Maximino nació al comienzo del siglo IV el Poitiers (Aquitania), al sudoeste de la antigua Galia. Provenía de un hogar muy piadoso.
La santidad de Agricio, obispo de Tréveris, llevó a Maximino a dejar el suelo natal e ir en busca de aquel prelado, para recibir lecciones de religión, ciencias y humanidades. El santo reconoció en el recién llegado una lúcida inteligencia y un firme amor a la doctrina católica, razón por la cual le confirió las sagradas órdenes. En el ejercicio de estas funciones hizo en breve tiempo notables progresos.
Al morir Agricio, conocidos por el pueblo los atributos de Maximino, por voluntad unánime éste fue su sucesor, ocupando la cátedra de Tréveris en el año 332.
Perturbaba en aquel tiempo en la Iglesia el arrianismo, doctrina que negaba la unidad y consustancialidad en las tres personas de la santísima Trinidad; según ellos el Verbo habría sido creado de la nada y era muy inferior al Padre. El Verbo encarnado era Hijo de Dios, pero por adopción.
Contra esta interpretación, que disminuía el misterio de la encarnación y el de la redención del hombre, se levantó Atanasio, obispo de Alejandría, que se había de constituir en el campeón de la ortodoxia.
Reinaba entonces el emperador Constantino el Grande, a quien los herejes engañaron acumulando calumnias sobre Atanasio, y así lograron que lo desterraste a Tréveris en el año 336. Allí Maximino lo recibió con evidencias de la veneración que le profesaba y trató por todos los medios de suavizar la situación del desterrado. Lo mismo hizo con Pablo, obispo de Constantinopla, también forzado a ir a Tréveris después de un remedo de sínodo arriano. Al morir Constantino, el hijo mayor, Constantino el Joven, su sucesor en Occidente, devolvió a Atanasio la sede de Alejandría.
En el año 345, Maximino concurrió al concilio de Milán, donde los arrianos, cuyo jefe era Eusebio de Nicomedia, fueron otra vez condenados. Considerado indispensable para cimentar la paz de la Iglesia celebrar un nuevo concilio ecuménico. Maximino lo propuso al emperador Constante; éste, hallándolo conveniente, escribió a su hermano Constantino, concertándose para tal reunión la ciudad de Sárdica (hoy Sofía, capital de Bulgaria).
Los arrianos quisieron atraer al emperador a su secta y justificar la conducta seguida contra Atanasio. Pero Maximino alertó al emperador, defendiendo así al obispo sin culpa; y Atanasio fue nuevamente restablecido.
Vuelto a su Iglesia, Maximino hizo frente a las necesidades, socorriendo a los pobres. Su familia residía en Poitiers y allá fue a visitarlos, pero murió al poco tiempo en esa ciudad, en el año 349. La fecha de hoy recuerda la traslación de sus reliquias a Tréveris.
El coronavirus, una tragedia para la arqueología bíblica de dimensiones aún difíciles de evaluar
La pandemia de coronavirus está afectando muy gravemente a la arqueología bíblica, a consecuencia de la restricción de los viajes a Tierra Santa, de las penurias presupuestarias de algunos organismos y de las medidas de confinamiento decretadas por Israel y por la Autoridad Palestina.
Uno de los principales problemas es la disminución de vigilancia sobre los lugares actualmente en excavación, que están siendo saqueados por bandas organizadas de traficantes.
Según denuncia una organización judía denominada Guardianes de lo Eterno, al menos cien enclaves arqueológicos en Judea y Samaria han sido asaltados en los últimos dos meses. Citan, en concreto, Hirbet Astunah en el Valle de Shiloh, Tel Parsin al norte de Samaria y la reserva natural del Monte Kabir. Aunque no ha podido evaluar completamente los daños, éstos son permanentes.
Asimismo, y según la agencia Jewish News Syndicate (JNS), la Autoridad Palestina ha aprovechado la falta de vigilancia para tomar el control sobre Tel Aroma, una antigua fotaleza asmonea en el norte de Samaria, asumiéndolo en un acto oficial como herencia palestina.
Por otro lado, el mayor programa arqueológico protestante estadounidense en Tierra Santa, que depende del Southwestern Baptist Theological Seminary, fue cancelado a principios de abril de forma indefinida, lo que ha afectado a cinco profesores y 25 estudiantes de postgrado. La institución ha alegado los problemas presupuestarios que supone la pérdida de ingresos causada por el parón económico de la pandemia y los gastos que supone la adaptación a la nueva realidad post-confinamiento. Chris McKinny, arqueólogo del proyecto Tel Burna, lamentó esta decisión: “Si las instituciones académicas evangélicas vinculadas tradicionalmente a la arqueología bíblica no mantienen su compromiso con esta disciplina, ¿quién lo hará?”.
Según informa Shelley Neese en The Jerusalem Post, la mayor parte de las excavaciones se han suspendido. La cancelación de los vuelos a Israel ha implicado de facto la suspensión de todas las abundantes visitas y peregrinaciones de voluntarios que cada verano acuden a Tierra Santa a colaborar en las tareas de rescate de antigüedades. Como señala Neese, “los arqueólogos que trabajan en Israel están acostumbrados a parones repentinos por la difícil situación política, pero lo que esperan es misiles, no un enemigo microscópico”.
De hecho, para Shimon Gibson, arqueólogo de Jerusalén profesor en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte, la detención de las investigaciones en el Monte Sión es la primera en doce años. Y Scott Stripling, del Southwestern Baptist Bible Seminary, ha tenido que cancelar su cuarto año de excavaciones en Shiloh: “Ahora mis perspectivas son ya el verano de 2021”, lamenta. Lo mismo le ha pasado Aren Maeir, arqueólogo de la Universidad Bar-Ilan, con sus trabajos en Gath, la posible patria de Goliat, quien, resignado, admite que “lo que ha podido esperar tres mil años puede esperar un año más”.
Moshe Manies muestra la bala que le devolvió un antiguo ladrón de antigüedades.
Con todo, al menos hay una buena noticia para la arqueología israelí relacionada con la Covid-19. El periodista Moshe Manies publicó en su perfil de Facebook que un hombre le había entregado, para que la devolviese a la Autoridad de Antigüedades, una bala catapultada por los romanos durante el asedio a Jerusalén en el año 70. El anónimo donante la robó durante su turbulenta juventud cuando fue expuesta en la Ciudad de David. Con el paso de los años se ha convertido en judío ortodoxo y le remordía la conciencia.
“Un símbolo de esperanza”, dice Neese, “en que, al final de todo, lo más valioso de todo es el corazón humano”.
Los primeros cristianos recordaban la Ascensión
En el Monte de los Olivos, el lugar donde se recuerdan los últimos instantes que Jesús pasó en la Tierra, los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa celebraron la fiesta de la Ascensión.
Las celebraciones en Jerusalén comenzaron la tarde del 20 de mayo con la entrada solemne del vicario custodial, fray Dobromir Jasztal, en la capilla de la Ascensión, donde solo una vez al año, con motivo de esta solemnidad, está permitido celebrar la Eucaristía. Después, los frailes y las hermanas rezaron Vísperas y Completas al aire libre, frente a la capilla.
Luego, los religiosos, junto con algunos otros laicos, realizaron la procesión solemne que dio tres vueltas alrededor del edículo de época cruzada, que conserva una roca donde la tradición reconoce la huella del pie derecho de Jesús.
Los primeros cristianos recordaban la Ascensión reuniéndose en una gruta en el Monte de los Olivos, donde habría sucedido el episodio bíblico, según se lee en los Hechos de los Apóstoles (Hch 1, 12). El actual edículo es todo lo que queda de una iglesia cruzada, destruida por los musulmanes, que compraron el lugar en 1198 y desde entonces ha sido propiedad del waqf islámico de Jerusalén.
Una primera iglesia fue construida ya en el siglo cuarto: según algunos, en 390, por Poimenia, una devota romana, mientras que los escritos de Eusebio indican que fue en 333, por obra del emperador Constantino, a petición de su madre, Elena. La iglesia fue destruida dos veces en el transcurso de los siglos, hasta la reconstrucción de los cruzados. El edificio del edículo, que aún hoy perdura, fue transformado en mezquita, pero actualmente no se utiliza para el culto.
El 21 de mayo, festividad de la Ascensión, los frailes celebraron varias misas en la capilla del Monte de los Olivos, desde la mañana temprano. La misa solemne, presidida por el vicario custodial, fray Dobromir Jasztal, se celebró al aire libre, fuera de la capilla. “La Ascensión al Padre es un hecho que completa la comprensión de la resurrección misma, hasta la efusión del don del Espíritu Santo”, dijo el vicario en su homilía.
Ascendiendo al Padre, Jesús no se aleja de sus discípulos, permanece con ellos con su obra y les encarga una misión:
«Id, pues, yhaced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y delHijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 19-20).
“La comprensión del misterio de la salvación y de la misión encomendada llega con el tiempo y, sobre todo, con la disposición personal a recibir el don del Espíritu Santo que se ha prometido – explicaba fray Dobromir –. Hoy, a dos mil años de distancia, tambiénpodemos sentir la tentación de preguntarnos: Señor, ¿cuándo vendrás a recogernos a todos, para llevarnos allí donde has ascendido y hacernos disfrutar de la felicidad y la gloria a las que estamos llamados?
Lamentablemente, tampoco recibiremos una respuesta que tenga una fecha o cualquier otra indicación precisa. Nosotros también recibimos la invitación a no mirar el cielo sino permanecer en la tierra y, como los discípulos de entonces, mirar a nuestro alrededor para ver dónde y cómo podemos encontrar la presencia del Señor”.
El vicario concluyó diciendo que no le pidamos al Señor otros milagros para nosotros: “Pidamos la luz y la fuerza del Espíritu para poder servirle a Él en los hermanos, unirnos a Dios y alcanzar la gloria que celebramos en este lugar”.
"Para entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas"
16 abril 2013,- El Papa en la audiencia general ha continuado la explicación del Credo y ha hablado de la Ascensión de Jesús al Cielo. Francisco dijo en el resumen en español de la catequesis que “para entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas”.
Jesús "subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre."
RESUMEN CATEQUESIS DE LA AUDIENCIA GENERAL EN ESPAÑOL:
Queridos hermanos y hermanas:
En el Credo confesamos nuestra fe en Cristo, que «subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre». ¿Qué significa esto para nosotros? Ya al comienzo de su subida a Jerusalén, Jesús ve también esta otra «subida» al cielo con la que culmina su «éxodo» de esta vida, pero sabiendo que la vuelta a la gloria del Padre pasa por la cruz, por la obediencia al designio divino de amor por la humanidad. También nosotros hemos de saber que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aun a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas.
El íntimo coloquio de Jesús con el Padre antes de la Pasión nos enseña, además, cómo la oración nos da la fuerza de ser fieles al proyecto de Dios. Después, Jesús asciende a los cielos bendiciendo, un gesto sacerdotal para mostrar que, desde el seno del Padre, intercede siempre por nosotros. Él nos ha abierto el paso para llegar a Dios, y nos atrae hacia él, nos protege, nos guía e intercede por nosotros. Mirar a Jesucristo, que asciende a los cielos, es una invitación a testimoniar su Evangelio en la vida cotidiana, con la vista puesta en su venida gloriosa definitiva.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de la Arquidiócesis de Mérida, con su Pastor, Mons. Baltasar Enrique Porras Cardozo, así como a los venidos de España, Argentina, Panamá, Venezuela, México y otros países latinoamericanos. Contemplemos a Cristo, sentado a la derecha de Dios Padre, para que nuestra fe se fortalezca y recorramos alegres y confiados los caminos de la santidad. Muchas gracias
Traducción del texto completo de la catequesis del Santo Padre en italiano
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
en el Credo, encontramos la afirmación de que Jesús "subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre." La vida terrenal de Jesús culmina en el evento de la Ascensión, que es cuando Él pasa de este mundo al Padre, y se levanta a su derecha. ¿Cuál es el significado de este evento? ¿Cuáles son las consecuencias para nuestra vida? ¿Qué significa contemplar a Jesús sentado a la diestra del Padre? Sobre esto,dejémonos guiar por el evangelista Lucas.
Partimos en el momento en que Jesús decide emprender su última peregrinación a Jerusalén. San Lucas anota: "Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén" (Lc 9,51). Mientras "asciende" a la Ciudad santa, donde se llevará a cabo su "éxodo" de esta vida, Jesús ve ya la meta, el Cielo, pero sabe que el camino que lo lleva de nuevo a la gloria del Padre pasa a través de la Cruz, a través de la obediencia al designio divino de amor por la humanidad. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que "la elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación de la ascensión al cielo" (n. 661). También nosotros tenemos que tener claro en nuestra vida cristiana, que entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, incluso cuando requiere sacrificio, y requiere a veces cambiar nuestros planes. La Ascensión de Jesús ocurre concretamente en el Monte de los Olivos, cerca del lugar donde se había retirado en oración antes de lau pasión para permanecer en profunda unión con el Padre: una vez más, vemos que la oración nos da la gracia de vivir fieles al proyecto Dios.
Al final de su Evangelio, San Lucas narra el acontecimiento de la Ascensión de una manera muy sintética. Jesús llevó a los discípulos "hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios "(24,50-53). Me gustaría destacar dos elementos de la narración. En primer lugar, durante la Ascensión Jesús cumple el gesto sacerdotal de la bendición y los discípulos seguramente expresan su fe con la postración, se arrodillan inclinando la cabeza. Este es un primer punto importante: Jesús es el único y eterno Sacerdote, que con su pasión atravesó la muerte y el sepulcro y resucitó y ascendió a los cielos; está con Dios Padre, donde intercede por siempre en nuestro favor (Cf. Heb 9:24). Como afirma San Juan en su primera epístola Él es nuestro abogado.
¡Qué lindo escuchar esto! Cuando uno ha sido convocado por el juez o tiene un juicio, lo primero que hace es buscar a un abogado para que lo defienda. Nosotros tenemos uno que nos defiende siempre, nos defiende de las insidias del diablo, nos defiende de nosotros mismos, de nuestros pecados. Queridísimo hermanos y hermanas, tenemos a este abogado, no tengamos miedo de acudir a él para pedir perdón, pedir la bendición, pedir misericordia. Él nos perdona siempre, es nuestro abogado, nos defiende siempre ¡No olviden esto! (cf. 2:1-2). La Ascensión de Jesús al Cielo nos da a conocer esta realidad tan reconfortante para nuestro camino: en Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nuestra humanidad ha sido llevada a Dios; Él nos ha abierto el paso; es como un guía enla escalada a una montaña, que llegado a la cima, nos tira de nosotros y nos lleva a Dios. Si confiamos a Él nuestra vida, si nos dejamos guiar por Él estamos seguros de estar en buenas manos, en las manos de nuestro Salvador, de nuestro abogado.
Un segundo elemento: San Lucas menciona que los Apóstoles, después de ver a Jesús ascender al cielo, regresaron a Jerusalén "con gran alegría." Esto parece un poco extraño. Normalmente cuando nos separados de nuestros familiares, de nuestros amigos, de una manera definitiva, principalmente debido a la muerte, hay en nosotros una tristeza natural, porque no vamos a ver nunca más su rostro, no vamos escuchar su voz, no podremos disfrutar más de su afecto, de su presencia. En cambio, el evangelista pone de relieve la profunda alegría de los Apóstoles. ¿Por qué? Porque, con la mirada de la fe, entienden que, aunque no está ante sus ojos, Jesús permanece con ellos para siempre, no los abandona y, en la gloria del Padre, los soporta, los guía e intercede por ellos.
San Lucas narra el hecho de la Ascensión también al comienzo de los Hechos de los Apóstoles, para enfatizar que este evento es como el anillo que engancha y conecta la vida terrenal de Jesús con la de la Iglesia. Aquí, San Lucas también menciona la nube que saca a Jesús de la vista de los discípulos, los cuales permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía hacia Dios (cf. Hch 1,9-10). Entonces aparecieron dos hombres vestidos de blanco, instándoles a no quedarse inmóviles. “Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir” (Cf. Hechos 1:10-11). Es precisamente la invitación a la contemplación del Señorío de Jesús, para recibir de Él la fuerza para seguir y dar testimonio del Evangelio en la vida cotidiana: contemplar y actuar, ora et labora, nos enseña San Benito, ambas son necesarias en nuestra vida de cristianos.
Queridos hermanos y hermanas, la Ascensión no indica la ausencia de Jesús, sino que nos dice que Él está vivo entre nosotros de una manera nueva; ya no está en un preciso lugar del mundo tal como era antes de la Ascensión; ahora está en el señorío de Dios, presente en todo espacio y tiempo, junto a cada uno de nosotros. En nuestra vida nunca estamos solos: tenemos este abogado que nos espera, que nos defiende, No estamos nunca solos. El Señor crucificado y resucitado nos guía; con nosotros hay muchos hermanos y hermanas que en el silencio y la oscuridad, en la vida familiar y laboral, en sus problemas y dificultades, en sus alegrías y esperanzas, viven cotidianamente la fe y llevan al mundo, junto con nosotros, el señorío del amor de Dios, en Cristo Jesús resucitado, ascendido al Cielo, nuestro abogado. Gracias.
Primer día Decenario al Espíritu Santo
¡Ven, oh Santo Espíritu!: ilumina mi entendimiento, para conocer tus mandatos: fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo
PRIMER DÍA DEL DECENARIO AL ESPÍRITU SANTO
Oración para comenzar
¡Ven, oh Santo Espíritu!:
ilumina mi entendimiento, para conocer tus mandatos:
fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo:
inflama mi voluntad…
He oído tu voz, y no quiero endurecerme y resistir, diciendo:
después…, mañana. Nunc coepi! ¡Ahora!,
no vaya a ser que el mañana me falte.
¡Oh, Espíritu de verdad y de sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo,
Espíritu de gozo y de paz!:
quiero lo que quieras, quiero porque quieres,
quiero como quieras, quiero cuando quieras.
PRIMER DÍA
Consideración para este 1º día
Pentecostés, el día en que el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos del Señor
Los Hechos de los Apóstoles, al narrarnos los acontecimientos de aquel día de Pentecostés en el que el Espíritu Santo descendió en forma de lenguas de fuego sobre los discípulos de Nuestro Señor, nos hacen asistir a la gran manifestación del poder de Dios, con el que la Iglesia inició su camino entre las naciones.
La victoria que Cristo —con su obediencia, con su inmolación en la Cruz y con su Resurrección— había obtenido sobre la muerte y sobre el pecado, se reveló entonces en toda su divina claridad. Los discípulos, que ya eran testigos de la gloria del Resucitado, experimentaron en sí la fuerza del Espíritu Santo: sus inteligencias y sus corazones se abrieron a una luz nueva. Habían seguido a Cristo y acogido con fe sus enseñanzas, pero no acertaban siempre a penetrar del todo su sentido: era necesario que llegara el Espíritu de verdad, que les hiciera comprender todas las cosas.
Sabían que sólo en Jesús podían encontrar palabras de vida eterna, y estaban dispuestos a seguirle y a dar la vida por Él, pero eran débiles y, cuando llegó la hora de la prueba, huyeron, lo dejaron solo. El día de Pentecostés todo eso ha pasado: el Espíritu Santo, que es espíritu de fortaleza, los ha hecho firmes, seguros, audaces. La palabra de los Apóstoles resuena recia y vibrante por las calles y plazas de Jerusalén.
Oración para finalizar
Ven Oh Santo Espíritu, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. V. Envía tu espíritu y serán creados R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oh Dios que has instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo. Concédenos según el mismo Espíritu, conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
Millones de católicos en todo el mundo recuerdan a Juan Pablo II, con motivo de los 100 años de su nacimiento
Uno de sus biógrafos, George Weigel, dice que no debe ser recordado con nostalgia, sino estudiando con mayor profundidad la riqueza de su mensaje.
GEORGE WEIGEL - Biógrafo de Juan Pablo II “Su impacto en la escena mundial, su papel fundamental en la caída del comunismo europeo, son fruto de su modo de vivir el cristianismo y de su vida como pastor católico”.
Juan Pablo II propuso a los cristianos no tener miedo Lanzó en 1986 las Jornadas Mundiales de la Juventud, que mostraron a lo largo de los años su sintonía con los jóvenes.
GEORGE WEIGEL - Biógrafo de Juan Pablo II “Primero, por su honestidad transparente. No había nada de falso en el desafío de vivir la fe que Juan Pablo II puso ante los jóvenes. Y segundo, no buscaba complacerles. Ya la cultura y la publicidad intentan complacerles, como también lo intentan sus profesores e incluso sus padres. En Juan Pablo II no hubo complacencia”.
Promovió la cultura de la vida y se opuso a la idea de privar a personas de cualquier edad y condición del derecho a vivir, ser amado y ser libre.
Eso se reflejó en su cercanía a las personas. Contaba con las personas que conocía, y hacía que todos se sintieran importantes.
GEORGE WEIGEL - Biógrafo de Juan Pablo II “Estaba convencido de que todos son ‘alguien por quien Jesucristo ha sufrido, muerto y resucitado’. Podía reconocer ese ‘alguien’ de modo individual y profundamente personal”.
Su vida terminó con una dura enfermedad, pero sigue vivo en sus escritos. Por eso, sus encíclicas, exhortaciones apostólicas, constituciones y cartas siguen ayudando a millones de personas.
Rome Reports
Mensaje de Fátima
La riqueza de las apariciones de Fátima, más allá del hecho milagroso de la aparición de la Santísima Virgen, puede entenderse a la luz del mensaje revelado a los tres pastorcillos a lo largo de las seis apariciones, acontecidas en 1917.
En ellas, la Señora se presentó bajo la advocación de la Virgen del Rosario y pidió a los niños que llevaran a cabo una serie de actos:
Como no podía ser de otra manera, el principal mandato repetido en todas las apariciones fue la necesidad de rezar el Rosario. Específicamente, y siempre que fuera posible, en familia. La Virgen anunció que debían rezar por la conversión de Rusia, nación que empezaba a sufrir el dominio comunista. Sin embargo, los jóvenes pastores, que jamás habían escuchado tal nombre, pensaban en Rusia como en una mujer que habría cometido terribles actos.
Además, tal como narra Lucia, la mayor de los primos en sus memorias, los niños se quedaron muy conmovidos al ver cómo la hermosa Señora se presentaba dolida por los pecados de los hombres. Por ello, tomaron conciencia y empezaron a realizar actos de desagravio y mortificaciones por la conversión de los pecadores y de aquellas personas que ofenden a Dios. Algunos días renunciaban a su comida, que ofrecían al ganado, o ataban una cuerda de esparto alrededor de su cintura.
En la primera aparición, Nuestra Señora del Rosario anunció a los tres niños que irían al Cielo. Jacinta y Francisco lo harían pronto, pero Lucia tendría que esperar. Y ante la tristeza de la joven pastorcilla, la Virgen quiso consolarla encomendándole una importante misión: en adelante debía difundir la devoción a su Inmaculado Corazón. Más adelante también le manifestó la necesidad de que el Papa consagrara el mundo al Inmaculado Corazón de María.
Por último, las apariciones tuvieron en gran parte un carácter revelador. De nuevo, en la primera aparición, La Virgen respondió a las preguntas de los niños, que ante el acontecimiento sobrenatural quedaron pasmados y profundamente emocionados. Nuestra Señora del Rosario anunció la curación de varios enfermos del pueblo.
Del mismo modo también reveló a Lucia el estado en el que se encontraban dos amigas suyas, que habían fallecido jóvenes. No obstante, la revelación de mayor transcendencia, objeto de innumerables investigaciones a lo largo de este siglo, fue lo que todos conocemos como los tres Secretos de Fátima.
Los Secretos
El 13 de julio de 1917, en la tercera aparición de la Virgen, los tres pastorcillos fueron los receptores de los tres secretos en forma de profecías. A corto plazo, la posesión de estos secretos supuso para los tres niños una gran controversia, ya que fueron forzados por las autoridades civiles y religiosas para revelarlos. En el apartado de “Historia”, se pude ver cómo los jóvenes fueron violentamente obligados a contar lo que la Virgen les había revelado, pero por orden expresa de Nuestra Señora, ellos se negaron a dar tal información. Tal fue el extremo al que llegó la situación que incluso fueron amenazados con la muerte, pero ellos permanecieron fieles a su palabra.
Al percatarse de que podían ser asesinados, “quemados en una gran sartén”, Francisco llegó a decir: “Si nos matan dentro de poco estaremos en el Cielo. ¡Qué alegría! ¡Morir… no importa nada!”.
Finalmente, al darse cuenta las autoridades civiles de que sus esfuerzos para hacer hablar a los niños eran en vano, cesaron en su intento y pusieron a los niños en libertad.
Los dos primeros secretos no fueron revelados hasta años más tarde. Sor Lucia decidió escribirlos en 1941, para aportar datos que favorecieran el proceso de canonización de sus primos. Sin embargo, el tercero quedó sin revelar hasta años más tarde.
El obispo de Leiria, diócesis en la que vivía la vidente, ordenó a Lucia que pusiera por escrito la tercera revelación de la Virgen y la entregara al Papa. La religiosa escogió la fecha de 1960 para revelar el secreto, porque según pensaba, “para entonces será más claramente entendido”. No obstante, llegada la fecha elegida, Juan XXIII, Sumo Pontífice en aquel momento, decidió no revelar el secreto. Tampoco lo hicieron los siguientes Papas que tuvieron ocasión, Pablo VI y Juan Pablo II.
Finalmente, el texto del tercer secreto fue revelado por san Juan Pablo II, el 26 de junio del año 2000, al mes de regresar del lugar de las apariciones, viaje que realizó para canonizar a Francisco y Jacinta.
Mostramos a continuación el texto de los tres misterios, tal como fueron redactados por Lucia.
El primer misterio era una visión del infierno:
“Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. Hundidos en este fuego [estaban] los demonios y almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas con forma humana, que flotaban en el incendio llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo, cayendo para todos los lados, semejantes al caer de las chispas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación, que horrorizaba y hacía temblar de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.
Esta visión duró un momento, y gracias a nuestra buena Madre del Cielo, que antes (en la primera aparición) nos había prevenido con la promesa de llevarnos para el cielo. Si así no fuese, creo que habríamos muerto de susto y pavor”.
El segundo secreto incluyó instrucciones de cómo salvar las almas del Infierno y reconvertir el mundo a la cristiandad. Este mensaje afirmaba que Rusia (un estado con régimen marxista-leninista) debía consagrarse al Corazón Inmaculado y que por ello sería concedido al mundo un tiempo de paz.
“En seguida levantamos los ojos hacia nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza: «Visteis el infierno, para donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que digo, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando vean una noche alumbrada por una luz desconocida, sepan que es la gran señal que les da Dios de que él va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y a la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atendieran a mis pedidos, la Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas, por fin mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo Padre me consagrará la Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz»”.
Siguiendo el mandato de la Virgen, se han llevado a cabo distintas consagraciones del mundo al Corazón Inmaculado de María, hasta llegar a la definitiva. Más adelante exponemos la naturaleza de dichas consagraciones.
La demora para la publicación del tercer misterio ha provocado que a lo largo de los años se hayan planteado gran número de hipótesis. Algunos dicen que anuncia el inicio de una guerra nuclear, el asesinato de un Papa o algún mal que pueda llegar a darse en el seno de la Iglesia.
Juan Pablo II, a través de su secretario de Estado, el cardenal Ángelo Sodano, anunció en el año 2000 que había decidido hacer público el texto del tercer misterio. Unos meses más tarde, el texto íntegro fue dado a conocer por la Santa Sede, junto con una discusión de su posible significado.
“Escribo, en acto de obediencia a ti mi Dios, que me mandas por medio de su excelencia reverendísima el señor obispo de Leiria y de vuestra y mi Santísima Madre. Después de las dos partes que ya expuse, vimos al lado izquierdo de Nuestra Señora, un poco más alto, un ángel con una espada de fuego en la mano izquierda. Al centellear despedía llamas que parecía iban a incendiar el mundo. Pero, se apagaban con el contacto del brillo que de la mano derecha expedía Nuestra Señora a su encuentro. El ángel, apuntando con la mano derecha hacia la tierra, con voz fuerte decía: «Penitencia, penitencia, penitencia».
Y vimos en una luz inmensa, que es Dios, algo semejante a como se ven las personas en el espejo, cuando delante pasó un obispo vestido de blanco. Tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre. Vimos varios otros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una escabrosa montaña, encima de la cual estaba una gran cruz, de tronco tosco, como si fuera de alcornoque como la corteza. El Santo Padre, antes de llegar allí, atravesó una gran ciudad, media en ruinas y medio trémulo, con andar vacilante, apesadumbrado de dolor y pena. Iba orando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino.
Llegando a la cima del monte, postrado, de rodillas a los pies de la cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le disparaban varios tiros y flechas, y así mismo fueron muriendo unos tras otros los obispos, los sacerdotes, religiosos, religiosas y varias personas seglares. Caballeros y señoras de varias clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la cruz estaban dos ángeles. Cada uno con una jarra de cristal en las manos, recogiendo en ellos la sangre de los mártires y con ellos irrigando a las almas que se aproximaban a Dios”.
Se han ofrecido muchas interpretaciones del significado de este enigmático texto. Muchos lo relacionan con el atentado que sufrió san Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro, por el que casi pierde la vida.
En 1980, en un momento en el que el mundo estaba divido por el Telón de Acero, el Papa, preguntado por el tema, dijo que sus antecesores no habían revelado el secreto “por no alentar el poder del mundo comunista a hacer movimientos”. Del mismo modo, criticó a los que desearon conocer el misterio únicamente por curiosidad y sensacionalismo. Y tomando un rosario, concluyó: “Aquí está el remedio contra este mal. Rece, rece y no pida nada más”.
En 1984, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger, futuro Benedicto XVI, dijo que el tercer milagro podía referirse a “los peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano, y por lo tanto del mundo”.
Años más tarde, ya siendo Sumo Pontífice, volvió a referirse al secreto el 11 de mayo de 2010, durante la rueda de prensa llevado a cabo en el avión que le llevaba a realizar su primera visita pastoral a Fátima, con motivo del décimo aniversario de la beatificación de Francisco y Jacinta. Dijo al respecto “que los sufrimientos actuales de la Iglesia por los abusos sexuales contra niños cometidos por sacerdotes forman parte de los que anunció el Tercer secreto de Fátima”.
Los diez logros de Juan Pablo II
El pontificado de Juan Pablo II batió muchos récords. Pero, más allá de los números, fue un periodo en el que la Iglesia católica respondió a los desafíos de su tiempo gracias a la guía de Juan Pablo II.
Lucha por la libertad
"No tengáis miedo. Sólo Él tiene palabras de vida eterna”.
Uno de los desafíos era la existencia de dos bloques y la Guerra Fría que dividía al mundo en dos. Juan Pablo II había sufrido en carne propia la opresión de los regímenes nazi y comunista. Su papel fue imprescindible en la caída del comunismo en Europa. Uno de sus primeros viajes fue a su Polonia natal, en 1979. Supuso un antes y un después y llenó de coraje a los polacos para luchar por su libertad.
PAPADO GLOBAL
Juan Pablo II fue un Papa viajero que llegó a todos los rincones del mundo. Hizo 104 viajes internacionales y visitó 130 países. En kilómetros, dio 30 vueltas al mundo. Hubo dos países que quiso pero no pudo visitar: China y Rusia.
DIÁLOGO CON MUSULMANES Y JUDÍOS
Definió a los judíos como "hermanos mayores” y se convirtió en el primer Papa queentró en una sinagoga desde los tiempos de Pedro. Además rezó frente al Muro de las Lamentaciones. También fue el primer Papa que besó un Corán y entró en una mezquita.
ENCUENTRO DE ASÍS
En esa línea por fomentar el diálogo entre religiones, Juan Pablo II fue pionero al convocar el encuentro de oración por la paz de Asís. El primero se celebró en 1986 y 150 representantes de 12 religiones respondieron a su llamada.
NO A LA GUERRA
Varios conflictos abiertos ensombrecieron el panorama internacional durante su pontificado: Ruanda, Kosovo, Sudán, Irak o la guerra de los Balcanes. El Papa, que había sobrevivido a la II Guerra Mundial, no se mantuvo callado y se convirtió en la voz de la humanidad en contra de la violencia.
"Deteneos, deteneos delante del niño”.
SANTOS
Juan Pablo II trabajó para nombrar santos a personas cercanas a su tiempo. Elevó alos altares a cientos cuya vida es un ejemplo para los cristianos de hoy. Por ejemplo, beatificó por primera vez a un matrimonio conjuntamente: Luigi y Maria Beltrame.
CARTA A LAS MUJERES
Juan Pablo II se preocupó por la mujer de un modo nuevo. Fue el primer Papa que escribió una carta dirigida a las mujeres, Mulieris Dignitatem, en la que las invitaba a a reflexionar sobre su responsabilidad personal, cultural, social y eclesial.
DIGNIDAD DE LA ENFERMEDAD
Debilitado por la enfermedad, Juan Pablo II mantuvo su actividad hasta el último momento. Convirtió su enfermedad en una enseñanza para un mundo que apostaba ya por la cultura del descarte.
PERDÓN
Además de rehabilitar a Galileo Galilei, en el Jubileo del Año 2000, Juan Pablo IIentonó un 'mea culpa' por los errores cometidos por la Iglesia. Fue un momento histórico que el Papa definió como una purificación de la memoria que permitiría a los cristianos entrar en el tercer milenio más abiertos a Dios.
UN PAPA PARA LOS JÓVENES
Juan Pablo II entendió que los jóvenes necesitaban un acompañamiento y una atención especial. Ideó unos encuentros exclusivamente para ellos: las Jornadas Mundiales de la Juventud. El Papa se sentía como uno más entre los jóvenes.
"Si vives con los jóvenes tienes que convertirte en un joven”.
En sus casi 27 años de pontificado fueron muchos los hitos que sobrepasó y las metas que alcanzó pero, por encima de todo, fue capaz de llegar a millones de cristianos hablando, de tú a tú, al corazón de cada uno de ellos.
Para el centenario del nacimiento
del Santo Papa Juan Pablo II
(18 de mayo de 2020)
El 18 de mayo, se cumplirán 100 años desde que el papa Juan Pablo II nació en la pequeña ciudad polaca de Wadowice
Polonia, dividida durante más de 100 años por las tres grandes potencias vecinas – Prusia, Rusia y Austria –, había recuperado su independencia al final de la Primera Guerra Mundial. Fue una época llena de esperanza, pero también de dificultades, ya que la presión de las dos grandes potencias, Alemania y Rusia, siguió pesando sobre el Estado que se estaba reorganizando.
En esta situación de angustia, pero sobre todo de esperanza, creció el joven Karol Wojtyla, que perdió muy pronto a su madre, a su hermano y, finalmente, a su padre, de quien había aprendido una piedad profunda y cálida. El joven Karol era particularmente apasionado de la literatura y el teatro, y después de estudiar para sus exámenes de secundaria, comenzó a dedicarse más a estas materias.
«Para evitar la deportación, en el otoño de 1940, comenzó a trabajar en una cantera que pertenecía a la fábrica química de Solvay» (cf. Don y Misterio). «En Cracovia, había ingresado en secreto en el Seminario. Mientras trabajaba como obrero en una fábrica, comenzó a estudiar teología con viejos libros de texto, para poder ser ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946» (cf. Ibid.).
Por supuesto, no solo estudió teología en los libros, sino también a partir de la situación específica que pesaba sobre él y su país. Es una especie de característica de toda su vida y su trabajo. Estudia con libros, pero experimenta y sufre las cuestiones que están detrás del material impreso. Para él, como joven obispo – obispo auxiliar desde 1958, arzobispo de Cracovia desde 1964 – el Concilio Vaticano II se convirtió en una escuela para toda su vida y su trabajo.
Las grandes preguntas que surgieron especialmente sobre el llamado Esquema 13 – luego Constitución Gaudium et Spes – fueron sus preguntas personales. Las respuestas desarrolladas en el Concilio le mostraron el camino a seguir para su trabajo como obispo y luego como Papa.
Cuando el cardenal Wojtyla fue elegido sucesor de San Pedro el 16 de octubre de 1978, la Iglesia estaba en una situación desesperada. Las deliberaciones del Concilio se presentaban al público como una disputa sobre la fe misma, lo que parecía privarla de su certeza indudable e inviolable. Un pastor bávaro, por ejemplo, comentando la situación, decía: «Al final, hemos acogido una fe falsa». Esta sensación de que no había nada seguro, de que todo estaba en cuestión, fue alimentada por la forma en que se implementó la reforma litúrgica.
Al final, todo parecía factible en la liturgia. Pablo VI había cerrado el Concilio con energía y determinación, pero luego, una vez terminado, se vio confrontado con más asuntos, siempre más urgentes, lo que finalmente puso en tela de juicio a la Iglesia misma. Los sociólogos compararon la situación de la Iglesia en ese momento con la de la Unión Soviética bajo Gorbachov, cuando toda la poderosa estructura del Estado finalmente se derrumbó en un intento de reformarla.
Una tarea que superaba las fuerzas humanas esperaba al nuevo Papa. Sin embargo, desde el primer momento, Juan Pablo II despertó un nuevo entusiasmo por Cristo y su Iglesia. Primero lo hizo con el grito del sermón al comienzo de su pontificado: «¡No tengan miedo! ¡Abran, sí, abran de par en par las puertas a Cristo!» Este tono finalmente determinó todo su pontificado y lo convirtió en un renovado liberador de la Iglesia. Esto estaba condicionado por el hecho de que el nuevo Papa provenía de un país donde el Concilio había sido bien recibido: no el cuestionamiento de todo, sino más bien la alegre renovación de todo.
El Papa ha viajado por el mundo en 104 grandes viajes pastorales y proclamó el Evangelio en todas partes como una alegría, cumpliendo así su obligación de defender el bien, de defender a Cristo.
En 14 encíclicas, volvió a exponer completamente la fe de la Iglesia y su doctrina humana. Inevitablemente, al hacerlo, provocó oposición en las iglesias del Occidente llenas de dudas.
Hoy, me parece importante enfatizar sobre todo el verdadero centro desde el cual debe leerse el mensaje de sus diferentes textos. Este centro vino a la atención de todos nosotros en el momento de su muerte. El Papa Juan Pablo II murió en las primeras horas de la nueva fiesta de la Divina Misericordia.
Permítanme agregar primero un pequeño comentario personal que revela un aspecto importante del ser y el trabajo del Papa. Desde el principio, Juan Pablo II se sintió profundamente conmovido por el mensaje de Faustina Kowalska, una monja de Cracovia, que destacó la Divina Misericordia como un centro esencial de la fe cristiana y deseaba una celebración con este motivo. Después de todas las consultas, el Papa había escogido el domingo in albis.
Sin embargo, antes de tomar la decisión final, le pidió a la Congregación de la Fe su opinión sobre la conveniencia de esta fecha. Dijimos que no porque pensamos que una fecha tan antigua y llena de contenido como la del domingo in albis no debería sobrecargarse con nuevas ideas. Ciertamente no fue fácil para el Santo Padre aceptar nuestro no. Pero lo hizo con toda humildad y aceptó el no de nuestro lado por segunda vez.
Finalmente, hizo una propuesta dejando el histórico domingo in albis, pero incorporando la Divina Misericordia en su mensaje original. En otras ocasiones, de vez en cuando, me impresionó la humildad de este gran Papa, que renunció a las ideas de lo que deseaba porque no recibió la aprobación de los organismos oficiales que, según las reglas clásicas, había de consultar.
Mientras Juan Pablo II vivió sus últimos momentos en este mundo, la Fiesta de la Divina Misericordia acababa de comenzar tras la oración de las primeras vísperas. Esta celebración iluminó la hora de su muerte: la luz de la misericordia de Dios se presenta como un mensaje reconfortante sobre su muerte. En su último libro, Memoria e Identidad, publicado en la víspera de su muerte, el Papa resumió una vez más el mensaje de la Divina Misericordia.
Señaló que la hermana Faustina murió antes de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, pero que ya había dado la respuesta del Señor a este horror insoportable. Era como si Cristo quisiera decir a través de Faustina:
«El mal no obtendrá la victoria final. El misterio pascual confirma que el bien prevalecerá, que la vida triunfará sobre la muerte y que el amor triunfará sobre el odio».
A lo largo de su vida, el Papa buscó apropiarse subjetivamente del centro objetivo de la fe cristiana, que es la doctrina de la salvación, y ayudar a otros a apropiarse de ella. A través de Cristo resucitado, la misericordia de Dios es para cada individuo. Aunque este centro de la existencia cristiana solo nos lo da la fe, también es importante filosóficamente, porque si la misericordia de Dios no es un hecho, debemos encontrar nuestro camino en un mundo donde el poder último del bien contra el mal es incierto. Después de todo, más allá de este significado histórico objetivo, es esencial que todos sepan que, al final, la misericordia de Dios es más fuerte que nuestra debilidad. Además, en esta etapa actual, también se puede encontrar la unidad interior entre el mensaje de Juan Pablo II y las intenciones fundamentales del Papa Francisco: Juan Pablo II no es un rigorista moral, como algunos lo intentan dibujar en parte. Con la centralidad de la misericordia divina, nos da la oportunidad de aceptar el requerimiento moral del hombre, aunque nunca podemos cumplirlo por completo. Sin embargo, nuestros esfuerzos morales se hacen a la luz de la divina misericordia, que resulta ser una fuerza curativa para nuestra debilidad.
Cuando murió el Papa Juan Pablo II, la Plaza de San Pedro estaba llena de personas, especialmente jóvenes, que querían encontrarse con su Papa por última vez. No puedo olvidar el momento en que Mons. Sandri anunció el mensaje de la partida del Papa. Sobre todo, el momento en que la gran campana de San Pedro repicó, hizo que este mensaje resultara inolvidable. El día del funeral, había muchas pancartas diciendo «¡Santo subito!». Eso fue un grito que, de todos lados, surgió a partir del encuentro con Juan Pablo II. No solo en la plaza, sino también en varios círculos intelectuales, se discutió la idea de darle el título de «Magno» a Juan Pablo II.
La palabra «santo» indica la esfera de Dios y la palabra «magno» la dimensión humana. Según el reglamento de la Iglesia, la santidad puede ser reconocida por dos criterios: las virtudes heroicas y el milagro. Los dos criterios están estrechamente vinculados. La expresión «virtud heroica» no significa una especie de hazaña olímpica; al contrario, en y a través de una persona se revela algo que no proviene de él, sino que se hace visible la obra de Dios en y a través de él. No es una competencia moral de la persona, sino renunciar a la propia grandeza. El punto es que una persona deja que Dios trabaje en ella, y así el trabajo y el poder de Dios se hacen visibles a través de ella.
Lo mismo se aplica a la prueba del milagro: aquí tampoco se trata de un evento sensacional sino de la revelación de la bondad de Dios que cura de una manera que va más allá de las meras posibilidades humanas. El santo es un hombre abierto a Dios e imbuido de Dios. El que se aleja de sí mismo y nos deja ver y reconocer a Dios es santo. Verificar esto legalmente, en la medida de lo posible, es el significado de los dos procesos de beatificación y canonización. En los casos de Juan Pablo II, ambos procesos se hicieron estrictamente de acuerdo a las reglas aplicables. Por lo tanto, ahora se nos presenta como el padre que nos deja ver la misericordia y la bondad de Dios.
Es más difícil definir correctamente el término «magno». Durante los casi 2.000 años de historia del papado, el título «Magno» solo prevaleció para dos papas: León I (440-461) y Gregorio I (590-604). La palabra «magno» tiene una connotación política en ambos, en la medida en que algo del misterio de Dios mismo se hace visible a través de la actuación política. A través del diálogo, León Magno logró convencer a Atila, el Príncipe de los Hunos, para que perdonara a Roma, la ciudad de los príncipes de los apóstoles Pedro y Pablo. Desarmado, sin poder militar o político, sino por el solo poder de la convicción por su fe, logró convencer al temido tirano para que perdonara a Roma. El espíritu demostró ser más fuerte en la lucha entre espíritu y poder.
Aunque Gregorio I no tuvo un éxito tan espectacular, también logró proteger a Roma contra los lombardos, de nuevo al oponerse el espíritu al poder y alcanzar la victoria del espíritu.
Si comparamos la historia de los dos Papas con la de Juan Pablo II, su similitud es evidente. Juan Pablo II tampoco tenía poder militar o político. Durante las deliberaciones sobre la forma futura de Europa y Alemania, en febrero de 1945, se observó que la opinión del Papa también debía tenerse en cuenta. Entonces Stalin preguntó: «¿Cuántas divisiones tiene el Papa?».
Es claro que el Papa no tiene divisiones a su disposición. Pero el poder de la fe resultó ser un poder que finalmente derrocó el sistema de poder soviético en 1989 y permitió un nuevo comienzo. Es indiscutible que la fe del Papa fue un elemento esencial en el derrumbe del poder comunista. Así que la grandeza evidente en León I y Gregorio I es ciertamente visible también en Juan Pablo II.
Dejamos abierto si el epíteto «magno» prevalecerá o no. Es cierto que el poder y la bondad de Dios se hicieron visibles para todos nosotros en Juan Pablo II. En un momento en que la Iglesia sufre una vez más la aflicción del mal, este es para nosotros un signo de esperanza y confianza.
Querido San Juan Pablo II, ¡ruega por nosotros!
Benedicto XVI
Para celebrar los 100 años del nacimiento de San Juan Pablo II
Se estrenará on line un nuevo e intrigante documental sobre este Papa.Lo dirige el periodista español José María Zavala. Participan figuras clave de la vida del santo, lo que convierte a "Wojtyla": La Investigación" en un documental cautivador y revelador.
“Yo estaba en el Jeep junto con el Santo Padre. Había perdido las tres cuartas partes de su sangre”.
JOSÉ MARÍA ZAVALA
Director, "Wojtyla: La Investigación" “Es una película que aporta documentos, fotografías, filmaciones que nadie ha visto hasta ahora sobre Juan Pablo II. Va a sorprender el documento incluso del plan para envenenarle y acabar con su pontificado”.
José María Zavala no se centra en episodios ya conocidos de la vida de Karol Wojtyla y trabaja para revelar detalles sorprendentes, como su influencia después de su muerte.
JOSÉ MARÍA ZAVALA
Director, "Wojtyla: La Investigación" “La película brinda testimonios inéditos de curaciones y conversiones de personas por la intercesión de Karol Wojtyla hoy día, porque Karol Wojtyla es un gran intercesor para los tiempos de hoy”.
El documental sobre este santo no estaría completo sin mostrar su contundente defensa de la vida.
JOSÉ MARÍA ZAVALA
Director, "Wojtyla: La Investigación" “La película tiene también un mensaje contra el aborto y a favor de la vida. Así fue Juan Pablo II, el Papa de la familia, el Papa de la esperanza”.
Para preparar el centenario, el documental está en la web de European Dreams Factory. Sus productores esperan lanzar una versión en inglés, y estrenarla en cines, en cuanto la pandemia lo permita.