Persecuciones: siglo I

 

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Las persecuciones en el siglo I
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Las persecuciones en el siglo II
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Las persecuciones en el siglo III
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Las persecuciones en el siglo IV

 

 

1.1.Una superstición nueva y maléfica

La primera toma de posición del Estado romano contra los cristianos se remonta al emperador Claudio (41-54 d. de J. C.). Los historiadores Suetonio y Dión Casio refieren que Claudio hizo expulsar a los judíos porque estaban continuamente en litigio entre sí por causa de cierto Chrestos. «Estaríamos ante las primeras reacciones provocadas por el mensaje cristiano en la comunidad de Roma», comenta Karl Baus.

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Emperador Claudio

El historiador Cayo Suetonio Tranquilo (70-140 aproximadamente), funcionario imperial de alto rango bajo Trajano y Adriano, intelectual y consejero del emperador, justificará esta y las sucesivas intervenciones del Estado contra los cristianos definiéndolos como «superstición nueva y maléfica»: palabras muy fuertes.

Como superstición el cristianismo es puesto en conexión con la magia. Para los romanos es ese conjunto de prácticas irracionales que magos y hechiceros de personalidad siniestra usan para estafar a la gente ignorante, sin educación filosófica.

Magia es lo irracional contra lo racional, el conocimiento vulgar contra el conocimiento filosófico. La acusación de magia (como la de locura) es un arma con la cual el Estado romano tacha y somete a control nuevos y dudosos componentes de la sociedad como el cristianismo.

Con la palabra maléfica (portadora de males) se alienta la sospecha obtusa del vulgo que imagina esta novedad (como toda novedad) empapada de los delitos más deplorables, y por consiguiente causa de los males que cada tanto se desencadenan inexplicablemente, desde la peste al aluvión, desde la carestía a la invasión de los bárbaros.

 

 

1.2.Nerón y los cristianos vistos por el intelectual Tácito

En el año 64 un incendio devastó 10 de los 14 barrios de Roma. El emperador Nerón, acusado por el pueblo de ser el autor del mismo, echó la culpa a los cristianos. Empieza la primera gran persecución que durará hasta el 68 y verá perecer entre otros a los apóstoles Pedro y Pablo.

El gran historiador Tácito Cornelio (54-120), senador y cónsul, describirá este acontecimiento escribiendo en tiempo de Trajano sus Annales. Él acusa a Nerón de haber culpado injustamente a los cristianos, pero se declara convencido de que estos merecen las penas más severas, porque su superstición los impulsa a cometer acciones nefandas.

No comparte, pues, ni siquiera la compasión que muchos experimentaron al verlos torturados. He aquí la célebre página de Tácito.

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                          Emperador Nerón

 «Para cortar por lo sano los rumores públicos, Nerón inventó los culpables, y sometió a refinadísimas penas a los que el pueblo llamaba cristianos y que eran mal vistos por sus infamias.

Su nombre venía de Cristo, quien bajo el reinado de Tiberio había sido condenado al suplicio por orden del procurador Poncio Pilato.

Momentáneamente adormecida, esta maléfica superstición irrumpió de nuevo no solo en Judea, lugar de origen de ese azote, sino también en Roma, adonde todo lo que es vergonzoso y abominable viene a confluir y encuentra su consagración.

Primeramente fueron arrestados los que hacían abierta confesión de tal creencia. Después, tras denuncia de estos, fue arrestada una gran muchedumbre, no tanto porque acusados de haber provocado el incendio, sino porque se los consideraba encendidos en odio contra el género humano.

Aquellos que iban a morir eran también expuestos a las burlas: cubiertos de pieles de fieras, morían desgarrados por los perros, o bien eran crucificados, o quemados vivos a manera de antorchas que servían para iluminar las tinieblas cuando se había puesto el sol.

Nerón había ofrecido sus jardines para gozar de tal espectáculo, mientras él anunciaba los juegos del circo y en atuendo de cochero se mezclaba con el pueblo, o estaba erguido sobre la carroza.

 Por esto, aunque esos suplicios afectaban gente culpable y que merecía semejantes tormentos originales, nacía sin embargo hacia ellos un sentimiento de compasión, porque eran sacrificados no a la común ventaja sino a la crueldad del príncipe» (15, 44).

 

Los cristianos eran, pues, considerados también por Tácito como gente despreciable, capaz de crímenes horrendos. Los crímenes más infames atribuidos a los cristianos eran el infanticidio ritual (¡como si en la renovación de la Cena del Señor, en la que se alimentaban de la Eucaristía, mataran a un niño y se lo comieran!) y el incesto (clara tergiversación del abrazo de paz que se hacía en la celebración de la Eucaristía «entre hermanos y hermanas»).

Estas acusaciones, nacidas del chismorreo de la gentuza, fueron así sancionadas por la autoridad del emperador, persiguiendo a los cristianos y condenándolos a muerte.

Desde ese momento (nos lo atestigua Tácito) se añadió a la imputación contra los cristianos también un nuevo crimen: el odio contra el género humano. Plinio el joven, irónicamente, escribirá que con una acusación semejante se habría podido en lo sucesivo condenar a muerte a cualquiera.

 

 

1.3. Acusados de ateísmo

Muy escasas son las noticias de la persecución que afectó a los cristianos en el año 89, bajo el emperador Domiciano. De particular importancia es la noticia referida por el historiador griego Dión Casio, que en Roma fue pretor y cónsul.

En el libro 67 de su Historia Romana afirma que bajo Domiciano fueron acusados y condenados «por ateísmo» (ateótes) el consul Flavio Clemente y su mujer Domitila, y con ellos muchos otros que «habían adoptado los usos judaicos».

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Catacumba de Santa Domitilla

La acusación de ateísmo, en este siglo, es dirigida contra quien no considera divinidad suprema la majestad imperial.

Domiciano, durísimo restaurador de la autoridad central, pretende el culto máximo a su persona, centro y garantía de la «civilización humana».

Es notable que un intelectual como Dión Casio llame «ateísmo» el rechazo del culto al emperador.

Significa que en Roma no se admite ninguna idea de Dios que no coincida con la majestad imperial.

Quien tiene una idea diversa es eliminado como gravemente peligroso para la «civilización humana».

 

 

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Recorrido virtual interactivo de la Iglesia del Glorioso Mártir

Gracias a las nuevas tecnologías, es posible contemplar la belleza de esta iglesia bizantina del siglo V

Entra en una iglesia gloriosa y un misterio arqueológico. Dirigidos por Benyamin Storchan, los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) han descubierto una magnífica iglesia bizantina construida en honor a un "glorioso mártir", como se describe en una de las inscripciones de la iglesia. La identidad de este mártir anónimo sigue siendo un misterio.

Ubicada cerca de la moderna Beit Shemesh, a unas 20 millas al oeste de Jerusalén, la iglesia funcionó desde el siglo V hasta el siglo IX o X dC Storchan explora los artefactos y la arquitectura del sitio, expuestos por las excavaciones, y las posibles identificaciones del "glorioso mártir" sin nombre, según lo revelan textos y mapas históricos.

 

glorioso mártir

 

Pero él y su intrépido equipo no se detuvieron ahí. Después de concluir las excavaciones en el sitio, crearon una reconstrucción digital completa de la iglesia y la pusieron a disposición del público a través de una aplicación basada en la web. Esta experiencia inmersiva e interactiva lo guía a través de un modelo 3D realista de la iglesia como se veía hace casi 1.500 años. 

Ahora, gracias a las increíbles reconstrucciones diseñadas por Roy Albag y una colaboración entre la Autoridad de Antigüedades de Israel, Wandering Inc. y la Sociedad de Arqueología Bíblica, cualquier persona con acceso a Internet puede explorar la Iglesia del Mártir Glorioso.

 

app martir glorioso

 

 

 

Comience su recorrido aquí. La aplicación incluye tres opciones de recorrido: un recorrido autoguiado, un recorrido en video interactivo (se ve mejor con gafas de realidad virtual) y un recorrido basado en trivia. Cada recorrido le permite explorar el patio de la iglesia (atrio), el santuario principal (basílica) y la cripta. Además, puede ver las estaciones como ruinas excavadas o reconstrucciones digitales.

Haga clic en el icono del águila para cambiar entre el "modo de excavación" y el "modo de restauración", y observe cómo la iglesia se transforma de una ruina arqueológica a una estructura magnífica, y viceversa. (En el recorrido en video, esta transformación ocurre automáticamente).

 

 

El recorrido comienza en medio del patio de la iglesia. Inmediatamente notará una inscripción en el pavimento de mosaico del patio. Es esta inscripción la que describe cómo se construyó la iglesia en honor del "glorioso mártir".

 

glorioso martir

 

Puede moverse en un círculo completo para ver los 360 grados del patio. La visita "autoguiada" incluye iconos de información que destacan características particulares del modelo. Para obtener más información, haga clic en estos iconos. Después de explorar el patio, haz clic en el ícono de flecha para avanzar a la siguiente estación: el santuario.

El santuario principal de la Iglesia del Glorioso Mártir fue construido como una basílica y dividido en tres pasillos, una nave central y dos laterales, con una plataforma de altar (bema) en el frente de la nave. El piso del santuario estuvo una vez cubierto con hermosos mosaicos, hechos de pequeños bloques de piedra de colores dispuestos en diseños complejos. El patrón geométrico en el piso de la nave formó numerosos medallones, una vez llenos de imágenes zoomorfas o florales.

En el modelo reconstruido, observará que estos medallones se dejaron vacíos porque no se pudieron reconstruir con precisión. Del mismo modo, las paredes se dejaron sin decorar, a pesar de que se encontraron numerosos fragmentos de frescos durante la excavación, lo que muestra que los frescos alguna vez decoraron las paredes.

 

 

El foco de la basílica era la plataforma del altar, donde los sacerdotes habrían conducido la liturgia y los servicios. Es accesible a través de escaleras desde la nave y desde cada pasillo lateral. La cripta de la iglesia, ubicada debajo de la plataforma del altar, también está conectada al santuario a través de escaleras abovedadas que facilitan el flujo de visitantes que descienden a la cripta. En el modelo, haga clic en la flecha junto a cualquiera de las escaleras para ingresar a la cripta.

Una vez en la cripta, puede explorar la parte más antigua de la iglesia: el martirio del siglo V (lugar de enterramiento conmemorativo) del "glorioso mártir" que consiste en una pequeña capilla construida dentro de una cámara excavada en el lecho de roca. Los arqueólogos incluso encontraron parte del piso de mosaico original de la capilla, que aparece en el modelo debajo de las paredes posteriores.

Más tarde, a mediados del siglo VI, la capilla de la cripta fue remodelada, ampliada e incorporada a la elaborada iglesia basilical que hemos estado recorriendo. La inscripción del patio describe las numerosas novedades de esta primera ampliación. El desarrollo de la iglesia como un importante lugar de peregrinación está atestiguado por otra ampliación en el siglo VI, que se detalla en una inscripción que se encuentra en el piso de una capilla lateral.

 

glorioso martir

 

Haga clic en los íconos de información para conocer las características únicas de la cripta, incluida su iluminación y decoración de mármol. Las lámparas de bronce y vidrio y las cadenas de lámparas que se ven en la reconstrucción fueron modeladas directamente a partir de artefactos de la iglesia. Curiosamente, en la cripta, los arqueólogos encontraron cientos de lámparas de cerámica que datan de los siglos IX y X, la última fase de uso de la iglesia.

Su presencia muestra que incluso después de que los gobernantes islámicos obtuvieron el control del área, el encendido de la lámpara, como un ritual de veneración, continúa en la Iglesia del Glorioso Mártir.

 

glorioso martir

 

Sal de la cripta y continúa explorando la iglesia o presiona el botón de inicio en la esquina superior derecha de la pantalla. Esto lo llevará de regreso a la pantalla de inicio y le permitirá seleccionar un nuevo recorrido. Para aquellos que desean una experiencia inmersiva, elija el recorrido en video, que incluye un componente de audio. En el patio se oye el canto de los pájaros. Dentro de la iglesia, se puede escuchar música litúrgica cantada por Cappella Romana. Aquellos a los que les guste un desafío pueden poner a prueba su conocimiento del sitio tomando el recorrido basado en trivia.

 

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Arqueólogos descubren una antigua iglesiaI dedicada al "Glorioso Mártir" - cerca de Jerusalén

 

biblicalarcheology.org

Las persecuciones en el siglo II

 

2.1. Una asociación ilícita, pero en el fondo inocua

En el 111 Plinio el joven, gobernador de la Bitinia a orillas del Mar Negro, estaba regresando de una inspección de su populosa y rica provincia cuando un incendio devastó la capital, Nicomedia. Mucho se habría podido salvar si hubiera habido bomberos.

 

Plinio da parte al emperador Trajano (98-117): «Te toca a ti, señor, valuar si es necesario crear una asociación de bomberos de 150 hombres. De mi parte, cuidaré de que tal asociación no incorpore sino bomberos...» Trajano le responde rechazando la iniciativa:

«No te olvides que tu provincia es presa de sociedades de este género. Cualquiera sea su nombre, cualquiera sea la finalidad que nosotros queramos dar a hombres reunidos en un solo cuerpo, esto da lugar, en cada caso y rápidamente, a eterías».

 

El temor a las eterías (nombre griego de las «asociaciones») prevaleció así sobre el temor a los incendios.El fenómeno era antiguo. Las asociaciones de cualquier tipo que se transformaban en grupos políticos habían inducido a César a prohibir todas las asociaciones en el año 7 a. de J. C.:

«Quienquiera establezca una asociación sin autorización especial, es pasible de las mismas penas de aquellos que atacan a mano armada los lugares públicos y los templos».

 

La ley estaba siempre en vigor, pero las asociaciones seguían floreciendo: desde los barqueros del Sena a los médicos de Avenches, desde los comerciantes de vino de Lión a los trompetistas de Lamesi. Todas defendían los intereses de sus afiliados ejerciendo presiones sobre los poderes públicos.

Plinio no tardó en aplicar la prohibición de las eterías a un caso particular que se le presentó en el otoño del 112. Bitinia estaba llena de cristianos. «Es una muchedumbre de todas las edades, de todas las condiciones, esparcida en las ciudades, en la aldeas y en el campo», escribe al emperador.

Continúa diciendo haber recibido denuncias por parte de los fabricantes de amuletos religiosos, estorbados por los Cristianos que predicaban la inutilidad de semejantes baratijas.

Había instituido una especie de proceso para conocer bien los hechos, y había descubierto que ellos tenían «la costumbre de reunirse en un día fijado, antes de la salida del sol, de cantar un himno a Cristo como a un dios, de comprometerse con juramento a no perpetrar crímenes, a no cometer ni latrocinios ni pillajes ni adulterios, a no faltar a la palabra dada.

Ellos tienen también la costumbre de reunirse para tomar su comida que, no obstante las habladurías, es comida ordinaria e innocua».

 

Los cristianos no habían dejado estas reuniones ni siquiera después del edicto del gobernador que recalcaba la interdicción de las eterías.

 

San Ignacio de Antioquía

 

Prosiguiendo la carta (10, 96), Plinio refiere al emperador que en todo esto no ve nada malo. Pero la repulsa a ofrecer incienso y vino delante de las estatuas del emperador le parece un acto de escarnio sacrílego. La obstinación de estos cristianos le parece «irrazonable y necia».

De la carta de Plinio aparece claro que han cesado las acusaciones absurdas de infanticidio ritual y de incesto. Quedan las de «rehusarse a rendir culto al emperador» (por lo tanto, de lesa majestad), y de constituir una etería. El emperador responde: «Los cristianos no han de ser perseguidos oficialmente. Si, en cambio, son denunciados y reconocidos culpables, hay que condenarlos».

Con otras palabras: Trajano anima a cerrar un ojo sobre ellos: son una etería innocua como los barqueros del Sena y los vendedores de vino de Lión. Pero ya que están practicando una «superstición irrazonable, tonta y fanática» (según la juzga Plinio y otros intelectuales del tiempo como Epicteto), y ya que continúan rehusando el culto al emperador (y por consiguiente se consideran «ajenos» a la vida civil), no se puede pasar todo por alto. Si son denunciados, se los ha de condenar.

Continúa luego (si bien en forma menos rígida) el «No es lícito ser cristianos». Víctimas de este período son por cierto el obispo de Jerusalén Simeón, crucificado a la edad de 120 años, e Ignacio obispo de Antioquía, llevado a Roma como ciudadano romano, y allí ajusticiado. La misma política hacia los cristianos es la empleada por los emperadores Adriano (117-138) y Antonino Pío (138-161).

 

2.2. Marco Aurelio: el cristianismo es una locura

Marco Aurelio (161-180), emperador filósofo, pasó 17 de sus 19 años de imperio guerreando. En las Memorias en que cada noche, bajo la tienda militar, anotaba algunos pensamientos «para sí mismo», se encuentra un gran desprecio hacia el cristianismo.

Lo consideraba una locura, porque proponía a la gente común, ignorante, una manera de comportarse (fraternidad universal, perdón, sacrificarse por los otros sin esperar recompensa) que solo los filósofos como él podían comprender y practicar después de largas meditaciones y disciplinas.

En un rescrito del 176-177 prohibió que sectarios fanáticos, con la introducción de cultos hasta entonces desconocidos, pusieran en peligro la religión del Estado. La situación de los cristianos, siempre desagradable, bajo él, se tornó más áspera.

 

persecucionesColiseo Romano

 

Las florecientes comunidades del Asia Menor fundadas por el apóstol Pablo fueron sometidas día y noche a robos y saqueos por parte del populacho. En Roma el filósofo Justino y un grupo de intelectuales cristianos fueron condenados a muerte. La floreciente cristiandad de Lyon fue aniquilada a raíz de la acusación de ateísmo e inmoralidad. (Perecieron entre torturas refinadas también la muy joven Blandina y el quinceañero Póntico).

Las relaciones que nos han llegado dan a entender que la opinión pública había ido exacerbándose con respecto a los cristianos. Grandes calamidades públicas (de las guerras a la peste) habían suscitado la convicción de que los dioses estuvieran enojados contra Roma.

Cuando se constató que en las celebraciones expiatorias ordenadas por el emperador, los cristianos estaban ausentes, el furor popular buscó pretextos para arremeter contra ellos. Esta situación siguió también en los primeros años del emperador Cómodo, hijo de Marco Aurelio.

 

2.3. La ofensiva de los intelectuales contra los cristianos

Bajo el reinado de Marco Aurelio, la ofensiva de los intelectuales de Roma contra los cristianos alcanzó el culmen.«A menudo y erróneamente -escribe Fabio Ruggiero- se cree que el mundo antiguo combatió la nueva religión con las armas del derecho y de la política. En una palabra, con las persecuciones.

Si esto puede ser verdadero (y, de todos modos, solo en parte) para el primer siglo de la era cristiana, ya no lo es más a partir de mediados del segundo siglo. Tanto el mundo gentil como la Iglesia comprenden, más o menos en la misma época, la necesidad de combatirse y de dialogar en el terreno de la argumentación filosófica y teológica.

La cultura antigua, entrenada desde siglos a todas las sutilezas de la dialéctica, puede oponer armas intelectuales refinadísimas al conjunto doctrinal cristiano, y muy pronto la misma Iglesia , dándose cuenta de la fuerza que el pensamiento clásico ejerce en frenar la expansión del evangelio, comprende la necesidad de elaborar un pensamiento filosófico-teológico genuinamente cristiano, pero capaz al mismo tiempo de expresarse en un lenguaje y en categorías culturales inteligibles por parte del mundo grecorromano, en el cual viene a insertarse cada vez más».

 

2.4. Las argumentaciones de los intelectuales anticristianos

Las argumentaciones de Marco Aurelio (121-180), Galeno (129-200), Luciano, Peregrino Proteo y especialmente de Celso (los tres últimos escriben sus obras en la segunda mitad del siglo segundo) se pueden condensar así:

« 'Ser salvado' de la falta de sentido de la vida, del desorden de las vicisitudes, de la nada de la muerte, del dolor, se puede dar tan solo en una 'sabiduría filosófica' por parte de una élite de raros intelectuales.El hecho de que los cristianos pongan esta 'salvación'en la 'fe' en un hombre crucificado (como los esclavos) en Palestina (una provincia marginal) y proclamado resucitado, es una locura.

El hecho de que los cristianos crean en el mensaje de este crucificado, dirigido preferentemente a los marginados y a los pobres (al 'polvo humano') y que predica la fraternidad universal (en una sociedad bien escalonada en forma de pirámide y considerada 'orden natural') es otra locura intolerable que causa fastidio , que lo trastorna todo. A los cristianos hay que eliminarlos como destructores de la civilización humana».

 

La crítica de los intelectuales anticristianos se centra en la idea misma de «revelación de lo alto», que no está basada sobre la «sabiduría filosófica»; en las Escrituras cristianas, que tienen contradicciones históricas, textuales, lógicas; en los dogmas «irracionales»; en el asunto del Logos de Dios que se hace carne (Evangelio de Juan) y se somete a la muerte de los esclavos; en la moral cristiana (fidelidad en el matrimonio, honestidad, respeto de los demás, mutuo socorro) que puede ser alcanzada por un pequeño grupo de filósofos, no ciertamente por una masa intelectualmente pobre.

Toda la doctrina cristiana, para estos intelectuales, es locura, como locura es la pretensión de la resurrección (es decir,del predominio de la vida sobre la muerte), la preferencia dada por Dios a los humildes, la fraternidad universal. Todo esto es irracional. El filósofo griego Celso, en su Discurso verdadero, escribe:

«Recogiendo a gente ignorante, que pertenece a la población más vil, los cristianos desprecian los honores y la púrpura, y llegan hasta llamarse indistintamente hermanos y hermanas...El objeto de su veneración es un hombre castigado con el último de los suplicios, y del leño funesto de la cruz ellos hacen un altar, como conviene a depravados y criminales».

2.5. Las primeras tranquilas reacciones de los cristianos

Durante decenios los cristianos permanecen callados. Se expanden con la fuerza silenciosa de la prohibición. Oponen amor y martirio a las acusaciones más infamantes.

Es en el siglo segundo cuando sus primeros apologistas (Justino, Atenágoras, Taciano) niegan con la evidencia de los hechos las acusaciones más infamantes, y tratan de expresar su fe (nacida en tierra semítica y confiada a «narraciones») en términos culturalmente aceptables por un mundo empapado de filosofía grecorromana.

Los «ladrillos» bien alineados del mensaje de Jesucristo empiezan a ser organizados conforme a una estructura arquitectónica que pueda ser estimada por los griegos y romanos. Serán Tertuliano en Occidente y Orígenes en Oriente (en el tercer siglo) quienes den una forma sistemática e imponente a toda la «sabiduría cristiana».

 

 

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https://www.primeroscristianos.com/emperadores-persecucion-cristianismo/

 

 

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San Marino, eremita

Único santo fundador y patrón de un Estado, Marino llegó a Rimini desde Dalmacia en el año 257 para trabajar como cantero. Para escapar de la persecución anticristiana se refugió en el Monte Titano donde fundó su comunidad junto con s. León. Fue ordenado diácono y murió como ermitaño en el año 366.

 

"Os dejo a los dos libres de los dos hombres." (Marino muriendo)

Esta frase, atribuida a s. Marino a punto de morir, tiene el siguiente significado: el santo, antes de volver a la Casa del Padre, habría anunciado a los habitantes del pueblecito nacido en el Monte Titano en torno a la comunidad que él había fundado, que habrían sido liberados tanto de la opresiva autoridad del Emperador como de la intrusiva autoridad del Papa.

Estas palabras son, de hecho, la profecía de la caída del Exarcado Bizantino en el siglo VIII, y el fundamento de la independencia de la República que lleva su nombre y que aún sobrevive hoy en día.

La llegada a Italia con su amigo León

Estamos en el 275. Los emperadores Diocleciano y Maximiano, además de exacerbar las persecuciones contra los cristianos, decidieron reconstruir la ciudad de Rimini, destruida por los Liburinos. Desde la isla de Arbe, en Dalmacia, llegan Marino y su amigo Léon, dos canteros, y son enviados inmediatamente al Monte Titano para extraer y trabajar las rocas necesarias para la reconstrucción de los muros circundantes.

Después los dos se separaron: León se refugió en el Monte Feliciano - hoy Monte Feltro - Marino volvió a Rimini donde, además de trabajar, predicó la fe y obtuvo muchas conversiones. Pronto su fama llegó al otro lado del mar y de su tierra natal, Dalmacia. De repente aparece en escena una mujer que sostiene ser su esposa.

Marino tiene que protegerse en su refugio, pero eso no es suficiente: se escapa al Monte Titano donde construye una celda de monje y construye una iglesia en honor a San Pedro. La mujer, después de algún tiempo, finalmente se arrepiente y al regresar a la ciudad, antes de morir, confiesa sus falsedades.

 

La disputa con Doña Felicísima

La pequeña comunidad fundada por Marino y León en el Monte Feltro debe enfrentarse a nuevas amenazas. La tierra que ocupan, efectivamente, es propiedad de una tal Felicísima y es reclamada por su hijo, Verísimo. A los violentos reclamos de estas dos personas, los hombres de Dios sólo pueden oponer sus oraciones.

Inesperadamente Verísimo se enferma de parálisis y su madre, desgarrada por el dolor, ruega a Marino que rece al Señor para que su hijo se cure; a cambio le dará todas sus tierras. La oración hace su efecto y Dios concede la curación de Verísimo. Madre e hijo, así como un número considerable de parientes, se convierten y reciben el bautismo directamente de las manos de Marino.

Marino y el oso

Mientras tanto, el obispo de Rimini, s. Gaudencio, se dio cuenta de estos hechos y convocó a Marino para darle las gracias. Se quedó tan impresionado por su personalidad que también le concedió la orden del diaconado. Cuando Marino regresó a casa, según una famosa leyenda, encontró al oso que antes había desgarrado al burro que le ayudaba en su trabajo todos los días.

El santo, entonces, domesticó al oso y "por penitencia" lo obligó a sustituirse al burro para realizar las cotidianas actividades de carga y transporte. Marino pasará el resto de su vida en el Monte Feltro con su comunidad, hasta su muerte en el 366.

 

 

 

 

Tempestades en el mar de Galilea

Las olas en ocasiones pueden sobrepasar hasta los 2 metros de altura

“Subiendo después a una barca, le siguieron sus discípulos. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y se acercaron y le despertaron diciendo: ¡Señor, sálvanos que perecemos! Jesús les respondió: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, increpó a los vientos y al mar, y se produjo una gran bonanza. Los hombres se admiraron y dijeron: ¿Quién es éste que hasta los vientos y el mar le obedecen?" (Mt 8, 23-27).

 

Citaré unas palabras del arqueólogo J. Gonzalez Echegaray sobre las tormentas en el mar de Galilea:

"El hecho de que el lago se encuentre en un entorno montañoso, especialmente por el norte, donde el Hermón con su cima nevada de 2.750 m. es visible desde el agua los días despejados y, sobre todo, la profunda depresión de la superficie de este lago, a más de 200 metros por debajo del no lejano Mar Mediterráneo.

Crea con frecuencia una inestabilidad en el clima, normalmente caluroso y tranquilo, que se traduce en la presencia inesperada de un fuerte viento, que encrespa las olas, las cuales en ocasiones pueden sobrepasar hasta los 2 m. de altura.

Estas tormentas repentinas se producen, sobre todo en verano, a la caída de la tarde con vientos procedentes de Oeste y no suelen durar mucho tiempo, mientras que en invierno lo pueden hacer con los vientos que bajan de los altos del Golán, menos violentos, pero más duraderos.

En el evangelio se describen ambas tormentas, la más violenta y efímera del Oeste al atardecer (Mt 8, 23-27; Mc 4, 35-41; Lc 8, 22-25) y la otra más persistente, ya de noche, aunque la dirección del viento en este caso es dudosa (Mt 14, 24-34; Mc 6, 45-51; Jn 6, 16-21)".

 

También el mismo arqueólogo explicaba el tipo de barca que ulizarían, y que se puede conocer bien tanto por el dibujo de una de ellas en un bello mosaico descubierto en el puerto de Tariquea, como por el inestimable hallazgo de una auténtica barca, cuya datación por el Carbono-14 es de principios del siglo I d. C. , y que fue encontrada entre el fango de la orilla junto al quibutz Ginnosar, a unos dos Kilometros al norte de Tariquea-Mágdala.

El hallazgo se produjo en 1986. "Tenía un mástil para la vela cuadrada, que permitía la navegación por la fuerza del viento, a la que unía el desplazamiento por la fuerza de los remos. En la popa tenía un pequeño puente para guardar los aparejos de pesca y los sacos que servían de lastre.

Estas embarcaciones, de las que según Josefo había unas 200 en el lago, eran plurivalentes, siendo utilizadas tanto para pesca, como para el transporte. Solían llevar también un pequeño esquife o bote auxiliar, del que nos habla el evangelio (Jn 6, 22). Durante la tempestad que amenazó con hundir la nave en que iba Jesús, éste se hallaba dormido en el castillo de popa, recostada su cabeza en uno de los sacos de arena (Mc 4, 38)".

En efecto, en ocasiones peregrinos que han podido navegar en algún barco por el mar de Galilea, me han contado cómo de repente se levantaba el viento y el barco comenzaba a zarandearse. Me decían que les había ayudado mucho a situarse en la repentina tempestad que se levantó mientrás Jesús dormía, el susto de los discípulos, y la impresión de éstos cuando el Señor realizó el milagro increpando a los vientos y al mar.

 

+info:

Galilea en tiempos de Cristo

 

(Un sacerdote en Tierra Santa)

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3.1. La grave crisis del tercer siglo (200-300)

En el siglo tercero Roma sufre una gravísima crisis. Las relaciones entre cristianos e imperio romano se invierten (aun cuando no todos lo perciben).

La gran crisis es así descrita por el historiador griego Herodiano:

«En los 200 años anteriores, no hubo nunca un sucederse tan frecuente de soberanos, ni tantas guerras civiles y guerras contra los pueblos limítrofes, ni tantos movimientos de pueblos. Hubo una cantidad incalculable de asaltos a ciudades en el interior del imperio y en muchos países bárbaros, de terremotos y pestilencias, de reyes y usurpadores.

Algunos de ellos ejercieron el mando largo tiempo, otros tuvieron el poder por brevísimo tiempo. Alguno, proclamado emperador y honrado como tal, duró un solo día y en seguida terminó».

 

El imperio romano se había progresivamente extendido con la conquista de nuevas provincias. Esta continua conquista había permitido la explotación de siempre nuevas vastísimas tierras (Egipto era el granero de Roma, España y la Galia su viñedo y olivar). Roma se había adueñado de nuevas minas (Dacia había sido conquistada por sus minas de oro).

persecucionLas guerras de conquista habían procurado turbas inmensas de esclavos (los prisioneros de guerra), mano de obra gratuita. Hacia mediados del tercer siglo (alrededor del 250) se advirtió que la tranquilidad se había acabado.

Al este se había formado el fuerte imperio de los sasánidas, que acarreó durísimos ataques a los romanos.

En el 260 fue capturado el emperador Valeriano con todo el ejército de 70 mil hombres, y las provincias del este fueron devastadas. La peste asoló a las legiones sobrevivientes y se propagó pavorosamente a lo largo del imperio.

Al norte se había formado otro conglomerado de pueblos fuertes: los godos. Inundaron a Mesia y Dacia.

El emperador Decio y su ejército en el 251 fueron masacrados. Los godos bajaron devastando, desde el norte hasta Esparta, Atenas, Ravena. Los cúmulos de escombros que dejaban eran terribles. Perdieron la vida o fueron hechas esclavas la mayoría de las personas cultas, que no pudieron ser sustituidas.

La vida regresó a un estado primitivo y selvático. La agricultura y el comercio fueron aniquilados.En este tiempo de grave incertidumbre las seguridades garantizadas por el Estado se vienen abajo. Ahora son los gentiles (= paganos) quienes se vuelven «irracionales», y confían no ya en el orden imperial, sino en la protección de las divinidades más misteriosas y raras.

Sobre el Quirinal se levanta un templo a la diosa egipcia Isis, el emperador Heliogábalo impone la adoración del dios Sol, la gente recurre a ritos mágicos para tener lejos la peste. Y sin embargo también en el siglo tercero hay años de terrible persecución contra los cristianos. No ya en nombre de su «irracionalidad» (en un mar de gente que se entrega a ritos mágicos, el cristianismo es ahora el único sistema racional), sino en nombre de la renacida limpieza étnica.

Muchos emperadores (por más que sean bárbaros de nacimiento) ven en el retorno a la unidad centralizada el único camino de salvación. Y decretan la extinción de los cristianos cada vez más numerosos para arrojar fuera de la etnia romana este «cuerpo extraño» que se presenta cada vez más como una etnia nueva, pronta a sustituir la ya declinante del imperio fundado sobre las armas, la rapiña, la violencia.

3.2. Septimio Severo, Maximino el Tracio, Decio y Treboniano Gallo

Con Septimio Severo (193-211), fundador de la dinastía siria, parece anunciarse para el cristianismo una fase de desarrollo sin estorbos. Cristianos ocupan en la corte cargos influyentes. Sólo en su décimo año de reinado (202) el emperador cambia radicalmente de actitud. En el 202 aparece un edicto de Septimio Severo, que conmina graves penas para quien se pase al judaísmo y a la religión cristiana.

septimio severo - persecucion

Septimio Severo (193-211)

El cambio repentino del emperador, solamente se puede comprender pensando que él se dio cuenta de que los cristianos se unían cada vez más estrechamente en una sociedad religiosa universal y organizada, dotada de una fuerte capacidad íntima de oposición que a él, por consideraciones de política estatal, le parecía sospechosa.

Las devastaciones más llamativas las sufrieron la célebre Escuela de Alejandría y las comunidades cristianas de África.  Maximino el Tracio (235-238) tuvo una reacción violenta y cerril contra quien había sido amigo de su predecesor, Alejandro Severo, tolerante hacia los cristianos.

Fue devastada la Iglesia de Roma con la deportación a las minas de Cerdeña de los dos jefes de la comunidad cristiana, el obispo Ponciano y el presbítero Hipólito.Que la actitud hacia los cristianos no ha cambiado en el vulgo, nos lo manifiesta una verdadera caza a los cristianos que se desencadenó en Capadocia cuando se creyó ver en ellos a los culpables de un terremoto.

La revuelta popular nos revela hasta qué punto los cristianos eran todavía considerados «extraños y maléficos» por la gente. (Cf K. Baus, Le origini, p. 282-287).

Bajo el emperador Decio (249-251) se desencadena la primera persecución sistemática contra la Iglesia, con la intención de desarraigarla definitivamente. Decio (que sucede a Filipo el Arabe, muy favorable a los cristianos si no cristiano él mismo) es un senador originario de Panonia, y está muy apegado a las tradiciones romanas.

Sintiendo profundamente la disgregación política y económica del imperio, cree poder restaurar su unidad juntando todas las energías alrededor de los dioses protectores del Estado. Todos los habitantes están obligados a sacrificar a los dioses y reciben, después, certificados. Las comunidades cristianas se ven desconcertadas por la tempestad.

Aquellos que rehúsan el acto de sumisión son arrestados, torturados, ejecutados: así en Roma el papa Fabián, y con él muchos sacerdotes y laicos. En Alejandría hubo una persecución acompañada de saqueos. En Asia los mártires fueron numerosos: los obispos de Pérgamo, Antioquía, Jerusalén.

San CiprianoEl gran estudioso Orígenes fue sometido a una tortura deshumana, y sobrevivió cuatro años (reducido a una larva humana) a los suplicios.

No todos los cristianos soportan la persecución. Muchos aceptan sacrificar. Otros, mediante propinas, obtienen a escondidas los famosos certificados. Entre ellos, según la carta 67 de Cipriano, hay a lo menos dos obispos españoles.

La persecución, que parece herir mortalmente a la Iglesia, termina con la muerte de Decio en combate contra los godos en la llanura de Dobrugia (Rumania). (Cf M. Clèvenot, I Cristiani e il potere, p. 179 s.).

Los siete años sucesivos (250-257) son años de tranquilidad para la Iglesia, turbada solamente en Roma por una breve oleada de persecución cuando el emperador Treboniano Gallo (251-253) hace arrestar al jefe de la comunidad cristiana Cornelio y lo destierra a Centum Cellae (Civitavecchia).

La conducta de Galo se debió probablemente a condescendencia para con los humores del pueblo, que atribuía a los cristianos la culpa de la peste que asolaba al imperio. El cristianismo era todavía visto como «superstición» extraña y maléfica (Cf K. Baus, Le origini, p. 292).

 

3.3. Valeriano y las finanzas del Imperio.

En el cuarto año del reinado de Valeriano (257) se originó una imprevista, dura y cruenta persecución de los cristianos. No se trató, sin embargo, de un asunto de religión, sino de dinero. Antela precaria situación del imperio, el consejero imperial (más tarde, usurpador) Macriano indujo a Valeriano a intentar taponarla secuestrando los bienes de los cristianos acaudalados.

Hubo mártires ilustres (desde el obispo Cipriano a papa Sixto II, al diácono Lorenzo). Pero fue tan solo un robo encubierto por motivos ideológicos, que terminó con el trágico fin de Valeriano. En el 259 cayó éste prisionero de los persas con todo su ejército y fue obligado a una vida de esclavo, que lo llevó a la muerte.

Los cuarenta años de paz que siguieron, favorecieron el desarrollo interno y externo de la Iglesia. Varios cristianos subieron a altos cargos del Estado y se mostraron hombres capaces y honestos.

 

3.4. El desastre financiero recae sobre Diocleciano

En el 271 el emperador Aureliano ordenó a los soldados y a los ciudadanos romanos abandonar a los godos la vasta provincia de Dacia y sus minas de oro: la defensa de esas tierras costaba ya demasiada sangre. Puesto que no había más provincias para conquistar y explotar, toda la atención se dirigió al ciudadano común.

Emperador Aureliano

Sobre él se abatieron impuestos, obligaciones, prestaciones (manutención de acueductos, canales, cloacas, caminos, edificios públicos...) cada vez más onerosos. Literalmente ya no se sabía si se trabajaba para sobrevivir o para pagar los impuestos.

En el año 284, después de una brillante carrera militar, fue aclamado emperador Diocleciano, de origen dálmata.

Debido al desastre de las provincias, en lo sucesivo los impuestos serían pagados per cápita y por yugada, es decir, un tanto por cada persona y por cada pedazo de terreno cultivable.

El cobro fue confiado a una burocracia enorme que no se dejaba escapar nada haciendo imposible evadir el fisco, que castigaba de manera deshumana a quien lo hacía y que costaba muchísimo al Estado.

Los impuestos eran tan pesados que quitaban la gana de trabajar. Remedio: Se prohibió abandonar el puesto de trabajo, el pedazo de tierra que se cultivaba, el taller, el uniforme militar.

«Tuvo así inicio -escribe F. Oertel, profesor de historia antigua en la Universidad de Bonn- la feroz tentativa del Estado de exprimir la población hasta la última gota... Bajo Diocleciano se realizó un integral socialismo de Estado: terrorismo de funcionarios, fortísima limitación a la acción individual, progresiva interferencia estatal, gravosa tasación».

 

 

pez.jpg        LAS PERSECUCIONES EN EL SIGLO I

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Juan Pablo I: la verdad sobre su muerte

Juan Pablo I no murió envenenado ni fue asesinado. La investigación realizada por la periodista Stefania Falasca demuestra que falleció a causa de un paro cardíaco. 

 

Antes de la cena, mientras rezaba con el secretario John Magee sintió un fuerte dolor en el pecho. A pesar del malestar no quiso llamar a un médico y esta decisión le costó cara. Horas después, durante la noche, se le paró el corazón.

 

 

STEFANIA FALASCA
Vicepostuladora, Causa canonización Juan Pablo I

“El problema era que el propio Papa no consideraba alarmante este tipo de dolor porque él sufría de reumatismo. El médico me explicó que es un dolor muy parecido por lo que se podía confundir. Por tanto es probable que le haya dicho a su secretario que no se preocupe. Tanto es así que ni las religiosas se alarmaron”.

De esta forma la periodista pretende terminar con los rumores sobre su asesinato. Surgieron a causa de la inesperada muerte del pontífice y la torpe gestión comunicativa del Vaticano. Esta alimentó la desconfianza y la rumorología que hicieron las delicias de la prensa sensacionalista.

 

STEFANIA FALASCA
Vicepostuladora, Causa canonización Juan Pablo I

“No sabían cómo decir al mundo que el Papa que había sido tan querido por la gente se había ido de aquella forma repentina. Evidentemente, si hubieran sido claros y hubieran mantenido la lucidez no se habría ofrecido en bandeja de plata las sucesivas teorías que convirtieron la muerte de Juan Pablo I en un teatro”.

Lo que provocó la riada de teorías conspiratorias fue que el Vaticano no dijo que la persona que descubrió que el pontífice había fallecido era una monja. Esta, preocupada porque el pontífice no salía de su habitación, decidió entrar. Por escrúpulo se dijo que fue su secretario.

 

STEFANIA FALASCA
Vicepostuladora, Causa canonización Juan Pablo I

“Quizás no dijeron que fue una religiosa la primera que vio al Papa porque la mentalidad era de otra época. Hablamos de hace 40 años y esta situación podría provocar cierto estupor en quien se encontró ante el deber de comunicar al mundo la muerte de Juan Pablo I. Se prefirió decir otra cosa”.

También hubo quien dijo que Juan Pablo I fue asesinado por sectores conservadores de la Curia obsesionados con frenar las reformas de un Papa nuevo y liberal.

 

STEFANIA FALASCA
Vicepostuladora, Causa canonización Juan Pablo I

“Estas son etiquetas que no se pueden aplicar a la Iglesia. Son etiquetas provenientes de una lectura política y no es serio aplicarlas a la Iglesia. Luciani fue elegido por unanimidad por una cualidad que es imprescindible para un hombre de Iglesia: ser pastor. Lo que hizo en 34 días de pontificado no fue más que poner en práctica las prioridades del Concilio Vaticano II”.

El proceso de canonización de Juan Pablo I está ayudando a esclarecer los interrogantes que produjo su inesperada muerte. Francisco ya aprobó el decreto de virtudes heroicas, el penúltimo paso hacia la beatificación.

 

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El país declaró su independencia de Reino Unido en 1919

Apartir de ese año la Iglesia católica comenzó su nueva presencia en el país centroasiático.

El presidente ejecutivo internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada, Thomas Heine-Geldern, ha subrayado la difícil situación que se está viviendo en Afganistán durante estas semanas y en particular se ha referido a la pequeña comunidad cristiana que se encuentra en el país: “Sufrirán una opresión aún mayor. Se trata de un enorme retroceso para la libertad religiosa en el país”.

 

La situación es tan límite que la pequeña presencia de la Iglesia católica se ve abocada a la desaparición, como ha afirmado Cáritas Italia: “Los poquísimos sacerdotes, religiosas y religiosos que se encuentran en Kabul se están preparando para un retorno obligado”.

¿Quiénes son los cristianos de Afganistán y qué misión viene desarrollando allí la Iglesia católica? Según recoge el Informe Libertad Religiosa en el Mundo 2021, de ACN, la Iglesia católica está presente en Afganistán en forma de Misión "Sui Iuris" con sede en la embajada italiana de Kabul, donde se encontraba la única iglesia reconocida en el país. Actualmente esta embajada está cerrada. El superior y único sacerdote de esta misión es el misionero barbanita Giovanni Scalese. Los jesuitas están presentes a través del Servicio Jesuita de Refugiados, para sostener proyectos de emergencia para los más desfavorecidos.

 

🔴📢Sacerdotes y religiosos se preparan para abandonar #Afganistán: “es una pequeña pero significativa comunidad”

› La Iglesia católica está presente en el país desde su independencia, hace más de 100 añoshttps://t.co/skPGIAjwHQ

— Ayuda a la Iglesia Necesitada (@AyudaIglesNeces) August 25, 2021

 

Una comunidad pequeña pero volcada con los más pobres

Respecto a las órdenes religiosas, hay tres hermanitas de Jesús dedicadas a la asistencia sanitaria; cinco hermanas de las Misioneras de la Caridad que atienden a niños huérfanos discapacitados, niñas abandonadas, y proporcionan ayuda a 240 familias pobres; y tres hermanas de la comunidad intercongregacional Pro Bambini di Kabul («Por los Niños de Kabul») que cuidan de 40 niños discapacitados. La esperanza de la Iglesia local es que se llegue a un acuerdo de paz y que se evite una guerra civil o que el país se convierta en un refugio de yihadistas. También se espera poder llegar a un acuerdo para que al menos las ONG presentes en el país, entre ellas las organizaciones católicas, puedan continuar su labor.

El Papa Francisco, el pasado 15 de agosto, tras la toma de Kabul por los talibanes pidió: “Os ruego que recéis conmigo al Dios de la paz para que cese el ruido de las armas y se encuentren soluciones en la mesa del diálogo. Sólo así la población martirizada de ese país hombres, mujeres, ancianos y niños podrá regresar a sus hogares y vivir en paz y seguridad con pleno respeto mutuo”. El Santo Padre también destacó que en Afganistán “la comunidad cristiana es una pequeña pero significativa comunidad que en los últimos años ha dado testimonio con su atención a los más pobres y frágiles”

Afganistan

Los cristianos en Afganistán

Se estima que en Afganistán hay entre 10.000 y 12.000 cristianos, la mayoría de ellos protestantes y conversos del Islam, según recoge la ONG International Christian Concern (ICC), “lo que lo convierte en el grupo minoritario religioso más grande del país. Sin embargo, debido a la persecución extrema, la comunidad cristiana permanece en gran parte encerrada y oculta a la vista del público”. Esta ONG afirma que para la Iglesia clandestina de ese país asiático “el regreso de los talibanes al gobierno ha llenado de miedo e incertidumbre a muchos. Si bien los talibanes han anunciado una amnistía general, líderes cristianos temen que los bautizados sigan siendo el objetivo de los combatientes talibanes que patrullan las calles de Kabul y otras ciudades”.

En el último informe de la organización cristiana protestante Puertas Abiertas, se alerta de que Afganistán ya era el segundo país del mundo donde los cristianos sufren una mayor persecución, siendo superado en la lista sólo por la brutal dictadura comunista de Corea del Norte. Puertas Abiertas, a través de su estudio, señala: “Es imposible vivir abiertamente como cristiano en Afganistán. Dejar el Islam se considera vergonzoso y los conversos cristianos enfrentan graves consecuencias si descubren su nueva fe. O tienen que huir del país o los matarán. Si la familia de un cristiano descubre que se ha convertido, su familia, clan o tribu tiene que salvar su “honor” repudiando al creyente o incluso matándolo”.

Afganistán es considerado en el Informe Libertad Religiosa de ACN uno de los países que más ataca a la libertad religiosa. La sharia o ley islámica es la fuente del derecho, la educación islámica es obligatoria y la apostasía o la blasfemia estaban penadas con condena a muerte. Todo esto venía recogido ya en la constitución afgana.

Afganistan

La historia de la Iglesia Católica en Afganistán

La tradición recoge que el apóstol Tomás pasó por el actual Afganistán en su viaje evangelizador hacia la India. Si hubo una primera presencia cristiana en el territorio en los primeros siglos del cristianismo, esta fue eliminada por el avance del Islam y los numerosos imperios que controlaron la región como los persas, selyúcidas y otomanos.

Afganistán declaró su independencia de Reino Unido en 1919, a partir de ese año la Iglesia católica comenzó su nueva presencia en el país centroasiático. El nuevo rey Amanullah, para complacer a los diplomáticos occidentales presentes en ese país y que pedían asistencia religiosa católica, se puso en contacto en primer lugar con el gobierno italiano y luego con la Santa Sede. El monarca permitió la construcción en 1921 de la única iglesia del país, confiada por el Papa Pío XI a los misioneros barbanitas en 1932.

Cáritas, el servicio socio-caritativo de la Iglesia Católica, está presente en Afganistán desde 1990. Los jesuitas mantienen su misión de apoyo a refugiados y personas más desfavorecidas, a través del Servicio Jesuita de Refugiados, presentes en el país desde 2002. Las Misioneras de la Caridad desarrollan su labor en Kabul desde 2006 a favor de niños huérfanos y discapacitados.

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Se descubre una iglesia bizantina en Abu Gosh, cerca de Jerusalén

Las autoridades arqueológicas de Israel anunciaron este miércoles el descubrimiento de una iglesia bizantina de 1.500 años de antigüedad que atendía a los viajeros que se dirigían a Jerusalén, informaron fuentes oficiales.

El hallazgo fue hecho cerca de la localidad árabe de Abu Gosh durante las excavaciones de ampliación de la autopista 1, que conecta Jerusalén con la ciudad de Tel Aviv, informó la portavocía de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
Según los expertos, se trata de una iglesia que formaba parte de un complejo de una estación de carretera para los viajeros que se desplazaban entre Jerusalén y la costa mediterránea.
Está situada cerca de una fuente de agua conocida en árabe como Ein Naqa, cerca de la actual localidad de Bet Neqofa, y la iglesia tiene una longitud de 16 metros, una capilla lateral de 6,5 por 3,5 metros con un suelo de mosaico blanco, un baptisterio con forma de árbol de cuatro hojas en su esquina nororiental y paredes que en su tiempo estuvieron decoradas con frescos.
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Abu gosh - iglesia
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En uno de los cuartos adyacentes al templo cristiano se han encontrado grandes cantidades de azulejos de cerámica y en el lugar han aparecido lámparas de aceite, monedas, vasos de cristal, fragmentos de mármol y conchas de madreperlas.
Annette Nagar, directora de la excavación, señaló que el complejo fue construido al lado de la calzada que llevaba a Jerusalén, probablemente en el periodo romano.
“Esta estación de carretera dejó de ser utilizada a finales del periodo bizantino, si bien la carretera que había construida a su lado fue renovada y continuó usándose hasta los tiempos modernos”, precisó Nagar en la nota.
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"Los cristianos fueron los primeros en ofrecerse para ayudar a los enfermos, mientras que otros muchos huían"

 

CAYETANA JOHNSON (Mineápolis, 1965) Arqueóloga, excava en Israel desde 1996. Es profesora de hebreo, arameo y literatura rabínica en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso en Madrid. Hablamos con ella de las pandemias de la antigüedad.

 

¿Ha habido en la antigüedad pandemias similares a la que estamos viviendo hoy en día?
Sí, ha habido situaciones muy graves desde el punto de vista sanitario.  Y gracias al testimonio de personas que pusieron por escrito lo que estaban  viendo y viviendo, podemos saber las causas, los síntomas, los efectos...
Ya desde la antigüedad se distinguían tres tipos de plagas: la bubónica, que atacaba el sistema linfático y los pulmones y creaba bubones a lo largo del cuerpo; la  septicémica, una infección vírica que se producía por contacto con algún animal infectado y en la que el virus atacaba a través del torrente sanguíneo, y la neumónica, que también se desencadenaba por haber estado en contacto con animales contaminados, que afectaba al sistema respiratorio y que se contagiaba a través  de la tos y por vía aérea.

 

¿Y cuál fue la gran epidemia que azotó a Europa?
La  plaga Antonina, que tuvo lugar en el imperio romano, entre los años 165 y 190. Se la conoce por ese nombre porque tuvo lugar en tiempos de los llamados 'cinco emperadores buenos' (Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pio y Marco Aurelio), todos ellos pertenecientes a la dinastía Antonina.
Esa plaga creó una devastación profunda, le pilló de lleno a Marco Aurelio, que sufrió la enfermedad, y está considerada  como la primera gran pandemia internacionalizada, porque afectó a buena parte del imperio romano, que entonces tenía una extensión amplísima .
Le debemos a Galeno, médico, casi todo lo que sabemos de ella. Galeno fue sobre el terreno observando a los pacientes, cómo se les trataba, sus síntomas...

 

siglo II - protocolo epidemia

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¿Y qué síntomas provocaba esa epidemia Antonina?
Brotes o sarpullidos en la piel, una faringitis muy severa que dificultaba que los enfermos pudiesen tragar, una fuerte sensación de sed, tos, vómitos y diarreas negras, lo indicaba un sangrado intestinal.

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¿Y se sabe cómo llegó a Roma?
Se cree que llegó a través de la ruta de la seda, de los soldados romanos que estaban estacionados en Oriente Próximo: se infectaron y, al regresar a sus casas en otras partes del imperio, fueron transmitiéndola. En esa época, obviamente, no había la misma higiene que hay ahora.
Además, en esa época empezó a detectarse que las ratas que había en los barcos eran transmisoras de enfermedades.  Esa epidemia provocó una auténtica debacle en el imperio romano, porque se extendió de una manera salvaje y afectó al conjunto del imperio. En ese momento la religión emergente, el cristianismo, estaba cobrando fuerza.
Y Marco Aurelio, un emperador ilustradísimo y generoso en el Gobierno, ordenó  una persecución contra los cristianos, a los que  utilizó como chivo expiatorio.

 

¿Siempre se busca un culpable cuando hay una epidemia grave?
Sí. Es algo recurrente en todas las sociedades y llega hasta hoy.  Pero en el caso de Marco Aurelio, el señalar a los cristianos se volvió en su contra, porque los cristianos ya en el mundo romano dieron muestras de ayudar a los demás, de volcarse con quien más necesitado estaba.
Durante la plaga Antonina, fueron de hecho los cristianos los primeros en ofrecerse a ayudar a los enfermos, mientras que muchos huían. Gran parte de la población romana se opuso por eso a la persecución de los cristianos.  Además, en la plaga Antonina empezó a haber conciencia de la importancia del distanciamiento social...

 

¿Me está diciendo que en el siglo II  ya había distanciamiento social?
Sí, ya había ciertos protocolos de distanciamiento, de separación. En la película "Ben Hur" se ve por ejemplo una zona específica donde viven los leprosos, a las afueras de Jerusalén, y ese era un patrón común.
Entonces ya se sabía que determinadas enfermedades eran muy contagiosas, y para evitar su propagación se aislaba a quienes la padecían. Así mismo, en esa época ya se percataron que había personas que se inmunizaban: que después de haber superado la enfermedad  no volvían a  contraerla.

 

¿Y qué otras medidas se adoptaban para tratar de frenar el avance de esa plaga?
En aquellos lugares donde había una gran concentración de personas se quemaban barrios enteros para tratar de hacer desaparecer con fuego al 'bicho' causante de la plaga.
Y también se hacían enterramientos específicos para los que morían a causa de la epidemia. En 2014 en la antigua Tebas, en Egipto, se detectó un enterramiento distinto de los habituales, un enterramiento colectivo en el que los cadáveres habían sido cubiertos con cal, y se relaciona con  una plaga.

 

¿Con cuántas vidas acabó la plaga Antonina?
Se estima que acabó con hasta el 50% de la población en su conjunto, con unos cinco millones de personas.  Fue devastadora y, según algunos, supuso el comienzo del fin del imperio romano.  Además, después de la plaga Antonina vinieron otras plagas y eso fue debilitando cada vez más al imperio romano.
Porque las plagas no sólo causaban fallecimientos masivos, empezando por el de soldados, fundamentales para mantener las fronteras,  sino que también paralizaban la economía: se cortaban todas las vías de comercio, muchos campos de cultivo eran abandonados...
La escasez de soldados fue tal que el imperio romano recluto a gladiadores y liberó a muchos esclavos para que se unieran al Ejército. Pero, aun así, empezó a haber incursiones de tribus germanas.  Además, esa pandemia tuvo un nuevo  brote en el siglo III.

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¿Una segunda oleada?
Sí.  Se la conoce como plaga de Cipriano porque Cipriano, obispo de Cartago, fue testigo de ella y dejó constancia de la misma. Parece ser que se originó en el lejano Oriente y que, a través de la  ruta de la seda, llegó a  Alejandría y de ahí,  por la navegación en el Mediterráneo,  a Roma. Se cree que en esa pandemia llegaron a morir hasta  5. 000 personas al día.

 

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