El mundo cristiano celebra los 1.700 años del Concilio de Nicea, primer concilio ecuménico
Primer Concilio de Nicea, también primer concilio ecuménico. En él se declaró que Jesucristo es Dios (verdadero Dios y verdadero hombre), hijo eterno de Dios (homousios = de la misma naturaleza del Padre) y hecho hombre por nuestra salvación. La filiación divina de Jesús nos ha hecho hijos en Él y hermanos entre nosotros, especialmente los cristianos.
Esto ha tenido y sigue teniendo grandes consecuencias para la historia y la cultura, a través de la vida cristiana, como se apunta en el documento de la Comisión Teológica Internacional, “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador: 1700 años del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025)”. Nos limitamos aquí a señalar algunas implicaciones educativas de las conclusiones del texto (cf. nn 121-124).
Belleza, asombro
Ante todo, el camino de la belleza. Se dice que esta celebración “es una invitación apremiante para que la Iglesia redescubra el tesoro que se le ha confiado y aproveche para compartirlo con alegría, en un nuevo impulso, incluso en una ‘nueva etapa de evangelización’”, con palabras del Papa Francisco. Sin duda con implicaciones educativas.
Lo primero que propone es “dejarnos asombrar por la inmensidad de Cristo para que todos queden maravillados; reavivar el fuego de nuestro amor al Señor Jesús, para que todos puedan arder de amor por él. Nada ni nadie es más hermoso, más vivificante, más necesario que Él”, como ya dijo Dostoievski.
En efecto, ¿cómo es posible acostumbrarse a que Dios se haya unido, en Cristo, a la humanidad para llevarla a la plenitud de la vocación humana, y, además, de modo que nos ha hecho hijos amados y hermanos en la familia de Dios mediante el Espíritu Santo?
Y por eso: “Quienes han visto la gloria (doxa) de Cristo pueden cantarla y dejar que la doxología se convierta en anuncio generoso y fraterno, es decir, en kerigma”.
Realismo
Segundo, el realismo. Conviene señalar que el mensaje cristiano no es nada ingenuo: no pasa por alto el mal, ni la complejidad de la realidad, ni tampoco olvida nuestra resistencia a los planes divinos.
Señala el documento: “Proclamar a Jesús como nuestra Salvación desde la fe expresada en Nicea no es ignorar la realidad de la humanidad. No da la espalda a los sufrimientos y a las sacudidas que atormentan al mundo y que hoy parecen socavar toda esperanza”.
Así es, porque no se puede decir que Jesús no haya conocido “la violencia del pecado y del rechazo, la soledad del abandono y de la muerte”; pero desde ese abismo del mal, “ha resucitado para llevarnos también a nosotros en su victoria hasta la gloria de la resurrección”.
Además, el anuncio renovado de la salvación obrada por Cristo, “tampoco ignora la cultura y las culturas, al contrario, también aquí con esperanza y caridad las escucha y se enriquece con ellas, las invita a la purificación y las eleva”.
Al mismo tiempo, “entrar en una esperanza tal requiere evidentemente una conversión, en primer lugar, de parte de quien anuncia a Jesús con la vida y con la palabra, porque implica una renovación de la inteligencia según el pensamiento de Cristo”.
Por eso, siendo Nicea “fruto de una transformación del pensamiento que ha sido posible por el acontecimiento Jesucristo”, “solo será posible una etapa nueva de evangelización para aquellos que se dejan renovar por este acontecimiento, para quienes se dejan aferrar por la gloria de Cristo, siempre nueva”.
Misericordia
Tercero, la concreta escuela de la misericordia: “Proclamar a Jesús como nuestra Salvación desde la fe expresada en Nicea significa prestar especial atención a los más pequeños y vulnerables de nuestros hermanos y hermanas”. Nos compromete personal y socialmente: “Proclamar significa aquí “dar de comer”, “dar de beber”, “acoger”, “vestir” e “ir a visitar” (Mt 25,34-40)”. Es decir, con las obras de misericordia, “irradiar la humilde gloria de la fe, de la esperanza y de la caridad para con aquellos en los que no se tiene confianza, de quienes nadie espera nada y que no son amados por el mundo”.
Pero aquí no se habla solo del que hace las obras de misericordia, sino también del que las recibe: “No nos equivoquemos: estos crucificados de la historia son Cristo entre nosotros, en el sentido más fuerte posible: “conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40).
Él se identifica con ellos y ellos con Él: “El Crucificado-Resucitado conoce íntimamente sus sufrimientos y ellos conocen los suyos. Son, por tanto, los apóstoles, maestros y evangelizadores de los ricos y de los sanos”.
Testimonio, coherencia
Finalmente, la fe que viene de Nicea es la fe cristiana que se proclama en el Credo y se vive mediante la liturgia y los sacramentos, y la oración. Y que se testimonia con una conducta centrada en la fraternidad que se funda en Cristo. Por tanto, “el anuncio solo será fructífero si hay consonancia entre la forma del mensaje y su contenido, entre la forma de Cristo y la forma de la evangelización”. Esto requiere seguir a Cristo “manso y humilde de corazón” (Mt 11,29; cf. Mt 5, 5) y dejarle actuar en nosotros para alcanzar Su victoria.
No es esta, se concluye, una victoria sobre los adversarios (excepto Satanás). No se trata de una batalla que deje perdedores; sino de la configuración con Cristo, que miraba con amor y compasión, dejándose llevar por el Espíritu del Padre.
En efecto, porque, en la vida de los cristianos, se cumple aquello de que el mensajero forma parte de un mensaje que abre siempre de nuevo al asombro.
Solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista, Precursor del Señor, que, estando aún en el seno materno, al quedar lleno del Espíritu Santo exultó de gozo por la próxima llegada de la salvación del género humano.
Su nacimiento profetizó la Natividad de Cristo el Señor, y su existencia brilló con tal esplendor de gracia, que el mismo Jesucristo dijo no haber entre los nacidos de mujer nadie tan grande como Juan el Bautista.
Origen de la fiesta
La Iglesia celebra normalmente la fiesta de los santos en el día de su nacimiento a la vida eterna, que es el día de su muerte. En el caso de San Juan Bautista, se hace una excepción y se celebra el día de su nacimiento. San Juan, el Bautista, fue santificado en el vientre de su madre cuando la Virgen María, embarazada de Jesús, visita a su prima Isabel, según el Evangelio.
fiesta conmemora el nacimiento "terrenal" del Precursor. Es digno de celebrarse el nacimiento del Precursor, ya que es motivo de mucha alegría, para todos los hombres, tener a quien corre delante para anunciar y preparar la próxima llegada del Mesías, o sea, de Jesús. Fue una de las primeras fiestas religiosas y, en ella, la Iglesia nos invita a recordar y a aplicar el mensaje de Juan.
El nacimiento de Juan Bautista
Isabel, la prima de la Virgen María estaba casada con Zacarías, quien era sacerdote, servía a Dios en el templo y esperaba la llegada del Mesías que Dios había prometido a Abraham. No habían tenido hijos, pero no se cansaban de pedírselo al Señor. Vivían de acuerdo con la ley de Dios.
Un día, un ángel del Señor se le apareció a Zacarías, quien se sobresaltó y se llenó de miedo. El Árcangel Gabriel le anunció que iban a tener un hijo muy especial, pero Zacarías dudó y le preguntó que cómo sería posible esto si él e Isabel ya eran viejos. Entonces el ángel le contestó que, por haber dudado, se quedaría mudo hasta que todo esto sucediera. Y así fue.
La Virgen María, al enterarse de la noticia del embarazo de Isabel, fue a visitarla. Y en el momento en que Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó de júbilo en su vientre. Éste es uno de los muchos gestos de delicadeza, de servicio y de amor que tiene la Virgen María para con los demás. Antes de pensar en ella misma, también embarazada, pensó en ir a ayudar a su prima Isabel.
El ángel había encargado a Zacarías ponerle por nombre Juan. Con el nacimiento de Juan, Zacarías recupera su voz y lo primero que dice es: "Bendito el Señor, Dios de Israel".
Juan creció muy cerca de Dios. Cuando llegó el momento, anunció la venida del Salvador, predicando el arrepentimiento y la conversión y bautizando en el río Jordán.
La predicación de Juan Bautista
Juan Bautista es el Precursor, es decir, el enviado por Dios para prepararle el camino al Salvador. Por lo tanto, es el último profeta, con la misión de anunciar la llegada inmediata del Salvador.
Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Venían hacia él los habitantes de Jerusalén y Judea y los de la región del Jordán. Juan bautizaba en el río Jordán y la gente se arrepentía de sus pecados.
Predicaba que los hombres tenían que cambiar su modo de vivir para poder entrar en el Reino que ya estaba cercano. El primer mensaje que daba Juan Bautista era el de reconocer los pecados, pues, para lograr un cambio, hay que reconocer las fallas.
El segundo mensaje era el de cambiar la manera de vivir, esto es, el de hacer un esfuerzo constante para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Esto serviría de preparación para la venida del Salvador. En suma, predicó a los hombres el arrepentimiento de los pecados y la conversión de vida.
Juan reconoció a Jesús al pedirle Él que lo bautizara en el Jordán. En ese momento se abrieron los cielos y se escuchó la voz del Padre que decía: "Éste es mi Hijo amado...". Juan dio testimonio de esto diciendo: "Éste es el Cordero de Dios...".
Reconoció siempre la grandeza de Jesús, del que dijo no ser digno de desatarle las correas de sus sandalias, al proclamar que él debía disminuir y Jesús crecer porque el que viene de arriba está sobre todos.
Fue testigo de la verdad hasta su muerte. Murió por amor a ella. Herodías, la mujer ilegítima de Herodes, pues era en realidad la mujer de su hermano, no quería a Juan el Bautista y deseaba matarlo, ya que Juan repetía a Herodes: "No te es lícito tenerla".
La hija de Herodías, en el día de cumpleaños de Herodes, bailó y agradó tanto a su padre que éste juró darle lo que pidiese. Ella, aconsejada por su madre, le pidió la cabeza de Juan el Bautista. Herodes se entristeció, pero, por el juramento hecho, mandó que le cortaran la cabeza de JuanBautista que estaba en la cárcel.
¿Qué nos enseña la vida de Juan Bautista?
Nos enseña a cumplir con nuestra misión que adquirimos el día de nuestro bautismo: ser testigos de Cristo viviendo en la verdad de su palabra; transmitir esta verdad a quien no la tiene, por medio de nuestra palabra y ejemplo de vida; a ser piedras vivas de la Iglesia, así como era el Papa Juan Pablo II.
Nos enseña a reconocer a Jesús como lo más importante y como la verdad que debemos seguir. Nosotros lo podemos recibir en la Eucaristía todos los días.
Nos hace ver la importancia del arrepentimiento de los pecados y cómo debemos acudir con frecuencia al sacramento de la confesión.
Podemos atender la llamada de Juan Bautista reconociendo nuestros pecados, cambiando de manera de vivir y recibiendo a Jesús en la Eucaristía.
El examen de conciencia diario ayuda a la conversión, ya que con éste estamos revisando nuestro comportamiento ante Dios y ante los demás.
La solemnidad del Corpus Christituvo origen en un contexto cultural e histórico determinado: nació con el objetivo de reafirmar abiertamente la fe del Pueblo de Dios en Jesucristo vivo y realmente presente en el santísimo sacramento de la Eucaristía".
El Papa Benedicto XVI explica así la historia de esta fiesta, que remonta al siglo XIII
Santa Juliana de Cornillón tuvo una vision que “presentaba la luna en su pleno esplendor, con una franja oscura que la atravesaba diametralmente. El Señor le hizo comprender el significado de lo que se le había aparecido.
La luna simbolizaba la vida de la Iglesia sobre la tierra; la línea opaca representaba, en cambio, la ausencia de una fiesta litúrgica(…) en la que los creyentes pudieran adorar la Eucaristía para aumentar su fe, avanzar en la práctica de las virtudes y reparar las ofensas al Santísimo Sacramento (…).
La buena causa de la fiesta del Corpus Christi conquistó también a Santiago Pantaleón de Troyes, que había conocido a la santa durante su ministerio de archidiácono en Lieja. Fue precisamente él quien, al convertirse en Papa con el nombre de Urbano IV, en 1264 quiso instituir la solemnidad delCorpus Christi como fiesta de precepto para la Iglesia universal, el jueves sucesivo a Pentecostés.
Detalle del relicario donde se custodia el corporal con las huellas del milagro eucarístico acontecido el 1263 en Bolsena. Se encuentra en la catedral de Orvieto (Italia).
Hasta el fin del mundo
En la bula de institución, titulada Transiturus de hoc mundo (11 de agosto de 1264) el Papa Urbano alude con discreción también a las experiencias místicas de Juliana, avalando su autenticidad, y escribe:
«Aunque cada día se celebra solemnemente la Eucaristía, consideramos justo que, al menos una vez al año, se haga memoria de ella con mayor honor y solemnidad. De hecho, las otras cosas de las que hacemos memoria las aferramos con el espíritu y con la mente, pero no obtenemos por esto su presencia real.
En cambio, en esta conmemoración sacramental de Cristo, aunque bajo otra forma, Jesucristo está presente con nosotros en la propia sustancia. De hecho, cuando estaba a punto de subir al cielo dijo: “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20)».
El Pontífice mismo quiso dar ejemplo, celebrando la solemnidad del Corpus Christien Orvieto, ciudad en la que vivía entonces. Precisamente por orden suya, en la catedral de la ciudad se conservaba —y todavía se conserva— el célebre corporal con las huellas del milagro eucarístico acontecido el año anterior, en 1263, en Bolsena.
Un sacerdote, mientras consagraba el pan y el vino, fue asaltado por serias dudas sobre la presencia real del Cuerpo y la Sangre de Cristo en el sacramento de la Eucaristía. Milagrosamente algunas gotas de sangre comenzaron a brotar de la Hostia consagrada, confirmando de ese modo lo que nuestra fe profesa.
Textos que remueven
Urbano IV pidió a uno de los mayores teólogos de la historia, santo Tomás de Aquino —que en aquel tiempo acompañaba al Papa y se encontraba en Orvieto—, que compusiera los textos del oficio litúrgico de esta gran fiesta. Esos textos, que todavía hoy se siguen usando en la Iglesia (himno Adorote Devote), son obras maestras, en las cuales se funden teología y poesía.
Son textos que hacen vibrar las cuerdas del corazón para expresar alabanza y gratitud al Santísimo Sacramento, mientras la inteligencia, adentrándose con estupor en el misterio, reconoce en la Eucaristía la presencia viva y verdadera de Jesús, de su sacrificio de amor que nos reconcilia con el Padre, y nos da la salvación.(…)
Adoración eucarística en Hyde Park, en Londres, septiembre de 2010
Una «primavera eucarística»
Quiero afirmar con alegría que la Iglesia vive hoy una «primavera eucarística»: ¡Cuántas personas se detienen en silencio ante el Sagrario para entablar una conversación de amor con Jesús! Es consolador saber que no pocos grupos de jóvenes han redescubierto la belleza de orar en adoración delante del Santísimo Sacramento.
Pienso, por ejemplo, en nuestra adoración eucarística en Hyde Park, en Londres. Pido para que esta «primavera eucarística» se extienda cada vez más en todas las parroquias, especialmente en Bélgica, la patria de santa Juliana.
El venerable Juan Pablo II, en la encíclica Ecclesia de Eucharistia, constataba que «en muchos lugares (…) la adoración del Santísimo Sacramento tiene diariamente una importancia destacada y se convierte en fuente inagotable de santidad.
La participación fervorosa de los fieles en la procesión eucarística en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una gracia del Señor, que cada año llena de gozo a quienes participan en ella. Y se podrían mencionar otros signos positivos de fe y amor eucarístico» (n. 10).
«Jesucristo está presente en la Eucaristía de modo único e incomparable. Está presente, en efecto, de modo verdadero, real y sustancial: con su Cuerpo y con su Sangre, con su alma y su divinidad. Cristo, todo entero, Dios y hombre, está presente en ella de manera sacramental, es decir, bajo las especies eucarísticas del pan y del vino» (n. 282).
Queridos amigos, la fidelidad al encuentro con Cristo Eucarístico en la santa misa dominical es esencial para el camino de fe, pero también tratemos de ir con frecuencia a visitar al Señor presente en el Sagrario. Mirando en adoración la Hostia consagrada encontramos el don del amor de Dios, encontramos la pasión y la cruz de Jesús, al igual que su resurrección.
Adoración Eucarística durante la Jornada Mundial de la Juventud, Madrid 2011
Fuente de alegría
Precisamente a través de nuestro mirar en adoración, el Señor nos atrae hacia sí, dentro de su misterio, para transformarnos como transforma el pan y el vino. Los santos siempre han encontrado fuerza, consolación y alegría en el encuentro eucarístico.
Con las palabras del himno eucarístico Adoro te devote repitamos delante del Señor, presente en el Santísimo Sacramento: «Haz que crea cada vez más en ti, que en ti espere, quete ame». Gracias.
Un viaje al corazón de la Roma subterránea, entre las catacumbas de los primeros cementerios cristianos, la memoria de los apóstoles Pedro y Pablo y el martirio de Sebastián. Un lugar que aún habla a los peregrinos del siglo XXI.
12 km de galerías
Desde el siglo I, la cantera fue explotada y destinada a ubicar sepulturas en nichos, tanto paganas como cristianas. Se construyeron varios columbarios, típicos ambientes sepulcrales romanos, y al menos dos edificios residenciales conocidos como la “Villa grande” y la “Villa pequeña”, con notables decoraciones pictóricas en las paredes.
El crecimiento de la comunidad cristiana y los elevados costos de los terrenos suburbanos provocaron la excavación continua de esta área, dando lugar a la formación de una red intrincada de galerías subterráneas de 12 kilómetros de longitud y distribuidas en tres niveles.
¿Las catacumbas eran refugios?
Es necesario desmentir el lugar común, aún muy arraigado en el imaginario colectivo, que sostiene que las catacumbas eran un refugio para los primeros cristianos, cuya fe, en los primeros siglos, realmente se vivía en la clandestinidad, bajo pena de muerte.
“Esta leyenda surge por el carácter laberíntico de las intrincadas galerías que caracterizan los cementerios cristianos”, comenta Flavio Pallocca, arqueólogo de la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra. Esta red de túneles fue, de hecho, creada por los fossori, es decir, los obreros encargados de excavar las tumbas subterráneas.
“En las galerías encontramos nichos, arcosolios, a veces espacios más amplios, como verdaderas capillas privadas que llamamos cubiculi y que confieren a estos lugares un notable carácter funerario. Las catacumbas eran cementerios”.
El descanso en espera de la resurrección
Al término griego necropolis, ciudad de los muertos, utilizado por los romanos, los primeros cristianos prefirieron el de koimào, cementerio, que literalmente significa “dormir”.
“Eran dormitorios”, continúa Pallocca. “Aquí los cuerpos de los cristianos se dormían en espera de la resurrección. Las catacumbas, de hecho, nunca son lugares tristes. Los frescos están llenos de temas que nos hablan de esperanza y de vida más allá de la muerte”.
La memoria de los Apóstoles Pedro y Pablo
El complejo arqueológico de San Sebastián, en la Vía Apia Antigua, la Regina viarum, está señalado por la presencia de la basílica homónima, construida por mandato del emperador Constantino en el siglo IV en honor a los Apóstoles Pedro y Pablo.
Según la tradición, de hecho, durante las persecuciones de Valeriano en el siglo III, precisamente aquí fueron resguardadas las reliquias de ambos santos. Por este motivo, el sitio cristiano era conocido como Memoria Apostolorum (Memoria de los Apóstoles).
Las oraciones grabadas en la pared
Las reliquias de los dos apóstoles fueron probablemente colocadas en la Triclia, un espacio cubierto formado por una gran sala porticada. En la pared de fondo se han encontrado más de 600 grafitos con invocaciones y oraciones dirigidas a Pedro y Pablo.
Algunas de estas inscripciones aún son visibles. Particularmente conmovedora es la de un peregrino que, dirigiéndose a los dos mártires más importantes del cristianismo, escribió: Paule et Petre petite pro Victore (San Pablo y San Pedro, rueguen por Víctor).
De los Apóstoles a Sebastián
"Los peregrinos se agolpaban en el patio exterior de la Triclia para venerar a los Apóstoles. Las fuentes", continúa el arqueólogo, "son muy precisas al identificar este como el lugar del culto apostólico.
Sabemos por los calendarios martiriales que, en el año 258, Tusco et Basso consulibus, durante el consulado de Tusco y Basso, aquí mismo, ad catacumbas, además de en los santuarios más conocidos del Vaticano y del Ostiense, se practicaba la veneración de Pedro y Pablo. Solo más tarde, este culto se complementó con el de San Sebastián, quien se convirtió en el titular del cementerio".
Testigo de la fe hasta la muerte
Recorriendo las galerías de la catacumba, impacta la variedad de tumbas y decoraciones: lámparas, monedas, joyas, juguetes de niños, nombres grabados en la cal, que transmiten la memoria de los difuntos. La veneración de los fieles por el mártir romano, quien, a pesar de ser una respetada guardia personal del emperador Diocleciano, dio testimonio de su fe en Cristo hasta las últimas consecuencias, aumentó, moldeando la conformación interna del cementerio. Los lugares cercanos a su tumba se volvieron cada vez más solicitados.
“El lugar de sepultura de Sebastiánera objeto de gran interés por parte de los cristianos, especialmente los más adinerados, que deseaban ardientemente descansar cerca de él para asegurarse una ascensión más rápida al paraíso. Además, bajo el pontificado del Papa Dámaso, entre los años 366 y 384, alrededor de las tumbas de los mártires se construyeron verdaderas basilicas o cubiculi más amplios, que permitían a los peregrinos acceder con mayor facilidad a estos lugares”.
El sueño de Lucina
“En una Passio, es decir, una fuente hagiográfica compilada a principios del siglo V, se cuenta la anécdota de la piadosa matrona Lucina, a quien, en un sueño, Sebastián le indicó el lugar donde encontrar su cuerpo” – primero atravesado por flechas y luego arrojado en la Cloaca Maxima por las guardias de Diocleciano.
“El mártir habría pedido entonces a la mujer que trasladara sus restos al cementerio ad catacumbas, a tres millas de la Vía Apia. Esta fuente nos señala el lugar donde fue enterrado Sebastián: en una cripta, es decir, en un ambiente subterráneo cerca de las reliquias de los Apóstoles. De hecho, el sitio de la sepultura de Sebastián que hoy conocemos corresponde a esta descripción y está topográficamente ubicado debajo de la basílica dedicada en la época constantiniana a los Apóstoles Pedro y Pablo”.
Un lugar siempre vivo
Custodiadas en un sarcófago en la base del altar de la cripta, las reliquias de Sebastián fueron trasladadas al Vaticano en el siglo IX, pero regresaron a la basílica en la Vía Apia en el siglo XIII. “Este cementerio”, señala Flavio Pallocca, “también gracias a la presencia de una comunidad monástica en la basílica, nunca ha sido olvidado.
Es una característica que lo distingue de otros sitios arqueológicos, redescubiertos solo a finales del siglo XVI. San Sebastián ha mantenido siempre una continuidad en la visita de los peregrinos. Pensemos en una figura tan importante del catolicismo como san Felipe Neri, que, como lo certifican los actos del proceso de canonización, en el siglo XVI, rezaba asiduamente en las galerías de San Sebastián y vivió la experiencia mística de la fractura de su costado”.
La peregrinación y el Jubileo
Desde el siglo VI, las catacumbas están documentadas como destino de peregrinajes provenientes de toda Europa. El Jubileo de la Esperanza que estamos viviendo confirma esta vocación.
Durante todo el 2025, la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra ha creado El camino de los mártires: un “pasaporte” del peregrino que incluye las seis catacumbas de Roma abiertas al público.
“Se recibe en la taquilla y quienes acceden”, explica Flavio Pallocca, “además de beneficiarse de descuentos en el precio de las entradas, podrán hacer que se estampe un sello en la casilla correspondiente a la catacumba visitada en cada recorrido. Al finalizar el recorrido, se les otorga un testimonium, es decir, un documento que certifica la realización del peregrinaje”.
También durante las celebraciones jubilares, en las diversas criptas y tumbas de los mártires presentes en las catacumbas se han colocado las cruces del Jubileo: objetos inspirados iconográficamente en los sarcófagos del anastasis, es decir, de la resurrección. Son señales que indican a los peregrinos los lugares espirituales más importantes dentro de las catacumbas.
Una invitación a reservar un momento para la oración personal, dirigida a la memoria de los mártires, cuyo culto fue el origen del desarrollo de los primeros cementerios cristianos.
EL DOGMA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO
La Santísima Trinidad en los primeros cristianos
¿Evolucionan los dogmas en la Iglesia? Teniendo en cuenta el desarrollo histórico de la Iglesia, podríamos decir que si bien no evolucionan en cuanto a su contenido (la verdad es la misma ayer, hoy y mañana), se desarrollan en cuanto a la conciencia que de ellos va adquiriendo la Iglesia. Así, el tiempo ha permitido que la terminología vaya enriqueciéndose para expresar de forma más precisa, lo que la Iglesia ha creído siempre.
Los padres de la Iglesia primitiva ya utilizaban el término “Trinidad”
Respecto al dogma sobre la unidad de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, ya en los primeros cristianos surge el término “Trinidad”, como una forma de definir el misterio de que hay un solo Dios en Tres Personas distintas que tienen una misma naturaleza o sustancia.
Aunque algunas personas defienden que la doctrina Trinitaria fue “inventada” bajo la influencia del paganismo sobre el cristianismo, nada mejor que estudiar el testimonio de los primeros cristianos anteriores al Concilio de Nicea (año 325) para conocer cuál fue el verdadero desarrollo de la doctrina Trinitaria a lo largo de la historia.
El Testimonio de los primeros cristianos
1. La Didaché
La Didaché es un excelente testimonio del pensamiento de la Iglesia primitiva, y lo mencionamos por incluir un testimonio de cómo la fórmula bautismal Trinitaria era utilizada por la Iglesia Primitiva.
“Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en agua viva.” (Didaché, VII, 1)
2. El Martirio de Policarpo (155 d.C.)
Es una carta de la Iglesia de Esmirna a la comunidad de Filomeno donde se narra el martirio de San Policarpo, discípulo directo del apóstol San Juan y obispo de Esmirna. Es uno de los escritos apostólicos que hace uso de las bellas doxologías Trinitarias que expresan tan claramente el dogma Trinitario.
“A Él [Jesucristo] sea la gloria con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.” (Martirio de Policarpo, XXII, 3)
3. Arístides de Atenas(mitad del siglo II)
Dejó una apología de la fe dirigida al emperador Adriano César. En dicha apología Arístides utiliza la fórmula Trinitaria mencionando a las tres Personas Divinas.
“Este tuvo doce discípulos, los cuales, después de su ascensión a los cielos, salieron a las provincias del Imperio y enseñaron la grandeza de Cristo, al modo que uno de ellos recorrió nuestros mismos lugares predicando la doctrina de la verdad, pues conocen al Dios creador y artífice del universo en su Hijo Unigénito y en el Espíritu Santo, y no adoran a ningún otro Dios fuera de éste.” (Arístides, Apología XV, 2)
4. Atenágoras de Atenas (178 d.C.)
Atenágoras aún sin usar el término Trinidad es bastante explícito al definirla. He aquí su forma de explicar la Trinidad:
“Así, pues, suficientemente queda demostrado que no somos ateos, pues admitimos a un solo Dios increado y eterno e invisible, impasible, incomprensible e inmenso, sólo por la inteligencia a la razón comprensible… ¿Quién, pues, no se sorprenderá de oír llamar ateos a quienes admiten a un Dios Padre y a un Dios Hijo y un Espíritu Santo, que muestran su potencia en la unidad y su distinción en el orden?” (Atenágoras de Atenas, Súplica en favor de los cristianos)
5. San Ireneo de Lyon(140 d.C.- 202 d.C.)
San Ireneo en su célebre tratado “Contra las Herejías” expresa con claridad la fe Trinitaria de la Iglesia en un Solo Dios Padre, un Solo Señor Jesucristo y en el Espíritu Santo. Jesucristo es para los cristianos “Señor y Dios y Salvador y Rey”. Particularmente importante es el testimonio de San Ireneo sobre que dicha doctrina es predicada y creída por todas las Iglesias del orbe, cual si tuvieran una sola boca o un solo corazón, ya que este testimonio es bastante anterior al concilio de Nicea.
“Que el Verbo, o sea el Hijo, ha estado siempre con el Padre, de múltiples maneras lo hemos demostrado. Y que también su Sabiduría, o sea el Espíritu estaba con El antes de la creación.” (Ireneo de Lyon, Contra las herejías IV,20,3)
6. Teófilo de Antioquía (180 d.C.)
Así como Tertuliano sería el primero en utilizar el vocablo latino Trinitas, San Teófilo sería el primero en utilizar la palabra griega Τριας (trinitas) para expresar la unión de las tres Divinas Personas en Dios.
“Los tres días que preceden a la creación de los luminares son símbolo de la Trinidad, de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría.”
“Teniendo, pues, Dios a su Verbo inmanente en sus propias entrañas, le engendró con su propia sabiduría, emitiéndole antes de todas las cosas. A este Verbo tuvo El por ministro de su creación y por su medio hizo todas las cosas….Este se llama principio, pues es Príncipe y Señor de todas las cosas por Él fabricadas.” (Teófilo de Antioquia, Ad Autolycum, II,15)
7. Tertuliano(160 – 220 d.C.)
Fue el primero en aplicar el vocablo latino Trinitas(Trinidad) a las tres divinas Personas. En “De pudicitia” escribe:
“..Para la misma iglesia es, propiamente y principalmente, el Espíritu mismo, en el cual es la Trinidad de Una Divinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo.” (Tertuliano, Sobre la modestia, 21)
En “Adversas Praxean” da una explicación de la doctrina Trinitaria aún más completa. Afirma que el Hijo es “de la substancia del Padre”: Filium non aliunde deduco, sed de substantia Patris, y el Espíritu es “del Padre por el Hijo”: Spiritum non aliunde deduco quam a Patre per Filium.
“Si la pluralidad en la Trinidad te escandaliza, como si no estuviera ligada en la simplicidad de la unión, te pregunto: ¿cómo es posible que un ser que es pura y absolutamente uno y singular, hable en plural: “Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra”?
Tertuliano se sirve del término “persona” para explicar que la Palabra (lógos) es distinto del Padre en “en el sentido de persona, no de substancia, para distinción, no para división” y la cual aplica también al Espíritu Santo a quien llama “la tercera persona”.
8. Orígenes (185 – 254 d.C.)
Orígenes utiliza frecuentemente el término Trinidad y que el Hijo procede el Padre, y dado que Dios es eterno, sigue que este acto de generación es también eterno, por lo que el Hijo no tiene principio y no hubo un tiempo en que Él no existiera.
De este modo, se opone con antelación a la herejía del arrianismo que afirmaría posteriormente lo opuesto: que hubo un tiempo en que el Hijo no existía.
9. Justino Mártir (165 d.C.)
En su primera apología distingue claramente y por orden a las Tres Personas Divinas:
“Y luego demostraremos que con razón honramos también a Jesucristo, que ha sido nuestro maestro en estas cosas y que para ello nació, el mismo que fue crucificado bajo Poncio Pilato, procurador que fue de Judea en tiempo de Tiberio César, que hemos aprendido ser el Hijo del mismoverdadero Dios y a quien tenemos en segundo lugar, así como al Espíritu profético tenemos en el tercero.” (Justino Mártir, Apología I, 13,3)
10. San Cipriano de Cartago (205 – 258 d.C.)
Nació hacia el año 205, probablemente en Cartago. Se dedicó en su juventud a la retórica. En 248, San Cipriano fue elegido obispo de Cartago.
Cipriano de Cartagodeclara la divinidad de Cristo numerosas veces, y afirma que quien niegue que Cristo es Dios no puede ser templo de Dios.
“Después de la resurrección, cuando el Señor envió los apóstoles a las naciones, Él les ordenó bautizar a los gentiles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… Cristo mismo ordenó que las naciones sean bautizadas en la completa y unida Trinidad.” (Cipriano de Cartago, Carta 73,18)
11. Dionisio de Roma (Siglo III)
Siendo Papa desde el 259 al 268 combatió el modalismo y el subordinacionismo. En la carta a Dionisio de Alejandría el Papa dice “Es necesario, sin embargo, que la palabra divina [Jesucristo] esté unida con Dios del Universo; y el Espíritu Santo debe respetar y morar en Dios. Por tanto la Trinidad Divina debe ser reunida en Una, una cumbre, como si fuera – quiero decir, el Dios Omnipotente del Universo.”
“Ni entonces podemos dividir en tres cabezas divinas la maravillosa y divina monarquía, ni desacreditar llamando “obra” la dignidad y excelente majestad de nuestro Señor, pero debemos creer en Dios, el Padre Todopoderoso, y en Jesús su Hijo , y en el Espíritu Santo, y sostenemos que a el Dios del universo la Palabra está unida.” (Carta a Dionisio de Roma a Dionisio de Alejandría)
Conclusión
Después de haber estudiado los principales testimonios patrísticos anteriores al Concilio de Nicea (325 d.C.) no es difícil darse cuenta que la doctrina Trinitaria no es ninguna novedad y mucho menos un invento del paganismo. La Iglesia fue fiel en reconocer que hay un solo Dios, siendo el Padre Dios, el Hijo Dios, y el Espíritu Santo Dios, y esta verdad era comprendida y enseñada con mayor o menor claridad en la Iglesia de los primeros cristianos.
Es claro también que la mayoría de ellos rechazaban abiertamente tanto el arrianismo (que afirmaba que Jesucristo era un dios menor creado subordinado al Padre y que alguna vez no existió) y el modalismo (que afirmaba que había una sola Persona Divina en Dios, siendo el Hijo el Padre y viceversa, pero manifestados de manera diferentes).
Ciertamente algunos padres no comprendieron en su totalidad el misterio Trinitario, cosa totalmente comprensible en una materia de tanta complejidad. Han sido precisamente conflictos tan graves como el arrianismo y otras herejías, las que han dado oportunidad a la Iglesia para profundizar en estas verdades de fe.
Para preparar la fiesta de la Santísima Trinidad con esta devoción milenaria
La Santísima Trinidad es el misterio central de nuestra fe. Es la fuente de todas las gracias y el misterio inefable de la vida íntima de Dios. La fiesta, que se celebra el domingo después de Pentecostés, fue establecida para todo Occidente en 1134 por el Papa Juan XII.
El Trisagio Angélico se reza durante tres días, empezando el viernes antes de esta fiesta. Es una oración de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima.
Conoce la oración más antigua a la Santísima Trinidad: el Trisagio
La oración del Trisagio (palabra que significa «tres veces Santo»), o Trisagio Seráfico o Angélico, como también se le conoce a esta oración, es la más antigua que tenemos a la Santísima Trinidad. Pues, de hecho, está compuesta principalmente por las palabras que hallamos en el libro del Profeta Isaías, cuando aún el misterio mismo de la Trinidad no se había revelado a los hombres. Un breve pasaje del profeta nos narra una visión mística:
«El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado en un trono excelso y elevado, y sus haldas llenaban el templo. Unos serafines se mantenían erguidos por encima de él; cada uno tenía seis alas: con un par se cubrían la faz, con otro par se cubrían los pies, y con el otro par aleteaban. Y se gritaban el uno al otro: «Santo, santo, santo, Yahveh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria.».
Se conmovieron los quicios y los dinteles a la voz de los que clamaban, y la Casa se llenó de humo. Y dije: «¡Ay de mí, que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros, y entre un pueblo de labios impuros habito: que al rey Yahveh Sebaot han visto mis ojos!» Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: «He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado.» Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra»? Dije: «Heme aquí: envíame.»» (Isaías 6, 1-8)
El Trisagio Angélico se reza durante tres días, empezando el viernes antes de esta fiesta. Es una oración de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima.
En el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo. Amén.
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre…
R. Como era en el principio…
Primera decena
En primer lugar, dicen todos la deprecación Santo Dios… ; después, como de costumbre, alternan la oración dominical el sacerdote (o el que dirige el rezo de las oraciones) y los demás; a continuación, se repiten nueve veces los versos siguientes, diciendo el sacerdote (o el que dirige el rezo de las oraciones) A Ti la alabanza… y respondiendo todos: Santo...; al terminar se añade: Gloria al Padre…
Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal,
ten misericordia de nosotros.
Padre nuestro…
V. A Ti la alabanza, a ti la gloria,
a Ti hemos de dar gracias por los siglos
de los siglos, ¡oh Trinidad beatísima!
R. Santo, Santo, Santo Señor Dios
de los ejércitos. Llenos están los
cielos y la tierra de tu gloria.
V. Gloria al Padre…
R. Como era en el principio…
Las Otras dos decenas se dicen del mismo modo, comenzando por las palabras Santo Dios...
Al terminar la última decena, todos dicen la siuiente antífona.
Antífona
A ti Dios Padre no engendrado,
a ti Hijo unigénito,
a ti Espíritu Santo Paráclito,
santa e indivisa Trinidad,
con todas las fuerzas de nuestro corazón
y de nuestra voz, te reconocemos, alabamos y bendecimos;
gloria a ti por los siglos de los siglos.
V. Bendigamos al Padre, y al Hijo, con el Espíritu Santo.
R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.
Oración
Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad:
haz, te suplicamos, que, por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de toda adversidad.
El primer jueves siguiente a la celebración de la Solemnidad de Pentecostés
Ese día se celebra la festividad de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, tanto en España, como en algunos otros países, aunque aún no está elevada aún a festividad universal.
Origen de la fiesta
La fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, fue introducida en España en 1973. Posteriormente fue solicitada por numerosos Episcopados de todo el mundo.
Aunque en algunos misales de principios del siglo XX ya se encontraba la Misa de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, esta festividad, de origen español, obtuvo la aprobación de la Santa Sede en 1971. Comenzó a ser festividad litúrgica el 22 de agosto de 1973 gracias al esfuerzo de S.E.R. D. José María García Lahiguera, Arzobispo de Valencia, fijando su celebración en el jueves siguiente a la solemnidad de Pentecostés. Fue incluida en el calendario litúrgico en 1974. En 1996, San Juan Pablo II, agregó los textos de la Liturgia de las Horas, que habían sido enviados desde Madrid
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Nuestro Señor Jesucristo es el sacerdote de la Nueva Alianza que nos ha reconciliado con Dios y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciéndonos hijos del Padre.
En muchas diócesis se celebra también en este día la Jornada de santificación de los sacerdotes.
En el Nuevo Testamento, no se utiliza el término «sacerdote» para referirse sólo a los ministros. Este término se reserva especialmente para denominar a Cristo y a todo el pueblo de Dios, unidos como un Sacerdocio real, tal cual lo indica Pedro en su segunda carta:
"Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz" (1 Pedro 2,9)
Un famoso pasaje de Hebreos explica el Sumo Sacerdocio de Jesucristo de la siguiente manera:
"Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios- mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hebreos 4,14-16)
En relación con Cristo, la carta a los Hebreos interpreta su sacrificio, en oposición a los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza, como el nuevo, único y definitivo sacerdocio:
"Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec" (Hebreos 5,5-6)
La misma carta a los Hebreos también añade lo siguiente:
"Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos" (Hebreos 9,11)
Profetas, Sacerdotes y Reyes
Mediante el bautismo, todos hemos sido configurados con Cristo Profeta, Sacerdote y Rey. Nuestra vida es sacerdotal en la medida en que, unida a la suya, se convierte en una completa oblación al Padre.
La celebración de la fiesta de Jesucristo, Sumo Sacerdote y Rey, debe ser contemplada, para todos los católicos, como un día intensamente sacerdotal. Un día para amar y adorar el sacerdocio de Jesucristo, que a su vez está aunado al sacerdocio de todos sus ministros.
Hoy es un día para agradecer a Jesús habernos regalado este precioso don a toda la humanidad, en la que cada día, en cada Iglesia del mundo, cada presbítero hace presente, mediante la consagración de las dos especies, a Jesucristo, el Hijo de Dios altísimo.
Todos los cristianos, debemos de tomar este día como una gran jornada de oración por la santidad de todos los Sacerdotes, unirnos con fe y esperanza, en comunión con todos los Santos, sintiéndonos verdaderamente parte del Cuerpo místico de Cristo, para así pedir, al Dueño de la mies, para que envíen y hayan muchos y santos Sacerdotes.
Oración por los Sacerdotes
Señor Jesús, te pido por tus sacerdotes. Que cuando estén clavados en la cruz del confesionario, pongas en ellos tu corona de luz en vez de tu corona de espinas.
Que cuando, día a día, te traigan al pan convertido en tu cuerpo, ello no se les vuelva rutina, sino diario milagro.
Que su trato con las almas sea siempre para dejar en ellas el amor y el valor que Tú nos entregas.
Que cuando jóvenes, tengan la fortaleza de tus últimos tres años y cuando viejos, sigan sintiendo que «Dios alegra su juventud».
Que espíritu viviente en carne y hueso, sean como Tú, profundamente humanos y perfectamente divinos.
Que cuando el desánimo y la debilidad los agobien en el camino de su calvario, estés Tú, como Cirineo, para llevarles la cruz y volvérselas gozo.
¡Y que nunca falte quien de la vida por ellos, así como Tú la diste por nosotros. Amén
Bernabé acompañó a San Pablo en sus viajes, y fue uno de los pilares de la Iglesia
Los Hechos de los apóstoles presentan al apóstol evangelizador y líder de la iglesia Bernabé como un modelo de integridad y carácter.
Bernabé es caracterizado por el libro sagrado como un hombre bueno (Hechos 11:24), profeta y maestro (13: 1), apóstol (14:14) y uno a través del cual Dios obró milagros (15:12), en definitiva el libro de los Hechos lo llena de elogios. Además, Hechos relata las veces que enfrentó la persecución (13:45; 14:19) y arriesgó su vida por el nombre del Señor Jesucristo (15:26).
Fue también de los primeros en creer que Saulo realmente se había convertido (9:27), vio el potencial de su pariente Juan Marcos (12:25) y los defendió a ambos en diferentes momentos (11: 25-26; 15: 36-41). En 1 Corintios 9: 6 afirma su carácter al señalar que trabajó para sostenerse. Los apóstoles lo apodaron Bernabé, Hijo de ánimo (4:36), ¡y parece que se lo ganó!
Sin embargo, a pesar de las muchas veces que Bernabé aparece en el texto bíblico, carece de la atención académica que se le otorga a su evangelista y colega escritor, Pablo.
Según algunas tradiciones que no están registradas en la Biblia, Gamaliel enseñó a Bernabé y se convirtió en un seguidor de Jesús. Entre sus primeros conversos fueron María, su parienta y madre de Juan Marcos. El apóstol acompañó a Jesús durante sus viajes por Galilea y Jesús lo eligió como uno de los Setenta y dos Apóstoles.
La Biblia permanece en silencio sobre las descripciones físicas. Sin embargo, las pistas proporcionan límites a la imaginación. En un viaje misionero con Pablo a Listra, ocurre un milagro —¡un hombre cojo camina!- y la gente asombrada llama a Bernabé Zeus y Pablo Hermes, porque Pablo era el principal orador (Hechos 14: 11-13).
Los bustos de Zeus, el gobernante supremo del Monte Olimpo, representan a un hombre de mediana edad, pero físicamente poderoso y musculoso, que es a la vez regio y autoritario. Quizás eso describa al acompañante de San Pablo.
Hechos presenta a Bernabé como José, un levita de Chipre, con una historia sobre el dinero y las ofrendas (Hechos 4: 36-37). En esta primera mención, Lucas, considerado tradicionalmente como el escritor tanto del Evangelio de Lucas como de Hechos, relata su generosidad: Bernabé vende un campo y coloca el dinero a los pies de los apóstoles. Este gesto público y su humildad contrastan fuertemente con el ejemplo posterior de Lucas con respecto al dinero: la actitud intrigante, mentirosa y obsesiva de Ananías y Safira (5: 1-11).
En cambio, el gesto de Bernabé brilla con espontaneidad y alegría. El apóstol da el regalo sin estipulaciones y para uso de la comunidad.
Evidentemente, la venta del campo y la donación de sus ganancias colocaron a Bernabé en una posición de liderazgo inmediata, a pesar de que no es parte de los Doce discípulos originales ni miembro de los Siete, los diáconos (Hechos 6: 1–2, 5).
Sin embargo, su único acto de generosidad sin duda le valió el favor y la reputación de toda la vida en la comunidad. A través de su acción, reconoce la autoridad de los apóstoles y se somete a ella.
Los investigadores disponen de una nueva herramienta que pueden utilizar para apoyar, refinar o modificar sus propias estimaciones para manuscritos específicos
Un modelo de inteligencia artificial desarrollado por la Universidad de Groninga, en los Países Bajos, ha revelado que varios de los Manuscritos del Mar Muerto podrían ser más antiguos de lo que se estimaba hasta ahora. Estos documentos, que incluyen las versiones más antiguas conocidas de la Biblia hebrea, han sido objeto de un nuevo análisis gracias a un sistema automatizado de predicción de fechas denominado Enoch.
Este modelo, según detalló la universidad neerlandesa en un comunicado, combina técnicas de aprendizaje automático con métodos clásicos como la datación por radiocarbono y los estudios paleográficos. Para llevar a cabo la investigación, los expertos introdujeron en Enoch imágenes binarizadas de 135 pergaminos, cuyos resultados fueron posteriormente evaluados por paleógrafos.
El estudio, publicado en la revista científica Plos One, muestra que este enfoque híbrido puede ofrecer dataciones de una precisión que ronda los 50 años incluso en manuscritos de más de dos milenios de antigüedad.
Enoch se convierte así en una herramienta innovadora capaz de afinar, corregir o respaldar las estimaciones tradicionales sobre la cronología de textos antiguos. Su capacidad para predecir fechas mediante el análisis del estilo de escritura es tal que supera, en algunos casos, la exactitud de la datación directa por radiocarbono, especialmente en el intervalo entre los años 300 y 50 a. C., al ofrecer un margen de incertidumbre de unos 30 años.
Los Manuscritos del Mar Muerto fueron hallados hace más de setenta años, mayoritariamente en las cuevas de Qumrán, en las inmediaciones del Mar Muerto. Abarcan documentos bíblicos y numerosos textos del judaísmo antiguo. Aunque el consenso situaba su origen entre el siglo III a. C. y el II d. C., no existían medios suficientemente precisos para determinar la fecha exacta de cada manuscrito individual.
Qumran (Tierrra Santa)
Los primeros resultados obtenidos mediante Enoch apuntan a una cronología anterior a la admitida hasta el momento. Este hallazgo obliga a replantear también las dataciones tradicionales de dos estilos paleográficos del hebreo antiguo: el asmoneo y el herodiano.
El primero podría haber surgido antes del periodo comprendido entre los años 150 y 50 a. C., como se venía considerando, mientras que la escritura herodiana habría aparecido también antes de lo estimado, posiblemente a finales del siglo II a. C., en lugar de mediados del siglo I a. C., lo que sugiere que ambos estilos convivieron más tiempo del que se creía.
La Universidad de Groninga destaca que Enoch es el primer modelo integral basado en imágenes en bruto que ofrece predicciones probabilísticas sobre la datación de manuscritos. Además, la combinación de datos físicos –proporcionados por el análisis radiocarbónico– y geométricos –derivados del estudio de los caracteres escritos– introduce un grado de objetividad cuantificable sin precedentes en el campo de la paleografía.
Esta revisión cronológica de los manuscritos tiene implicaciones significativas para la comprensión del desarrollo político e intelectual del Mediterráneo oriental durante las épocas helenística y romana temprana, es decir, entre finales del siglo IV a. C. y el siglo II d. C. Asimismo, ofrece una nueva perspectiva sobre la evolución de la alfabetización en la antigua Judea y su vinculación con fenómenos históricos, políticos y religiosos, como la urbanización, la consolidación de la dinastía asmonea y el surgimiento de corrientes religiosas, entre ellas las comunidades que elaboraron los Manuscritos del Mar Muerto y los primeros grupos cristianos.
Si casi todo está a golpe de clic, la Ciudad Eterna no iba a ser menos. Roma Cristiana se empezó a preparar hace tres años para el Jubileo. Contiene vídeos divulgativos sacados de la serie Aprender Roma, impulsada por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Uno de sus docentes de Historia de la Iglesia decidió juntar todo el material en esa web para facilitar el viaje de los peregrinos a la historia y a la fe.
¿Qué es romacristiana.info? Es una página web pensada para adaptarse a los dispositivos móviles como una aplicación. Hay vídeos divulgativos que se pueden consultar por itinerarios —los primeros cristianos, los personajes que han destacado por su caridad, los grandes evangelizadores— o, también, mediante un mapa. Esto es muy cómodo si estás viajando por Roma y quieres ver qué hay cerca de donde estás en ese momento, porque tienes un vídeo explicativo de uno o dos minutos que no te cuenta el monumento en sí, sino la historia de las personas que le dieron origen.
¿Cómo nace el proyecto? Fue hace ya tres años, con la producción de Aprender Roma. El título viene de una frase que escuchó san Juan Pablo II a su profesor del seminario. Cuando iba a venir a Roma, le dijo: «Mira, Karol. Tú lo que tienes que aprender no es solo teología; es Roma misma». Queríamos enseñar algo que a veces no se conoce al visitarla: ese conjunto de historias que en 20 siglos muestran una Iglesia viva, que ha producido muchos santos, que ha hecho grandes cosas. Nace con esta intención: que la universidad dé a la sociedad el conocimiento que los profesores tenemos.
¿Se han adaptado los contenidos o se han creado nuevos para el Jubileo?
Estaban ya pensados desde hace años. Lo que hemos hecho para este año jubilar es crear la web romacristiana.info con todos los vídeos porque nos dimos cuenta de que, aunque están en YouTube, a veces no es fácil buscarlos. Nos pareció que la idea de que la página web tenga casi la apariencia de una aplicación es muy útil para quienes participan en el Jubileo.
¿En qué puede ayudarlos el proyecto?
Está muy adaptado. Quien viene a Roma creo que desea conocer lo que esta ciudad ha aportado al cristianismo. Por ejemplo, muchos estudiosos sostienen que el Evangelio más antiguo es el de san Marcos, que se escribió en Roma. Solo con eso, uno ya podría venir pensando que puede descubrir las raíces de su fe. Y tenemos noticias del sitio donde la tradición indica que está la posible casa de san Marcos. Sabemos también dónde vivió san Benito y dónde estaban las casas de muchos santos, como santa Brígida, santa Catalina de Siena o san Felipe Neri. Son historias muchas veces poco conocidas porque hay mucho material sobre Roma, Iglesia y monumentos, pero no sobre la vida de estas personas. Nosotros ofrecemos este instrumento al peregrino que quiere hacer un viaje un poco distinto y en la fe.
La plataforma está reconocida con el sello oficial del Jubileo. ¿Qué significa?
Pedimos el patrocinio del Jubileo, del Dicasterio para la Evangelización, y nos lo han concedido. Nos han permitido usar el logo, que indica que el proyecto es algo adaptado y bueno para los peregrinos. Estamos muy contentos de darles un instrumento que nos parece que va a hacer su estancia muchísimo más interesante y profunda. Ese es el objetivo, descubrir la Roma cristiana.
Como historiador, ¿qué claves considera que la gente debe saber para intentar vivir de manera plena el Jubileo?
Que no hay un momento en la historia de Roma en el que no haya algo interesante desde el punto de vista de la Iglesia. Recuerdo, además, una frase de Benedicto XVI cuando era el cardenal Ratzinger. En uno de sus libros dice que «los verdaderos renovadores o reformadores de la Iglesia han sido los santos». Otra clave es que Roma, en cada siglo, ha dado una respuesta, una novedad a la Iglesia. Tenemos la primera iglesia del mundo, San Juan de Letrán; la imagen de la Virgen más antigua, que se conserva en las catacumbas de Priscila; la primera escuela popular gratuita, que fundó san José de Calasanz. Roma tiene una fuerza enorme para la fe.