Preocupación internacional por el futuro del emblemático centro espiritual ortodoxo.

El histórico monasterio ortodoxo de Santa Catalina, ubicado al pie del monte Sinaí y fundado en el siglo VI por el emperador Justiniano, ha pasado oficialmente a manos del Estado egipcio tras una controvertida sentencia dictada el 28 de mayo por el tribunal de Ismailia. Esta decisión pone fin a más de 1.500 años de autonomía del que es uno de los monasterios cristianos en funcionamiento más antiguos del mundo.

 

La resolución judicial ordena la confiscación de todos los bienes del monasterio —incluyendo propiedades, bibliotecas, reliquias e invaluables manuscritos e iconos— y establece que su gestión pasará íntegramente al Estado. A los veinte monjes que integran la comunidad se les restringe el acceso a algunos espacios, permitiéndoseles permanecer solo con fines litúrgicos y bajo condiciones impuestas por las autoridades civiles.

 

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MONASTERIO SANTA CATALINA EN EL SINAI 

 

Su fiesta se celebra el 1 de junio

Justino el filósofo

Todo aconteció aquella noche en la playa. Todavía no había amanecido. El ya entonces conocido filósofo Justino se topó durante sus cavilaciones con un enigmático anciano. Comenzaron a hablar, y al joven le sorprendieron la sencillez en las maneras del abuelo y su tranquila capacidad para escuchar. Tocaron temas muy variados; el anciano le desveló que era cristiano. Justino no pudo menos que considerar al abuelo algo ingenuo. Pero tras esa escena, tras ese inocente encuentro, una nueva chispa de inquietud nació en elinterior del ilustrado, la cual, a partir de entonces, no le dejó tranquilo…

Vida

Justino nació el año 100 en Naplusa (Palestina), ciudad romana y pagana, construida en el emplazamiento de la antigua Siquem, no lejos del pozo de Jacob, donde Jesús anunció a la Samaritana el culto nuevo. Naplusa era una ciudad reciente en la que florecían el granado y el limonero, encajada entre dos colinas a mitad de camino entre la frondosa Galilea y Jerusalén.

san justino

 

Los padres de Justino eran colonos acomodados; puede que fueran de esos veteranos dotados de tierras por el Imperio; esto explicaría en el filósofo su rectitud de carácter, su gusto por la exactitud histórica. No posee ni la flexibilidad ni la sutilidad dialéctica de un heleno. Vivió en contacto con judíos y samaritanos.

Su itinerario filosófico

De naturaleza noble, prendado de lo absoluto, desde joven supo gustar la filosofía, en el sentido que entonces se le daba: no una especulación, sino persecución de la sabiduría que lleva a Dios. La filosofía lo condujo, etapa tras etapa, hasta el umbral de la fe. El mismo Justino nos cuenta, en el Diálogo con el judío Trifón, el largo itinerario de su búsqueda, sin que nos sea posible distinguir entre el artificio literario y la autobiografía.

En Naplusa siguió primero las clases de un estoico y después las de un discípulo de Aristóteles, al que abandonó pronto para acudir a un platónico. En su ingenuidad, esperaba que la filosofía de Platón le permitiría «ver inmediatamente a Dios».

Retirado a la soledad, meditaba sobre la visión de Dios, sin que su inquietud se sosegase, cuando tuvo lugar el encuentro nocturno con aquel anciano en la playa. Éste le mostró que el alma humana no podía alcanzar a Dios por sus propios medios; el cristianismo era la única verdadera filosofía, que lleva a su cumplimiento todas las verdades parciales: «Platón prepara para el cristianismo».

La Iglesia acogió a Justino y, con él, a Platón. Cuando se hizo cristiano en el año 130, el filósofo, lejos de abandonar la filosofía, afirma haber encontrado en el cristianismo la única filosofía segura que colma todos sus deseos. Siempre lleva puesto el manto de los filósofos. Para él es un título de nobleza.

Cristiano y filósofo

Justino sabía ver la parte de verdad contenida en todos los sistemas. Le gustaba decir que los filósofos eran cristia­nos sin saberlo. Y justifica esta afirmación con un argumento tomado de la apologética judía, que pretendía que los pensadores debían lo mejor de sus doctrinas a los libros de Moisés. Para él, el Verbo de Dios ilumina a todos los hombres, lo cual explica las partes de verdad que se encuentran en los filósofos.

Los cristianos no tienen nada que envidiarles, porque poseen al Verbo mismo de Dios, que no solamente guía la historia de Israel, sino toda búsqueda sincera de Dios. Esta generosa visión de la historia encierra una intuición de genio que, después de Ireneo de Lyon, será recogida desde san Agustín a san Buenaventura, y más recientemente por Maurice Blondel. Está particularmente cercana a nuestra problemática de hoy día.

Justino no se preocupa más que de la doctrina y de la autenticidad del testimonio. Los argumentos que desarrolla tienen una historia: la suya propia. El ha conocido personalmente las tentaciones contra las que nos pone en guardia. El testimonio de la obra de Justino conserva todo su valor para aquel que se decide a seguirlo.

Nadie ha creído en Sócrates hasta morir por lo que éste enseñaba. Pero, por Cristo, artesanos y hasta ignorantes han despreciado el miedo a la muerte». Estas nobles palabras las dirige Justino al Senado de Roma. También a él le toca aceptar la muerte por la fe que había recibido y transmitido. En el momento de su martirio, el filósofo cristiano no está solo, sino rodeado de sus discípulos. Las actas nos citan seis de ellos. Esta presencia, esta fidelidad hasta en la muerte, eran el homenaje más emocionante que se pueda ofrecer a un maestro de sabiduría.

 

san justino

 

Un pensador de nuestros días

En este hombre de hace dieciocho siglos percibimos el eco de nuestras inquietudes, de nuestras objeciones y de nuestras certezas. Es un contemporáneo nuestropor su apertura de alma, por su voluntad de diálogo, por su capacidad de comprensión.

Justino, un laico, un intelectual, ilustra el diálogo que comienza entre la fe y la filosofía, entre cristianos y judíos, entre Oriente, donde él había nacido, y Occidente, donde abre una escuela: en Roma al cabo de numerosas etapas. Su vida fue una larga búsqueda de la verdad. Para este filósofo, el cristianismo no es una doctrina, ni siquiera un sistema, si no una persona: el Verbo encarnado y crucificado en Jesús, que le desvela el misterio de Dios.

Había viajado, interrogado, sufrido, con el fin de encontrar lo verdadero. Sin duda por esta razón nosotros descubrimos detrás de lo que él descubre un desprendimiento, incluso una desnudez que es lo que avala a su testimonio. Este filósofo del año 150 está más cercano a nosotros que muchos de los pensadores modernos. Muere el año 165.

Fuente: Hamman, Adalbert G. La vida cotidiana de los primeros cristianos

by www.primeroscristianos.com

 

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Martirio de San Justino y de sus compañeros (año 165 d.C.)

 

 

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La Ascención del  Señor

A los cuarenta días después de la Resurrección habiendo instruido a sus Apóstoles sobre la nobilísima misión de establecer el Reino de Dios en el mundo, Jesús iba a subir al cielo, donde le esperaban las glorias celestiales. Bendijo a su querida Madre, a los Apóstoles y discípulos y se despidió de ellos. Una nube lo ocultó de sus miradas.

 

"En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.

Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.» Ellos lo rodearon preguntándole:- 
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:- «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»"   (Hc  1, 1-11)

 

Le acompañaban innumerables espíritus, los primeros frutos de la redención, que Él había sacado del Limbo. Las jerarquías angélicas salían al encuentro del Salvador del mundo.

Al situarse junto al Padre, toda la corte celestial entonó un himno glorioso de alabanza, como el que oyó Juan en sus visiones: "Digno es el Cordero, que ha sido degollado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría y la fuerza, la honra, la gloria y la alabanza" (Ap 5, 12).

Jesús entró en los cielos para tomar posesión de su gloria. Mientras estaba en la tierra, gustaba siempre de la visión de Dios; pero únicamente en la Transfiguración se manifestó la gloria de su Humanidad Sacratísima, que, por la Ascensión, se colocó al lado del Padre celestial y quedó ensalzada sobre toda criatura humana.

ascension

 

La noche antes de morir oraba Jesús al Padre diciendo: "Te he glorificado en la tierra, cumpliendo la obra que me habías encargado. Ahora tu, Padre, dame junto a ti la misma Gloria que tenía a tu lado desde antes que comenzara el mundo"(Juan 17, 4'’).

Por estar unida al Verbo Divino, que es la segunda persona de la Santísima Trinidad, la Humanidad de Jesús disfruta del derecho a la gloria eterna. Comparte con el Padre la infinita felicidad y poder de Dios. Justa recompensa por todo lo que hizo y mereció en la tierra. Humanidad elevada al Cielo por encima de toda criatura, porque en la tierra por debajo de todo se humilló.

Cuando acabe la lucha en esta vida, Jesús nos dará la gracia de compartir eternamente el gozo de su victoria.

Jesús subió a los cielos para ser nuestro Mediador ante el Padre. Allí está intercediendo por nosotros. Subió para rendir cuentas al Padre celestial de la gran obra que había acabado en la tierra. La Iglesia nació, la gracia brota en abundancia de su Cruz en el Calvario y se distribuye por los Sacramentos, la duda de justicia es pagada, la muerte y el infierno son vencidos, el Cielo es abierto y el hombre es puesto en el camino de salvación. Jesús merecía este glorioso recibimiento, al regresar a su hogar.

La Ascensión, además, es garantía de nuestra propia subida al Cielo, después del Juicio de Dios. Fue a prepararnos sitio en su Reino y prometió volver para llevarnos con Él.

 

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El lugar de la Ascensión del Señor - 

 

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La novela comienza en el año 63 d.C. en tiempos de Nerón, y en ella seremos testigos del gran incendio de Roma, de las primeras persecuciones a los cristianos y de los grandes festivales del circo romano. Se nos muestra el mundo pagano en todo su esplendor, con unas magníficas recreaciones de los personajes.

 

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¿QUO VADIS? (1896)

 

Nos habla de una sociedad altamente civilizada, supuestamente en la cumbre de su apogeo; una sociedad que, no obstante ello, y mientras disfruta del confort y la opulencia, se revuelca en el hastío y la inmoralidad, el libertinaje y la decadencia. Una época, en suma, similar en muchos aspectos a la nuestra, aunque muy alejada de nosotros en el tiempo. Me refiero a la Roma Imperial, apenas sesenta años después del nacimiento de Cristo, y a la obra maestra del mejor novelista polaco, Henryk Sienkiewicz, Quo Vadis? (1896). Así es descrita la gran capital del Imperio por el autor:

«Roma gobernaba el mundo, es cierto; pero a la vez era la úlcera del mundo. De ella emanaban ya las pestilencias de un cadáver. Sobre su putrefacta existencia empezaban ya a caer las sombras de la muerte. […] [Petronio] veía la existencia de aquella ciudad señora del mundo como una danza loca, una verdadera orgía que tocaba ya a su término».

 

Se ha dicho que nadie ha logrado retratar mejor que Sienkiewicz el amplio panorama de la civilización romana en el punto más álgido de degeneración del Imperio, ni presentar de forma tan creíble y vívida a los primeros cristianos.

La obra es grandiosa, tanto por su extensión como por su calidad literaria y magnificencia artística. Es apabullante y perturbadora; cruda y tierna; inspiradora e instructiva. En el discurso de su presentación como galardonado con el Premio Nobel, el poeta sueco y secretario de la Academia, Carl David af Wirsén, escribió:

«Quo Vadis? describe excelentemente el contraste entre el paganismo sofisticado pero gangrenado, con su orgullo, y el cristianismo humilde y confiado; entre el egoísmo y el amor, el lujo insolente del palacio imperial y el ensimismamiento silencioso de las catacumbas.

Las descripciones del incendio de Roma y las sangrientas escenas del anfiteatro no tienen parangón; (…) otra escena particularmente hermosa es el episodio, iluminado por la puesta de sol, en el que el apóstol Pablo va a su martirio repitiéndose a sí mismo las palabras que una vez había escrito: “He peleado una buena batalla, he terminado mi curso, he mantenido la fe” (2 Tim. 4:7)».

 

Por supuesto, la novela no pretende ser una crónica histórica, no obstante apoyarse en una situación histórica determinada y retratarla con bastante fidelidad. Parte de un pasaje bien descrito por Tácito en sus Anales (15, 44), y sobre él construye Sienkiewicz una gran obra.

El propio autor afirmó más tarde que la idea de la novela le surgió gracias a sus repetidas lecturas de Tácito, y que tomó forma concreta cuando el pintor Henryk Siemiradzki, durante uno de sus paseos conjuntos en Roma, le llevó a la capilla Domine Quo Vadis (Santa Maria delle Piante) en el cruce entre la Vía Apia antigua y la Vía Ardeatina.

 Pero, al lado de la grandiosidad de Roma, con sus amplias avenidas y estrechas callejuelas, sus palacios, acueductos y templos, con su Palatino y su Coliseo, todos ellos transitados por Nerón, Petronio, Pedro, Pablo o Popea, de la decadencia y podredumbre de una civilización, del nacimiento y la aurora de una nueva época, y de las crueldades y martirios a que dio lugar, aparece el tema de la intolerancia, y su consecuencia más visible: la tiranía de quien acepta todo, salvo la Verdad, manifestada en la persecución cristiana y en la Iglesia de los mártires y las catacumbas.

Se ha dicho —y creo que con razón— que la obra aborda el inmenso problema del bien y del mal, y que lo hace como entidad histórica. Al elegir una época en la que el bien y el mal convivían en sus formas más extremas, el autor dispuso de un escenario inmejorable para su drama. Roma era el centro de aquel universo en un sentido que ninguna ciudad moderna —ni siquiera Londres o Nueva York— puede igualar. Todo lo que se decía o pensaba en el mundo del siglo I gravitaba hacia Roma, como bien sabía Tácito.

Es probable que una de las motivaciones de Sienkiewicz residiera en el hecho de que Polonia, en 1896, estaba sometida al dominio de un tirano, como lo estaba Roma en tiempos de Nerón. Y esto, por supuesto, tiene que ver con la verdad y con el verdadero sentido de la tolerancia.

Quo Vadis? no es solo una apasionante historia de amor y aventura, sino también una profunda meditación sobre la condición humana, ambientada en un mundo de corrupción y violencia, donde, de manera milagrosa, brotan la fe y la esperanza de la mano del amor.

 

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La Visitación

Juan Pablo II:  "María se puso en camino y fue aprisa a la montaña..." (Lc 1, 39)

Luego que María Santísima oyó del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama.

 

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc, los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un "Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones.

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos los que la necesitan.

Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesús empleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.

 

 


Fiesta de la Visitación de la Virgen, 31 de mayo del 2001

Juan Pablo II: "Donde está María, allí está Cristo; y donde está Cristo, allí está su Espíritu Santo"

 

Visitación de la Virgen María a Santa Isabel

 

Resuenan en nuestro corazón las palabras del evangelista san Lucas: "En cuanto oyó Isabel el saludo de María, (...) quedó llena de Espíritu Santo" (Lc 1, 41). El encuentro entre la Virgen y su prima Isabel es una especie de "pequeño Pentecostés". Quisiera subrayarlo esta noche, prácticamente en la víspera de la gran solemnidad del Espíritu Santo.

En la narración evangélica, la Visitación sigue inmediatamente a la Anunciación: la Virgen santísima, que lleva en su seno al Hijo concebido por obra del Espíritu Santo, irradia en torno a sí gracia y gozo espiritual. La presencia del Espíritu en ella hace saltar de gozo al hijo de Isabel, Juan, destinado a preparar el camino del Hijo de Dios hecho hombre.

Donde está María, allí está Cristo; y donde está Cristo, allí está su Espíritu Santo, que procede del Padre y de él en el misterio sacrosanto de la vida trinitaria. Los Hechos de los Apóstoles subrayan con razón la presencia orante de María en el Cenáculo, juntocon los Apóstoles reunidos en espera de recibir el "poder desde lo alto". El "sí" de la Virgen, "fiat", atrae sobrela humanidad el don de Dios: como en la Anunciación, también en Pentecostés. Así sigue sucediendo en el camino de la Iglesia.

Reunidos en oración con María, invoquemos una abundante efusión del Espíritu Santo sobre la Iglesia entera, para que, con velas desplegadas, reme mar adentro en el nuevo milenio. De modo particular, invoquémoslo sobre cuantos trabajan diariamente al servicio de la Sede apostólica, para que el trabajo de cada uno esté siempre animado por un espíritu de fe y de celo apostólico.

Es muy significativo que en el último día de mayo se celebre la fiesta de la Visitación. Con esta conclusión es como si quisiéramos decir que cada día de este mes ha sido para nosotros una especie de visitación. Hemos vivido durante el mes de mayo una continua visitación, como la vivieron María e Isabel. Damos gracias a Dios porque la liturgia nos propone de nuevo hoy este acontecimiento bíblico.

A todos vosotros, aquí reunidos en tan gran número, deseo que la gracia de la visitación mariana, vivida durante el mes de mayo y especialmente en esta última tarde, se prolongue en los días venideros. (2)

 

 


 

El misterio de la Visitación, preludio de la misión del Salvador

Catequesis de Juan Pablo II (2-X-96)

 

1. En el relato de la Visitación, san Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres, oculto en el seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo.

El evangelista, describiendo la salida de María hacia Judea, usa el verbo anístemi, que significa levantarse, ponerse en movimiento. Considerando que este verbo se usa en los evangelios para indicar la resurrección de Jesús (cf. Mc 8,31; 9,9.31; Lc 24,7.46) o acciones materiales que comportan un impulso espiritual (cf. Lc 5,27-28; 15,18.20), podemos suponer que Lucas, con esta expresión, quiere subrayar el impulso vigoroso que lleva a María, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a dar al mundo el Salvador.

2. El texto evangélico refiere, además, que María realiza el viaje "con prontitud" (Lc 1,39). También la expresión "a la región montañosa" (Lc 1,39), en el contexto lucano, es mucho más que una simple indicación topográfica, pues permite pensar en el mensajero de la buena nueva descrito en el libro de Isaías: "¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: "¡Ya reina tu Dios!" (Is 52,7).

Así como manifiesta san Pablo, que reconoce el cumplimiento de este texto profético en la predicación del Evangelio (cf. Rom 10,15), así también san Lucas parece invitar a ver en María a la primera evangelista, que difunde la buena nueva, comenzando los viajes misioneros del Hijo divino.

La dirección del viaje de la Virgen santísima es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús (cf. Lc 9,51).

En efecto, con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos.

3. El encuentro con Isabel presenta rasgos de un gozoso acontecimiento salvífico, que supera el sentimiento espontáneo de la simpatía familiar. Mientras la turbación por la incredulidad parece reflejarse en el mutismo de Zacarías, María irrumpe con la alegría de su fe pronta y disponible: "Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel" (Lc 1,40).

San Lucas refiere que "cuando oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno" (Lc 1,41). El saludo de María suscita en el hijo de Isabel un salto de gozo: la entrada de Jesús en la casa de Isabel, gracias a su Madre, transmite al profeta que nacerá la alegría que el Antiguo Testamento anuncia como signo de la presencia del Mesías.

Ante el saludo de María, también Isabel sintió la alegría mesiánica y "quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lc 1,41-42).

En virtud de una iluminación superior, comprende la grandeza de María que, más que Yael y Judit, quienes la prefiguraron en el Antiguo Testamento, es bendita entre las mujeres por el fruto de su seno, Jesús, el Mesías.

4. La exclamación de Isabel "con gran voz" manifiesta un verdadero entusiasmo religioso, que la plegaria del Avemaría sigue haciendo resonar en los labios de los creyentes, como cántico de alabanza de la Iglesia por las maravillas que hizo el Poderoso en la Madre de su Hijo.

Isabel, proclamándola "bendita entre las mujeres", indica la razón de la bienaventuranza de María en su fe: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" (Lc 1,45). La grandeza y la alegría de María tienen origen en el hecho de que ella es la que cree.

Ante la excelencia de María, Isabel comprende también qué honor constituye para ella su visita: "¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?" (Lc 1,43). Con la expresión "mi Señor", Isabel reconoce la dignidad real, más aún, mesiánica, del Hijo de María. En efecto, en el Antiguo Testamento esta expresión se usaba para dirigirse al rey (cf. 1 R 1, 13, 20, 21, etc.) y hablar del rey-mesías (Sal 110,1). El ángel había dicho de Jesús: "El Señor Dios le dará el trono de David, su padre" (Lc 1,32). Isabel, "llena de Espíritu Santo", tiene la misma intuición. Más tarde, la glorificación pascual de Cristo revelará en qué sentido hay que entender este título, es decir, en un sentido trascendente (cf. Jn 20,28; Hch 2,34-36).

Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la vida de cada creyente.

En la Visitación, la Virgen lleva a la madre del Bautista el Cristo, que derrama el Espíritu Santo. Las mismas palabras de Isabel expresan bien este papel de mediadora: "Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno" (Lc 1,44). La intervención de María, junto con el don del Espíritu Santo, produce como un preludio de Pentecostés, confirmando una cooperación que, habiendo empezado con la Encarnación, está destinada a manifestarse en toda la obra de la salvación divina.

(L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 4-X-96)

 

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LA VISITACIÓN 

 

 

Hallan una de las primeras iglesias de Almería oculta en un volcán

Un equipo de arqueólogos halló en el volcán Cabezo María los restos de un complejo religioso de origen oriental, revelando conexiones inéditas entre Bizancio y la península ibérica, publicó National Geographic.

 

En las entrañas del volcán Cabezo María, en el municipio de Antas (Almería), un equipo de arqueólogos descubrió los restos de una iglesia excavada en roca y espacios monásticos que, según los especialistas, podrían transformar la comprensión del cristianismo primitivo en la península ibérica.

El hallazgo fue confirmado por el laboratorio MEMOLab de la Universidad de Granada y documentado por National Geographic, medio que destaca su relevancia para reinterpretar los vínculos históricos entre Bizancio y la región andaluza.

Una iglesia monumental en roca volcánica

El yacimiento, ubicado en un antiguo volcán que domina el paisaje de Antas, revela una estructura religiosa singular, tallada en la roca y compuesta por tres naves de grandes proporciones. El tamaño de la iglesia resulta inusual para su época y contexto geográfico, lo que sugiere la importancia simbólica que tuvo el enclave.

Almería

La edificación, integrada en la escarpada orografía del Cabezo María, parece haber sido diseñada para aprovechar tanto el aislamiento natural del cerro como su carga simbólica. Según el equipo de MEMOLab, esta localización refuerza la hipótesis de que se trataba de un lugar deliberadamente escogido con fines espirituales.

Monasterios rupestres y conexiones con Capadocia

Además de la iglesia, los arqueólogos identificaron espacios anexos que evocan los monasterios excavados en roca de Capadocia, en la actual Turquía. Estas estancias, organizadas en torno a un núcleo de culto, apuntan a la presencia de una comunidad cristiana de origen oriental, posiblemente vinculada al ejército bizantino y a una rama de la Iglesia Oriental.

Esta hipótesis se apoya en la morfología del asentamiento y en los objetos hallados, así como en la dirección científica de los arqueólogos José María Martín Civantos y Julio M. Román, quienes destacan que esta sería la primera evidencia material concreta de una comunidad cristiana oriental asentada en Almería.

Un enclave sin defensas, con vocación espiritual

El Ayuntamiento de Antas informó que el enclave carece de estructuras defensivas, más allá de la protección natural del volcán. Esta ausencia de fortificaciones sugiere una finalidad religiosa y evangelizadora, más que militar.

National Geographic recoge declaraciones del profesor Julio M. Román, quien sostiene que la magnitud de la iglesia y la organización del conjunto “sugieren un auténtico foco de fe cristiana oriental, pretendiendo quizás expandir sus prácticas y ritos a todo el Levante peninsular”. Esta visión sitúa al enclave como un posible centro de irradiación espiritual en los primeros siglos del cristianismo.

Vestigios de redes comerciales y marítimas

Los objetos hallados en el yacimiento refuerzan la teoría de que el asentamiento formaba parte de una red de contactos más amplia. Entre ellos, destacan lucernas de arcilla con símbolos cristianos como el carnero pascual y cerámicas importadas desde África y Oriente.

Uno de los hallazgos más relevantes es una moneda del siglo IV, que permite situar cronológicamente el origen de la ocupación y la instalación de la comunidad cristiana en una etapa temprana de la expansión del cristianismo en la península.

Estos elementos confirman que la comunidad de Cabezo María mantenía vínculos activos con el resto del Mediterráneo, lo que desmiente la idea de un asentamiento aislado.

iglesia almeria

Relevancia histórica y proyecciones futuras

El descubrimiento aporta evidencias inéditas sobre la posible presencia de comunidades cristianas orientales en el sur de la península antes del cisma que dividió el cristianismo.

De acuerdo con el equipo de MEMOLab, este asentamiento podría representar una fase crucial en la evolución del cristianismo ibérico, marcada por el contacto entre diferentes tradiciones y formas de culto.

Actualmente, el cerro Cabezo María ya albergaba la ermita de la Virgen de la Cabeza, y este nuevo hallazgo suma un capítulo clave en su historia como lugar de culto.

Decenario al Espíritu Santo

Diez días para Pentecostés

“La víspera de empezar este Decenario, que es la víspera de la Ascensión gloriosa de nuestro Divino Redentor, nos debemos preparar, con resoluciones firmes, para emprender la vida interior, y emprendida esta vida, no abandonarla jamás.”    (Francisca Javiera del Valle)

 

El Decenario es una bonita y antigua costumbre con la que la Iglesia anima a sus fieles a preparar del mejor modo posible la venida del Espíritu Santo en Pentecostés , 7 semanas después de la Resurrección de Jesús.

Comienza 10 días antes de dicha fiesta, es decir, el día de la Ascensión de Jesús a los cielos. En ese día Jesucristo prometió a sus discípulos que les enviaría al Paráclito. Los discípulos permanecieron en Jerusalén en continua oración junto a María.

Son, por tanto, estos días una ocasión propicia para recordar aquella primera oración conjunta y prepararnos para celebrar la venida del Espíritu Santo.

 

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Decenario al Espíritu Santo - Oración para cada día

 

 

 

 

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Sobre el Decenario al Espíritu Santo

 

decenario espíritu santo

Ver en Wikipedia

 

Capilla de la Ascensión del Monte de los Olivos, su historia y enigmas

La iglesia fue llamada Imbomon inicialmente, era redonda pero pasó a ser octogonal con el paso de los siglos

Los orígenes de la Capilla de la Ascensión de Jerusalén

La tradición cristiana piadosa plasmada por Eusebio de Cesárea dice que Santa Elena (247-329), la madre del emperador Constantino, mandó edificar en Jerusalén el Santo Sepulcro y la iglesia Eleona (“Ecciesia in Eleona” =en olivar) en el Monte de los Olivos tras su visita hacia el año 327 (al parecer realmente se construyó hacia el año 333 por mandato de Constantino. Medio siglo después la rica y piadosa matrona romana, Pomenia, cerca de Eleona patrocinó hacia el 378 la construcción de la iglesia de Imbomon (“Imbomon” =en la colina) dedicada a la Ascensión.

Y si en el Santo Sepulcro había una basílica adosada a la Anástasis dentro de una rotonda, en el Monte de los Olivos la basílica, un poquito apartada de La Ascensión era Eleona (de tres plantas y ábside sobre una gruta), y la planta circular correspondía a Imbomon. “Martyrium” y “Domus ecclesiae”, por tanto, para dos funciones religiosas y litúrgicas distintas. El mismo modelo se llevó a cabo en la iglesia de la Natividad de Belén (ca. 326 d.c), solo que allí la cabecera era un octógono y la iglesia tenía cinco naves.

 

ascension

 

Arculfo de Perigueux, obispo franco proveniente de Dordoña viajó a Palestina entre los años 679 y 682 y visitó los Santos Lugares de Jerusalén. En lo alto del Monte de los Olivos describió una iglesia circular abierto al cielo y con tres pórticos en el sur.

Dentro había un edículo (“un cilindro de bronce hueco de circunferencia grande” que contenía las huellas de Cristo rodeadas de polvo que podían recoger los peregrinos cual reliquia ("la zona no percibe ninguna pérdida, y la tierra aún conserva la misma apariencia de estar marcado por la huella de pasos").

Arculfo testimonia que el interior de la iglesia, sin techo o bóveda, se encuentra abierto al cielo, y que tenía en su lado este un altar. “Así que de esta manera el interior no tiene bóveda con el fin de que desde el lugar dondelas huellas divinas se vio por última vez, cuando el Señor fue llevado al cielo en una nube, ese hueco pueda estar siempre abierto y libre a los ojos de los que rezan al cielo”. Asimismo nos dice que había ocho lámparas dentro de La Ascensión.

 

La Iglesia Románica de la Ascensión

Los persas de Cosroes destruyeron Imbomon, al igual que la mayoría de las iglesias de Jerusalén en el año 614, y el patriarca Modesto la reconstruiría. En 1152 los cruzados construyen una nueva iglesia de la Ascensión, esta vez octogonal y, en su centro, un templete igualmente octogonal en el que se encuentra la huella del pie insculpido en la roca.

El edículo es el que subsiste hoy día pero hay que tener en cuenta que los cruzados sólo alzaron su cuerpo principal con sus ocho columnas de mármol con capiteles finamente labrados de filiación borgoñesa posiblemente. Los musulmanes superpusieron el tambor octogonal y cúpula de piedra, y quizás incluso tapiaron el cuerpo ochavado pues algunos opinan que los cristianos no colocaron los ocho lienzos. La puerta de acceso está al oeste.

 

 

Saladino conquista Jerusalén en 1187 y convierte el lugar en mezquita en 1198. Es durante el mandato de Saladino cuando se supone que se cierra el templete y se incorpora un mihrab en el interior.

Y consiente que los cristianos oficien sus ritos en el día de la Ascensión, lo que sigue sucediendo hoy día pues el enclave continúa en posesión del “Waqf” Islámico de Jerusalén, siendo la única mezquita en la que se permiten rezos cristianos aunque sólo sea durante un día. El culto en este lugar ya está testimoniado por la peregrina gallega Egeria-Eteria en el año 382.

Para que los cristianos pudieran visitar el edículo, Saladino optó por edificar una mezquita anexa en 1200. El edificio románico de la Ascensión quedó en ruinas a finales del siglo XV y junto al muro este se construyeron casas y hasta establos. Se alzó una muralla octogonal que persiste hoy día.

En el interior del templete sigue estando el mihrab apuntado a La Meca y en el suelo se encuentra enmarcada una losa de piedra grabada con la huella del pie izquierdo de Cristo. La huella del otro pie se llevó al Domo de la Roca, según algunos peregrinos e historiadores. Al respecto he encontrado algunas referencias curiosas que paso a indicar.

Cristo y Mahoma comparten huellas en la roca de sus pies

Fray Antonio del Castillo, OFM, Comisario general de Jerusalén en los Reinos de España y Guardián de Belén señala en su libro “El devoto peregrino y viaje de Tierra Santa” (1656), al hablar de la Puerta Dorada de la muralla jerusalemitana escribe:

“Sobre esta puerta hay dos capillas en las cuales dicen los turcos han de estar Cristo y Mahoma el día del Juicio, cuando vengan a juzgar el mundo, más dan la mano derecha a Mahoma” [o sea, que es Mahoma el juez superior].

El dato es de interés y hay que asociarlo, en mi opinión, a la tradición oral otomana que comenta posteriormente al hablar de la capilla de la Ascensión y que paso a transcribir íntegramente.

 

ascension monte olivos

 

 


“En lo más alto del monte está el lugar desde el cual Christo subió a los cielos a vista de su Padre y los Discípulos, como cuenta San Lucas y el cap. I de los Actos de los Apóstoles. Aquí había una Iglesia muy grande, la cual está toda destruida, vence las paredes como dos estados en alto: su forma y hechura era ochavada.

En medio de esta Iglesia hay otra capilla, también ochavada, su capacidad no es grande: cabrán doce o catorce personas. En medio de esta capilla está la piedra, sobre la cual estaba Christo Señor nuestro cuando subió al cielo y dejó sus Divinas Plantas estampadas en ella.

Hoy día no se ve más que la una y es la del pie izquierdo, porque la del derecho se la han llevado los turcos al Templo de Salomón, habiendo para esto cortado la piedra. La razón que para esto dan es –como de las que suelen dar- dictadas de sus engañosy bárbaros desatinos. Tan ciegos tiene a estos míseros el pérfido padre de la mentira, Lucifer.

Y así refieren una patraña, y dicen que Crhisto Señor nuestro y Mahoma subieron juntos al cielo desde el monte Olivete y que Christo dio la mano derecha a Mahoma, y que cada uno dejó señalado un pie en la piedra, y que aquel que ellos han llevado al Templo o Mezquita suya es el de Mahoma, y a nosotros nos dejaron el de Cristo, y así –dicen- no nos hicieron agravio, y por haber subido Mahoma desde este lugar al cielo (como ellos dicen) permiten que sea Iglesia nuestra y Mezquita suya”.

 

Bien, pues esta es la historia… Lo curioso es que entre los templetes que hay cerca del Domo de la Roca en la Explanada de las Mezquitas hay uno muy parecido exteriormente al del Monte de los Olivos y que, curiosamente, se le conoce como “Qubbat al-Miraj”, esto es, “Cúpula de la Ascensión”. Es igualmente octogonal, románico, y se dice que en aquel solar oró Mahoma antes de su ascensión celeste desde la piedra que cubre el Domo de la Roca.

 

ascension

 

 

Los templarios y cruzados utilizaron dicho templete como baptisterio y luego como iglesia, remontándose a su época la hornacina existente sobre la cúpula. ¿Quisieron los cruzados o templarios rememorar con esta Cúpula de la Ascensión el templete homónimo del Monte de los Olivos para sacralizar más toda esta zona como microcosmos sacro de Jerusalén..?

Por su parte Domingo Badía Leblich (Ali Bey) estuvo en Jerusalén en julio de 1807 y, disfrazado de musulmán, entró en el Domo de la Roca, y narra que la inscultura del pie derecho corresponde a Mahoma pero recoge otra tradición distinta a la de fray Antonio del Castillo:

“En el momento de apoyarse el Profeta en la ‘Sàharara’ [la piedra central del Domo], la roca, sensible a la dicha de llevar tan santo peso, se bajó y como cera blanda recibió la estampa de su sagrado pie en su parte superior, hacia el borde del suroeste.

Después han cubierto dicha huella con una especie de caja grande de hilo de metal dorado, trabajada de modo que no se ve la huella a causa de la oscuridad interior, mas a beneficio de una abertura practicada en la caja, se puede tocar la huella con la mano y se santifica uno pasando la misma mano por la cara y barba; prueba manifiesta de ser aquélla la estampa del pie del mayor de los profetas”.

 

Algo parecido contaba el obispo galo Arculfo respecto a las huellas de Cristo en Imbomón: El cilindro de bronce que protegía las “icnitas” de las pisadas de Cristo tenía una abertura “y a través del agujero abierto en él puede tomar el peregrino con sus manos extendidas alguna partículas del polvo sagrado”. Con el paso de los siglos la forma del pie izquierdo de la Ascensión está tan deteriorada por los besos, contactos de manos, rosarios y otros objetos, que está desfigurada plenamente la silueta.

Chateaubriand, en 1806, lo explica así:

“Todos los viajeros han hablado de las huellas del Salvador, que todavía se conservan impresas en la peña. Actualmente no hay más que la del pie izquierdo, bien porque la otra se borró, bien porque la quitaron los musulmanes para colocarla en la mezquita de Omar [Domo de la Roca], lo cual me parece menos probable. Los fieles que vienen a adorar a Jesucristo en el sitio en que estuvieron sus pies, besan con fervor los últimos restos que dejó en la tierra hasta que vuelva al mismo sitio para juzgar a los hombres…

Después de tantos siglos sólo han visto una huella que todavía se reconoce, pero que ha sido desfigurada por la piedad de los fieles”. En 1828, Pedro María de Olive, traductor de Chateaubriand, aclaraba al respecto. “La piedra ha sido gastada en parte por el roce de los rosarios, de los anillos y de las medallas de los peregrinos”.

 

 

+ info -

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR AL CIELO

 

Ver en Wikipedia

 

Desarmar la comunicación

Hace pocas horas el Papa León XIV se ha estrenado con los periodistas abogando por una comunicación más serena: «Les pido que elijan consciente y valientemente el camino de la comunicación pacífica».

Algunos expertos le están llamando ya «el Papa de la unidad», una idea que aparece de manera explícita en su escudo pontificio.

 

La visión de la polis como una casa común ha sido idealizada, especialmente con la promesa de los medios digitales de facilitar el entendimiento mutuo y la comprensión. Sin embargo, más de dos décadas después, el optimismo inicial ha disminuido. La pandemia, los conflictos bélicos y las preocupaciones sobre la inteligencia artificial y la desinformación han generado pesimismo. Nos preguntamos cómo recuperar la confianza en el debate público.

¿Queremos ser una masa (como ocurre, a veces, en las redes) o una comunidad donde reine el respeto e incluso la amistad? Y es que la polarización es también una deshumanización. León XVI dice que hemos de «desarmar» la comunicación de todo prejuicio, rencor, fanatismo y odio: debemos purificarla de agresiones. Hay lugar para la controversia, pero siempre con un estilo basado en el respeto por quienes piensan de otra manera.

La agitación y propaganda que impulsó el marxismo-leninismo la encontramos a veces en planteamientos ideológicos de todos los signos que buscan por encima de todo la confrontación, algo que sucede también en la Iglesia católica. Parafraseando a Benedicto XVI, el que quiera construir la comunidad deberá dejar de ver en el otro un mal que hay que eliminar.

Porque la comunicación es lugar de diálogo: «La comunicación, en efecto, no es solo transmisión de información, sino creación de una cultura, de entornos humanos y digitales que se conviertan en espacios de diálogo», ha dicho este lunes León XIV a los periodistas. Hay una unidad de todas las personas que formamos una comunidad, una casa común: somos solidarios, misteriosamente solidarios. En un mundo individualista, es necesario volver a pensar sobre la comunidad, algo que ya vieron con claridad en torno a la Segunda Guerra Mundial autores como Dietrich Von Hildebrand.

 

leon 14. comunicación

 

Responder a la polarización nos lleva a replantearnos las relaciones con los demás. Según el Diccionario de la Real Academia Española, la confianza es la «esperanza firme que se tiene de alguien o algo», una definición breve que sugiere la importancia de contar con algo seguro en lo que podamos apoyarnos. Hoy esa confianza se enfrenta a desafíos continuos. Los errores o fallas éticas pueden desencadenar crisis reputacionales; la desconfianza en las instituciones es un problema creciente; en las redes (también las católicas), parece necesaria una revolución de la amabilidad porque abundan el menosprecio y el insulto.

La polarización disminuye la esperanza y fomenta la desconfianza, fragmentando aún más la comunidad. La construcción de confianza requiere escucha activa, comprensión de las necesidades de las audiencias, creación de espacios de participación y respuestas transparentes y auténticas. La escucha refuerza la integridad y la benevolencia, valores esenciales para construir relaciones de confianza.

En consonancia con esto, León XIV afirma: «La paz comienza con cada uno de nosotros: con la forma en que miramos a los demás, escuchamos a los demás, hablamos de los demás; y, en este sentido, la forma en que nos comunicamos tiene una importancia fundamental: debemos decir «no» a la guerra de palabras y de imágenes, debemos rechazar el paradigma de la guerra».

La escucha es fundamental para comprender al otro, reconociendo que las diversas posturas suelen contener verdades parciales. Santo Tomás de Aquino utilizaba la disputatio como método de análisis, integrando estas verdades en la reflexión.

La primera intervención de León XIV nos brinda muy buenas ideas para superar esta patología de la comunicación, con unos mensajes «desarmados» y «desarmantes», como ha dicho parafraseando sus primeras palabras como Pontífice: «Una comunicación desarmada y desarmante nos permite compartir una visión diferente del mundo y actuar de forma coherente con nuestra dignidad humana», dijo. De este modo, la necesaria revolución de la amabilidad en el espacio público parece un poco más cerca.

 

Por: Francisco Javier Pérez Latre
Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra

En un día de pesca común, Osman Erim descubrió una pieza única.

Según National Geographic, el hallazgo está siendo analizado por el Museo de la ciudad

 

El objeto recuperado, identificado por su forma como un tridente, remite de forma inmediata al imaginario mitológico clásicoNational Geographic explicó que se trata del emblema por excelencia del dios Poseidón, divinidad marina del panteón griego, ampliamente venerada en la Antigüedad. Esta figura mitológica encarnaba tanto la furia de las tormentas y los terremotos como la protección de los marineros y la creación de los caballos.

En representaciones tradicionales, Poseidón aparece blandiendo un tridente, forjado por los Cíclopes, que le permitía causar catástrofes naturales. De manera paradójica, en algunos contextos también era invocado como Poseidón Asphaleios, protector contra los terremotos, pese a ser considerado responsable de su origen. La fuerte carga simbólica del tridente plantea interrogantes sobre su utilización en la antigüedad.

 

tridente

 

 

Según detalla National Geographic, podría haber formado parte de rituales religiosos, haber sido depositado como ofrenda votiva o incluso haber pertenecido a un individuo romano de alto rango. Sin embargo, aún no existen pruebas concluyentes que permitan resolver estas hipótesis.

La ciudad donde se encontró el objeto se identifica con la antigua Nicea, un enclave de notable importancia durante el Imperio romano.

De acuerdo con el medio, su ubicación estratégica, próxima a rutas comerciales clave de Asia Menor y con acceso a tierras fértiles, convirtió a esta urbe en un punto de interés para las autoridades del imperio. Este contexto fortalece la posibilidad de que el tridente pertenezca a ese periodo histórico.
Nicea ocupa también un lugar destacado en la historia del cristianismo. Entre mayo y junio del año 325, fue sede del Primer Concilio Ecuménico de la Iglesia, convocado por el emperador Constantino I. Este evento sentó las bases doctrinales del credo cristiano y marcó un punto de inflexión en la historia religiosa del mundo occidental. La combinación de factores religiosos, militares y culturales convierte a İznik en un área de considerable interés arqueológico.

Un entorno sumergido con múltiples secretos

El tridente fue recuperado desde una profundidad aproximada de 20 metros, en el mismo lago que en épocas antiguas se conocía como Askania.

Según recuerda National Geographic, en 2014 fueron localizados los restos de la basílica de San Neófito, construcción de origen bizantino sumergida en el lecho del lago. Este tipo de hallazgos reafirma la importancia de İznik como espacio de estudio, con vestigios que abarcan desde la antigüedad clásica hasta el dominio otomano.

La trascendencia del objeto más allá de su materialidad

Aunque aún se desconoce el uso específico del artefacto, su aparición reaviva el interés sobre la interacción entre simbolismo religioso y prácticas sociales en la antigüedad.

Según señala National Geographic, podrían existir vínculos entre el tridente y ceremonias dedicadas a divinidades marinas. También se considera la posibilidad de que haya tenido un uso más funcional, vinculado a actividades cotidianas o como parte de un legado personal.

Al igual que otros hallazgos arqueológicos reportados en distintas áreas del antiguo Imperio romano —como los discos de bronce decorados con cabezas de león hallados en Israel o las pinturas murales recuperadas en La Vila JoiosaEspaña—, la pieza encontrada en el lago İznik contribuye al conocimiento del pasado mediante la exploración de restos materiales de gran valor contextual y simbólico.

tridente
El hallazgo permite reflexionar sobre las posibles funciones rituales, simbólicas o cotidianas que objetos similares pudieron tener en la antigüedad (Kayip Rihtim)

Conclusión provisional de los especialistas

El medio destaca que, si bien todavía es prematuro emitir un veredicto definitivo, el entorno geográfico, el tipo de objeto y los antecedentes históricos de la región sustentan la hipótesis de su origen romano.

Los expertos continúan trabajando en el análisis del tridente bajo custodia del Museo de İznik, con el objetivo de precisar su antigüedadsu función y el marco cultural al que perteneció.

Mientras tanto, tal como subraya National Geographic, el hallazgo se suma a una extensa lista de descubrimientos que permiten reconstruir fragmentos olvidados de civilizaciones pasadas y comprender mejor la interacción entre el ser humano y su entorno natural y espiritual.

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