LA DEVOCIÓN A LOS DIFUNTOS 

MES DE NOVIEMBRE

"Estos que visten estolas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido…? Éstos son los que vienen de la gran tribulación y han lavado sus estolas y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, y le adoran día y noche en su templo."
(Apocalipsis 7,13-15) 

HONOR Y RESPETO A LOS DIFUNTOS

La IglesiaCatólica, ya desde la época de los primeros cristianos, siempre ha rodeado a los muertos de una atmósfera de respeto sagrado. Esto y las honras fúnebres que siempre les ha tributado permiten hablar de un cierto culto a los difuntos: culto no en el sentido teológico estricto, sino entendido como un amplio honor y respeto sagrados hacia los difuntos por parte de quienes tienen fe en la resurrección de la carne y en la vida futura.

El cristianismo en sus primeros siglos no rechazó el culto para con los difuntos de las antiguas civilizaciones, sino que lo consolidó, previa purificación, dándole su verdadero sentido trascendente, a la luz del conocimiento de la inmortalidad del alma y del dogma de la resurrección; puesto que el cuerpo —que durante la vida es “templo del Espíritu Santo” y “miembro de Cristo” (1 Cor 6,15-9) y cuyo destino definitivo es la transformación espiritual en la resurrección— siempre ha sido, a los ojos de los cristianos, tan digno de respeto y veneración como las cosas más santas.

Este respeto  se ha manifestado, en primer lugar, en el modo mismo de enterrar los cadáveres.

Vemos, en efecto, que a imitación de lo que hicieron con el Señor José de Arimatea, Nicodemo y las piadosas mujeres, los cadáveres eran con frecuencia lavados, ungidos, envueltos en vendas impregnadas en aromas, y así colocados cuidadosamente en el sepulcro.

difuntos entierro jesús

En las actas del martirio de San Pancracio se dice que el santo mártir fue enterrado “después de ser ungido con perfumes y envuelto en riquísimos lienzos”; y el cuerpo de Santa Cecilia apareció en 1599, al ser abierta el arca de ciprés que lo encerraba, vestido con riquísimas ropas.

Pero no sólo esta esmerada preparación del cadáver es un signo de la piedad y culto profesados por los cristianos a los difuntos, también la sepultura material es una expresión elocuente de estos mismos sentimientos. Esto se ve claro especialmente en la veneración que desde la época de los primeros cristianos se profesó hacia los sepulcros: se esparcían flores sobre ellos y se hacían libaciones de perfumes sobre las tumbas de los seres queridos.

 

 

LAS CATACUMBAS

En la primera mitad del siglo segundo, después de tener algunas concesiones y donaciones,los cristianos empezaron a enterrar a sus muertos bajo tierra. Y así comenzaron las catacumbas. Muchas de ellas se excavaron y se ampliaron alrededor de los sepulcros de familias cuyos propietarios, recién convertidos, no los reservaron sólo para los suyos, sino que los abrieron a sus hermanos en la fe.

Andandoel tiempo, las áreas funerarias se ensancharon, a veces por iniciativa de la misma Iglesia. Es típico el caso de las catacumbas de San Calixto: la Iglesia asumió directamente su administración y organización, con carácter comunitario.

Sección geológica de las Catacumbas de San Calixto realizada por De Rossi

Con el edicto de Milán, promulgado por los emperadores Constantino y Licinio en febrero del año 313, los cristianos dejaron de sufrir persecución.

Podían profesar su fe libremente, construir lugares de culto e iglesias dentro y fuera de las murallas de la ciudad y comprar lotes de tierra sin peligro de que se les confiscasen.

Sin embargo, las catacumbas siguieron funcionando como cementerios regulares hasta el principio del siglo V, cuando la Iglesia volvió a enterrar exclusivamente en la superficie y en las basílicas dedicadas a mártires importantes.

Pero la veneración de los fieles se centró de modo particular en las tumbas de los mártires; en realidad fue en torno a ellas donde nació el culto a los santos. Sin embargo, este culto especialísimo a los mártires no suprimió la veneración profesada a los muertos en general. Más bien podría decirse que, de alguna manera, quedó realzada.

En efecto: en la mente de los primeros cristianos, el mártir, víctima de su fidelidad inquebrantable a Cristo, formaba parte de las filas de los amigos de Dios, de cuya visión beatifica gozaba desde el momento mismo de su muerte: ¿qué mejores protectores que estos amigos de Dios?

Los fieles así lo entendieron y tuvieron siempre como un altísimo honor el reposar después de su muerte cerca del cuerpo de algunos de estos mártires, hecho que recibió el nombre de sepultura ad sanctos.

Por su parte, los vivos estaban también convencidos de que ningún homenaje hacia sus difuntos podía equipararse al de enterrarlos al abrigo de la protección de los mártires.

Consideraban que con ello quedaba asegurada no sólo la inviolabilidad del sepulcro y la garantía del reposo del difunto, sino también una mayor y más eficaz intercesión y ayuda del santo.

Así fue como las basílicas e iglesias, en general, llegaron a constituirse en verdaderos cementerios, lo que pronto obligó a las autoridades eclesiásticas a poner un límite a las sepulturas en las mismas.

 

FUNERALES Y SEPULTURA

Pero esto en nada afectó al sentimiento de profundo respeto y veneración que la Iglesia profesaba y siguió profesando a sus hijos difuntos.

De ahí que a pesar de las prohibiciones a que se vio obligada para evitar abusos, permaneció firme en su voluntad de honrarlos.

Y así se estableció que, antes de ser enterrado, el cadáver fuese llevado a la Iglesia y, colocado delante del altar, fuese celebrada la Santa Misa en sufragio suyo.

Esta práctica, ya casi común hacia finales del s. IV y de la que San Agustín nos da un testimonio claro al relatar los funerales de su madre Santa Mónica en sus Confesiones, se ha mantenido hasta nuestros días.

San Agustín también explicaba a los cristianos de sus días cómo los honores externos no reportarían ningún beneficio ni honra a los muertos si no iban acompañados de los honores espirituales de la oración: “Sin estas oraciones, inspiradas en la fe y la piedad hacia los difuntos, creo que de nada serviría a sus almas el que sus cuerpos privados de vida fuesen depositados en un lugar santo. Siendo así, convenzámonos de que sólo podemos favorecer a los difuntos si ofrecemos por ellos el sacrificio del altar, de la plegaria o de la limosna” (De cura pro mortuis gerenda, 3 y 4).

Comprendiéndolo así, la Iglesia, que siempre tuvo la preocupación de dar digna sepultura a los cadáveres de sus hijos, brindó para honrarlos lo mejor de sus depósitos espirituales. Depositaria de los méritos redentores de Cristo, quiso aplicárselos a sus difuntos, tomando por práctica ofrecer en determinados días sobre sus tumbas lo que tan hermosamente llamó San Agustín sacrificium pretii nostri, el sacrifico de nuestro rescate.

Ya en tiempos de San Ignacio de Antioquia y de San Policarpo se habla de esto como de algo fundado en la tradición. Pero también aquí el uso degeneró en abuso, y la autoridad eclesiástica hubo de intervenir para atajarlo y reducirlo. Así se determinó que la Misa sólo se celebrase sobre los sepulcros de los mártires.

 

LOS DIFUNTOS EN LA LITURGIA

Por otra parte, ya desde el s. III es cosa común a todas las liturgias la memoria de los difuntos.

Es decir, que además de algunas Misas especiales que se ofrecían por ellos junto a las tumbas, en todas las demás sinaxis eucarísticas se hacía, como se sigue haciendo todavía, memoria —mementode los difuntos.

Este mismo espíritu de afecto y ternura alienta a todas las oraciones y ceremonias del maravilloso rito de las exequias.

La Iglesia hoy en día recuerda de manera especial a sus hijos difuntos durante el mes de noviembre, en el que destacan la “Conmemoración de todos los Fieles Difuntos”, el día 2 de noviembre, especialmente dedicada a su recuerdo y el sufragio por sus almas; y la “Festividad de todos los Santos”, el día 1 de ese mes, en que se celebra la llegada al cielo de todos aquellos santos que, sin haber adquirido fama por su santidad en esta vida, alcanzaron el premio eterno, entre los que se encuentran la inmensa mayoría de los primeros cristianos.

Ir a catacumbas

 

SANTA GERTRUDIS INFLUYÓ DE MANERA ÚNICA EN LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

 

Es una mujer excepcional, dotada de talentos naturales particulares y de extraordinarios dones de la gracia.

 

CIUDAD DEL VATICANO, 6 OCT 2010 (VIS).-

En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa habló de Santa Gertrudis, "una de las místicas más famosas, la única mujer de Alemania que recibió el apelativo de "Grande" por su talla cultural y evangélica: con su vida y su pensamiento influyó de manera única en la espiritualidad cristiana".

Nacida en 1256, a los cinco años, explicó Benedicto XVI, "Gertrudis entra en el monasterio, como era costumbre con frecuencia en aquella época, para la formación y el estudio. Aquí transcurre toda su existencia".

Gertrudis "es una estudiante extraordinaria. (...) Pasa a consagrarse totalmente a Dios en la vida monástica y no sucede nada de extraordinario durante dos décadas: el estudio y la oración son su actividad principal". A los 25 años tuvo "la visión de un joven que la guía para superar la maraña de espinas que oprime su alma, tomándola de la mano. En aquella mano reconoce (...) a Aquel que en la Cruz nos ha salvado con su sangre, a Jesús".

  "A partir de ese momento -continuó-, su vida de comunión íntima con el Señor se intensifica. (...) Abandona los estudios humanísticos profanos para consagrarse totalmente a los teológicos y, en la observancia monástica, pasa de una vida que ella define negligente a una de oración intensa, mística, con un excepcional ardor misionero".

El Santo Padre puso de relieve que Gertrudis "comprende que en el pasado se ha alejado de Dios, (...); que se ha dedicado con demasiada codicia a los estudios liberales, a la sabiduría humana, descuidando la ciencia espiritual, privándose del gusto por la verdadera sabiduría; ahora es conducida al monte de la contemplación, donde deja al hombre viejo para revestirse del nuevo".

  La santa alemana "se dedica a la escritura y a la difusión de la verdad de fe con claridad y sencillez, gracia y persuasión, sirviendo con amor y fidelidad a la Iglesia, llegando a ser apreciada por los teólogos y las personas pías". Entre los pocos escritos que se conservan, "a causa de las vicisitudes que condujeron a la destrucción del monasterio de Helfta", se hallan "El heraldo del amor divino" o "Las revelaciones" y los "Ejercicios Espirituales, una rara joya de la literatura mística espiritual".

"A las oraciones y penitencias de la regla monástica -afirmó el Papa-, Gertrudis añade otras con tanta devoción y confianza en Dios, que suscitan en quien la encuentra la conciencia de estar en la presencia del Señor. De hecho, Dios mismo le hace comprender que la ha llamado para que sea un instrumento de su gracia. Gertrudis se siente indigna de este inmenso tesoro divino y confiesa que no lo ha custodiado y valorado". Muere en 1301 ó 1302.

Benedicto XVI concluyó haciendo hincapié en que el ejemplo de Santa Gertrudis "nos muestra que el centro de una vida feliz, de una vida verdadera, es la amistad con Jesús, el Señor, que se aprende en el amor por la Sagrada Escritura, por la liturgia, en la fe profunda, en el amor por María, para conocer cada vez más realmente a Dios mismo y así la verdadera felicidad, la meta de nuestra vida".

Al final de la catequesis, el Santo Padre recordó a los diversos grupos de peregrinos que octubre es el mes dedicado al Santo Rosario y que mañana se celebra la memoria de la Bienaventurada Virgen del Rosario.

  "El rosario -dijo dirigiéndose a los peregrinos polacos- es una oración especial de la Iglesia y un arma espiritual para cada uno de nosotros. La meditación de la vida de Jesús y María sea para todos nosotros luz sobre el camino evangélico de la renovación espiritual y de la conversión del corazón".

 

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Texto completo

 

Queridos hermanos y hermanas,

Santa Gertrudis la Grande, de la que quisiera hablaros hoy, nos lleva también esta semana al monasterio de Helfta, donde nacieron algunas de las obras maestras de la literatura religiosa femenina latino-germánica. A este mundo pertenece Gertrudis, una de las místicas más famosas, única mujer de Alemania que lleva el apelativo “la Grande”, por su estatura cultural y evangélica: con su vida y su pensamiento incidió de modo singular en la espiritualidad cristiana. Es una mujer excepcional, dotada de talentos naturales particulares y de extraordinarios dones de la gracia, de profundísima humildad y ardiente celo por la salvación del prójimo, de íntima comunión con Dios en la contemplación y disponibilidad para socorrer a los necesitados.

En Helfta se compara, por así decirlo, sistemáticamente con su maestra Matilde de Hackeborn, de la que hablé en la Audiencia del pasado miércoles; entra en relación con Matilde de Magdeburgo, otra mística medieval; crece bajo el cuidado maternal, dulce y exigente de la abadesa Gertrudis. De estas tres hermanas suyas adquiere tesoros de experiencia y sabiduría; los elabora en una síntesis propia, recorriendo su itinerario religioso con confianza ilimitada en el Señor. Expresa la riqueza de la espiritualidad no sólo en su mundo monástico, sino también y sobre todo en el mundo bíblico, litúrgico,patrístico y benedictino, con un sello personalísimo y con gran eficacia comunicativa.

Nació el 6 de enero de 1256, fiesta de la Epifanía, pero no se sabe nada de sus padres ni de su lugar de nacimiento. Gertrudis escribe que el Señor mismo le revela el sentido de este primer desarraigo suyo, dice que el Señor habría dicho: “La elegí por morada mía porque me complazco de que todo lo que hay de amable en ella sea obra mía […]. Precisamente por esta razón la alejé de todos sus parientes para que nadie la amase por razón de consanguinidad y yo fuese el único motivo del afecto que la mueve” (Las Revelaciones, I, 16, Siena 1994, p. 76-77).

A la edad de cinco años, en 1261, entra en el monasterio, como se acostumbraba a menudo en aquella época, para la formación y el estudio. Aquí transcurre toda su existencia, de la que ella misma señala las etapas más significativas. En sus memorias recuerda que el Señor la preservó con paciencia generosa e infinita misericordia, olvidando los años de su infancia, adolescencia y juventud, transcurridos – escribe: “en una tal ceguera de mente que habría sido capaz […] de pensar, decir o hacer sin ningún remordimiento todo lo que me habría gustado y donde hubiese querido, si tu no me hubieses preservado, sea con un horror inherente por el mal y una natural inclinación al bien, sea con la vigilancia externa de los demás. Me habría comportado como una pagana […] y ello aún habiendo querido tu que desde la infancia, desde mi quinto año de edad, habitara en el santuario bendito de la religión para ser educada entre tus amigos más devotos” (Ibid., II, 23 140s).

Gertrudis fue una estudiante extraordinaria, aprendió todo lo que se podía aprender de las ciencias del Trivio y del Cuadrivio; estaba fascinada por el saber y se dedicó al estudio profano con ardor y tenacidad, consiguiendo éxitos escolares más allá de toda expectativa. Si no sabemos nada de sus orígenes, ella cuenta mucho sobre sus pasiones juveniles: la literatura, la música y el canto, el arte de la miniatura la cautivan; tiene un carácter fuerte, decidido, inmediato, impulsivo; a menudo dice que es negligente; reconoce sus defectos, pide humildemente perdón por ellos. Con humildad pide consejos y oraciones por su conversión. Hay rasgos de su temperamento y defectos que la acompañarán hasta el final, hasta el punto de hacer asombrar a algunas personas, que se preguntan cómo es posible que el Señor la prefiera tanto.

De estudiante pasó a consagrarse totalmente a Dios en la vida monástica y durante veinte años no sucedió nada excepcional: el estudio y la oración fueron su actividad principal. Por sus dotes sobresale entre sus hermanas; es tenaz en consolidar su cultura en campos diversos. Pero, durante el Adviento de 1280, empieza a sentir disgusto de todo ello, advierte su vanidad y el 27 de enero de 1281, pocos días antes de la fiesta de la Purificación de la Virgen, hacia la hora de Completas, el Señor ilumina sus densas tinieblas. Con suavidad y dulzura calma la turbación que la angustia, turbación que Gertrudis ve como un mismo don de Dios “para abatir esa torre de vanidad y de curiosidad que, ay de mí, aún llevando el nombre y el hábito de religiosa, había ido elevando con mi soberbia, y al menos así encontrar el camino para mostrarme tu salvación” (Ibid., II,1, p. 87). Tiene la visión de un jovencito que la guía a superar la maraña de espinas que oprime su alma, tomándola de la mano. En esa mano, Gertrudis reconoce “la preciosa huella de esas llagas que abrogaron todas las actas de acusación de nuestros enemigos” (Ibid., II,1, p. 89), reconoce a Aquel que sobre la Cruz nos salvó con su sangre, Jesús.

Desde aquel momento, su vida de comunión con el Señor se intensifica, sobre todo en los tiempos litúrgicos más significativos – Adviento-Navidad, Cuaresma-Pascua, fiestas de la Virgen – aún cuando, enferma, no podía dirigirse al coro. Es el mismo humus litúrgico de Matilde, su maestra, que Gertrudis, sin embargo, describe con imágenes, símbolos y términos más simples y lineales, más realistas, con referencias más directas a la Biblia, a los Padres, al mundo benedictino.

        Su biógrafa indica dos direcciones de la que podríamos definir una particular “conversión” suya: en los estudios, con el paso radical de los estudios humanistas profanos a los teológicos, y en la observancia monástica, con el paso de la vida que ella define como negligente a la vida de oración intensa, mística, con un excepcional ardor misionero. El Señor, que la había elegido desde el seno materno y que desde pequeña la había hecho participar en el banquete de la vida monástica, la vuelve a llamar con su gracia “desde las cosas externas a la vida interior, y desde las ocupaciones terrenas al amor por las cosas espirituales”. Gertrudis comprende que ha estado lejos de Él, en la región de la disimilitud, como dice san Agustín: de haberse dedicado con demasiada avidez a los estudios liberales, a la sabiduría humana, descuidando la ciencia espiritual, privándose del gusto de la verdadera sabiduría; ahora es conducida al monte de la contemplación, donde deja al hombre viejo para revestirse del nuevo. “De gramática se convierte en teóloga, con la lectura incansable y cuidadosa de todos los libros sagrados que podía tener u obtener, llenaba su corazón de las más útiles y dulces sentencias de la Sagrada Escritura. Tenía por ello siempre dispuesta alguna palabra inspirada y de edificación con la que satisfacer a quien venía a consultarla, y al mismo tiempo los textos escriturísticos más adecuados para confutar cualquier opinión errónea y cerrar la boca a sus oponentes” (Ibid., I,1, p. 25).

        Gertrudis transforma todo esto en apostolado: se dedica a escribir y divulgar las verdades de la fe con claridad y sencillez, gracia y persuasión, sirviendo con amor y fidelidad a la Iglesia, hasta el punto de que fue útil y bienvenida para los teólogos y las personas piadosas. De esta intensa actividad suya nos queda poco, también a causa de las circunstancias que llevaron a la destrucción del monasterio de Helfta. Además del “Heraldo del divino amor” o “Las revelaciones”, nos quedan los “Ejercicios Espirituales”, una rara joya de la literatura mística espiritual.

        En la observancia religiosa, nuestra santa es “una columna firme …], firmísima propugnadora de la justicia y de la verdad”, dice su biógrafa (Ibid., I, 1, p. 26). Con las palabras y el ejemplo suscita en los demás gran fervor. A las oraciones y a las penitencias de la regla monástica añade otras con tal devoción y abandono confiado en Dios, que suscita en quien la encuentra la conciencia de estar en la presencia del Señor. Y de hecho Dios mismo le da a entender que la ha llamado a ser instrumento de su gracia. De este inmenso tesoro divino Gertrudis se siente indigna, confiesa no haberlo custodiado y valorado.

Exclama: “¡Ay de mí! ¡Si Tu me hubieses dado para recuerdo tuyo, indigna como soy, incluso un solo hilo de estopa, habría sin embargo debido guardarlo con mayor respeto y reverencia de cuanta he tenido por estos dones tuyos!” (Ibid., II,5, p. 100).

Pero, reconociendo su pobreza y su indignidad, ella se adhiere a la voluntad de Dios, “porque – afirma – he aprovechado tan poco tus gracias que no puedo decidirme a creer que me hayan sido concedidas para mí sola, no pudiendo tu eterna sabiduría ser frustrada por alguien. Haz, por tanto, o Dador de todo bien, que me has concedido gratuitamente dones tan inmerecidos, que, leyendo este escrito, el corazón de al menos uno de tus amigos se conmueva por el pensamiento de que el celo por las almas te ha inducido a dejar durante tanto tiempo una gema de valor tan inestimable en medio del fango abominable de mi corazón” (Ibid., II,5, p. 100s).

        En particular, dos favores le fueron más queridos que ningún otro, como escribe la propia Gertrudis: “Los estigmas de tus saludables llagas que me imprimiste, como preciosas joyas, en el corazón, y la profunda y saludable herida de amor con que lo marcaste. Tu me inundaste con estos dones tuyos de tanta alegría que, aunque tuviese que vivir mil años sin ningún consuelo ni interior ni exterior, su recuerdo bastaría para reconfortarme, iluminarme, colmarme de gratitud.

Quisiste también introducirme en la inestimable intimidad de tu amistad, abriéndome de muchas firmas ese sagrario nobilísimo de tu Divinidad que es tu Corazón divino […]. A este cúmulo de beneficios añadiste el de darme por Abogada a la santísima Virgen María Madre Tuya, y de haberme recomendado a menudo a su afecto como el más fiel de los esposos podría recomendar a su propia madre su esposa querida” (Ibid., II, 23, p. 145).

        Dirigida hacia la comunión sin fin, concluyó su vida terrena el 17 de noviembre de 1301 o 1302, a la edad de casi 46 años. En el séptimo Ejercicio, el de la preparación a la muerte, santa Gertrudis escribe: “Oh, Jesús, tu que me eres inmensamente querido, estate siempre conmigo, para que mi corazón permanezca contigo y tu amor persevere conmigo sin posibilidad de división, y mi tránsito sea bendecido por tí, de modo que mi espíritu, libre de los lazos de la carne, pueda inmediatamente encontrar reposo en ti. Amen” (Esercizi, Milán 2006, p. 148).

        Me parece obvio que estas no son sólo cosas del pasado, históricas, sino que la existencia de santa Gertrudis sigue siendo una escuela de vida cristiana, de recta vía, que nos muestra que el centro de una vida feliz, de una vida verdadera, es la amistad con Jesús el Señor. Y esta amistad se aprende en el amor por la Sagrada Escritura, en el amor por la liturgia, en la fe profunda, en el amor por María, de forma que se conozca cada vez más realmente a Dios mismo y así la verdadera felicidad, la meta de nuestra vida. Gracias.

La excavación de una ciudad antigua por parte de un equipo arqueológico ha desvelado “sorprendentes” revelaciones sobre una iglesia cristiana primitiva en Egipto, en concreto, el descubrimiento de 17 restos humanos y la historia que cuentan los cuerpos.

 

Los expertos descubrieron las ruinas de una iglesia, que data de mediados del siglo IV, durante una excavación arqueológica en curso en Trimithis (también conocida como Amheida), una antigua ciudad cerca del borde occidental del oasis de Dakhla en el desierto occidental.

La ciudad fue una vez un asentamiento durante el período romano de Egipto, que comenzó en el año 30 a. C. y duró hasta la conquista musulmana en el año 641 d. C. El Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo de la Universidad de Nueva York lidera el equipo de investigación internacional.

Según una reciente actualización por parte de la Universidad de Nueva York, el trabajo de excavación en Trimithis se reanudó en 2023 después de una pausa de siete años, una pausa exacerbada por la pandemia de COVID-19.

Los expertos han seguido estudiando varios edificios, inscripciones e instalaciones de baños.

Para el director del proyecto, David Ratzan, quien también se desempeña como jefe de la biblioteca de ISAW, la iglesia es uno de los descubrimientos más “emocionantes”.

Aunque los creyentes se reunían y adoraban antes de que el emperador romano Constantino prohibiera la persecución de los cristianos, Ratzan señaló que el diseño de esta iglesia en particular se destaca.

 

egipto iglesia

Reconstrucción de cómo podría haber sido la iglesia de Trimithis

 

 

“En cualquier caso, las iglesias de este estilo, basadas en la basílica romana, un tipo de edificio público dedicado a la administración y la ley, datan solo de una generación o dos antes de la iglesia de Trimithis, ya que solo entonces los cristianos se sintieron lo suficientemente seguros como para construir orgullosamente espacios públicos de culto”, afirmó Ratzan en la actualización.

 

Para los expertos aún más sorprendente que el diseño fue el descubrimiento de 17 cuerpos enterrados en la iglesia. Doce de ellos fueron enterrados en criptas debajo de lo que habría sido el altar y la pastoforia o salas de servicio.

Los científicos no esperaban descubrir que siete de los cuerpos enterrados en la cripta eran de mujeres y ocho de niños o adolescentes, incluidos bebés. Es posible que haya más mujeres entre los restos, pero es difícil determinar el sexo de una persona a partir de los esqueletos a cierta edad.

“Si bien hay buena evidencia de que las mujeres eran importantes en el cristianismo primitivo, fue sorprendente encontrar tal concentración de mujeres y niños enterrados en esta iglesia, ya que el Egipto romano era una sociedad patriarcal”, afirmó Ratzan.

Si bien la excavación de la iglesia está completa, el director del proyecto dijo que el equipo aún tiene preguntas, como las relaciones de los individuos enterrados y si representaban a la mayoría o diferentes tipos de la comunidad cristiana en Trimithis.

“¿Estas personas estaban relacionadas con el clero o con mecenas prominentes que ayudaron a construir y mantener la iglesia?”, preguntó Ratzan. “¿Criptas como esta son típicas de las iglesias de este período o idiosincrásicas de los oasis?”

En una declaración publicada en Newsweek la semana pasada Ratzan confirmó que el equipo sigue estudiando los 17 restos humanos descubiertos. Los expertos no pueden realizar pruebas de ADN por el momento. Tienen que esperar hasta que se excaven otras iglesias, y Ratzan especula que, de hecho, hay más iglesias en Trimithis.

"Por ahora, sin embargo, este es un descubrimiento emocionante y esperamos que tenga un impacto significativo en el debate sobre la historia del cristianismo primitivo", agregó.

"Y todavía tenemos un volumen por publicar sobre la iglesia en la que estamos trabajando ahora: los pequeños hallazgos y la antropología forense de los esqueletos".

Árbol de familia de las diversas confesiones cristianas

Estas son las iglesias y confesiones cristianas por las que rezamos para que encuentren la unidad

 

Con motivo de la fiesta del apóstol san Pablo, la Iglesia católica propone a sus fieles una semana de oración por la unidad de los cristianos. El infográfico que compartimos a continuación presenta las distintas ramas del árbol común del cristianismo.

Si bien no agota todas las realidades –se centra en Europa del Este, Oriente Medio, India y el norte de África-, supone un instrumento para situar las distintas iglesias y confesiones dentro de un tronco de espiritualidad y raíces comunes.

Por otra parte, la sangrienta persecución de cristianos en Siria, Irak o Libia o la crisis de refugiados, golpean por igual a cristianos de distintas confesiones. Este árbol visualiza las múltiples confesiones cristianas de Asia occidental y de Oriente Medio.

El infográfico, traducido al español por Iglesia en Directo, fue realizado por el Instituto de Misionología Missio e.V. y publicado originalmente en alemán.

 

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Por Rodrigo Ayude, Roma

Introducción

San Pablo comenzó su actividad de evangelización cristiana en Damasco y Arabia. En el año 40 marchó a Jerusalén y allí conoció a San Pedro. Conoce entonces a Bernabé.

 

Bernabé acude a Tarso y se lleva a Pablo a Antioquia, donde pasaron un año evangelizando. Antioquia se convierte en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo. Aquí surge por primera vez la denominación de cristianos para los discípulos de Jesús.

Este periodo de doce años (45-57) fue el más activo de su vida. Comprende tres grandes expediciones apostólicas de las que Antioquia fue siempre el punto de partida y que terminaron por una visita a Jerusalén.

 

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Primer viaje

San Pablo y Bernabé fueron elegidos por el espíritu santo para evangelizar a los gentiles, mientras que otros lo hicieron con algunas comunidades judías.

El viaje lo iniciaron en Antioquia, una ciudad de la zona meridional de Turquía, en el puerto de Seleucia. Allí se embarcaron hacia Chipre. En la susodicha isla desembarcan en Salamina (ciudad al este de Grecia), ciudad donde predicarán brevemente, en una Sinagoga local, para luego partir hacia Páfos, ciudad al suroeste de Chipre.

 

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Aquí San Pablo se enfrentará al “mago” Elimas, el cual quiere tratar de impedir que Pablo convierta a un cónsul al cristianismo. San Pablo dejará tan patente la superioridad del Espíritu Santo frente a los “poderes” de Elimas (deja ciego a Elimas), que un cónsul presente en la escena, “quedó impresionado por la doctrina”. (Hechos, 13, 8-12)

 

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Conversión de San Pablo (Caravaggio)

 

La siguiente parada es Antioquia. San Pablo y Bernabé embarcan en Páfos hacia Galacia, región de Asia menor, hogar de los Gálatas. Allí volverá a predicar, provocando la ira de las comunidades judía de la zona, que además arrastrarán a los gentiles en contra de San Pablo y su acompañante.

Esto es debido a que al ver San Pablo que los judíos no querían escuchar sus predicaciones, les dijo que les dejaba y se iba a predicar a los gentiles (Hechos, 13, 47-52). A partir de este punto, las mujeres acomodadas de la zona, pasarán a ser instrumentos de los judíos para perjuicio de los Apóstoles.
De Antioquia de Pisidia, la ciudad gálata donde se encontraban, saldrán precipitadamente hacia Iconio, otra ciudad de la zona.

Allí San Pablo realiza algunas curaciones. Algunos paganos toman a Pablo por un Dios y le hacen sacrificios. Los judíos irrumpen en esta escena antes de que San Pablo y Bernabé puedan deshacer el entuerto y provocan reacciones violentas en los gentiles, los cuales llegan a la lapidación de San Pablo, el cual se salva milagrosamente de morir. (Hechos, 14, 13-20)

Nuevamente, los dos viajeros se encaminan a la siguiente ciudad: Derbe. Allí obtendrán un éxito notable con sus predicaciones.

Tras esto, San Pablo y Bernabé volverán al punto de partida.

 

Segundo viaje

El segundo viaje lo hizo de los años 49 al 52. En este recorrido encuentra menos reacciones violentas que en el viaje anterior, pero estas no faltan y son bastante graves. Visita las iglesias que fundó en el primer viaje y se propone seguir predicando por Asia Menor pero un mensaje del cielo se lo impide y le manda que vaya a Europa a predicar.

Se encuentra con dos colaboradores: el evangelista San Lucas (a quien llama "médico amadísimo") y Timoteo, que será su más fiel secretario y servidor, y a quien escribirá después dos cartas que se han hecho famosas.

 

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La primera ciudad de Macedonia que visitó fue Filipos (en sueños oyó que alguien le pedía ayuda y que fuera a Macedonia – Hechos, 16, 6-10-).

Allí curó a una chica que adivinaba el futuro. Al acabárseles el negocio a los que cobraban por cada adivinación, estos atacaron contra Pablo y su compañero Silas y les dieron una feroz paliza. Pero en la cárcel a donde los llevaron, lograron convertir y bautizar al carcelero y a toda su familia (Hechos 16, 16-34)

Pablo guardó siempre un gran cariño hacia los habitantes de Filipos y a ellos dirigió después una de sus más cariñosas cartas, la Epístola a los Filipenses.

Después fue a la ciudad de Atenas, que era muy famosa por su cultura y por sus filósofos. Allí predicó, aunque mucha gente se rió de él por hablar de que Cristo había resucitado, convirtió a varias personas.

Luego fue a Corinto un importante puerto de comerciantes. Allí pasó un año y medio predicando, logrando un gran número de conversiones. De aquí saldrán las cartas a los corintios.

 

Tercer viaje

El  tercer viaje lo hizo del año 53 al 56. En este viaje lo más importante fue que en la ciudad de Efeso en la cual estuvo por bastantes meses, Pablo logró que muchas personas empezaran a darse cuenta de que la diosa Diana que ellos adoraban era un simple ídolo, y dejaron de rendirle culto. Entonces los fabricantes de estatuillas de Diana al ver que se arruinaba el negocio, promovieron una persecución en contra del Apóstol (Hechos 19, 23-40).

 

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De Éfeso partió Pablo hacia Jerusalén a llevar a los cristianos pobres de esa ciudad el dinero de una colecta que había promovido entre las ciudades que había evangelizado. Por todas partes se iba despidiendo de los cristianos, diciendo a sus discípulos que el Espíritu Santo le comunicaba que en Jerusalén le iban a suceder hechos graves, y que por eso probablemente no lo volverían a ver. Esto causaba profunda tristeza en sus seguidores que tanto lo querían.

 

Viaje de la cautividad

En su viaje a Jerusalén, los judíos promovieron contra él una fuerte persecución y estuvieron a punto de darle una paliza. Los soldados del ejército romano apenas lograron sacarlo con vida de entre la multitud enfurecida. Entonces cuarenta judíos juraron que no comerían ni beberían mientras no lograran matar a Pablo. Al saber la hermana de él esta grave noticia, mandó un sobrino a que se la contara.

Entonces Pablo avisó al comandante del ejército, y de noche, en medio de un batallón de caballería y otro de infantería, lo sacaron de Jerusalén y lo llevaron a Cesarea. Allá estuvo preso por dos años, pero permitían que sus discípulos fueran a visitarlo (Hechos 21, 27-40).

Al darse cuenta Pablo de que los judíos pedían que lo llevaran a Jerusalén para juzgarlo (para poder matarlo por el camino), pidió ser juzgado en Roma, y el gobernante aceptó su petición. (Hechos 23, 1-31). Y en un barco comercial fue enviado, custodiado por 40 soldados.

Y sucedió que en la travesía estalló una espantosa tormenta y el barco se hundió. Pero Jesucristo le anunció a Pablo que por el amor que le tenía a su muy estimado Apóstol no permitiría que ninguno de los viajeros del barco se ahogase. Y así sucedió. Lograron llegar a la Isla de Creta y allí salvaron sus vidas del naufragio

Al fin llegaron a Roma, donde esperaban a Pablo con gran entusiasmo los cristianos. En esa ciudad  estuvo dos años preso (casa por cárcel) con un centinela en la puerta. Y los cristianos y los judíos iban frecuentemente a charlar con él, y aprovechaba toda ocasión que se le presentara para hablar de Cristo y conseguirle más y más seguidores.

Cuando estalló la persecución de Nerón, éste mandó matar al gran Apóstol, cortándole la cabeza. Dicen que sucedió el martirio en el sitio llamado las Tres Fuentes (Tre Fontana) (y una antigua tradición cuenta que al caer la cabeza de Pablo por el suelo, dio tres golpes y que en cada sitio donde la cabeza golpeó el suelo, brotó una fuente de agua).

viajes pablo

 Viaje de la cautividad

 

 

Bibliografía

- Orlandis, José; Historia de la Iglesia. La Iglesia Antigua y Medieval.

 

+ INFO -

GUÍA DE LOS VIAJES DE SAN PABLO

 

Vern en Wikipedia

San Martín, obispo de Tours

 

“El Apóstol de las Galias” es uno de sus títulos. Martín de Tours está entre los Santos más conocidos. Primero soldado, después monje y obispo. Permaneció fiel a la elección de los pobres en nombre de Cristo al cual, una noche, bajo los despojos de un pobre, le donó la mitad de su manto.

El gesto. Pocas personalidades pueden ver resumida su historia en una sola acción, tan poderosa como para volverse indeleble y tan profunda que es capaz de condensar una vida. San Martín pertenece a una categoría especial. Su célebre manto es la antonomasia del hombre que nace en el año 316 o 317 en la periferia del tardo Imperio romano – en Panonia, hoy Hungría – hijo de un tribuno militar.

Martín crece en Pavía porque a su padre, veterano del ejército, le había sido donado un terreno en aquella ciudad. Sus padres son paganos, pero el muchachito sentía curiosidad por el cristianismo y ya a la edad de 12 años deseaba hacerse asceta y retirarse en el desierto. Un edicto imperial llega a entremeter el uniforme y una espada al sueño de la oración en soledad. Martín debe enrolarse y termina acuartelado en Galia.

 

san martin de tours

A medias con Jesús pobre

El gesto tiene lugar alrededor del año 335. Como miembro de la guardia imperial, el joven soldado es mandado con frecuencia a realizar las rondas nocturnas. Y en una de éstas, durante el invierno, se topa mientras iba a caballo con un mendicante semidesnudo.

Martín siente compasión por él, se quita el manto, lo corta en dos y le regala una mitad al pobre. La noche siguiente se le aparece Jesús en sueños vestido con la parte del manto que dice a los ángeles: “He aquí Martín, el soldado romano que no está bautizado: él me ha vestido”. Este sueño impresiona mucho al joven soldado, que en la fiesta de la Pascua siguiente es bautizado.

Durante casi veinte años prosigue sirviendo en el ejército de Roma, testigo de la fe en un ambiente tan alejado de sus sueños de adolescente. Pero a él le queda aún una larga vida por vivir.

 

Del cenobio a la púrpura

Apenas le es posible, se licencia del ejército y va a Poitiers para encontrarse con el Obispo Hilario, firme adversario contra la herejía del arrianismo. Esta posición le cuesta el exilio a Hilario (por ser el emperador Constancio II un secuaz de Arrio) y Martín – que mientras tanto había viajado a casa de los suyos en Panonia – al conocer la noticia se retira en una ermita cerca de Milán.

Una vez que el obispo regresa de su exilio, Martín vuelve a encontrarse con él y obtiene su autorización para fundar un monasterio cerca de Tours. Cabañas y vida austera. El ex soldado que había revestido a Cristo pobre se vuelve pobre él mismo, tal como lo había deseado. Reza y anuncia la fe recorriendo Francia donde muchos aprenden a conocerlo.

Gracias a su popularidad llega a ser obispo de Tours en el año 371. Martín acepta, pero con su estilo. Rechaza vivir como un príncipe para que la gente que está en la miseria, los presos y los enfermos siga encontrando una casa bajo su manto. Vive adosado a las murallas de la ciudad, en el monasterio de Marmoutier, el más antiguo de Francia. Decenas de monjes lo flanquean y muchos entre ellos son de clase noble.

 

Un verdadero caballero

En el año 397, en Candes-Saint-Martin, el obispo que ya tiene 80 años parte para recomponer un cisma surgido en el clero local. Logra la paz en virtud de su carisma, pero antes de partir padece fiebres violentas y muere – por su voluntad – distendido en la tierra desnuda.

A sus exequias asistió una muchedumbre que lo reconoció como hombre muy amado, generoso y solidario, como los verdaderos caballeros.

 

 

+ info -

SAN MARTÍN DE TOURS

 

 

BENEDICTO XVI SOBRE SAN MARTÍN DE TOURS

 

 

 

El museo celebra el centenario de la primera reorganización.

La misión prevista para octubre del año pasado se detuvo debido a la guerra, pero ahora se ha retomado con toda la colaboración y compromiso del equipo italiano de arquitectos del norte de Italia y los trabajadores de la empresa LampArredo.

 

En Jerusalén, en el Convento de la Flagelación, a lo largo de la Vía Dolorosa, el Museo Terra Sancta conserva y valoriza el patrimonio arqueológico y artístico de la cristiandad.

 

 

 

GIOVANNI TORTELLI

Dirección de obra - GTRF Arquitectos Asociados

Cien años después, por fin se abre a un público más amplio un museo mucho más grande, mucho más actual, con una narrativa que creemos que sigue siendo interesante, fascinante y que tiene un carácter muy concreto que es describir, narrar, ayudar a comprender la historia del cristianismo en esta tierra.

Según Daniela Massara, conservadora de las colecciones arqueológicas, el museo arqueológico tiene precisamente el objetivo de ayudar a las personas a identificarse con los acontecimientos, especialmente de la vida de Jesús, pero también de la historia bíblica.

 

museo

 

DANIELA MASSARA

Conservadora de colecciones arqueológicas del Museo Terra Sancta – Museo Arqueológico SBF

Y en este sentido la sala en la que nos encontramos ahora, dedicada al padre Sylvester Saller, el gran arqueólogo franciscano americano, está centrada precisamente en los Santos Lugares.

En el recorrido, el visitante podrá encontrar citas evangélicas, restos arqueológicos de cada lugar, como el Santo Sepulcro, hallazgos arquitectónicos originarios de la época de Constantino, que solo existen aquí.

El director de las obras y diseñador Giovanni subraya que "también cuentan una historia de destrucción, de furia contra este edificio".

 

museo

 

GIOVANNI TORTELLI

Dirección de obra - GTRF Arquitectos Asociados

Y esto es interesante porque esta historia también hay que contarla y hacerla entender.

En las nuevas salas de arriba habrá una pared llena de epígrafes para contar las historias de las antiguas lenguas de Tierra Santa.

 

DANIELA MASSARA

Conservadora de colecciones arqueológicas del Museo Terra Sancta – Museo Arqueológico SBF.

Dando así también una idea de la riqueza de las colecciones ya centenarias, del Studium Biblicum Franciscanum y de la Custodia de Tierra Santa en general.

También este museo, en su fase de renovación, creado el 4 de agosto de 1924, tiene una placa en la entrada del museo que conmemora esta fecha. Así que también para nosotros es una especie de centenario. Y hablando del centenario de las basílicas del Tabor y Getsemaní, el equipo presentó los objetos de tal manera que dieran a conocer el pasado de estos lugares.

 

museo terra sancta

 

 

DANIELA MASSARA

Conservadora de colecciones arqueológicas del Museo Terra Sancta – Museo Arqueológico SBF

Por ahora queda un poco detrás de bambalinas, pero exhibiremos una vitrina completamente nueva con los hallazgos de las últimas excavaciones realizadas justo frente a la iglesia de Getsemaní, con algunos materiales procedentes, por ejemplo, de un baño ritual del siglo I.

Lo cual es uno de los rarísimos testimonios en esa zona de las actividades realizadas en ese período.

Las obras avanzan a buen ritmo gracias a la ayuda económica de Pro Terra Santa que subvenciona el proyecto. Una vez finalizada esta sesión, el objetivo es montar la sala dedicada a Cafarnaúm, luego otras salas dedicadas por ejemplo a Betania y otros pequeños lugares sagrados, y finalmente con vitrinas centradas en las colecciones.

 

museo terra sancta

 

GIOVANNI TORTELLI

Dirección de obra - GTRF Arquitectos Asociados

Logramos colocar muchas cosas en un espacio pequeño e imaginar un recorrido que terminaría al principio en la entrada donde está la taquilla, donde hay una explicación.

Entonces se toma un camino circular y se vuelve a desandar el camino. Un museo que también nos muestra objetos de la cultura judía, árabe y siria con testimonios recogidos a través de los frailes franciscanos o donaciones privadas.

Lo que llama la atención del arquitecto Giovanni es precisamente el lugar donde está ubicado el museo, porque en sí mismo cuenta parte de la historia: tener un museo en el lugar del pretorio de la época de Pilato, donde Cristo fue juzgado y flagelado, es algo excepcional.

 

GIOVANNI TORTELLI

Dirección de obra - GTRF Arquitectos Asociados

El recorrido siempre está lleno de sorpresas, de espacios pequeños, estrechos, luminosos, oscuros y esto sigue aumentando el interés y la sorpresa del público.

Todos esperan que la paz pueda regresar a Tierra Santa y que los peregrinos y visitantes puedan regresar en gran número para ver con sus propios ojos los fragmentos de la historia de Tierra Santa y del cristianismo.

 

museo terra sancta

 

https://www.terrasanctamuseum.org

 

 

Luis de Moya, colaborador de www.primeroscristianos.com

Falleció en Pamplona el 9 de noviembre de 2020 después de 30 años en silla de ruedas

Se puede decir que primeroscristianos.com existe gracias a él, ya que cuando tuvimos la idea (en el verano de 2006) de crear esta página lo primero que hicimos fue acudir a don Luis, que ese curso había vivido con nosotros en el Colegio Mayor Mendaur, para preguntarle a ver qué le parecía. Nos entusiasmó con la iniciativa y él mismo fue el que comenzó a darnos a conocer a través de fluvium.org que ya entonces tenía gran difusión.

A lo largo de estos años nos ha ido haciendo muchas sugerencias que hemos procurado incorporar. También nos animó cuando veíamos las dificultades de seguir adelante. Por eso nos sentimos muy agradecidos y en deuda con él.  Ahora contamos con su ayuda desde el Cielo que será aún mayor. Muchas gracias don Luis y enhorabuena por el buen ejemplo que siempre nos ha dado.

 

La entrevista que presentamos a continuación se publicó en 2011 en la revista Nuestro Tiempo de la Universidad de Navarra. Nos parece una magnífica oportunidad de conocer mejor a Luis de Moya.

 

 

Hace veinte años, un accidente de tráfico le dejó tetrapléjico. Vive desde entonces unido a una silla. Asegura que Dios le ha ayudado a ver la vida humana de un modo “más radical”

 

El 2 de abril de 1991, por la tarde, Luis de Moya volvía de Ciudad Real. Había hecho una visita de un par de días a sus padres, aprovechando las vacaciones de Semana Santa. Tenía 38 años y daba clase de Ética Moral en la Escuela de Arquitectura, donde también trabajaba de capellán. A cincuenta kilómetros de Pamplona su coche se salió de la autopista.

El accidente le provocó lesiones irreversibles: una “interrupción medular completa a partir de la c-4”, que le supuso la pérdida de sensibilidad y movimiento desde la clavícula hasta los pies. Del accidente no recuerda nada, pero, ya en el hospital, poco después de despertar, se hizo cargo de que tenía la cabeza en su sitio. Pensó entonces que, con ayuda, podría ser el mismo de antes, aunque sin moverse de una silla de ruedas. Y así ha sido. Han pasado veinte años desde aquel fatídico martes de abril.

Luis de Moya ha pasado meses en el hospital, se ha sometido a largos procesos de rehabilitación, le han tenido que llevar varias veces a Urgencias por distintas infecciones, e incluso le han admistrado la unción de enfermos en más de una ocasión.

Hoy vive el colegio mayor Aralar, en Pampona, y, según cuenta, es consciente de que en la tierra está de paso, y de que lo importante aún está por llegar. Hace unos años, con ocasión de un encuentro celebrado en Santiago de Compostela, escribió una ponencia sobre El valor del sufrimiento: “El cielo hay que ganárselo con esfuerzo”, explicó entonces. Y en ello está.

 

¿En qué medida el accidente ha cambiado su perspectiva de la vida? 

Dios me ha ayudado mucho a ver la vida humana de un modo más radical. ¿En qué consiste el ser humano? En la grandeza de ser persona. Si no, podemos ver la vida como algo egoísta: basamos nuestra felicidad y nuestra plenitud en lo que podemos hacer y en lo que nos podemos divertir, y no caemos en la cuenta de que, en definitiva, lo importante es el amor. Me he dado cuenta de que la vida del hombre es mucho más rica. Siendo sacerdote veo siempre, muy en primer término, las decisiones que Dios ha tomado conmigo, y que Dios me quiere. No puedo pensar lo que eso supone; por consiguiente, es lo que debo hacer: es la voluntad de Dios.

 

¿Se puede ejercer el sacerdocio siendo tetrapléjico?

Sí, lo ejerzo con bastante normalidad. Concelebro la Santa Misa y suelo predicar, confesar y hablar con gente como cualquier sacerdote. Es suficiente con tener bien la cabeza.

 

¿Le han abierto muchas posibilidades Internet y las redes sociales?

Claro. Buceo bastante en Internet. Las redes sociales las conozco poco, aunque ahora estoy en Facebook y tengo muchos amigos. A través de Internet saco adelante cantidad de cosas: tengo mi página web, Fluvium, que tiene bastantes suscriptores online.

 

¿Cómo es un día en la vida de Luis de Moya?

Me levanto temprano, por aquello de que “A quien madruga, Dios le ayuda”. En concreto, vienen a buscarme a las 6.30. Con el aseo y todas estas cosas me dejo llevar, porque yo no puedo. Después hago media hora de oración, desayuno, rezo el breviario y concelebro la Santa Misa.

Es entonces cuado empiezo a ver cosas, a trabajar en Fluvium.org y a leer algunas noticias de la mañana. En medio hago un descanso, en el que aprovecho para rezar el rosario, y enseguida viene la comida. Después me realizan una serie de ejercicios para que las articulaciones no se anquilosen: se llama movilización pasiva.

Por la tarde aprovecho para trabajar y para leer otro tipo de cosas, como novelas, hasta la noche. Después ceno y a dormir. Es un día bastante convencional. Los domingos por la tarde voy un rato a la Clínica a confesar. Hubo una época en la que daba clase, pero luego pasé un tiempo bastante mal, con infecciones; me di cuenta de que no me sentaba bien y dejé de hacerlo.

 

¿Cómo de importante son la familia y los amigos para una persona tetrapléjica?

Cualquiera que se viera aislado de la familia y de los amigos se sentiría fatal. En eso todas las personas somos iguales. El afecto y el cariño de un padre o de un hermano no se pueden comprar: o se dan gratuitamente o no hay manera. Quizá esto sea más evidente en mi caso porque  o me mueven o no me muevo. Yo soy del Opus Dei y recuerdo especialmente algunos detalles que el Padre (monseñor Javier Echevarría) ha tenido conmigo. También los tuvo don Álvaro del Portillo. Por ejemplo, cartas que me han escrito y comentarios que me han hecho. Creo que lo más importante es el trato con la gente. Y la verdad es que yo he tenido la suerte de que me quieran. Todos los días recibo muestras de cariño.

 

En este sentido, ¿piensa que es un privilegiado?

Sí, pero eso no quiere decir que no tenga también mis malos momentos. No quiere decir que no me queje y que a veces proteste, y que no mande al cuerno al que tengo al lado. Pero son momentos aislados, nada más. Y por otro lado, tengo que caer en la cuenta de que vale la pena que me esfuerce más.

 

¿Es fácil asumir que uno debe esforzarse más? ¿Cómo se afronta ese planteamiento cuando es el médico el que le pregunta hasta qué punto está dispuesto a esforzarse?

No, no siempre es fácil. Hay un refrán que dice: “Quien bien te quiere, te hará llorar”. Es una cosa que agradezco, aunque en el momento me pueda sentar mal. Luego, cuando estoy más sereno, lo pienso y digo: “Gracias, Juan, por aquello que me dijiste”.

 

San Josemaría decía que la mejor mortificación a veces es una sonrisa. ¿Cómo se consigue sonreír a la vida cuando te trata de esta manera?

Se trata de caer en la cuenta de que una sonrisa puede hacer muchísimo bien en tu entorno, en el de cualquiera. En el fondo, estás manifestando que lo que hacen por ti funciona, que vale la pena hacerlo, y que, en definitiva, vale la pena querer. A veces cuesta, es verdad, aunque no siempre. Otras veces te sale con normalidad porque te encuentras a gusto, porque quieres agradecerlo.

 

Y en las situaciones más delicadas, ¿cuesta sonreír?

Sí. Pero no hay que olvidar que los demás están ahí porque quieren ayudarte. En el fondo quieren saber si lo que hacen vale la pena, y la sonrisa viene a demostrárselo.

 

¿Qué supone para una persona tetrapléjica o dependiente alguien de confianza? 

Es muy importante tener al lado a una persona en la que confías. Parece algo fácil, pero no lo es. Hay gente con la que he vivido mucho tiempo y con la que no termino de conectar. En cambio, hay personas con las que congenio en poco tiempo. Son personas con las que me gusta estar, con las que me siento cómodo. No sé exactamente por qué ocurre esto, pero es así, y es muy importante. Intento ser humilde sabiendo que necesito ayuda: eso de ser autónomo se ha acabado.

 

Luis de Moya

Para Luis de Moya, su silla, su ordenador y su coche son esenciales: le conceden autonomía

 

¿Qué significan para usted su silla, su ordenador, su coche?

Son tres cuestiones vitales. Puede parecer una exageración, pero estar sin la silla de ruedas supone para mí estar todo el día tumbado. Sin mi ordenador, no podría trabajar, y sin mi coche no iría a ningún lado.

 

Depender de otras personas para todo lo físico debe de ser algo difícil de aceptar. ¿Le ha encontrado alguna ventaja a esa dependencia?

Me tienen que dar de comer y hacer todo, pero hay otras cosas que dependen de mi iniciativa y de mi ilusión, de mi tratamiento y del tiempo, y que sí me permiten ser independiente. Por otro lado, eso de ser autónomo, sí, es así, pero hasta cierto punto. En el fondo, para todo necesitamos ayuda. No es bueno ser autónomo: es bueno que la persona que trata de orientar su vida hacia Dios se sienta necesitado y caiga en la cuenta de que es objeto de la misericordia de Dios, de la vida de Dios. ¿Quién no lo es?

 

Y cuando se ha visto en algún momento crítico, ¿cobra la vida un sentido diferente?

No. Ves las cosas más claras. Pero las grandes verdades no cambian en ningún momento. Pienso que, si me muero mientras duermo, me encontraré con Dios al despertar. ¿Radical diferencia? No. En el fondo son cosas ya sabidas. Lo digo con la experiencia de haberme encontrado así en tres o cuatro ocasiones: veía que efectivamente mi vida pendía de un hilo. En esos casos, hay que cerrar los ojos y tener confianza en Dios.

 

¿Cree que sin su formación como sacerdote y sin su fe hubiera sido igual?

No. Lo mismo que en cualquier situación. Si no hubiera sido sacerdote, vaya usted a saber.

 

En un vídeo de la Conferencia Episcopal sobre la vida se dice que “En la enfermedad te haces más humano”. ¿Es entonces necesaria la enfermedad?

Lo que es necesario es caer en la cuenta, de un modo habitual, de que estamos aquí para la eternidad, no solamente para disfrutar de una vida de unos pocos años.

 

Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona, ha escrito que “la enfermedad es maestra de sabiduría profunda” y que “sólo el que ha experimentado la debilidad en sus carnes entiende el frágil hilo que teje la vida”.

Lo comparto, pero esa experiencia no tendría que ser exclusiva de personas que se encuentran en una situación como la mía o que han superado un cáncer, sino de cualquier persona. Además de los que sufren un dolor quizá más evidente, hay muchos que se encuentran con el dolor en algún momento. Es más fácil que encuentre el dolor quien ama más.

 

Las cosas que nos hacen sufrir, ¿son necesarias para caer en la cuenta de las buenas?

El dolor siempre va a existir, en mayor o menor medida, de un modo o de otro. El dolor le viene bien al hombre, desde que nace hasta que muere. Se considera un auténtico valor cuando está bien encauzado.

 

¿Tiene a veces la impresión de ser un estorbo? 

Una cosa que tengo bien clara es que soy una permanente ocasión para que los demás encuentren a Dios y para que le amen. Ayudar a una persona limitada siempre engrandece más al que ayuda que al que es ayudado. Ya lo dijo Jesús: “Lo que hicisteis con uno de estos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.

 

¿Ha llegado en algún momento a resolver la incógnita de “por qué a mí”?

Sí: porque Dios ha querido. Y punto.

 

¿Y en algún momento llega a rebelarse?

No, porque Dios es bueno. Y Dios sabe más, nos comprende. Hay que aceptarlo.

 

Ha habido algunas personas que en su misma situación han tirado la toalla. ¿Qué les diría a los que dudan?

Que no echen cuentas continuamente de lo que han perdido, que eso ya se sabe. Que no se van a curar, a menos que ocurra un milagro. Y de momento, es mejor no pensar en los milagros. Se trata de hacer aquello que se puede hacer. Cualquiera comprobará entonces que es capaz de pasárselo bien.

 

¿Qué supone saber que sirve de empuje para otras personas?

Me llena de alegría. Y cuando uno además ha estado en los medios y en la opinión pública, más todavía. Es también un estímulo, algo que me ayuda y me hace ver la importancia que tiene el ser coherente con mis convicciones. Digamos que, de algún modo, la vida de otros depende de mí y que puedo darles mi ejemplo.

 

¿Qué significa para usted cada 2 de abril?

Es un día de acción de gracias. En cierta medida, lo ocurrido aquel 2 de abril de hace 20 años fue como una especie de Gracia de Dios porque me ha ayudado a vivir la vida mucho más intensamente, a darme cuenta de que lo que realmente importa son las personas, que están puestas en este mundo por Dios, y para Él.

Por supuesto que me cambiaría ahora mismo a como estaba antes, no soy masoquista. Pero me han pasado tantas cosas buenas en todo este tiempo, que no querría haberlas vivido de ninguna otra forma. Lo que quiero es poder seguir celebrando cada 2 de abril dando gracias a Dios.

 

Texto Chus Cantalapiedra [Com 02] Fotografía Manuel Castells [Com 87]

https://nuestrotiempo.unav

 

San Martín de Tours ejemplo para los jóvenes, enfermos y recién casados

San Martín, nacido in Panonia (hoy Hungría), hijo de un oficial del ejército romano. Siendo muy joven, él mismo se unió a la caballería imperial, prestando servicio en Galia, motivo por el cual es también considerado como patrono de los soldados.

En esa época tuvo lugar el famoso episodio con el que los artistas recuerdan al soldado Martín, quien cuando cabalgaba a caballo, rasgó con su espada su capa militar para ofrecérsela a un mendigo aterido por el frío.

 

El soldado que rasgó su capa para defender a un pobre del frío

CIUDAD DEL VATICANO

En el Ángelus del 11 noviembre de 2007, Benedicto XVI presentó a los jóvenes, enfermos y recién casados el ejemplo de san Martín de Tours, cuya fiesta fue celebrada este martes por la Iglesia.

San Martín, nacido in Panonia (hoy Hungría), hijo de un oficial del ejército romano. Siendo muy joven, él mismo se unió a la caballería imperial, prestando servicio en Galia, motivo por el cual es también considerado como patrono de los soldados.

San Martín de Tours

En esa época tuvo lugar el famoso episodio con el que los artistas recuerdan al soldado Martín, quien cuando cabalgaba a caballo, rasgó con su espada su capa militar para ofrecérsela a un mendigo aterido por el frío.

San Martín de Tours parte su túnica (El Greco)

San Martín de Tours parte su túnica (El Greco)

Tras dejar el ejército en el año 356, se retiró a Ligugé, en la región de Poitiers, donde con un grupo de discípulos fundó un monasterio, que pronto se haría famoso en toda Galia.

Elegido obispo de Tours, en el año 371, difundió del cristianismo en toda la Galia occidental.

Martín fue uno de los santos más populares de Europa occidental. Miles de parroquias y pueblos tomaron su nombre. En Francia hay al menos 4.000 iglesias dedicadas al santo.

"Que sea para vosotros, queridos jóvenes, empuje para una fidelidad evangélica cada vez más generosa", dijo el Papa al final de la audiencia general al despedirse de los 15 mil peregrinos presentes en la plaza de San Pedro.

"Que sea para vosotros, queridos enfermos, aliento para confiar en el Señor que nunca abandona a sus hijos en el momento de la prueba", añadió.

Por último, dirigiéndose a los recién casados, les deseó que el santo sea "estímulo para respetar y servir con valentía la vida humana, que es un don de Dios".

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SAN MARTÍN DE TOURS

SAN MARTÍN DE TOURS

UNO DE LOS SANTOS MÁS POPULARES DE EUROPA

Elegido obispo de Tours en el año 371, difundió el cristianismo en toda la Galia occidental. Se celebra su fiesta el 11 noviembre.

 

VIDA

San Martín fue Obispo de Tours. Célebre santo del siglo IV, cuyo culto se extendió extraordinariamente por toda Europa. Nació en Szombathely (Panonia, actual Hungría) el año 316, si se acepta la cronología recientemente defendida por Griffe, que es la que seguiremos. Parece ser que se encontraba allí su padre, de guarnición, pues era tribuno militar. La educación la recibió, sin embargo, en Pavía. A los 15 años (331) entró en la carrera militar, sirviendo en la guardia imperial de a caballo.

Durante este tiempo, siendo aún catecúmeno, ocurrió en Amiens el conocido episodio de la limosna de la mitad de su capa entregada a un pobre; aquel pobre se le apareció en sueños, en figura de Jesucristo, cubierto de la media capa. También se nos cuenta, para ponderar su caridad, el hecho de que limpiara el calzado al esclavo que le servía de ordenanza.
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San Martín de Tours rompe su capa para darle parte a un pobre.

Preparado así por la práctica de la caridad, recibe el año 334 el bautismo, sin tener todavía una situación definitiva en la milicia. Ingresa en ésta definitivamente el año 336 y persevera en ella 20 años hasta que en 356 se separa del ejército.

Siendo oficial de la guardia imperial Martín debió de acompañar al césar Juliano cuando, en diciembre 355, dejó Milán para acudir a las Galias.  El joven príncipe pasa en Vienne toda la primera parte del año 356, ya que hasta el 24 de junio no le encontramos en Autun, en camino hacia la frontera del Rhin.

Durante su estancia en Vienne o en su región, se interesa por el Concilio de Beziers, en el que el obispo de Poitiers, S. Hilario, mostraba una fiera independencia frente a la facción arriana, lo que provocó por parte del emperador Constancio una sentencia de exilio.

Si, como parece seguro, el Concilio de Beziers se celebró en la primavera del 356, se explica bien que Martín oyese hablar de S. Hilario y admirase, como testifica Sulpicio Severo, su celo de defensor de la ortodoxia.

Juliano está en Worms en el verano del 356 y allí obtiene Martín su separación del ejército. Marcha a Oriente, visita su tierra natal, donde logra convertir a su madre, y regresa después a Milán, donde hace un ensayo de vida monástica cerca de la ciudad hasta que el obispo arriano le expulsa.

Durante algún tiempo se refugia en un islote de la costa ligur con un sacerdote, y allí le llega la noticia de que S. Hilario ha vuelto a Poitiers, terminado su exilio. Inmediatamente corre a su lado. Pero en Milán y en la isla ha tomado gusto a la vida monástica.

Por eso, apoyado por S. Hilario, funda un monasterio en Ligué, realizando así su más hondo deseo porque, como se ha dicho con mucha razón, «S. Martín fue soldado por fuerza, obispo por obligación, monje por gusto». Pero aquella vida tranquila, al margen de los afanes del cuidado pastoral y de las querellas teológicas, iba a durar poco tiempo.

Las gentes se fijan cada vez más en aquella figura extraordinaria. La sede de Tours estaba vacante. Con el pretexto de curar a un enfermo se le hizo venir a la ciudad y una vez allí, un 4 de julio, no se sabe con exactitud si del año 370 ó 371, fue consagrado obispo.
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El episcopado galo-romano había cedido en aquellos tiempos al espíritu del mundo. La figura de Martín iba a suponer un contraste profundo con los demás obispos.

Para acentuar más la concepción que él tenía del episcopado, uno de sus primeros actos fue fundar el monasterio de Marmoutiers, junto a su ciudad episcopal, monasterio que pasaría a constituir un auténtico semillero de obispos y sacerdotes reformadores en medio del relajado clero de las Galias de entonces.

El obispado de Martín iba a constituir todo un programa de renovación pastoral, reuniendo los tres tipos de santidad entonces conocidos: el de los ascetas, que encarnó en su austeridad y penitencia; el de los pontífices, como obispo de Tours, y el de los misioneros, por la actividad que como tal desarrolló.

Frente a los restos del paganismo, todavía vivientes, Martín adoptó una actitud extraordinariamente dinámica y combativa. Llegaba al pueblo, rodeado de sus discípulos, convocaba a la multitud y, uniendo a la persuasión la autoridad, conseguía la demolición del templo pagano y el derribo de los árboles sagrados.

Su atractivo personal debía de ser extraordinario, como lo demuestra este ascendiente sobre las masas paganas, no menos que el que ejerció sobre personalidades tan fuertes como S. Paulino de Nola, Sulpicio Severo y otros personajes de su época.

Un episodio habría de ocasionarle grandes remordimientos y aumentar al mismo tiempo su celebridad: Martín logró salvar la vida al hereje Prisciliano y sus seguidores, condenados a muerte por el Emperador. Con ello, a Martín se le consideró en cierto modo responsable del posterior desarrollo de la herejía priscilianista.

Sin embargo, su interés por Prisciliano fue evidentemente fruto de su caridad y de su tesis de que no es la violencia el mejor medio de combatir las herejías. Tanta firmeza no podía menos de acarrearle enemistades. Se hizo una gran campaña contra él, que iba desde acusarle de hipócrita hasta señalarle como contagiado de priscilianismo.

Los obispos salidos de su escuela van siendo relegados, los concilios se reducen a estériles querellas de precedencia y la obra del santo es ridiculizada y criticada. Él se retira a su diócesis y prosigue allí su tarea pastoral hasta que muere en torno al año 397 (el 8 noviembre).

La narración de unas palabras suyas pronunciadas en Candes, pueblecito en la confluencia de los ríos Vienne y Loira, constituye una de las más bellas páginas de la literatura cristiana, que con justos méritos ha pasado a las lecciones y aun a los responsorios del Breviario el día de su fiesta: «Señor, si aún soy necesario -decía, respondiendo a sus discípulos que le pedían que siguiera viviendo-, no rehúso el trabajo. Que tu voluntad se realice plenamente».« ¡Oh, feliz varón, comenta la liturgia, que ni temió morir ni rehusó la vida! ».

DEVOCIÓN

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San Martín de Tours

La explosión de entusiasmo y veneración que tras su muerte se produjo fue impresionante. El pueblo le proclamó como santo. Pronto se elevó una modesta capilla sobre su tumba, que S. Perpetuo, sucesor suyo en Tours, transformó en importante basílica.

Excavaciones realizadas en 1952-1953 dieron resultados interesantes sobre aquel conjunto arqueológico: restos de una pequeña villa galo-romana, desaparecida probablemente en 275, y un segundo monumento, de fines del siglo IV, de estructura absolutamente singular, por su inmenso ábside casi semicircular, de 32 metros de diámetro. Es una manifestación más del culto que se le tributó, constituyendo uno de los más frecuentados lugares de peregrinación.

La Vida que de él escribió Sulpicio Severo, bien directamente, bien a través de las versiones métricas de Paulino de Périgueux y de Venancio Fortunato, tuvo una resonancia inmensa, así como los cuatro libros que su sucesor S. Gregorio de Tours (muerte 594) dedicó a contar sus milagros.

Por eso son millares los pueblos que llevan su nombre, las iglesias que le tienen por titular e incontables las manifestaciones artísticas a que ha dado lugar: leyendas, lírica, escultura, pintura, etc.

En 1912 su figura se hizo polémica, con la publicación en París por E. Ch. Babut de un libro defendiendo que Martín y su biógrafo eran unos oscuros representantes de un clan sospechoso de priscilianismo. La erudición era grande, y el libro tuvo cierta resonancia hasta que el P. Delhaye, primera figura científica entre los Bolandistas, lo refutó de manera incontrovertible.

 

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SOBRE SAN MARTÍN DE TOURS

 

LAMBERTO DE ECHEVERRÍA.
BIBL.: «Bibliotheca Hagiographica Latina», n. 5617-5666, 825-830; AIGRAIN, L'Hagiographie, París 1953, 19,159,162,165-166,182,232, 237,271,298-299,302-303,349-358 y 375; J. M. RESSE, Le tombeauMARTINEZ CAMPOS, ARSENIO - MARTINEZ DE IRALA, DOMINGOde Saint Martin á Tours, París 1922; P. MONCEAUX, Saint Martin de Tours. Récits de Sulpice Sévére mis en /ranpais avec une introduction, París 1927; H. DELEHAYE, St. Martín et Sulpice Sévére, Bruselas 1920. Para la cronología es decisivo el estudio de E. GRIFFE, Le chronologie des années de jeunesse de saint Martin, «Bulletin de littérature ecclésiastique» (1961) 114-118 y «L'ami du clergé» 71 (1961) 642-650; 1. LAHACHE y M. LISERANI, Martino de Tours, en Bibl. Sanct. 8,1248-1291

 

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