El día de la Epifanía se celebra en Belén de forma muy especial

Hay un colorido particular pues se junta la celebración católica de la venida de los Reyes Magos para adorar al Niño-Dios con la Navidad Ortodoxa. Hay procesiones por las calles y mucho ambiente festivo en toda la ciudad. Por la parte católica desde las doce de medianoche a las nueve de la mañana se celebran Misas en diversas lenguas en el altar de los Reyes Magos, que está en la Gruta de la Natividad, en el lugar del pesebre.

Solo se interrumpen esas Misas para dar lugar a las incensaciones por los ritos que tienen este derecho. En el Pesebre se puede contemplar, ya después de la última procesión del día, al Niño Jesús en trono bendiciendo con la mano derecha y sosteniendo el mundo con la izquierda. Los sacristanes y estudiantes franciscanos de Jerusalén vigilan la Gruta y ayudan en el servicio de las distintas Misas que se celebran.

A las 10 de la mañana el Padre Custodio preside la Misa solemne en la iglesia de Santa Catalina. Es una Misa muy popular. Más que la del día de Nochebuena, en la que hay muchos extranjeros. En este día llenan la iglesia los habitantes de Belén, religiosos y también algunos grupos de peregrinos. La Misa se suele celebrar en árabe y latín.

Animan el canto litúrgico la coral de Tierra Santa y los franciscanos del Estudio de Jerusalén. En la Misa participan también los Cónsules acreditados y las autoridades locales. Después, como de costumbre en este día, son invitados de honor a la hora de comer.

Terminada la celebración las comunidades ortodoxas esperan en la plaza la entrada de sus respectivas autoridades. La más señalada es la del Patriarca Griego Ireneos I, que suele llegar sobre las 11.30. En la basílica ofician griegos, sirios, coptos y armenios. Todos siguen los programas establecidos. Los abisinios salen de su pequeña capilla, cerca de la Gruta de la Leche, y se dirigen con cantos y ritmos africanos acompañados de tambores a la plaza de la Natividad .

A las cuatro de la tarde el Padre Justo, Guardián de la comunidad local, preside las Vísperas solemnes, y seguidamente el padre Custodio la Procesión solemne. La iglesia se llena también llena en esta ocasión. En verdad es un momento esperado y popular por los cantos, colores, movimientos y símbolos.

El padre Custodio lleva en la mano la rosa de oro que S.S. Pablo VI ofreció al Niño Jesús el 6 de enero, día de Epifanía, del 1964 con ocasión de su peregrinación a este santo lugar de Belén. Otro de los símbolos que se lleva en la procesión es un ramo de olivo de oro, que el mismo Pablo VI había depositado en la Tumba del Señor.

Se lo habían regalado los enfermos de Roma con este fin. Llevado en esta ocasión quiere significar el anhelo de Paz para Tierra Santa y el mundo entero. Así pues, la procesión se ordenó hacia la Gruta de la Natividad. Allí el diácono coloca sobre la Estrella la Rosa y el Ramo de olivo. El Custodio inciensa a la vez la Estrella, la rosa y ramo.

Después de la incensación el Custodio entrega la rosa al padre Guardián y el Secretario retoma el ramo. De este modo el Custodio ya puede incensar el Niño en el Pesebre y el altar de los Reyes Magos. Entonces el diácono canta el Evangelio de los Magos según San Mateo (2, 1-12. Después el Custodio desciende al lugar del Pesebre, incensa al Niño de

Epifanía, lo toma en sus manos y cantando el Te Deum lo lleva procesionalmente a la iglesia de santa Catalina dando antes tres vueltas al Claustro de san Jerónimo. Esta procesión con el Niño es de las más emotivas, populares y alegres. Gozan tanto los jóvenes, ancianos como los niños.

El canto que más resuena en esta circunstancia es el “Gloria in excelsis Deo” que se repite sin cesar. Ya entrados de nuevo en la Iglesia de Santa Catalina se termina con las preces rituales y la bendición con el Niño que finalmente se da a besar a los frailes y a todos los fieles. Así se concluye la fiesta de Epifanía católica y se inicia la Navidad de los ortodoxos.

La adoración de los Reyes Magos en Belén - 6 de enero

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Cuando ISIS invadió Mosul en 2014, los cristianos recibieron un ultimátum: convertirse al Islam, pagar un impuesto o el exilio.

El padre Steven Azabo, cuya parroquia y ciudad natal en la diócesis de Alqosh fueron destruidas, recuerda la difícil decisión de muchos cristianos de dejarlo todo atrás en lugar de renunciar a su fe.

STEVEN AZABO
"Nos convertimos en extranjeros, refugiados, en nuestro propio país, sin casas, sin iglesias, sin nada. Eso es lo que hicimos, y nos alegró elegir lo más esencial para nuestras vidas. Elegimos a Dios sobre todas las cosas".

En una tierra plagada de guerra, persecución y muerte, la visita de Francisco, prevista para marzo de 2021, es un faro de esperanza para la coexistencia entre cristianos y musulmanes. El padre Steven dice que el Papa tiene la intención de visitar la Catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, escenario de la trágica matanza de cristianos en medio de la Misa en 2010.

STEVEN AZABO
"Mataron a todo el mundo: mujeres, niños, incluso dos sacerdotes, buenos amigos míos. Habíamos estado juntos en Bagdad. Creo que el Papa quiere visitar este lugar. Espero que cuando rece allí, nos unamos en oración con nuestro Papa, porque nuestra tierra es una tierra llena de mártires".

Francisco ha seguido la situación con atención durante años y su deseo de visitar Irak no es nuevo.

STEVEN AZABO
"Siempre ha seguido las noticias, ha sido informado, ha visto algunas fotos, pero esta vez, será diferente porque estará entre nosotros. Será capaz de oír y ver por sí mismo. Podrá hablar con el pueblo cristiano de Irak. Tendrá una mejor comprensión de lo que significa la persecución cristiana en el corazón de Medio Oriente".

Después de años como exiliados en su propio país, el padre Steven dice que los cristianos iraquíes se preparan con entusiasmo para recibir al Papa, esta vez no desde fuera de Irak, sino desde dentro de las fronteras de su propio hogar.

RomeReports

Traducción: Daniel Díaz Vizzi

 

¿Cuantos eran los Magos?

Se desconoce el número de los magos: la tradición cristiana representa dos en un fresco del siglo IV en las catacumbas de los santos Marcelino y Pedro en Roma, tres o cuatro en otras representaciones de catacumbas conocidas, pero también hasta catorce. Sobre sus nombres, a partir del siglo VII hay fuentes a favor de Gaspare, Melchiorre y Baldassarre,según lo informado por el Venerable Beda (673-735), quien también especifica que el tercero también era negro.

Sus supuestos restos fueron encontrados en Persia, traídos a Constantinopla por el s. Elena o por el emperador Zenón, luego trasladada a Milán en el siglo V y luego definitivamente traída a Colonia en el siglo XII, en cuya Catedral todavía hay una tumba objeto de gran veneración. El discurso dirigido en 1980 por Juan Pablo II a científicos y universitarios reunidos en esa catedral de Colonia hace una referencia explícita al final (cf.en cuya Catedral todavía se conserva un sepulcro objeto de gran veneración) (cf.Insegnamenti , III, 2 (1980), pág. 1211).

 

¿De donde venían?

Poder identificar de dónde vienen puede ayudar a estimar el tiempo de viaje desde su tierra a Jerusalén. Dependiendo de la ubicación en el Cercano Oriente mesopotámico, las distancias desde la Ciudad Santa varían entre 800 y 2000 km ; con un promedio de 50 km por día (un ritmo pausado para los camellos en caravana que cruzan el desierto), el tiempo neto de viaje puede haber sido de 15 a 40 días. Pero no se excluye que tal viaje implique un tiempo aún más largo. Respecto a su origen, Tertuliano dirá que procedían de Arabia, aplicando al pie de la letra uno de los salmos mesiánicos: "los reyes de los árabes y de Sabá ofrecerán tributos" ( Sal 72,10).

Es razonable suponer, siempre a la luz de los pocos datos presentes en los Evangelios, que la visita de los Magos no tuvo lugar en el lugar temporal y afortunado donde nació Jesús. 11 del texto de Mateo el uso del término "casa" (Gr. Oikía ) es explícito ; la cronología de los acontecimientos parece favorecer la ubicación de la visita después de la circuncisión, que tuvo lugar ocho días después del nacimiento (cf. Lc 2, 21), y la posterior presentación de Jesús en el templo con la purificación de su madre a los cuarenta días del nacimiento ( cf. Lc 2, 22).

 

Otros datos

Resumiendo lo que hemos visto hasta ahora a partir del análisis del texto evangélico y las consecuencias que se pueden deducir de él, es posible hacer algunas consideraciones sobre las condiciones mínimas que tiene una explicación natural de la "estrella de Belén" (es decir, como un cuerpo físico o fenómeno que realmente apareció) debe satisfacer.

La estrella debe haber sido vista desde un país al este de Palestina en el momento de su ascenso. No debe haber sido un fenómeno tan llamativo como para ser claramente visible en Jerusalén, de lo contrario la sorpresa y el desconcierto de Herodes - y con él de toda la ciudad - no se entenderían por lo que narraron los Magos sobre la aparición de la estrella. También es posible pensar que el fenómeno se vio en Jerusalén, pero no estuvo asociado con el nacimiento del Mesías;esto explicaría la petición que Herodes hizo a los Magos de saber "exactamente por ellos la hora en que apareció".

Por lo tanto, nos enfrentamos a un fenómeno cuya coyuntura es lo suficientemente clara como para motivar un viaje a Jerusalén, pero al mismo tiempo lo suficientemente discreto para ser fácilmente reconocido solo por los "profesionales" de la observación del cielo. El texto del Evangelio no habla de ninguna manera de una estrella que "indique el camino" de la Tierra de los Magos a Jerusalén, mientras que el v. 9, que indica que la estrella "los precedió", se refiere sólo a la parte final del viaje, la de Jerusalén a Belén.

En general, sin embargo, hay que afirmar que, nuevamente según el texto, la razón que impulsa a los magos a ir a Palestina no consiste en una "indicación direccional", sino que debe buscarse en otra parte.

 

Los magos y la estrella en el mosaico del  s. Apollinare Nuovo en Ravenna

 

En la narración puede resultar inusual que Herodes no haya seguido o haya seguido a los magos a Belén, pensando que se encuentra a unos 10 km de Jerusalén. Incluso si los Evangelios suelen describirlo como muy sospechoso, es posible que Herodes confiara en ellos, o no quisiera ser irrespetuoso con invitados tan ilustres. Menos extraño es el hecho de que los convocó en secreto: esto está en línea con lo que se nos dice sobre el carácter del rey judío; uno puede imaginarse que no quiso dar lugar a chismes sobre su interés en un futuro Mesías, cuyo papel habría sido el de expulsarlo. En la visión judía de la época, de hecho se esperaba al Mesías como rey y libertador terrenal, que redimiría a su pueblo de la dominación extranjera.

Cuando partieron hacia Belén, los Magos vieron de nuevo la estrella, que "los precedió, hasta que llegó y se paró sobre el lugar donde estaba el niño" ( Mt2.9). Esta descripción, si se interpreta literalmente, es la más estricta y difícil de asociar con un fenómeno natural. En primer lugar, estamos diciendo que la "estrella" se ve desde Jerusalén hacia el sur (es decir, en dirección a Belén), mientras que no está claro el significado de la expresión "se detiene arriba", que puede indicar una posición en la vertical, en la parte superior, o abajo, mirando la casa desde lejos.

El verbo griego, en la forma pasiva, simplemente indica "estar quieto", mientras que el adverbio "arriba" identifica su posición. Finalmente, el texto indica que los Magos sintieron una "gran alegría" al volver a ver la estrella, ya que su clara reaparición se interpreta de inmediato como una confirmación de la veracidad de su decisión de ir a Belén.una emoción particular quizás no muy lejos de la experimentada por un erudito cuando recibe la confirmación experimental de una deducción teórica o una predicción científica.

Michele Crudele

 

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https://www.primeroscristianos.com/los-origenes-de-la-fiesta-de-la-epifania/

Es conocido por su antigua iglesia excavada en el corazón de la montaña

Miles de cristianos y musulmanes peregrinaron juntos el 7 de junio en Egipto para pedir la intercesión de la Virgen María para pedir paz y protección para el país. Este fue el espíritu que marcó la peregrinación hasta el monasterio Deir Al Tayr en Samalout.

Según recoge la agencia Fides, el Monasterio, visitado por unos dos millones de fieles de las comunidades cristiana y musulmana solo durante esa semana, es conocido por su antigua iglesia excavada en el corazón de la montaña. La peregrinación al monasterio constituye la segunda etapa en el llamado “Camino de la Sagrada Familia”, el itinerario que une los lugares que cruzaron María, José y el Niño Jesús cuando se refugiaron en Egipto para escapar de la violencia de Herodes. Cada año 35 millones de peregrinos recorren el camino.

 

 

Un mes después de la Pascua y hasta la Ascensión, se bautiza a decenas de niños en Samalout en la cueva donde la Sagrada Familia se refugió, en un ambiente de fiesta y convivencia. Las celebraciones de esa semana se sumaron a las diversas iniciativas de amistad que caracterizan la relación entre cristianos egipcios y musulmanes.

El Papa Francisco viajó a Egipto en 2017 y, hablando de esa visita apostólica, dijo en la audiencia general del 4 de octubre de 2017:

“Recuerdo con afecto mi visita apostólica a su buena tierra y a su generosa gente; tierra en la que vivió San José, la Virgen María, el Niño Jesús y muchos profetas; tierra bendecida a través de los siglos por la preciosa sangre de los mártires y los justos; tierra de convivencia y hospitalidad; Tierra de encuentro, de historia y de civilización”.

 

 

carifilii

 

LA FIESTA DE LA EPIFANÍA

Desde tiempos muy remotos, tanto en Oriente como en Occidente la Iglesia celebró el día 6 de enero la manifestación de Dios al mundo.

La Epifanía (del griego epi-faneia: manifestación) es la primera manifestación al mundo pagano del Hijo de Dios hecho hombre, que tuvo lugar con la adoración de los Magos referida por S. Mateo 2,1-12.

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El pasaje, con la cita del profeta Miqueas, es uno de los cinco episodios que constituyen el llamado Evangelio de la Infancia en S. Mateo (cap. 1 y 2). El Evangelio de la Infancia en Lucas 1-2 no lo menciona. Para entender adecuadamente este relato y percibir su contenido teológico es necesario precisar de antemano el alcance de la cita de Miqueas, quiénes eran los Magos y qué era la estrella que se dice haberlos guiado hasta la cuna del Niño.
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El texto de Miqueas

El centro del episodio de los Magos es la cita del profeta Miqueas, que en el relato aducen los sacerdotes y escribas consultados por Herodes acerca del lugar donde había de nacer el Cristo.
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«Ellos le dijeron: En Belén de Judá, porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que será pastor de mi pueblo Israel» (Mt 2,5 ss.).
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El pasaje profético es ciertamente mesiánico. Miqueas consuelaa su pueblo, frente a la amenaza de Asiria, con la promesa de un futuro Libertador, descendiente de David. Del simple texto no deriva que fuese necesario que el Mesías naciera materialmente en Belén; bastaba con que fuera oriundo de allí por su ascendencia davídica.
El texto de Miqueas en labios de los escribas y en la pluma del evangelista significa que para los primeros el Mesías debía nacer en Belén de la descendencia de David, y el segundo hace constar que Jesús cumplía estos requisitos.
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¿Quiénes eran los magos?

El evangelista presenta a los protagonistas del relato como «unos Magos que venían del Oriente». No dice cuántos eran, ni cómo se llamaban, ni de dónde procedían exactamente. La tradición antigua navega por todos esos mares, pero sin rumbo cierto.
En cuanto al número, los monumentos arqueológicos fluctúan considerablemente; un fresco del cementerio de S. Pedro y S. Marcelino en Roma representa a dos; tres muestra un sarcófago que se conserva en el Museo de Letrán; cuatro aparecen en el cementerio de Santa Domitila, y hasta ocho en un vaso del Museo Kircheriano.En las tradiciones orales sirias y armenias llega a hablarse de doce.
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Ha prevalecido, no obstante, el número de tres acaso por correlación con los tres dones que ofrecieron -oro incienso y mirra- o porque se los creyó representantes de las tres razas: Sem, Cam y Jafet.
Los nombres que se les dan (Melchor, Gaspar, Baltasar) son relativamente recientes. Aparecen en un manuscrito anónimo italiano del s. IX, y poco antes, en otro parisino de fines del s. VII, bajo la forma de Bithisarea, Melichior y Guthaspa.
En otros autores y regiones se los conoce con nombres totalmente distintos. Su condición de reyes, que carece absolutamente de fundamento histórico, parece haberse introducido por una interpretación demasiado literal del Salmo 72,10: «Los reyes de Tarsis y las islas le ofrecerán dones; los reyes de Arabia y Sabá le traerán regalos». Nunca en las antiguas representaciones del arte cristiano aparecen con atributos regios, sino simplemente con gorro frigio y hábitos de nobles persas.
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También sobre el lugar de su origen discrepan los testimonios antiguos. Unos los hacen proceder de Persia, otros de Babilonia o de Arabia, y hasta de lugares tan poco situados al oriente de Palestina como Egipto y Etiopía. Sin embargo, un precioso dato arqueológico del tiempo de Constantino muestra la antigüedad de la tradición que parece interpretar mejor la intención del evangelista, haciéndolos oriundos de Persia.
Refiere una carta sinodal del Conc. de Jerusalén del año 836 que en el 614, cuando los soldados persas de Cosroas II destruyeron todos los santuarios de Palestina, respetaron la basílica constantiniana de la Natividad en Belén, porque, al ver el mosaico del frontispicio que representaba la Adoración de los Magos, los creyeron por la indumentaria compatriotas suyos.
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La estrella de los magos

En el relato de S. Mateo la estrella juega un papel importante.
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Es una estrella que los magos vieron en Oriente, pero que luego no volvieron a ver hasta que salieron de Jerusalén camino de Belén; entonces se mueve delante de ellos en dirección norte-sur y, finalmente, se para sobre la casa donde estaba el Niño.
Los magos dicen haberla reconocido como la estrella de Jesús («Hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarle»; Mt 2,2).
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Supuesto el carácter preternatural de la estrella, que al parecer sólo habría sido visible para los magos, quedaría por explicar por qué entendieron ellos que era la estrella de Jesús y se sintieron obligados a desplazarse para adorarle.
Nada tendría, en ese supuesto, de extraño que persas piadosos se hubieran ido interesando por las Escrituras de los judíos y participaran de algún modo en su esperanza en un Mesías Rey, de manera que, al percibir un fenómeno estelar, lo relacionaran con él.
Sea de ello lo que fuere, lo que podemos decir es que, de una manera u otra, Dios los movió a ponerse en camino y dirigirse a Israel en espera de un gran rey.

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La celebración de la fiesta de la Epifanía del Señor

Desde tiempos muy remotos, tanto en Oriente como en Occidente –a excepción de la ciudad de Roma y, probablemente, de las provincias de África–  la Iglesia celebró el día 6 de enero la manifestación de Dios al mundo, fiesta posteriormente conocida como Epifanía. En efecto, ya en el siglo II se encuentran referencias acerca de una conmemoración del bautismo de  Jesús, por parte de algunas sectas gnósticas. De todos modos, habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo IV para recoger los primeros testimonios procedentes de ámbitos ortodoxos.

 

El origen de la solemnidad de Epifanía es bastante oscuro. Una tras otra se han sucedido las más variadas hipótesis, si bien, en cualquier caso, parece que la fiesta surgió dentro del proceso de inculturación de la fe, como cristianización de una celebración pagana del Sol naciente, de gran arraigo en la región oriental del Imperio.

 

Muy pronto, en Occidente, la fiesta de Epifanía revistió un triple contenido teológico, como celebración de la manifestación a los gentiles del Dios encarnado –adoración de los Reyes Magos–, manifestación de la filiación divina de Jesús –bautismo en el Jordán– y manifestación del poder divino del Señor – milagro de las bodas de Caná–. En Oriente, con la introducción de la fiesta de la Navidad, el 25 de diciembre, la solemnidad de Epifanía perdió su carácter de celebración del nacimiento de Cristo, y se centró en la conmemoración del Bautismo en el Jordán.

 

En la Iglesia romana, la celebración litúrgica de la Epifanía gira hoy día en torno a la universalidad del designio salvífico divino. Así, las lecturas refieren la vocación salvífica de los gentiles, ya anunciada por los profetas (IS 60: 1-6) y realizada plenamente en Cristo (Ef 3: 2-3. 5-6 y Mt 2: 1-12). Esta misma perspectiva puede advertirse en los textos eucológicos.

 

BIBL.: J. ENCISO VIANA, La estrella de Jesús, en Por los senderos de la Biblia, t. II, Madrid-Buenos Aires 1957, 155-160; J, RACETTE, L’Évangile de 1′Enfance selon S. Matthieu, «Sciences Ecclésiastiques» 9 (1957) 77-82; S. MUÑOZ IGLESIAS, El género literario del Evang. de la Infancia en S. Mateo, «Estudios Bíblicos» 17 (1958) 245-273, especialmente 264-268; ÍD, Venez, adorons-le, en Assemblés du Seigneur, 13,31-44; A. M. DENIS, L’adoration des Mages vue par Saint Matthieu, «Nouvelle Revue Théologique» 82 (1960) 32-39; G. D. GORDINI, A. M. RAGGI, Magi, en Bibl. Sanct. 8,494-528 (con abundante bibl.).

 

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¿Quienes eran los Reyes Magos?

Maria la Madre de Dios

A partir del siglo V, poco después que el Concilio de Éfeso proclamara a María con el título deTheotokos, se comienza a atribuirla el título de Reina.

La contemplación del misterio del nacimiento del Salvador ha impulsado al pueblo cristiano no sólo a dirigirse a la Virgen santísima como a la Madre de Jesús, sino también a reconocerla como Madre de Dios. En la primera comunidad cristiana, mientras crece entre los discípulos la conciencia de que Jesús es el Hijo de Dios, resulta cada vez más claro que María es la Theotokos, la Madre de Dios.
Se trata de un título que no aparece explícitamente en los textos evangélicos, aunque en ellos se habla de la «Madre de Jesús» y se afirma que él es Dios [56]. Por lo demás, presentan a María como Madre del Emmanuel, que significa Dios con nosotros [57]. Ya en el siglo III, como se deduce de un antiguo testimonio escrito, los cristianos de Egipto se dirigían a María con el nombre de laTheotokos [58].
En el siglo IV, el término Theotokos ya se usa con frecuencia tanto en Oriente como en Occidente. La piedad y la teología se refieren cada vez más a menudo a ese término, que ya había entrado a formar parte del patrimonio de fe de la Iglesia. Por ello se comprende el gran movimiento de protesta que surgió en el siglo V cuando Nestorio puso en duda la legitimidad del título «Madre de Dios» [59].
Esa verdad fue profundizada y percibida, ya desde los primeros siglos de la era cristiana, como parte integrante del patrimonio de la fe de la Iglesia, hasta el punto de que fue proclamada solemnemente en el año 431 por el concilio de Efeso. Cuando proclama a María «Madre de Dios», la Iglesia profesa con una única expresión su fe en el Hijo y en la Madre. Con la definición de la maternidad divina de María los Padres conciliares querían poner de relieve su fe en la divinidad de Cristo.
Las dificultades y las objeciones planteadas por Nestorio nos brindan la ocasión de hacer algunas reflexiones útiles para comprender e interpretar correctamente ese título. La expresión Theotokos,que literalmente significa «la que ha engendrado a Dios», a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere sólo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina.
El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Así pues al proclamar a María «Madre de Dios», la Iglesia desea afirmar que ella es la «Madre del Verbo encarnado, que es Dios». Su maternidad, por tanto, no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana.
«La maternidad es una relación entre persona y persona: una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino da la persona que engendra. Por ello, María, al haber engendrado según la naturaleza humana a la persona de Jesús que es persona divina, es Madre de Dios (...) En la Theotokos la Iglesia, por una parte, encuentra la garantía de la realidad de la Encarnación, porque "si la Madre fuera ficticia, sería ficticia también la carne (...) y serían ficticias también las cicatrices de la resurrección" [60].
Y, por otra, contempla con asombro y celebra con veneración la inmensa grandeza que confirió a María Aquel que quiso ser hijo suyo. La expresión «Madre de Dios» nos dirige al Verbo de Dios, que en la Encarnación asumió la humildad de la condición humana para elevar al hombre a la filiación divina. Pero ese título, a la luz de la sublime dignidad concedida a la Virgen de Nazaret proclama también la nobleza de la mujer y su altísima vocación» [61].
En suma, Dios trata a María como persona libre y responsable, no lleva a cabo la Encarnación de su Hijo sino después de haber obtenido su consentimiento y, así, «en María el Espíritu Santo realiza el designio benevolente del Padre. La Virgen concibe y da a luz al Hijo de Dios con y por medio del Espíritu Santo. Su virginidad se convierte en fecundidad única por medio del poder del Espíritu y de la fe» [62].
A partir del siglo V, poco después que el Concilio de Éfeso proclamara a María con el título deTheotokos, se comienza a atribuirla el título de Reina. Precisamente en la escena de la adoración de los Magos, san Mateo presenta a María a sus lectores judíos, implícta pero claramente, como la nueva gebiráh del reino mesiánico que Jesús va a instaurar con su venida al mundo. En efecto, si nos centramos en los aspectos marianos de este pasaje, advertimos dos características muy significativas.
Por una parte, todo el pasaje de los Magos está centrado en el homenaje que se desea rendir al «Rey de los judíos»; un rey de la estirpe de David y profetizado como Rey-Mesías en el AT [63]. Y, por otra, la protagonista es María y el Niño, sabiendo que san Mateo tiene como protagonista de su Evangelio de la Infancia a san José. Aquí desaparece de la escena del relato, y no es razonable suponer que el santo Patriarca estuviera ausente en un momento tan importante y delicado.
«En la corte de Judá, la madre del rey ocupa un lugar honorífico y goza de ciertas prerrogativas. Se la llamará gebiráh [64], la que da origen al héroe (geber) que es el rey [65]. Betsabé será la primera "gran dama" en Israel. Sin que se pueda precisar exactamente su poder, está claro —si se compara la postración que hace ante David, su esposo [66], con la que recibe de Salomón, su hijo [67]—; que después de la muerte de David se transformaron por completo su relación con el poder real y su dignidad. A continuación, al comienzo de cada reinado en Judá, el autor del libro de los Reyes anotará con cuidado, al lado del nombre del rey, el nombre de su madre» [68].
Por esto, muchos estudiosos ven en estos dos detalles una intención teológica del hagiógrafo, que asocia a María en la función regia de su Hijo, como Madre del Rey [69].

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Santa María Madre de Dios –

 

 

SAN BASILIO MAGNO

OBISPO DE CESAREA Y DOCTOR DE LA IGLESIA

 

Fue uno de los más elocuentes oradores, entre los mejores que la Iglesia haya tenido; fundó hospitales, hogares para los pobres, y hospicios;sus escritos le han colocado en lugar de privilegio entre los doctores de la Iglesia

 

CONOCIDO POR EL SOBRENOMBRE DE "EL GRANDE" (MAGNO), ES UNO DE LOS TRES IMPORTANTES PADRES DE LA IGLESIA LLAMADOS CAPADOCIOS.

NACIDO CERCA DEL 330 EN CESAREA DE CAPADOCIA, DONDE TAMBIÉN MURIÓ EL 1 DE ENERO DEL 379.

 

La Iglesia celebra su fiesta el 2 de enero, junto a su gran amigo San Gregorio Nacianceno.

 

 

 

 

 

 

VIDA

Basilio nació en Cesarea, la capital de Capadocia, en  el Asia Menor, a mediados del año 329. Por parte de padre y de madre, descendía de familias cristianas que habían sufrido persecuciones y, entre sus nueve hermanos, figuraron San Gregorio de Nisa, Santa Macrina la Joven y San Pedro de Sebaste. Su padre, San Basilio el Viejo, y su madre, Santa Emelia, poseían vastos terrenos y Basilio pasó su infancia en la casa de campo de su abuela, Santa Macrina, cuyo ejemplo y cuyas enseñanzas nunca olvidó.

San Gregorio (izqda) y San Basilio (dcha)

Inició su educación en Constantinopla y la completó en Atenas.  Allá tuvo como compañeros de estudio a San Gregorio Nacianceno, que se convirtió en su amigo inseparable y a Juliano, que más tarde sería el emperador apóstata.

Basilio y Gregorio Nacianceno, los dos jóvenes capadocios, se asociaron con los más selectos talentos contemporáneos y, como lo dice éste último en sus escritos, “sólo conocíamos dos calles en la ciudad: la que conducía a la iglesia y la que nos llevaba a las escuelas”.

Tan pronto como Basilio aprendió todo lo que sus maestros podían enseñarle, regresó a Cesárea.  Ahí pasó algunos años en la enseñanza de la retórica y, cuando se hallaba en los umbrales de una brillantísima carrera, se sintió impulsado a abandonar todo, por consejo de su hermana mayor, Macrina.

Insatisfecho por los éxitos mundanos, al darse cuenta de que había perdido mucho tiempo en las vanidades, él mismo confiesa: “Un día, como despertando de un sueño profundo, me dirigí a la admirable luz de la verdad del Evangelio,… y lloré sobre mi miserable vida”. (Audiencia de Benedicto XVI, 4-VII-07).

Fue entonces,cuando tomó la determinación de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica.  Comenzó por visitar los principales monasterios de Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia, con el propósito de observar y estudiar la vida religiosa.

Al regreso de su extensa gira, se estableció en un paraje agreste y muy hermoso en la región del Ponto, separado de Annesi por el río Iris, y en aquel retiro solitario se entregó a la plegaria y al estudio. 

Con los discípulos, que no tardaron en agruparse en torno suyo, entre los cuales figuraba su hermano Pedro, formó el primer monasterio que hubo en el Asia Menor, organizó la existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la Iglesia de oriente.

San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.

 

LABOR SACERDOTAL

Catedral de San Basilio (Moscú)

 

Atraído por Cristo, comenzó a tener ojos sólo para él y para escucharle sólo a él. A partir del 358 se dedicó con determinación a la vida de oración, en la meditación de las Sagradas Escrituras y de los escritos de los Padres de la Iglesia y en el ejercicio de la caridad (Audiencia de Benedicto XVI, 4-VII-07), a orillas del Iris; pronto fue tanta la afluencia de prosélitos que se hizo precisa la creación de otros monasterios en el Ponto.

Por este tiempo recibe la visita de Gregorio Nacianceno, y entre ambos preparan una antología de las obras de Orígenes llamada Philocalia. Basilio escribe aquí sus Moralia y sus dos Reglas. En el año 360 toma parte en el sínodo de Constantinopla.

Accediendo a los ruegos del obispo Eusebio, es ordenado sacerdote (364); pero pronto, su valía provocará los celos de aquél, por lo que Basilio termina retirándose nuevamente a la soledad.

Sin embargo, gracias a la acción diplomática realizada por Gregorio de Nacianzo, se reconciliaron: éste se quedó en Cesárea como el primer auxiliar del arzobispo; en realidad, era él quien gobernaba la Iglesia, pero empleaba su gran tacto para que se diera crédito a Eusebio por todo lo que él realizaba. 

Durante una época de sequía a la que siguió otra de hambre, Basilio echó mano de todos los bienes que le había heredado su madre, los vendió y distribuyó el producto entre los más necesitados; mas no se detuvo ahí su caridad, puesto que también organizó un vasto sistema de ayuda, que comprendía a las cocinas ambulantes que él mismo, resguardado con un delantal de manta y cucharón en ristre, conducía por las calles de los barrios más apartados para distribuir alimentos a los pobres.  

San Basilio creó un monaquismo muy particular: no estaba cerrado a la comunidad de la Iglesia local, sino abierta a ella. Sus monjes formaban parte de la Iglesia local, eran su núcleo animador que, precediendo a los demás fieles en el seguimiento de Cristo y no sólo de la fe, mostraba su firme adhesión a él, el amor por él, sobre todo en las obras de caridad. (Audiencia de Benedicto XVI, 4-VII-07)

El Siervo de Dios Juan Pablo II, hablando del monaquismo escribió: “muchos piensan que esa institución tan importante en toda la Iglesia como es la vida monástica, quedó establecida, para todos los siglos, principalmente por San Basilio o que, al menos, la naturaleza de la misma no habría quedado tan propiamente definida sin su decisiva aportación”. (Audiencia de Benedicto XVI, 4-VII-07).

 

OBISPO DE CESAREA

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San Basilio el Grande

Ya obispo (había sido elegido el año 370 como sucesor del obispo Eusebio), es en la organización de la caridad donde Basilio manifestó su celo, con lo que enseguida se ganó el amor de su pueblo: fundó hospitales, hogares para los pobres, y hospicios para extranjeros y viajantes.

El clero, tanto secular como regular, tiene en Basilio un obispo que sabe defender ante el poder civil las inmunidades eclesiásticas.

Basilio fue un obispo entregado de lleno a su cargo pastoral; sobre él pesaban la herejía arriana y un cisma que se aproximaba amenazante:los obispos Melecio, Euzoyo y Paulino se disputaban la sede de la Iglesia antioquena.

El primero había sido elegido canónicamente (360) y fue desterrado al mes de su designación; Euzoyo, arriano más tarde, fue puesto ese mismo año por el emperador Constantino; y por último, Paulino que estaba al frente del grupo de antioquenos ortodoxos que se separaron de la Iglesia primera al ser enviado Melecio al destierro.

En torno a Melecio estaba, además de la mayor parte del pueblo antioqueno, un buen número de obispos del patriarcado sufragáneo.

Basilio creía que Melecio era el obispo legítimo de Antioquía y todos sus esfuerzos fueron encaminados para que éste fuese reconocido como tal; pero Roma y Occidente reconocían a Paulino. De este modo, las cartas provenientes de Roma contestando a las de Basilio no le ofrecían ayuda alguna.

Las preocupaciones de Basilio aumentaron cuando algunos de sus sufragáneos, recelosos de su elevación, sembraron dudas sobre su ortodoxia. En esta ocasión, pronto fue zanjada la cuestión; bastó a Basilio escribir su tratado De Spiritu Sancto.

Antes de cumplirse doce meses del nombramiento de Basilio, el emperador Valente llegó a Cesarea, tras de haber desarrollado en Bitrina y Galacia una implacable campaña de persecuciones.  Por delante suyo envió al prefecto Modesto, con la misión de convencer a Basilio para que se sometiera o, por lo menos, accediera a tratar algún compromiso. Varios habían renegado por miedo, pero nuestro santo le respondió:

¿Qué me vas a poder quitar si no tengo ni casas ni bienes, pues todo lo repartí entre los pobres? ¿Acaso me vas a atormentar? Es tan débil mi salud que no resistiré un día de tormentos sin morir y no podrás seguir atormentándome. ¿Que me vas a desterrar? A cualquier sitio a donde me destierres, allá estará Dios, y donde esté Dios, allí es mi patria, y allí me sentiré contento . . .

El gobernador respondió, admirado:  “Jamás nadie me había contestado así”.  Y Basilio añadió: “Es que jamás te habías encontrado con un obispo”.  El emperador confesó que, muy a su pesar,  admiraba la firme determinación de Basilio y, a fin de cuentas, resolvió que, en lo sucesivo, no volvería a intervenir en los asuntos eclesiásticos de Cesárea.

 

MUERTE Y FAMA DE SANTIDAD

San Basilio Magno

El 9 de agosto del 378 muere el emperador Valente. Su sucesor Graciano restableció la libertad religiosa. Todo parecía augurar tiempos mejores.

Pero San Basilio murió el 1º de enero del año 379, a la edad de cuarenta y nueve años, agotado por la austeridad en que había vivido, el trabajo incansable y una penosa enfermedad. 

Toda Cesárea quedó enlutada y sus habitantes lo lloraron como a un padre y a un protector; los paganos, judíos y cristianos se unieron en el duelo.

San Gregorio Nacianceno, Arzobispo de Constantinopla, dijo en el día del entierro:

“Basilio santo, nació entre santos.  Basilio pobre vivió pobre entre los pobres.  Basilio hijo de mártires, sufrió como un mártir.  Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables".

Setenta y dos años después de su muerte, el Concilio de Calcedonia le rindió homenaje con estas palabras: “El gran Basilio, el ministro de la gracia que expuso la verdad al mundo entero  indudablemente fue uno de los más elocuentes oradores, entre los mejores que la Iglesia haya tenido; sus escritos le han colocado en lugar de privilegio entre sus doctores”.

+ INFO - SAN BASILIO

Fuente: J. IBÁÑEZ IBÁÑEZ  (GER)

 

BIBL. : D. AMAND. L'ascese monastique de saint Basile, Ma. redsous 1949; A. CAVALLIN, Studien zu den Briefen des hl. B., Londres 1944; I. GRIBOMONT, Histoire du texte des Ascétiques de S. B., Lovaina 1953; ID, L'exhortation au renoncement attribué a saint B. Étude d'authenticité, «Orientalia Christiana Periodica» 21 (1955) 375-98; S. I. RUDBERG, Études sur la tradition manuscrite de S. B., Londres 1953; ID, Die lat. Hexameron. Obers. d. Eustathios, Lovaina 1957; H. DORRIES, Der Beitrag des B. zum Abschluss des trinitarischen Dogmas, Gottinga 1956; S. T. GIET, Homélies sur l'Hexameron, «Sources Chrét.» 26, París 1950; ID, Les idées et l'action sociales de Saint Basile, París 1941; ÍD, S. B. et les pouvoirs publics, «La Vie Spirituelle» 69 (1943) 349-60; ÍD, Le rigorisme de S. B., «Revue des Sciences Religieuses» 23 (1949), 333-42; J. GRIBOMONT, Le renoncement au monde dans l'idéal ascétique de s. B., «Irénikon» 31 (1958) 282-30'l, 460-475; ÍD, Les Regles morales de Saint. Basile et le Nouveau Testament, «Studia Patristica» II, Berlín 1957, 416-26; ÍD, Obéissance et Évangile selon Saint Basile le Grand. «La Vie Spirituelle» Suppl. VI (1952) 192-215; B. PRUCHE, Traité du Saint Esprit, «Sources Chrét.» 17, París 1945; B. BOBRINSKOY, Liturgie et ecclésiologie trinitaire de S. B., «Verbum Caro» 23 (1969) 1-32; J. M. HORNUS, La divinité du S. Esprit comme condition du salut personnel, ib. 23 (1969) 33-62; P. C. CHRISTOU, L'enseignement de S. B. sur le S. Esprit, ib. 23 (1969) 86-98; J. E. BAMBERGER, «Mnéme» «Diazesis»: The Psychic Dynamismus in the Ascetical Theology of St. B., «Orientalia Christiana Periodica» 34 (1968) 233-251; J. IBÁÑEZ, Iglesia: fundamento teológico y organización en Basilio de Cesarea, Roma 1964; ÍD, Aspecto eclesiológico en la teologÍa de Basilio de Cesarea, «Scripta Theologica» 2 (1970) 7-38; D. STIERNON, Basilio il Grande, en Bibl. Sant. 2, 910-944.

 

San Félix, papa

San Félix I (Roma, ¿202? - 30 de diciembre de 274) fue el papa nº 26 de la Iglesia católica de 269 a 274.

 

Hijo de un hombre llamado Constancio, su pontificado coincidió con el gobierno del emperador Aureliano quien en los primeros años de su reinado abandonó la política de persecuciones que contra los cristianos habían aplicado sus antecesores.

En los comienzos de su pontificado llegaron a Roma noticias del sínodo que se había celebrado en Antioquía y que había depuesto al obispo antioquiano Pablo de Samosata por enseñar una doctrina contraria a las enseñanzas de la Iglesia sobre la Trinidad. La cuestión había tomado un cariz político por el apoyo a Pablo de Samosata del emperador Aureliano, a pesar de lo cual Félix emitió un decreto indicando que nadie podía ser obispo si no estaba en comunión con la sede de Roma con lo que ratificó la deposición aprobada en el concilio de Antioquía del obispo de la ciudad, afirmando la «divinidad y humanidad de Jesucristo» y las «dos naturalezas distintas en una sola persona».

Ordenó enterrar a los mártires bajo los altares de los templos y celebrar la misa sobre sus sepulcros, celebración que sólo podrían realizar los sacerdotes y en el propio templo salvo por causa mayor, para impedir la celebración de misas privadas. Hacia el final de su pontificado, Aureliano retomó la política de persecuciones; sin embargo, dichas persecuciones tuvieron duración breve puesto que fueron suspendidas tras la muerte del emperador en el año 275.

Félix I murió el 30 de diciembre de 274

 

+info -

Historia del papado en la iglesia primitiva – Los papas del Siglo III (del año 260 al 314)

 

Fuente : wikipedia

 

Papa San Silvestre I  (314-335)

Fue papa entre los años 314 y 335, en la primera época de libertad para la Iglesia, durante el gobierno del emperador Constantino. Tuvo que organizar la vida eclesiástica en esta nueva época, y combatir el cisma donatista y la herejía arriana, condenada en el primer Concilio ecuménico reunido en Nicea, en el 325.

La fecha de su nacimiento es desconocida. Murió el 31 de diciembre de 335. Según el “Liber Pontificalis” (Ed. Dúchense, I, 170), fue hijo de un romano llamado Rufino; la legendaria “Vita Beati Sylvestri” dice que su madre se llamaba Justa. Después de la muerte de Melquíades, Silvestre fue electo obispo de Roma, sede que ocupó durante 21 años.

Era la era de Constantino el Grande, durante la cual la posición pública de la Iglesia alcanzó una considerable mejoría. Este cambio, naturalmente, también dejó sentir su influencia en Roma. Por lo mismo, es de lamentar que no contemos con suficiente información confiable acerca del pontificado de Silvestre.

Unas leyendas antiguas sugieren que tuvo cercana relación con el primer emperador cristiano, pero en cierto modo eso contradice los datos aportados por la historia. Dichas leyendas fueron incluidas en la “Vita Beati Sylvestri” (Duchesne, loc. cit., Introd., CIX y ss.), que hizo su aparición en el Oriente y ha sido preservada en griego, sirio y latín en la obra “Constitutum Sylvestri”- un relato apócrifo de un supuesto consejo romano, perteneciente a las falsificaciones símacas, aparecido entre 501 y 508, y también en la “Donatio Constantini”.

Los relatos contenidos en estos escritos en relación a la persecución de Silvestre, la curación y bautismo de Constantino, el regalo presentado por el emperador al Papa, los derechos que éste obtuvo y el concilio de 275 obispos en Roma, son totalmente legendarios. Mas sí es cierto que el Papa tomó parte en las negociaciones acerca del arrianismo y el Concilio de Nicea, y la expresión omooúsion fue probablemente autorizada por él con anterioridad al concilio.

También el Pontífice envió delegados al primer concilio ecuménico. Lo que no se conoce con exactitud es si Constantino había llegado a algún acuerdo previo con Silvestre respecto a la convocatoria del concilio, ni tampoco si existió la autorización papal expresa en el decreto además de las firmas de los legados (Cf. Funk en "Kirchengesch. Abhandlungen und Untersuchungen", I, 95, 501 ss.).

Durante el pontificado de Silvestre fueron construidas en Roma las grandes iglesias auspiciadas por Constantino, por ejemplo, la basílica y el baptisterio del Laterano cerca del antiguo palacio imperial donde vivía el Papa, la basílica del palacio Sesoriano (Santa Croce), la iglesia de San Pedro en el Vaticano, y varios templos sobre las tumbas de los mártires.

Sin duda que el papa colaboró en la construcción de esas iglesias. La memoria de Silvestre está especialmente relacionada con la iglesia titular de Equicio, que toma su nombre del presbítero romano del que se cuenta que construyó dicho templo en su propiedad. Estaba situada cerca de las thermae de Dioclesiano, y aún existe. Parte de lo que queda del edificio parece datar del siglo IV.

Indudablemente que el Papa contribuyó al desarrollo de la liturgia de la iglesia de Roma. Además, se sabe que fue en su tiempo que se redactó el primer martirologio de mártires romanos. También se conecta a Silvestre con la escuela romana de canto.

Construyó una iglesia sobre las catacumbas de Priscila, en la Via Salaria, cuyas ruinas ya fueron sacadas a la luz. Fue en esta iglesia donde fue sepultado el Papa. Su fiesta fue fijada el día 31 de diciembre en la “Depositio episcoporum”, o lista de las fechas de sepultura de los obispos de Roma, compilado apenas un año después de su muerte. El “Calendario” de Filocalo proporciona la misma fecha. Parece ser, entonces, que esa fecha es la de su sepultura, y no la de su muerte.

J.P. KIRSCH

Liber pontificalis, ed. DUCHESNE, I, 170-201; introducción, CIX y ss..; JAFFE, Regesta rom. pont., 2ª. ed., I, 28-30; Vita beati Sylvestri en LAND, Anecdota syriaca, III, 46 ss. Y en SURIUS, Vita sanct., VI, 1173 ss.; LANGEN, Gesch. der römischen Kirche, I, 395 ss.; DÖLLINGER, Papstfabeln (2a ed., 1890), 61 ss.; MARUCCHI, La basilica papale del cimitero di Priscilla (Roma, 1908).

 

Historia del papado en la iglesia primitiva – Los papas del Siglo III (del año 260 al 314)

 

 

San José, ejemplo de libertad y apertura a Dios

A mediodía el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y reflexionó sobre el evangelio del cuarto domingo de Adviento, que relata los hechos que precedieron al nacimiento de Jesús desde el punto de vista de San José.

 

Ciudad del Vaticano, 22 de diciembre 2013

José y María vivían en Nazaret pero no vivían juntos , porque el matrimonio todavía no se había celebrado. Pero María, después de haber acogido el anuncio del Ángel, quedó encinta por obra del Espíritu Santo y cuando José se da cuenta queda desconcertado.

“El Evangelio -ha observado el Papa- no explica sus pensamientos, pero nos dice lo esencial: él trata de hacer la voluntad de Dios y está dispuesto a la renuncia más radical. En lugar de defenderse y de hacer valer sus propios derechos, elige una solución que para él representa un enorme sacrificio “Como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto”....¡Esta breve frase resume un verdadero y propio drama interior, si pensamos en el amor que José sentía por María! ...Pero, como en el caso de Abraham, el Señor interviene: ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino diverso, un camino de amor y de felicidad: “José – le dice – no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo”.

 

 

El texto “nos muestra toda la grandeza de ánimo de San José. El tenía un buen proyecto de vida, pero Dios le reservaba otro designio, una misión más grande. José era un hombre que escuchaba siempre la voz de Dios...atento a los mensajes que le llegaban de lo profundo del corazón y de lo alto. No se obstinó en perseguir su proyecto de vida, ni permitió que el rencor le envenenara el ánimo, sino que se puso a disposición de la novedad que se lepresentaba de modo desconcertante..No odiaba y no permitió que el rencor le envenenase el ánimo”.

“Pero cuántas veces el odio, la antipatía o el rencor nos envenenan el alma! ¡Esto hace daño. No lo permitáis jamás -ha exclamado el Papa- José es un ejemplo ... De este modo pasó a ser todavía más libre y más grande. Aceptándose según el designio del Señor, José se encuentra plenamente consigo mismo, más allá de sí. Su libertad para renunciar a lo que es suyo, a la posesión de su propia existencia, y su plena disponibilidad interior a la voluntad de Dios, nos interpelan y nos muestran el camino”.

 

 

“Celebremos entonces la Navidad contemplando a María y a José: María, la mujer llena de gracia que tuvo el valor de encomendarse totalmente a la Palabra de Dios; José, el hombre fiel y justo que prefirió creer en el Señor en lugar de escuchar las voces de la duda y del orgullo humano. Con ellos, caminamos juntos hacia Belén”.

 

+ INFO -

La vocación de San José

 

 

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