La lucha de los primeros cristianos contra la práctica del aborto

La tradición de la Iglesia ha sostenido siempre que la vida humana debe ser protegida y favorecida desde su comienzo como en las diversas etapas de su desarrollo. Oponiéndose a las costumbres del mundo grecorromano, la Iglesia de los primeros siglos ha insistido sobre la distancia que separa en este punto tales costumbres de las costumbres cristianas. 

 

A lo largo de toda la historia, los Padres de la Iglesia, sus pastores, sus doctores, han enseñado la misma doctrina sobre la ilegitimidad del aborto.

LA DIDACHE siglo I

“El segundo mandamiento de la enseñanza: No asesinarás. No cometerás adulterio. No seducirás a los niños. No cometerás fornicación. No robarás. No practicarás magia. No usarás pociones. No provocarás [un] aborto, ni destruirás a un niño recién nacido” (Didajé 2:1–2 [70 d.C.]).

 

EPÍSTOLA DE BERNABÉ siglo I o II

“El camino de la luz, entonces, es el siguiente. Si alguno desea viajar al lugar señalado, debe ser celoso en sus obras. El conocimiento, por tanto, que se nos da con el fin de caminar de esta manera, es el siguiente. . . . No matarás al niño procurándole el aborto; ni tampoco lo destruirás después de que haya nacido” (Carta de Bernabé 19 [74 d.C.]).

 

ATENÁGORAS

“¿Qué hombre en su sano juicio, por tanto, afirmará, siendo tal nuestro carácter, que somos asesinos? . . . Cuando decimos que aquellas mujeres que usan drogas para provocar el aborto cometen un asesinato y tendrán que dar cuenta a Dios por el aborto, ¿bajo qué principio deberíamos cometer un asesinato?

Porque no corresponde a la misma persona considerar al mismo feto en el vientre como un ser creado, y por tanto objeto del cuidado de Dios, y cuando ha pasado a la vida, matarlo; y no exponer a un niño, porque quienes lo exponen son acusados de asesinato de niños, y por otra parte, cuando ha sido criado para destruirlo” (Súplica a favor de los cristianos 35 [177 d.C.]).

 

TERTULIANO  Siglo II-III

“En nuestro caso, al estar prohibido para siempre el asesinato, no podemos destruir ni siquiera al feto en el útero, mientras que el ser humano todavía obtiene sangre de las otras partes del cuerpo para su sustento. Impedir un nacimiento no es más que matar a un hombre más rápidamente; ni importa si se quita la vida que nace, o se destruye la que está por nacer. Ése es un hombre que va a serlo; ya tienes el fruto en su semilla” (Apología 9:8 [197 d.C.]).

“Entre las herramientas de los cirujanos hay un instrumento determinado, que está formado por un marco flexible bien ajustado para, en primer lugar, abrir el útero y mantenerlo abierto; está además provisto de una cuchilla anular, por medio de la cual se disecan los miembros [del niño] dentro del útero con cuidado ansioso pero inquebrantable; siendo su último apéndice un gancho romo o cubierto, con el que se extrae todo el feto mediante un parto violento.

“Existe también [otro instrumento en forma de] una aguja o púa de cobre, mediante la cual se gestiona la muerte misma en este robo furtivo de la vida: Le dan, por su función infanticida, el nombre de embruosphaktes, [es decir]” el asesino del niño”, que por supuesto estaba vivo. . . “[Los médicos que practicaban abortos] sabían muy bien que se había concebido un ser vivo, y [ellos] se compadecieron de este desdichado estado infantil, que primero tuvo que ser ejecutado para escapar de ser torturado vivo” (El Alma 25 [210 d.C.]).

“Ahora admitimos que la vida comienza con la concepción porque sostenemos que el alma también comienza desde la concepción; la vida comienza en el mismo momento y lugar que el alma” (ibid., 27). “La ley de Moisés, en verdad, castiga con las penas debidas al hombre que causare el aborto [Éx. 21:22–24]” (ibid., 37).

 

MINUCIO FELIX

“Hay algunas mujeres [paganas] que, al beber preparados médicos, extinguen en sus entrañas la fuente del futuro varón y cometen así un parricidio antes de dar a luz. Y estas cosas ciertamente proceden de la enseñanza de vuestros [falsos] dioses. . . . A nosotros [los cristianos] no nos es lícito ni ver ni oír hablar de homicidio” (Octavio 30 [226 d.C.]).

 

SAN HIPÓLITO siglo III

“Las mujeres que tenían fama de creyentes comenzaron a tomar drogas para volverse estériles y a atarse fuertemente para expulsar lo que estaba engendrando, ya que, a causa de los parientes y el exceso de riqueza, no querían tener un hijo de un esclavo o por cualquier persona insignificante. ¡Mira, pues, hasta qué gran impiedad ha procedido ese inicuo, al enseñar el adulterio y el asesinato al mismo tiempo! (Refutación de todas las herejías [228 d.C.]).

 

CONCILIO DE ANCIRA

“En cuanto a las mujeres que fornican y destruyen lo que han concebido, o que se emplean en fabricar drogas para abortar, un decreto anterior las excluía hasta la hora de la muerte, y algunos han consentido. Sin embargo, deseando utilizar una lenidad algo mayor, hemos ordenado que cumplan diez años [de penitencia], según los grados prescritos” (canon 21 [314 d.C.]).

 

SAN BASILIO EL GRANDE siglo IV

“La que provoque el aborto, pase diez años de penitencia, ya sea que el embrión esté perfectamente formado o no” (Primera Carta Canónica, canon 2 [374 d.C.]).

“Es homicida... ; también lo son los que toman medicinas para provocar el aborto” (ibid., canon 8).

 

SAN JUAN CRISÓSTOMO siglo IV

“Por tanto os ruego que huyáis de la fornicación. . . . ¿Por qué sembrar donde la tierra se encarga de destruir el fruto? ¿Dónde hay muchos esfuerzos por abortar? ¿Dónde hay asesinato antes del nacimiento? Porque ni siquiera a la ramera dejarás que siga siendo una simple ramera, sino hazla también asesina. Ves cómo la embriaguez lleva a la prostitución, la prostitución al adulterio, el adulterio al asesinato; o más bien a algo incluso peor que el asesinato. Porque no tengo nombre que darle, ya que no quita lo que nace, sino que impide que nazca.

¿Por qué entonces abusas del don de Dios, y luchas con sus leyes, y sigues lo que es una maldición como si fuera una bendición, y haces de la cámara de la procreación una cámara para el asesinato, y armas a la mujer que fue dada para tener hijos para el matadero? ? Porque para sacar más dinero siendo agradable y objeto de deseo para sus amantes, ni siquiera esto se resiste a hacerlo, amontonando así sobre tu cabeza un gran montón de fuego. Porque incluso si la acción atrevida es de ella, la causa de la misma es tuya” (Homilías sobre Romanos 24 [391 d.C.]).

 

SAN JERÓNIMO siglo IV

“Algunos llegan incluso a tomar pociones para asegurar la esterilidad y asesinar así a seres humanos casi antes de su concepción. Algunas, cuando se encuentran encintas a causa de su pecado, utilizan drogas para procurar el aborto, y cuando, como sucede a menudo, mueren con su descendencia, entran al mundo inferior cargadas con la culpa no sólo de adulterio contra Cristo sino también de suicidio y asesinato de niños” (Cartas 22:13 [396 d.C.]).

 

 

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La lucha de los primeros cristianos contra la práctica del aborto

 

 

Este fue el momento en el que un terrorista atacó una iglesia en Colombo, Sri Lanka, el Domingo de Pascua de 2019.

Desde el ataque se abrió un proceso de investigación para encontrar a los responsables del atentado. Muchos líderes mundiales pidieron al gobierno de Sri Lanka que haga justicia. El papa aprovechó el tercer aniversario de los atentados para hacer este llamamiento público.

 

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FRANCISCO
No quisiera terminar sin hacer un llamamiento a las autoridades de su país. Por favor y por el bien por la justicia, por el bien de tu pueblo, que se aclare de una vez por todas quiénes fueron responsable de estos hechos [los atentados de Semana Santa de 2019]. Esto traerá paz a su conciencia y a la Patria.

Casi 5 años después, la comunidad católica no ha olvidado a las más de 200 personas asesinadas ese día.

CARD. MALCOLM RANJITH
Arzobispo de Colombo, Sri Lanka

Hemos construido un cementerio especial en Kotahena o Nigambo. Tuvimos que comprar un terreno porque el cementerio católico estaba repleto, lleno de cadáveres y no podíamos enterrarlos a todos allí.

También hay un memorial en una de las iglesias que fueron destruidas aquel Domingo de Pascua.

CARD. MALCOLM RANJITH
Arzobispo de Colombo, Sri Lanka

Hay un memorial dentro de la iglesia. Reservamos una zona y escribimos todos los nombres en una lápida de piedra que construimos en la iglesia de San Sebastián.

Muchas personas han acudido a los memoriales para pedir la intercesión de estos hombres y mujeres. El cardenal Ranjith dijo que son ejemplos de los mártires modernos de los que el papa habla a menudo.

CARD. MALCOLM RANJITH
Arzobispo de Colombo, Sri Lanka

Dieron sus vidas por la fe, porque los atacantes lo hicieron por odio a la fe. Odium fidei, así lo llaman. Odiaban a los cristianos y atacaron a estos inocentes. Los mataron. Para nosotros son mártires porque murieron yendo a la Iglesia, por eso promovemos su causa.

El 21 de abril se cumplen 5 años del atentado. Es el tiempo mínimo que exige el Vaticano para iniciar el proceso de beatificación. Y en Sri Lanka lo tienen claro. En cuanto se cumpla ese aniversario, se pondrán manos a la obra.

FUENTE: www.romereports.com

28 de noviembre de 2025. Un paso firme hacia la plena comunión cristiana.

IZNIK, Turquía. El 28 de noviembre de 2025 ha quedado grabado en los anales de la historia eclesiástica. En la antigua ciudad de Nicea, hoy Iznik, el Papa León XIV, Obispo de Roma, y Su Santidad Bartolomé I, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, se encontraron para presidir una trascendental oración ecuménica. Este evento no solo conmemora el 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico, celebrado en el año 325 d.C., sino que también representa un poderoso testimonio de la unidad y la fe compartida que aún vincula a las principales tradiciones cristianas del mundo. La peregrinación conjunta, largamente deseada por sus predecesores, ha cumplido una promesa de unidad en el lugar donde el cristianismo definió sus cimientos doctrinales.

El Gesto de la Unidad en Iznik: Rezando el Credo Niceno

El emotivo encuentro tuvo lugar junto a las excavaciones arqueológicas de la Basílica de San Neófito, un sitio cargado de simbolismo que yace a orillas del lago Iznik. Ante líderes y representantes de más de veinte Iglesias cristianas, el Papa y el Patriarca rezaron el Credo Niceno, una confesión de fe que, a pesar de las dolorosas divisiones históricas, sigue siendo el pilar teológico que une a católicos, ortodoxos y protestantes. Un detalle de profundo significado ecuménico fue la recitación del Credo sin la cláusula *Filioque* ("y del Hijo"), un punto de controversia histórica entre Oriente y Occidente.

Este gesto, tan simple como profundo, subraya la voluntad de ambas Iglesias de honrar las formulaciones originales y construir puentes sobre las diferencias teológicas que condujeron al Gran Cisma de 1054.

El Papa León XIV, en su homilía, hizo un llamado a “superar el escándalo de las divisiones”, enfatizando que la unidad cristiana no es un objetivo político, sino una necesidad espiritual para que el mundo pueda creer en el mensaje de Cristo. La visita a Turquía y la ceremonia en Iznik marcan el primer viaje apostólico del Pontífice, cargado de una intencionalidad clara: colocar el ecumenismo en el centro de su pontificado, siguiendo el camino iniciado por San Pablo VI y el Patriarca Atenágoras, y continuado por San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

La Relevancia Teológica e Histórica del Concilio de Nicea (325 d.C.)

El Primer Concilio de Nicea, convocado en el año 325 por el emperador Constantino I, fue crucial para la definición dogmática de la fe cristiana. La principal controversia que enfrentó fue el **Arrianismo**, una doctrina impulsada por el presbítero Arrio de Alejandría, que negaba la divinidad plena de Jesucristo, considerándolo una criatura sublime, pero no coeterna ni consustancial al Padre.

Los cerca de 300 obispos reunidos en Nicea, muchos de ellos aún portando las cicatrices de las recientes persecuciones, respondieron con firmeza. El Concilio estableció el término griego *homoousios* (consustancial o de la misma naturaleza) para describir la relación entre el Hijo y el Padre, declarando inequívocamente la divinidad de Cristo.

Este dogma fue la base del Credo, que sigue proclamando: “Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho”. Además de esta definición trinitaria, el Concilio abordó la fijación de la fecha de la Pascua y la promulgación de cánones disciplinares que organizaron la vida de la Iglesia.

Al volver a Nicea 1700 años después, los líderes cristianos no solo miran al pasado, sino que reafirman la vitalidad de esta verdad central para afrontar los desafíos del siglo XXI. El Concilio sentó un precedente: que, a pesar de las crisis internas, la Iglesia puede unirse para defender y aclarar su fe bajo la guía del Espíritu Santo, una enseñanza vital para el diálogo ecuménico actual.

Declaración Conjunta y Llamamiento a la Fraternidad Universal

Como colofón a esta jornada histórica, el Papa León XIV y el Patriarca Bartolomé I firmaron una Declaración Conjunta en el Patriarcado Ecuménico de Estambul. El documento no solo reitera el compromiso por la plena comunión visible, sino que también aborda las urgencias del mundo contemporáneo. En un contexto de conflictos globales, el texto subraya que “el deseo de plena comunión entre todos los creyentes en Jesucristo va siempre acompañado de la búsqueda de la fraternidad entre todos los seres humanos”.

Ambos líderes, representantes de miles de millones de cristianos, instaron a rechazar con firmeza “el uso de la religión para justificar la guerra” y proclamaron la necesidad de una hermandad universal. Esta visión social y ética se desprende directamente de la fe profesada en Nicea: al invocar a Dios como Padre, se está obligado a reconocer a todos los seres humanos como hermanos y hermanas, creados a imagen de Dios.

La peregrinación no es solo un recuerdo, sino una profecía de paz en una región geopolíticamente sensible. El viaje apostólico de León XIV a Turquía y Líbano, que culmina con estos encuentros ecuménicos, busca fortalecer los lazos de la fe, la solidaridad y el diálogo interreligioso, demostrando que la unidad de los cristianos es una fuerza estabilizadora para el mundo entero. Este evento es un hito de esperanza, marcando un nuevo capítulo en la relación entre las Iglesias hermanas.

El llamamiento a Turquía para que desempeñe un papel "estabilizador" fue un punto clave en el inicio del viaje, preparando el terreno para la relevancia no solo eclesiástica, sino también política y social de este encuentro. La comunión, como enfatizó el Papa, no implica absorción ni dominio, sino una unidad profunda en la diversidad, reflejada en el legado inmutable del Concilio de Nicea.

Fuentes consultadas: Rome Reports

¿Cómo y cuándo empieza a vivirse?

EL ADVIENTO

TIEMPO LITÚRGICO QUE PREPARA LA NAVIDAD

Expectación penitente, piadosa y alegre

La venida del Hijo de Dios a la Tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos (…).

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Al celebrar anualmente la liturgia del Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida.
(Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 522 y 524)

Con el tiempo de Adviento, la Iglesia romana da comienzo al nuevo año litúrgico. El tiempo de Adviento gravita en torno a la celebración del misterio de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo.

 

A PARTIR DEL SIGLO IV

El origen y significado del Adviento es un tanto oscuro; en cualquier caso, el término adventus era ya conocido en la literatura cristiana de los primeros siglos de la vida de la Iglesia, y probablemente se acuñó a partir de su usoen la lengua latina clásica.

La traducción latina Vulgata de la Sagrada Escritura (durante el siglo IV) designó con el término adventus la venida del Hijo de Dios al mundo, en su doble dimensión de advenimiento en la carne –encarnación- y advenimiento glorioso –parusía-.

La tensión entre uno y otro significado se encuentra a lo largo de toda la historia del tiempo litúrgico del Adviento, si bien el sentido de “venida” cambió a “momento de preparación para la venida”.

Quizá la misma amplitud de las realidades contenidas en el término dificultaba la organización de un tiempo determinado en el que apareciera la riqueza de su mensaje. De hecho, el ciclo de adviento fue uno de los últimos elementos que entraron a formar parte del conjunto del año litúrgico (siglo V).

Parece ser que desde fines del siglo IV y durante el siglo V, cuando las fiestas de Navidad y Epifanía iban cobrando una importancia cada vez mayor, en las iglesias de Hispania y de las Galias particularmente, se empezaba a sentir el deseo de consagrar unos días a la preparación de esas celebraciones.

Dejando de lado un texto ambiguo atribuido a San Hilario de Poitiers, la primera mención de la puesta en práctica de ese deseo la encontramos en el canon 4 del Concilio de Zaragoza del año 380: "Durante veintiún días, a partir de las XVI calendas de enero (17 de diciembre), no está permitido a nadie ausentarse de la iglesia, sino que debe acudir a ella cotidianamente" (H. Bruns, Canones Apostolorum et Conciliorum II, Berlín, 1893, 13-14). La frecuencia al culto durante los días que corresponden, en parte, a nuestro tiempo de adviento actual, se prescribe, pues, de una forma imprecisa.

 

UN TIEMPO DE PENITENCIA

Más tarde, los concilios de Tours (año 563) y de Macon (año 581) nos hablarán, ya concretamente, de unas observancias existentes “desde antiguo” para antes de Navidad.

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En efecto, casi a un siglo de distancia, San Gregorio de Tours (fallecido en el año 490) nos da testimonio de las mismas con una simple referencia.

Leemos en el canon 17 del Concilio de Tours que los monjes "deben ayunar durante el mes de diciembre, hasta Navidad, todos los días".

El canon 9 del Concilio de Macon ordena a los clérigos, y probablemente también a todos los fieles, que "ayunen tres días por semana: el lunes, el miércoles y el viernes, desde San Martín hasta Navidad, y que celebren en esos días el Oficio Divino como se hace en Cuaresma"(Mansi, IX, 796 y 933).

Aunque la interpretación histórica de estos textos es difícil, parece según ellos que en sus orígenes el tiempo de adviento se introdujo tomando un carácter penitencial, ascético, con una participación más asidua al culto.

Sin embargo, las primeras noticias  a cerca de la celebración del tiempo litúrgico del Adviento, se encuentran a mediados del siglo VI, en la iglesia de Roma.

Según parece, este Adviento romano comprendía al principio seis semanas, aunque muy pronto -durante el pontificado de Gregorio Magno (590-604)-  se redujo a las cuatro actuales.

UNA DOBLE ESPERA

El significado teológico original del Adviento se ha prestado a distintas interpretaciones. Algunos autores consideran que, bajo el influjo de la predicación de Pedro Crisólogo (siglo V), la liturgia de Adviento preparaba para la celebración litúrgica anual del nacimiento de Cristo y sólo más tarde –a partir de la consideración de consumación perfecta en su segunda venida- su significado se desdoblaría hasta incluir también la espera gozosa de la Parusía del Señor.

No faltan, sin embargo, partidarios de la tesis contraria: el Adviento habría comenzado como un tiempo dirigido hacia la Parusía, esto es, el día en que el Redentor coronará definitivamente su obra. En cualquier caso, la superposición ha llegado a ser tan íntima que resulta difícil atribuir uno u otro aspecto a las lecturas escriturísticas o a los textos eucológicos de este tiempo litúrgico.

El Calendario Romano actualmente en vigor conserva la doble dimensión teológica que constituye al Adviento en un tiempo de esperanza gozosa:

"el tiempo de Adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para las solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y es a la vez el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos. Por estas dos razones el Adviento se nos manifiesta como tiempo de una expectación piadosa y alegre" (Calendario Romano, Normas universales sobre el año litúrgico y sobre el calendario, 39).

Fuente: www.primeroscristianos.com

 

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LA CORONA DE ADVIENTO

 

 

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Novena a la Inmaculada Concepción de María

¿Qué es la novena de la Inmaculada?

Es una devoción cristiana que consiste en prepararse interiormente para la fiesta de la Inmaculada los nueve días previos. Se celebran misas especiales, se reza el Sto. Rosario u otras devociones marianas, pero en cualquier caso, lo más importante es vivirla personalmente. En algunos lugares empieza el 29 de noviembre, y otros el 30, según se incluya o no el día de la fiesta.

 

Ofrecemos algunos textos, seleccionados en nueve apartados distintos, uno para cada día de la novena. Los apartados acaban con una breve oración compuesta por san Josemaría, dirigida a Nuestra Madre del Cielo

La Costumbre

La Novena de la Inmaculada es una costumbre que ha cristalizado en la Iglesia para preparar la gran solemnidad del 8 de diciembre. Se aconseja que cada uno la viviera personalmente, del modo que considere más oportuno; poniendo más empeño en la conversación asidua con la Virgen, con un delicado esmero en la oración, la mortificación, el trabajo profesional; y procurando que los parientes, amigos y conocidos se acerquen a Jesucristo por medio de nuestra Madre.

 

30 DE NOVIEMBRE - "María, la llena de gracia" 

1 DE DICIEMBRE - "Madre de todos, de cada uno"

2 DE DICIEMBRE - "María, Maestra de oración"

3 DE DICIEMBRE - "María, Mujer de fe. Maestra de fe"

4 DE DICIEMBRE - "María, Madre del Amor Hermoso"

5 DE DICIEMBRE - "Santa María, Esperanza nuestra"

6 DE DICIEMBRE -"María, refugio y fortaleza nuestra"

7 DE DICIEMBRE - "María, Maestra de vida ordinaria"

8 DE DICIEMBRE - "Santa María, Reina de los Apóstoles"

 


Descargar la novena a la Inmaculada > aquí  en pdf

 

Inmaculada Novena

 

 

 

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INMACULADA CONCEPCIÓN  

 

 

 

 

 

Los hallazgos arqueológicos en Tierra Santa en el segundo semestre de 2025

 

Arqueología Tierra santa 2025. Los últimos hallazgos incluyen un dique monumental del siglo VIII a.C. en Jerusalén, un tesoro bizantino de oro en Hippos y una emotiva inscripción aramea de la Revuelta de Bar Kojba cerca de Ein Gedi.

 

 

Los descubrimientos arqueológicos en Tierra Santa continúan iluminando el contexto histórico de las Escrituras, ofreciendo no solo evidencias materiales, sino también oportunidades para una reflexión teológica más profunda.

Tras los hallazgos del primer semestre de 2025 —que exploramos en la primera parte de este artículo—, el segundo semestre ha traído nuevos tesoros que dialogan con el Antiguo y Nuevo Testamento. Desde estructuras hidráulicas de la monarquía davídica hasta inscripciones que evocan las luchas judías del siglo II d.C., estos avances refuerzan la pervivencia de la tradición bíblica en el paisaje de Israel y Jordania. A continuación, destacamos los tres descubrimientos más relevantes de julio a noviembre de 2025.

1 - Un dique monumental en Jerusalén: Ingeniería real en tiempos de los reyes bíblicos, Arqueología Tierra Santa 2025

En agosto de 2025, un equipo de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), dirigido por arqueólogos de la Universidad Hebrea, anunció el descubrimiento de un dique monumental en el corazón de Jerusalén, datado en el siglo VIII a.C., durante los reinados de los reyes Joás y Amasías (siglos IX-VIII a.C.).

Esta imponente estructura, de más de 100 metros de longitud y hasta 6 metros de altura, formaba parte del antiguo sistema de aguas de la ciudad, específicamente alineada con la Piscina de Siloam. Excavada en la zona de la Ciudad de David, el dique estaba construido con bloques de piedra masivos y servía para canalizar el agua del manantial de Gihón, protegiendo la capital de inundaciones y asegurando el suministro en tiempos de asedio.

El hallazgo, revelado mediante excavaciones sistemáticas y datación por radiocarbono, coincide con descripciones bíblicas del ingenio hidráulico de Ezequías (2 Reyes 20, 20), quien preparó Jerusalén contra la amenaza asiria, aunque este dique es anterior y apunta a una tradición de planificación urbana real que se remonta a los monarcas anteriores. Como explica la arqueóloga principal, Ronny Reich, «esta obra demuestra una adaptación avanzada al cambio climático y a las necesidades defensivas, reflejando la prosperidad del reino de Judá».

Este descubrimiento enriquece la comprensión del Jerusalén monárquico, un período clave para la fe israelita. Para los estudiosos bíblicos, vincula directamente con pasajes como Isaías 2, :9-11, donde se menciona la reparación de la muralla del estanque de la Ciudad Vieja. Simbólicamente, evoca el agua viva de la que habla el profeta, un motivo que resuena en el Evangelio de Juan (4, 14) y en la tradición cristiana como fuente de gracia.

 

2 - El tesoro de oro bizantino en Hippos: Riquezas de la Decápolis cristiana

 

Julio y septiembre de 2025 trajeron un doble anuncio desde las excavaciones en Hippos-Sussita, la antigua ciudad de la Decápolis situada en las colinas del Golán, con vistas al Mar de Galilea. Primero, en julio, se desenterró joyería de oro romana (siglos I-III d.C.), incluyendo un anillo exquisito y pendientes decorados con motivos helenísticos, testigos de la opulencia de una urbe que, según la tradición, fue visitada por Jesús durante su ministerio en la región de Gadara (Mateo 8, 28-34).

Posteriormente, en septiembre-octubre, el equipo de la Universidad de Haifa reveló un tesoro bizantino escondido: 97 monedas de oro sólido (solidus), joyas con cruces incrustadas y un medallón con la imagen de un obispo local, ocultos alrededor del año 613 d.C. durante la invasión persa sasánida.

Estos artefactos, conservados en una vasija de cerámica bajo el piso de una basílica cristiana, incluyen piezas de hasta 1.500 años de antigüedad, valoradas en cientos de miles de dólares actuales. El director de excavaciones, Michael Eisenberg, lo describe como «un vistazo a los últimos días de una ciudad cristiana próspera, donde el oro servía no solo de riqueza, sino de ofrendas eucarísticas».

La conexión con el Nuevo Testamento es evidente: Hippos formaba parte de la Decápolis gentil, un mosaico cultural donde Jesús realizó milagros y predicó, ilustrando su misión universal (Marcos 5, 1-20). Este tesoro no solo ilustra la transición del paganismo al cristianismo en la Galilea, sino que también matiza el contexto del ministerio de Jesús en un entorno helenizado y adinerado. También recuerda la parábola de los talentos (Mateo 25, 14-30).

3 - Inscripción aramea en la cueva de Ein Gedi: Lamento de la revuelta de Bar Kojba

En agosto de 2025, arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en colaboración con la IAA, anunciaron el hallazgo de una inscripción aramea de cuatro líneas en una cueva del desierto de Judea, cerca de Ein Gedi y con vistas al Mar Muerto. Datada paleográficamente en 132-135 d.C., durante la revuelta de Bar Kojba contra Roma, el texto comienza con «Abba de Naburya ha perecido», un lamento personal posiblemente escrito por rebeldes judíos escondidos en el refugio.

Grabada en una estalactita, mide apenas 8×3,5 cm y fue hallada junto a espadas romanas y una moneda de la revuelta, preservada por el clima árido.

 

Inscripción aramea en la cueva de Ein Gedi: Lamento de la revuelta de Bar Kojba

 

Este descubrimiento, único por su conservación y contexto, ofrece una ventana emotiva a la resistencia judía post-Templo, un período de martirio que influyó en la formación del judaísmo rabínico y, indirectamente, en el cristianismo primitivo. Como nota el epigrafista Oren Tal, «es un grito humano en medio de la desesperación, similar a los salmos de lamento».

Aunque no cita directamente la Biblia, evoca el exilio y la esperanza mesiánica de textos como Daniel 12 o los Rollos del Mar Muerto, encontrados en cuevas cercanas. También resuena la pasión de Cristo como modelo de sufrimiento redentor (Hebreos 12, 2).

Otros hallazgos bíblicos

  • Prensa de vino en Tel Megiddo (Israel): En noviembre de 2025, cerca del icónico Tel Megiddo —el Armagedón profético de Apocalipsis 16, 16—, se desenterró una prensa de uvas de 5.000 años (Edad del Cobre), la más antigua evidencia de producción vinícola en Israel. Este vestigio cananeo, con cuencos rituales, ilustra las raíces agrícolas de la región y evoca el vino como símbolo eucarístico en el Nuevo Testamento.
  • Finca samaritana en Samaria (Israel): Septiembre de 2025 trajo a la luz una villa de 1.600 años ligada a los samaritanos, con mosaicos y ánforas que aluden a su sincretismo religioso (Juan 4, 1-42). Revela la coexistencia judeo-samaritana en la época bizantina.
  • Exhibiciones y estudios: En septiembre, el Museum of the Bible exhibió la Estela de Tel Dan, la referencia extrabíblica más temprana al rey David (2 Samuel 5), atrayendo a miles de visitantes. Además, avances en IA han refinado dataciones de fragmentos del Mar Muerto, fortaleciendo su vínculo con el canon hebreo.

En conjunto, estos hallazgos del segundo semestre de 2025 —el dique de Jerusalén, el tesoro de Hippos y la inscripción de Ein Gedi— profundizan el diálogo entre arqueología y Biblia, matizando no solo eventos históricos, sino también temas como la providencia, la resistencia y la redención. Como en la primera parte, la Tierra Santa sigue hablando: un testimonio vivo que invita a creyentes y académicos a redescubrir las Escrituras en su suelo ancestral.

El autor
Rafael Sanz Carrera

Omnes

24/11/2025

León XIV ya tiene la mirada puesta en Nicea, la actual Iznik. Es el motivo principal de su viaje a Turquía: celebrar los 1700 años de este primer concilio ecuménico.

Para recordar lo que supuso esta asamblea, el papa ha escrito una carta apostólica. El título es 'In unitate fidei' , en la unidad de la fe, y supone una llamada a la unidad de los cristianos.

Palabras del Papa León XIV

Se acerca el viaje apostólico que realizaré a Turquía y Líbano. En Turquía se celebrará el 1700 aniversario del Concilio de Nicea. Por ello, hoy se publica la Carta apostólica In unitate fidei, que conmemora este acontecimiento histórico.

El gran legado del Concilio

El Concilio de Nicea, convocado por el emperador Constantino en el año 325, dejó una gran huella. De su legado está el credo niceno, que se reza en cada Eucaristía, y reconoce la divinidad de Cristo. O, también, la fecha fija de la Pascua.

El papa habla en el texto de los tiempos convulsos de la época, y los compara con la actualidad. León explica que lo que salió de Nicea es la profesión común de todas las tradiciones cristianas. Y, de ahí, su llamado a la unidad.

Debemos dejar atrás controversias teológicas que han perdido su razón de ser para adquirir un pensamiento común y, más aún, una oración común al Espíritu Santo, para que nos reúna a todos en una sola fe y un solo amor.

Además, añade que esto no significa un ecumenismo que vuelva a las divisiones ni al pasado.

El restablecimiento de la unidad entre los cristianos no nos empobrece, al contrario, nos enriquece. Como en Nicea, este propósito sólo será posible mediante un camino paciente, largo y a veces difícil de escucha y acogida recíproca. Se trata de un desafío teológico y, aún más, de un desafío espiritual, que requiere arrepentimiento y conversión por parte de todos.

La carta, que termina con una oración invocando al Espíritu Santo, se publicó en la Solemnidad de Cristo Rey, a tan solo cuatro días de iniciar su primer viaje apostólico.


Contenido Multimedia- En la unidad de la fe

 


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Tiempo litúrgico que prepara la Navidad

Expectación penitente, piadosa y alegre

La venida del Hijo de Dios a la Tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos (…). Al celebrar anualmente la liturgia del Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida. (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 522 y 524)

Con el tiempo de Adviento, la Iglesia romana da comienzo al nuevo año litúrgico. El tiempo de Adviento gravita en torno a la celebración del misterio de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo.

A partir del siglo IV

El origen y significado del Adviento es un tanto oscuro; en cualquier caso, el término adventus era ya conocido en la literatura cristiana de los primeros siglos de la vida de la Iglesia, y probablemente se acuñó a partir de su uso en la lengua latina clásica.

La traducción latina Vulgata de la Sagrada Escritura (durante el siglo IV) designó con el término adventus la venida del Hijo de Dios al mundo, en su doble dimensión de advenimiento en la carne –encarnación- y advenimiento glorioso –parusía-.

La tensión entre uno y otro significado se encuentra a lo largo de toda la historia del tiempo litúrgico del Adviento, si bien el sentido de “venida” cambió a “momento de preparación para la venida”.

Quizá la misma amplitud de las realidades contenidas en el término dificultaba la organización de un tiempo determinado en el que apareciera la riqueza de su mensaje. De hecho, el ciclo de adviento fue uno de los últimos elementos que entraron a formar parte del conjunto del año litúrgico (siglo V).

 

Parece ser que desde fines del siglo IV y durante el siglo V, cuando las fiestas de Navidad y Epifanía iban cobrando una importancia cada vez mayor, en las iglesias de Hispania y de las Galias particularmente, se empezaba a sentir el deseo de consagrar unos días a la preparación de esas celebraciones.

Dejando de lado un texto ambiguo atribuido a San Hilario de Poitiers, la primera mención de la puesta en práctica de ese deseo la encontramos en el canon 4 del Concilio de Zaragoza del año 380:

"Durante veintiún días, a partir de las XVI calendas de enero (17 de diciembre), no está permitido a nadie ausentarse de la iglesia, sino que debe acudir a ella cotidianamente" (H. Bruns, Canones Apostolorum et Conciliorum II, Berlín, 1893, 13-14).

La frecuencia al culto durante los días que corresponden, en parte, a nuestro tiempo de adviento actual, se prescribe, pues, de una forma imprecisa.

 

Un tiempo de penitencia

Más tarde, los concilios de Tours (año 563) y de Macon (año 581) nos hablarán, ya concretamente, de unas observancias existentes “desde antiguo” para antes de Navidad. En efecto, casi a un siglo de distancia, San Gregorio de Tours (fallecido en el año 490) nos da testimonio de las mismas con una simple referencia.  Leemos en el canon 17 del Concilio de Tours que los monjes "deben ayunar durante el mes de diciembre, hasta Navidad, todos los días".

El canon 9 del Concilio de Macon ordena a los clérigos, y probablemente también a todos los fieles, que "ayunen tres días por semana: el lunes, el miércoles y el viernes, desde San Martín hasta Navidad, y que celebren en esos días el Oficio Divino como se hace en Cuaresma" (Mansi, IX, 796 y 933).  Aunque la interpretación histórica de estos textos es difícil, parece según ellos que en sus orígenes el tiempo de adviento se introdujo tomando un carácter penitencial, ascético, con una participación más asidua al culto.

Sin embargo, las primeras noticias  a cerca de la celebración del tiempo litúrgico del Adviento, se encuentran a mediados del siglo VI, en la iglesia de Roma.

Según parece, este Adviento romano comprendía al principio seis semanas, aunque muy pronto -durante el pontificado de Gregorio Magno (590-604)-  se redujo a las cuatro actuales.

 

Una doble espera

El significado teológico original del Adviento se ha prestado a distintas interpretaciones. Algunos autores consideran que, bajo el influjo de la predicación de Pedro Crisólogo (siglo V), la liturgia de Adviento preparaba para la celebración litúrgica anual del nacimiento de Cristo y sólo más tarde –a partir de la consideración de consumación perfecta en su segunda venida- su significado se desdoblaría hasta incluir también la espera gozosa de la Parusía del Señor.

No faltan, sin embargo, partidarios de la tesis contraria: el Adviento habría comenzado como un tiempo dirigido hacia la Parusía, esto es, el día en que el Redentor coronará definitivamente su obra. En cualquier caso, la superposición ha llegado a ser tan íntima que resulta difícil atribuir uno u otro aspecto a las lecturas escriturísticas o a los textos eucológicos de este tiempo litúrgico.

El Calendario Romano actualmente en vigor conserva la doble dimensión teológica que constituye al Adviento en un tiempo de esperanza gozosa:

"El tiempo de Adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para las solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y es a la vez el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos.

Por estas dos razones el Adviento se nos manifiesta como tiempo de una expectación piadosa y alegre" (Calendario Romano, Normas universales sobre el año litúrgico y sobre el calendario, 39).

 

Fuente: www.primeroscristianos.com

 

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La corona de Adviento

La corona de adviento está compuesta por cuatro velas con ramas vegetales, que se van encendiendo, una a una, en las cuatro semanas que preceden a la Navidad.

 

Origen

La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres precristianas de los pueblos del norte, entre los siglos IV y VI. Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos comoseñal de esperanza en la venida de la primavera.

En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes comenzaron a utilizar este símbolo durante el Adviento: aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la Verdad suprema: Jesús es la Luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida dela luz en la Navidad: Jesucristo. Esa costumbre se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.

La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).

 

corona adviento

 

La simbología

-La forma circular: el círculo no tiene principio ni fin, es señal de eternidad;
-Las ramas verdes: simbolizan la esperanza y la vida;
-Las cuatro velas: Las velas se encienden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento. Simbolizan la luz en medio de las tinieblas: la salvación que vino a traer Jesucristo es luz para la vida de cada persona.
-El color rojo significa el amor de Dios.

 

La corona puede ser bendecida por un sacerdote.

 

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LOS ORÍGENES DEL ADVIENTO

 

 

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Masacran otra aldea en Nigeria

Uno de los testimonios más estremecedores fue el de Christiana Joseph, quien se despertó la mañana del ataque preparándose para asistir a la misa de las 6 a. m. Recuerda el repentino rugido de motores que rodeaban su casa. Momentos después, ráfagas de disparos llenaron el aire. Cuando volvió el silencio, su esposo, John, con quien llevaba catorce años casada, yacía sin vida en el suelo. “Nos rodearon”, relató. “Duró solo unos minutos, pero lo destruyó todo”.

Durante tres días, del 9 al 11, las comunidades de este estado del este de Nigeria fueron azotadas por una ola de ataques coordinados que dejaron al menos veinte cristianos muertos y barrios enteros conmocionados. Periodistas locales de Truth Nigeria fueron los primeros en determinar la magnitud de la violencia, pero los testimonios de testigos presenciales han revelado una escena mucho más aterradora de lo que sugerían las cifras iniciales. Los residentes describen grupos de hombres armados que irrumpían en las aldeas en motocicletas, convergiendo en casas y lugares de culto con una precisión escalofriante.
Los sobrevivientes afirman que los atacantes se movían con rapidez y sin discriminación, disparando a quemarropa contra las mismas estructuras que sustentan la vida cotidiana: viviendas familiares, patios parroquiales, pequeñas capillas donde los niños aprenden sus oraciones. El ataque dejó tras de sí techos destrozados, escombros calcinados y familias deambulando de casa en casa buscando a sus familiares desaparecidos. Cerca de la Catedral de la Sagrada Familia, el padre George Dogo ha pasado días junto a voluntarios de rescate removiendo escombros aún calientes por los incendios.
Teme que el número de muertos aumente. “Todavía hay zonas que no hemos podido despejar”, ​​dijo a sus contactos locales. “Cada hora encontramos a alguien que no habíamos registrado”. Uno de los testimonios más estremecedores fue el de Christiana Joseph, quien se despertó la mañana del ataque preparándose para asistir a la misa de las 6 a. m. Recuerda el repentino rugido de motores que rodeaban su casa.
Momentos después, ráfagas de disparos llenaron el aire. Cuando volvió el silencio, su esposo, John, con quien llevaba catorce años casada, yacía sin vida en el suelo. “Nos rodearon”, relató. “Duró solo unos minutos, pero lo destruyó todo”. Estos ataques se produjeron justo cuando Estados Unidos advertía públicamente a Nigeria que las atrocidades sin control —en particular las dirigidas contra los cristianos— podrían desencadenar una intervención extranjera.
Genocidios
La retórica inusualmente dura de Washington puso de relieve lo que muchos activistas nigerianos llevan tiempo denunciando: que la violencia atribuida a las facciones fulani radicalizadas se ha intensificado drásticamente y que las autoridades tienen dificultades, o no están dispuestas, a contenerla.
Entre las voces que constantemente dan la voz de alarma se encuentra la de Emeka Umeagbalasi, director de Intersociety, una organización de derechos humanos que documenta abusos y defiende a las víctimas. Lleva tiempo argumentando que la narrativa de las “disputas locales” oculta un patrón de agresión selectiva.
Según las últimas cifras de su equipo, cientos de cristianos cautivos —posiblemente hasta 800— permanecen detenidos en un campamento en Rijana, sorprendentemente cerca de dos instalaciones militares nigerianas. “Hay personas retenidas prácticamente a la vista de hombres uniformados”, afirmó. “Y, sin embargo, nada cambia”. Sus preocupaciones van mucho más allá de Taraba. Señala el estado de Enugu, donde catorce iglesias —en su mayoría anglicanas, pero también católicas— han sido atacadas desde 2021 en la región de Nhamufu. Sin embargo, afirma, las autoridades han desalentado incluso el uso del término “violencia”.
Los voluntarios que denunciaron los ataques fueron detenidos, y los organismos de seguridad los instaron a utilizar un lenguaje neutral como “enfrentamientos comunitarios” en lugar de “ataques yihadistas fulani”.
Umeagbalasi ha advertido repetidamente sobre lo que considera una dinámica preocupante: tropas que permanecen pasivas mientras se desarrollan los ataques, pero que llegan después para controlar la narrativa.
«No intervienen para detener los ataques», afirmó. «Pero después de que los hombres armados se marchan, recogen los cadáveres, confiscan los teléfonos, arrestan a los residentes y los acusan de difundir falsedades».
Los datos más amplios de Intersociety pintan un panorama desolador. Entre enero y noviembre de este año, la organización estima que al menos 7000 cristianos han sido asesinados en Nigeria; cifras que, de ser ciertas, sitúan al país entre los lugares más peligrosos del mundo para los creyentes.
El gobierno nigeriano, sin embargo, rechaza cualquier insinuación de persecución religiosa. En una reciente rueda de prensa, el ministro de Asuntos Exteriores, Yusuf Tuggar, desestimó las acusaciones como infundadas e insistió en que el compromiso constitucional de Nigeria con la libertad religiosa permanece intacto.
Añadió que «es imposible» que cualquier nivel de gobierno avale o permita una campaña de violencia por motivos religiosos. Las autoridades también han argumentado que las preocupaciones estadounidenses se basan en malas interpretaciones y que Abuja está cooperando con sus socios internacionales mientras aborda los desafíos de seguridad interna.
Pero sobre el terreno en Taraba, la confianza en esas garantías se ha desvanecido. La brecha entre las declaraciones oficiales y la realidad vivida se siente más amplia que nunca.

Para los aldeanos que ahora duermen en refugios improvisados ​​o bajo la protección de comunidades vecinas, el debate en Abuja o Washington se siente lejano. Sus preocupaciones inmediatas son mucho más simples: recuperar a los desaparecidos, enterrar a los muertos y… rogando que el sonido de las motocicletas no regrese al amanecer. Los ataques de noviembre han dejado a Taraba no solo de luto, sino también preguntándose si hay suficientes personas —más allá de sus fronteras— que realmente están escuchando.

 

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El delegado capuchino en Turquía, el padre Paolo Pugliese, y el párroco de la Catedral del Espíritu Santo en Estambul, el padre Nicola Masedu, participaron en un diálogo virtual con la prensa para hablar sobre la vida de los cristianos en el país que el Papa visitará a partir del 27 de noviembre en su primer viaje apostólico.

 

La imagen de una Iglesia numéricamente pequeña, pero vibrante y multifacética, caracteriza la presencia cristiana en Turquía. Este tema fue abordado en una rueda de prensa virtual —en la que también participaron medios del Vaticano y otras cadenas que acompañan al Papa León XIV en su próximo viaje a Turquía y Líbano, del 27 de noviembre al 2 de diciembre— por el padre Paolo Pugliese, quien vivió en Éfeso y Antioquía y, ahora, es delegado y superior de los frailes capuchinos en Estambul, y el padre Nicola Masedu, sacerdote salesiano y párroco de la Catedral Basílica del Espíritu Santo, quien lleva quince años en Turquía tras haber servido en Líbano, Irán y Belén.

 

La realidad de la Iglesia en Turquía

«Nosotros, los católicos, en particular, constituimos un grupo significativo, aunque solo sea por nuestra clara identidad; por nuestro perfil internacional distintivo, con fieles procedentes de muchas partes del mundo (como africanos y filipinos) y, sobre todo, por la figura y las enseñanzas del Papa que nos respaldan», explica el padre Pugliese.

Hay comunidades cristianas en Estambul; en Meryem Ana Evi, cerca de Éfeso, donde se encuentra la Casa de María, lugar donde la madre de Jesús vivió con el apóstol Juan; en el sur, en Mersin, con la única parroquia católica de la zona; y en Antioquía, donde Pablo y Bernabé fundaron los primeros grupos de cristianos que surgieron del paganismo y donde se empezó a llamar cristianos a los cristianos. Esto significa que «en Turquía hay muchas Turquías, con diferentes influencias y estilos de vida»: por ejemplo, en el sur, «hay una fuerte presencia de alauitas, musulmanes y ortodoxos, un aspecto que hace que las relaciones con otras religiones y confesiones sean históricamente estimulantes y duraderas».

En la ciudad portuaria de Esmirna, aún residen muchas familias de origen europeo, conocidas como levantinas, que se asentaron allí desde la época de las repúblicas marítimas de Venecia y Génova y el floreciente comercio con Oriente Medio. En Estambul, junto a los católicos, también existen iglesias de tradición oriental, como la armenia, la siríaca, la caldea y, por supuesto, la ortodoxa bajo el patriarca Bartolomé, así como una extensa red de grupos similares al protestantismo (las llamadas «Iglesias Libres»).

Por supuesto, admite, «la Iglesia no está reconocida como entidad jurídica, lo que puede presentar dificultades; sin embargo, hay un nuncio apostólico acreditado, lo que garantiza el mantenimiento de una relación directa con la Santa Sede». Y lo interesante es que, junto a las actividades litúrgicas, «existen actividades caritativas, es decir, diversas formas de ayuda, que se llevan a cabo de manera informal o a través de organizaciones como Cáritas».

 

Interior de la Catedral

Una presencia que se remonta a los primeros siglos

En efecto, «no debemos olvidar», reitera el padre Masedu, «que la Iglesia ha estado aquí desde los primeros siglos; seis apóstoles trabajaron aquí: Pedro, Andrés, Pablo, Felipe, Bartolomé y Juan. Daremos testimonio de ello con un obsequio a León, a quien entregaremos un cáliz grabado a mano con sus imágenes en relieve», anticipa. Y existe una larga historia de santos que vivieron o nacieron en Turquía: Ignacio de Antioquía, Basilio, Policarpo, Juan Crisóstomo, así como Juan XXIII, quien fue obispo de Estambul durante diez años y que «desde aquí ayudó a salvar, gracias también a la intervención del embajador alemán Franz von Papen, a nada menos que 24.000 judíos».

Esto subraya cómo el país siempre ha sido tierra de encuentro y acogida, incluso en tiempos difíciles, y, a menudo, de amistad entre creyentes de diferentes religiones. El propio Roncalli lo atestiguó, afirmando sentirse orgulloso de su amistad con los turcos, pues lo habían acogido con los brazos abiertos.

Y el pueblo guarda este sentimiento en sus corazones, tanto que, con motivo de su beatificación en el año 2000, le dedicaron la Via Papa Roncalli. Dentro de los límites de la libertad que se nos ha concedido, hacemos todo lo posible —confirma—. Si existen restricciones, las respetamos, en el espíritu de Juan XXIII, es decir, obedeciendo la ley y enseñando a los demás a obedecerla. Preferimos la humildad y el ejemplo de Roncalli a las proclamaciones, para seguir manteniendo viva su presencia en nuestras comunidades.

Padre Pugliese: Nuestra misión es ser sacerdotes y pastores.

Esta declaración fue reiterada por Pugliese, quien enfatizó que «nuestra misión es ser sacerdotes, pastores, y esto también nos enseña a respetar el ámbito en el que podemos trabajar».

De hecho, en lo que respecta a cuestiones políticas o sociales internacionales, «nuestro reconocimiento está garantizado por el Papa. Primero Francisco y ahora León, por ejemplo, se han pronunciado personalmente sobre Gaza, mientras que otros guardaron silencio. Escuchar sus voces en esas tierras no fue insignificante y ha contribuido a aumentar nuestra credibilidad».

El atractivo del cristianismo para muchos turcos también

Además, el fraile capuchino explica cómo este reconocimiento y credibilidad resultan atractivos también para «muchos turcos que hoy se interesan por el cristianismo y desean convertirse al cristianismo, al descubrir que tienen raíces cristianas (quizás por ser de origen búlgaro o griego); o incluso para jóvenes con un interés más generalizado.

Esto hace necesarias las actividades catequéticas». Incluso dentro de la sociedad civil, «hay una curiosidad e interés positivos por la llegada del Papa», añade Salesiano Masedu, lo que significa que «la importancia de la religión ha aumentado con el tiempo, incluso a nivel cultural».

El diálogo ecuménico como “privilegio absoluto”

En lo que respecta al diálogo ecuménico, ambos clérigos coinciden en que Turquía goza de un «privilegio absoluto». «Somos bendecidos con la debilidad, parafraseando a San Pablo», explica Pugliese. «Todos somos minoría, y esto facilita el diálogo, las relaciones y la aceptación mutua de una manera que no se encuentra en otros lugares.

Hay una actitud positiva que se manifiesta durante la Semana de la Unidad de los Cristianos, y hoy con el 1700 aniversario del Concilio de Nicea. El Papa también —cree él—, con sus visitas a las comunidades armenia y siríaca, demostrará un ecumenismo integral: caminemos juntos, como ellos intentaron hacerlo en el año 325 d. C.».

Padre Masedu: el testimonio vivo de Don Santoro

«Estamos viviendo excelentes momentos de comunión con otras denominaciones cristianas», concluye Masedu. En respuesta a una pregunta, explica que el recuerdo de Monseñor Luigi Padovese, asesinado en Iskenderun en 2010, y del Padre Andrea Santoro, asesinado en Trabzon en 2006 mientras estaba en la iglesia, sigue muy presente en el país.

«Hoy, esa ciudad cuenta con una iglesia próspera, con una sólida congregación de locales y extranjeros», concluye el salesiano. «Y su ejemplo ha inspirado a muchos a venir aquí a seguir sus pasos».

 

 

Cristo es el Rey del universo y de cada uno de nosotros.

Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.

Último domingo del año litúrgico

Un poco de historia

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.
El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.

Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.

 

 

Cristo Rey

 

 

Si quieres conocer lo que Jesús nos anticipó de ese gran día, puedes leer el Evangelio de Mateo 25,31-46.

En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.

Jesús nos habla de las características de su Reino a través de varias parábolas en el capítulo 13 de Mateo:

“es semejante a un grano de mostaza que uno toma y arroja en su huerto y crece y se convierte en un árbol, y las aves del cielo anidan en sus ramas”;
“es semejante al fermento que una mujer toma y echa en tres medidas de harina hasta que fermenta toda”;
“es semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”;
“es semejante a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra”.

 

En ellas, Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo y encontrarlo, que vivir el Reino de Dios vale más que todos los tesoros de la tierra y que su crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo, pero eficaz.

La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender el reinado de Jesucristo entre los hombres. Su predicación y extensión debe ser el centro de nuestro afán vida como miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo reine en el corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en las sociedades y en los pueblos. Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que reine el amor, la paz y la justicia y la salvación eterna de todos los hombres.

Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocera Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica.

Acerquémonos a la Eucaristía, Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad escuchando a Cristo que nos habla.

Al conocer a Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, por que Él es toda bondad. Y cuando unoestá enamorado se le nota.

El tercer paso es imitar a Jesucristo. El amor nos llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de Cristo ha comenzado para nosotros.

Por último, vendrá el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a la acción de extender el Reino de Cristo a todas las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse.

Dedicar nuestra vida a la extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las circunstancias de la vida.

A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son los mártires de la guerra cristera en México en los años 20’s, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.

La fiesta de Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el Principio y el Fin de todo el Universo.

 

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CRISTO REY DEL UNIVERSO

 

 

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