simpatía, y también porque afirma que es el verdadero Santa Claus.
Aprovechando esa afirmación y su creciente popularidad, la jefa quiere devolver a todos los ciudadanos el auténtico sentido de la Navidad, incluyendo a su hija, muy reacia al optimismo navideño.
Cinta entrañable, nominada a los Oscar, donde se hace una dura crítica al consumismo que, en ocasiones, se antepone al verdadero significado de la Navidad.
6. Mujercitas (2019), de Greta Gerwig.
Amy, Jo, Beth y Meg son cuatro hermanas, en plena adolescencia, que viven con su madre en las Navidades de 1863 y sienten la ausencia del padre, en el frente de la Guerra de Secesión.
Con sus variadas vocaciones artísticas y anhelos juveniles, descubrirán el amor y la importancia de los lazos familiares.
Sexta adaptación del clásico literario, que actualiza la historia original, creando una historia dentro de otra historia y destacando sus raíces autobiográficas.
Inmortal relato navideño que gustará a grandes y a adolescentes.
7. Cuento de Navidad (2009), de Robert Zemeckis.
Scrooge es un comerciante avaro, malhumorado y gruñón que trata con desprecio a su fiel empleado Bob y a su alegre sobrino.
El día de Nochebuena, enfadado porque la gente compra regalos para los demás en vez de ahorrar, recibe la visita la visita de 3 espíritus (las Navidades pasadas, las futuras y las presentes) que le llevan a un prodigioso viaje hacia su corazón en el que descubre las verdades que siempre se ha negado a ver.
Su alma se convierte al fin, y se abre a los demás y al mensaje alegre de la Navidad. Adaptación del clásico de Charles Dickens en una fantástica versión animada.
Ideal para ver en familia con los hijos.
8. Polar Express (2005), de Robert Zemeckis.
Un niño que ha perdido la ilusión de la Navidad se ve metido en un tren rumbo al Polo Norte, para conocer a Santa Claus.
A través del viaje, plagado de increíbles aventuras, misterios y canciones , el protagonista viajará a un lugar mucho más escondido e importante, el de su propio corazón.
Excelente película de animación en 3 D.
9. Solo en casa(1990), de Chris Columbus.
Kevin, un niño de ocho años de una familia numerosa, se queda accidentalmente abandonado en su casa cuando toda la familia se marcha a pasar las vacaciones a Francia.
Kevin aprende a valerse por sí mismo e incluso a protegerse de dos ladrones que se proponen asaltar todas las casas vacías de su vecindario.
En cuanto su madre lo echa en falta, regresa apresuradamente a Chicago para recuperar a su hijo.
La Navidad –ese es el mensaje– es para vivirla en familia ,y en esa fecha nadie debería quedarse “solo en casa”.
10. Feliz Navidad (2005), de Christian Carion.
Narra lo que sucedió el 24 de diciembre de 1914 en el frente de Ypres (Bélgica), durante la Primera Guerra Mundial.
Se decretó una tregua para esa noche que implicaba permanecer en los puestos sin disparo alguno, pero las tropas alemanas iniciaron un villancico, y las tropas británicas respondieron con "Adeste fideles".
Luego intercambiaron gritos de alegría y deseos de una feliz Navidad para todos. Al poco, hubo encuentros de unos y otros en la tierra de nadie, y allí se intercambiaron regalos y recuperaron a los caídos.
Celebraron funerales con soldados de ambos bandos, llorando las pérdidas y ofreciéndose mutuamente el pésame.
De Nazaret a Belén – El agotador viaje de María y José
El camino, en no muy buenas condiciones, lo harían en cuatro o cinco jornadas, con un borrico que cargaba con las vituallas y la ropa; a veces llevaría a la Virgen sobre sus lomos. Se unirían a alguna pequeña caravana que se dirigía a Jerusalén, última etapa antes de llegar al lugar de sus antepasados.
Un periplo 156 kilómetros que representó una auténtica prueba para la pareja en una época en la que los caminos no estaban pavimentados –aunque sí lo estuvieran en buena parte del Imperio romano– y cuando el único medio de transporte disponible era el asno o el camello.
EL EMPADRONAMIENTO DE CIRINO
San Lucas tuvo un gran interés en situar el nacimiento de Cristo, el acontecimiento más grande de la humanidad, en un lugar preciso –en Belén de Judá– y en un momento de la historia determinado: como no dispone de otra referencia, nos dirá que nació en tiempos de César Augusto, emperador de Roma, reinó del 30 a.C. al 14 d.C..
En concreto, en los días en que se promulgó un edicto del emperador para que se empadronase todo el mundo. Este censo fue un acontecimiento social y político y era bien conocido en los años en que escribe el evangelista.
Existían razones muy diversas para que la administración del Imperio quisiera disponer de un censo al día de la población. Entre otras, para el cobro de los impuestos. En Judea, este primer empadronamiento fue hecho cuando Cirino era gobernador de Siria:
El censo a que se refiere el evangelio se debe, como en él se dice, a un intento general de empadronar la población del Imperio, al menos en su zona oriental, de acuerdo con las disposiciones del emperador Augusto. En él entraban también los Estados asociados, como era el reino de Herodes.
Debió comenzar hacia el año 7 a.C., siendo Saturnino gobernador de Siria, y continuó después bajo el gobierno de Varo al final del reinado de Herodes, para concluir en los tiempos de P. Sulpicio Cirino (año 6 d.C.) con el cambio de administración. Se urgió y extremó minuciosamente su realización, ya que a partir de ese momento serviría de referencia para el tributo personal; esto motivó que los judíos se lo tomaran más en serio.
Este censo llevó, por tanto, en Judea el nombre de Cirino, y así lo cita el evangelio, aunque de hecho hubiera comenzado con anterioridad, incluso algunos años antes del nacimiento de Jesús.
El hecho de que el evangelio de Lucas lo señale como motivo del viaje desde Nazaret a Belén supone, en efecto, que se trataba de un censo anterior al directamente relacionado con el tributum capitis, puesto que afectaba por igual a los habitantes de Judea y Galilea (J. GONZÁLEZ ECHEGARAY, Arqueología y evangelios, pp. 69-70).
Roma, por otra parte, respetaba los censos locales. Por eso el empadronamiento se llevaría a cabo según la costumbre judía por la cual cada cabeza de familia iba a empadronarse al lugar de origen.
Dios se sirvió de este decreto del emperador romano para que María y José se encaminaran a Belén y allí naciera el Mesías, como había sido anunciado por los profetas.
La Virgen comprendió enseguida que aquel empadronamiento era providencial en su vida: las palabras del ángel, guardadas en su corazón como un tesoro, la movían a meditar las Escrituras de un modo nuevo, como nadie antes lo había hecho. El mensaje del ángel iluminaba los pasajes oscuros o incompletos del texto sagrado.
Había vivido tres meses en casa de Isabel y de Zacarías, quien, como sacerdote, poseía una cultura que le permitía acceder directamente al texto sagrado. María, Isabel y él mismo tenían profundas razones para buscar en ellas un sentido más pleno. La Virgen comprendería a su vez cómo en las Escrituras se hablaba siempre de una mujer en relación directa con la llegada del Mesías.
Al comienzo del Génesis se dice que de la descendencia de una mujer saldría quien aplastará la cabeza de la serpiente. Por su parte, Isaías había profetizado: Una virgen concebirá y alumbrará un hijo, que se llamará Emmanuel. Y casi al mismo tiempo, el profeta Miqueas señala al Mesías con estas palabras: la que ha de parir, parirá... Siempre se habla de una mujer, jamás de un varón.
Y eso en un pueblo para el que la figura del padre lo era todo o casi todo, y donde las mujeres carecían de importancia en el mundo social e, incluso, religioso. La Virgen sabía que su Hijo debía nacer en Belén. Habría leído y escuchado muchas veces los textos del profeta Miqueas:
Y tú, Belén, tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre las tribus de Judá, pues de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo, Israel...
Pocos meses después, los entendidos en la Ley consultados por Herodes, a la llegada de los Magos, sobre el lugar en el que según las Escrituras debería nacer el Mesías, contestaron sin vacilar que vendría al mundo en Belén de Judá.
María sabía que su Hijo era también Hijo de David. Este apelativo se convirtió en el más popular de los títulos mesiánicos. Los enfermos y las multitudes lo repetirán con frecuencia en el curso de la vida pública de Jesús. Y Él lo aceptará; únicamente añadirá que es también el Hijo de Alguien más grande que David.
María tenía puesto su corazón en Belén, donde había de nacer su Hijo.
Y allí se dirigió con José, llevando lo imprescindible. El camino, en no muy buenas condiciones, lo harían en cuatro o cinco jornadas, con un borrico que cargaba con las vituallas y la ropa; a veces llevaría a la Virgen sobre sus lomos. Se unirían a alguna pequeña caravana que se dirigía a Jerusalén, última etapa antes de llegar al lugar de sus antepasados.
En esta ciudad entrarían en el Templo, pues ningún israelita piadoso dejaba de hacerlo. ¡Quién podrá imaginar la oración de la Virgen en aquel Santuario, llevando en su seno al Hijo del Altísimo!
Casi dos horas más de camino y ya estaban en Belén. Pero allí no encontraron dónde instalarse. Hemos de pensar en el cansancio –la Virgen está ya a punto de dar a luz–, en el polvo de aquellas rutas, en las comidas hechas al paso muchas veces... No hubo lugar para ellos en la posada, dice San Lucas con frase escueta.
Uno de los descubrimientos más interesantes de las últimas décadas en las costas del Mar de Galilea, una sección del antiguo muelle romano de Cafarnaum
La Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel, encargada de las excavaciones, nos ha permitido ser los primeros en fotografiar este antiguo puerto, situado en la costa norte del Mar de Galilea.
Dr. HAGAY DVIR
Jefe de Desarrollo Turístico - Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel
Visitar este lugar y admirar este descubrimiento es de suma importancia. Por primera vez, podemos hablar de la actividad marítima de Jesús en el Mar de Galilea, y no solo de sus obras en tierra. Estamos acostumbrados a visitar los lugares donde realizó milagros, pero aquí tenemos una oportunidad única y valiosa para experimentar verdaderamente su presencia y actividad en el mar.
Jesús dejó Nazaret y se estableció en Cafarnaúm, convirtiéndolo en el centro de su misión. Allí llamó a sus discípulos, pescadores, y desde este lugar salió a encontrarse con la gente de la región, antes de regresar. Podemos imaginar y leer en los Evangelios los pasajes en los que Jesús sube y baja de la barca, camina sobre el agua y realiza muchos otros milagros en el mar. Es como si pudiéramos verlo con nuestros propios ojos y tocarlo con nuestras propias manos.
Dr. HAGAY DVIR
Jefe de Desarrollo Turístico - Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel
Imaginamos a Jesús regresando de Kursi, tras cruzar el Mar de Galilea, o después de predicar en la zona de Tabgha, y volviendo a casa al anochecer, mientras miles de fieles —personas que buscan sanación, oración y consejo— lo esperan en este mismo lugar, deseosos de escucharlo y tocarlo.
El descenso del nivel del lago facilitó el descubrimiento del muelle, ya descrito décadas atrás por el investigador Mandel Loon, quien lo había cartografiado. A diferencia de los muelles modernos, que son continuos y lineales, el romano estaba construido en celdas, con nichos que servían de amarre para las embarcaciones.
Dr. HAGAY DVIR
Jefe de Desarrollo Turístico - Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel
Por ejemplo, podemos observar una hilera de grandes piedras que formaban un borde del muelle y, a unos tres o cuatro metros de distancia, una segunda hilera que marcaba el lado opuesto. Entre estos dos bordes había una cavidad o amarre, con capacidad para dos barcas.
Fr. EUGENIO ALLIATA,
Arqueólogo
Según la información que tenemos, la barca podría haber albergado a Jesús y a sus apóstoles, es decir, al menos doce personas. Se encontró una barca similar cerca del Kibutz Ginosar: una barca cuya forma y tamaño podrían corresponder a la utilizada por Jesús.
En base a este hallazgo, la barca medía aproximadamente 8,20 metros de eslora y estaba equipada con una vela y remos. En la histórica ciudad de Magdala, se encontró un mosaico del siglo I d.C que representa una barca de pesca de la época, actualmente expuesto en el Museo de Tierra Santa.
El puerto de Cafarnaum contaba con numerosos amarres. Una piedra piramidal, situada al final del muelle, aún se conserva. Servía como señal de entrada, permitiendo que las embarcaciones accedieran al puerto con seguridad sin riesgo de sufrir daños.
Dr. HAGAY DVIR
Jefe de Desarrollo Turístico - Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel
Es lógico pensar que estos amarres, de uso constante para quienes entraban y salían del muelle, también incluían un lugar específico para la barca de Jesús. Por lo tanto,
La importancia del descubrimiento del puerto de Cafarnaum radica en la conexión entre los textos del Nuevo Testamento y la realidad arqueológica, una conexión que ayuda a revivir y fortalecer la fe cristiana, ofreciendo la oportunidad de contemplar un aspecto fascinante de su historia.
La adaptación del libro sobre Jesús que Dickens no quiso publicar - En EEUU ha pulverizado las entradas
Un relato íntimo sobre Cristo, creado para sus hijos por este genio de la literatura, llega este viernes a los cines españoles a pesar de que su autor prohibiera en su día su difusión.
No creo que haya muchos hombres que tengan una veneración más humilde por el Nuevo Testamento, o una conciencia más profunda de su total suficiencia, que yo". Así de orgulloso profesaba su fe el escritor Charles Dickens en una carta enviada a un clérigo en 1856.
No es un secreto, para cualquier lector aficionado o superficial de sus novelas, que exista un trasvase entre la personalidad de Jesucristo y la de los personajes más célebres del escritor británico, aunque solo sea desde el punto de vista moral: es mejor ser pobre y bondadoso con el prójimo, que ser rico y pasar por encima a todo el mundo. De ahí que contemporáneos suyos, como Fiódor Dostoievsky, un autor de prosa mucho más oscura, le tildaran de "gran cristiano", no sabemos si haciendo uso de la ironía o de una seriedad mucho más profunda.
Lo que Dostoievsky seguro no supo en vida es que Dickens había escrito una narración personal sobre el personaje central del Antiguo Testamento, Jesús de Nazaret. Esto es un hecho, ya que el autor británico guardó el manuscrito con celo y pidió a sus familiares más próximos conservarlo en un lugar seguro porque pensaba que, al ser un escritor ya reputado, se pervertiría la esencia de la obra en caso de llegar a lucrarse con el título.
Este manuscrito quedó en manos del hijo de Dickens, sir Henry Fielding Dickens, quien falleció en 1933 tras ser atropellado por una motocicleta. Solo siete semanas después, su viuda corrió a los despachos del rotativo británico Daily Mail a vender tan jugoso archivo por 210.000 dólares.
En cuanto fue publicado, supuso un éxito en ventas. ¿Una novela escondida de Dickens? En realidad, un relato universal: La vida de Nuestro Señor, que así se llamaba el texto, se convirtió en la narración más humana que nadie hizo nunca sobre Jesús.
Precisamente porque estaba pensado para leer a sus hijos, el cuento estaba despojado de toda épica religiosa y grandiosidad literaria. Era un relato sencillo que trataba de la vida y obra de Jesús sin más pretensión que hacerla interesante para los niños. Ahora, 91 años después de su publicación en 1934, sale a la luz su versión cinematográfica, esta vez bajo la fórmula del cine de animación. El Rey de Reyeses la nueva producción coreo-norteamericana que ha arrasado en taquilla en Estados Unidos desde su estreno en abril, y que estas navidades llega a España de la mano de A Contracorriente Films.
Con más de 60 millones recaudados desde que se estrenó, El rey de reyes se ha convertido en uno de los films para niños más exitosos de los últimos años (hay que remontarse a 1998, cuando se estrenó para encontrar una película animada de temática similar). Quizá una de las causas sea su estelar reparto (en las voces): Kenneth Branagh hace del propio Dickens, Oscar Isaac de Jesucristo, Mark Hamill como Herodes, Pierce Brosnan como Poncio Pilatos o Uma Thurman como Catherine, la mujer de Dickens. Otro de los posibles secretos de su triunfo en taquilla ha podido ser el reclamo de ser Charles Dickens quien te cuenta la vida de Jesús, lo que sin duda resulta muy original dentro del cine bíblico.
Lo cierto es que la productora, Angel Studios, ya alcanzó una gran fama y notoriedad dentro de las salas norteamericanas en 2023 después de la polémica película interpretada por Jim Caviezel (famoso por su papel en La Pasión de Cristo) que trataba las redes criminales de pedofilia y abuso infantil con toques conspiranoicos. En esta nueva película, en cambio, no veremos ni un solo rastro de crueldad o violencia, más allá de la que exige la propia historia; algo harto difícil al tratarse de una figura como la de Jesús, quien fue condenado a la tortura y a la crucifixión por su propio pueblo tras haber cometido el 'pecado' de postularse como Hijo de Dios.
Aplaudida por la crítica
El Rey de Reyes ha sentado bien a la crítica estadounidense, aunque en algunos medios, como se ha criticado aquello que precisamente Dickens quería evitar: que se usara la imagen de Jesucristo así, como su vida y obra, para vender entradas de cine. Otras resaltan el reto (conseguido) de adaptar al público infantil una historia tan amplia y desmesurada como la Biblia (sí, también se narran momentos del Antiguo Testamento, como la huida del pueblo de Israel de Egipto o la expulsión de Adán y Eva del Paraíso). "Que sea lo suficientemente inteligente para niños y lo suficientemente ligera para adultos", expresó Rob Edwards a este respecto en Screen Rant, el coautor del guion junto con el director, Seong-ho Jang.
"Lejos de honrar a sus padres, Dickens los caricaturizó sin piedad como el egoísta señor Dorrit y la chismosa señora Nickelby"
Pero, ¿cómo vivía por dentro la religión cristiana Charles Dickens como para escribir este relato en su día? Jake Kerridge, periodista de The Telegraph, ahonda en un interesante reportaje sobre la personalidad del autor y en sus novelas para descubrir qué es lo que le ataba a la obra de Jesús. "Dickens no estuvo siempre a la altura de sus ideales cristianos", comenta. "Trató a su esposa Catherine de una forma abominable", muy lejos de la representación que hace Edwards en la película, "y cometió adulterio con Nelly Ternan, una mujer mucho más joven que él".
La cristiandad para Dickens
"Lejos de honrar a sus padres", prosigue Kerridge, "los caricaturizó sin piedad como el egoísta señor Dorrit y la chismosa señora Nickelby. Y su insistencia en la paciencia cristiana, incluso con los malvados, no le impidió llamar a la policía para denunciar a quienes decían palabrotas u orinaban en la calle. Aun así, su cristianismo era muy práctico. Rezaba dos veces al día y, de adulto, asistía al templo con mucha más regularidad que de niño. Durante la mayor parte de su vida practicó el anglicanismo convencional. No le gustaba mucho el catolicismo romano".
Pero dejemos al propio Dickens que exprese por sí mismo qué significaba para él el cristianismo a través de un fragmento extraído de La vida de Nuestro Señor.
"Es cristiano hacer el bien siempre, incluso con aquellos que nos hacen mal. Es cristiano amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y tratar a todas las personas como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Es cristiano ser amable, misericordioso y clemente, y resguardar esas cualidades en nuestro corazón, y nunca hacer alarde de ellas ni de nuestras oraciones ni de nuestro amor a Dios, sino siempre manifestar que lo amamos a Él al tratar humildemente de hacer lo correcto en todo".
Viaje de María y José: debieron afrontar unas duras pruebas
Para poder traer al mundo a Jesús en Belén y cumplir las profecías del Antiguo Testamento
“Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial”, escribe el profeta Miqueas (Miqueas 5,1).
Sin embargo, aunque José, descendiente del rey David, era originario de la pequeña aldea de Judea, él y María vivían en Nazaret, al norte de Galilea, cuando María quedó encinta de Jesús, según narra el evangelio de Lucas.
Un periplo de más de 150 km
Sin embargo, cuando María llegaba casi al término de su embarazo, el emperador Augusto ordenó un gran censo que obligaba a todo el mundo a dirigirse a su pueblo de origen. Así, “José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David” (Lucas 2,4).
Un periplo 156 kilómetros que representó una auténtica prueba para la pareja en una época en la que los caminos no estaban pavimentados –aunque sí lo estuvieran en buena parte del Imperio romano– y cuando el único medio de transporte disponible era el asno o el camello. A esto habría que sumarle el hecho de que José, según algunas tradiciones, quizás no fuese demasiado joven, y que María estaba casi en el noveno mes de embarazo.
Belén, llamada Efratá en la antigüedad, está situada a 7 kilómetros al sur de Jerusalén, pero a una altitud de 750 metros. Aunque se trataba de la ciudad del rey David y la matriarca Raquel, segunda esposa de Jacob, estaba enterrada allí, la ciudad era considerada secundaria en aquella época. No obstante, el camino, muy montañoso, lo transitaban muchas caravanas que iban de Jerusalén a Egipto.
Los evangelios canónicos no dicen nada sobre el medio de transporte que empleó la pareja, pero podemos suponer que tenían a su disposición un asno que cargara con los alimentos. Probablemente también durmieron tres o cuatro noches bajo las estrellas o en posadas.
Un viaje agotador al final del cual los cónyuges no encontraron más que un establo para dormir. La celebración de la Navidad debería, por tanto, recordarnos el valor y la entrega de esta pareja ejemplar.
El 11 de diciembre de 2025, el Papa León XIV ha emitido una significativa Carta Apostólica con motivo del centenario de la fundación del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana (PIAC). Lejos de ser un mero tributo institucional, el documento ofrece una reflexión profunda sobre la misión de la arqueología cristiana, elevándola a la categoría de "memoria viva" y "ministerio de esperanza" en un mundo que, según el Pontífice, tiende peligrosamente a olvidar sus fundamentos y a consumir rápidamente el sentido de la historia.
Esta disciplina, insiste el Papa, no es un culto estéril al pasado ni un ejercicio académico aislado, sino una herramienta crucial para la evangelización y la comprensión tangible de la fe.
Un Siglo de Servicio: El Rol Central del PIAC en la Custodia de la Fe
La Carta Apostólica repasa la admirable trayectoria del PIAC a lo largo de cien años, desde su creación para formar expertos en las huellas materiales del cristianismo primitivo. El Papa León XIV destaca la contribución fundamental del Instituto a la formación de arqueólogos rigurosos que han trabajado incansablemente en catacumbas, basílicas, museos y yacimientos a lo largo y ancho del mundo cristiano. El Pontífice recordó proyectos emblemáticos, como las históricas excavaciones bajo la Basílica de San Pedro y las labores en la Basílica de San Pablo Extramuros, que han permitido a la Iglesia "comprender mejor los testimonios materiales del cristianismo primitivo" y la expansión inicial de la fe. La misión del PIAC es, esencialmente, custodiar y descifrar los restos materiales que son la prueba palpable de que la fe no nació de una idea abstracta, sino de un evento histórico concreto. En la era de la inteligencia artificial y la rápida obsolescencia digital, la custodia de estos artefactos tangibles se vuelve más esencial que nunca para mantener viva la "llama de la conciencia colectiva" en la Iglesia y en la sociedad.
El Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana (PIAC) celebra su centenario, reafirmando su vocación universal de servicio a la Iglesia y a la cultura.
La arqueología, por tanto, se presenta como una disciplina con vocación universal, que ha trascendido fronteras académicas y geográficas, estableciendo un diálogo constante con las culturas locales y con otras ramas del saber. El Papa anima a los académicos a mantener este enfoque interdisciplinario, asegurando que la verdad de la fe cristiana es inseparable de su historia concreta.
La Arqueología como Testimonio de la Encarnación y Escuela de Humildad
León XIV desarrolla un punto teológico central: la arqueología cristiana es la aliada indispensable de la teología. "El cristianismo no nació de una idea, sino de una carne", recuerda el Papa, enfatizando que la fe se basa en "hechos concretos, en rostros, en gestos, en palabras pronunciadas en una lengua, en una época, en un entorno". La labor del arqueólogo, por lo tanto, es "hacer visible el Verbo de la vida, dar testimonio de que Dios se ha encarnado" y que "la salvación ha dejado huellas en la historia". Este es el profundo valor evangelizador de la arqueología, que habla a creyentes y no creyentes. El Pontífice sostiene que no se puede comprender plenamente la teología sin la inteligencia de los lugares y las huellas materiales que dan testimonio de la fe de los primeros siglos. Cada fragmento, cada grabado en las catacumbas, o cada inscripción desgastada, revela "el aliento de una época, el sentido de una fe y el silencio de una oración".
León XIV describe la arqueología como una "escuela de humildad" y de "ecología espiritual", que educa en el respeto de la materia, la memoria y la historia. El arqueólogo "no descarta nada, sino que conserva. No consume, sino que contempla. No destruye, sino que descifra". Esta mirada paciente y rigurosa es un antídoto contra la prisa y el olvido de la sociedad contemporánea, enseñando una fidelidad creativa en lugar de una imitación mecánica del pasado. Es una sabiduría capaz de discernir lo que el Espíritu Santo ha suscitado a lo largo de los siglos, proporcionando así una base compartida y una "memoria reconciliada".
Ministerio de Esperanza y Llamamiento a la Diplomacia Cultural
La arqueología, según el Pontífice, tiene una profunda dimensión pastoral y social, lo que la convierte en un auténtico "ministerio de esperanza". Al devolver la dignidad a los olvidados y sacar a la luz la santidad anónima de tantos fieles, la disciplina narra la historia de la salvación. Los símbolos encontrados en las catacumbas —el Buen Pastor, el pez, el ancla— siempre han hablado de la expectativa cristiana de la vida eterna, infundiendo coraje en tiempos de dificultad. De este modo, la memoria del pasado, iluminada por la fe y purificada por la caridad, se convierte en alimento para la esperanza que tanto necesita el mundo actual, marcado por crisis humanitarias y conflictos.
Sede Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana en Roma
Finalmente, León XIV enfatiza la importancia de la **"diplomacia de la cultura"**. El trabajo arqueológico es un "poderoso instrumento de diálogo" capaz de tender puentes entre mundos distantes, culturas diferentes y generaciones, al ser portadores de conocimiento y ciencia. El cristianismo se encuentra sin duda entre las raíces de la sociedad y de las naciones europeas, y el trabajo de los arqueólogos es una respuesta a ese llamamiento a la paz y a la unidad. El Papa concluye exhortando a los profesionales: "Sean incansables en la búsqueda, rigurosos en el análisis, apasionados en la divulgación", para que su labor sea un servicio de amor a la Iglesia y a toda la humanidad, iluminada por la luz del Espíritu Santo.
Por Vatican News, 11 de diciembre de 2025. El Pontífice reivindica el valor evangelizador de la historia material.