¿Quienes son los ángeles de la guarda? 

Son seres espirituales, no corporales. Se les describe tradicionalmente como fuertes, con alas y sonrientes. Invisibles pero luminosos. Son los ángeles de la guarda o ángeles custodios. Son la ayuda precisa en el momento justo.

 

 

Marcello Stanzione
Experto en ángeles

Los ángeles nos asisten desde antes de nacer y hasta la muerte, somos sus protegidos. Tienen una misión importantísima, porque todos lo ángeles adoran a Dios, pero a algunos se les envía a la tierra como ángeles de la guarda, para custodiar a cristianos y no cristianos; a todos los hombres”.

Y es que los ángeles son un punto de encuentro entre las religiones, porque tanto judíos, musulmanes como católicos creen en ellos y en su ayuda efectiva en la vida de las personas.

Marcello Stanzione
Experto en ángeles

“Los ángeles nos cuidan de dos maneras. La primera es la más sencilla, la natural: nos protegen de accidentes o nos inspiran buenas acciones. La segunda manera es sobrenatural. Los ángeles son maestros de ascética y de mística. Llevan a las personas hacia Cristo”.

El catecismo de la Iglesia católica los define como criaturas espirituales que tienen inteligencia, voluntad, son inmortales y superan en perfección a todas las criaturas.

Los ángeles de la guarda, una ayuda sobrenatural las 24 horas del día durante toda la vida.

 

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LOS ÁNGELES CUSTODIOS

angel

(Romereports.com)

 

 

Teresa, el filme sobre la vida de Santa Teresa de Lisieux (Santa Teresita del Niño Jesús), dirigida por Leonardo Defilippis y protagonizada por Lindsay Younce, se estrenó el 1 de Octubre de 2004 en Los Estados Unidos  con buena afluencia de público. Fue vista y aprobada por Juan Pablo II el 8 de Mayo de 2003 previo a su estreno.

 

La película narra la vida de María Francisca Teresa Martín Guerin, una joven que ama a Dios, una vida basada en el amor y la simplicidad.

 

 

AQUI PUEDES VER LA PELÍCULA COMPLETA

 

 

Sinopsis

Narra la historia real de Teresa de Lisieux, la santa más popular de los tiempos modernos. Es una historia de lucha y tragedia, y el romance más grande de todos. La historia de una chica común con un alma extraordinaria.

Su madre muere cuando tenía cuatro años, su madre postiza la abandona unos años después, y esto sumerge a Thérèse Martin (Lindsay Younce) en un colapso mental. Y luego ocurrió un hecho milagroso.

A la edad de 14 sufre una conversión misteriosa y se enamora profundamente de Dios. Es entonces que aun siendo muy joven para ingresar al convento, va hasta el Vaticano y mostrando una gran fuerza interior rompe con la "Regla del Silencio" en presencia del PaPa y le suplica que le permita ingresar al Carmelo y convertirse en una monja Carmelita.

En el monasterio Teresa, una adolescente, logra la profundidad que traería aire fresco a la Iglesia Católica, y que transformaría al mundo. Aceptando el desafío de la vida austera de clausura, esta niña mimada descubre una forma simple de amar a Dios.

 

teresa de lisieux

 

Santa Teresa de Lisieux

 

 

Benedicto XVI presenta a Santa Teresa de Lisieux

Santa Teresita del Niño Jesús

El Papa Benedicto XVI recomendó a los fieles “redescubrir ese pequeño-gran tesoro” de la autobiografía de santa Teresita del Niño Jesús, Historia de un alma. El Pontífice dedicó una catequesis , a presentar la vida y enseñanzas de esta joven santa francesa, a la que Juan Pablo II proclamó Doctora de la Iglesia en 1997. San Juan Pablo II la definió como “experta de la scientia amoris", una afirmación sobre la que profundizó Benedicto XVI.

La “pequeña Teresa”, afirmó, “no ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, los pequeños, los pobres, los que sufren, y que le rezan, pero también ha iluminado toda la Iglesia, con su profunda doctrina espiritual”.
La “ciencia del amor”, Teresa “la expresa principalmente en el relato de su vida, publicado un año después de su muerte bajo el título de Historia de un alma”, afirmó el Papa, invitando a todos a “redescubrir este pequeño-gran tesoro, ¡este luminoso comentario del Evangelio plenamente vivido!”.
Historia de un alma, prosiguió, “¡es un maravillosa historia de Amor, relatada con tal autenticidad, sencillez y frescura que el lector no puede sino quedar fascinado!”.
El Papa narró los principales hechos de la vida de la santa, desde su nacimiento en Alençon (1873), pasando por su temprana orfandad de madre, su experiencia de las gracias divinas, su entrada en el Carmelo y su muerte, con sólo 24 años de edad (1897).
teresa de lisieux

Teresa de Lisieux

 

 

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Queridos hermanos y hermanas:

Hoy quiero hablaros de santa Teresa de Lisieux, Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, que sólo vivió en este mundo 24 años, a finales del siglo XIX, llevando una vida muy sencilla y oculta, pero que, después de su muerte y de la publicación de sus escritos, se ha convertido en una de las santas más conocidas y amadas.

«Teresita» no hadejado de ayudar a las almas más sencillas, a los pequeños, a los pobres, a los que sufren, que la invocan, y también ha iluminado a toda la Iglesia con su profunda doctrina espiritual, hasta el punto de que el venerable Juan Pablo II, en 1997, quiso darle el título de doctora de la Iglesia, añadiéndolo al de patrona de las misiones, que ya le había otorgado Pío XI en 1927. Mi amado predecesor la definió «experta en la scientia amoris» (Novo millennio ineunte, 42).

Esta ciencia, que ve resplandecer en el amor toda la verdad de la fe, Teresa la expresa principalmente en el relato de su vida, publicado un año después de su muerte bajo el título de Historia de un alma. Es un libro que inmediatamente tuvo un enorme éxito, fue traducido a muchas lenguas y difundido en todo el mundo.

Quiero invitaros a redescubrir este pequeño gran tesoro, este luminoso comentario del Evangelio plenamente vivido. De hecho, Historia de un alma es una maravillosa historia de Amor, narrada con tanta autenticidad, sencillez y lozanía que el lector no puede menos de quedar fascinado ante ella. ¿Cuál es ese Amor que colmó toda la vida de Teresa, desde su infancia hasta su muerte? Queridos amigos, este Amor tiene un rostro, tiene un nombre: ¡es Jesús! La santa habla continuamente de Jesús. Recorramos, pues, las grandes etapas de su vida, para entrar en el corazón de su doctrina.

Teresa nació el 2 de enero de 1873 en Alençon, una ciudad de Normandía, en Francia. Era la última hija de Luis y Celia Martin, esposos y padres ejemplares, beatificados juntos el 19 de octubre de 2008. Tuvieron nueve hijos, cuatro de los cuales murieron en edad temprana. Quedaron las cinco hijas, que se hicieron todas religiosas.

Teresa, a los 4 años, quedó profundamente afectada por la muerte de su madre (MS, A 13r). El padre, junto con las hijas, se trasladó entonces a la ciudad de Lisieux, donde se desarrollaría toda la vida de la santa. Más tarde Teresa, atacada por una grave enfermedad nerviosa, se curó por una gracia divina, que ella misma definió como «la sonrisa de la Virgen» (ib., 29v-30v). Recibió la primera Comunión, vivida intensamente (ib., 35r), y puso a Jesús Eucaristía en el centro de su existencia.

La «Gracia de Navidad» de 1886 marca un giro de 180 grados, que ella llama su «completa conversión» (ib., 44v-45r). De hecho, se cura totalmente de su hipersensibilidad infantil e inicia una «carrera de gigante». A la edad de 14 años, Teresa se acerca cada vez más, con gran fe, a Jesús crucificado, y se toma muy en serio el caso, aparentemente desesperado, de un criminal condenado a muerte e impenitente (ib., 45v-46v).

«Quería a toda costa impedirle que cayera en el infierno», escribe la santa, con la certeza de que su oración lo pondría en contacto con la Sangre redentora de Jesús. Es su primera y fundamental experiencia de maternidad espiritual: «Tanta confianza tenía en la misericordia infinita de Jesús», escribe. Con María santísima, la joven Teresa ama, cree y espera con «un corazón de madre» (cf. PR 6/10r).

En noviembre de 1887, Teresa va en peregrinación a Roma junto a su padre y su hermana Celina (ib., 55v-67r). Para ella, el momento culminante es la audiencia del Papa León XIII, al que pide permiso de entrar, con apenas 15 años, en el Carmelo de Lisieux. Un año después, su deseo se realiza: se hace carmelita, «para salvar las almas y rezar por los sacerdotes» (ib., 69v).

Al mismo tiempo, comienza la dolorosa y humillante enfermedad mental de su padre. Es un gran sufrimiento que conduce a Teresa a la contemplación del rostro de Jesús en su Pasión (ib., 71rv). De esta manera, su nombre de religiosa —sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz— expresa el programa de toda su vida, en la comunión con los misterios centrales de la Encarnación y la Redención.

Su profesión religiosa, en la fiesta de la Natividad de María, el 8 de septiembre de 1890, es para ella un verdadero matrimonio espiritual en la «pequeñez» del Evangelio, caracterizada por el símbolo de la flor: «¡Qué fiesta tan hermosa la de la Natividad de María para convertirme en esposa de Jesús!» —escribe—. Era la Virgencita recién nacida quien presentaba su florecita al Niño Jesús» (ib., 77r). Para Teresa, ser religiosa significa ser esposa de Jesús y madre de las almas (cf. MS B, 2v).

Ese mismo día, la santa escribe una oración que indica toda la orientación de su vida: pide a Jesús el don de su Amor infinito, el don de ser la más pequeña, y sobre todo pide la salvación de todos los hombres: «Que hoy no se condene ni una sola alma» (PR 2). Es de gran importancia su Ofrenda al Amor misericordioso, que hizo en la fiesta de la Santísima Trinidad de 1895 (MS A, 83v-84r; PR 6): una ofrenda que Teresa comparte enseguida con sus hermanas, siendo ya vice-maestra de novicias.

Diez años después de la «Gracia de Navidad», en 1896, llega la «Gracia de Pascua», que abre el último período de la vida de Teresa, con el inicio de su pasión en profunda unión a la Pasión de Jesús; se trata de la pasión del cuerpo, con la enfermedad que la llevaría a la muerte en medio de grandes sufrimientos, pero sobre todo se trata de la pasión del alma, con una dolorosísima prueba de la fe (MS C, 4v-7v). Con María al pie de la cruz de Jesús, Teresa vive entonces la fe más heroica, como luz en las tinieblas que le invaden el alma.

La carmelita es consciente de vivir esta gran prueba por la salvación de todos los ateos del mundo moderno, a los que llama «hermanos». Vive, entonces, más intensamente el amor fraterno (8r-33v): hacia las hermanas de su comunidad, hacia sus dos hermanos espirituales misioneros, hacia los sacerdotes y hacia todos los hombres, especialmente los más alejados.

Se convierte realmente en una «hermana universal». Su caridad amable y sonriente es la expresión de la alegría profunda cuyo secreto nos revela: «Jesús, mi alegría es amarte a ti» (P 45/7). En este contexto de sufrimiento, viviendo el amor más grande en las cosas más pequeñas de la vida diaria, la santa realiza en plenitud su vocación de ser el Amor en el corazón de la Iglesia (cf. MS B, 3v).

Teresa muere la noche del 30 de septiembre de 1897, pronunciando las sencillas palabras: «¡Dios mío, os amo!», mirando el crucifijo que apretaba entre sus manos. Estas últimas palabras de la santa son la clave de toda su doctrina, de su interpretación del Evangelio. El acto de amor, expresado en su último aliento, era como la respiración continua de su alma, como el latido de su corazón.

Las sencillas palabras «Jesús, te amo» están en el centro de todos sus escritos. El acto de amor a Jesús la sumerge en la Santísima Trinidad. Ella escribe: «Lo sabes, Jesús mío. Yo te amo. Me abrasa con su fuego tu Espíritu de Amor. Amándote yo a ti, atraigo al Padre» (P 17/2).

Queridos amigos, también nosotros, con santa Teresa del Niño Jesús, deberíamos poder repetir cada día al Señor, que queremos vivir de amor a él y a los demás, aprender en la escuela de los santos a amar de una forma auténtica y total. Teresa es uno de los «pequeños» del Evangelio que se dejan llevar por Dios a las profundidades de su Misterio.

Una guía para todos, sobre todo para quienes, en el pueblo de Dios, desempeñan el ministerio de teólogos. Con la humildad y la caridad, la fe y la esperanza, Teresa entra continuamente en el corazón de la Sagrada Escritura que contiene el Misterio de Cristo. Y esta lectura de la Biblia, alimentada con la ciencia del amor, no se opone a la ciencia académica. De hecho, la ciencia de los santos, de la que habla ella misma en la última página de la Historia de un alma, es la ciencia más alta: «Así lo entendieron todos los santos, y más especialmente los que han llenado el universo con la luz de la doctrina evangélica.

¿No fue en la oración donde san Pablo, san Agustín, san Juan de la Cruz, santo Tomás de Aquino, san Francisco, santo Domingo y tantos otros amigos ilustres de Dios bebieron aquella ciencia divina que cautivaba a los más grandes genios?» (MS C, 36r). La Eucaristía, inseparable del Evangelio, es para Teresa el sacramento del Amor divino que se rebaja hasta el extremo para elevarnos hasta él.

En su última Carta, sobre una imagen que representa a Jesús Niño en la Hostia consagrada, la santa escribe estas sencillas palabras: «Yo no puedo tener miedo a un Dios que se ha hecho tan pequeño por mí (...) ¡Yo lo amo! Pues él es sólo amor y misericordia» (Carta 266).

En el Evangelio Teresa descubre sobre todo la misericordia de Jesús, hasta el punto de afirmar: «A mí me ha dado su misericordia infinita, y a través de ella contemplo y adoro las demás perfecciones divinas (...). Entonces todas se me presentan radiantes de amor; incluso la justicia (y quizás más aún que todas las demás), me parece revestida de amor» (MS A, 84r). Así se expresa también en las últimas líneas de la Historia de un alma:

«Sólo tengo que poner los ojos en el santo Evangelio para respirar los perfumes de la vida de Jesús y saber hacia dónde correr... No me abalanzo al primer puesto, sino al último... Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre la conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él» (MS C, 36v-37r).

«Confianza y amor» son, por tanto, el punto final del relato de su vida, dos palabras que, como faros, iluminaron todo su camino de santidad para poder guiar a los demás por su mismo «caminito de confianza y de amor», de la infancia espiritual (cf. MS C, 2v-3r; Carta 226). Confianza como la del niño que se abandona en las manos de Dios, inseparable del compromiso fuerte, radical, del verdadero amor, que es don total de sí mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a María: «Amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo» (Poesía Por qué te amo, María: p 54/22). Así Teresa nos indica a todos que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del EspírituSanto, su mismo amor por todos los demás.

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro
Miércoles 6 de abril de 2011

La Basílica del Santo Sepulcro es el lugar que conserva la memoria pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo: acontecimientos que aquí tuvieron lugar y siguen sucediendo místicamente en la fe, la liturgia y la memoria de los cristianos que sitúan el misterio de la redención.

 

 

Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum Jerusalén
La Basílica del Santo Sepulcro es una construcción antigua, que se remonta en parte a la época de las Cruzadas, en el siglo XII, y en parte a tiempos aún más antiguos.

La historia de la Basílica ha estado bien documentada a lo largo de los siglos, a través de testimonios y narrativas que nos ayudan a examinarla y comprenderla. En este episodio seguiremos los textos bíblicos, las huellas que dejaron los primeros peregrinos, recorriendo los hechos gracias al estudio de los restos arqueológicos que son testimonio del paso de los siglos.

 

Fr. AMEDEO RICCO, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
Y esto es muy importante para nosotros porque también ayuda a los arqueólogos a comprender, leer los hallazgos arqueológicos y más. Por tanto, los hallazgos arqueológicos nos ayudan a comprender mejor las historias de los peregrinos. Esta es la relación de continua iluminación mutua entre las fuentes antiguas y la documentación arqueológica.

Destruida y reconstruida varias veces, en 1927 la basílica fue golpeada por un terremoto muy fuerte, que provocó la destrucción de Jerusalén.

En 1960 se iniciaron las obras de restauración de la Basílica del Santo Sepulcro. Un trabajo documentado paso a paso durante 20 años. Las tres comunidades presentes en el Santo Sepulcro eligieron a Fr. Virgilio Corbo como arqueólogo para los trabajos en las zonas comunes. Una tarea que le ocupó durante 17 años, desde la mañana hasta la noche.

Fueron 20 años de arduo trabajo arqueológico y de restauración, que ofrecieron resultados importantes. En la presentación de la serie sobre el Santo Sepulcro, el padre Virgilio Corbo escribió:

“Hemos terminado nuestro trabajo de investigación y lo presentamos a los estudiosos. Sólo queremos esperar que se lea con amor hacia Aquel que es la figura triunfante de este monumento".

 

santo sepulcro

 

Fr. ROSARIO PIERRI, ofm
Decano Studium Biblicum Franciscanum
El trabajo del estudio franciscano forma parte de una historia mucho más antigua. Los frailes, desde que se establecieron en Tierra Santa, siempre han tratado de adquirir las tradiciones y también las propiedades de los lugares de Tierra Santa y el estudio de los lugares de Tierra Santa no comienza sólo con el Studium Biblicum Franciscanum. Tenemos las obras, por poner dos ejemplos verdaderamente prestigiosos, del padre Bernardino Amico y Francesco Quaresima y nos remontamos al siglo XVI.

 

Fr. ROSARIO PIERRI, ofm
Decano Studium Biblicum Franciscanum
El estudio bíblico franciscano ha contribuído notablemente al conocimiento y estudio de los Santos Lugares, especialmente desde un punto de vista científico. Con el estudio de las fuentes y las excavaciones realizadas en los yacimientos, sin duda ha dado a conocer al mundo muchos lugares.

Gracias al acuerdo entre los líderes de las tres comunidades responsables de la basílica (franciscanos, greco-ortodoxos y armenios), en la primavera de 2016 comenzaron los trabajos de restauración del edículo del Santo Sepulcro.

En el grupo de intervención creado por la Universidad de Atenas, bajo la dirección de la profesora Antonia Moropoulou, ha participado nada menos que medio centenar de profesionales, entre profesores y técnicos de diferentes especialidades.

Un momento histórico para el mundo cristiano, pero también para el mundo científico, en una obra en la que fe y ciencia se encuentran.

En 2019, se firmó un nuevo acuerdo entre los líderes de las tres comunidades para el inicio de una nueva fase de obras subterráneas para la restauración del pavimento de la Basílica. Dos institutos italianos, el Centro de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural La Venaria Reale de Turín, en colaboración con el Departamento de Ciencias Antiguas de la Universidad La Sapienza de Roma, estudió el subsuelo de la basílica para un proyecto ejecutivo de las intervenciones de restauración.

Gracias al mapeo de todas las piedras del pavimento, que fueron retiradas para permitir las obras de renovación, fue posible reposicionar las losas exactamente en el mismo lugar por el que han caminado millones de peregrinos a lo largo de los siglos.

Para la Dra. Francesca Stasolla, el trabajo de Fr. Virgílio Corbo ha sido de gran ayuda en el desarrollo de esta fase del trabajo.

 

santo sepulcro

 

FRANCESCA ROMANA STASOLLA
Arqueóloga de la Universidad La Sapienza de Roma
La aportación del padre Virgilio Corbo ha sido decisiva para nuestras excavaciones. El padre Corbo pudo seguir el trabajo de la administración jordana durante una serie de obras de utilidad pública que logró transformar en verdaderas investigaciones arqueológicas. Es una gran responsabilidad realizar una excavación arqueológica. Siempre es una gran responsabilidad, porque es la responsabilidad de restaurar, interpretar, restaurar um fragmento de la historia.

Un trabajo de gran responsabilidad realizado en sinergia entre múltiples instituciones.

 

FRANCESCA ROMANA STASOLLA
Arqueóloga de la Universidad La Sapienza de Roma
Y en este lugar diría que la responsabilidad es quizás mayor, porque significa tratar de comprender, interpretar y restaurar una versión de la historia que es también historia sagrada. Y en esto me siento muy afortunada, porque hay un equipo extraordinario no solo de arqueólogos sino también de estudiosos de otras disciplinas que colaboran en esto y por eso desde este punto de vista tengo confianza en que todos juntos y junto a todos aquellos que apoyan este proyecto, espero que podamos completar la tarea.

 

Fr. ROSARIO PIERRI, ofm
Decano Studium Biblicum Franciscanum
Quiero recordar también las excelentes relaciones que se han establecido entre el equipo que está realizando la obra y el estudio franciscano que colabora activamente en estas obras, concretamente el P. Alliata y el P. Amedeo Ricco.

 

santo sepulcro

 

Fr. AMEDEO RICCO, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
Es una oportunidad extraordinaria para cualquier estudioso formar parte de este equipo de arqueólogos, pero no sólo arqueólogos, porque detrás hay historiadores, filólogos, un gran equipo al servicio de la comprensión de las fuentes antiguas y de los hallazgos arqueológicos. Es una gran oportunidad y todos somos conscientes de que estamos realizando una obra que no es nuestra, sino que es para toda la humanidad y para toda la historia de la humanidad, porque este lugar ha sido importante porque además de para la fe de los cristianos también ha sido decisivo para la historia de la humanidad.

A principios de este año se abrió una nueva fase de las obras en el Santo Sepulcro, tras la conclusión de las realizadas en torno a la Rotonda del Edículo. Y en palabras del Dr. Stasolla:

«Será muy interesante en los próximos años ver los estudios que se publicarán, estudios que resumirán el trabajo de estos arqueólogos y restauradores que han trabajado aquí».

 

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BASILICA DEL SANTO SEPULCRO JERUSALEN

 

 

 

San Jerónimo, Padre de la Iglesia Occidental, dedicó su vida al estudio de las Escrituras

Buscó poner en práctica la Palabra de Dios. Como asceta y letrado al servicio del Papa Dámaso, tradujo la Biblia de los textos hebreos y griegos al latín. Murió el 30 de septiembre del 420.

 

Su nombre completo era Sofronio Eusebio Jerónimo. Su ciudad natal era Stridone, en la actual Croacia. Su fecha de nacimiento no se conoce con exactitud, pero fue alrededor del año 347. De familia cristiana y acomodada, recibió una sólida educación y, apoyado por sus padres, perfeccionó sus estudios en Roma. Allí se entregó a la vida mundana, dejándose llevar por los placeres; pero pronto se arrepintió, recibió el bautismo y se enamoró de la vida contemplativa.

Por esta razón se mudó a Aquileia y se convirtió en parte de una comunidad de ascetas. Algún tiempo después la abandonó, decepcionado por las enemistades que habían surgido en ese ambiente. Partió luego para el Oriente y se detuvo en Trier, volvió a Stridone y repartió de nuevo. Permaneció unos años en Antioquía, donde perfeccionó su conocimiento del griego, y luego se retiró como ermitaño en el desierto de Chalkis, al sur de Alepo.

 

 

Durante cuatro años se dedicó plenamente a sus estudios, aprendió hebreo y transcribió códigos y escritos de los Padres de la Iglesia. Fueron años de meditación, soledad e intensa lectura de la Palabra de Dios, que también lo llevaron a reflexionar sobre la brecha entre la mentalidad pagana y la vida cristiana. Amargado por las diatribas de los anacoretas causadas por la doctrina arriana, regresó a Antioquía.

En el 379 fue ordenado sacerdote, y luego se trasladó a Constantinopla donde continuó estudiando griego con san Gregorio Nazianzeno.

 

Al lado del Papa Dámaso

En 382 Jerónimo volvió a Roma para participar en una reunión convocada por el Papa Dámaso sobre el cisma de Antioquía. Como su reputación ascética y erudita era bien conocida, el Pontífice lo eligió como su secretario y consejero y lo invitó a realizar una nueva traducción de los textos bíblicos al latín.

En la capital, Jerónimo también fundó un círculo bíblico e inició el estudio de la Escritura por mujeres de la nobleza romana que, deseando emprender el camino de la perfección cristiana y deseando profundizar su conocimiento de la Palabra de Dios, lo designaron como su maestro y guía espiritual.

Dado que las estrictas reglas que sugería a sus discípulos eran consideradas demasiado duras, se comprende por qué su rigor moral no fuese compartido por aquel tipo de clero demasiado laxo. Jerónimo tampoco era bien visto por otros muchos debido a sus modos agresivos y a su carácter difícil.

Además condenaba rigurosamente los vicios, las hipocresías y a menudo polemizaba con los sabios y entendidos. En estas condiciones de contrastes, cuando Dámaso murió, decidió mejor volver a Oriente y en agosto del 385 se embarcó en Ostia para llegar a Tierra Santa, acompañado por algunos de sus fieles monjes y de un grupo de sus seguidores, entre ellos la noble Paula con su hija Eustoquia.

Se embarcó en una peregrinación, llegó a Egipto y luego se detuvo en Belén, donde abrió una escuela que ofrecía su enseñanza de forma gratuita. Gracias a la generosidad de Paula, construyó un monasterio masculino, uno femenino y un hospicio para los viajeros que visitaban los lugares santos.

 

El retiro en Belén

Jerónimo pasó el resto de su vida en Belén, dedicándose siempre a la Palabra de Dios, a la defensa de la fe, a la enseñanza de la cultura clásica y cristiana y a la acogida de peregrinos. Un hombre impetuoso, a menudo polémico y peleonero, que era detestado pero también muy amado.

 

Jeronimo

 

No era fácil dialogar con él, sin embargo dejó un grande legado al cristianismo con su testimonio de vida y sus escritos. A él le debemos la primera traducción al latín de la Biblia, la llamada Vulgata - con los Evangelios traducidos del griego y el Antiguo Testamento del hebreo - que aún hoy, en su versión revisada, sigue siendo el texto oficial de la Iglesia latina.

La Palabra de Dios, tan estudiada y comentada, también "se comprometió a vivirla concretamente", dijo Benedicto XVI, que dedicó dos catequesis a Jerónimo en las audiencias generales del 7 y el 14 de noviembre de 2007. Murió en su celda, cerca de la Gruta de la Natividad, el 30 de septiembre probablemente en el 420.

 

Sus enseñanzas y sus obras

"¿Qué cosa podemos aprender de San Jerónimo? Me parece que por encima de todo esto: amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura - sugirió Benedicto XVI - es importante que cada cristiano viva en contacto y diálogo personal con la Palabra de Dios, que se nos da en la Sagrada Escritura... es también una Palabra que construye la comunidad, que construye la Iglesia.

Por lo tanto, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva". Jerónimo es uno de los cuatro Padres de la Iglesia Occidental (junto con Ambrosio, Agustín y Gregorio Magno), proclamado Doctor de la Iglesia en 1567 por Pío V. Como herencia suya nos han quedado sus comentarios, homilías, cartas, tratados, obras historiográficas y hagiográficas; es bien conocido su De Viris Illustribus, con las biografías de 135 autores, en su mayoría cristianos, pero también judíos y paganos, para demostrar cómo la cultura cristiana fuese "una verdadera cultura digna de comparación con la clásica".

No hay que olvidar su Crónica (Chronicon) - la traducción y reelaboración en latín de la Crónica Griega de Eusebio de Cesarea, hoy perdida, - que contiene la narración de la historia universal, donde se mezclan datos históricos con mitos, partiendo del nacimiento de Abraham hasta el año 325. Finalmente, ricas en enseñanzas y consejos sinceros, nos han quedado muchas epístolas que revelan su profunda espiritualidad.

 

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SAN JERONIMO

 

 

Ver obras de San Jerónimo

El grupo Ciencia, Razón y Fe celebra la VII Lección Conmemorativa Mariano Artigas, físico estadounidense. 

“Mientras que históricamente la gran mayoría de teólogos católicos han entendido que la resurrección del cuerpo implica algún tipo de continuidad material, una minoría sostiene que lo que hará que sea el mismo cuerpo dependerá del alma que lo anime. Entre esta minoría está Joseph Ratzinger. Así lo destacó el físico estadounidense Stephen M. Barr, que impartió la VII Lección Conmemorativa Mariano Artigas de la Universidad de Navarra.

El profesor Barr es miembro de la Sociedad Estadounidense de Física y fundador y presidente de la Sociedad de Científicos Católicos. En su intervención planteó, desde una perspectiva multidisciplinar, preguntas como dónde se vivirá la vida eterna en la que los cristianos creen, si será dentro de los límites de este universo físico o más allá de él, si constituirá algo similar al estado actual de las cosas -físicamente hablando- o totalmente diferente, y si es la ciencia de alguna ayuda a la hora de pensar en estas cuestiones o es irrelevante.

Físico

También aludió, citando su obra Escatología: La muerte y la vida eterna (1977), a los peligros de un falso fisicalismo al tratar de entender la resurrección o la unidad existente entre cuerpo y alma. Para ilustrar sus argumentos, utilizó el siguiente ejemplo: “Pongamos que abrazo a mi mujer. Lo que ocurre no es simplemente que una estructura compuesta de átomos entre físicamente en contacto con otra estructura semejante. En realidad, es una persona abrazando a otra. Si este hecho se estudia con las herramientas de la física o la química estaré ignorando lo más esencial de lo que está ocurriendo: un acto de comunión entre dos personas”.

Contribuciones al debate sobre ciencia y fe

El grupo Ciencia, Razón y Fe del centro académico ha conmemorado un año más al que fuera su primer director y, también, primer decano de la Facultad Eclesiástica de Filosofía, el sacerdote, físico y filósofo Mariano Artigas. Estas lecciones bienales comenzaron en 2011 y son impartidas por personas que hayan realizado contribuciones significativas en el debate sobre las relaciones entre ciencia y fe o las grandes cuestiones que este diálogo suscita.

El evento fue presidido por la rectora, María Iraburu, y presentado por Javier Sánchez Cañizares, investigador del Instituto Cultura y Sociedad (ICS). Comenzó con unas palabras del decano de la Facultad Eclesiástica de Filosofía, Santiago Collado, que subrayó que “el trabajo de Mariano Artigas solo se puede entender si se tiene en cuenta su sincero afán de servicio. Servicio que vivió con gran naturalidad, constancia y dedicación hasta el final de su vida”.

Por su parte, la rectora se dirigió a los presentes afirmando: “Para poder ejercer la multidisciplinariedad hace falta ser muy bueno en la propia disciplina. Entonces es cuando se puede abordar la tarea multidisciplinar. La universidad es verdaderamente universidad si somos capaces de salir de nuestra propia área de conocimiento y adentrarnos en esas áreas interdisciplinares que son tan importantes” Además, a los numerosos estudiantes que asistieron, les pidió: “Sed, por favor, como era don Mariano: un verdadero universitario”.

 

 

 

 

San Rafael, arcángel

 

Su culto se atestigua a partir del siglo XI; el calendario litúrgico fija su fiesta el 29 de septiembre, con los Santos Arcángeles Miguel y Gabriel. Su nombre viene del hebraico “Rafa-El”, que significa “medicina de El” y se contrapone al demonio Asmodeo “el que hace perecer”.

 

Hay un libro entero de la Biblia que lo ve protagonista. El Arcángel Rafael es el compañero de Tobías, un joven hijo de Tobit y Ana, a quien su padre encargó cumplir una misión delicada, para la cual es necesario afrontar un duro viaje no eximido de peligros.

El gran corazón de Tobit

La historia está narrada en el Libro de Tobías y se desarrolla en la época de las revueltas de los Macabeos. Tobit, el padre del joven, es un hombre generoso que en el periodo de la deportación asiria, se desmide por aliviar los sufrimientos de sus connacionales.

Comparte sus bienes con los más pobres, se prodiga en limosnas, paga puntualmente los diezmos de lo que recauda de sus tierras y ganado. Su piedad lo lleva incluso a hacerse cargo de la sepultura de los cadáveres abandonados. Los avatares de la vida lo ven perder todos sus bienes y, después de un gesto de caridad, también la vista. Al llegar a este punto, Tobit pide ayuda a su hijo.

Al joven Tobías, su padre le pide que vaya a una localidad lejana para recuperar una gran cantidad de dinero, que había entregado a un amigo. El joven se apresta a viajar y aconsejado por Tobit, busca un guía que lo acompañe. La primera persona que Tobías encuentra es un viandante, experto en aquellas zonas, que acepta viajar con él.

Durante una pausa en el río Tigris, un gran pez ataca al joven, que primero se asusta y luego, animado por el viandante – que es el Arcángel Rafael de incógnito – captura el pez, y, siempre siguiendo las indicaciones del viandante, le saca al pez el corazón, el hígado y la hiel.

 

Sara

Llegando casi a la meta, el Arcángel aconseja a Tobías quedarse en casa de la familia de algunos parientes, donde conoce a su prima Sara, que la ley de Moisés le reserva como esposa.

La joven se había casado ya siete veces, y sus esposo habían sido asesinados la noche misma de la boda, por Asmodeo, que estaba celoso de la joven.

Sara, que hubiera querido ahorcarse por la vergüenza y había desistido sólo por no dar otro dolor a sus padres, acepta casarse con Tobías y, Asmodeo es derrotado por el corazón y el hígado del pez, que el viandante le aconseja poner en el brasero de los perfumes, para que el demonio huyera.

El secreto desvelado

Después de la boda, Tobías regresa donde su padre porque ahora sabe cómo poderlo curar de la ceguera. Es una vez más el pez, esta vez la hiel, ungida en los ojos de Tobit, el que le devuelve la vista a su padre.

Tobías quería recompensar al viandante por todo su apoyo, pero llamando a parte a los dos, su compañero de viaje revela su identidad. Explica que había sido enviado por Dios, atraído por las oraciones y por la caridad de cada uno, para curarlos y guiarlos y dice de sí mismo:

«Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia».

 

Esta historia sagrada dio vida a una práctica: en la Edad Media, cuando un adolescente o un joven dejaban su hogar por primera vez, llevaban consigo una tableta que los representaba como Tobías acompañado por el Arcángel.

 

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SAN RAFAEL

 

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San Miguel, San Gabriel y San Rafael Arcángeles

La liturgia reúne en este día la memoria de estos tres príncipes de la corte celestial. Hoy se celebra de manera conjunta la fiesta de estos tres arcángeles. De los tres se hace mención en la Sagrada Escritura y a los tres venera la Iglesia siguiendo la antigua tradición.

En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969, quedó establecido el día 29 de septiembre para dar culto a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel

Hoy se venera la memoria de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, de honda raigambre en toda la Tradición de la Iglesia.

El nombre de Miguel (en hebreo: ¿Quién como Dios?) recuerda el combate librado por este Arcángel y los ángeles fieles con Lucifer y sus seguidores, que se rebelaron contra Dios y fueron precipitados al infierno.

A San Gabriel (en hebreo, fuerza de Dios) lo eligió Dios para anunciar a María el misterio de la Encarnación.

El nombre de Rafael (en hebreo, medicina de Dios) evoca su misión de médico y compañero de viaje del joven Tobías.

San Miguel

Este nombre significa: "¿Quién como Dios? O: "Nadie es como Dios".

A San Miguel lo nombre tres veces la Sagrada Biblia. Primero en el capítulo 12 del libro de Daniel donde se dice:

"Al final de los tiempos aparecerá Miguel, al gran Príncipe que defiende a los hijos del pueblo de Dios. Y entonces los muertos resucitarán. Los que hicieron el bien, para la Vida Eterna, y los que hicieron el mal, para el horror eterno".

En el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis se cuenta lo siguiente:

"Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra Satanás y los suyos, que fueron derrotados, y no hubo lugar para ellos en el cielo, y fue arrojada la Serpiente antigua, el diablo, el seductor del mundo. Ay de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo".

En la Carta de San Judas Tadeo se dice:

"El Arcángel San Miguel cuando se le enfrentó al diablo le dijo: ‘Que te castigue el Señor’".

Por eso a San Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal.

La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales.

Y él cuando lo invocamos llega a defendernos, con el gran poder que Dios le ha concedido. Muchos creen que él sea el jefe de los ejércitos celestiales.

San Gabriel

Su nombre significa: "Fortaleza de Dios".

A este Arcángel se le nombra varias veces en la S. Biblia. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta:

"Se me apareció Gabriel de parte de Dios y me dijo: dentro de setenta semanas de años (o sea 490 años) aparecerá el Santo de los Santos" (Dan. 9).

Al Arcángel San Gabriel se le confió la misión más alta que jamás se le haya confiado a criatura alguna: anunciar la encarnación del Hijo de Dios. Por eso se le venera mucho desde la antigüedad.

Su carta de presentación cuando se le apareció a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista fue esta:

"Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios" (Luc. 1, 19).

San Lucas dice:

"Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María, y llegando junto a ella, le dijo: ‘Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo’.

Ella se turbó al oír aquel saludo, pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será Hijo del Altísimo y su Reino no tendrá fin’".

San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.

San Rafael


Su nombre significa: "Medicina de Dios".

Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa.

Su interesante historia está narrada en la Biblia en el libro de Tobit (Tobit 12:6, 15).

De acuerdo con el Libro de Tobías 5,4, Rafael fue enviado por Yahveh para acompañar a Tobías, hijo de Tobit, en un largo y peligroso viaje para conseguirle una esposa piadosa al joven.

Esta es Sara, quien había visto morir a siete prometidos debido a que un demonio, de nombre Asmodeo, estaba enamorado de la mujer y mataba al esposo en la noche de bodas.

El Libro de Tobías es considerado deuterocanónico por los católicos y ortodoxos. Rafael aparece con apariencia humana acompañando al hijo de Tobit, Tobías, y en un principio, Rafael se presenta como «Azarías, hijo del gran Ananías».

Durante el viaje, en varias ocasiones, se muestra la influencia protectora del arcángel, como la expulsión de un demonio hacia el desierto de Egipto. Tras su travesía y la cura de la ceguera de Tobit, Azarías se presenta como "el ángel Rafael, uno de los siete, que se presenta ante el Señor". Es venerado como San Rafael el Arcángel.​

San Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes.

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https://www.primeroscristianos.com/san-miguel-arcangel-29-de-septiembre/

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Cosme y Damián: Sus nombres aparecen en el Canon Romano

Fueron dos hermanos, nacidos en Arabia, en el seno de una familia cristiana, en la primera mitad del siglo III. Estudiaron Medicina para ejercer la caridad en los cuerpos enfermos y expandir la fe cristiana en las almas.

Vida

Fueron dos nobles hermanos, nacidos en Arabia, en el seno de una familia cristiana, en la primera mitad del siglo III. Estudiaron Medicina para ejercer la caridad en los cuerpos enfermos y expandir la fe cristiana en las almas. Ejercieron su profesión de médicos por puro amor de Dios, sin cobrar nunca a los enfermos, recibiendo por ello el nombre de Anárgiros, “los sin dinero”.

Dios los llenaba de gracia en el ejercicio de su arte, y no había enfermedad que se resistiera a sus prescripciones médicas. A muchos cuerpos devolvieron la salud, pero en más almas depositaron la luz del Evangelio.

 

Cosme y Damian

 

Cuando irrumpió la persecución de Diocleciano y Maximiano, y se hizo cargo el prefecto Lisias de ejecutar sus órdenes contra los cristianos en Egea, hizo éste comparecer ante su presencia a los dos hermanos, que confesaron intrépidamente su fe.

Sus actas tienen al principio todos los visos de ser auténticas, pero luego se aprecia que han sido incrementadas por la leyenda.

En todo caso, ambos murieron decapitados tras haber sufrido diversos tormentos.

Asimismo dice la tradición que los tres hermanos de Cosme y Damián (Antimo, Leoncio y Euprepio) fueron martirizados al mismo tiempo que los gemelos, y sus nombres se mencionan en el Martirologio.

Enterrados por los cristianos de Egea, sus cuerpos fueron luego trasladados a Roma.

 

El culto a los santos

El que fuera obispo de Ciro en el siglo V, Teodoreto, menciona en uno de sus escritos la suntuosa basílica que ambos santos poseían en aquella ciudad. En esa misma época existían dos iglesias en honor suyo en Constantinopla, a las que se unieron otras dos en tiempos de Justiniano (siglo VI). Además, tuvieron templos en Panfilia, Capadocia, Jerusalén y Mesopotamia, así como un hospital levantado en 457 en Edesa que fue puesto bajo su patronazgo.

Sin embargo, fue en Roma donde el culto a estos mártires alcanzó su apogeo, pues llegaron a tener dedicadas más de diez iglesias en la Ciudad Eterna.

 

Cosme y damian

 

Entre ellas se encuentra el oratorio del Esquilino que les consagró el papa Símaco (498-514) y que posteriormente se convirtió en abadía.

San Félix IV (526-530), hacia el año 527, transformó para uso eclesiástico, dedicándolos a los hermanos, la basílica de Rómulo y el templum sacrum Urbis, con el archivo civil a ellos anejo, situados en la vía Sacra, en el Foro.

Dicha dedicación se produjo muy posiblemente el 27 de septiembre, fecha en laue se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario.

En el Misal Romano tienen dos misas, una la del jueves después del tercer domingo de Cuaresma que se refiere al aniversario del martirio, con múltiples alusiones a la salud, a los enfermos y a las curaciones, que hacen imposible olvidarse de la popularidad del culto que en otro tiempo se tributaba a los santos Anárgiros.

La otra es la que empieza Sapientiam sanctorum, que ahora se usa para común de mártires. En la inscripción de San Félix IV, todavía existente al pie del hermoso mosaico del ábside de la iglesia que les dedicó, se lee en grandes letras doradas:

“El aula de Dios, en su belleza de mosaicos, brilla ahora espléndida por la fe y la dedicación a los dos médicos que lograron el martirio, médicos que son para el pueblo esperanza segura de salud”.

 

 

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SANTOS COSME Y DAMIÁN

 

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Iconografía en "Domus eclesiae" antiguas

La iconografía que se encuentra en las iglesias domésticas de los Primeros Cristianos revelan mucho de cómo vivían la fe en los primeros siglos y cómo esa forma de ver y transmitir la fe llega a nuestros días.

 

Los descubrimientos arqueológicos de antiguas iglesias en casas cristianas en el Medio Oriente y los manuscritos encontrados en estos sitios nos muestran que una práctica central dentro de estas comunidades de la iglesia primitiva era el misterio sacrificial de la Eucaristía (junto con el bautismo), y de una manera muy acorde con los ritos descritos en la Didachedel siglo I. Esto se ve en los frescos iconográficos de estas iglesias domésticas (tanto en Megiddo como en Dura Europos).

Hasta finales del siglo XIX, era una polémica común de los apologistas protestantes  que la veneración dada a los santos era una innovación tardía e incluso una degradación de la fe (quizás tan tarde como el quinto o sexto siglo). No solo esto, sino que era una presunción establecida que el judaísmo (en este caso, el judaísmo del Segundo Templo, como en la época de Cristo y sus apóstoles) era completamente iconoclasta, y que sería imposible imaginar cómo los primeros cristianos pudieron haberlo hecho alguna vez. Como resultado, desarrollaron una tradición iconográfica, dada su herencia y dependencia del judaísmo anterior al cristianismo.

Sin embargo, ahora hay una gran cantidad de evidencia de lo contrario, más allá de los límites de la tradición católica ortodoxa.

Desde el punto de vista de las tradiciones populares, la mayoría conoce el “Icono hecho sin manos” que el Señor imprimió en una tela y le dio al rey Abgar de Edesa (que reinó entre el 13 y el 50 d. C.) del reino de Osroene. También existe la tradición de que el médico Lucas pintó el primer icono de la Theotokos (la Virgen María) y el niño Jesús (la Odigitria, que actualmente está consagrada en una iglesia en el Monte Athos).

Eusebio de Cesarea incluso escribió acerca de la existencia de íconos y estatuas de Cristo, que habían existido mucho antes de su tiempo (263-329 d.C.): “Eusebio habla de una estatua que se dice que es la de Cristo que existía en Palestina, y no pensó que fuera extraño. También había oído hablar de los retratos de Pedro y Pablo ”( La liturgia ortodoxa , p. 23).

 

Hablando de los retratos de los santos, Wybrew señala:

Es muy probable que los cristianos comenzaran a pintar retratos de miembros distinguidos y venerados de la Iglesia desde muy temprano. Los Hechos apócrifos de Juan hablan de un retrato del Apóstol que uno de sus discípulos, Licomedes, encargó a un amigo artista. Licomedes lo puso en su dormitorio y lo adornó con flores.

 

Además del retrato básico, la tradición del arte funerario en la Iglesia primitiva se demuestra fácilmente en las catacumbas romanas.

Hay pocas dudas de que los cristianos siguieron la práctica contemporánea al pintar retratos funerarios de miembros distinguidos de la iglesia. . . y quizás ya en el siglo III, las imágenes cristianas fueron veneradas con guirnaldas de flores y luces encendidas frente a ellas.

 

Pero, ¿qué pasa con la supuesta iconoclasia del judaísmo? ¿No habría prohibido esto el advenimiento de la iconografía y la estatuaria entre los primeros cristianos?

Por el contrario, y de acuerdo con las tradiciones de la Iglesia, el judaísmo de esa época fue enfáticamente no iconoclasta. De hecho, ha habido algunos descubrimientos arqueológicos bastante importantes en el último siglo más o menos que han desacreditado esta posición por completo.

Si uno está siendo honesto sobre el testimonio de las Sagradas Escrituras, debemos admitir que hay varios mandamientos aprobatorios relacionados con la creación de iconografía e incluso estatuaria en el Antiguo Testamento. Tanto el tabernáculo como el templo estaban adornados con una multitud de imágenes, tanto bidimensionales como tridimensionales, que representaban de todo, desde ángeles hasta granadas; el sacerdote se postraba ante estas imágenes y estatuas, nada menos.

El templo estaba lleno de una gloriosa variedad de colores e imágenes, con un simbolismo teológico subyacente. Y con la encarnación de Jesucristo, esta iconografía más “simbólica” pasó a un patrón más cristiano o encarnacional (1 Juan 1: 1-3), con la imagen de Cristo, los santos y su santa Madre.

El caso de Dura Europos

La “iglesia doméstica”(y la sinagoga) cristiana descubierta en Dura Europos (ca. 235 d.C.)es tan explícita como puede ser cuando se trata de demostrar, de manera histórica y arqueológica, la existencia de iconografía tanto en la arquitectura judía como en la cristiana de la era posterior a la resurrección; y lo que es más importante, en ambos casos en el contexto de lugares de culto.

El pueblo de Dura Europos fue destruido en 256. Afortunadamente, podemos echar un vistazo a su mundo a través del descubrimiento de estas excavaciones arqueológicas relativamente bien conservadas. Estos sitios despertaron un ferviente interés en 1921, cuando se descubrieron varios frescos religiosos:

El arqueólogo descubrió que tres de las casas cubiertas habían sido renovadas para su uso como edificios religiosos. Uno se había convertido en un Mithraeum, dedicado a la adoración del dios Mitra. Otro había sufrido modificaciones estructurales para convertirse en una sinagoga judía. La tercera casa se había convertido en una iglesia cristiana. Esta iglesia cristiana es especialmente importante ya que es la iglesia completa más antigua que existe.

Tenga en cuenta esa última declaración. En el momento de su descubrimiento, esta era la iglesia cristiana más antigua que se conserva hasta la actualidad. Esto va más allá de la mera especulación sobre cómo era la “iglesia primitiva”, pero es la iglesia primitiva en sí misma mirándonos a través de los siglos.

La disposición de la iglesia en Dura Europos refleja las prácticas litúrgicas bien establecidas de los cristianos, con un lugar para un baptisterio, una mesa de altar para que el obispo supervise la celebración de la fiesta eucarística y, por último, pero no menos importante, iconografía.

Como la Iglesia recibió jurisdicción más libre por parte del Emperador Constantinoen el siglo IV, los templos e iglesias más grandes del Imperio Romano tenían una disposición similar, arquitectónicamente hablando, a estas iglesias domésticas, pero en una escala mucho mayor ( es decir, la basílica):

Un examen de los restos arroja mucho sobre la liturgia de la iglesia cristiana primitiva.

Una típica casa romana de la clase alta estaba centrada alrededor de un patio con columnas con una habitación abierta llamada atrio. En el centro del patio había una piscina o impluvium. En el extremo opuesto de la entrada había un tablinum elevado que contenía una mesa y que la familia usaba como área de recepción y para funciones ceremoniales.

En la casa de Dura Europos convertida en iglesia, los estudiosos especulan que la congregación se reunió alrededor de la piscina, que se usaba para el bautismo. En el tablinum se sentó el obispo, que presidió la Eucaristía celebrada en la mesa. Este arreglo proporciona una base lógica para el arreglo litúrgico de las iglesias basilicales posteriores.

 

Como se mencionó anteriormente, se descubrieron representaciones iconográficas tanto en la sinagoga judía como en la iglesia doméstica cristiana en Dura Europos. A continuación se muestran algunas imágenes de la sinagoga judía, que muestran frescos que muestran imágenes del Antiguo Testamento, incluida una escena del libro de Ester, el "incidente" del becerro de oro y el patriarca Abraham mismo:

 

 

En la iglesia de Dura Europos, también hay muchos frescos iconográficos.

La primera es una escena de los Santos Evangelios donde Jesús sana a un paralítico. La representación muestra a Jesús de pie junto al paralítico diciéndole: "Para que sepas que el Hijo del Hombre tiene poder para perdonar pecados: levántate, toma tu lecho y anda". Curiosamente, esta imagen está sobre el baptisterio, mostrando una conexión entre el bautismo y ser sanado de la corrupción de la muerte.

Puede ver claramente al lado de la escena al paralítico tomando su catre y alejándose como de costumbre, tal como en la historia del evangelio (y al igual que los iconos posteriores de esta historia del evangelio):

 

Iglesia Dura Europos
Iglesia Dura Europos

 

Junto a esto, hay una escena del Señor Jesús extendiendo Su mano hacia el apóstol Pedro, para evitar ahogarse en el agua (también de los evangelios):

 

La continuidad entre el culto del judaísmo tardío y el del cristianismo primitivo parece evidente aquí, no solo desde la perspectiva de las oraciones de acción de gracias dentro del contexto eucarístico (como se discutió en el artículo anterior), sino también con esta práctica común de ambos catequistas e iconografía decorativa.
Cristo no vino para abolir la ley y los profetas, sino para cumplirlos, y es en él que entendemos el culto cumplido del cristianismo, un icono del culto celestial.Esto lo vemos tanto en la Epístola a los Hebreos como en el Apocalipsis. Si uno está buscando adorar en la iglesia del Nuevo Testamento, reunirse como lo hicieron los primeros creyentes en estas antiguas iglesias en las casas, entonces no hay mejor lugar para hacerlo, unirse a la adoración eterna de la Iglesia.

 

Ver en Wikipedia

 

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