Desarmar la comunicación

Hace pocas horas el Papa León XIV se ha estrenado con los periodistas abogando por una comunicación más serena: «Les pido que elijan consciente y valientemente el camino de la comunicación pacífica».

Algunos expertos le están llamando ya «el Papa de la unidad», una idea que aparece de manera explícita en su escudo pontificio.

 

La visión de la polis como una casa común ha sido idealizada, especialmente con la promesa de los medios digitales de facilitar el entendimiento mutuo y la comprensión. Sin embargo, más de dos décadas después, el optimismo inicial ha disminuido. La pandemia, los conflictos bélicos y las preocupaciones sobre la inteligencia artificial y la desinformación han generado pesimismo. Nos preguntamos cómo recuperar la confianza en el debate público.

¿Queremos ser una masa (como ocurre, a veces, en las redes) o una comunidad donde reine el respeto e incluso la amistad? Y es que la polarización es también una deshumanización. León XVI dice que hemos de «desarmar» la comunicación de todo prejuicio, rencor, fanatismo y odio: debemos purificarla de agresiones. Hay lugar para la controversia, pero siempre con un estilo basado en el respeto por quienes piensan de otra manera.

La agitación y propaganda que impulsó el marxismo-leninismo la encontramos a veces en planteamientos ideológicos de todos los signos que buscan por encima de todo la confrontación, algo que sucede también en la Iglesia católica. Parafraseando a Benedicto XVI, el que quiera construir la comunidad deberá dejar de ver en el otro un mal que hay que eliminar.

Porque la comunicación es lugar de diálogo: «La comunicación, en efecto, no es solo transmisión de información, sino creación de una cultura, de entornos humanos y digitales que se conviertan en espacios de diálogo», ha dicho este lunes León XIV a los periodistas. Hay una unidad de todas las personas que formamos una comunidad, una casa común: somos solidarios, misteriosamente solidarios. En un mundo individualista, es necesario volver a pensar sobre la comunidad, algo que ya vieron con claridad en torno a la Segunda Guerra Mundial autores como Dietrich Von Hildebrand.

 

leon 14. comunicación

 

Responder a la polarización nos lleva a replantearnos las relaciones con los demás. Según el Diccionario de la Real Academia Española, la confianza es la «esperanza firme que se tiene de alguien o algo», una definición breve que sugiere la importancia de contar con algo seguro en lo que podamos apoyarnos. Hoy esa confianza se enfrenta a desafíos continuos. Los errores o fallas éticas pueden desencadenar crisis reputacionales; la desconfianza en las instituciones es un problema creciente; en las redes (también las católicas), parece necesaria una revolución de la amabilidad porque abundan el menosprecio y el insulto.

La polarización disminuye la esperanza y fomenta la desconfianza, fragmentando aún más la comunidad. La construcción de confianza requiere escucha activa, comprensión de las necesidades de las audiencias, creación de espacios de participación y respuestas transparentes y auténticas. La escucha refuerza la integridad y la benevolencia, valores esenciales para construir relaciones de confianza.

En consonancia con esto, León XIV afirma: «La paz comienza con cada uno de nosotros: con la forma en que miramos a los demás, escuchamos a los demás, hablamos de los demás; y, en este sentido, la forma en que nos comunicamos tiene una importancia fundamental: debemos decir «no» a la guerra de palabras y de imágenes, debemos rechazar el paradigma de la guerra».

La escucha es fundamental para comprender al otro, reconociendo que las diversas posturas suelen contener verdades parciales. Santo Tomás de Aquino utilizaba la disputatio como método de análisis, integrando estas verdades en la reflexión.

La primera intervención de León XIV nos brinda muy buenas ideas para superar esta patología de la comunicación, con unos mensajes «desarmados» y «desarmantes», como ha dicho parafraseando sus primeras palabras como Pontífice: «Una comunicación desarmada y desarmante nos permite compartir una visión diferente del mundo y actuar de forma coherente con nuestra dignidad humana», dijo. De este modo, la necesaria revolución de la amabilidad en el espacio público parece un poco más cerca.

 

Por: Francisco Javier Pérez Latre
Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra

En un día de pesca común, Osman Erim descubrió una pieza única.

Según National Geographic, el hallazgo está siendo analizado por el Museo de la ciudad

 

El objeto recuperado, identificado por su forma como un tridente, remite de forma inmediata al imaginario mitológico clásicoNational Geographic explicó que se trata del emblema por excelencia del dios Poseidón, divinidad marina del panteón griego, ampliamente venerada en la Antigüedad. Esta figura mitológica encarnaba tanto la furia de las tormentas y los terremotos como la protección de los marineros y la creación de los caballos.

En representaciones tradicionales, Poseidón aparece blandiendo un tridente, forjado por los Cíclopes, que le permitía causar catástrofes naturales. De manera paradójica, en algunos contextos también era invocado como Poseidón Asphaleios, protector contra los terremotos, pese a ser considerado responsable de su origen. La fuerte carga simbólica del tridente plantea interrogantes sobre su utilización en la antigüedad.

 

tridente

 

 

Según detalla National Geographic, podría haber formado parte de rituales religiosos, haber sido depositado como ofrenda votiva o incluso haber pertenecido a un individuo romano de alto rango. Sin embargo, aún no existen pruebas concluyentes que permitan resolver estas hipótesis.

La ciudad donde se encontró el objeto se identifica con la antigua Nicea, un enclave de notable importancia durante el Imperio romano.

De acuerdo con el medio, su ubicación estratégica, próxima a rutas comerciales clave de Asia Menor y con acceso a tierras fértiles, convirtió a esta urbe en un punto de interés para las autoridades del imperio. Este contexto fortalece la posibilidad de que el tridente pertenezca a ese periodo histórico.
Nicea ocupa también un lugar destacado en la historia del cristianismo. Entre mayo y junio del año 325, fue sede del Primer Concilio Ecuménico de la Iglesia, convocado por el emperador Constantino I. Este evento sentó las bases doctrinales del credo cristiano y marcó un punto de inflexión en la historia religiosa del mundo occidental. La combinación de factores religiosos, militares y culturales convierte a İznik en un área de considerable interés arqueológico.

Un entorno sumergido con múltiples secretos

El tridente fue recuperado desde una profundidad aproximada de 20 metros, en el mismo lago que en épocas antiguas se conocía como Askania.

Según recuerda National Geographic, en 2014 fueron localizados los restos de la basílica de San Neófito, construcción de origen bizantino sumergida en el lecho del lago. Este tipo de hallazgos reafirma la importancia de İznik como espacio de estudio, con vestigios que abarcan desde la antigüedad clásica hasta el dominio otomano.

La trascendencia del objeto más allá de su materialidad

Aunque aún se desconoce el uso específico del artefacto, su aparición reaviva el interés sobre la interacción entre simbolismo religioso y prácticas sociales en la antigüedad.

Según señala National Geographic, podrían existir vínculos entre el tridente y ceremonias dedicadas a divinidades marinas. También se considera la posibilidad de que haya tenido un uso más funcional, vinculado a actividades cotidianas o como parte de un legado personal.

Al igual que otros hallazgos arqueológicos reportados en distintas áreas del antiguo Imperio romano —como los discos de bronce decorados con cabezas de león hallados en Israel o las pinturas murales recuperadas en La Vila JoiosaEspaña—, la pieza encontrada en el lago İznik contribuye al conocimiento del pasado mediante la exploración de restos materiales de gran valor contextual y simbólico.

tridente
El hallazgo permite reflexionar sobre las posibles funciones rituales, simbólicas o cotidianas que objetos similares pudieron tener en la antigüedad (Kayip Rihtim)

Conclusión provisional de los especialistas

El medio destaca que, si bien todavía es prematuro emitir un veredicto definitivo, el entorno geográfico, el tipo de objeto y los antecedentes históricos de la región sustentan la hipótesis de su origen romano.

Los expertos continúan trabajando en el análisis del tridente bajo custodia del Museo de İznik, con el objetivo de precisar su antigüedadsu función y el marco cultural al que perteneció.

Mientras tanto, tal como subraya National Geographic, el hallazgo se suma a una extensa lista de descubrimientos que permiten reconstruir fragmentos olvidados de civilizaciones pasadas y comprender mejor la interacción entre el ser humano y su entorno natural y espiritual.

Con motivo del aniversario del Concilio de Nicea, presentamos esta entrevista a Pablo Blanco Sarto.

Pablo Blanco Sarto, Premio Ratzinger de Teología 2023, nos acerca al Concilio de Nicea. Este año se celebra el 1700 aniversario del primer concilio ecuménico cristiano, que se tuvo lugar en Nicea, cerca de Constantinopla, concretamente en el año 325 después de Cristo.

 

pablo blanco Nicea

¿Qué podemos destacar de lo que se acordó en ese concilio?

 

Es efectivamente el primer concilio ecuménico. Esto quiere decir que formaron parte de él obispos de oriente y occidente, de todo el mundo. En concreto, 318 obispos. Yo creo que hay tres cosas que en definitiva proceden de Nicea, el primero es el Credo. El Credo de Nicea, que después se completa con el de Constantinopla en el 381.

Ese Credo es la confesión de fe que rezamos nosotros en las celebraciones eucarísticas del domingo. Es importante porque en aquel momento se empezaban a poner en duda las verdades centrales de cristianismo: la Trinidad y la divinidad de Jesucristo, o sea lo que repetimos en el Credo Nicea, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero, de Dios verdadero. Frente a esto estaban los famosos arrianos que hablaban de Jesucristo como un hombre divinizado.

La segunda es la fecha de la Pascua. Entonces había dos calendarios, el Juliano y el Gregoriano, por decirlo de una manera, el oriental y el occidental. Se procura unificar y curiosamente este año en 2025 coinciden los dos calendarios y por eso el papa Francisco ha pedido que se vuelva a unificar la fecha de la Pascua, es decir, que la celebremos el mismo día. El Papa con la gracia de suele tener pues dice que para unos resucita Jesús un día y para otros resucita otro y no es así exactamente, pero sí que celebramos en día distintos la resurrección de Jesucristo. 

El tercer gran tema de Nicea es la paz. No vino de modo inmediato, porque los arrianos siguieron ahí intrigando y de hecho a san Atanasio, que era el principal defensor de la divinidad de Jesucristo, pues fue desterrado a Tréveris. Él era obispo Alejandría en Egipto, imagínate, desterrado a Alemania, a Tréveris y la verdad es que esa paz tardó bastante.

Es interesante porque el arrianismo en realidad no lo vencieron ni los obispos, ni los curas, ni la jerarquía, sino que, como demuestra san John Henry Newman, que estudió la crisis arriana en el siglo IV, fueron los laicos los que defendieron que Jesucristo es verdadero Dios, que es Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero.

Ahí se ve la gran capacidad, la gran potencia que tienen los laicos y por eso, ahora que estamos un poco tras la estela del Vaticano II, y eso mismo que ocurrió en Nicea, que no hubo una paz inmediata sino que se tardó un poquito, pues también ahora después del Vaticano II, ha habido una cierta confusión, pero los frutos del Vaticano II que también tiene que ver bastante con esto que hemos dicho de los laicos, acabarán llegando, como se dice ahora, sí o sí.

 

Pablo ¿cómo podemos hacernos más ecuménicos los católicos, porque es positivo para nuestra fe entrar en esa mentalidad ecuménica?

 

Lo primero es viviendo muy bien el octavario. El octavario nace por esa necesidad de ser más creíbles ante el mundo, hay una anécdota que siempre se cuenta de la conferencia misionera de Edimburgo de 1910, donde estaban ahí reunidos distintos cristianos, ortodoxos, anglicanos, algún católico, protestantes, entonces dicen que de repente se levantó un chino y dijo:

“Vosotros nos habéis traído a Cristo y os estamos agradecidos, pero también nos habéis traído vuestras divisiones. Por favor, hablarnos de Cristo, pero no de vuestras divisiones”.

 

Entonces, por eso se instituye estos ocho días dedicados a rezar precisamente por la unidad de la Iglesia. Esto lo podemos vivir en macro o en micro, también en micro, rezando por la unidad, en la propia familia, en la sociedad, que ahora está muy polarizada, en la Iglesia, entre todos los cristianos y cristianas, y viviendo en el día a día de nuestra vida cotidiana ese ecumenismo, que se suele decir que es el ecumenismo del corazón, de las manos y de la cabeza, ¿no?

El más importante es el del corazón, el de la oración. El concilio dice que es el alma del ecumenismo, por eso hay que rezar para que, siguiendo las palabras de Jesús, en la última cena, todos seamos uno.

 

 

 

 

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CONCILIO DE NICEA

 

 

 En la Iglesia antigua, un sínodo era lo mismo que un concilio. Hoy se suele diferenciar entre el carácter deliberativo de un concilio y la índole normalmente consultiva del sínodo.

 

 

El primer sínodo o concilio general, “ecuménico”, fue el reunido en Nicea en el 325 – estamos a punto de conmemorar su 1700 aniversario-. El emperador Constantino lo convocó para solucionar la controversia originada por Arrio acerca de la divinidad de Jesucristo. Arrio era un sacerdote de la diócesis de Alejandría, en Egipto, que escandalizó a algunos de sus fieles predicando sobre el Hijo de Dios, del que decía que había sido “creado” en el tiempo.

Aunque el Hijo es muy superior a nosotros y por eso lo llamamos Dios, en realidad no es Dios, sostenía, sino que es una criatura, si bien la más excelente de todas ellas. Por otra parte, en los evangelios se habla de la pasión de Jesús, de su sufrimiento y de su muerte, algo incompatible, para Arrio, con la verdadera divinidad. El misterio trinitario – un solo Dios en tres Personas – se resuelve reintegrándolo en las categorías de la razón filosófica del helenismo: Hay un solo Dios, que es el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo son sus primeras criaturas.

 

Sínodo

 

En Nicea, concilio en el que también Arrio estuvo presente, se perfiló la doctrina católica añadiendo algunas glosas a un símbolo, o credo, que se profesaba en la iglesia de Cesarea: Creemos en un solo Dios… y en un solo Señor Jesucristo, Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, “es decir, de la sustancia del Padre”, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, “engendrado, no hecho”, “consustancial al Padre”, por quien todas las cosas fueron hechas… y en el Espíritu Santo.

Jesucristo no es una criatura, algo hecho, sino que es “consustancial” al Padre; es decir, es Dios como él, perteneciente al mismo nivel de ser. Nace así, con esta palabra – “consustancial” – el lenguaje propiamente dogmático de la Iglesia, que no sustituye la enseñanza de la Sagrada Escritura, sino que la interpreta de manera autorizada.

 

 

Queriendo adaptarse al helenismo, que no concebía que Dios interviniese en la historia, Arrio había desfigurado el testimonio bíblico. Nicea, sin embargo, se sirve de la filosofía de su época no para deformar, sino para preservar el mensaje original de la Escritura sobre el Hijo de Dios, sobre su auténtica divinidad.

La palabra bíblica “Hijo” referida a Jesús ha de interpretarse literalmente y no en un sentido figurado: “El Hijo es verdaderamente el Hijo. Por ello murieron los mártires, de ello viven los cristianos de todos los tiempos: solo esa realidad es permanente”, escribe al respecto J. Ratzinger.

Arrio quería conservar la pureza del concepto de Dios: “No quería exigirle a Dios que estuviese dispuesto a algo tan ingenuo como hacerse hombre. Estaba convencido de que en último término había que mantener el concepto de Dios, a Dios mismo, totalmente fuera de la historia humana. Estaba convencido de que a la postre el mundo tiene que arreglar sus asuntos él mismo, de que no puede tocar a Dios ni con la punta de los dedos y de que, desde luego, también Dios es demasiado grande como para que pudiese tener algún contacto con el mundo”, comenta también J. Ratzinger.

Pero un Dios así, lejano del mundo e indiferente a la suerte de los hombres, no es Dios en absoluto. No, desde luego, el Dios revelado en Jesucristo, en su pasión y en su cruz, que resume y vence con la luz de la pascua los sufrimientos y las pasiones, no figuradas sino dolorosamente reales, de los hombres. Por este convencimiento que se llama “fe” seguimos profesando en el credo de la Misa: “engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre”.

 

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CONCILIO DE NICEA

 

 

 

 

Guillermo Juan Morado.

 

 

El Papa León XIV ha manifestado la intención de que su primer viaje internacional como pontífice sea a Turquía, específicamente a la ciudad de Iznik (antigua Nicea), para conmemorar el 1.700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea, celebrado en el año 325 d.C

 

El viaje, previsto para el 20 de mayo, llegará dos días después de la misa de entronización que se celebrará en la Plaza de San Pedro.

 

leon 14

 

Además de su valor histórico, este viaje tiene una fuerte carga ecuménica. El Papa ha manifestado su deseo de continuar el camino del diálogo con la Iglesia Ortodoxa y ha cursado una invitación al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, para participar en la conmemoración.

La preparación del viaje ya está en marcha, con una delegación de la Santa Sede trabajando en los aspectos logísticos y de seguridad.

 

 

Recientes exploraciones identificaron diversa evidencia que ratifica lo argumentado en el Evangelio de Juan.

¿De qué se trata?

 

Un hallazgo científico recuerda a los primeros momentos del cristianismo. Se trata de un descubrimiento que pone de nuevo sobre la mesa la relación entre la historia religiosa y el contexto físico del Santo Sepulcro, uno de los sitios más sagrados para los cristianos. Asimismo, confirma lo advertido en el Evangelio de Juan sobre el pasado de este lugar.

Según la tradición, alberga el lugar de la crucifixión, el sepulcro de Jesús y el punto de su resurrección, en la actual ciudad de Jerusalén. Estos eventos fundamentales de la fe cristiana lo convierten en un centro de peregrinación culto para millones de fieles de todo el mundo

El descubrimiento es parte de una excavación en curso desde 2022. Los hallazgos bajo la iglesia arrojan luz sobre los primeros momentos de la historia cristiana, particularmente en torno al contexto agrícola y urbano del lugar de la crucifixión de Jesús.

Durante los trabajos arqueológicos bajo el piso de la basílica, se identificaron vestigios de cultivos de olivos y vides. Lo que confirma que el terreno de la actual Iglesia del Santo Sepulcro probablemente formaba parte de un huerto en tiempos de Jesús, tal como se menciona en el Evangelio de Juan: “En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno”.

Este hallazgo no es solo un eco de las palabras bíblicas, sino una confirmación material de cómo la zona era usada antes de la construcción de la iglesia. En aquellos tiempos, durante la vida de Jesús, el área no estaba dentro de los límites urbanos de Jerusalén, por lo que era dedicada principalmente a la agricultura. Se trataba de un sitio ideal para cultivos, ya que la ciudad aún no se había expandido hasta esos límites.

La presencia de estos sembradíos, detectada mediante análisis polínicos y arqueobotánicos, también ofrece una pista de cómo se vivía en la Jerusalén del siglo I.

El área en cuestión fue una cantera activa en la Edad del Hierro, y los arqueólogos encontraron fragmentos de cerámica y otros objetos cotidianos de esa época. Con el tiempo, el terreno pasó de ser utilizado para la extracción de piedra a convertirse en un cementerio, como era habitual en esa época.

Las tumbas fueron excavadas en la roca, tal como se hacía en otros lugares cercanos. Este cambio de uso refleja la evolución del espacio, adaptado a las necesidades de cada época.

Antes de ser considerado un sitio sagrado para los cristianos, también fue utilizado como zona agrícola. Tras el abandono de la cantera, se construyeron muros bajos de piedra que delimitaban pequeñas parcelas, y el terreno fue rellenado con tierra para el cultivo; lo que lo convirtió en un huerto.

Este cambio refleja una fase de transición en la que el espacio dejó de ser industrial y pasó a tener una función más doméstica y de subsistencia. El uso agrícola, probablemente de olivos y vides, coincidió con una descripción del Evangelio de Juan, en la que se menciona un “huerto” cercano al sepulcro de Jesús.

sepulcro

La gran transformación ocurrió en el siglo IV, cuando el emperador Constantino mandó construir una iglesia sobre lo que se creía era el sitio donde fue sepultado Cristo. Así lo explica Francesca Romana Stasolla, profesora de la Universidad Sapienza de Roma e investigadora principal del proyecto, al medio The Times of Israel: “Debemos imaginar que, a medida que la cantera se abandonaba progresivamente, se excavaron tumbas a diferentes niveles. Por lo tanto, la zona albergaba varios entierros de ese período”.

Constantino seleccionó el que se veneraba como la tumba donde fue enterrado Jesús y excavó a su alrededor en la zona que corresponde a la rotonda actual, aislándolo de los demás entierros”, agregó.

El equipo de investigación descubrió una base circular de mármol bajo el edículo (la pequeña estructura que actualmente cubre el sepulcro), lo que sugiere que esta era parte de la primera monumentalización realizada por Constantino, quien fue el primero en convertir este espacio en un lugar de culto cristiano.

“Estamos realizando análisis geológicos para verificar el origen del mármol y también estamos analizando la argamasa. Ambas pruebas pueden brindarnos información importante”, expresó la especialista.

La restauración de la Iglesia

Las exploraciones recientes no solo abren una ventana al pasado, sino también permiten el trabajo arqueológico en un lugar tan importante. Durante la restauración de la iglesia, iniciada en 2019, se permitió que los arqueólogos excaven bajo el piso del edificio para estudiar las capas más antiguas, muchas de las cuales se habían superpuesto a lo largo de los siglos.

Según indicaron los expertos que trabajan en el lugar, las labores que se realizan en este sitio se están llevando a cabo con sumo cuidado, ya que sigue siendo una edificación activa de culto, donde miles de personas se reúnen a diario.

A pesar de las complejidades logísticas, los investigadores lograron documentar monedas del siglo IVrestos de alimentos de diversas épocas, y huesos de animales que nos cuentan sobre los hábitos de aquellos que visitaron y vivieron cerca del Santo Sepulcro a lo largo de los siglos.

 

Biografía de los pastorcillos de Fátima

 

LUCIA DOS SANTOS

Lucia Dos Santos nació el 22 de marzo de 1907 en el seno de una familia humilde de Aljustrel, un pequeño pueblo de pastores a 160 kilómetros de Portugal. Sus padres eran António dos Santos y María Rosa Ferreira.

Era la pequeña de siete hermanos, cinco chicas y un varón, lo que le permitía el lujo de ganarse los mimos y privilegios de su madre. Desde pequeña fue adquiriendo una gran devoción por la Virgen.

A los seis años hizo su primera Comunión, donde recibió la primera caricia de su Santísima Madre. Durante la ceremonia, una vez recibida la Comunión, se dirigió a una capilla lateral de la Iglesia dedicada a una advocación de la Virgen. Al mirarla pudo comprobar cómo la Señora le sonreía, acontecimiento que quedó fuertemente grabado es su corazón.

Lucia fue la encargada de llevar a pastorear el rebaño desde 1915, ya que así lo requerían las necesidades de la familia. A partir de 1916 sus primos Jacinta y Francisco le empezaron a acompañar en esta misión. Fue precisamente en ese año cuando empezaron a acontecer sucesos sobrenaturales; primero, las apariciones del Ángel de la Paz y, meses más tarde, las de la Virgen.

Durante el tiempo que duraban las apariciones, por ser la mayor de los tres, se encargaba de hablar con la Virgen. A pesar de significar una gran alegría, las revelaciones también supusieron un fuerte sufrimiento para la joven vidente. En primer lugar por la incomprensión por parte de su familia y la gente que le rodeaba.

 

fatima

 

Tachada de mentirosa y embustera, su madre le golpeaba  e intentaba corregirla. Ante esta situación, Lucia, angustiada, llegó a plantearse la posibilidad de que las apariciones fueran obra del diablo. No obstante, atravesados los momentos de duda, y gracias al apoyo de sus primos, siguió fiel a los mandatos de la Virgen.

Por otro lado, la Virgen le reveló que Jacinta y Francisco morirían pronto, pero que ella debía quedarse en la tierra. Pensar en que podría quedarse sola le supuso gran miedo y tristeza, pero la Señora le consoló prometiendo que siempre estaría junto a ella.

Una vez terminadas las apariciones, Lucia quiso cumplir el mandato de la Virgen y empezó a asistir a la escuela para poder aprender a leer. Gracias a su ingenio y gran memoria, pronto aprendió las primeras letras.

Pero pasadas las apariciones, la situación de Lucia no dejaba de ser la de una vidente, y así era vista por todo el mundo. El recién nombrado obispo de Leiria estaba preocupado por su situación y buscó que dispusiera de una buena educación. Así pues, el 17 de mayo de 1921 Lucia entró como educanda en el Colegio de las Hermanas de Santa Dorotea.

 

sor lucia fatima

 

 

En el Colegio, la vida intensa de piedad le llevó a plantearse su vocación. En 24 de octubre de 1925, con 18 años, inició el Noviciado como Carmelita en Tuy. Allí pasa dos años del Noviciado, para profesar el día 3 de octubre de 1928.

A fines de mayo de 1946, se le ordena volver a Portugal. Después de estar unos días, visitando y reconociendo los lugares de las Apariciones, en la Cova da Iría y en Aljustrel, es destinada a la Casa de Sardão, en Vila Nova de Gaia, cerca de Oporto.

Y, finalmente, renovando antiguos deseos de retiro y soledad, alcanza del Papa Pío Xll, la gracia de pasar al Carmelo de Santa Teresa en Coimbra, y a él llega el 25 de marzo de 1948, para llevar una vida de oración y penitencia.

Tan sólo volvió a Fátima para ocasiones especiales, como la visita del Papa Pablo VI o las de Juan Pablo II años más tarde. El 13 de febrero de 2005, poco antes de cumplir los 98 años, fallece en Coímbra con fama de santidad. A lo largo de toda su vida siguió recibiendo apariciones de la Virgen.

 

 

FRANCISCO MARTO

Francisco Marto nace en Aljustrel, Fátima, el 11 de junio de 1908 y 9 días más tarde, el 20 de junio, es bautizado. Al igual que su prima, pertenece a una humilde familia de pastores y a partir de 1916 acompaña a Lucia y a su hermana Jacinta a pastorear a las ovejas.

Recibió la primera comunión en 1916 de mano del Ángel de la Paz, junto a su hermana pequeña.

Desde pequeño fue un joven de pocas palabras, tímido y reservado. Tal vez por este motivo, y a diferencia de Jacinta, no fue gran inconveniente para él tener que ocultar a sus padres las apariciones.

 

pastorcillos Fatima

 

Durante las apariciones, Francisco no podía escuchar lo que la Virgen decía, tan sólo podía verla. A pesar de ello, llamaba la atención la devoción y el recogimiento que presentaba. Se tomó muy en serio el mandato de la Virgen de mortificarse y rezar por la conversión de los pecadores; pero su principal preocupación era la de consolar a Jesús por los pecados de los hombres.

Muy a menudo se retiraba discretamente de sus amigos para irse a rezar frente el Sagrario, donde podía pasar largas horas. La noticia de la Virgen de que iba a morir pronto le produjo gran serenidad y alegría, ya que “pronto podría estar en el Cielo”.

En diciembre de 1918 cayó víctima de una neumonía, lo que le obligó a guardar cama durante meses. Vivió su enfermedad de forma heroica, siendo un gran ejemplo para su familia, quienes admiraban la profunda devoción y el espíritu contemplativo de un niño de apenas diez años. Un día le reveló a su hermana que ofrecía todos sus sufrimientos, que no eran escasos, para consolar a Jesús.

Finalmente el 4 de abril de 1919, tras meses de larga y dolorosa enfermedad, habiendo recibido los últimos sacramentos, falleció santamente en su casa de Aljustrel, acompañado de su familia.

Su cuerpo reposa en el interior de la basílica de Fátima, junto a su hermana y su prima. San Juan Pablo II lo beatificó el 13 de mayo del año 2000 en Fátima, frente a centenares de millares de fieles. El Papa Francisco lo proclamará santo el 13 de mayo de 2017, en el centenario de la primera aparición de la Virgen.

 

 

 

JACINTA MARTO

Jacinta Marto nace en Aljustrel, Fátima, el 11 de marzo de 1910 y fue bautizada el 19 del mismo mes. Era la más pequeña de una humilde familia de pastores.

 

Alegre y jovial, Jacinta adoraba encargarse de sus labores de cuidar al ganado junto a su hermano Francisco y su prima Lucia.

Recibió la primera comunión en 1916, de mano del Ángel de la Paz. Y un año más tarde, tras la primera aparición de la Virgen fue ella quien comunicó a su madre lo sucedido, a pesar de haber prometido repetidas veces a Lucia que no contaría nada.

Jacinta FatimaLe gustaba cantar y jugar. Era de constitución débil y poseía una gran sensibilidad que le permitió desarrollar gran admiración por la naturaleza y la creación. Adoraba a su familia. Cuando fue detenida por negarse a revelar el secreto, su mayor preocupación era la de morir sin haberse podido despedir de su familia.

Las apariciones de la Virgen provocaron en ella una gran felicidad y quedó cautivada por la belleza la Santísima Virgen. Más adelante, tomando el mandato divino que le había sido revelado, desarrolló una gran preocupación por la salvación de los pecadores  y el desagravio al Corazón Inmaculado de María, que le llevaron a rezar insistentemente y realizar una la mortificación heroica. También amaba la figura del Santo Padre y rezaba por él a diario.

Amante del baile, en abundantes ocasiones después de las apariciones se negaba a realizar esta actividad para ofrecer al Señor ese sacrificio.

En diciembre de 1918 cayó enferma víctima de una neumonía. Sufría mucha sed, pero decidió no quejarse y beber para ofrecer el sacrifico por la salvación de los pecadores. Su madre familia preocupada por la salud de su hija, ya que negaba cualquier cosa que le ofrecían para comer. Dándose Jacinta cuenta del disgusto, lloró, pidió perdón a su madre y aceptó gustosamente el alimento que le ofrecía, intentando así que quedara más tranquila.

Estando en cama recibió una visita de la Virgen, que le anunció que pronto se llevaría a Francisco al Cielo. Jacinta pidió permanecer un tiempo más para poder continuar rezando por los pecadores. La Virgen le dijo que sería trasladada a un hospital, donde iba a sufrir mucho, ya que quedaría sola. La niña sufrió mucho con aquella noticia, ya que su mayor miedo era morir sin compañía, pero aceptó gustosamente.

Cuando falleció Francisco lloró mucho y no hacía otra cosa que pensar en él. Jacinta contó a su prima que en una segunda aparición la Virgen le había revelado que moriría en Lisboa sin la compañía de su familia, pero que la Virgen iría a buscarle. Las primas se abrazaron conscientes de que tal vez era la última vez que podían hacerlo. Lucia le preguntó qué iba a hacer en el Cielo, a lo que Jacinta respondió: “Voy a amar mucho a Jesús, al Inmaculado Corazón de María; pediré mucho por ti, por los pecadores, por el Santo Padre, por mis padres y hermanos, y por todas esas personas que me han dicho que pida por ellas”.

Al poco tiempo, el 21 de enero de 1920, fue trasladada efectivamente a Lisboa, donde falleció el 20 de febrero a las diez y media de la noche, sin la compañía de ninguno de sus familiares.

El cuerpo de Jacinta reposa en el interior de la basílica de Fátima, junto al de los otros dos videntes. El 13 de mayo del año 2000 fue beatificada por san Juan Pablo II; y el 13 de mayo, centenario de la primera aparición de la Virgen, será canonizada por el Papa Francisco en el lugar de las apariciones.

 

+ info-

Las apariciones de Fátima

 

Ver en Wikipedia

Santuario de Nuestra Señora de Fátima – Sitio oficial

 

 

El papado de León XIV tiene el potencial de dejar una huella imborrable en la historia de la Iglesia y del mundo

 

Con la elección de León XIV, la Iglesia Católica inicia un nuevo capítulo en su rica historia universal, esta vez en el marco un mundo globalizado y fragmentado, armado hasta los tuétanos y que pide a gritos reconciliación y paz.

A León XIV, de formación matemática, espiritualidad agustiniana y corazón social como León XIII, de quien toma el nombre, se le brinda desde ahora la oportunidad de seguir los pasos de sus predecesores y dejar una huella indeleble en la humanidad. Si Francisco, puede ser llamado el Papa de la misericordia; Benedicto XVI, el Papa de la razón; Juan Pablo II, el Papa de la solidaridad; León XIV podría pasar a la historia como el papa de la Unidad.

Su liderazgo mundial pondría un renovado compromiso hacia un cristianismo más unido y una humanidad más pacífica, que nos guíe hacia un futuro «desarmado por el amor de Dios», como nos ha dicho en su emocionante saludo inicial.

La realidad actual nos presenta desafíos que requieren un fuerte espíritu de unidad. Y León XIV es un verdadero experto en ello. Su lema episcopal, «en Él somos uno» (In Illo uno unum»), invitándonos a la unión espiritual en Cristo, lo confirma. La polarización política, la intolerancia y persecución religiosas y las injusticias sociales reclaman un papa como León XIV, quien de seguro fomentará un diálogo social constructivo en el mundo que promueva la unidad.

La voz de León XIV resonará con firmeza en toda la Tierra, llamando a los líderes políticos a la reconciliación y al entendimiento mutuo, recordando a los católicos que la fe cristiana es un vínculo amoroso con Cristo que trasciende las diferencias. León XIV tiene muy claro que una humanidad no construida desde la unidad y la paz corre el riesgo de autodestruirse. Así lo vio también su antecesor León XIII.

El pontificado misionero de León XIV inspira a todos los católicos a mirar más allá de las divisiones internas y a enfocarse en lo que realmente une a la Iglesia: el amor de un Dios encarnado que nos ha amado en extremo hasta la muerte en la cruz. La unidad no significa homogeneidad; al contrario, debe celebrarse la riqueza de la diversidad dentro de la Iglesia católica.

La búsqueda de la unidad, no solo entre los católicos, sino entre los cristianos, es otra tarea primordial y pendiente para León XIV. La división entre las diferentes denominaciones ha sido una de las realidades más persistentes en la historia de la Iglesia. Sin embargo, León XIV nos ha dejado claro que continuará la construcción de ese gran puente iniciado por sus predecesores que conecte a católicos, ortodoxos y protestantes, y trabajará sin descanso en la labor misionera compartida de encarnar el Evangelio. Estoy convencido de que este esfuerzo ecuménico será una práctica diaria del papa León XIV.

Pero la unidad no se limita a la comunidad cristiana. En un mundo donde la intolerancia y el extremismo parecen crecer, León XIV ha de erigirse, y lo conseguirá, en un gran defensor del diálogo interreligioso. Siguiendo a sus predecesores, su liderazgo alentará encuentros con líderes de otras tradiciones religiosas, creando un espacio donde se compartan valores fundamentales como la paz, la compasión, la misericordia, la apertura a la trascendencia, el respeto y la búsqueda de la verdad.

El diálogo interreligioso no solo ha de promover la unidad entre las religiones, sino que también ha de permitir abordar conjuntamente problemas globales que requieren una respuesta colectiva. La colaboración interreligiosa es clave para enfrentar desafíos como la erradicación de la pobreza extrema, el desarme, las crisis migratorias y la degradación ambiental.

Leon XIV

León XIV nos ha dejado también claro que será un defensor incansable de la paz. Promover el desarme, la resolución pacífica de conflictos y la justicia social serán pilares fundamentales de su papado, como ha insinuado en sus primeras palabras al mundo.

Al abogar por un mundo sin guerras y donde la pobreza y la desigualdad sean erradicadas, el nuevo Papa puede convertirse en un símbolo de esperanza para millones de hombres de buena voluntad, creyentes y no creyentes. Su primer mensaje nos ha inspirado a trabajar juntos por un mundo más justo y equitativo en el que los principios sociales cristianos juegan un papel importante.

En plena continuidad con Francisco, y con un toque agustiniano que nos recuerda la importancia de la ciudad de Dios, el papado de León XIV tiene el potencial de dejar una huella imborrable en la historia de la Iglesia y del mundo. Como papa de la unidad, León XIV trabajará sin descanso por un futuro donde la paz, la justicia y el amor prevalezcan.

La humanidad espera ansiosa su respuesta a este desafío monumental de su pontificado, y beneficiarse profundamente de su liderazgo en la búsqueda de una sociedad más unida y en paz. Sin duda, los cardenales han acertado en la elección de este cardenal culto y misionero, tímido y cercano, a quien a partir de ahora llamamos León XIV. Una vez más, el Espíritu Santo ha hecho una de las suyas. Y no solo porque nos haya puesto a un matemático al frente de la Iglesia en la era de la inteligencia artificial.

Rafael Domingo Oslé es catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Navarra y acaba de publicar El sentido del cristianismo

 

"Fátima" - La película completa

Fátima, la película, (2020) de Marco Pontecorvo, vuelve a relatarnos la historia de aquellos niños pastores, Lucía dos Santos y sus primos, que durante la Gran Guerra gozaron de particulares visiones de la Virgen, con mensajes de conversión en un ambiente de creciente laicismo.

Dicho relato viene acompañado de una trama situada en 1989, y que consiste en unas conversaciones entre sor Lucía y el profesor Nichols en el carmelo de Santa Teresa de Coimbra. Estas conversaciones actualizan los milagros de Fátima, poniendo en diálogo la fe de sor Lucía (Sonia Braga) con el positivismo escéptico del profesor (Harvey Keitel).

 

En realidad, esta confrontación atraviesa toda la película, al mostrar cómo los poderosos de la comarca se oponen con todas sus fuerzas al movimiento de fe que se ha generado en el pueblo con motivo de las apariciones.

A la negación del milagro se unen aquellos que consideran que la Virgen no ha escuchado sus peticiones, y que dan más importancia a sus propias ideas que a la imponencia de los hechos sobrenaturales.

La película describe las principales características de un proceso de conversión personal, pero también comunitario, con sus noches oscuras incluidas.

La película está rodada con mucha sensibilidad y no carece de cierto lirismo. La recreación de los ambientes de época está muy cuidada y es convincente.

De la interpretación de actores cabe destacar la de la joven Stephanie Gil, española de 15 años, en el papel de la pastora Lucía, y que es sorprendentemente brillante, dada su edad. Una película notable, y que dados los tiempos que corren es un auténtico milagro. Estupendo cine familiar.

Fátima, la película

fatima peliculaDirector:      Marco Pontecorvo

País:      Estados Unidos

Año:      2020

Género:    Drama

Público:     Todos

 

Aquí puedes ver la película competa:

 

 

 

 

 

 

 

EL PAPADO EN LA IGLESIA PRIMITIVA

 

Consideramos que el papado en el cristianismo primitivo fue un período de la historia de la Iglesia entre el año 30 d.C., en el que San Pedro asumió efectivamente su papel pastoral como cabeza visible de la Iglesia, hasta el pontificado del Papa San Melquíades en 313, cuando terminó la persecución del Imperio Romano.

 

Los papas del siglo I

San Pedro murió en el año 67, en la ciudad de Roma, y fue sucedido por San Lino, luego por San Anacleto (como lo documenta San Ireneo en el siglo II), y luego por San Clemente I, en el siglo primero.

Los Padres de la Iglesia nunca negaron la primacía de Roma. Además de la Iglesia Romana, las Iglesias de Alejandría y Antioquía también eran centros importantes para el cristianismo y sus obispos tenían jurisdicción sobre ciertos territorios, pero ellos, como todas las demás Iglesias, estaban subordinados a la Iglesia de Roma.

Como informa San Ireneo, después de la muerte de Pedro, el episcopado de Pedro pasó a San Lino, cuando murió, fue a Santo Anacleto, y cuando murió, a San Clemente.

San Clemente I fue posteriormente considerado el primer Padre de la Iglesia por haber defendido públicamente a la Iglesia, la jerarquía sacerdotal y los rituales.

 

Papado - papas siglo I

historia del Papado

 

 

Hacia el año 95  San Clemente, cuarto obispo de Roma, escribió una carta a la Iglesia de Corinto para poner fin a una discordia que había estallado y que había dado lugar a la destitución de los ancianos (capítulo 47). El prestigio de la iglesia romana en este caso está implícito en el tono decidido y, en algunos casos, incluso amenazador de la carta de advertencia de Clemente, que espera la obediencia a lo que Dios dijo a través de la Iglesia de Roma (según los capítulos 47, 59 y 63):

 

“Lee la epístola del bendito apóstol Pablo. ¿Qué le escribió en el momento en que comenzó a predicarse el evangelio? De hecho, bajo la inspiración del Espíritu, les escribió sobre sí mismo, Cefas y Apolo, porque hasta entonces se habían formado grupos entre vosotros. Pero esta inclinación hacia uno por encima del otro le causó menos preocupación, ya que vuestras parcialidades fueron entonces mostradas a los apóstoles, ya de gran reputación, y a un hombre que habían aprobado.

Pero ahora reflexiona quiénes son los que te han pervertido y reducido la fama de tu famoso amor fraternal. Es vergonzoso,  sí, sumamente vergonzoso e indigno de tu profesión cristiana, que se deba escuchar que la iglesia más firme y antigua de los corintios debe, debido a una o dos personas, involucrarse en la sedición contra sus presbíteros.

Y ese rumor no solo nos llegó a nosotros, sino también a aquellos que no están conectados con nosotros; de modo que el nombre del Señor es blasfemado, mientras que el peligro también te sobreviene ”.
- Carta de Clemente a los Corintios, capítulo 47

 

La Iglesia de Roma le habla a la Iglesia de Corinto como un superior le habla a un subordinado. En el primer capítulo, el autor se disculpa de inmediato por no haber podido dedicar su atención antes a las irregularidades existentes en la lejana Iglesia de Corinto. Esto demuestra claramente que la vigilancia cristiana primitiva y la preocupación de la comunidad por la comunidad no fueron los únicos que inspiraron la redacción de la carta. Si ese fuera el caso, una disculpa por entrometerse en la controversia estaría en orden.

Pero el obispo de Roma considera que es un deber tratar el asunto y considera pecado de su parte si no le obedecen:

 

“Sin embargo, si alguien desobedece las palabras pronunciadas por Él a través de nosotros (Iglesia de Roma), hágale saber que estará involucrado en transgresión y grave peligro; pero seremos inocentes de este pecado y desearemos que el Creador de todo conserve sin interrupción el número calculado de Sus elegidos en todo el mundo...”.
- Carta de Clemente a los Corintios, capítulo 59

 

Este tono no puede explicarse adecuadamente sobre la base de las estrechas relaciones culturales que existen entre Corinto y Roma, sino sobre la base de la relación de autoridad de la Iglesia de Roma sobre Corinto.

“Nos darás alegría y placer si te sometes a lo que hemos escrito por el Espíritu Santo, cortando la ira que nace de los celos, en línea con el pedido de paz y armonía que te hacemos para esta carta. Enviamos hombres fieles y discretos, cuya conversación desde la juventud hasta la vejez ha sido impecable entre nosotros, serán testigos entre vosotros y nosotros. Esto lo hicimos para que pueda saber cuál era toda nuestra preocupación y que pueda estar en paz rápidamente ".
- Carta de Clemente a los Corintios, capítulo 63

 

En resumen sobre este incidente, San Ireneo (130-202), obispo de Lyon, describe los acontecimientos del siglo I en su obra del siglo II:

“En el pontificado de Clemente surgieron serias divergencias entre los hermanos de Corinto. Por eso la Iglesia de Roma envió a los Corintios una carta muy importante para reunirlos en paz, reavivar su fe y reconfirmar la tradición que habían recibido recientemente de los apóstoles, es decir, la fe en el único Dios omnipotente, el Creador de la el cielo y la tierra, el Creador del hombre, que trajo el diluvio y llamó a Abraham, que dirigió al pueblo de la tierra de Egipto, habló con Moisés, estableció la ley, envió a los profetas y preparó fuego para el diablo y sus ángeles. . "
- Contra las herejías, libro 3, capítulo 3, versículo 3. [4]

 

Roma era consciente de su autoridad y de la responsabilidad que esto implicaba; Corinto también lo reconoció y se inclinó ante ella. El hecho de que la carta fuera muy respetada y leída con regularidad no solo en Corinto, sino también en otras iglesias, tanto que llegó a ser considerada por algunos como inspirada, implica la existencia en la conciencia de los cristianos no romanos de una estima por Iglesia romana como tal, que reconoce una posición superior.

La autoridad de Clemente como obispo de Roma acaba corroborando la auténtica afirmación de la Iglesia católica de que estas acciones revelan que, desde temprana edad, la Sede de Roma (y su obispo, que es el Papa) tenía primacía sobre los cristianos.

 

Como narra el historiador Eusébio de Cesarea, Clemente, después de nueve años de pontificado (88-97) “pasó el sagrado ministerio a Evaristo”, y cuando murió, se lo pasó a Alejandro I. Y en el año 107, durante el pontificado de Alejandro, una carta había sido escrita a la Iglesia de Roma por San Ignacio, tercer obispo de Antioquía, quien envió otras cinco cartas a cinco iglesias antes de ser martirizado y devorado por bestias.

San Ignacio de Antioquía, en su Carta a los Romanos, también atribuye a la Iglesia de Roma epítetos insólitos, honorables. Mientras Ignacio amonesta y advierte a los miembros en sus Epístolas a las otras Iglesias, en su Carta a los Romanos solo expresa peticiones respetuosas: En su prólogo, Ignacio describe la iglesia de Roma como “digna de Dios, digna de honor, digna de felicitaciones, digno de alabanza, digno de éxito, dignamente puro y preeminente en amor ”.

El tratamiento que le da a la Iglesia en Roma es: “a la Iglesia que preside en la Región de los Romanos”. La Iglesia de Roma presidió las demás Iglesias, es decir, que su Obispo era el jefe de la Iglesia Católica diseminada por todo el mundo:

“Ignacio, también llamado Teóforo, a la Iglesia que recibió misericordia por la grandeza del Padre Altísimo y de Jesucristo su único Hijo, Iglesia amada e iluminada por la voluntad de Aquel que eligió a todos los seres, es decir, según la fe y la caridad de Jesucristo nuestro Dios, ella que también preside en la región de los romanos, digna de Dios, digna de honra, digna de ser llamada bienaventurada, digna de alabanza, digna de éxito, digna de pureza, y que preside con caridad en observancia de ley de Cristo y que lleva el nombre del Padre. Yo también os saludo en el nombre de Jesucristo, hijo del Padre ".
- Carta de Ignacio a los Romanos, prólogo

 

Estas declaraciones prueban que Ignacio, obispo de una de las iglesias más grandes que existieron, a principios del siglo II, al menos atribuyó a la Iglesia de Roma la precedencia universal en prestigio y honor.

Según la lista de San Ireneo del siglo II, cuando el Papa Alejandro I murió después de 8 años de pontificado (107-115, como narra Eusébio de Cesarea en Historia Eclesiástica IV, 1) fue sucedido por Sixto I (115-126), y éste por San Telésforo (126-137), y luego San Higinio.

 

by Gabriel Larrauri - www.primeroscristianos.com

 

+ INFO –

Historia del Papado – El primado de san Pedro en la Iglesia primitiva

Ver San Pedro en Wikipedia 

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