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Los cristianos, perseguidos por el Sanedrín, se desvincularon muy pronto de la Sinagoga. El Cristianismo, desde sus orígenes, fue universal, abierto a los gentiles, y éstos fueron declarados libres de las prescripciones de la Ley mosaica.

  1. Primera expansión
  2. Universalidad del Cristianismo
  3. El concilio de Jerusalén
  4. Los propulsores de la expansión
  5. Fuentes para la expansión

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1. Primera expansión

«No es el discípulo más que el Maestro» (Mt X, 24), había advertido Jesús a los suyos, cuando aún permanecía con ellos en la tierra. El Sanedrín declaró a Jesús reo de muerte por proclamar que Él era el Mesías, el Hijo de Dios. La hostilidad de las autori­dades de Israel, que habían condenado a Cristo, debía dirigirse luego contra los Apóstoles, que anunciaban a Jesucristo Resucitado y confirmaban su predicación con milagros obrados ante todo el pueblo.

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El Sanedrín intentó silenciar a los Apóstoles, pero Pedro respondería al Sumo Sacerdote que «es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres» (Act V, 29). Los Apóstoles fueron azotados, pero ni las amenazas ni la violencia lograron acallarlos, y salieron gozosos «por haber sido hallados dignos de sufrir oprobio» por el nombre de Jesús.

La muerte del diácono San Esteban, lapidado por los judíos, señaló el principio de una gran persecución contra los discípulos de Jesús.

La separación entre Cristianismo y Judaismo se hizo cada vez más profunda y patente. El universalismo cristiano se puso pronto de manifiesto, en contraste con el carácter nacional de la religión judía. A Antioquia de Siria, una de las grandes metrópolis de Oriente, llegaron discípulos de Jesús fugitivos de Jerusalén.

Algunos de ellos eran helenistas, con mentalidad más abierta que la de los judíos palestinos, y comenzaron a anunciar el Evangelio a los gentiles. En la cosmopolita Antioquía, el universalismo de la Iglesia se hizo realidad y allí fue, precisamente, donde los seguidores de Cristo comenzaron a llamarse cristianos.

 

2. Universalidad del Cristianismo

La universalidad de la Redención y de la Iglesia de Jesucristo fue confirmada de modo solemne por una milagrosa acción divina, que tuvo al Apóstol Pedro por protagonista y testigo. A Pedro —como una prueba más de su Primado— le fue reservada la suerte de abrir a los gentiles las puertas de la Iglesia.

Los signos extraordinarios que acompañaron a la conversión en Cesárea del centurión Cornelio y su familia tuvieron para Pedro valor decisivo. «Ahora reconozco —fueron sus palabras— que no hay para Dios acepción de personas, sino que en toda nación el que teme a Dios y practica la justicia es acepto a Él» (Act X, 34-35).

En Jerusalén, la noticia de que Pedro había otorgado el bautismo a gentiles incircuncisos produjo estupor. Fue preciso que el Apóstol relatara puntualmente lo ocurrido para que los judeo-cristianos de la Ciudad Santa mudaran de mente y superasen inveterados prejuicios.

expansion cristianismo

Comenzaban a comprender que la Redención de Cristo era universal y que la Iglesia estaba abierta a todos: «Al oír estas cosas callaron y glorificaron a Dios diciendo: luego Dios ha concedido también a los gentiles la penitencia para la vida» (Act XI, 18).

Pero la definitiva victoria del universalismo cristiano necesitaba todavía superar un último obstáculo. La admisión de los gentiles en la Iglesia había sido una novedad difícil de com­prender para muchos judeo-cristianos, aferrados a sus viejas tradiciones.

Estos cristianos de origen judío consideraban que los conversos gentiles, para poder ser salvos, necesitaban cuando menos circuncidarse y observar las prescripciones de la Ley de Moisés.

Estas pretensiones, que conturbaron vivamente a los cristianos procedentes de la gentilidad, tuvieron sin embargo la virtud de obligar a plantear abiertamente la cuestión de las relaciones entre la Vieja y la Nueva Ley, y sentar de modo inequívoco la independencia de la Iglesia con respecto a la Sinagoga.

 

3. El concilio de Jerusalén

Para tratar de problemas tan fundamentales se reunió en el año 49 el denominado «concilio» de Jerusalén. En la asam­blea, Pablo y Bernabé llevaron la voz de las iglesias de la gentilidad y dieron testimonio de las maravillas que Dios había obrado en ellas.

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El Apóstol Pedro, una vez más, habló con autoridad en defensa de la libertad de los cristianos, en relación con las observancias legales de los judíos.

El «concilio», a propuesta de Santiago, obispo de Jerusalén, acordó no imponer cargas superfluas a los conversos gentiles; bastaría que éstos se atuvieran a unos sencillos preceptos: guardarse de la fornicación y, por respeto a la Vieja Ley, abstenerse de comer carnes no sangradas o sacrificadas a los ídolos (Act XV, 1-33).

De este modo quedó resuelto de forma definitiva el problema de las relaciones entre Cristianismo y Ley mosaica.

Los judeo-cristianos siguieron existiendo todavía durante cierto tiempo en Palestina, pero como un fenómeno minoritario y residual, dentro de una Iglesia cristiana, cada vez más extendida por el mundo gentil.

 

4. Los propulsores de la expansión

Los grandes propulsores de la expansión del Cristianismo fueron los Apóstoles, obedientes al mandato de Cristo de anunciar el Evangelio a todas las naciones. No es fácil —por falta de fuentes históricas— conocer la actividad misional de la mayoría de los Apóstoles. Nos consta que el Apóstol Pedro, al marchar de Palestina, se estableció en Antioquía, donde existía una importante comunidad cristiana.

Es posible que luego residiera algún tiempo en Corinto, pero su destino definitivo sería Roma, capital del Imperio, de cuya Iglesia fue primer obispo. En Roma, Pedro sufrió martirio en la persecución desencadenada por el emperador Nerón (a. 64). El Apóstol Juan, tras una larga permanencia en Palestina, se trasladó a Éfeso, donde vivió muchos años más, circunstancia ésta por la cual las iglesias de Asia le consideraron como su propio Apóstol.

Viejas tradiciones hablan de las actividades apostólicas de Santiago el Mayor en España, del Apóstol Tomás en la India, del Evangelista Marcos en Alejandría, etc.

 

5. Fuentes para la expansión

Las noticias sobre la acción apostólica de San Pablo son sin duda las más abundantes, gracias a las informaciones contenidas en los Hechos de los Apóstoles y en el importante corpus de las Epístolas paulinas. San Pablo fue, por excelencia, el Apóstol de las Gentes, y sus viajes misionales llevaron el Evangelio por Asia Menor y Grecia, donde fundó y dirigió numerosas iglesias.

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Preso en Jerusalén, su largo cautiverio le dio ocasión de dar testimonio de Cristo ante el Sanedrín, los gobernadores romanos y el rey Agripa II.

Conducido a Roma, fue puesto en libertad por el tribunal del César, y es probable que entonces realizara un viaje misional a España, proyectado desde hacía tiempo.

Preso por segunda vez, Pablo sufrió otro juicio, fue condenado y murió mártir en la Urbe imperial.

La obra de los Apóstoles no agota, con todo, el cuadro de la expansión cristiana en el mundo antiguo.

Es indudable que las más de las veces serían hombres humildes y desconocidos —funcionarios, comerciantes, soldados, esclavos— los portadores de las primicias del Evangelio.

Con algunas salvedades, es lícito afirmar que la penetración cristiana fue durante estos siglos un fenómeno que afectó a las poblaciones urbanas mucho más que a las rurales.

Al sonar la hora de la libertad de la Iglesia, en el siglo IV, el Cristianismo había arraigado con fuerza en diversas regiones del Oriente Próximo, como Siria, Asia Menor y Armenia; y en Occidente, en Roma y su comarca y en el África latina.

La presencia del Evangelio fue también considerable en el valle del Nilo y varias regiones de Italia, España y las Galias.

 

Fuente: José Orlandis (Historia de la Iglesia, 2001)

 

 

Expansión del cristianismo

pez.jpg  LOS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO

pez.jpg  PRIMERA EXPANSIÓN

pez.jpg  EL IMPERIO PAGANO Y EL CRISTIANISMO

pez.jpg   LA IGLESIA EN EL IMPERIO ROMANO-CRISTIANO

 

 

Virgen del Rosario

Su fiesta fue instituida por el Papa san Pío V el 7 de Octubre, aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la Batalla naval de Lepanto (1571), atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del rosario. La celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.


Historia del Rosario

Desde el principio de la Iglesia, los cristianos rezan los salmos como lo hacen los judíos. Mas tarde, en muchos de los monasterios se rezan los 150 salmos cada día. Los laicos devotos no podían rezar tanto pero querían según sus posibilidades imitar a los monjes.

Ya en el siglo IX había en Irlanda la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, en vez de los salmos, las Ave Marias. Los misioneros de Irlanda mas tarde propagaron la costumbre en Europa y hubieron varios desarrollos con el tiempo.


Santo Domingo busca las ovejas perdidas

La Madre de Dios, en persona, le enseñó a santo Domingo de Guzmán a rezar el rosario en el año 1208 y le dijo que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.

Domingo de Guzmán era un santo sacerdote español que fue al sur de Francia para convertir a los que se habían apartado de la Iglesia por la herejía albingense. Esta enseña que existen dos dioses, uno del bien y otro del mal. El bueno creó todo lo espiritual.

El malo, todo lo material. Como consecuencia, para los albingenses, todo lo material es malo. El cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es malo. Jesús tuvo un cuerpo, por consiguiente, Jesús no es Dios.

 

Virgen del Rosario

Virgen del Rosario. Murillo.

 

También negaban los sacramentos y la verdad de que María es la Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer al Papa y establecieron sus propias normas y creencias. Durante años los Papas enviaron sacerdotes celosos de la fe, que trataron de convertirlos, pero sin mucho éxito. También habían factores políticos envueltos.

Domingo trabajó por años en medio de estos desventurados. Por medio de su predicación, sus oraciones y sacrificios, logró convertir a unos pocos. Pero, muy a menudo, por temor a ser ridiculizados y a pasar trabajos, los convertidos se daban por vencidos. Domingo dio inicio a una orden religiosa para las mujeres jóvenes convertidas.

Su convento se encontraba en Prouille, junto a una capilla dedicada a la Santísima Virgen. Fue en esta capilla en donde Domingo le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.


La Virgen acude en ayuda de Santo Domingo de Guzmán

La Virgen se le apareció en la capilla. En su mano sostenía un rosario y le enseñó a Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.

Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito por que muchos albingenses volvieron a la fe católica.

Lamentablemente la situación entre albingences y cristianos estaba además vinculada con la política, lo cual hizo que la cosa llegase a la guerra. Simón de Montfort, el dirigente del ejército cristiano y a la vez amigo de Domingo, hizo que éste enseñara a las tropas a rezar el rosario.

Lo rezaron con gran devoción antes de su batalla más importante en Muret. De Montfort consideró que su victoria había sido un verdadero milagro y el resultado del rosario. Como signo de gratitud, De Montfort construyó la primera capilla a Nuestra Señora del Rosario.


Las promesas de la Virgen a los que recen el rosario

Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.

El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario.


Promesas de Nuestra Señora, Reina del Rosario, tomadas de los escritos del Beato Alano:

1. Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.

2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.

3. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate las herejías.

4. El Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.

5. El alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.

6. El que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido a la vida eterna.

7. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.

8. Todos los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.

9. Libraré bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.

10. Los hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.

11. Todo cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.

12. Socorreré en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.

13. He solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte celestial.

14. Los que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.

15. La devoción al Santo rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.

 

 

La fiesta de Nuestra Señora del Rosario

Fue establecida por primera vez por el Papa Pío V en 1573 en acción de gracias a Dios por la derrota de la armada cristiana de la flota turca en Lepanto.

El papa Clemente XI extendió la fiesta a toda la Iglesia en 1716 después de la derrota cristiana de los turcos en Hungría. Se dice que el rosario se desarrolló a través de la práctica cristiana primitiva de recitar los 150 Salmos orados por la Iglesia.

Los que no podían leer reemplazaron los Salmos con 150 Padres Nuestros, usando lo que se conocía como cuentas de paternóster para contar, y finalmente con 150 Ave Marías, también llamada Salterio a Nuestra Señora.

Como anécdotas, tanto la Virgen de Lourdes en su aparición de 1858 pidió a sus aparecidos que rezaran el rosario como la de Fátima en 1917 durante la sexta aparición el 13 de octubre, nuestra Señora les dijo a los niños que quería que se construyera una capilla allí en su honor y que la gente rezara el rosario diariamente.

Ella les dijo a los niños, “Soy la Señora del Rosario”. Gran parte de los papas del siglo XX fueron muy devotos de esta advocación, San Juan Pablo II manifestó en 1978 que el rosario era su oración preferida.

La iglesia católica ha consagrado el mes de octubre al rosario desde 1887.

 

+ info -

https://www.primeroscristianos.com/historia-del-rosario/

 

ver en Wikipedia

 

 

 

San Jerónimo, nacido alrededor del 347, "puso en el centro de su vida la Biblia: la tradujo en lengua latina, la comentó en sus obras y sobre todo se comprometió a vivirla concretamente en su existencia terrena"

 

Primera intervención de Benedicto XVI

“Dios habla a cada uno en la Sagrada Escritura”


San Jerónimo nos enseña a «amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura».

CIUDAD DEL VATICANO, 7 NOV 2007 (VIS).-

San Jerónimo

Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general de los miércoles a San Jerónimo. La audiencia se celebró en la Plaza de San Pedro y contó con la presencia de 40.000 personas.

San Jerónimo, nacido alrededor del 347, "puso en el centro de su vida la Biblia: la tradujo en lengua latina, la comentó en sus obras y sobre todo se comprometió a vivirla concretamente en su existencia terrena", explicó el Papa.

Este Padre de la Iglesia, de familia cristiana, "recibió en Roma una esmerada formación (...) y una  vez bautizado (...) se orientó hacia la vida ascética (...) y partió para Oriente, viviendo como eremita en el desierto. Perfeccionó el griego, (...) estudió el hebreo y transcribió códices y obras patrísticas" y "la meditación, la soledad y el contacto con la Palabra de Dios hicieron madurar su sensibilidadcristiana".

De vuelta a Roma, el Papa Dámaso lo tomó como secretario y consejero. Muerto el pontífice, Jerónimo peregrinó a Tierra Santa y Egipto y se asentó en Belén, donde permaneció hasta su muerte (419/420) "desarrollando siempre una intensa actividad".

En Belén, San Jerónimo "comentó la Palabra de Dios, defendió la fe oponiéndose con vigor a diversas herejías; exhortó a los monjes a la perfección; enseñó la cultura clásica y cristiana a sus jóvenes alumnos y acogió con solicitud pastoral a los peregrinos que visitaban la Tierra Santa".

"Su preparación literaria y su vasta erudición -dijo el Santo Padre- le permitieron la revisión y traducción de muchos textos bíblicos: una tarea preciosa para la Iglesia latina y para la cultura occidental".

Recordando que la gran aportación del santo es "la llamada Vulgata: el texto oficial de la Iglesia latina, reconocido como tal en el Concilio de Trento", el Papa comentó los criterios elegidos por Jerónimo para la traducción, como el de "respetar incluso el orden de las palabras en las Sagradas Escrituras", porque en ellas hasta ese orden, como escribe Jerónimo, "es un misterio", es decir, "una revelación".

Jerónimo reafirma también "la necesidad de recurrir a los textos originales: (...) el griego para el Nuevo Pacto" y "el hebreo" para el Antiguo Testamento. "Así -explica el santo- todo lo que surge de la fuente lo podemos encontrar en los arroyos".

Para él además, observó el Santo Padre, los comentarios de los textos "deben ofrecer diversas opiniones para que "el lector, (...) después de haber leído las diversas explicaciones, (...) juzgue cual es la más fiable".

El autor de la Vulgata "confutó con energía y vivacidad a los herejes que contestaban la tradición y la fe de la Iglesia" y "demostró la importancia y la validez de la literatura cristiana, digna de confrontarse con la clásica, transformada en una verdadera cultura cristiana".

"De Jerónimo debemos aprender a amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura  porque ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo", dijo el Papa. Por eso, es importante "vivir en contacto y en diálogo vivo" con ella.

"Este diálogo -explicó- debe tener dos dimensiones. Por una parte, debe ser un diálogo realmente personal (...) porque Dios tiene un mensaje para cada uno de nosotros.   Debemos leer las Escrituras no como palabras del pasado sino como palabra de Dios que habla también conmigo y tratar de entender qué me dice el Señor".

Ahora bien, "para no caer en el individualismo debemos tener presente que la Palabra de Dios se nos da para construir comunión para unirnos en esta verdad, en este camino. (...) La Palabra de Dios, aunque sea siempre personal, es siempre una palabra que construye (...) Iglesia. Por eso, debemos leerla siempre en comunión con la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la escucha de la Palabra de Dios es la liturgia".

"La palabra de Dios trasciende el tiempo -concluyó el pontífice-. Las opiniones humanas van y vienen. (...) La Palabra de Dios es palabra de vida eterna. Lleva en sí la eternidad, lo que es válido para siempre".

Ver texto completo

Ver obras de San Jerónimo

 

Las cinco razones por las que la Sagrada Familia es una visita ineludible

Razones arquitectónicas, religiosas, culturales y artísticas

 

Es bien conocida la frase con la que Gaudí pronosticó el interés internacional que despierta la Sagrada Familia: «Vendrá gente de todo el mundo a ver lo que estamos haciendo». Más de un siglo después, los datos así lo confirman: en los últimos años, más de cuatro millones de personas visitan el templo cada año (y unos veinte millones se acercan para contemplarla desde el exterior) y, tal y como dijo el arquitecto, vienen de todas partes del mundo.

 

Estos datos han posicionado a la Sagrada Familia como el monumento más visitado de España durante el 2019, según el listado elaborado por la plataforma de viajes Tripadvisor, y el sexto de todo el mundo, ranking encabezado por el Coliseo de Roma, el Museo del Louvre (París) y los Museos Vaticanos.

Los motivos para visitar la Basílica y conocer todos los detalles de su construcción, así como la evolución de las obras, ya en la recta final, pueden ser tan variados como las personas que quieren conocerla. No obstante, hay razones comunes que se han mantenido invariables a lo largo del tiempo y que son las que han hecho de este templo una visita ineludible.

 

Sagrada Familia

 

Aprovechando que, tras el cierre obligado por la pandemia de la COVID-19, la Sagrada Familia vuelve a abrir sus puertas al público (aunque con restricciones por motivos de seguridad), repasamos los cinco motivos principales que hacen de la Basílica una parada obligatoria.

 

1. Es un icono de la arquitectura

La Sagrada Familia es la muestra de arquitectura más contundente a la hora de representar un momento muy concreto y convulso: el cambio del siglo XIX al XX, cuando, de repente, todo cambió en el mundo occidental y en Barcelona. Llegaron la industrialización y los inventos modernos, nació la clase obrera y aparecieron los conflictos, que desencadenaron transformaciones sociales.

En este contexto, Gaudí crea una arquitectura expresiva fruto de aquellos momentos y que se proyecta decididamente hacia el futuro. Nace el modernismo, pero va más allá de este movimiento y de las cuestiones formales u ornamentales vinculadas a él.

 

 

Por eso, el reconocimiento de este icono, tímido al principio, fue en aumento desde la década de los cincuenta del siglo pasado, extendiéndose por todo el mundo hasta que, a día de hoy, la Basílica está consolidada como un modelo ejemplar de la arquitectura en mayúsculas, de cómo las diferentes ramas técnicas, artísticas y de cálculo que la conforman se ponen al servicio del uso y el propósito del edificio que, en este caso, es la difusión del mensaje cristiano.

 

2. Es el único gran Templo en el mundo que todavía está en construcción.

El tiempo de construcción de las catedrales ha acostumbrado a ser largo, y, en algunos casos, realmente muy largo: la catedral de Colonia (Alemania) tardó 632 años en estar acabada; la catedral de Milán, 577 años, y la Abadía de Westminster (Londres), tardó exactamente 500 años en construirse.

También hay otros tres edificios no religiosos que han tardado bastante en construirse, como la Alhambra de Granada, que se calcula que tardó 600 años, o el monumento megalítico Stonehenge (Inglaterra), que se cree que podría haber tardado 1.600 años. En cualquier caso, el tiempo de las catedrales se inició en el siglo XII y, como una fiebre constructora, fue el motor que impulsó el crecimiento de las ciudades medievales durante unos tres siglos.

El fenómeno, no obstante, se prolongó en el tiempo, y muchas otras ciudades se añadieron más tarde a esta oleada. Se sucedieron los estilos, desde el románico hasta el neogótico, y podríamos decir que, a lo sumo, el tiempo de las catedrales llegó hasta el siglo XIX, pese a la existencia de algún caso aislado en alguna ciudad que no vio la suya terminada hasta el siglo XX, como Barcelona.

 

 

 

Es por eso que la Sagrada Familia, iniciada a finales del siglo XIX, es decir, hacia el final de esta etapa, y continuada durante todo el siglo XX, es sin duda un caso excepcional.

Cada catedral tiene su historia y sus motivos para provocar el alargamiento de las obras, generalmente la escasez de fondos o donativos, pero en el caso de nuestro templo podemos decir que, pese a seguir diferentes ritmos, las obras siempre han tenido continuidad.

Tan solo se cerraron en el período de 1936-1939, es decir, durante la guerra civil española, y ahora también, por segunda vez en más de un siglo, a causa de la pandemia de la COVID-19.

 

3. Es la obra magna de un genio.

A pesar de que cuando Gaudí murió todo el mundo salió a la calle a despedirlo, su obra tenía poco reconocimiento desde el punto de vista del arte y la arquitectura en aquel momento.

Han tenido que pasar años para que recibiese el trato que realmente se merecía. Su obra se ha declarado íntegramente Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: el listado comenzó en 1994, y en el 2005 se incluyeron la fachada del Nacimiento y la cripta de la Sagrada Familia.

 

 

Y es que Gaudí había integrado en esta obra todas las artes que forman parte de la arquitectura, desde la mecánica estructural hasta el más pequeño detalle, ya fuera funcional o simbólico.

Además, la Sagrada Familia, al ser la obra que más tiempo le ocupó a su autor (prácticamente la totalidad de su vida profesional como arquitecto), aglutina muchas de las genialidades que Gaudí ya había ido descubriendo en otros proyectos.

 

4. Es una obra en la que la tradición y la innovación se combinan a la perfección.

Esta dualidad es así desde la época de Gaudí y es la que explica, por ejemplo, que las torres centrales del templo, todo un reto constructivo, puedan estar finalizadas en menos de cinco años de trabajo, pero que la piedra que se utiliza para hacerlas tenga el toque artesanal y centenario de los picapedreros.

 

sagrada familia

 

La vertiente tecnológica de la Sagrada Familia incluye la utilización de elementos como el acero dúplex, un acero inoxidable que tiene más resistencia mecánica o a la corrosión, o técnicas como la del corte mecánico de la piedra, pero va más allá de la obra e incluye también la seguridad y la gestión simultánea de la obra y el turismo.

Todo eso convive al mismo tiempo con un trabajo de artesanos difícil de ver en otro lugar que no sea este. En algunos casos, de hecho, son los últimos artesanos que quedan de técnicas que esperamos que tengan continuidad al finalizar las obras: desde el ya mencionado trabajo artesanal de dar textura la piedra o el trencadís de colores, hasta el trabajo con la forja al fuego vivo, pasando por las vidrieras emplomadas al estilo de las catedrales góticas.

 

 

 

 

5. Un espacio interior lleno de espiritualidad.

Hasta el año 2010, la Sagrada Familia atraía a los visitantes por sus exuberantes fachadas. La arquitectura hecha escultura hablaba a los observadores, y de boca en boca pasaba el mensaje de que era hecha con piedras llenas de vida y contenido.

No obstante, en el 2010, se celebró la ceremonia de dedicación del templo como Basílica y, desde ese momento, este abrió su interior a los feligreses, peregrinos y visitantes, que se encuentran con un espacio del que pocos salen sin quedar conmocionados.

El bosque de columnas de troncos y ramas inclinadas que sostienen unas bóvedas perforadas para dejar pasar la luz como lo hace el follaje de los árboles de un bosque real, su gran altura, sus proporciones, y el magnífico juego de luces cambiantes que proporcionan las vidrieras de colores, definen algo más que una construcción única: definen un espacio lleno de espiritualidad que realmente embelesa y cautiva a cualquier visitante.

 

 

+ info -

Así quedará la Sagrada Familia de Barcelona en el 2026

 

 

blog.sagradafamilia.org

 

 

 

 

El Apologeticum inaugura la literatura cristiana en lengua latina

Escrito por Tertuliano en el año 197. Aunque de hecho se discuta sobre la existencia de versiones latinas parciales de la Biblia anteriores a Tertuliano, tal vez de origen judaico, ello no parece probable; mientras que para las numerosas citas bíblicas presentes enlos escritos tertulianos la hipótesis más verosímil es que se trate de traducciones extemporáneas de la de los Setenta del proprio Tertuliano, que había compuesto obras también en griego.

La obra de Tertuliano presenta algunos problemas relativos precisamente a la posibilidad de que se trate verdaderamente de la primera obra escrita en latín por un cristiano. El más debatido es su estrecha relación literaria con el Octavius de Minucio Felix, indudable pero tal que no se puede concluir cuál de las dos obras es precedente y por lo tanto fuente de la otra.

Otra cuestión se refiere a la relación del Apologeticum con la obra tertuliana Ad nationes, también del 197, que podría representar su primer esbozo. 

Del Apologeticum se discute también la posibilidad de que hayan circulado del texto dos redacciones: de estas la segunda (llamada fuldense) estaría probada por un manuscrito procedente del monasterio alemán de Fulda —perdido, pero sus variantes a finales del siglo XVI fueron transcritas por un filólogo y por lo tanto publicadas por otros algún año después— y por un fragmento de otro códice suizo.

La hipótesis, fundada en un material más bien escaso, se refuerza en cambio por un hecho. Para su Adversus Marcionem Tertuliano certifica la existencia de tres ediciones: tras la primera redacción preparó una segunda más amplia, que le fue sustraída —antes de la difusión de un número suficiente de copias— por un cristiano después apóstata que se sirvió de ello sin escrúpulo alguno, haciendo así necesaria una tercera edición con adiciones que permitieran distinguirla como auténtica.

Para reforzar la hipótesis de dos ediciones del Apologeticum existe además la propia praxis editorial antigua. Esta comprendía el dictado de la obra a taquígrafos, su transcripción por copistas y de ahí la copia definitiva encomendada a calígrafos (las copias naturalmente eran más de una), con revisiones del autor, quien podía sucesivamente modificar la obra y hacer así que circularamás de una edición.

 

 

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Tertuliano - una de las grandes personalidades de la Iglesia antigua

 

ver en wikipedia

 

 

Armenia es citada en el Antiguo Testamento con el nombre de Reino de Ararat

 

Armenia está ubicada en Oriente Próximo, entre el mar Caspio y el mar Negro, y sobre todo en ese pequeño cinturón que a lo largo de muchos siglos ha servido de nexo entre las culturas de Oriente y Occidente. Es uno de los países de mayor interés turístico de la zona, gracias a su legado cultural y una larga tradición religiosa.

 

En la actualidad, el 95% de sus habitantes pertenece a la religión cristiana, aunque esto no quiere decir que sea exactamente el mismo cristianismo apostólico y romano que conocemos en nuestros días.

O para decirlo de otra manera, Armenia tiene su propia religión, la Iglesia apostólica armenia, fundada en el siglo I d. C. y que más tarde, en el año 301, se convirtió en la primera religión de Estado de la que se tiene noticia.

 

armenia

 

 

Breve historia de la Iglesia en Armenia

Tierra bíblica, Armenia es citada en el Antiguo Testamento con el nombre de Reino de Urartu (Ararat). En las faldas de sus montañas Noé habría cultivado la viña y se habría embriagado bebiendo su vino. Y gracias a la traducción armenia de un evangelio apócrifo sabemos los nombres de los Tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Si bien la tradición refiere que los apóstoles Bartolomé y Judas Tadeo fueron sus evangelizadores, es probable que haya sido obra de los misioneros de Siria y Capadocia.

De cualquier forma, fue tan fuerte que  en el 301, gracias al apostolado de san Gregorio el Iluminador, Armenia se convierte  en la primera nación que abraza el cristianismo y lo proclama religión de estado (antes incluso del Edicto de Milán (313) por el cual el Imperio Romano toleraba el cristianismo y del Edicto de Teodosio  con el cual en el 380 el Imperio reconocía al cristianismo como religión de estado.

Agregada inicialmente a la Iglesia metropolitana de Cesarea de Capadocia, en territorio romano, la Iglesia armenia se proclamó autónoma  al principio del siglo V bajo la jurisdicción de un patriarca que tomó el nombre de Catholicós, título atribuido en sus orígenes al jefe de una comunidad cristiana fuera de los confines del imperio romano –bizantino, es decir, fuera de la jursidicción de los patriarcas.

Actualmente conservan ese título los jefes de las Iglesias armenia, nestoriana y georgiana. A partir del siglo IV se consolidan las instituciones eclesiásticas armenias y toma forma la liturgia, fuertemente influenciada por el antiguo rito de Jerusalén.

Al mismo tiempo nace el alfabeto armenio que la tradición atribuye al monje Mesrop (360-440) lo cual hace posible traducir en la lengua nacional los textos litúrgicos escritos hasta entonces solo en griego y en sirio.La Iglesia armenia se separa de la católica tras el Concilio de Calcedonia (451) que estableció la doble naturaleza,  humana y divina, de Cristo.
La adhesión al monofisismo (una sola naturaleza de Cristo) de la Iglesia armenia fue confirmada en dos concilios nacionales sucesivos celebrados en 506 y en 551.La edad de oro de su arquitectura religiosa  abarca los siglos VI y VII, cuando nace una multitud de monasterios en sus montañas y se crean grandes centros religiosos y culturales.

Un ejemplo del gusto religioso armenio que ha llegado hasta nuestros días son las grandes cruces de piedra (Khatch’kar) formadas por una gran estela de piedra o piedra caliza que tienen en el centro una enorme cruz con diversas y ricas decoraciones.En el siglo XI comienza la apertura hacia Roma.

armenia Katchar
El Catholicós Gregorio II peregrina a Roma para honrar las reliquias de los apóstoles Pedro y Pablo y en los años sucesivos diversos catholicós reconocerán al Pontífice como Sucesor de Pedro. A partir de 1205 varios recibirán el Palio en Roma. En el siglo XIV llegan a Armenia misioneros franciscanos y dominicos que fundan centros religiosos, pero problemas con las jerarquías locales, llevan a una fractura en 1441, año también en que la jerarquía armenia se desdobla en dos sedes, la de Sis y la de Etchmiadzin.
En el siglo XVIII hay un despertar religioso y cultural gracias al sacerdote Mekhit’ar que, convertido al catolicismo, funda una congregación en Constatinopla pero es perseguido y se refugia en la isla de San Lázaro en Venecia.
En 1740 un sínodo de obispos armenios reunidos en Roma elige al primer patriarca católico de rito armenio que se establece provisionalmente en Kraim (Líbano)  y en 1742 se instituye una nueva sede del Patriarcado armenio católico en Bzommar (Líbano). Trasladada a Constantinopla en 1866 regresa de nuevo a Bzommar, donde se encuentra todavía, en la segunda década del siglo XX.
El patriarca católico es actualmente Su Beatitud Grégoire Pierre XX Ghabroyan y su jurisdicción se  extiende a todos los armenios católicos de Oriente y de la diáspora.La Iglesia Armenia es independiente y autocéfala, se define apostólica ya que remonta sus orígenes a los apóstoles Tadeo y Bartolomé.
Si bien mantenga buenas relaciones en espíritu ecuménico con las Iglesias ortodoxas, católicas y protestantes, tiene una cabeza propia, el Catholicós, completamente independiente de las jerarquías eclesiásticas de las otras confesiones y, como explicamos más arriba, tiene su origen en el cisma del Concilio Ecuménico del 451.
Asimismo, se define tanto ortodoxa como católica, ya que considera que es expresión, sea de la verdadera fe cristiana, que  de la universalidad de la Iglesia. En diciembre de 1996 san Juan Pablo II y Su Santidad el Catholicós de todos los Armenios Karekin II firmaron una declaración conjunta en la que se afirmaba el origen común de la Iglesia armenia y de la Iglesia católica romana.

 

La Iglesia armenia como elemento aglutinador nacional

El hecho de que haya sido declarada religión oficial desde el año 301 nos da una idea de lo que este culto ha significado para los armenios a lo largo de los siglos en lo referente a las tradiciones y la identidad nacional.

Aunque en el país también conviven minorías de cristianos ortodoxos rusos, católicos, musulmanes y animistas, la religión armenia sigue siendo la más importante a la hora de transmitir valores nacionales y costumbres, sobre todo en épocas en que el país se ha visto amenazado por guerras o invasiones.

Se calcula que en la actualidad cuenta con unos 6 millones de fieles, no solo dentro de Armenia, sino también en países como  Estados Unidos, Francia, Canadá, Rusia, Siria, Grecia, Líbano, Israel y Argentina.

Aunque la constitución de 1995 reconoce la libertad de culto, a la vez subraya el papel especial que tiene la Iglesia armenia en labores como la vida espiritual de sus fieles, la difusión de la vida cultural y la preservación de la identidad nacional.

 

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La antigua capital de Armenia, Patrimonio de la Humanidad

 

fuente- vatican.va

 

La festividad que sigue a Yom Kipur es la Fiesta de las Cabañas (Sucot)

 

Este mes de septiembre, que coincide con el mes judío de Tishri, Jerusalén es testigo de las celebraciones religiosas más sagradas para los judíos. Estas fiestas están relacionadas con el arrepentimiento y la renovación.

 

 

 

P. DAVID NEUHAUS, SJ
Profesor de Ciencias Religiosas
"Los judíos rezan para ser limpiados de sus pecados al comienzo del nuevo año, y celebran una gran fiesta para que Dios bendiga este año. El saludo de esta fiesta es "feliz año" o “dulce año", razón por la cual muchos judíos comen manzanas con miel."

Según la tradición hebrea, en el día de Rosh Hashanah Dios comenzó a crear el mundo.

 

P. DAVID NEUHAUS, SJ
Profesor de Ciencias Religiosas
"Los judíos consideran que acaba de comenzar el año 5.782 según su propio calendario. Rosh Hashaná es una hermosa tradición, porque recuerda el día de la creación del mundo."

Una de las tradiciones de esta fiesta es tocar el shofar.

 

P. DAVID NEUHAUS, SJ
Profesor de Ciencias Religiosas
"En el sexto capítulo del libro de Oseas se nos habla del sonido de la trompeta cuando los judíos rodearon Jericó. La trompeta simboliza la guerra, y aquí hay una guerra espiritual: una lucha interior por la victoria sobre el pecado."

No es casualidad que el shofar esté hecho de cuerno de carnero: simboliza el chivo expiatorio que Dios preparó para Abraham cuando obedeció el mandato del Señor y estaba a punto de inmolar a su hijo Isaac. Según la tradición judía, el sacrificio de Isaac ocurrió en el Año Nuevo judío.

 

P. DAVID NEUHAUS, SJ
Profesor de Ciencias Religiosas
"Abraham es un símbolo tanto para nosotros cristianos como para judíos del hombre de fe, y leer la historia de Abraham fortalece el deseo de ser creyentes como él y en una relación cercana con Dios."

Una de las tradiciones de la fiesta y los ritos del arrepentimiento es lanzar al agua trozos de pan como símbolo de deshacerse de los pecados.

 

P. DAVID NEUHAUS, SJ
Profesor de Ciencias Religiosas
"Como los judíos, los cristianos en el bautismo entran en el agua para ser lavados de los pecados y regresan puros."

Según la tradición judía, el Año Nuevo judío es el "día del juicio", en el que se juzga a una persona por el año que acaba de terminar.

 

P. DAVID NEUHAUS, SJ
Profesor de Ciencias Religiosas
"En el día de Año Nuevo, el juicio de cada ser humano, es decir, el juicio sobre el año que acaba de pasar, se registra en el Libro de la Vida o en el Libro de la Muerte, pero es solo en el Día de Yom Kippur que Dios firma su sentencia."

Por lo tanto, Yom Kipur es la culminación de este período, que comienza con el Año Nuevo, durante el cual se pide perdón mediante ayunos y oraciones intensas.

 

P. DAVID NEUHAUS, SJ
Profesor de Ciencias Religiosas
"Según la tradición, Dios puede cambiar su propia sentencia. Si está registrado en el Libro de la Muerte es posible que cambie, a través del ayuno y la oración y, por supuesto, a través de buenas obras."

El ayuno comienza antes de la puesta del sol del noveno día de Tishri, hasta la puesta del sol del día siguiente, es decir, unas veinticinco horas, durante las cuales los judíos se abstienen de comer, beber, tener relaciones sexuales y usar zapatos de cuero. Se visten de blanco porque este color recuerda los sudarios de los muertos, como recordatorio de que la vida en este mundo es temporal. Según otra tradición, el color blanco representa el deseo de imitar la pureza de los ángeles. En este día, los canales de radio y televisión dejan de transmitir sus programas durante 30 horas y el tráfico en las calles se detiene por completo.

La festividad que sigue a Yom Kipur es la Fiesta de las Cabañas (Sucot), que tendrá lugar la semana siguiente.

 

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https://www.primeroscristianos.com/sentido-cristiano-de-sukkot-fiesta-de-las-tiendas/

 

 

cmc-terrasanta

 

 

Al noreste de Damasco, el pueblo de Maalula (Siria), cuyos habitantes hablan arameo, la lengua de Jesús, va a recibir de nuevo a peregrinos después de varios años de guerra. Un acontecimiento que se siente como un renacimiento

 

A varias decenas de kilómetros de Damasco, en Siria, el pueblo montañoso de Malula es un pequeño paraíso. Repleto de iglesias y monasterios, alberga también numerosas cuevas trogloditas, célebres refugios de los primeros cristianos. Sin embargo, lo que hace de Malula un lugar excepcional es, sobre todo, que sus habitantes hablan, aún hoy en día, el arameo, la lengua de Cristo.

Abandonado tras los violentos ataques yihadistas desde 2013 —que dañaron, saquearon y quemaron múltiples casas e iglesias—, el pueblo vio cómo huían sus habitantes para buscar refugio en Damasco o en otras regiones del país.

Un año más tarde, el pueblo pudo ser recuperado por las fuerzas armadas de Damasco y, a partir de abril de 2014, la asociación SOS Cristianos de Oriente pudo enviar voluntarios para ayudar en la reconstrucción. En la actualidad, los trabajos no han terminado del todo, pero los habitantes están encantados de poder recibir de nuevo a los peregrinos este verano. Esperan terminar las restauraciones antes del 15 de agosto para la fiesta de la Asunción.

 

Maalula - Un pueblo que ha conocido a los cristianos desde los primeros siglos

Antes de la guerra, la escarpada aldea estaba repleta de miles de fieles y turistas que venían a visitar varios monumentos emblemáticos. En particular el monasterio greco-ortodoxo de Mar-Takla, construido en torno a la tumba de santa Tecla, discípula de san Pablo e hija de una rica familia pagana de Turquía.

Fue en las cuevas trogloditas donde la joven discípula terminaría su vida después de huir de su familia. La leyenda cuenta que la montaña se agrietó para ofrecerle cobijo. Más lejos, se divisa el monasterio dedicado a los santos Sergio y Baco, oficiales romanos del siglo IV muertos en martirio.

Con el regreso de los peregrinos, los habitantes, por desgracia de un número más reducido que antes de la guerra, esperan devolver a Malula a su esplendor de antaño. Pero también, y sobre todo, devolverle su espiritualidad milenaria para que perdure para siempre la llama de los primeros cristianos.

 

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Siria: Cómo el pueblo cristiano de Malula vuelve a la vida

 

 

Juan Pablo I

“No podemos decir de amar a Dios si no amamos a los pobres”

26 de agosto de 1978, después de un cónclave relámpago, era elegido Papa Juan Pablo I. La actualidad de su magisterio se mantiene en los tiempos del papa Francisco.

 

“¿Quieres ser afable, misericordioso con los pobres, con todos los necesitados?”. Esta era una de las preguntas que el 28 de diciembre de 1958, el día de su consagración episcopal en San Pedro, Albino Luciani, escuchó. “Lo quiero”, respondió con voz humilde. Y el amor por los pobres caracterizó el episcopado a Vittorio Veneto, en Venecia y en la Ciudad Eterna.

Esto se entiende leyendo de nuevo algunas homilías y discursos de este pastor véneto, que como Obispo de Roma, electo la noche de hace treinta y seis años, estuvo cercano al modelo de Papa párroco encarnado por Pío X.

Luciani, cura lejano del virus de quienes quieren hacer carrera eclesiástica, convertido en obispo por decisión de Roncalli, no era uno que “se creía algo”, por usar una expresión del Papa Francisco. Decía de sí mismo: “Algunos obispos se parecen a Aquiles, que descienden con documentos magistrales de alto nivel; yo pertenezco a la categoría de los pobres que chirrían desde la última rama del árbol”. 

Hijo de un emigrante socialista, en el mensaje que le escribió su padre desde Francia dándole su consentimiento para entrar en el seminario, se leía: “Espero que cuanto seas sacerdote, estés de la parte de los pobres, porque Cristo estaba de su parte”. No tuvo que hacer un gran trabajo para poner en práctica aquellas palabras.

“Hermanos míos”, dijo como patriarca de Venecia en 1974, “no podemos decir de amar a Cristo, si no compartimos esta pasión por la gente pobre”. En la ciudad de las lagunas su episcopado había sido identificado por dos líneas de trabajo: el conocimiento y la cercanía a los más pobres –tanto material como espiritualmente-- y la atención al mundo del trabajo.

Quedó sorprendido al ver cuantas personas se concentraban en la sala de espera del patriarcado: necesitados, desempleados, alcohólicos. No encontraron nunca cerrada su puerta. Y él vendió su anillo y algunos muebles de oro para donar las ganancias a los pobres, invitando a los párrocos a hacer lo mismo.

No había tenido una especial simpatía por el comunismo ni por el clero que para aparentar leía el Evangelio con las gafas deformadas de la ideología. Pero llamó a la comunidad cristiana a trabajar desde el primer encuentro con el Consejo pastoral diocesano:

“Es cierto que sobre todo, los trabajadores, deben autónomamente resolver sus propios problemas, pero también es cierto que toda la comunidad cristiana a la que pertenecen los trabajadores debe estarles cerca.

Porque los trabajadores sufren, cuando los hermanos católicos se niegan a reconocer que el capitalismo tiene mucha culpa y con mucha ligereza llaman “comunista” a cualquier trabajador que lucha con energía por el reconocimiento de sus derechos”.

 

Sabía bien que cualquier cambio de la sociedad nace del cambio del corazón del hombre:

“No pretendo negar a los marxistas –o al menos a muchos de ellos-- una sincera sed de paz y justicia. El problema viene desde más lejos. La estructura más profunda no está entre ricos y pobres, entre dominadores y dominados: está en el corazón del hombre inclinado a poseer siempre más. Es necesario, por tanto, preocuparse por encima de todo del corazón”.

 

Pero esto no significaba limpiar la conciencia de los cristianos de salón o de los conformistas, al contrario:

“Existe el peligro –precisaba-- que nosotros cristianos nos acontentemos con tener la explicación más justa del fenómeno de la discordia, violencia, guerra y nos paremos aquí. Los marxistas se equivocan olvidando las causas profundas e internas de los problemas sociales, pero tienen el mérito de trabajar y trabajar mucho por la causa.

Nosotros corremos el riesgo contrario: tenemos la explicación justa, pero confundimos explicación con solución y nos quedamos de brazos cruzados”. 

 

En la Navidad de 1976, en un periodo en el que las fábricas del polo industrial de Marghera eran ocupadas, dijo palabras que fotografiaron perfectamente la realidad actual:

“Exhibir el lujo, malgastar el dinero, rechazar invertirlo para esconderlo en el extranjero, no constituye solo insensibilidad y egoísmo: puede convertirse en provocación y espesar sobre nuestras cabezas lo que Pablo VI llama “la cólera de los pobres de consecuencias impredecibles”.

 

En su única salida del Vaticano, durante los 33 días de su brevísimo pontificado, mientras llegaba a San Juan en Laterán para tomar posesión de su cátedra episcopal, recibió el saludo de la administración de la capital y del alcalde comunista Giulio Carlo Argan. Durante el breve saludo con el primer edil de Roma, dijo que sus palabras le habían recordado una oración de su madre cuando era niño:

“Los pecados, que gritan venganza a la presencia de Dios, son oprimir a los pobres, defraudar la justa recompensa a los obreros”. Pecados graves porque, dicho con el Catequismo de San Pío X, son “directamente contrarios al bien de la humanidad y odiosísimos, tanto que provocan, más que cualquier otro, el castigo de Dios”.

Y añadió: “Roma será una verdadera comunidad cristiana si Dios será honrado no solo con la afluencia de los fieles a las iglesias, no solo con la vida privada vivida con moderación, sino con amor a los pobres”.

 

Y en la última audiencia general, dos días antes de su muerte, volvió a citar las palabras de la 'Populorum progressio' de Papa Montini:

“Los pueblos del hambre cuestionan hoy de manera dramática a los pueblos de la opulencia. La Iglesia se estremece ante este grito de angustia y llama a cada uno a responder con amor al propio hermano... A este punto a la caridad se añade la justicia, porque –dice Pablo VI-- “la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. Ninguno está autorizado a reservar a su uso exclusivo lo que supera sus necesidades, cuando a los demás les hace falta lo necesario”. En consecuencia, “cada extenuante carrera hacia el armamento se transforma en escándalo”.

 

 

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https://www.primeroscristianos.com/juan-pablo-i-la-verdad-muerte-40-anos-despues/

 

Andrea Tornielli http://vaticaninsider.lastampa.it/

El camino de Emaus

La resurrección de Cristo, realizada en las primeras horas del domingo, es un hecho que los Evangelios afirman de modo claro y rotundo. Junto a la presentación de los primeros testimonios del sepulcro vacío -las santas mujeres, los apóstoles Pedro y Juan-, narran diversas apariciones de Jesús resucitado. Entre todas, la de los discípulos de Emaús, descrita con detalles conmovedores por san Lucas.

Conocemos bien el principio del relato: “ese mismo día, dos de ellos se dirigían a una aldea llamada Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta estadios. Iban conversando entre sí de todo lo que había acontecido. Y mientras comentaban y discutían, el propio Jesús se acercó y se puso a caminar con ellos, aunque sus ojos eran incapaces de reconocerle” (Lc 24, 13-16).

Por los detalles que aporta san Lucas, podría parecer sencillo localizar la aldea a la que se dirigían Cleofás y el otro discípulo. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con muchos lugares de Tierra Santa, el transcurrir de los siglos y los acontecimientos de la historia no han sido indiferentes, de forma que hoy en día cabe identificar varios sitios con la Emaús evangélica.

Algunos merecen mayor credibilidad, no solo porque gozan del consenso de los estudiosos, sino también porque actualmente son meta de peregrinación.

 

“Emaús”: al oeste de Jerusalén

El primero corresponde con una ciudad al oeste de Jerusalén que aparece con el nombre de Emaús en el Antiguo Testamento: en el año 165 antes de Cristo, el ejército seléucida de Nicanor y Gorgias, acampado en las proximidades, sufrió una importante derrota a manos de la rebelión judía liderada por Judas Macabeo (cfr. 1 Mac 3, 38 -4, 25). También se construyó allí una fortaleza por la misma época (cfr. 1 Mac 9, 50), de la que todavía quedan algunos restos.

 

 

Su situación estratégica -en el camino entre la ciudad portuaria de Jaffa y Jerusalén, donde termina la llanura y comienzan las montañas centrales de Palestina- hizo que los romanos la convirtieran en un importante núcleo administrativo a mediados del siglo primero antes de Cristo. Sin embargo, como represalia por un ataque a una de sus cohortes, fue incendiada y arrasada en el siglo IV a. C.

La ciudad debía estar reconstruida hacia los años 66-67 de nuestra era, porque los historiadores Flavio Josefo y Plinio la enumeran entre las capitales de distrito, y Vespasiano la conquistó en su campaña para someter el levantamiento de los judíos. Pasó entonces a llamarse Nicópolis, “ciudad de la victoria”, nombre que quedó confirmado cuando recibió el título de ciudad romana, en el año 223.

Los testimonios más antiguos que identifican Emaús-Nicópolis con el sitio evangélico se remontan al siglo III: Eusebio de Cesarea, en el Onomasticon, un elenco de lugares bíblicos elaborado hacia el 295, sostiene que “Emaús, de donde era Cleofás, el que es mencionado en el Evangelio de Lucas, es hoy en día Nicópolis, una ciudad relevante de Palestina”; y san Jerónimo, además de confirmar esta tesis al traducir el libro de Eusebio al latín, nos ha transmitido que peregrinó en el año 386 a “Nicópolis, que se llamaba antes Emaús, en la que el Señor, reconocido a la fracción del pan, consagró en iglesia la casa de Cleofás” (San Jerónimo, Epistola CVIII. Epitaphium Sanctae Paulae, 8.).

Emaus Nicopolis

Basílica en la antigua Nicópolis.

 

Durante la época bizantina, entre los siglos IV y VII, Emaús-Nicópolis contaría con una nutrida población cristiana, pues fue sede episcopal. En el año 638, los árabes invadieron Palestina y conquistaron la ciudad, que pasó a llamarse Ammwas. Aunque hay noticias de que sus habitantes fueron evacuados dos años después a causa de una plaga, mantuvo su importancia como cabeza de distrito durante la dominación islámica.

En junio de 1099, fue el último bastión tomado por los cruzados en su camino hacia Jerusalén; y en el siglo XII, durante los reinos cristianos, se construyó una iglesia sobre las ruinas de una basílica de época bizantina.

Hasta esa época, la tradición que situaba en Nicópolis la manifestación de Jesús resucitado se había mantenido a pesar de contrastar con un dato aportado por san Lucas: que Emaús se encontraba a sesenta estadios de Jerusalén, cuando la distancia de Nicópolis es de ciento sesenta, es decir, hay una diferencia de veinte kilómetros.

Aunque algunos estudiosos han avanzado diversas hipótesis para explicar esto, el hecho es que la identificación de Nicópolis con Emaús perdió fuerza, su iglesia quedó abandonada al irse los cruzados y la presencia cristiana desapareció de la ciudad hasta finales del siglo XIX. Por iniciativa de la beata Mariam de Belén, religiosa carmelita, en 1878 se compró el terreno donde estaban las ruinas del templo y se reanudaron las peregrinaciones.

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en 1880, en 1924 y las que se realizan actualmente han puesto al descubierto los vestigios de dos basílicas bizantinas y de una iglesia medieval -la de los cruzados-, construida con piedras tomadas de las ruinas de las dos primeras.

 

Otro Emaús: al norte de Jerusalén

Otro lugar que podría corresponder al Emaús evangélico es la pequeña población de El Qubeibeh, establecida sobre una antigua fortificación romana llamada Castellum Emmaus, que se encuentra a una distancia exacta de sesenta estadios al norte de Jerusalén. En 1355, los franciscanos que llegaron allí descubrieron algunas tradiciones locales que daban pie a identificarla con la patria de Cleofás.

 

 

Las primeras excavaciones, realizadas a fines del siglo XVIII, sacaron a la luz los restos de una basílica cruzada que había incorporado otro edificio precedente, y también revelaron las huellas de una aldea medieval. En 1902, se construyó una iglesia de estilo neorrománico integrando los vestigios de la anterior, que es la que persiste hasta hoy.

"En nuestros caminos Jesús resucitado se hace compañero de viaje para reavivar en nuestro corazón el calor de la fe"
En la Pascua de 2008, Benedicto XVI se refirió al hecho de que no haya sido identificada con certeza la Emaús que aparece en el Evangelio:

“hay diversas hipótesis, y esto es sugestivo, porque nos permite pensar que Emaús representa en realidad todos los lugares: el camino que lleva a Emaús es el camino de todo cristiano, más aún, de todo hombre. En nuestros caminos Jesús resucitado se hace compañero de viaje para reavivar en nuestro corazón el calor de la fe y de la esperanza y partir el pan de la vida eterna” (Benedicto XVI, Ángelus, 6-IV-2008).

“Iban aquellos dos discípulos hacia Emaús. Su paso era normal, como el de tantos otros que transitaban por aquel paraje. Y allí, con naturalidad, se les aparece Jesús, y anda con ellos, con una conversación que disminuye la fatiga. Me imagino la escena, ya bien entrada la tarde. Sopla una brisa suave. Alrededor, campos sembrados de trigo ya crecido, y los olivos viejos, con las ramas plateadas por la luz tibia” (Amigos de Dios, n. 313).

La presencia del Señor inspiraba una gran confianza, pues con apenas dos frases provocó la confidencia de los discípulos: “comprende su dolor, penetra en su corazón, les comunica algo de la vida que habita en Él” (Es Cristo que pasa, n. 105). Sus esperanzas de que Jesús redimiera a Israel habían terminado con la crucifixión. Al salir de Jerusalén, sabían ya que su cuerpo no se encontraba en el sepulcro, y que las mujeres afirmaban haber recibido el anuncio de su resurrección a través de unos ángeles; pero no creen (Cfr. Lc 24, 17-24), están tristes y titubeantes en la fe.

“Entonces Jesús les dijo: -¡Necios y torpes de corazón para creer todo lo que anunciaron los Profetas! ¿No era preciso que el Cristo padeciera estas cosas y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los Profetas les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él” (Lc 24, 25-27).

emaus

 

¡Qué conversación sería aquella! Pero “se termina el trayecto al encontrar la aldea, y aquellos dos que -sin darse cuenta- han sido heridos en lo hondo del corazón por la palabra y el amor del Dios hecho Hombre, sienten que se vaya. Porque Jesús les saluda con ademán de continuar adelante” (Amigos de Dios, n. 314). Sin embargo, “los dos discípulos le detienen, y casi le fuerzan a quedarse con ellos” (Es Cristo que pasa, n. 105). Le ruegan: “mane nobiscum, quoniam advesperascit, et inclinata est iam dies” (Lc 24, 29); quédate con nosotros, porque sin ti se nos hace de noche.

Jesús se queda, “y cuando estaban juntos a la mesa tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su presencia. Y se dijeron uno a otro: -¿No es verdad que ardía nuestro corazón dentro de nosotros, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 30-32).

Comentando este pasaje, san Josemaría lo aplicaba también al apostolado de aquellos cristianos que, en medio del mundo, están llamados a hacer presente a Cristo en todos los ámbitos donde se desarrollan las tareas de los hombres (cfr. Es Cristo que pasa, n. 105).

“Nonne cor nostrum ardens erat in nobis, dum loqueretur in via? -¿Acaso nuestro corazón no ardía en nosotros cuando nos hablaba en el camino?
Estas palabras de los discípulos de Emaús debían salir espontáneas, si eres apóstol, de labios de tus compañeros de profesión, después de encontrarte a ti en el camino de su vida” (Camino, n. 917).

El Señor quiso aparecerse a Cleofás y a su compañero de un modo corriente, como un viajero más, sin hacerse reconocer inmediatamente. Como los treinta años de vida oculta de Jesucristo.

 

"Emaús es el mundo entero, porque el Señor ha abierto los caminos divinos de la tierra"

La reacción de los discípulos de Emaús, que se levantaron al instante y regresaron a Jerusalén (cfr. Lc 24, 33), también supone una lección para todos los hombres: “Se abren nuestros ojos como los de Cleofás y su compañero, cuando Cristo parte el pan; y aunque Él vuelva a desaparecer de nuestra vista, seremos también capaces de emprender de nuevo la marcha -anochece-, para hablar a los demás de Él, porque tanta alegría no cabe en un pecho solo.

Camino de Emaús. Nuestro Dios ha llenado de dulzura este nombre. Y Emaús es el mundo entero, porque el Señor ha abierto los caminos divinos de la tierra” (Amigos de Dios, n. 314).

 

 

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